Capítulo 5-Final

Presente…

El mal humor que lo había invadido al recibir aquel mensaje se había visto paliado de alguna forma al llegar a casa y ser recibido por su hija con una gran sonrisa. Por un momento casi fue capaz de olvidar todas sus preocupaciones.

-Bienvenido.- Dijo Hiyori con Sorata en brazos.

-Ya estoy aquí.- Respondió él mientras iba quitándose el abrigo y se descalzaba.-¿Qué tal el día?- Preguntó intentando empezar así una charla tranquila. Desconectar un poco de todos sus pensamientos negativos era lo que le necesitaba.

-Muy bien pero, antes que nada, ¿podría esta noche quedarme en casa de Yuki-chan a dormir? Me invitó a mí y a otras compañeras de clase a una noche de chicas y volvería mañana a la hora de la comida.

-Es algo precipitado, ¿no?- No era que fuera a negarse, tan solo lo había cogido por sorpresa. Aquellas cosas solían prepararse con más antelación.

-Sí, pero es que este es el último viernes antes de que lleguen los finales y pensamos que sería una buena forma de relajarnos antes de tener que empezar a estudiar en serio.

-Bueno, si los padres de Yuki-chan no tienen problema a mí me parece bien.

-¿En serio? Gracias papá. Entonces me pondré a hacer magdalenas para llevar esta noche.- Kirishima al momento sonrió al pensar en la idea de los dulces.-Está bien, haré algunas para ti también.- Dijo finalmente Hiyori al ver como sus ojos parecían tener estrellitas al pensar en las magdalenas.

-Gracias.

-Aunque sin Onii-chan ayudándome no sé si quedarán tan buenas…

Kirishima al momento sintió cómo todos aquellos pensamientos que estaba intentando reprimir salían disparados de nuevo dentro de su mente, haciéndole recordar que Yokozawa y él tenían problemas.

-Estoy seguro de que igualmente te saldrán deliciosas.- Dijo Kirishima mientras intentaba fingir su mejor sonrisa posible. –Voy a bañarme.

-Está bien. La cena está lista, así que te esperaré en la mesa.

Durante dicha cena pudo volver a olvidarse un poco de todo. Hiyori le contaba cómo había ido su día mientras él escuchaba atento. Él mismo también comentó alguna anécdota del trabajo. Cuando sonó el horno indicando que ya se habían horneado las magdalenas, Hiyori las sacó y las dejó sobre la encimera. Por lo visto llegaba ya algo tarde a casa de su amiga. Tras dejar cuatro magdalenas sobre un plato y guardar el resto, rápidamente empezó a prepararse para irse.

-¿Seguro que no te olvidas nada?- Preguntó Kirishima ya en la entrada mientras Hiyori estaba poniéndose los zapatos.

-Segura. Aunque de todas formas solo tendría que bajar dos pisos.- Dijo Hiyori con una sonrisa divertida. Su padre en raras ocasiones intentaba actuar como una madre preocupada, y la verdad es que le salía un poco mal. Sin duda alguna su Onii-chan era mucho más apropiado para ese tipo de cosas.

-Es cierto.- Razonó Kirishima al darse cuenta de que su pregunta había sido algo estúpida.

Hiyori estaba a punto de salir por la puerta cuando de repente se detuvo y se giró para mirar a su padre. De repente su rostro parecía haberse tornado preocupado.

-Papá… lo que te quería decir esta mañana… ¿Onii-chan y tú andáis enfadados verdad?

Aquella pregunta de repente lo descolocó. La sonrisa que tan bien había estado fingiendo empezó a caerse a pedazos al darse cuenta de que su hija había sabido ver a través de él. Viéndose sin escapatoria no pudo hacer más que reconocer lo obvio.

-No estamos enfadados pero… sí que tenemos algún problema.- Explicó de forma escueta manteniendo aun así una mirada tranquilizadora. Tampoco podía decir mucho más.

-Yo… sé que quizá no es asunto mío, pero creo que deberías intentar arreglarlo. ¿Por qué no lo llamas o vas a verlo? Debe haberse sentido solo todos estos días sin nosotros…

Kirishima no pudo hacer más que sonreír tiernamente a la preocupación de Hiyori por ellos.

-Tienes razón. Me encargaré de todo.- No podía prometerle que le llamaría o que iría a verlo, pero sí que pensaba arreglar aquella situación cuanto antes. Hiyori no se mostró del todo conforme con su respuesta tan breve, parecía esperar algo más. Sin embargo tan solo asintió, se despidió de él y salió de la casa.

¿Cómo de lamentable sería su aspecto para que Hiyori se preocupara así por él?

Miró el reloj, las nueve y media casi. Hiyori había quedado a las nueve en casa de Yuki-chan así que reamente sí que iba bastante tarde.

Se sentó en el sofá y volvió a mirar su teléfono. Ni un solo mensaje o señal de vida de Yokozawa. Pensaba que al no haber respondido al mensaje, Yokozawa se preocuparía y al menos le llamaría preguntándole qué pasaba o si se encontraba bien. Pero no. Estaba siendo completamente ignorado.

