Disclaimer: Pokémon no me pertenece es propiedad de Satoshi Tajiri .

Notas de autor: Ok, este segundo capitulo es para Ryuu, porque ella fue quien me dio las ganas de escribirlo :'D cuatro días y 8615 palabras... amo este fic. Espero les guste tanto como a mi :'D

Advertencias: Posible OoC y muerte de personaje. DRAMA, mucho drama.

Alerta roja: Si vienes a joder porque no te gusta el yaoi considera que lanzaré una maldición sobre ti.

Gracias.


La madrugada estaba en calma, el silencio llenaba el departamento de aquel universitario de cabellos plateados mientras que un ronquido suave salía de sus labios. Era la tercer noche consecutiva que se quedaba hasta tan tarde metido sobre un montón de documentos de investigación para su tesis, pero había sido vencido por el sueño aún cuando quería terminarla antes de la fecha límite y así poder abandonar el mundo terrenal. Y no es como si pensara morirse o algo de ese estilo, solo se mudaría a un lugar al que ningún humano normal podía acceder sin morir en el intento.

Un chapoteo se escuchó desde el baño y una risita infantil se dejó oir antes de que un shh, la callara. Tritón y sirena se miraron con rencor, el primero por que la chiquilla bien podía haber despertado al humano durmiente y la segunda, porque tendría que quedarse en ese lugar sin poder ver a su amigo. Sin embargo, antes de que cualquiera moviera un músculo, la puerta se abrió y un chico apareció con mala cara por no poder dormir.

—Hiciste una promesa.—Wallace le riñó antes de bostezar— Si te ve sólo se pondrá más ansioso y no terminara.

El príncipe de ojos rojos gruñó desviando la mirada, odiaba que su maestro pudiera pasar tanto tiempo con su destinado; lo hacia sentir inseguro e inquieto; sobre todo ahora que Riley había vuelto temporalmente al mundo marino por decreto del rey. Aunque Ruby empezaba a sospechar que era por orden de Wallace para que Steven olvidara todo de él.

—Agradezco que me veas tan intensamente, pero preferiría que no fuera como si quisieras apuñalarme con un jabón— el de pelo aguamarina sonrió con un poco de burla, porque disfrutaba aquello de sobremanera; pero tan pronto como recordó donde estaban se puso serio otra vez—. Mira, Steven esta esforzándose por ti, tiene tres días sin dormir y para un humano eso es demasiado tiempo. Intenta distraerte jugando con tu tiburón o aquel delfín tan arisco que tienes.

—Pero Rinrin y Har...—Ruby calló a Kotone antes de que iniciara una conversación de como aquel tiburón intentaba tener bebés con el delfín, a veces no podía entender las leyes de su mundo y como dos especies diferentes terminarían enamorándose entre si; pero a él le ocurría algo similar así que poco importaba realmente.

—Sólo váyanse.

El tono amable había desaparecido, ahora Wallace actuaba como el guardián de Arrecipolis y Ruby poco podía hacer para contradecirlo en ese estado.

—Dos semanas más —murmuró el tritón mirando la figura dormida de su destinado, la añoranza revoloteó en su estómago y suspiró—. Y me aseguraré de no dejarlo ir.

Kotone entendió la señal para desaparecer, justo dos segundos antes de que Steven despertara. El humano se frotó los ojos cuando Wallace le dedicó una sonrisa regresando del baño.

—Perdona, ¿te desperté?—preguntó de manera inocente, como si nunca hubiera tenido visitantes submarinos.

—Creí sentir a Ruby—murmuró adormilado mientras se estiraba y después miró su mano izquierda donde había un anillo de oro blanco—, sólo dos semanas más.

—Vamos Romeo, descansa un poco—. Wallace le tendió la mano para ayudarlo a incorporarse y llevar al ahora zombie a la cama, pero estaba tan dormido que dio un traspié con uno de sus libros chocando contra él, apenas lo tocó cuando Steven se hizo hacia atrás y después miró hacia el baño—, no hay nadie ahí.

El peliplateado suspiró, porque por más que había dejado la bañera con agua traída directamente del mar Ruby no aparecía por las noches y eso lo entristecía, tenía más de dos meses sin saber de él y la añoranza empezaba a corroer sus entrañas. Quería...no, más bien necesitaba verlo y abrazarlo justo como los días que habían tenido antes. Se incorporó lo suficiente como para tomar su taza e ir a la cocina.

—Seguiré con mi tesis— dijo antes de que Wallace siquiera preguntaba que iba a hacer.

—Es tu tercera taza de café— lo regañó, pero el humano lo ignoró—. Te hará daño tu nivel de cafeína en la sangr...

—No voy a pasar un día más sin él.— Steven lo cortó sin mucha educación y sus ojos azules lucían como dos témpanos de hielo—, así que puedes estar tranquilo; no voy a morir sin verlo.

—¿Y si sólo te esta ignorando?— el de pelo aguamarina preguntó dirigiéndose a la sala—, bien pudo olvidarse de ti.

Para sorpresa de Wallace, Steven río suavemente mientras le daba un pequeño sorbo a la taza para medir la temperatura y sabor de su bebida. La sonrisa enigmática le hacía pensar a Wallace que existía algo que Steven le estaba ocultando, pero si preguntaba más, sólo iba a presionarlo y empujarlo lejos de su alcance. Y eso era algo que no iba a permitir.

—Entonces, ponte a trabajar.

Steven le sonrió palmeando su espalda cuando pasó a su lado, porque si su mejor amigo lo apoyaba, daría lo mejor de sí.

ツワブキ ダイゴ

—Y lleva así toda la mañana— Dia suspiró con preocupación observando a Ruby sentado en el sofá integrado en la pared de la ventana.

Como su guardián asignado no podía dejarlo salir de los límites del palacio; pero sin duda cada noche desde años antes de las doce Ruby le pedía un cuenco con sardinas alegando que tenía hambre. No era más que una excusa, sabía de antemano que lo único que hacía era ir nadando hasta Kotone para viajar a ver a Steven y desde que la pequeña sirena había pasado tiempo con el humano pudo perfeccionar su técnica de rastreo y llevarlo mucho más rápido. Incluso había aprendido a evitar pensar en el asunto cuando mandaba Ruby solo y Silver se encontraba cerca de ella.

Como su amigo, estaba más que encantado en fingir que no se daba cuenta de lo que sucedía y se tardaba mucho más en la alacena o se quedaba observando la luz de luna que se filtraba por el agua.

—Probablemente Steven se esté sobre exigiendo— Riley suspiró nadando hasta apoyarse en el respaldo de la silla donde Día se encontraba acomodando todos los papeles que Ruby tenía que revisar—, es un obsesivo con esas cosas.

