N/A: Les dije que el próximo capítulo estaría listo más rápido. ;)

¡Disfrútenlo!


Elsa no pudo evitar preguntarse si sería tan dura con cualquiera de sus pretendientes como Wintergale lo era con Chimuelo si su linaje estuviera en juego.

La noche había llegado a Arendelle y, salvo por los dos Furias, el patio estaba finalmente vacío después de otro largo día de personas que venían a ver de cerca a los dragones y sus Jinetes mientras la Reina de las Nieves y el Jefe de Berk "negociaban" el tratado entre sus dos pueblos. "Negociar", por supuesto, era el término oficial equivalente a tener que soportar el proceso de acordar ante los asesores reales de Arendelle los términos de cualquier alianza hecha entre este reino y cualquier otra nación. La política nunca le había resultado atractiva a Elsa, pero nunca antes se había sentido tan aburrida. Y eso que ya había negociado más que suficientes tratados durante su gobierno.

Por dicha razón, Elsa pensó que sería entretenido sentarse junto a una ventana en el salón principal por un rato y ver cómo Chimuelo intentaba cortejar a Wintergale. Y , fue entretenido al principio, incluso divertido, especialmente cuando Anna se unió a ella poco después. Las dos hermanas no podían dejar de reírse, llegando a las carcajadas al menos dos veces, mientras veían las múltiples e hilarantes danzas de apareamiento de Chimuelo, probablemente tomadas como referencia después de ver a otras especies de dragones haciendo los mismos rituales.

Sin embargo, Wintergale no mostraba signos de interés, obligando a Chimuelo a cambiar sus estrategias; comenzó a traer rocas grandes de quién sabe dónde, intentaba dibujar llamas en el aire, etc.; pero fue en vano, y Elsa comenzó a sentir cierta preocupación. ¿Podría la Furia Helada realmente ser tan orgullosa como para permitir la extinción de su especie al rechazar al único Furia Nocturna que podría asegurar su supervivencia? Y de ser así… ¿podría ser culpa de Elsa? Wintergale parecía haber adquirido varios rasgos de Elsa desde que se conocieron y a pesar de la corta cantidad de tiempo que habían pasado juntos en aquel entonces. Solo podía esperar que esto en realidad fuera simplemente parte de la naturaleza de los Furias y no un comportamiento adquirido.

—Pobre Chimuelo. ¿Realmente tiene ella que hacerle pasar tan mal rato? —escuchó decir a Hipo detrás de las dos hermanas. Aunque Elsa no se sobresaltó, a diferencia de Anna, sí se preguntó cuánto tiempo llevaba él allí. Lo había visto por última vez hacía varias horas, cuando finalmente les hubo concedido acceso a él y a Patapez a su biblioteca.

—Hola, hermano mayor. Has estado leyendo un poquito, ¿no? —dijo Anna una vez que recuperó el aliento mientras Elsa se giraba brevemente para reconocer la presencia de Hipo. Anna entonces miró por encima del hombro de Hipo—. ¿Dónde está Patapez?

—Se abalanzó sobre los libros de "Mitología" —dijo Hipo, tomando asiento junto a Elsa—. Ha estado trabajando en referencias cruzadas de relatos de dragones, tratando de averiguar si eso lo lleva a descubrir nuevas clases antes desconocidas. No creo que pudiéramos sacarlo de allí, a no ser que esté inconsciente.

—¿Estás sugiriendo que nosotros lo dejemos inconsciente, Jefe Hipo? —bromeó Elsa.

—¿Yo? ¡Jamás! —dijo Hipo, llevándose una mano al pecho y fingiendo indignación. Esto provocó una sonrisa juguetona de complicidad por parte de ambas hermanas, la cual solo creció cuando agregó: —A menos que sea absolutamente necesario.