"¿Estarán Takano y él juntos ahora…?

Cogió un libro y se tumbó en su cama a leer para alejar aquellos pensamientos. Viendo que no daba resultado fue al salón y encendió la tele. Tras pasar media hora viendo un programa de variedades sin poder reír ni una sola vez volvió a mirar su teléfono. Ya eran las diez y media y seguía sin una sola noticia de él. Recordó las palabras de Hiyori, "podrías llamarlo o ir a verlo".

De repente, sin saber muy bien cómo, se vio levantándose rápidamente de ese sofá, cogió las llaves, se puso los zapatos y salió de casa apresuradamente. En un momento estaba conduciendo por las calles de la ciudad en dirección a su casa.

Era sencillo, tan solo tenía que ir allí y aclarar todo aquello de una buena vez. Recibió un par de bocinazos al saltarse algún semáforo por ir demasiado nervioso al volante. Intentando calmarse, por fin llegó al complejo de apartamentos de Yokozawa. Aparcó tras dar alguna vuelta y antes de darse cuenta estaba delante de la puerta de su casa. Desde abajo había visto que había luz en la casa, así que debía estar allí.

Llamó al timbre y esperó por una respuesta, pero al no obtener ninguna, sus nervios empezaron a aumentar. Llamó una segunda vez, y al verse ignorado nuevamente, la opción de irse a casa ni siquiera se le pasó por la cabeza. Tenía una llave del departamento de Yokozawa, y aunque nunca la había usado, aquella podía ser una buena oportunidad para empezar. Por supuesto, la parte racional que le habría intentado advertir de que irrumpir en casa de alguien más de repente podía estar mal, estaba más que opacada por ese estado de entre enfado e incertidumbre que tantos días llevaba arrastrando.

Así que finalmente giró la llave y entró a la casa. El pasillo estaba completamente a oscuras, pero de la sala salía luz. Cerró la puerta y sin quitarse los zapatos caminó por el pasillo hasta llegar al salón.

Allí estaba Yokozawa, sentado en el sofá con los ojos cerrados. Aquella imagen podría haberle parecido adorable y le habría hecho querer sacar su móvil para sacar una foto, pero por su puesto la escena no acababa ahí. Takano se encontraba tumbado en ese mismo sofá de lado con la cabeza apoyada sobre las piernas de Yokozawa. Una de las manos de Yokozawa estaba suavemente apoyada sobre la cabeza de Takano, con sus dedos medio enredados entre su pelo negro, como si hubiera estado acariciándolo.

Nunca en toda su vida había sentido tanto odio, ira y tristeza en un mismo momento. Aquella estampa le revolvía el estómago y le hacía sentir la urgencia de salir corriendo de allí. Pero en cambio, la impresión le había hecho quedarse totalmente estático, incapaz de apartar la vista de ellos.

En ese momento observó cómo Yokozawa empezaba a abrir los ojos lentamente. Quería huir antes de que lo viera, pero seguía sin poder moverse. Su cerebro no era capaz de ordenar a sus piernas que se movieran para salir de allí, solo podía concentrarse en mirarlo mientras sentía cómo algo dentro de él parecía romperse.

¿Por qué estaban así? ¿De verdad había cancelado su cita para estar compartiendo sofá con Takano?

En cuanto Yokozawa se fijó en que estaba delante no pudo hacer más que poner una expresión de extrema sorpresa.

-¿Kirishima-san? ¿Qué haces aquí?- Había dicho aquello con un tono realmente inocente. Después pareció fijarse de la posición en la que se encontraba y empezó a sonrojarse. –Esto… no es lo que parece.

Aquella frase fue la gota que colmó el vaso. Kirishima de repente pareció recuperar el control sobre su cuerpo y se dio la vuelta para echar a correr.

Detrás, Yokozawa se había levantado abruptamente del sofá despertando a Takano entretanto para salir corriendo detrás de él.

Kirishima llegó a la puerta y al abrirla para salir se golpeó con alguien en frente de él, haciéndole fracasar en su intento de huida.

-Perdón…- Dijo la persona en frente suya.

Aquella interrupción dio el tiempo necesario a Yokozawa para alcanzarlo en la entrada.

-Onodera, Masamume está esperándote. Llegas muy tarde.- De repente Yokozawa estaba detrás de él hablando con el chico que tenía delante.

-Lo siento… De verdad intenté llegar antes pero…

-No necesito que me lo expliques. Pasa, yo voy a salir ahora.- Entonces se giró hacia Kirishima, quien seguía totalmente mudo, sin ser capaz de entender qué demonios estaba sucediendo allí. –Vayamos a hablar a algún lado.

Kirishima solo tragó saliva y asintió mientras que ambos salían del piso, dejando allí a Onodera y a Takano.

Pasado… Dos años atrás…

-Y no sé cómo lo hice pero finalmente logré llegar a la firma de autógrafos a tiempo.