—Entonces, ¿por qué regresaste?— La voz del príncipe se escuchaba hueca, no había una pizca de rencor o siquiera molestia por lo que había hecho Riley, y eso lo preocupó.

—Fue decreto del rey— contestó nadando hasta quedar de frente al tritón más joven—, puedo pedirle que me deje ir y...

—No. — Ruby lo cortó—, te mantuve muchos años lejos de Diamond, es injusto pedirte que vayas.

El mayor lo miró arqueando una ceja, como si no creyera lo que escuchaba.

—Los años al fin están dando sus frutos— le sonrió para después despeinarlo—, él no va a abandonarte.

—¿Es por Wallace?— Diamond preguntó sorprendiendo a ambos, los ojos grises leyeron alrededor de Ruby y suspiró—, él no sería capaz de meterse; su condición no se lo permite.

Antes de que el príncipe contestara la puerta se abrió estrellandose contra la pared y Silver apareció completamente furioso.

—¡¿Dónde esta Kotone?!— Exigió sin la menor pizca de educación a punto de tomar a Ruby por su camisa, pero Riley lo derribó incluso antes de que estuviera a tres pasos del príncipe. El pelirrojo se removió en el suelo intentando luchar, pero Dia empezó a enviar olas de calma en su dirección, lo que interfería con sus planes.

—¿De qué estás hablando?— Preguntó Ruby sin entender.

—No mientas, han estado en la superficie y ella no est...— Ambos se miraron con alarma en los ojos—, maldición.

—Riley, ve por Red— Ruby ordenó y el tritón abandonó su habitación con prisa.

—Si ella aparece en cualquier lugar cerca de humanos sin cambiar de forma...— Silver palideció ante sus propios pensamientos y el dolor desgarró su pecho, no podía perderla. No podía dejar que su destinada fuera arrancada de sus brazos así como así. No cuando había durado esos años esperándola.

—Ella estará bien. — Ruby prometió con calma—, aún cuando N no la ayudó a cambiar. Lo estará.

—¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?— El pelirrojo lo miró amenazante, luchando contra el efecto calmante de Diamond—, deja de hacer esa porquería, no lo mataré.

«No estoy tan seguro», pensó y Silver gruñó.

La puerta se abrió y tanto Red como Green entraron acompañados de Riley. La pareja no lucía muy feliz, pero al menos el de ojos rojos ya sabía porque habían sido llamados; pasado y futuro, sólo ellos dos podían mantener el lazo de ambos tiempos.

—Está en la superficie— Green habló con su característico huraño.

—Estará a salvo— aseguró Red sin expresión mirando a Ruby directamente—, pero ocurrirá algo inesperado.

Tanto Diamond como Riley se voltearon a ver, este último ya conocía lo inesperado de la situación. Y por Poseidón, aquello sería completamente un desastre.

Miles de kilómetros en la superficie, Steven gruñó dejándose caer derrotado en una banca, pasar más de setenta y dos horas sin dormir ya le estaba pasando factura; y tanto su cabeza como su cuerpo se quejaban por tal abuso con todo lo que tenían al menos su tesis había sido entregada y por su excelencia académica no debía presentarla como los demás. Sólo hacia falta enviar los trabajos finales y podía ser libre.

Escuchó a un par de chicas gritar unos pasos más allá de él cerca de la fuente y sin mucho ánimo miró, casi se le detiene el corazón en el pecho cuando la vio. Se talló los ojos intentando creer que era una broma de su cerebro, pero la pequeña sirena estaba ahí mirando completamente aterrada en todas direcciones.

Steven casi se tropezó cuando se incorporó y corrió al mismo tiempo, pero cuando llegó ambas chicas miraron en su dirección.

—Te he dicho no meterte en lugares públicos a nadar— regañó tomando a Kotone en brazos, la sirena se aferró a él con fuerza mientras temblaba. «Inventa algo rapido»—, mi sobrina.

—Es tan linda— una de las chicas sonrió y la otra asintió—, además en fan de la sirenita.

—Si, por supuesto— Steven quería salir corriendo y encontrar algún lugar para poder regresar a Arrecípolis antes de que Wallace notara a la pequeña, podía ser su mejor amigo; pero antes era un guardián y él no dejaría pasar esto. —Si me disculpan, creo que es mejor que la lleve a cambiarse.

Ambas se despidieron de la niña, que lucía todavía un poco aterrada pero más tranquila estando con alguien a quién conocía. Ni bien desaparecieron de la vista de las personas Steven la alejó de su cuerpo para verla.

—¿Qué haces aquí? — Preguntó alarmado, pero la niña empezó a llorar con fuerza.

—Kotone no sabe, ella estaba jugando con Rinrin — el humano se preguntó quién sería, pero no era momento de ello—, y de pronto puf, Kotone llegó aquí.

—Tranquila— la abrazó empezando a cepillar el cabello marrón para calmarla—, ¿no puedes regresar?

—Lazo inestable— murmuró—, no puedo regresar.

El humano suspiró, pero otra preocupación le llegó. Tenía que meterla en el agua, lo más rápido posible.

—¿Cuanto tiempo puedes estar fuera del agua?— Preguntó de forma rápida empezando a moverse, tendría que ir al club de natación no quería arriesgarse.

—Diez minutos.

Steven miró en su reloj, calculando el tiempo que habían perdido ya; no iba a lograrlo. En cuanto abrió la puerta del club -agradeciendo internamente que no hubiera nadie gracias a los finales- se tiró dentro con todo y ropa.

Kotone se reanimó al sentir el agua a su alrededor, pero el miedo que sentía seguía dentro de ella y se negaba a irse.

—Tenemos que regresar— Steven la apremió, pero la sirena negó.

—No puedo volver.

ツワブキ ダイゴ

—No puedo sentirla— Silver se enderezó con rapidez, todos voltearon a verlo como sí le hubiera crecido otra aleta.

—¿Qué?

— Te dije que ocurriría algo inesperado— Red contestó, Diamond se encontraba escaneando alrededor del pelirrojo, pero efectivamente no podía sentir a Kotone tampoco.

—No me vengas con estupideces— Silver quería golpearlo, pero Green se interpuso con una mirada de hielo.

—No desquites el enojo que sientes contra ti mismo hacia él— le advirtió el de ojos verdes.

Los ojos de Red brillaron y se estremeció buscando la mano de Green, Diamond compartió el estremecimiento y miró con alarma a Riley dado que el sentimiento era demasiado fuerte.

—Kotone no puede volver. — Dijo el mayor de pelo negro—, las puertas de Arrecípolis están cerradas y la conexión con el mundo humano también. Nadie entra ni sale de aquí, incluida Kotone o Steven.