En la mente de Elsa, este breve intercambio servía para vislumbrar lo que habría sido la vida en este palacio si ella y Anna hubieran tenido un hermanito. Para fines prácticos, Hipo ya se había convertido en su hermano menor, aunque técnicamente las "adoptadas" habían sido las dos hermanas. Bastaba solo con ver la forma en que Estoico y Valka se habían acercado casi instantáneamente a Anna desde el día de su llegada para brindarle sugerencias y consejos sobre el embarazo. Bueno, en el caso de Estoico, eran más bien historias del embarazo de su esposa, de cómo lo había manejado… y lo nervioso que lo había puesto más de una vez. En cierto modo, Elsa creía que había algún tipo de consejo subliminal para Kristoff en esas historias, si uno prestaba suficiente atención.

Por supuesto, la curiosidad ilimitada de Anna no se quedó atrás. En menos de tres días, ella había bombardeado no solo a los padres de Hipo, sino también a sus amigos, con tantas preguntas como toda la población del pueblo combinó. Lo que sorprendió a Elsa fue que la vikinga había calentado a su hermana, Hipo y Patapez en particular. Aunque este último era algo comprensible; los dos jóvenes vikingos y Anna eran básicamente niños mayores y tenían mucho en común. En cualquier caso, Elsa estaba cada vez más convencida de que encontrar a los Jinetes del Dragón había sido más que un simple golpe de suerte. Una vez más, sintió que sus padres estaban en algún lugar que aún la cuidaba a ella y a Anna, ayudándoles a encontrar una nueva familia para llamar suya.

—Y, ¿qué hay de ti? —le preguntó ella finalmente a Hipo—. ¿Qué es lo que has estado leyendo?

—Libros de historia.

Por supuesto que irías tras libros de historia. —¿Y…?

—Es asombroso. Más de 700 años de progreso y avances ocurridos alrededor de nuestro pequeño rincón del mundo. ¿Cómo nos perdimos todo eso?

—Tal vez fue lo mejor. Tengo la sensación de que a los dragones les habría costado mucho sobrevivir en la era moderna.

—Sí. Tal vez —dijo Hipo, sombrío de repente. Elsa sintió lástima por él. Tales comentarios siempre tenían ese efecto en el mayor defensor de la paz entre dragones y humanos. Pero de seguro él sabía que era verdad.

Al menos ahora Berk no solo estaba oficialmente aliada con la Reina de las Nieves de Arendelle, sino que también estaba bajo su protección; la ubicación de la pequeña isla permanecería como un secreto para todos, excepto para los amigos y asesores más confiables de Elsa, así como para su familia. Con el tiempo, ciertas personas selectas de su reino y, eventualmente, las personas de los reinos vecinos que demostraran ser dignas de ello, podrían viajar a Berk para aprender cómo entrenar dragones.

Esta idea era en realidad parte de un proyecto que Hipo tenía en mente: una especia de escuela de dragones, similar a la Academia de Entrenamiento de Dragones que él y los otros Jinetes habían abierto cinco años antes, pero diferente en el sentido de que estaría disponible para otras tribus y, ahora, para la gente de Arendelle y el mundo. Coordinar tal esfuerzo requeriría representantes de ambos reinos que mantuvieran una presencia permanente en Arendelle y Berk, respectivamente. Ambas partes acordaron que Eret, hijo de Eret, era el mejor candidato para permanecer como enviado de Berk, mientras que el Coronel Thorvald, por su parte, se convertiría en el embajador de Arendelle ante los vikingos.

Elsa había esperado que Hipo se mostrara más entusiasmado con eso, y de hecho había sido así desde el momento en que se hubo firmado formalmente el tratado. Sin embargo, este Jefe Hipo parecía listo para heredar el nombre de su padre en este momento, dado su estado de ánimo actual. —Algo más te tiene perturbado —dijo Elsa.

Hipo miró por la ventana hacia el cielo nocturno. —Leí sobre cada guerra que ha tenido lugar en esos cientos de años. Las Cruzadas, la Guerra de los Cien Años, las conquistas españolas del otro lado del mar, y eso es solo por nombrar algunas. Es tan triste…

Elsa suspiró. —Lo sé. Es difícil admitirlo, pero la mayoría de las sociedades alrededor del mundo parecen incapaces de separar el "progreso" del "conflicto", siempre encontrando formas nuevas y creativas de luchar entre sí. La paz sigue eludiendo a la humanidad. Es como para ponerse a pensar cómo es que no nos hemos borrado mutuamente de la faz de la Tierra… o si algún día terminaremos por lograrlo.