Erika Ichinose llevaba hablando toda la velada sobre temas que aunque podían resultar interesantes, en ese momento no le atraían demasiado. No podía hacer más que pensar en que aquello no era una simple cena de trabajo, aquello era una cita. Una de la que no había sido capaz de librarse, pero al menos ya estaban por el postre, así que solo tenía que aguantar un poco más como un caballero para después poder irse por fin. Al menos agradecía que Hiyori no estuviera en casa aquella noche dado que estaba quedándose con sus padres, pero igualmente sentía que estaba perdiendo el tiempo de alguna forma, y a la vez, por supuesto, se lo estaba haciendo perder a Ichinose.

-Menos mal, después de todo lo que tuvo que pasar realmente yo habría perdido la confianza.- Dijo intentando hacer un comentario interesante a toda la perorata que había estado escuchando. No tenía muy claro que lo hubiera conseguido.

-Sí, realmente Hatori-san fue de mucha ayuda, sin él realmente me habría dado por vencida.- Dijo la mujer antes de llevarse otro trozo de tarta a los labios. –Kirishima-san… sobre el anillo que lleva, usted no está casado, ¿cierto?

Aquella pregunta tan personal justo poco antes de que acabara todo le pilló desprevenido.

-Lo estuve. Mi mujer murió hace ya varios años.- Por supuesto no iba a explicarle que el único motivo real por el que seguía llevando su alianza era para poder evitar que las mujeres que parecían interesarse en él todo el tiempo se vieran refrenadas al ver dicho anillo. Aunque estaba bien claro que no parecía funcionar del todo, pues aquella cena en sí era prueba de ello.

-Comprendo.- Cuando parecía que la mujer había entendido que Kirishima no quería llevar la conversación por ese lado, de repente llegó una nueva pregunta. –Esto Kirishima-san, entonces… ¿está viendo a alguien ahora?

Kirishima sopesó sus opciones. Claramente aquella mujer estaba intentando llegar a algún lado con él. Ciertamente era atractiva y la conversación había sido más que amena. De hecho, si lo pensaba fríamente, aunque no había estado interesado en tener una relación, aquella mujer podría haber llamado su atención. Pero no en ese momento. No cuando sabía que estaba más que enamorado de Yokozawa Takafumi.

-No. Pero hay alguien que… bueno, hay una persona que me importa ahora mismo.

Ichinose pareció comprender al momento y sonrió tímidamente. La conversación volvió al ámbito laboral, un lugar del que no debería haber salido nunca realmente, y antes de darse cuenta ya estaban saliendo del restaurante. Fuera hacía un tiempo realmente horrible. Llovía con mucha fuerza y según había oído en las noticias había cierto aviso sobre tormenta eléctrica. Se ofreció a llevarla a casa, pero ella denegó su oferta de forma educada pero contundente. Kirishima no insistió más y se despidieron en la misma puerta de aquel restaurante del que en su vida había oído hablar. Para empezar, nunca había ido mucho por aquella zona.

Iba a marcharse a casa cuando de repente se fijó en un bar que se encontraba en la acera de enfrente. Dudó por un momento si tomarse una copa o no, y al final, viendo como el semáforo que estaba justo en frente de él en ese momento se tornaba verde decidió tomarlo como una señal y empezó a cruzar la calle con otros tantos viandantes.

En cuanto entró al local escuchó cómo un trueno sonaba en la calle. Al momento se estaba arrepintiendo por ir a tomar una copa cuando debería volver a casa en seguida debido al temporal. De hecho, pensó en salir por donde había venido justo antes de divisar en la barra del bar a la última persona que se hubiera esperado. Yokozawa Takafumi estaba sentado con un aspecto miserable y varios vasos de sake repartidos a su alrededor.

El resto del mundo de aquel sitio desapareció a sus ojos, dejando como único ocupante de su vista a Yokozawa. Caminó como un autómata hacia él y se sentó en el taburete vacío a su lado. Ni siquiera había dicho una palabra cuando se dio cuenta de que el hombre a su lado estaba completamente borracho. Pero no solo pudo fijarse en su obvio estado de embriaguez, sino que al estar ya junto a él, pudo observar su rostro totalmente triste y agotado.

-Yokozawa-san…- Dijo aun sorprendido por tenerlo a su lado. El aludido se giró al momento, aun con el vaso de sake en su mano, y pareció tardar un poco en reconocerlo.

-Kirishima-san, ¿qué hace aquí?

-Esto, acabo de tener una cena y pensé en tomar una copa. ¿Y tú?

Al terminar su respuesta, Yokozawa rápidamente tornó su expresión en una de total depresión. Apartó su mirada de él para llevar su vista a ese vaso de sake y bajó el rostro para intentar ocultarse de alguna forma. Fue entonces cuando vio como una pequeña lágrima descendía por su mejilla. Los sentimientos que le invadieron al darse cuenta de que Yokozawa, la persona de la que estaba perdidamente enamorado, de repente estaba llorando en frente de él, le hicieron querer abrazarlo para no soltarlo nunca y consolarlo así de alguna manera. Pero en medio de aquel bar, con tanta gente, y sin saber realmente cómo reaccionaría, tan solo pudo observarlo en silencio hasta que recuperó el habla.

