Dolía, dolía demasiado…

Pero podía pasar, ¿no?

DOLOR

Por Saori-Luna


Parte I. Olvidando.

Un rayo de sol filtrándose por su ventana la despertó lentamente. Por un instante Regina fue feliz, parecía un hermoso día, Henry estaba con ella otra vez, hasta que lo recordó: Robin… Marian, y su corazón dolió en respuesta.

Llegar a casa la noche anterior sin matar a Emma Swan había sido una proeza, si no hubiera sido por su hijo, realmente habría echado por la borda todo el cambio del último año. Pero salir el día de hoy parecía aún más difícil.

Y sin embargo, ella tenía que hacerlo, ella era La Reina, no se iba a quedar recluida en su casa llorando como una colegiala.

Reuniendo toda su fuerza de voluntad salió de su cama, y se dirigió al baño. 30 minutos después, tras una deliciosa ducha de agua caliente, su maquillaje más detallado, y su vestido negro favorito, Regina estaba lista para enfrentarse al mundo (al menos todo lo lista que podía estar, pensó, mientras se aseguraba que el corrector cubriera apropiadamente los círculos negros bajo sus ojos).

Sin embargo no fue suficiente, pensó, al acercarse a Granny's y ver que la familia Hood había tenido la misma idea para su desayuno. Por un segundo, sus ojos se cruzaron, cielo y chocolate, sólo un segundo antes que ella pasara la calle y entrara en el primer local que pudo.

El cual resultó ser la tienda de antigüedades de Gold…

-¿Regina?

El Oscuro la miraba intrigado, mientras que a su lado la señorita French tenía puesta en sus ojos aquella impresión de sabelotodo… que la partiera un rayo si Ruby ya no había esparcido chismes por toda la ciudad…

-Regina, ¿estás bien?

Su voz se había perdido en algún lugar en su garganta, el corazón aún latiendo rápidamente, y podía imaginar que estaba pálida, todo a causa de ese segundo en el cual sus miradas se habían encontrado.

-Belle, querida, ¿puedes prepararle a Regina un té?

Regina vio a la joven salir del salón, un destello llamando su atención… ¿era eso un anillo brillando en su dedo anular? Supuso que ahora debía llamarla señora Gold… seriamente esperaba que Rumple no se pusiera en plan Charming… no podría soportarlo sin vomitar.

-Bueno, creo que debo felicitarte Rumple, aunque no voy a negar que me molesta un poco no haber sido invitada a la ceremonia.

Gold se permitió una ligera sonrisa antes de acercarse a la Reina.

-Bueno, fue algo más bien familiar, sólo el padre de Belle y el Dr. Hopper.

-Vaya, y yo pensando que ahora éramos familia, de alguna retorcida forma.

-Deja a un lado el sarcasmo, querida, sabes que conmigo no funciona.

Regina suspiró derrotada, aceptando el té que Belle le entregaba.

-Y sabes que las charlas motivacionales no funcionan conmigo, así que di lo que tengas que decir y me iré en paz.

Para su sorpresa, fue Belle la que comenzó a hablar:

-Regina, debes permanecer tranquila, ella es su esposa y…

-¿Y a ti todo lo que te importa es que yo no la mate verdad? – El silencio de la bibliotecaria le dio una respuesta más que obvia- bien, pues si es eso lo que te preocupa, no lo hagas más, no tengo la más mínima intención de dejar a Roland sin su madre, ahora con su permiso, tengo trabajo por hacer y por lo visto hoy no podré desayunar.

El portazo que dio al salir hizo que algunos de los habitantes que se encontraban afuera en ese momento giraran a mirarla, pero al notar quién lo había provocado desviaron la mirada nuevamente. No era buena idea atravesarse en el camino de la Reina cuando estaba de mal humor.

-¿Vas a decir algo más? – dijo Regina, al sentir a Rumple a su lado.

-Sólo que sabes que puedes contar con mi ayuda en lo que necesites.

Regina frunció el ceño, al ver como el Oscuro tomaba su mano y la apretaba firmemente, para después entrar de nuevo a su tienda. Su asombro aún mayor al notar cómo la piedra rosa que le había dejado.

-¿Rosa?, en serio, Rumple? Creo que sí te estás suavizando después de todo- murmuró ella, guardando la piedra en su bolsillo mientras se encaminaba a la Alcaldía.

El día pasó en un torbellino, había tantas cosas por resolver ahora que su hermana se había marchado que su mente agradecía el trabajo pendiente. Henry había pasado a mediodía a llevarle el almuerzo y Emma en la tarde, a hablar. Había recibido al primero feliz, y había desvanecido a la segunda.

No se sentía culpable por eso.

