La comida estaba deliciosa. Ambos comieron y bebieron vino animadamente y el beso había quedado como olvidado. Jean se preguntaba a ratos si realmente había pasado… ¿o lo había imaginado? Sasha estaba segura de lo sucedido pero prefería pasar de ello por la vergüenza.

Jean fue el primero en romper el silencio al tiempo que alzaba la copa para observar el vino a la luz del sol que se filtraba por lo agujeros del techo de madera- ¿por qué?- preguntó. Sasha lo observo en silencio fingiendo no entender a qué se refería y soltó de pronto la presa de carne que estaba a punto de llevarse a la boca, dejándola caer con un ruido seco sobre el plato.

-¿por qué viniste por mí?- hizo una pausa pero prosiguió al ver que la mujer no pretendía responder- ¿por qué me sacaste del hospital? ¿Por qué de pronto te preocupas por mí?- añadió un poco más molesto, de nuevo nada- y… ¿Cómo es que puedes quedarte aquí con migo tanto tiempo?-

Hasta un segundo antes de formular todas aquellas interrogantes Jean no había caído en la cuenta de que al parecer Sasha no tenía ningún apuro en volver el cuartel de la legión, ni mucho menos parecía preocupada. ¿Levi sabría algo de esto?

-he pedido permiso- confesó la chica rascándose tímidamente la nuca. Su expresión era inocente como la de un niño al confesar una travesura - ¿por qué?- insistió él.

-pues… estaba preocupada Jean- respondió ella alzando un poco la voz y cerrando los puños sobre la tela de su pantalón. Que exasperante podía resultar ese castaño aun cuando estaba enfermo. Sasha no comprendía porqué insistía en cuestionar la ayuda que le brindaba tan amable… pero no tan desinteresadamente. Se mordió el labio pensado en lo que pensaba hacer.

Jean guardó silencio escrutándola con la mirada, mitigando de pronto el enojo, saboreando la comida y dando cuenta rápidamente de la copa de vino. Suspiró y estiró el brazo para llenar nuevamente la copa de Sasha, ella se encogió de hombros sin mirarlo.

-lo siento- dijo él. Casi se podía masticar la densidad de las palabras y lo mucho que le había costado decirlas.

-está bien.

-no, no lo está… ¿sabes por qué enfermé?- preguntó el tratando de sincerarse pero sobre todo de comenzar una conversación amena.

-por estar entrenando a las 4 de la mañana- respondió ella frunciendo un poco el ceño pero sin llegar a parecer enojada.

-¡sí!- afirmó él- pero más importante que eso, es la razón por la que estaba allí- dijo sin miedo de quedar en ridículo.

-no podías dormir- aseguró ella. Jean abrió la boca para corregirla, pero la cerró al percatarse de que había acertado.

-exacto- dijo- no podía dormir ¿Cómo lo sabes?

-es un poco obvio- soltó burlona. De pronto su expresión se suavizó- además… yo tampoco podía hacerlo.

Jean guardó silencio esperando que ella terminara su frase… pero no se escuchó palabra alguna.

-¿la ducha?- preguntó el. Siempre había sido un chico directo, no podía evitarlo. Aunque con Sasha últimamente había sido de todo, menos directo. Ella asintió.

-¿sabes la verdadera razón por la que pedí permiso y vine aquí?- dijo ella al dejar de masticar un bocado de comida.

-No; dímelo- pidió Jean. Quería saberlo aunque se imaginaba algunas opciones le decepcionaba un poco saber que ella no lo había hecho porque se preocupaba por él.

-quería…- comenzó ella recogiendo las piernas y sintiendo como el calor invadía sus mejillas- conocer a un hombre- Jean arqueó una ceja- bueno, quería conocer el calor de estar con un hombre, ya sabes…- suspiró nerviosa desviando la mirada.

Jean abrió levemente la boca al comprender a que se refería Sasha con esas palabras tan…. Rebuscadas. –¿Sexo?- preguntó.

Sasha asintió una vez y luego bebió un rápido sorbo de vino. No era su bebida favorita pero la leve sensación de que le producía ya en la segunda copa le ayudaba a continuar lo que ya había empezado en el momento en que decidió sacar a Jean del hospital.

-entiendo- dijo Jean- pero creo que te equivocas al pensar así- no sabía por qué pero la idea de Sasha teniendo sexo con alguien… quien fuese. No. Ella no podía. O mejor aún no era necesario que lo hiciera (a su parecer).

-no, no entiendes- arremetió la castaña y tras empinar la copa y dar cuenta hasta de la última gota de vino siguió- siento vergüenza de mi virginidad, ¡la detesto!