-Yokozawa, ¿qué ha pasado?- Preguntó lleno de preocupación. Entonces Yokozawa se llevó una mano a la frente, sujetándose así su cabeza, y apretó el vaso que tenía en la mano, incapaz aun de levantar su rostro. Más lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, dejando a Kirishima con una incómoda sensación de impotencia.

-Soy un idiota.- Dijo finalmente Yokozawa con la voz quebrada. – He sido un idiota todo este tiempo… incluso ahora… Y él encima me dijo que lo sentía…- Al decir aquella última frase sonrió de forma irónica.

-¿Te refieres a Takano-san?- Sabía que quizá realmente no tenía derecho a preguntar, pero sentía la necesidad de saber.

-¿A quién sino? Me dijo que estaba enamorado de Onodera, que pensaba que ya me había dejado bien claro que solo éramos amigos, que dejara de molestar al inútil de su nuevo novio y luego terminó diciendo "lo siento".- Kirishima escuchó sin saber muy bien qué decir al respecto. Pero rápidamente Yokozawa, muy probablemente más debido al alcohol que a la necesidad de explicar sus problemas, siguió hablando. -¿¡Por qué tenía que ser Onodera!? ¡Yo fui el único que se encargó de sacarlo de su depresión en la que ese mismo idiota le había metido! ¡Yo estuve a su lado cuando estaba solo! Estoy seguro de que le amo mucho más de lo que podrá llegar a amarle nunca ese bueno para nada. Así que, ¿¡por qué está con él y no conmigo!?- Al terminar se había girado directamente hacia Kirishima. Así pudo ver sus ojos enrojecidos por las lágrimas y su rostro enfadado. No supo qué responderle. Él mismo no era capaz de entender cómo alguien podía no querer a aquel hombre en frente suya. Los celos que siempre había tenido hacia Takano de repente se intensificaron.

Yokozawa había alzado tanto la voz que había conseguido que algunas de las personas que estaban a su alrededor se giraran a ver la causa del alboroto.

-Yokozawa, creo que deberías…

-Otro vaso de sake.- Le cortó mientras se dirigía al camarero.

-Me parece que ya has bebido suficiente por hoy, llamaré a un taxi.- Entonces le hizo una señal al camarero para que ignorara su petición para después sacar su móvil. Yokozawa lo miró indignado.

-Beberé hasta que yo crea que es suficiente.- Dijo para después bajarse del taburete e un intento por encararlo. Pero por supuesto, su equilibrio no era el más apropiado en esa situación, así que se salvó de caer al suelo gracias a los agudos reflejos de Kirishima. Intentando sujetarlo para dejarlo de nuevo en el taburete, consiguió contactar con la compañía de taxis y pidió que les fueran a recoger.

-Oye, estás dando un espectáculo. Siéntate hasta que llegue el taxi.- Dijo mientras seguía manteniéndolo sujeto. Un taburete no era el asiento más apropiado para alguien que no parecía saber ni donde estaba parado.

-¡Me da todo igual! ¿¡Es que no entiendes que lo que me pase hoy me importa una mierda!? Voy a ver a Onodera, le diré cuatro cosas y después…- Intentó levantarse nuevamente, y tras volver a perder equilibrio y ser sujetado nuevamente por Kirishima logró zafarse de su agarre para salir corriendo hacia la puerta del sitio.

-¡Oye, idiota! ¿A dónde vas?- Iba a salir corriendo detrás de él cuando cayó en la cuenta de que tenía que pagar. Preguntó al camarero y tras escuchar un número asombrosamente alto, soltó varios billetes para luego ya por fin seguirlo.

Fuera llovía increíblemente fuerte, y aunque un súbito miedo le invadió al no verlo en un primer momento, rápidamente fue capaz de divisarlo sentado en el suelo apoyado contra una pared. La lluvia en un momento los había calado completamente.

-Dios, de verdad tienes suerte por haberte encontrado conmigo. –Yokozawa con el rostro cabizbajo si quiera quiso responderle.- Oye, ¿estás bien?- dijo para después agacharse y mirarlo. Seguía consciente, y de repente parecía que esa mirada agresiva y sus intenciones de ir a gritar a Onodera habían desaparecido.

-Pienso esperar.

-¿Eh?

-Si Onodera vuelve a hacerle daño yo me encargaré de estar ahí para cuidar de él. Ya lo hice una vez y podré volver a hacerlo. Solo tengo que esperar.- Dijo Yokozawa de repente. Allí, tirado en el suelo, sus palabras se escuchaban realmente serias. Kirishima veía como sus ojos aún llenos de lágrimas por primera vez en toda la noche parecían estar más llenos de determinación que de tristeza. Algo que solo pudo enfadarle.