—¿Qué estas diciendo?— La voz de Ruby retumbó en la habitación y el vidrio en la ventana crujió, podía sentir que le faltaba sentir a Steven desde el mismo instante en que Silver lo dijo; era como sí alguien le estuviera robando lo que le pertenecía y no iba a permitirlo.

Riley lo miró con alarma, si Ruby desataba su poder ahí, destruiría todo a su alrededor. Y no estaba seguro de poder contenerlo una vez que empezara.

—Tenemos que calmarlo— apremió Red con los ojos aún brillantes— destrucción, volver, crisis. — Se tomó la cabeza entre las manos incapaz de poder mantenerse a flote.

—Llévatelo de aqui— Diamond le ordeñó a Green quien ya lo había tomado en brazos—. Llama a los demás, tenemos que contenerlo aquí y evitar que se enteren de que Kotone no está.

Silver gruñó cuando sus pensamientos se llenaron de los de Ruby, el miedo y el odio carcomían su cerebro y lo instaban a pelear y destruir todo a su alrededor.

Touko fue la primera en llegar seguida muy de cerca por N, Gold y Crys fueron los segundos dirigiéndose a auxiliar a Silver. La sirena de ojos azules abrió los labios y soltó un potente chillido que aturdió a Ruby dándole el tiempo necesario para que Riley lo sometiera y Diamond lo llenara de cansancio.

Cuando el pelirrojo y el príncipe estuvieron dormidos, todos dirigieron su mirada a Riley, el mayor suspiró masajeando su sien. Green entró con la mirada sombría.

—Kotone está en problemas. —Riley empezó a explicar—, Red vio que su crecimiento será igual que el mío.

—¿Va a crecer todavía más? Eso es...

—No es imposible— Riley suspiró mirando a Crystal—, sabes que por mi edad debería ser más grande, pero mi crecimiento se emparejó al de un humano al pasar tanto tiempo en la superficie, Dia comparte el mismo problema, pero al estar aquí se vuelve aún más lento y parece que soy mayor, todo debido a que la primer semana crecí hasta ser un adolescente humano.

—Red no puede notar que tanto va a crecer, eso depende si regresa a tiempo o no...— Green hizo una mueca, después miró a Gold y Crystal—, necesitaremos su ayuda.

La pareja se miró interrogante, Touko miró a Ruby completamente dormido, pero podía sentir la preocupación emanar de él.

—Ire a buscarla.

—No vas a ir— N se negó rotundamente mirándola con el ceño fruncido—. No está a discusión.

—No me vas a detener— ella siseó en su dirección doliendole en el alma el desafiarlo, pero no dispuesta a ceder—, son mi familia también.

—Suficiente— Ruby se despertó con el ceño fruncido, la actitud siendo la de un príncipe y el mayor de todos—, nadie irá a ninguna parte. Intentaremos otro medio de comunicación.

Gold y Crystal se tomaron de las manos y cerraron los ojos para concentrarse cuando entendieron que ellos serían ese medio, sus cuerpos vibraron y el de ojos dorados abrió sus párpados.

—¿Eh? ¿que estoy haciendo aquí?— La voz de Steven salió de los labios de Gold, parpadeó confundió mirando a todos.

—Seré breve— Riley habló antes de que el príncipe lo hiciera, todo era urgente y tenían poco tiempo como para que los tórtolos se pusieran al día—, alguien mandó a cerrar las puertas de Arrecípolis y toda comunicación se ha cortado, pero Kotone está en la superficie.

—Esta conmigo— dijo Steven aunque por su tono algo ocurría—, aunque ¿es normal que este creciendo tan rápido?

—¿Cómo se ve?— Green fue el primero en preguntar.

—Duele...— Steven se quejó intentando tomarse la cabeza entre las manos, pero Gold mantenía el control en su cuerpo, aunque le estaba costando—, parece tener siete ahora, no ha hecho más que aferrarse desde que la encontré.

—Cuidala— Ruby se acercó tomando a Gold por los hombros, mirando directamente a las orbes doradas—, intenta dormir. Cuando recuperes fuerza intentaremos esto otra vez.

—Lo haré— Gold soltó la mano de Crystal y acarició el rostro de Ruby, antes de que ambos colapsaran en el suelo.

Green murmuró una maldición bajo su aliento, esto era peor de lo que Red había logrado decirle. Si Kotone seguía aferrada así de Steven no sabía cuando lograría crecer antes de estar otra vez en el mar. Riley había tenido más tiempo para adaptarse porque había evitado el contacto con otro humano y regresado antes de que otra cosa peor ocurriera.

Por su parte, Ruby gruñó lleno de celos a pesar de odiarse por sentirlos. Kotone no había pedido ir a la superficie, ella le decía que tenía miedo de ir sola a ese lugar, entonces ¿por qué había ido? Al menos Steven estaba con ella de lo contrario no sabía que podría haberle ocurrido.

La puerta se abrió para dar paso a Pearl y Platina que venía junto a Cynthia.

—Wally se quedó investigando— anunció el rubio, aunque no parecía agradarle la idea de dejarlo solo.

—Al parecer fue Wallace quién cerró las puertas por decreto real— Cynthia habló sin mirar a nadie en particular.

Los puños de Ruby se apretaron, preso de la ira; sabía que su padre era así de cruel, pero nunca pensó que Wallace participaría en ello. Entonces recordó como había estado en la habitación de Steven y gruñó.

Un delfín llegó fuera de la ventana y llamó, N fue el único que le abrió pero el mamífero se posó directamente frente al príncipe dándole un pergamino.

«Si quieres tener una oportunidad de traerlos de regreso, ven».

Wallace.

Ruby apretó la mandíbula, sintiendo su instinto de destrucción como lava caliente en sus venas.

ツワブキ ダイゴ

Steven despertó tiempo después, dándose cuenta que había pasado todo un día durmiendo y que la cabeza le dolía mientras su cuerpo se sentía entumecido; pero eso se debía a la posición tan incómoda que tenía sentado junto a la bañera, Kotone se había negado a dejarlo ir y tanto como le parecía extraño podía comprenderlo.

Por lo que la niña le dijo, había llegado ahí sin pedirlo; por lo que deducía que algo debía haberla enviado pero no encontraba que ó quién estaría tan interesado.

El teléfono de su casa sonó y con algo de dificultad se estiró para tomarlo. Era Winona.

—¿Steven?— Preguntó en cuanto contestó—, necesito que vengas al santuario.

—¿Para qué?

—Sé la verdad acerca de Arrecípolis— contestó la chica, por su voz parecía haber estado llorando toda la noche—. Wallace está en este momento allá, Norman lo obligó a cerrar las puertas y no podrás volver a menos que te ayude.

—Hay otro problema más urgente— suspiró mirando a la dormida sirena—, una pequeña está aquí también.

—Oh por Poseidón, ¿estas hablando en serio?

