Una vez me atrevo a contribuir a la RivaMika Week, en esta ocasión con un multichapter que incluye un poco de mi propia teoría sobre el origen de los Ackerman. Así que están advertidos, si no ven el manga, van a encontrar SPOILERS!

Disclaimer: Shingeki no es mío, si lo fuera, mi OTP ya sería canon :'(


Jardín de hierro

1. No me olvides

Erwin y Levi se encontraban encerrados en la oficina, a la luz de las lámparas de aceite, leyendo los últimos informes privados que Pixis le había confiado a Erwin. Aparentemente, un nuevo recluta tenía la habilidad de convertirse en titán a voluntad propia…más o menos. El gran problema era la pérdida de control que experimentaba al hacerlo, aparentemente, el chico olvidaba la mayor parte de su humanidad. Aquello había quedado demostrado cuando se le ordenó convertirse y cargar una roca lo suficientemente grande para sellar el agujero creado por el titán colosal, el chico titán había tratado de asesinar a su hermana, otra recluta llamada Mikasa Ackerman.

Levi se sobresaltó por una milésima de segundo, ese apellido no podía aparecer entre los reclutas sólo porque sí.

-Asegúrate de que la chica no tiene relación alguna con la policía militar Erwin-

-Es hermana adoptiva del chico Levi, no hay nada de qué preocuparse, según dice Pixis ella se dedica a protegerlo, tú mismo la viste Levi, ellos dos y el joven rubio que los acompaña estuvieron presentes en la tragedia de Shiganshina-

-¿La asiática? ¿Esa es Mikasa Ackerman?

-Así es, por eso insisto en que la chica no es un peligro para nosotros-

-Tch- tomó un sorbo del té

- Hay que garantizar que Eren Jaeger se una al escuadrón Levi, si la policía militar le pone las manos encima perderemos información valiosa y una pieza clave para vencer a los titanes y recuperar el muro María…

Levi ya no escuchaba, su mente empezó a vagar, buscando entre sus recuerdos imágenes de aquel tiempo cuando él también llevaba el apellido Ackerman, encontrando en un rincón el rostro de una mujer preciosa, de tez blanca, ojos rasgados y cabello largo y negro. Su nombre no podía ser otro que Mei. Cuando él no era más que un niño asustado, Mei era ya casi una adulta joven, que sin duda estaba ahí con Kenny para ser explotada por su belleza.

Erwin dio por terminada la reunión, solicitando que Levi le acompañara a ver al chico titán en cuanto Pixis les diera entrada. Así que él siguió tratando de recordar a Mei…

Vagando por el cuartel general, logró recordar que Mei dormía hasta bien entrada la tarde mientras los demás chicos y él entrenaban luchas cuerpo a cuerpo y corrían alrededor del terreno de la casa hasta que las piernas no les respondían. Antes de la cena, Mei ya estaba levantada y paseaba un rato por el jardín, custodiada por uno de los chicos mayores y, por lo tanto, un hombre de confianza para Kenny.

Recordaba a ese muchacho tanto como a Mei, aunque nunca se atrevió a preguntarle su nombre.

Una tarde llegó a la casa Ackerman un cargamento de 50 cajas de madera, llenas de servicios de mesa y platería fina, Levi no pudo contener su curiosidad por las relucientes copas y las tazas de porcelana pintadas con motivos florales sacándolas de sus envolturas para contemplarlas y tocarlas. Sabía que nunca iba a tomar el té en una de esas tazas y mucho menos compartiría el vino en esas copas, así que le bastó con mirar y mirar…hasta que Kenny llegó a la bodega. Lo molió a golpes, como tantas otras veces en el pasado, y lo encerró bajo llave en el cuarto más pequeño de la casa; un cuarto sin baño y sin ventanas que muy probablemente sirvió de almacén antes de la llegada de todos los niños.

Tres días estaría encerrado en su pequeña prisión, viendo la luz de los pasillos sólo cuando el muchacho alto y de cabello claro que siempre acompañaba a Mei le daba agua y sopa fría a altas horas de la madrugada.

-Aguanta un rato más amigo, verás que Kenny te sacará de aquí en un tris

El pequeño y aún inocente Levi se aferró a la esperanza que aquel joven le ofrecía y aguantó lo mejor que pudo los tres días de su encierro. Cuando salió y vio el rostro de Kenny, entendió que el despiadado hombre estaba impresionado de que hubiera sobrevivido y así, sin saberlo, el chico sin nombre le dio a Levi un regalo un poco más duradero…su rebeldía.

Mucho tiempo después, siendo ya el miembro más valioso de la "familia" Ackerman por sus impresionantes habilidades de batalla, Levi fue testigo del mayor escándalo del que hubiera tenido memoria…Kenny apareció a la hora de cenar, echando espuma por la boca y gritando cosas incomprensibles; detrás de él andaban como enjambre los chicos mayores, que no dejaron armario sin abrir ni hueco sin registrar, luego salieron a pie y a caballo para no regresar hasta dos días después con la aplastante noticia: Mei y su acompañante se habían escapado para no volver.