-Takano parece haberte dejado claro que él solo ama a Onodera.- Aquellas duras palabras salieron por puro egoísmo reprimido más que por un intento de hacer entrar en razón a Yokozawa. Le parecía irrelevante la lógica en ese asunto, solo quería que Yokozawa se diera por vencido en su unilateral intento de tener algo con Takano para que pudiera rendirse de una vez a él.

-Ya lo amó una vez y acabó destrozado.

-Aun así, los sentimientos de la gente no cambian tan fácilmente.- Ni si quiera se dio cuenta de que su frase podía malinterpretarse totalmente.

-¡Exacto! ¡Mis sentimientos no van a cambiar! ¿¡Así que qué demonios hago!? ¡Soy incapaz de dejarlo ir!- Gritó de repente levantando el rostro para mirarlo a los ojos.

Y entonces Kirishima no pudo aguantar más la compostura y lo besó. De repente lo único que era capaz de sentir era la lluvia golpeándolos sin tregua junto a los fríos labios de Yokozawa. Aquel beso fue realmente parecido al primero. Recordó su suavidad, el tacto de su lengua contra la suya, pero esta vez, el hecho de sentir la incesante lluvia cayendo sobre ellos daba un sabor especial a aquella boca que presionaba la suya.

-Enamórate de mí.- Dijo cuando lo soltó de forma repentina. Yokozawa se había quedado mirándolo estupefacto. Entre el alcohol y la locura de sus acciones era lógico que se sintiera descolocado.

-¿Eh?- Aquella parecía ser la única respuesta que atinaba a dar el hombre tirado en el suelo.

Kirishima acercó su rostro peligrosamente al suyo a la vez que enredaba sus manos en su pelo mojado, consiguiendo así que no pudiera apartar la vista de él.

-Enamórate de mí porque yo nunca te haría llorar de esta forma, porque nunca te haría daño y porque nunca podrás encontrar a alguien que te amara más que yo.- Sabía que no debía estar entendiéndole demasiado, pero había sentido la imperiosa necesidad de decir todo aquello. Aun cuando Yokozawa no fuera a recordar nada al día siguiente, había necesitado decirlo en alto, hacerle saber de alguna forma cuánto le importaba.

Yokozawa entrecerró los ojos sin dejar de mirarlo, su mirada pareció brillar un segundo, y de repente, estaba viendo como él se acercaba de motu proprio hasta sus labios. Kirishima no daba crédito, era el mismo Yokozawa quien estaba besándolo, quien estaba empujando su lengua contra sus labios para llegar más profundo en su boca, y eran sus brazos los que esta vez le estaban buscando para abrazarlo, acercándolo aún más.

Se separó de él cuando sintió las luces de un coche acercándose. Se trataba del taxi que había pedido anteriormente. Iba a levantarse para llevar a Yokozawa hasta él y mandarlo a su casa cuando todo su plan lógico y correcto se borró de su mente ante una simple frase.

-Quédate conmigo esta noche.

Aquella frase había sido un susurro casi inaudible por el continuo chapoteo de las gotas de lluvia sobre el cemento y los adoquines de la calle, pero sin embargo, fue capaz de escucharle sin problemas. Miró el taxi algo alejado y entonces decidió hacer algo que sabía que estaba mal, pero que en ese momento no podía importarle menos.

Hizo que Yokozawa se levantara tomándolo de la mano, miró a su alrededor y como por arte de magia pudo visualizar el logo de un hotel en uno de los edificios que parecían estar situados al girar la esquina. Sabía que estaba mal, lo sabía y no le importaba. Empezó a tirar de Yokozawa por la calle bajo la lluvia dejando atrás las luces del taxi y aquella calle principal para dirigirse al hotel. Antes de darse cuenta había pagado por una noche y estaba abriendo la puerta de la que sería su habitación.

Ni siquiera encendió las luces, simplemente cerró la puerta una vez Yokozawa estuvo dentro y volvió a mirarlo. Él seguía con sus ojos enrojecidos por haber llorado, pero le miraba directamente, sin resquicio de duda alguna. Y Kirishima volvió a perder el control.

Se acercó hasta él para empujarle contra la pared de la entrada, ya estaba besándolo nuevamente mientras sus manos se encargaban de quitarle el abrigo mojado y tirarlo al suelo. No sabía cómo, pero Yokozawa aun en su estado de embriaguez, también estaba encargándose de quitarle la ropa, de una forma torpe pero bastante efectiva.

Ya estaban bajo un techo, pero seguía sintiendo gotas de agua cayendo desde su pelo sobre él. Cuando logró desabrocharle la camisa y tirar su corbata a un lado, él mismo se encargó de quitarse su propia camiseta rompiendo el beso un segundo para poder mirarlo a los ojos, pero al segundo estaba de nuevo besándolo, bajando su boca por su cuello, mordiéndole la oreja o bajando hasta su pecho para volver de nuevo a su boca. Empujaba todo su cuerpo contra el de Yokozawa, apretándolo contra la pared mientras sus pechos desnudos y fríos por la lluvia se chocaban creando una sensación electrizante.