Jean apoyó el mentón en una de sus manos. Eso confirmaba sus sospechas sobre la virginidad de Sasha. Pero abría otro problema: quería perderla. Meditó un momento mientras se llevaba un poco de comida a la boca. ¿Qué le pasaba? Los últimos días no había hecho otra cosa que pensar en ella y peor aún… excitarse al evocar la imagen de la chica sin ropa. Si apenas cuando llegaron a la cabaña había tenido que salir huyendo del cuarto de baño por temor a una erección.

-entonces, esa es la verdadera razón por la que me trajiste aquí… ¿quieres acostarte conmigo?

-solo una vez y luego volveré a ser la de siempre- dijo intentado parecer segura. Las manos le temblaban al aventar el bocado del plato hacia su boca. Suavizó su expresión hasta el límite y rogó que Jean no reparara en el temblor nervioso de su cuerpo.

El chico la observó y claro que había notado el temblor en la mano de Sasha. Pobre estaba tan nerviosa. Pensó que ella probablemente ni siquiera estaba segura de lo que pedía. Pero finalmente decidió hacerlo, ¿a quién quería engañar? Se moría por tenerla gimiendo bajo su cuerpo. Se levantó y caminó hasta la cama.

-ven, acuéstate aquí y duerme. Así tendremos tiempo para que yo me recupere y tú te sientas segura de que es lo que realmente quieres.- ella esbozo una media sonrisa y obedeció. En su interior agradeció el gesto y la actitud tan madura que había tomado Jean.

Él podía ser un verdadero idiota cuando se lo proponía, pero este era un tema delicado. Y Sasha era Sasha. Quería cogérsela, sí. Pero no la obligaría a hacer nada de lo que no estuviera cien por ciento segura.

Despertaron cuando los últimos rayos del sol se asomaban tras los muros. Tonalidades azules entre los arboles otorgaban un majestuoso espectáculo ante los ojos del par recostado en la cama. Jean se levantó y caminó hasta el pequeño cuarto de baño. Dejando a Sasha descansar durante algunos minutos más.

Encendió un par de velas en la fría habitación y se dio un lento y reparador baño. Se sentía feliz, extrañamente contento, como si la completa recuperación de la enfermedad fuera la fuente más pura de alegría. Buscó dentro de un pequeño armario hasta encontrar una diminuta navaja, con ella se afeito rápida pero cuidadosamente hasta conseguir un acabado casi perfecto.

Una vez estuvo vestido solo con los viejos pantalones volvió a entrar en el cuarto principal y se acercó a la cama con cuidado de no hacer ruido, se recostó de nuevo junto a ella y beso una vez la tierna boca adormilada de la castaña. Muy lentamente besó sus mejillas y sus parpados. Solo para poder notar el tacto de sus pestañas entre sus labios. Sasha despertó lentamente respondiendo a sus caricias. Él le dedico una pequeña sonrisa.

-Confía en mi- le susurró Jean- no te haré daño.

-oh!, pero si yo quiero que me lo hagas…-respondió Sasha un tanto nerviosa en su oído.

Despacio Jean comenzó a desnudarla, primero se dedicó únicamente a desabotonar y retirar la blusa, dejando libres los preciosos pechos redondos, se detuvo un momento observándolos, cuidadoso de no parecer demasiado brusco o descarado. Dos montes perfectamente simétricos en su piel trigueña y coronados por dos delicados botones aun un tanto inmaduros. Jean soltó todo el aire que tenía contenido directo sobre la piel de Sasha y observo como se erizaban los diminutos bellos de su pecho. Luego lentamente movió una mano y comenzó a acariciar el vientre perfectamente plano y muy bien trabajado.

Sasha sintió el contacto sobre su piel como un susurro ardiente que le quemaba la razón. Suspiró acallando su nerviosismo. Dio un respingo al sentir las manos de Jean soltar el seguro de su pantalón y deslizarlo suavemente por sus piernas llevándose consigo sus pequeñas braguitas. Dejándola a su completa merced. El chico bajó un poco la mirada para observar con total nitidez el cuerpo que tenía junto a él. Un vientre muy liso y unas caderas anchas se revelaron ante él. Pero lo que más lo cautivo en aquel momento fue la deliciosa sombra oscura de vello castaño que se extendía entre sus piernas, brillando levemente a la luz de las velas. Se inclinó y beso aquel rincón del cuerpo que tanto le gustaba. Besó sus muslos y separó sus piernas con una mano hasta que pudo contemplar la abertura en la cálida y rojiza carne que ocultaba la delgada capa de vello. Sintió su órgano rígido y preparado.