—¿Hay una manera? Tiene que regresar,esta creciendo inusualmente rápido— incluso mientras hablaban podía notar que sus facciones se estaban volviendo más delgadas y había crecido unos cuantos centímetros, incluso su cabello marrón y otras partes de su cuerpo. — Y eso me preocupa.

—Hay una manera, pero...— Winona dudó en la línea— puede afectarle a ella.

Escuchó que murmuró algo más, pero le restó importancia.

—¿De qué manera? — Inquirió Steven, quería regresarla a Arrecípolis, pero no sí eso significaba dañarla.

—Podría transformar un poco su realidad, pero estando haya Touko podría curarla— murmuró la chica mientras se escuchaba el movimiento de papeles. — Tienes que cortar un poco tu piel solamente, una línea de dos puntos en tu muñeca y dejar que ella tome una gota o dos. Harás lo mismo con ella mientras piensas el lugar al que quieres ir. Wallace levantara el escudo mágico que protege la ciudad, pero es peligroso si lo descubren. Así que necesitas hacerlo ya.

—¿Es seguro?

—Es la única forma.

Steven suspiró, pero al mirar la bañera llena de perlas producto de las lágrimas de Kotone tomó una decisión.

—Puedes quedarte con mi departamento. —Cortó la llamada.

Hizo exactamente lo que le pidió mientras se metía a la bañera con la sirena, cortó su muñeca y la de ella, pero nunca esperó que sus pequeños dientes crecieran como sí se tratara de un tiburón y perforara su carne.

Con un parpadeó ambos desaparecieron.

Steven lamentó el no haber previsto que él no podía respirar bajo el agua, ahora estaba luchando por conseguir oxígeno en medio de algún lugar perdido mientras Kotone se aferraba a su cuello. Un tiburón nadó hasta ellos cuando olió la sangre, pero a pesar de que el humano creyó que los atacaría lo empujó con su hocico para que se agarrara de su aleta, con dificultad la tomó y el mamífero empezó a nadar con rumbo a Arrecípolis.

Ruby gruñó mirando a Wallace, su maestro lucía demacrado y como sino hubiera dormido en días.

—¿Cómo puedo ayudar a Kotone?— Ruby lo apremió con mala cara, pero su maestro le sonrió.

—Renuncia a Steven— sentenció sin vacilar—, olvídate de él y comprometete con alguien de tu misma especie.

—Él es mi destinado.

—Y aún así estaba enamorado de mi.— Golpe bajo, Wallace lo sabía por eso lo había usado. El dolor recorrió al príncipe y la desesperación lo invadió.

—¿Por qué me odias tanto?— preguntó Ruby agachando la mirada, no podía enfrentar la mirada de su maestro.

Wallace se puso a su altura acariciando con uno de sus dedos la mejilla, el príncipe pensó que podría abofetearlo si quisiera y él no se quejaría.

—Porque tienes algo que yo no.

El delfín nadó hasta chocar con Ruby antes de que pudiera reaccionar y se lo llevó casi volando mientras nadaba a toda velocidad. El tritón no entendía, pero cuando quiso detenerse el tiburón con el que siempre jugaba -que incluso les había dado un nombre- ya lo había acorralado en medio de ambos como una especie de sándwich de atún.

Inesperadamente lo llevaron al jardín de Touko.

—¡Te estoy diciendo que no hice nada! — La voz de la chica fue lo primero que escuchó antes de sentir un latigazo en su estómago. Steven estaba ahí.

Nadó con rapidez cuando salió de su aturdimiento, con una sonrisa en sus facciones antes de detenerse abruptamente cuando notó que una adolescente lo tenía en su regazo y él estaba inconsciente.

—Ruby— Riley lo miró con el ceño fruncido, como temiendo decirle que ocurría—, ella es Kotone.

«¿QUÉ?» Su cerebro gritó mientras sus labios se abrían.

—Despierta.— La chica acarició el rostro del humano, la familiaridad del toque le desagrado a Ruby y lo hizo sisear; Kotone volteó a verlo y contestó al desafío gruñendo a la par que mostraba los dientes de tiburón.

Steven murmuró algo tratando de incorporarse, N sonrió porque al fin su tratamiento estaba surgiendo efecto. Casi le había dado un infarto al ver que no respiraba cuando Rin lo había llevado ahí, bien pensado por el tiburón al ser su primera opción. No estaba seguro de que podría haberle pasado si se hubiera tardado más. Por otro lado, Kotone había crecido hasta alcanzar la edad física de Silver y su mente no parecía procesar la información, mucho menos el que no podía tocarlo sin el permiso de Ruby.

—Despertaste— Kotone le sonrió ampliamente para después abrazarlo—, estamos en... algún lugar.

—Recuerdo que me estaba ahogando y— volteó a todos lados desorientado, entonces sus ojos azules hicieron contacto con los de Ruby y le sonrió ampliamente—, lo logramos.

El tritón tembló cuando la ola de emociones lo atravesó, sin pensar en la etiqueta o el decoro que exigía su posición se lanzó a los brazos del humano que lo recibió con gusto, buscó sus labios pero una mano femenina lo detuvo.

Kotone lo miraba con el ceño fruncido mientras abrazaba a Steven posesivamente. Ruby abrió la boca para morder la mano pero el humano los detuvo a los dos.

—Kotone— negó con el ceño fruncido y la chica hizo un puchero—, es mi destinado.

—Bien— gruñó dejando libre al tritón que fue abrazado de forma rápida por Steven y le robó un rápido beso antes de ser jalado por la sirena.

Touko y N se miraron largamente, como cavilando que era lo que había pasado y como era posible que Steven hubiera traspasado la muralla mágica. El humano se incorporó sonriéndole a todos, a simple vista no parecía estar enfermo o algo similar y aquello extraño a N, Touko apretó su mano.

«Después hablamos», pensó antes de que la puerta se abriera de golpe y Silver entrara a la estancia.

Cuando lo vio, Kotone empezó a temblar con tanta fuerza que incluso Diamond no pudo evitar hacerlo abrumado por el miedo que sintió.

«Vete, vete, vete», la mente de la sirena era un caos, pero escuchar ese sólo pensamiento mandó una ola de dolor en el pelirrojo que intentó acercarse.

Sabía que era Kotone a pesar de haber cambiado tanto, pero no entendía su reacción hacia él.

—Sácame de aquí— la vio aferrarse a Steven y siseó.

—Silver, es mejor que salgas...—Riley empezó ha hablar pero el tritón lo ignoró mirando con advertencia al humano.

Ruby se incorporó, sus ojos rojos lucían molestos al igual que los de Silver pero había algo más: resignación.

—Sal. Es una orden.

Steven se sorprendió del tono tan frío de su amante, pero al sentir a la sirena aferrandose pudo entender el porque; aquello estaba lastimando a ambos.