En un momento guio a Yokozawa por la habitación hasta por fin tirarlo sobre la cama boca arriba y, un segundo después, él mismo estaba tendido sobre él, apoyando su peso en sus brazos colocados sobre el colchón mientras seguía besándolo y apretándose contra él.

Lo escuchaba gemir y jadear entre pequeños suspiros cuando dejaba sus labios para recorrer su cuello o su pecho. Consiguió desabrocharle los pantalones y con ágiles movimientos logró por fin tenerlo desnudo bajo él. No sabía ya si ese sonrojo en sus mejillas se debía al alcohol o a la situación, apostaría por lo segundo.

Llevó su mano hasta la erección de Yokozawa mientras le daba ligeros mordiscos en el cuello, sintiendo como el frío de su cuerpo desaparecía ante aquellas sensaciones. Pero por supuesto, aquello no podía salir bien.

-Ma…Masa…mune…

La voz entrecortada de Yokozawa le hizo sentir como si de nuevo estuviera debajo de aquella lluvia. Su mano se detuvo al momento y lo miró a la cara. Nunca pensó que una sola palabra, un nombre tan simple exactamente, pudiera hacerle tanto daño.

-No soy Masamune.- Dijo tranquilo mientras apoyaba sus manos a ambos lados de la cara de Yokozawa para mirarlo. Y nunca lo reconocería ante nadie, pero por un momento, deseó ser él.

Yokozawa se mostró confundido por un momento y luego pareció reaccionar.

-Es cierto…-Siguió mirándolo, esperando que dijera algo más. –Masamune nunca me besó así.- No quería seguir escuchando aquello, pero tampoco podía volver a besarlo. Acababa de confundirlo con aquel que era su rival. ¿Podía ser más patético?- Ojalá fueras Masamune…

Otra vez. Sintió una ira recorrerle el cuerpo y la necesidad de besar a Yokozawa una vez más para después follarlo contra esa cama de forma tan dura que solo pudiera gritar su nombre hasta olvidar por completo a Takano Masamune. Pero por supuesto, aquella no era una opción. Al menos no ese día.

Apoyó su frente aún algo fría por su pelo húmedo contra la suya y suspiró sobre su rostro resignado. No sabía qué podía hacer ahora.

-Dijiste que harías que me enamorara de ti. Aún estoy esperando.- Dijo Yokozawa de repente. Kirishima pareció volver en sí y volvió a mirarlo alejando un poco su rostro.- ¿No lo recuerdas? Aquella noche cuando bebimos con Aihara y Yamamoto… dijiste que harías que me enamorara de ti y que también conseguirías que olvidara a Masamune.

-¿Te acuerdas?- Preguntó incrédulo. Yokozawa asintió.

-Estoy esperando.

Kirishima sonrió tristemente y dejó un último suave beso sobre los labios de Yokozawa. Había sido tan corto, que al separarse, el hombre debajo de él seguía con los ojos cerrados, como si esperara más.

-La espera ha acabado. A partir de mañana por la mañana piensa hacer todo lo que haga falta para que te enamores de mí.

Y por primera vez en esa noche pudo ver la sonrisa de Yokozawa, tímida y casi imperceptible en la penumbra de aquella habitación, con el sonido de la lluvia cayendo a través de la ventana como fondo. Le acarició el pelo y después se levantó de la cama. Le echó las sábanas por encima como si de un niño pequeño se tratara y le dio un último beso.

-Buenas noches.- Dijo Kirishima mientras Yokozawa cerraba los ojos.

Después, él mismo se dirigió a la cama de al lado para acostarse de la misma forma. A él tampoco le vendría mal dormir, al fin y al cabo al día siguiente trabajaban.

Una vez en su cama pensó en mil cosas. ¿Qué le diría al día siguiente? ¿Qué excusa podría inventarse para el hecho de llevarle a un hotel y no haberlo dejado en un taxi hacia su casa o simplemente haberlo dejado tirado en el bar?

"Le diré que estaba demasiado borracho como para enterarse siquiera de dónde estaba… también le diré que soy habitual de ese bar y que por eso no pude dejarle allí armando escándalo... esa puede ser una buena respuesta. Y bueno, también podría aprovecharme de él diciéndole que sé que le han roto el corazón, así podría acercarme a él, pero no le diré que sé que se trata de Takano, sería demasiado para su orgullo. Debería tomar alguna foto de él por la mañana antes de que se despierte, las usaría de excusa para poder obligarle a tomar algo conmigo, al menos al principio. Y además me encantaría tener una foto de él dormido…"

Con esas y otras mil ideas rondando su mente finalmente fue capaz de quedarse dormido.

Presente…

-Así que un parque. ¿No es demasiado cliché?- Dijo Kirishima una vez Yokozawa se hubo detenido lanzándole claramente una pulla. Yokozawa había dicho una frase muy parecida la vez que se le ocurrió llevarle al océano.

