Ha pasado tantísimo tiempo... demasiado en realidad, quiero disculparme por esta larguísima ausencia, no obstante es seguro que me quede ya hasta el final de la historia...

Gracias a los que la leen, gracias a los que quieren saber más de ella, prometo que no se quedará sin final; el capítulo anterior termino fuerte y este es algo breve en comparación con los demás, no obstante, tiene una finalidad...

No me queda sino recordarles que los personajes no me pertenecen, que son de JK y que la trama está basada en la idea original de Shin Takahashi, un brillantísimo mangaka a quien le debemos la belleza que es Saikano... permítanme conmover sus corazones, pemitánme darles un poco de lo que es esta historia...

De antemano, gracias.


Era un ardor escalándole por el pecho, un ardor que al mismo tiempo dolía, presionaba, como una cuerda, como la horca apretando previo a la caída, aquella figura se había deslizado hasta ella; parpadeó un par de veces antes de lograr disipar el llanto de dolor que no la dejaba mirar, en lo alto, en el techo podía ver pasar nubosos recuerdos de momentos de su pasado: su madre, veía a su madre abrazarla con fuerza, su madre que besaba sus mejillas, su padre que traía un obsequio navideño. Tragó saliva con más pesar que alivio, no podía respirar, se asfixiaba en sus memorias de infancia feliz, tragó saliva de nuevo, veía a Viktor Krum, veía a Cedric… Cedric… Cedric…

Podía sentir el calor de la mejilla de Cedric contra la suya, sus labios candorosos recorriendo su cuello y clavícula y por un breve espacio de aquel doloroso trance, fue como recobrar el aire en los pulmones y la felicidad, pero el recuerdo alegre y apasionado que antes era, se estaba volviendo frío, se teñía de gris, perdiendo los tonos, el brillo, los labios de Cedric contra su oreja se fueron tibiando y parecían alejarse mientras susurraban No he conocido chica más hermosa que tú, Cho… gracias, Cho… realmente te adoro…

Y entonces lo supo, el frío, esa fuerza que absorbía sus pensamientos positivos, sus alegrías, la mano descarnada que presionaba su garganta tirando de sus pulmones hasta hacerla amoratarse, era un dementor; esos ojos familiares que había visto entrar en pánico y desesperación, se le confundían con las cuencas vacías del dementor que la atacaba, aguzó el oído, percibía el silbar de su movimiento, así como el crujido suave y sigiloso del hielo invadiendo el suelo, le pareció que le daba un ataque, porque empezaron a temblarle las piernas y las manos, la frente se le perló en un sudor helado, si no hacía algo pronto perdería la consciencia y…

-No… no… -murmuró entrecortada, no podía caer ahí, no podía simplemente ser vencida porque había sido tomada por sorpresa, atinó a apretar la mano tan rápido como la debilidad se lo permitió, la varita se sentía dura, lejana, casi desconocida, la levantó con fuerza, una mirada fiera le manó de los ojos y sacó la voz desde el estómago, recordando con viveza momentos de su pasada juventud, de su niñez, romances recientes y logros personales, plenitud de su vida profesional e íntima. -¡Expecto Patronum!

Primero fue un rayo intermitente y débil, debió cerrar los ojos y concentrarse, pudo por un momento remembrar las manos de Cedric alrededor de su cintura con tanta violencia y realidad, con tanta ansiedad de sentirlo, que lo sintió presionarla y susurrar a su oído Cho… ¡Cho!... ¡Pelea, Cho!... se aferró a esa pasión de él, se aferró a ese deseo, al anhelo de su recuerdo y el cisne brotó de la varita como despavorido dando un alarido profundo, canto de ave herida, melodía del amor perdido y tantas veces recordado, del amor que todavía ardía fervoroso en el corazón de la sanadora al punto mismo de sacarle una sonrisa en ese instante e iluminar como un sol al dementor que la atacaba.

Aquella ola de luz se propagó por el pasillo completo con lentitud, como ondas profundas y temblorosas e iluminó todo un par de segundos, luego descendió a la oscuridad de nuevo apenas por un instante y volvió más poderosa que antes, pareciendo que una estrella había impactado el lugar; Cho apretó más su cuerpo, incrementó aquel poder e impulso a su patronus a atacar con más fuerza, la luz penetró todo dando de lleno en el rostro de aquel desagradable ser al que pudo verle entero, podía ver su figura y un instante después la luz fue tan poderosa que elevó el velo de aquel rostro descubriendo las orbitas de los ojos y la boca terrible y putrefacta, pero la luz también purificó, la luz dejó ver tras el monstruo. Y Cho chocó con aquellos ojos que creyó familiares bajo el halo de aquel ser descarnado y sintió pena por su amiga, porque entonces la reconoció escondida bajo aquella frialdad de muerte incompleta y agonía perpetua.

-Luna. –Masculló llamándola mientras su cisne blanquísimo expulsaba al dementor del edificio por una ventana que se destrozó de golpe, Cho corrió despavorida aún con la varita en mano, mientras el ave la hacía huir hacia el firmamento sin estrellas y bajo una luna pequeñísima en algún lugar. -¡Luna!

Gritó todavía y esperó, su patronus regreso y fue a posarse en el alfeizar de la ventana como viendo al vacía buscando al atacante… pero ya no había nada y Cho permaneció ahí, silenciosa, sin saber si aquello que había visto bajo la luz de su conjuro era en realidad el rostro pálido de Luna y sus ojos azules.

-Debo estar trabajando demasiado. –Se dijo sin creerlo… y volvió sobre sus pasos rumbo a su oficina, desde donde decidió llamar a Hermione de inmediato.


Les agradezco mucho sus lecturas y comentarios.