Inesperadamente, Hipo sonrió ampliamente ante esta afirmación. Elsa arqueó una ceja. —¿Qué?

—Nada. Es solo que… Hace cinco años, podría haber llegado a estar de acuerdo contigo.

—¿Y… ahora? —Elsa decidió morder después de una pausa que se sintió mucho más larga de lo que era.

—Ahora… —Hipo suspiró suavemente—. Creo que todavía hay esperanza para el futuro. —Elsa sostuvo su mirada hasta que finalmente él continuó—. Solo piénsalo. Dragones y vikingos, acérrimos enemigos durante cientos de años, ahora viven y trabajan juntos para construirse una vida mejor. Si nosotros pudimos lograr la paz con los dragones, seguramente toda la humanidad puede encontrar en nuestros corazones lo necesario para superar cualquier diferencia y malentendido para unirnos como uno solo.

Era un argumento convincente; un poco idealista, quizás, pero convincente no obstante. Le tomó a Elsa unos momentos darse cuenta de que estaba sonriendo tan ampliamente como Hipo después de escuchar esto. También se dio cuenta de cuán atentamente miraba Hipo a Chimuelo y a Wintergale mientras hablaba, con un brillo de esperanza en sus ojos. Ese gesto sí lo podía descifrar por sí misma, y también podía simpatizar con éste. Como era de esperarse, fue Anna quien expresó lo que los otros dos estaban pensando. —Además —dijo—, si una especie de dragones puede encontrar una forma de levantarse de las cenizas después de que casi la arrastraran a la extinción, supongo que todo es posible. ¿Cierto?

—Cierto… siempre y cuando los dos últimos Furias realmente puedan acordar preservar la especie —dijo Hipo, riendo por la nariz a pesar de sí mismo al ver los esfuerzos continuos de Chimuelo. Miró a Elsa y agregó: —Ayudaría que esta Alfa hembra no se hiciera la difícil… y que su Jinete no viviera tan lejos de nosotros.

Elsa hizo un gesto pesaroso. —Lo siento, Hipo. Aún soy la reina de Arendelle. Sabes que mi lugar es con mi gente. La única razón por la que me fui para encontrar a tu madre fue porque tenía que asegurarme de que mi reino estaría a salvo de Drago, y ahora lo está. No puedo mudarme a Berk solo para que Wintergale y Chimuelo puedan estar juntos. Si ella no se aparta de mi lado por su propia voluntad…

Hipo mostró una suave sonrisa, pero esta determinación lo entristeció visiblemente. Él no era el único en sentirse así; si hubiera dependido de Elsa, no solo se mudaría ella a Berk, sino que también traería a su familia consigo. Si tan solo hubiera una manera de dejar a Arendelle con un nuevo rey o reina. Solo… que no fuera Hans. —¿Pero sabes? —agregó Elsa, tratando de alivianar el ambiente de nuevo.— Supongo que podría ir a visitarte una o dos veces al año, o viceversa. Somos aliados ahora, después de todo, y un viaje ocasional no estaría tan mal visto.

—¿Un viaje diplomático? —preguntó Hipo, habiéndose iluminado de nuevo su rostro al hacer referencia a las palabras que Elsa había usado para que él viniera a Arendelle en primer lugar. Elsa asintió emocionada—. Eso sería agradable.

Elsa colocó su mano sobre la de Hipo. —En cuanto a que Wintergale se haga la difícil con Chimuelo… Si quieres mi opinión, eso puede ser algo bueno. —Hipo levantó una ceja—. En serio; cualquier macho puede elegir una hembra sumisa, pero todo buen Alfa necesita una pareja igual de buena y fuerte.

—Huh. No lo había pensado de esa manera.