-No pasa mucha gente por él a estas horas y así podremos hablar tranquilos.- Le respondió sin parecer molesto.

-Bien, pues estoy listo para escuchar tu explicación. ¿Por qué demonios está Takano metido en tu casa? Hasta faltaste un día al trabajo.- Una vez dijo eso se dio cuenta de lo celoso que estaba sonando. ¿Se estaría dando cuenta también Yokozawa? ¿Sería tan consciente como él de lo patética que resultaba su actitud infantil? Seguramente sí.

El hombre en frente suya pareció mirar alrededor buscando la respuesta.

-Onodera se va a ir a trabajar un año a Reino Unido. Le dio la noticia el día antes de viajar a Londres para especificar algunas cosas con la Editorial en la que va a estar, y bueno, Takano simplemente se derrumbó y vino a mi casa.

-¿Onodera ha estado fuera estos días?- Ni siquiera se había dado cuenta de ese hecho. Seguro que su falta en el trabajo había sido comentada, pero Kirishima había estado tan enfrascado en sus propios pensamientos y problemas que no había llegado a escuchar ninguno de los rumores que habrían circulado por su mesa.

-Así es. Volvió ayer y bueno, hasta hoy no se ha decidido a aparecer para recoger a Masamune. Pensé que ayer mismo vendría, pero no fue así. Por eso se ha alargado esta situación un poco más. No podía dejarlo solo. ¿Lo comprendes?

Kirishima frunció aún más el ceño de lo que lo tenía ya al escuchar su nombre de pila. Realmente le molestaba.

-Eso no explica que estuviera tirado sobre ti con tu mano sobre su cabeza.- Aquello había sonado tan infantil e impropio de él, que Yokozawa dio un respingo y se sonrojó al instante. Aunque se había puesto en evidencia, no se arrepentía de echarle en cara ese hecho.

-Solo se quedó dormido, eso es todo. Es mi amigo.

-Dime la verdad. Onodera se va a ir, ¿no es así? Es el momento perfecto para que puedas recuperar a Takano.

El desconcierto de Yokozawa era más que evidente, pero Kirishima obcecado en sus pensamientos pesimistas, era incapaz de darse cuenta de que estaba haciendo el ridículo.

-Kirishima, ¿te estás escuchando? Eso no tiene sentido, por qué iba yo a…

Yokozawa empezó a acercarse hasta él, pero Kirishima dio un paso atrás mientras le interrumpía, entrando ya en un estado de alteración total.

-¡Lo dijiste! Dijiste que en cuanto Onodera dejara a Takano destrozado una vez más tú estarías ahí para tomarlo de vuelta.

Yokozawa parecía no dar crédito a lo que estaba oyendo. Pero a pesar de su mirada de no entender absolutamente nada, Kirishima no cedió en su postura. Siguió cruzado de brazos, manteniendo la distancia.

-Sí. Dije algo así, pero obviamente las cosas han cambiado. Ahora estoy contigo. ¿Acaso no te has dado cuenta?- Yokozawa mismo parecía estar enfadándose en ese momento.

Aquellas palabras empezaban a aplacar la furia que recorría sus venas. De repente empezó a pensar ligeramente en la posibilidad de que tan solo estuviera viendo fantasmas donde no los había. Pero por supuesto, era testarudo y cabezota por naturaleza.

-¡Le llamas por el nombre y no te has separado de él en estos días! Es lógico que piense que todavía le quieres… Es de Takano de quien estamos hablando. Has estado diez años enamorado de él… yo no puedo competir contra eso. Apenas hace dos años que realmente empezamos a hablar. Y además todo fue gracias a que Onodera apareció que tú fuiste rechazado, si ahora él se va tienes el camino libre para llegar a él de nuevo y yo…

-Oye, para, para, para.- Yokozawa ignoró su intento por mantener la distancia y se acercó hasta él para sujetarlo por los hombros y mirarle directamente a los ojos.

-Estuve enamorado de Takano, pero ahora solo somos amigos. Da igual si Onodera se va, yo ahora estoy contigo y eso no va a cambiar.

Hasta ese momento Kirishima no se había dado cuenta de lo rápido que estaba respirando cuando por fin pudo volver a su respiración normal. Escuchar aquello le estaba haciendo sentir un alivio inmediato. La mirada de Yokozawa era sincera, y esa sinceridad hacía que un gran peso pareciera quitarse de sus hombros al momento. Pero por supuesto, en seguida esa sensación de alivio dio paso a la vergüenza.

-¿Estoy actuando como un idiota, verdad?- Dijo finalmente antes de dejar caer su cabeza sobre el hombro de Yokozawa. "Ahora estoy contigo y eso no va a cambiar". Aquella frase le hacía ver que quizá había estado preocupándose por nada. Yokozawa le acarició el pelo y Kirishima solo pudo cerrar sus brazos alrededor de su cintura para no dejarlo ir.

