Escucho voces susurrando a mí alrededor pero yo estoy sumida en una horrible oscuridad que no me deja ver nada. Intento abrir los ojos para poder ver, sin embargo mi cuerpo no responde. Eso me inquieta porque tengo curiosidad de ver quien está hablando aquí a mi lado.

De repente entre los murmullos, escucho la voz de Tobías y aun me entran más ansias de despertarme y así poderle decir que estoy aquí, que estoy consciente que ahora mismo estoy escuchando su preciosa voz que tanto me enamora.

Lucho y lucho por abrirlos y al final mi organismo me hace caso y mis ojos responden. Al fin se ha terminado la abominable oscuridad que me cubría.

Una brillante luz me alumbra el rosto y solo consigo ver sombras en lugar de las dos personas que hay alrededor de mi cama. Cuando esas se dan cuenta que los tengo abiertos emiten un chillido y empiezan a decir mi nombre. Intento responder pero las palabras no me salen. Supongo que aún estoy un poco aturdida.

Por el olor y el color de la pared de la estancia (es blanca) casi afirmaría que estoy en el hospital del complejo. Aunque sigo sin poder ver correctamente.

-Tobías- digo cuando dejo de ver sombras.

Él me mira. Acerca su temblorosa mano y me acaricia dulcemente el rostro. Tiene mal aspecto, como si no hubiera dormido en toda una semana ya que tiene unas ojeras espantosas. Conociéndole como le conozco estoy segura de que se ha quedado aquí conmigo esperando que despertara.

A su lado esta Christina cuyo pelo está sucio y algo enmarañado. Parece que también está cansada ya que no tiene buena cara. La miro y sonríe un poco, supongo que está contenta de que ya este despierta.

-Tris- me contestan los dos a la vez.

Estoy tendida en la cama con la cabeza apoyada en un cojín. Quiero levantarme de ella pero en el momento que me impulso un poco hacia delante un dolor increíble me recorre todo el lado derecho. Sin poder evitarlo suelto un gritito y mi novio se lanza a ayudarme todo preocupado. Me hace volver a tenderme en el colchón.

-No te muevas Tris, si no se te abrirá la herida- dice Christina seriamente luego mira a Tobías y continua- Cuatro, os dejo solos para que podáis hablar.

Tobías asiente con la cabeza y Christina me da un apretón en la mano para despedirse. Sale de la sala dando un sonoro golpe en la puerta y yo me quedo a solas con mi novio que me está mirando de una manera extraña.

Estoy asustada. ¿Que ha querido decir Christina con os dejo solos para que podáis hablar? ¿Acaso está enfadado porque casi muero intentando salvar la ciudad? Encima me está mirando de esa manera tan rara que la verdad no se ver en su cara si esta cabreado o no. Supongo que ahora, cuando hable, lo descubriré.

Hace un paso vacilante en mi dirección y se sienta en un sillón negro que hay al lado de mi cama. Coge mi mano y la pone entre las dos suyas. Empieza a acariciármela, dulcemente, haciendo círculos con la yema de sus dedos. Parece tranquilo, pero solo en apariencia, porque se, tal como se está comportando, que en su interior es un mar de nervios.

-Tobías ¿cuantos días llevo aquí?

Deja de acariciarme las manos y las aparta. Me mira a la cara y me echa una mirada que no se cómo interpretarla. Tiene el seño fruncido pero en sus ojos no veo enfado sino preocupación.

-Cinco días y cuatro noches llevas inconsciente- dice con un tono algo enfadado.

¿Tanto tiempo he estado durmiendo? Parece imposible. Me da la sensación que fue ayer mismo que David me disparó.

-¿David esta muerto no?

Frunce aún más el seño y me mira con una mirada gélida. Ahora sí que está enojado y me va a decir que me llevado mal como si fuera mi padre. Bufo esperando la reprimenda.

-Tris, llevas días inconsciente a punto de morir- dice cruzando los brazos en su pecho- y lo único que te molestas en preguntarme es si David está muerto.

Que se cree. Claro que quiero saber si la persona que intento matarme está muerta o viva ya que tengo la sensación que le dispararon en la cabeza, pero a saber, quizá solo fue una visión de mi mente antes de desplomarme en el suelo.

-Solo quiero saber si está vivo o muerto. Es importante para mí.

-Sí, está muerto. Le pegue un tiro en la cabeza. Además el virus de la memoria se escampó por todo el complejo y nadie recuerda nada.

Siento un alivio profundo cuando me confirma que ya no vive y que además pudimos llevar a cabo nuestro plan de manera correcta.

Tengo ganas de besarlo y abrazarlo por la felicidad de que nuestra maquinación haya salido perfecta así que intento moverme un poco para alcanzarlo pero otra vez noto el dolor que me produce la herida de bala. Él se da cuenta de que quiero moverme de la cama y pone sus brazos en mis hombros y me apoya en la almohada. Le cojo la mano y él se me queda mirando sorprendido.

-No te separes de mi- le susurro- bésame y abrázame por favor.

No cuestiona mi petición y poco a poco, con cuidado, pone sus manos en mi rostro y coloca sus labios en los míos. Me besa lentamente como si temiera hacerme daño, sin embargo poco a poco va aumentando el ritmo.

Al cabo de unos segundos separa sus labios de los míos y me abraza contra la cama.

-Te quiero- le susurro en la oreja.

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