—No te preocupes, yo misma acabo de pensar en eso. Y creo que aplica tanto a los dragones como a los humanos también —agregó, guiñando un ojo a Hipo quien se rió entre dientes. Elsa puso un brazo alrededor de los hombros de Hipo para alentarlo—. No serán los últimos Furias. Tú y yo nos aseguraremos de ello. Podrá tomar algunos años, pero esta especie no terminará con ellos. Lo prometo.

Hipo miró a los dos Furias por última vez, y Elsa vio que ese brillo único regresaba a sus ojos. —Gracias —dijo, sonriendo suavemente. Luego se aclaró la garganta y se puso de pie—. Bueno, será mejor que vaya a vigilar a Patapez. Las veré después, chicas.

Las dos hermanas asintieron y siguieron a Hipo con la mirada hasta que dobló la esquina. Entonces Elsa se percató de que Anna la estaba viendo a ella de una forma que la ponía nerviosa, casi como si aún pensara que, tal vez, había algo más entre Elsa e Hipo. Elsa ya había aclarado desde su regreso que solo eran amigos cercanos, más de una vez de hecho, y Anna no había insistido demasiado en el tema… al menos no abiertamente. Aunque parecía estar lista para hacer eso ahora, cuando abrió los labios para hablar, alguien más se le adelantó.

—Entonces supongo que no regresarás a Berk pronto. —Elsa y Anna voltearon a ver hacia la esquina opuesta del pasillo. Era Astrid, apoyada contra la pared entre las sombras, con los brazos cruzados—. Lo siento, no pude evitar escucharlos.

—No te preocupes —respondió Elsa después de un momento—. Y no, me temo que tendré que quedarme en casa por un tiempo antes de que pueda siquiera pensar en…

—Será mejor que te quedes mucho, mucho tiempo.

—¿Disculpa? —preguntó Anna con tono de ofensa, como si esas palabras hubieran estado dirigidas directamente hacia ella.

—Me escuchaste —dijo Astrid, caminando lentamente hacia Elsa con una postura amenazadora—. Envía todos los emisarios que quieras a nuestra tierra si es necesario, pero tú quédate en tu reino, y nunca te atrevas a volver a Berk.

—Elsa, ¿qué está pasando? —le preguntó Anna directamente a su hermana—. Honestamente no entiendo…

—¿Un buen Alfa necesita una pareja igual de buena y fuerte? —Astrid imitó la oración de Elsa sin quitarle los ojos de encima—. Eso podría haber sido tan sutil como un hacha en la cara. ¿O acaso era ésa tu intención?

Con esas palabras, Elsa inmediatamente supo que finalmente estaba ante un caso de celos mortales tipo Astrid, tal y como Patapez le había advertido que ocurriría eventualmente. El cómo de que no se hubiera manifestado mucho antes era un misterio. Sin embargo, probablemente era mejor que estuviera sucediendo aquí y no en Berk. Elsa decidió que era hora de tomar acción sobre este asunto… antes de que Anna decidiera hacerlo. —Pues estaba hablando de Chimuelo y Wintergale —comenzó diciendo—. Pero tienes razón, en realidad. Esa noción se aplica tanto a los dragones como a los humanos, y como Alfa de los Vikingos, Hipo necesitará una "pareja" igual de buena.

—Sabía que solo nos traerías proble…

—Y me alegro de que ya la haya encontrado en ti —agregó Elsa con el tono de voz más amable y honesto que pudo dar. Esto tuvo el efecto deseado de que el habla de Astrid se convirtiera en un balbuceo corto y sin sentido antes de que se quedara en silencio.

—Deberías saber —continuó Elsa—, que he atrapado a Hipo mirándote más de una vez en las últimas semanas. Hay tanta admiración, respeto y amor en sus ojos cuando te mira que es imposible no darse cuenta que eres la única para él; y, bueno, estoy de acuerdo con él. Se complementan perfectamente el uno al otro, Astrid, y estoy seguro de que también serás una gran "jefe" vikinga una vez que estén casados.

Astrid parecía desconcertada, habiéndose desvanecido su naturaleza agresiva de repente. —Yo… yo… no… no sé qué decir.