—Kotone—la llamó bajito, intentando no captar la atención de nadie—, él es tu destinado.

—Me dejó sola—hipeó con fuerza, las pequeñas lágrimas se convirtieron en perlas nada más salir de sus ojos y aquello le partió el corazón a Silver.

Diamond los miró a ambos, el enlace de empatía seguía funcionando pero era tan confuso como si hubiera una interferencia entre las señales que se enviaban.

—Silver— Ruby no había perdido el tono autoritario, aquel desafío bien podía ser considerado traición y todos lo sabían; pero conocían lo bastante al pelinegro como para saber que lo pasaría por alto. Más o menos. —Sino quieres que te encierre, obedece.

Steven tomó la mano de Ruby, pero el tritón no se inmutó en lo más mínimo. Kotone se abrazó con más fuerza al humano así que éste no tuvo más remedio que alzarla con uno de sus brazos como si aún fuera pequeña. Y en un parpadeo ninguno de la tres estaba ahí.

Aparecieron en una habitación que Steven nunca había visto, pero supuso que era la de ella por la interminable fila de juguetes de coral y peces de colores que nadaban libremente.

Ruby miró la forma en que Steven estaba abrazando a la chica y suspiró, los hizo seguirlo hasta que pudieron sentarse en las pequeñas sillas de la mesa de té.

—Kotone, ¿podrías dejar de aferrarte a él?— Pidió de forma amable, sin embargo Steven sabía que bien podía apuñalarla con un coral y no lo sentiría en lo más mínimo.

—Lo siento— murmuró alejándose unos centímetros—, me tranquiliza.

—Nadie va a herirte. —Steven le sonrió cepillando su cabello marrón unos segundos, después abrazó a su pequeño novio que parecía cambiar su objetivo de apuñalamiento y lo besó en la coronilla mientras se acomodaba en su regazo. Lo había echado tanto de menos que incluso en esa situación agradecía poder estar ahí, aunque al mismo tiempo se odiaba por sentirse tan feliz dado que Kotone no merecía ese sufrimiento.

—Él me abandonó.

El rencor en la afirmación hizo que ambos chicos voltearan a verse entre sí, el ceño de Ruby se frunció.

—Estuviste dos días allá.

La chica negó abrazandose a sí misma, confundida pero al mismo tiempo llena de temor.

—Estaba sola, no quería estar ahi— murmuró y a Ruby se le revolvió el estómago al imaginar a Riley en la misma situación, lejos de Diamond por su capricho de cuidar de Steven.

—Ven— el tritón estiró sus brazos para que lo acompañara y la sirena casi los tiró a ambos de la silla cuando se arrojó sobre ellos.

Steven suspiró mientras los abrazaba a ambos, empezaba a sospechar que aquella conducta tenía que ver con el ritual que había hecho; así que tendría que ve Touko en cuanto pudiera.

Un sonido los hizo voltear a la ventana del balcón donde un delfín miraba dentro con lo que parecía curiosidad.

—Haru— Kotone le sonrió al delfín empezando a nadar para ir a su encuentro, hasta que un tiburón chocó con ella alejandola de él—, Rinrin.

—Al menos sigue siendo ella— Ruby murmuró acariciando el antebrazo de Steven, quién acomodó su frente contra la del tritón y sonrió cerrando los ojos.

—Te eche de menos— contestó el humano entrelazando sus dedos—, ¿por qué no fuiste? Estuve esperándote todas las noches desde que volví.

—Hice un juramento— gruñó el tritón de malhumor—, tenía que dejarte disfrutar tu último tiempo en la superficie; por la promesa que le hiciste a mi padre. Pero...

—Hiciste trampa.

—No— contestó con rapidez pero se mordió la lengua—, no literalmente. Tú no podías verme así que...

—Es injusto— Steven lo observó con sus orbes azules con dolor—, yo no puedo actuar como un acosador.

Kotone más allá empezó a reírse alegremente cuando el delfín le hacía cosquillas para intentar animarla, el tiburón también quería pero sus dientes podrían lastimarla.

—No soy un acosador— Ruby bufó, pero antes de que Steven contestara con un comentario mordaz sobre como era ser un acosador la sirena ya se había refugiado entre ambos.

—Esta aquí— decir que temblaba como gelatina era poco, Ruby la abrazó notando que no ponía resistencia.

El peliplateado se levantó con ambos a cuestas y los depositó en la cama.

—Le pediré que entre, pero estará lejos— aseguró con voz seria—, te protegeremos ¿te parece bien?

La sirena asintió, pero volvió a esconderse tras de Ruby cuando el humano abrió la puerta y Silver lo perforó con la mirada gris.

—Hablemos afuera, después podrás entrar— pidió. El adolescente siseó pero no le quedó más remedio que aceptar—. ¿Puedes sentir algo?

—Me teme— Silver desvío la mirada a un lado—, no sé muy bien porque; pero repité "me abandonó" cuando piensa en mi.

—Ella no cree que duró dos días en la superficie— Steven le contó pensativo—, el crecimiento debió afectarle más de lo que pensé.

—Tomaste su sangre— no era una pregunta y el humano lo dedujo con rapidez—, eso también pudo afectarle.

—No podíamos regresar de otra manera, Winona lo dijo.

Ante el nombre de la prometida de Wallace, el pelirrojo chasqueó la lengua con enfado.

—Esa bruja de agua dulce —siseó Silver—, con tal de regresar a Wallace a la superficie es capaz de lo que sea.

—No entiendo bien esa parte— admitió Steven con el ceño fruncido—, ¿por qué él no podría volver?

—Porque tú no tendrías que pasar por su seguridad, todo esto comenzó por ti— el tono fue tajante, pero calló al escuchar dos siseos provenientes de la habitación—, ¿podemos ir a otro lado?

Steven volteó a la puerta y escuchó un suspiró, al parece Ruby no quería dejarlo ir pero la resignación se sintió a través de su vínculo.

«Ve, pero no lo hagas enojar», escuchó y Silver gruñó ante sus pensamientos.

Ni bien se alejaron por la habitaciones el pelirrojo se fue volviendo más y más deprimido.

—Esta confundida— aclaró Steven intentando animarlo—, si N o Touko le dan algo...

—No lo entenderías, eres humano— Silver siseó sin querer que lo reconfortara—, cuando sucede algo como esto...el enlace de empatía se pierde. En tu caso tienes suerte, Ruby siempre creyó en que lo escogerías algún día.

—Eso quiere decir que no confías en los sentimientos que ella tiene— el humano no se acobardó ante la mirada de tiburón que el pelirrojo le dedicó—, no te tengo miedo.

—Deberías.