Otras jóvenes ocuparon el lugar de Mei y la vida en esa maldita casa siguió como era antes, pero la conciencia de Levi sobre su cautiverio nunca estuvo más en llamas que esa época; quedaría por siempre en su mente la idea de que escapar era posible, lo que eventualmente haría.

Una vez fue libre, nunca volvió a pensar en Mei y en el rubio hasta este día, en que el destino le volvía a poner frente a un Ackerman…

Se imaginó que el escenario más plausible era que la pareja hubiera huído hacia la muralla externa y a una comunidad lo más pequeña y alejada posible del centro, donde estaba la casa Ackerman, para evitar que Kenny los encontrara un día. Para disminuir la posibilidad de que alguien los molestara, hicieron uso del apellido del hombre que en las murallas internas bien podía haber sido tan temido como un titán y, como era lógico, habían iniciado una familia a la que creían segura; pero algo había pasado (se hizo un recordatorio mental de averiguar qué había sido) y la niña había terminado en Shiganshina con una familia adoptiva…

Al verla con más detenimiento en el juicio de Eren Jaeger, no le quedó duda de que era hija de Mei: había heredado sus hermosas facciones y su relativa serenidad, pero cuando pudo verla tiempo después en el campo de batalla, comprendió que también había heredado la habilidad de pelea de su padre, al que vio pelear con clientes imprudentes más de una vez…Levi se sentía comprometido, por decir lo menos, con Mikasa y vio en la pérdida de su escuadrón una oportunidad para convertirse en su protector y maestro.

Quedaría claro en unas cuantas sesiones de entrenamiento que Mikasa era todo menos dócil, pero le sorprendían su inquebrantable disciplina y la rapidez con la que aprendía cada movimiento que trataba de enseñarle. Levi se sorprendió a sí mismo embelesado con su rostro cuando tomaban la cena y la encontró a ella mirándolo también cuando iba a supervisar las caballerizas.

Empezó a buscar pretextos para castigar a Jaeger sin darse cuenta, porque era bien sabido que minutos después estaría Mikasa en su despacho, desgañotándose para exigirle que retirara el castigo a Eren. La mayor parte de las veces cedía, pero otras, por puro placer de ver a la chica sonrojada de coraje, con los labios húmedos y el pelo descompuesto, retenía el castigo y aguantaba un rato más de reclamos. Al final, Levi le recordaba que él seguía siendo su superior y que a ella no le quedaba otra que aguantarse…entonces salía hecha una furia de la oficina y ayudaba a Jaeger a escondidas a cumplir con su castigo (pero por supuesto que él sabía).

Cuando Hanji monopolizaba al chico titán con sus experimentos, Levi veía a Mikasa en su oficina para tratar de enseñarle tácticas ofensivas y defensivas que le ayudaran en la siguiente misión; era entonces cuando la joven estaba más tranquila a su lado, haciendo preguntas ocasionales y acercándose a él sin el objetivo de dañarlo. Entonces Levi aprovechaba para estudiar sus facciones, de las que aparentemente nunca se cansaba, y envolverse de su fresco aroma a bosque.

Una tarde que recibieron las órdenes de Erwin de salir a una nueva expedición, Mikasa acudió a su oficina, preocupada porque por primera vez Eren estaría posicionado lejos de ella y de Levi. Él trató de escuchar sus temores y cuando ella se quedó en silencio, se atrevió a decir:

-¿Confías en mí, Mikasa?- nunca la había llamado por su nombre de pila

-Sí- fue la escueta respuesta que obtuvo

-Debes confiar también en Erwin entonces, es el hombre más inteligente que conozco, y si él considera que Jaeger estará seguro, entonces yo confío que lo estará

Mikasa se mordió el labio – ¿Y si algo sale mal?-

-Para eso estoy yo, para controlar la situación

Ella asintió y salió en silencio del despacho. Levi se quedó ahí, en su asiento, abrumado de repente por una sensación de miedo…miedo a no poder cumplir lo que había prometido implícitamente a Mikasa, miedo de no poder protegerla a ella ahora que se había convertido sin querer en parte tan central de su vida. Sufrió calladamente unos minutos al entender que aquella necesidad de protegerla como símbolo de gratitud hacia sus padres se había transformado lentamente en un amor que no se explicaba de dónde ni cuándo había salido.

La quería, la quería desesperadamente y la necesitaba a salvo. Ya no podía permitirse perder a nadie más…

Cuando estuvo más tranquilo, agradeció al cielo mientras tomaba el café vespertino la serie de pequeñas causalidades que los habían llevado a encontrarse en ese momento en que las respuestas a los titanes estaban tan cerca y donde la casa Ackerman era solamente un mal recuerdo. Tuvo en sus pensamientos a Mei y al rubio, que sin querer le habían dado las fortalezas más grandes que pudo encontrar en su vida: esperanza, rebeldía, libertad y a Mikasa Ackerman.

TBC...