—Escucha, Astrid —dijo Elsa, poniéndose en pie y llevando una mano sobre cada uno de los hombros de la vikinga rubia—. Hipo te necesita. Es probable que te necesite más y más a medida que pasen los años. Quédate a su lado siempre, y ámalo con todo tu corazón hasta el día en que cualquiera de ustedes dos parta al… Valhalla.

Tuvo cuidado de usar esa palabra en lugar de "cielo" o incluso "más allá" para respetar la herencia cultural de Astrid, tal como lo había hecho con el resto de los vikingos, como Estoico le había aconsejado. —Creo que ustedes dos harán una de las mejores parejas vikingas que el mundo ha conocido; por lo tanto, tienen mi bendición para casarse. No porque realmente la necesites, pero ahí la tienes —agregó con un guiño. Entonces pensó en agregar una última oración por si acaso—. Y si tarda demasiado en pedir tu mano, házmelo saber y me dirigiré a Berk para darle un empujón en la dirección correcta.

El desconcierto de Astrid continuó mostrándose durante casi un minuto antes de que Elsa viera cómo se convertía en otra cosa, en algo mejor. —Gracias… Reina Elsa —respondió ella finalmente, inclinando la cabeza con respeto y gratitud genuinos. Elsa hizo lo mismo, y con eso, la Jinete vikinga se dio la vuelta para irse; pero luego se detuvo y miró hacia atrás, como si se le hubiera ocurrido algo—. Hablando de hachas, ¿qué tan buena eres con una?

Al no encontrar rastro de amenaza en la voz de Astrid, Elsa decidió responder con el mismo tono neutral. —Nunca he usado un hacha de batalla, pero aprendo rápido. ¿Por qué?

—Bueno… pensé que tal vez tú y yo podríamos tener un combate amistoso algún día, al estilo vikingo… cuando llegues a decidir visitarnos de nuevo. —En este punto se dio media vuelta por un momento con una sonrisa amistosa dibujada en su rostro.

Elsa sonrió en respuesta. —Seguro, ¿por qué no?

Astrid inclinó la cabeza una vez más, esta vez a la usanza de los guerreros que se reconocen mutuamente, y luego se fue. Elsa dejó escapar un suspiro de alivio, recién dándose cuenta de la pesada carga que había sido su necesidad de aclarar las cosas entre ella y Astrid.

—Vaya. Eso sí es diplomacia en acción —la voz de Anna rompió el silencio. Elsa sonrió, recordando hasta entonces que su hermana menor todavía estaba allí… y contenta de que no hubiera intervenido para intentar defenderla. Sus intenciones podrían haber sido buenas, sin duda, pero de haberlo hecho, esta conversación probablemente habría tomado un giro diferente.

—Solo recuerda —dijo, volviéndose para sentarse junto a su hermana de nuevo—, que la diplomacia solo funcionará mientras haya honestidad involucrada.

—Eso sonó casi como si estuvieras tratando de darme una lección de política.

—Considéralo una pequeña perla de sabiduría… para cuando heredes el trono.

—Oh, no, no, no, no; ya tuve suficiente de eso. Te dejaré a ti ese trabajo a partir de ahora —dijo Anna, riendo. Luego, un poco más serena, preguntó: —Entonces… ¿hablabas en serio al decir que no había nada más entre Hipo y tú?

—¿Por qué no habría de hacerlo?

—No lo sé. Sentí que había algunas señales; pequeñas, pero…

—Pues malinterpretaste esas "señales" —dijo Elsa, dibujando comillas en el aire con sus dedos—. De todos modos, él es mucho más joven que yo, Anna.

—No por mucho.

—Como sea, no es como si estuviera buscando a alguien.

—El amor no es algo que se busca. Simplemente se presenta cuando menos lo esperas, a veces incluso sin que lo sepas.

—Bueno… te lo aseguro, y debo agregar que es por última vez; no hay nada de eso entre Hipo y yo. Además, ¿no prefieres que nosotros tres seamos así, más como hermanos?