Ambos se miraron con fiereza, hasta que una punzada traspasó el cuerpo de Steven obligándolo a doblarse para tratar de mitigarlo. Silver estaba reacio a tocarlo pensando que era una farsa, pero al ver que aquello era real se apresuró a tomarlo en brazos y lanzarlo sobre su hombro como sí fuera un costal de papas.

Pasó nadando con tanta rapidez monitoreando los pensamientos de Ruby.

—Trata de no mostrarle esto a él— exigió notando que el humano se apretaba el pecho—, no quieres verlo desatar su poder, mucho menos en el palacio.

—Lo intentaré— Steven empezó a rememorar cosas buenas, la primera vez que llegó al palacio, cuando se encontró con Kotone y Silver casi lo apuñalaba con su propia mano. El humano se rió entre dientes cuando lo recordó y palmeó la espalda del triton—, ella te ama; no hubo momento en que no te llamara, siempre serás su persona más importante.

Silver se avergonzó por creer que aquel humano sólo había sido una molestia, ahora entendía porque Kotone estaba tan pegada a él. Tenía un efecto calmante como sí pudiera reconstruir todo tu ser con tan sólo unas palabras.

—No creo...soportarlo más — siseó Steven, pero el pelirrojo ya había divisado al lugar al que quería ir. N abrió la puerta antes de que incluso Silver tocara, los ojos del tritón de pelo verde lucían cansados pero tomó al humano. En la estancia estaba el chico que nunca esperó ver en ese lugar otra vez, sus ojos rojos estaban completamente brillosos y cuando habló, podía deducir que no lo estaba viendo en lo más mínimo.

—Vas a tener que detener a Ruby — miró a la distancia mientras al hablar su voz hacia eco—, Arrecípolis será destruida, la maldición no se levantará. El fin de la paz podría estar cerca.

Touko estaba murmurando para sí misma mientras tocaba el cuerpo de Steven.

—Bebió de la sangre de Kotone, no se cuanto— Silver contestó—, Winona los engañó.

Empezó a nadar para ir por los demás, específicamente por Riley y Diamond que eran los que podían controlar a Ruby; pero cuando llegó a donde todos estaban reunidos se sorprendió de verlos con las caras sombrías y sus trajes de milicia.

—Órdenes del rey— Green fue el primero en hablar mirando directamente a Silver.

—Él siempre espero esto —Crystal aferraba su lanza dorada con lágrimas sin derramar.

Ella era una de las personas más maternales sin importar como se viera, miraba a todos como sí fueran parte de su enorme familia y pensar en que alguien pudiera destruirla no sería muy feliz.

Un escalofrío la recorrió y el pelirrojo tuvo que apresurarse a tomarla en brazos incluso antes de Gold. Cuando Crys volvió en sí era una persona completamente diferente.

—Vaya...— La voz de una mujer desconocida se escuchó, pero Silver la conocía bien gracias a los recuerdos de Steven—, no pensé que funcionaria.

—Winona — siseó enseñando los dientes.

Crystal se alejó del pelirrojo, mientras los cuchicheos generales no se hicieron esperar. Riley se adelantó pidiendo silencio.

—Serás considerada traidora— amenazó con el ceño fruncido pero sin perder la compostura—, así que es mejor que digas que fue lo que hiciste.

—No lo entiendes Riley— la voz lucía completamente afectada—, Norman no va a dejar que Wallace regrese; sin importar lo que él haga su deber es primero y lo entiendo; pero no estoy de acuerdo con eso.

—¿Cuál fue el ritual?— Silver la miró intensamente, pero Crystal sólo sonrió.

—Deberías preocuparte por tu pequeña novia— una carcajada para nada como Crys salió de sus labios—, ella está en medio de todo, ¿cuanto tiempo crees que les tomará a Ruby notar que Steven ha dejado de vivir y se desquite con ella?

Crystal colapsó en brazos de Gold que ya esperaba que con eso la chica pudiera romper la conexión, todos estaban en absoluto silencio.

Green vociferó maldiciones, así que gracias a la prometida del guardián todo aquello había pasado y Red tenía visiones cada vez peores que lo hacían perder su confianza.

—Diamond, ve al jardín de Touko— Silver empezó ha hablar sintiendo la urgencia de salir corriendo ha donde estaba Kotone—, Green, Red está ahí así que tienes que ayudarlo a ver más allá de sus visiones y concentrarte en las tuyas para salvarlo, el lazo que los une los mantendrá unidos.

Al parecer era la primera vez que decía algo tan emotivo a otra persona que no fuera su destinada porque todo mundo lo miraba de forma extrañada.

—Cynthia, Platina— Riley siguió dando instrucciones al ver el plan del pelirrojo— traigan las cadenas de contención, Silver... sabes que tienes que hacer.

El tritón nadó fuera de la habitación hasta el pasillo que conducía a la habitación de Kotone, la escuchó gritar justo en el momento que las ventanas estallaban en la recámara. Cuando entró, el aura de Ruby era de un rojo intenso y sus ojos lucían carentes de brillo, lo miró pero al mismo tiempo no parecía enfocarlo.

—Steven esta muerto, ¿verdad?— la voz, esa voz desgarró cada parte de la mente del pelirrojo.

—Ruby, él no está...— Silver intentó mentir, pero no podía al verlo tan afectado. Desde qué él había nacido, no había un sólo momento en que la mente de Ruby no estuviera llena de ese humano, incluso aunque no lo conociera. Riley se había encargado de enviarle fotografías o cualquier cosa que lo hiciera feliz. Todavía lo seguía haciendo a pesar de que Steven estaba enamorado de Wallace y ahora, perderlo cuando había esperado doce años por él; simplemente no podía mentirle. —Lo siento.

Ruby sonrió levantando una mano y el piso bajo de ellos crujió.

—¿Lo sientes?— El tono del moreno era cínico, carente de algún sentimiento bueno; no había más que crueldad en él—. Te haré sentir algo e verdad.

Silver se prepararó, tenía que mantener a Ruby en la habitación de Kotone y asegurarse de que ambos estarían bien. Green encontraría el ritual que usaron y Touko sería capaz de revertirlo o terminarlo a tiempo.

Todo sucedió en cámara lenta, cuando una parte del techo iba a derrumbarse sobre él, un cuerpo más pequeño y frágil se abrazó a Silver. Y cuando recuperó la visibilidad, se dio cuenta que Kotone estaba abrazándolo con fuerza.

La pequeña sirena lo miró con dolor en sus orbes marrones y lo beso antes de dirigirse de forma rápida contra Ruby y ambos desaparecer.

«Lo siento Silver, lo siento».

El pelirrojo solo pudo verlos desaparecer sintiendo todo el terror que se había negado aceptar, el dolor lo atravesó y supo que ella había sido herida.