Sabía que la Salvadora no había acabado intencionalmente con su final feliz… pero Snow tampoco había querido matar a Daniel, y sin embargo ambas cosas habían pasado.

Snow había aparecido no mucho después, y si bien ella había estado esperando el regaño por desvanecer a su hija, sólo había pasado a ver cómo estaba.

Le había temblado un poco la voz para poder decir "bien".

Había preferido ser la última en salir del edificio. Mientras más lejos se mantuviera de los chismosos, mucho mejor. Pero supo que había sido un error, cuando al cerrar la puerta con la intención de dirigirse a su casa lo había visto.

Robin la estaba esperando.

Su corazón latió dolorosamente, recordándole que había sido él quien lo había devuelto a su sitio original. Tan sólo unas noches antes habían brindado por eso, y ahora todo parecía increíblemente falso y lejano.

-Regina

-Ni siquiera lo pienses- le dijo, esquivándolo.

Pero ese había sido su segundo error, porque al pasar a su lado, él la había tomado por el brazo, y ahora la estaba forzando a mirarlo.

Y su corazón dolía. Demasiado.

-Regina por favor, escúchame.

Y entonces ella había dejado de mirarlo a los ojos, para fijarse en sus labios. ¡Tercer error y estaba fuera!

Esos labios la habían estado besando hace no mucho tiempo.

Y ahora parecía muy lejano.

Y seguía doliendo.

por favor, sólo quiero que deje de doler – pensó ella, mientras intentaba zafarse de sus brazos, sin notar como algo brillaba intensamente en su bolsillo- por favor, ¡que no duela más!

Entonces, una pequeña explosión los separó.

-¡REGINA!

Robin se levantó desorientado, la explosión lo había enviado lejos, y ahora en lo único que podía pensar era en ella.

-¡REGINA! ¿DÓNDE ESTÁS?

Unos quejidos ahogados lo guiaron a la parte lateral del edificio. Allí, podía ver claramente como una mujer trataba de levantarse.

-¡Regina! ¿Estás bien? ¿Qué fue eso?

-¿Quién eres tú?

El Príncipe de los Ladrones miró sorprendido a la mujer frente a él. Era Regina, sin duda, pero ya no era la mujer que él había sostenido en sus brazos unos minutos antes. Sus ojos le miraban confundidos, pero eran brillantes, su cabello era largo, como en el Bosque Encantado, y su traje ya no era negro, sino azul.

El ruido de varios autos acercándose le hizo girar. Emma y Hook se acercaban corriendo, mientras David y Snow quedaban un poco rezagados al traer con ellos al pequeño Neal.

-¿Qué sucedió? ¿Están bien? – Dijo la Salvadora – Regina, ¿Qué te sucedió?

-¿Por qué me hablas así? Yo no te conozco.

La rubia abrió su boca, pero no encontró nada que decir, por lo que volvió a cerrarla, dirigiendo su mirada a Robin.

-No me mires a mí, tampoco me recuerda.

-Oh Dios-

-¿Snow?

La princesa se encontró en un instante con su madrastra entre sus brazos, sorprendiéndola por completo.

-¿Qué sucede? ¿Dónde estamos? ¿Quiénes son todos ellos?

Snow la miró fijamente, sus ojos llenándose de lágrimas al reconocer frente a ella a la hermosa joven a quien había conocido cuando era pequeña.

-David, Emma, Hook, Robin, les presento a Lady Regina. Regina, bienvenida a Storybrooke.

La joven giró y se inclinó en una ligera reverencia, mirando nerviosamente a Snow, quien le sonrió, infundiéndole confianza.

-Mucho gusto.

Regina recibió más tranquila las reverencias de los demás. La chica rubia no sabía bien cómo hacerla, pensó divertida. Los hombres más jóvenes eran unos perfectos caballeros, sin embargo, había algo en el mayor que llamaba su atención, sus ojos azules llenos de dolor y confusión, pensó ella, mientras observaba cómo se retiraba apresuradamente.

-Bueno- dijo Snow- vamos a casa, supongo que tendrás muchas preguntas.

Así como nosotros, pensó Emma, mientras se dirigía a su carro.

CONTINUARÁ


Nota de la Autora: ¡Bienvenidos a una nueva historia! Esta vez más larga, aunque no demasiado (creo que da para 3 capítulos), que comienza justo tras el final de la temporada 3, con mi corazón shippeador destrozado, y el final feliz de Regina interrumpido.

Pero para arreglar las cosas es que existe el fanfiction, ¡y aquí está el mío! ¡Espero que les guste! Y no olviden, "The course of True Love never runs smooth" #OutlawQueenHope

Disclaimer: Los personajes de Once Upon a Time son propiedad de Horowitz y Kitsis, ¡quienes quieren matar a los EvilRegals de la rabia!