Sasha lo observaba entre nerviosa y ansiosa y se dejaba hacer, admitiendo para sus adentros que el muy idiota sabía moverse y que su atenta mirada sobre ella le hacía estremecer. Entonces muy por el contrario de lo que ella pensaba, Jean se dejó caer a su lado y la sostuvo por las caderas apretándola contra su cuerpo.

Él estaba listo y sabía muy bien que hacer y cómo hacerlo, podría haberla penetrado y disfrutado hasta acabar de una buena vez pero no, esta vez no sería así. Ella volvió el rostro hacia Jean y lo beso lenta e inexpertamente en la boca en un gesto que a él se le antojo infinitamente sensual. Luego sintió las femeninas manos tirando certeramente de su pantalón hasta deslizarlo fuera de su cuerpo, cayendo limpio sobre el piso.

Sasha tomo un poco de aire separándose de la húmeda boca de su amante y se dio fuerzas para seguir recorriendo el cuerpo masculino a su haber. Tocando y disfrutando el calor que le entregaba y alcanzando finalmente el órgano viril ya un tanto humedecido.

Jean sentía las suaves caricias de Sasha como si fueran lo más espectacular y a la vez impreciso del mundo. Ella acariciaba su pecho como si le complaciera su firmeza. Besaba sus brazos como si apreciara y agradeciera infinitamente su fortaleza. Se sentía extrañamente adorado por primera vez.

Deslizó su mano hasta alcanzar la pequeña abertura y mientras sus dedos acariciaban suavemente el conducto virgen, sintió como el cuerpo femenino se encendió. Los preciosos pechos de Sasha se elevaron en su dirección y la chica reprimió un gemido apretando los labios como mayor intensidad contra los suyos. Inconscientemente ella comenzó a abrirse para él, estaba lista y segura. Aunque inevitablemente el miedo y el nerviosismo se abrían paso entre su expresión para hacerse notar frente a los ojos del hombre que la acompañaba.

Jean la descubrió mirando su prominente erección, para ese momento sentía los dedos húmedos entre la carne abierta de la intimidad de Sasha. A pesar del miedo que podía notar en sus ojos, se movió para acomodarse entre sus piernas. Se mantuvo erguido un momento. Cuidadoso y por primera vez un tanto nervioso. Levantó la mirada para observar los ojos de Sasha como pidiendo permiso para invadirle. Ella cedió y lo autorizo con una suave sonrisa.

Apretó los labios conteniendo el aliento cuando sintió la terrible incomodidad y dolor de su interior desagarrándose de una sola vez. Cerró los ojos para evitar derramar las pequeñas lágrimas que se agolpaban amenazando con salir. Entonces sintió una suave caricia sobre su rostro. La incomodidad seguía allí. Estaba dentro de ella, lo sentía latir y al abrir sus ojos pudo ver que Jean se moría por moverse y dar paso al placer. Pero en vez de eso estaba allí, inmóvil esperando paciente que el dolor menguara. Acariciando suavemente su piel con la punta de los dedos. ¿Tenía miedo el también?

Jean respiró profundo conteniendo las ganas de moverse. Sasha estaba tan apretada y mojada que tan solo al entrar en ella había experimentado algo así como un clímax. Pero no podía. No podía ser tan irrespetuoso, ella no merecía eso, y él nunca se había dado tiempo de pensar tanto ni de ser tan caballeroso en un momento como ese. ¿Acaso tenía miedo? Si, miedo de lo que estaba sintiendo. Miedo que hacer algo que pudiese arruinar ese momento.

Entonces fue ella quien lo beso en los labios mitigando mágicamente todas sus dudas e interrogantes. Solo una suave presión contra sus labios pero luego dio paso para más. La excitación volvió a bullir dentro de ambos y jean sin poder resistir más la tentación, comenzó un pequeño vaivén que ya en su primera estocada suave y contenida arranco un audible quejido a la castaña. El respondió con un gruñido ronco pero suave. Ya no había vuelta atrás.

La noche ya estaba bien adentrada y ellos seguían en su pequeño nido de amor, ahora gritando abiertamente por la excitación -¡el paraíso!- había dicho Sasha en algún momento y él había reído entre quejidos de placer. Pero había algo más en todo eso. Algo más que una primera vez para ella, y algo más que simple placer carnal para él. Se miraron fijamente a los ojos ambos respirando agitadamente por la boca al compás de sus movimientos.

Por fin llegó el momento y con una última certera estocada ambos gimieron liberando todo lo contenido. El agradecimiento final. El gran trofeo que Jean guardaría por siempre sería la expresión en la cara de la castaña al llegar por fin al orgasmo.