«Ve con Touko, ¡deja a Ruby solo!» Silver pensó empezando a nadar para encontrarla, pero la chica cambiaba de lugar rápidamente y no podía seguirle el ritmo.

Riley chocó contra el pelirrojo y ambos dieron un par de vueltas antes de por fin poder detenerse.

—Ella está tratando de detenerlo— explicó con rapidez—, parece que recuperó el sentido de realidad...

—Steven murió— el pelinegro habló tapando su rostro, Silver nunca lo había visto tan afectado y entonces comprendió que el simple humano había sido uno de los pilares en la vida de ese tritón—, por eso ella pudo volver en sí.

—Él no va a morir tan facil— Silver siseó, sorprendiendo a ambos—.Riley, Ruby esta fuera de control, deténlo antes de que destruya Arrecípolis.

ツワブキ ダイゴ

«Hey, ¿por qué no te detienes?», Steven le sonrió abrazándolo en aquella habitación oscura, Ruby se aferró al humano con fuerza y negó con la cabeza. «Vas a destruirlos a todos».

«¿Por qué tenías que morir?» Preguntó frotando la cara en su pecho. «No tiene sentido la eternidad sin ti»

Steven se llevó una de las manos del tritón y la besó cerrando los ojos, tenía que darle al menos un poco de paz ahora que no podía sentir más su lazo de empatía y conocer sus verdaderos sentimientos.

«Ellos son parte de mi familia también», pensó y le sonrió «no quería tomar eso de ti también, puede que en este momento no lo creas; pero estarás bien. Podrás encontrar a alguien...

«¡No digas que encontrare a alguien más!» Gritó abrazandose con fuerza mientras su cuerpo se sacudía con violencia y su verdadero cuerpo derribaba una de las torres del palacio.

—¡Ruby! Tienes que escucharme— la voz de Kotone intentaba llegar a él, pero el príncipe se negaba a escuchar—. Vas a destruirlo todo, tienes que calmarte.

«Ruby», Steven lo separó para que lo mirara a los ojos, los orbes azules lucían tan en calma que el tritón sollozó. «No los castigues a ellos por el error que cometí».

El pelinegro miró a su alrededor notando que todos luchaban por controlarlo, incluso Riley había resultado herido e intentaba salir de debajo de los escombros para seguir ayudando. Más allá Wally mantenía a todos alejados gracias a un campo de protección, pero Pearl intentaba sacarlo de ahí cuando lo vio sangrar por la nariz.

«Ellos son tus amigos, no los lastimes más». El humano colocó la mano en su pecho y le sonrió. «A pesar de todo, este último tiempo me hiciste realmente feliz».

Lo besó en los labios para después sonreirle cuando su cuerpo empezó a brillar con una luz dorada, Ruby intentó acercarse a él.

«¡No te vayas!» El tiempo pareció volverse más lento mientras estiraba la mano para detenerlo, pero cuando Steven desapareció su mano hacia él fue lo único que quedó.

Gritó sorprendiendo a todos los que estaban ahí y unas cuantas estructuras colapsaron, su cuerpo dejo de obedecerle y sólo pudo llorar entre los escombros completamente roto.

Ninguno pudo acercarse, a diferencia de cuando la ira lo gobernaba; los lamentos que emitía destruían cualquier pensamiento feliz de quién lo escuchara, y todos eran capaz de verlo: lo único que había quedado en la mano de Ruby era uno de los anillos que Steven portaba.

Kotone intentó ir, pero unos brazos la rodearon con fuerza. Silver acarició su cabello marrón para calmarla cuando empezó a llorar abrazándolo. Riley tembló llamando a Diamond con su enlace, quería abrazarlo y no soltarlo jamás. Pearl y Wally se miraron a los ojos sin poder hacer algo más que sentir la presencia del otro.

Gold y Crystal no estaban a la vista, pero no debían estar muy lejos. N y Touko aparecieron de repente intentando detener a otro tritón antes de que se acercara a su príncipe, pero no lograron hacerlo.

—Por eso te dije que renunciaras a él.— Wallace tenía una mueca de dolor mientras veía a Ruby—, no eres más que un ser egoísta que orilló a su destinado a la perdición. — Riley siseó en su dirección, intentando nadar con dificultad, pero el guardián lo ignoró mientras sonreía. — Tus amigos están heridos, incluso pudiste haberlos matado; pero a ti no te importó y dudo que lo haga ahora.

—Lo sé— Ruby murmuró por lo bajo, sintiendo el dolor que las palabras de su maestro le producían.

—No te escucho, ¿podrías repetirlo?— Pidió Wallace.

—No me importaba destruir este lugar— Ruby levantó la mirada, una gran cantidad de lágrimas convirtiéndose en perlas cayeron de sus ojos—, no me importaba destruirlos porque soy egoísta. Soy la peor escoria que existe en este mundo y me aferré al único que me amó siendo así.

No podía moverse, aturdido y sin saber que hacer más que llorar se mantuvo ahí. Hasta qué una sombra se posó tras del guardián.

—Wallace, es suficiente. —Norman apareció mirando a todos a su alrededor, evaluando los daños y después miró a su hijo—. Esta no es más que una lección para ti. Nadie me desobedece, ni siquiera tú.

—¿Y por eso hiciste todo esto?— Ruby miró a su padre—, me alejaste de él, me hiciste seguir tus mandatos y al final no tenías la intención de dejarlo estar conmigo.

—Era un humano.

—Pero lo amaba— Ruby tembló agachando la mirada.

Alguien lanzó un chillido justo en el instante en que Norman fue a parar a los escombros que se encontraban tras Ruby y alguien lo abrazaba.

—Tan melodramático como siempre. — Sapphire tenía una sonrisa de oreja a oreja cuando habló, Touya se mantenía a su lado con la misma sonrisa salvaje pero al mismo tiempo sus ojos mostraban alegría.

Pero Ruby no estaba escuchando, nadie parecía ser capaz de robar su atención de la persona que lo estaba abrazando con tanta fuerza que sentía que iba a romperse.

—¿S-Steven?— Murmuró acariciando la mejilla del susodicho, él le sonrió mientras asentía.

—Al parecer eso era necesario— no quiso usar la palabra morir, pero Ruby lo entendió aferrandose a él.

Wallace estaba ayudando a Norman a incorporarse con una sonrisa.

—Te dije que no serviría— lo acusó sin perder el buen humor, después miró a Steven—, te sobreestime. Estuviste estudiando.

El ex-humano le paró el dedo medio pero tenía una sonrisa que nadie iba a quitarle.

—¿No era ese el plan?— Preguntó mientras todos miraban sin entender—, por eso Winona me llamó.