Anna se encogió de hombros, sonriendo. —Bueno, creo que eso también es divertido. Siempre quise tener un hermano. Es decir, no porque no quisiera una hermana; sí lo hice, pero también un hermano. ¿Te imaginas cómo habría sido eso? —Elsa se cubrió los labios detrás de su mano mientras se reía. Oh, si tan solo Anna pudiera leer su mente y ver cuántas veces lo había considerado tan solo en estos pocos días. Luego, mirando por la ventana a las dos Furias, Anna agregó: —Solo espero que encuentres ese tipo de amor algún día. Es una experiencia increíble, y te lo mereces.

Elsa no respondió, prefiriendo mirar hacia afuera como su hermana, mirando a un Chimuelo desalentado pero no por eso menos persistente. Era sincera con respecto a Hipo… pero muy en el fondo, tal vez había un anhelo de tener a alguien más que ella pudiera amar así, incluso si no lo admitía abiertamente o incluso si no lo hacía evidente. No pensaba en eso tan a menudo; de hecho, solo le había prestado la debida atención a este asunto dos o tres veces desde que había comenzado a obtener mayor control sobre sus poderes cuatro años atrás. Sobre todo porque… por alguna razón… ese pensamiento siempre venía de la mano con la imagen borrosa de un pastor con un abrigo marrón cuya cara no podía distinguir. Y por alguna extraña razón, esa imagen no le asustaba en absoluto.

Haciendo a un lado ese pensamiento, Elsa desvió su mirada hacia Wintergale. A pesar de que su rostro todavía parecía poco impresionado, Elsa reconoció algo en sus ojos azules como el hielo. Parecía que la Furia Helada también tenía ese mismo anhelo, pero al menos había alguien para ella en ese momento… justo frente a ella, de hecho. Entonces, ¿por qué no se daba esa oportunidad?

Otra cosa más en que dragón y jinete nos parecemos, supongo, pensó Elsa con melancolía.


N/A: Sí, fue otro capítulo breve, pero quizás recuerden cuando dije que esto ya seguiría así hasta el Capítulo 31. (¡Solo quedan cuatro más!)

Ese párrafo sobre la "escuela de dragones" efectivamente fue una referencia directa al MMORPG "Schoool of Dragons" de DreamWorks. No lo considero canon por razones obvias, pero el concepto es demasiado genial como para ignorarlo… y seamos honestos, Hipo totalmente querría empezar a trabajar en algo así una vez que se hubiera conectado al 'mundo exterior' a través de Elsa y Arendelle.

Lightscales15: En parte me entristece que hayas sido la única persona que dejó un comentario para el capi pasado, pero me da muchísima alegría que hayas sido tú quien dejó ese único comentario. Y por supuesto, me alegra saber que hayas disfrutado tanto esa actualización. ¡Muero por saber qué opinas de este capi! Love u too! (Y… si no es mucho pedir… ¿qué tal suena una imagen de Elsa y Anna abrazadas, con Wintergale a un costado y los Jinetes de fondo? ¿Se puede?)

Dado el corto tiempo entre la actualización anterior y ésta, no queda mucho más que decir esta vez. Aunque… supongo que puedo decirles que el próximo capítulo finalmente verá un avance muy necesario en la relación entre los dos Furias. Para un capítulo tan especial, estoy trabajando en algo que será igual de especial, y me refiero a "especial" así como tipo "Libre Sé (Versión Wintergale)". Desafortunadamente, esa actualización, por más corta y casi lista que pueda estar, podría tardar un par de semanas más… o incluso un mes.

¡Por favor no me maten! *esquiva sillas y objetos voladores*

Prometo que haré todo lo posible para tenerlo en línea lo antes posible. Pero, por favor, tengan en cuenta que tengo las manos en varios proyectos de ficción y no-ficción en este momento, y uno de ellos de hecho es en colaboración con otro escritor de fanfiction aquí en FF. Hemos estado trabajando arduamente en este proyecto, y ya casi es hora de que vea la luz, pero todavía tenemos que darle los toques finales… y solo eso podría tomar al menos una semana o dos. Nunca he sido bueno priorizando, pero lo intento.

Como sea… estén atentos mientras tanto y sigan siendo lectores tan increíbles. En otras palabras, ¡no olviden dejar sus comentarios! ;)