Descansaron uno al lado del otro abrazados durante un momento. La noche había traído consigo el inevitable frío por lo que Jean refugió su cara entre los pechos de la chica. Su piel olía a sudor, y el ambiente estaba impregnado de ese dulce aroma a sexo. Sintió un nuevo cosquilleo en la entre pierna, sin duda los días sin actividad le estaban pasando la cuenta. Sasha lo miró de reojo acomodado entre sus pechos y sintió sobre su pierna el principio de una nueva erección en el órgano viril de su amante. Sonrió divertida y con una mano guió la boca de Jean hasta encontrarlo con uno de sus erguidos pezones. Él alzo la vista al atrapar entre sus labios el pequeño botón y luego succionó y tiró de el sin consideración. Ambos se encendieron al instante. Sasha sentía su entrepierna mojada y lista para recibir otra ronda de estocadas.

Sin dejar de lamer y morder juguetonamente los pezones sonrosados. Se ubicó nuevamente entre las piernas de la chica llenándola de placer al instante. Una vez terminada la segunda ronda, Sasha yacía desplomada sobre el pecho de Jean, dibujando pequeños círculos con la yema del dedo anular que hacían estremecer al chico. De pronto él se aclaró la garganta y ella elevo el rostro para poder mirarlo. Pero se mantuvieron en silencio. Se besaron.

Jean se preguntó qué era lo que lo mantenía allí aun tendido a su lado disfrutando de sus suaves caricias. Qué hacía que esta vez todo le pareciese nuevo y diferente, infinitamente más placentero e íntimo.

-Te quiero- dijo de pronto Sasha sacándolo de su ensimismamiento – también yo- respondió el sin pensar. Dio un pequeño respingo al escuchar su propia voz.

¡La quería!... eso era. Cariño sino amor. Eso marcaba la diferencia por primera vez había sentido el placer de tener sexo con alguien a quien quería profundamente. Había hecho el amor.

-gracias- dijo Sasha de nuevo, él la miró y esbozo una sonrisa.

-tenemos un problema- dijo. Sasha lo miró con expresión preocupada- quiero hacerte el amor todos los días y cada vez que pueda- confesó. Ella rio relajada y luego lo besó en la boca.

Al siguiente día volvieron al castillo, allí todos estaban preocupados por Jean. Contaron una historia inventada que tuvieron tiempo de repasar durante todo el camino de regreso. Obviamente omitieron todo el episodio en la cama. Todos se tragaron la historia. O casi todos… Levi los miró llegar desde lejos y rodó los ojos entre fastidiado y divertido. Mikasa lo alcanzó y acunó contra su pecho sin que nadie los viera.

-¿ocurre algo?- preguntó mirando en la misma dirección que Rivaille.

-espero que se la haya cogido lo suficiente como para que se concentre ahora en los entrenamientos- respondió él, asiendo alusión clara a los recién llegados. Mikasa abrió un poco los ojos y luego cayó en la cuenta de lo obvio de la situación. Rivaille la miró un segundo y luego frotó delicadamente su rostro contra los pechos de la pelinegra. Ella sonrió nerviosa mirando en todas direcciones- en mi oficina en 5 minutos- ordenó él cuándo se alejaba.


Esa noche Jean volvió a dormir en su habitación y escribió en su memoria lo que aquella experiencia le había enseñado. Y que ahora le daba una amplia ventaja sobre el idiota de Eren.

"Es fácil sacarse la ropa y tener sexo; las personas hacen eso todo el tiempo.

Pero, abrir tu alma a alguien y dejar que descubra tus miedos, tu futuro, tus sueños y tu espíritu…

Eso es estar realmente desnudo"


Le finí! (?) por fin :D espero les guste! me tome tiempo escribiendo pero no lo leí demaciadas veces asiq si hay algun error garrafal no me mateeeeeeeen plzzz... en fin cada día me gusta más la parejaaa si son tan bonis! ahhhhhhhh *.* gracias a quienes la siguieron fué muy cortita ( lo se) aunq me demoré quinientos años escribiendola... soy así lo siento, dispersa, me puse a escribir otras cosas como loca jajajaja hasta un nuevo long fic ( todo lo sólido de desvanece en el aire) que aun esta en el primer cap ... porque me defisid atencional me atrapa jajaja los amoooooooo si les gustó no duden en dejar su review mucho lov lov lov lov lov lov lov lov y besosss... bless y paz ? ya me puse rasta jajajaja (hablando de eso... yo tengo dreads en el pelo) en fin adios *.*