—Sí bueno, era algo asi— el guardián suspiró, pero al ver que todos lo veían decidió explicar—. Era una prueba, Steven tenía que demostrar que podía sacrificar su mortalidad y que Ruby estaba de acuerdo. Al dejarlo morir, le dio la inmortalidad. Winona sólo hizo lo que le pedí sin preguntar, incluso el utilizar a Crystal. No quería hacerlo pero...bueno, al final todo resulto bien.

—¿Resultó bien?— Ruby se incorporó y a punto estaba de golpear a su maestro si Steven no lo hubiera detenido—, sueltame, voy a matarlo aquí mismo.

«¿Ya miraste bien?» El tritón se detuvo cuando el pensamiento de Steven le llegó, volteó a verlo más detenidamente hasta detenerse en su cintura. En lugar de su par de piernas ahora tenía una aleta como la suya. «Inmortalidad, mi cuerpo humano no iba a poder soportarlo».

—¿Puedo dejarlo medio muerto?— Gruñó sin poder evitar sonreirle a su destinado, Steven lo despeinó.

—Comportate.

Dia ayudó a Riley a llegar con ellos, abrazando a Steven con tanta fuerza que bien podría romperle unos cuantos huesos.

—Maldito imbécil— le siseó, el tritón se rió entre dientes antes de que todo el mundo llegara a darle un abrazó grupal, olvidándose de Norman por completo quien sólo sonrió guiñandole a su socio. Sin embargo apenas habían pasado unos segundos Ruby les siseó a todos completamente sonrojado mientras mordía a Steven.

—Demasiado raro que no lo hiciera antes—. Green murmuró y después abrazó a Red para besarlo en la coronilla. Ambos lucían cansados, pero habían logrado ver el plan de Norman a tiempo y con eso Steven ahora estaba vivo y coleando, literalmente.

Sapphire nadó boca arriba despreocupadamente con Touya acostado en su vientre, ambos lucían calmados con todo el ajetreó que incluso Touko se sorprendió por su hermano.

—Ahora, Steven ponte a limpiar— la castaña lo regañó —, el desastre de tu chico es tuyo también.

Todos estaban a punto de decirle que no podía ordenarle a alguien que acababa de morir y revivir de esa manera, pero al aludido no pareció importarle mientras arqueaba una ceja. Levantó una de sus manos y los escombros se alzaron volviendo a su lugar anterior. Miró a Riley y colocó una de sus manos en la aleta que sanó.

—Gracias— Dia lo abrazó rápido y después a su destinado antes de que el príncipe creyera que era algo masticable.

Ruby le frunció el ceño a Sapphire pues parecía conocer más del Steven tritón de lo que él lo hacía y eso le molestaba. Hasta que sintió que alguien lo tomaba de la mano no notó que mantenía el ceño fruncido y la mandíbula apretada.

Kotone sonrió y muy discretamente se acercó a la pareja siendo ayudada por Silver; antes de que alguien moviera un músculo los cuatro habían desaparecido.

ツワブキ ダイゴ

—Ah, que bien se siente estar aqui— la sirena se estiró mientras la blanca sabana acariciaba sus brazos, Silver la tomó por la cintura subiéndola sobre él.

—Te eche de menos— dijo él admirando como había cambiado su rostro de niña a uno de mujer, ella desvió la mirada completamente avergonzada y triste.

—Lo lamento— escondió la cara en el pecho del muchacho y siguió hablando—. Todo fue tan extraño, el cambio parecía que había tomado años y sólo fueron un par de días... Termine hiriendote con mis sentimientos infantiles.

—No fue tu intención— el pelirrojo la tranquilizó, pero ella negó.

—Nunca voy a perdonarme.

Silver rodó hasta posarse sobre ella y la besó, no como siempre la besaba, sino era un beso más profundo; más adulto y la hizo estremecer por completo. Sus brazos se enroscaron en el cuello del chico y la caricia subió de nivel.

Una de las manos de Silver se coló por debajo de la blusa de la chica en el mismo instante en que ambas lenguas se encontraron, saboreandose por primera vez, reconociendo al otro como su igual. Un pequeño gemido salió de los labios de Kotone provocando un sonrojo en ambos.

—Antes no eras asi— le chinchó la sirena con una sonrisa avergonzada mirando la mano de Silver.

La quitó de inmediato sorprendido por sus acciones, apenas tenía cinco años no tenía pro que preocuparse por esas cosas.

—Espera— el pelirrojo se separó como sí hubiera recordado algo de repente y volteó a todas direcciones—, ¿dónde está Steven y Ruby?

Kotone sonrió coquetamente.

—Favor especial.

La pareja de tritones se incorporó mirando la pequeña isla donde se encontraban, la arena en la playa estaba tibia y el agua les cubría toda su aleta, Ruby se había negado ha soltar a Steven desde que habían aparecido ahí y las lágrimas sólo seguían fluyendo en abundancia.

—Tenía tanto miedo de perderte—Ruby habló con todo su cuerpo vibrando—, pensé que no volvería a verte, he pasado doce años de mi vida esperando por ti. Simplemente no podía dejar que te fueras...no quería... Yo...

—Estoy aquí— Steven le sonrió para tranquilizarlo— y ahora te amaré por muchos años. El tiempo se ha detenido para nosotros Ruby, estaremos juntos hasta que el final de los tiempos llegue.

El corazón de Ruby se aceleró por sus palabras, era como sí con esas simples oraciones se hubieran acercado un paso más cerca a pesar de que sus cuerpos estaban tan juntos que nada podía interponerse entre ambos.

La aleta de Steven salió como sí quisiera hacer acto de presencia y Ruby hizo un mohín cuando la acarició. El peliplateado no entendió el gesto hasta que sintió el deseo del chico.

—Ruby tú...

—¡Sólo lo he hecho una vez! Claro que me gustaría...— Se sonrojó fuertemente para después echarle agua de mar en la cara—, oh cállate. No sé ni porque me molesto.

Steven lo capturó por la cintura sin perder el buen humor, beso al pelinegro con ganas y mientras acariciaba sus pezones.

—Tienes muchas cosas de enseñarme de tu mundo. — Dijo.

—Claro, no puedo creer que Kotone con un año sepa más cosas que tú.

—Uh... Espera, ¿que?— Steven estaba confundido.

—Por Poseidón, Kotone tiene un año y unos cuantos meses— Ruby roló los ojos como sí fuera obvio— Silver tiene cinco... Red tiene seis... Cynthia es una de las más grandes y está por cumplir ocho. Tengo doce— aclaró de forma rápida y el tritón suspiró con tranquilidad al saber que no era un pedófilo...bueno al menos no tanto.

—Por cierto, ¿quieres un bebé?

Pero Steven no estaba escuchando, lo único que había en su mente era que algo estaba jodidamente mal en ese mundo donde se había metido.


A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras:"como manosearme la teta y salir corriendo."

Hayden