Aquel abrazo era algo que había estado necesitando desde hacía ya bastante tiempo.

-No eres idiota. Entiendo que lo que sentí por Takano en su día pueda hacerte sentir inseguro. Aunque de verdad que no me lo esperaba viniendo de ti, eres la persona con más autoestima que conozco.

La voz de Yokozawa le llegaba de forma amortiguada debido a que tenía su cabeza hundida en su hombro. Pero aun así logró captar su tono relajado. De verdad parecía que todo estaba aclarado.

Siendo sincero consigo mismo, de verdad había sido un imbécil. Parecía haber olvidado lo estúpidos e inseguros que puede volver a las personas el estar enamorado. Y por supuesto Kirishima no era inmune a los innumerables síntomas del amor.

-Me molesta que le llames por el nombre y que yo siga siendo Kirishima-san. Y diez años son muchos años… Es difícil competir contra eso.

-No se trata de una competición, aunque si lo fuera, supongo que has ganado.

Yokozawa entonces se separó de él y Kirishima tuvo que soltarlo finalmente.

-¿Tú crees?- Dijo sonriendo con un atisbo de su usual toque divertido. Pudo ver el sonrojo de Yokozawa antes justo de girarse para darle la espalda. Kirishima no lo sabía, pero Yokozawa estaba a punto de decir algo irremediablemente cursi, y para ello necesitaba no mirarlo a los ojos, o si no nuca podría decirlo.

-Puede que haya pasado diez años enamorado de Masamune, pero de ti planeo estar enamorado todo lo que me queda de vida. Así que deja de preocuparte.

Sintió cómo aquellas palabras le golpeaban como una ráfaga de viento en pleno verano. Rápidamente se acercó hasta él para girarlo y conseguir así ver ese rostro sonrojado que Yokozawa había intentado ocultar. Y justo cuando parecía que iba a escuchar una protesta al respecto se encargó de callarlo besándole. Llevaba días sin aquellos labios, y quizá por eso los sentía más dulces y suaves que nunca. Aunque por supuesto Yokozawa se encargó de apartarlo de un empujón, pero no logró que Kirishima soltara su abrazo.

-Di mi nombre.- Le pidió para después darle un beso en la mejilla mientras Yokozawa se retorcía entre sus brazos para intentar escapar. Algo inútil, porque no pensaba dejarlo ir.

-¿¡EH!? ¡Ni loco! ¡Suéltame!

-Por favor. He pasado todos estos días sufriendo unos celos increíbles pensando que me ibas a dejar en cuanto nos viéramos. Di mi nombre.

Yokozawa de repente dejó de patalear. Podía ser que hubiera sentido cierta lástima al escuchar aquello. Pero era la verdad. Kirishima había recreado en su mente mil finales posibles donde Yokozawa le daba la patada para intentar conseguir a Masamune una vez más. Merecía aquello al menos.

-…en…

-No te he escuchado.

-¡Zen! ¿¡Contento!?

-Mucho.- Y volvió a besarlo. –A partir de hoy llámame siempre Zen.

-¿¡Cómo si fuera a hacerlo!? ¡Eh! ¿A dónde vas?

De repente, Kirishima había tomado la mano de Yokozawa para ir tirando de él en dirección a su coche, el cual no estaba muy lejos de allí.

-A mi casa, por supuesto. Pienso llevarte directo a la cama y hacerte el amor hasta que seas incapaz de levantarte.

-¿¡Estás loco!? ¿Qué pasa con Hiyori? ¡Y además, Masamune y Onodera ahora están en mi casa y…

Justo escuchó como el teléfono de Yokozawa sonaba con la melodía que indicaba que había recibido un mensaje. Antes si quiera de que el propio Yokozawa pudiera leerlo Kirishima ya le había quitado el teléfono.

-"Voy a volver a casa con Ritsu, dejo cerrado. Gracias por todo y ya hablaremos". Parece que las cosas en tu casa están bien. No tienes excusa.

-Pero… ¿y Hiyori?

-Se queda en casa de una amiga y no volverá hasta mañana. Así que no tienes excusa.

Y aunque Yokozawa siguió quejándose e intentando librarse de esa mano que cogía tan fuertemente la suya, Kirishima no le dio tregua y lo llevó hasta su casa, consiguiendo en el camino que se disminuyeran los instintos asesinos de Yokozawa.

Una vez hubo cerrado la puerta de su casa se abalanzó sobre Yokozawa para besarlo de forma hambrienta mientras él parecía intentar resistirse. De alguna forma le recordó a aquella noche en el hotel, en ese momento se encontraba tan ansioso como ahora.

-Deja que al menos me quite los zapatos, también me gustaría ducharme antes de…

Pero todo aquello parecía importarle menos que nada a Kirishima. Volvió a besarlo, introduciendo su lengua sin permiso y succionando y mordiendo sus labios de forma rápida y eficaz. Solo con aquel beso Yokozawa ya estaba completamente excitado.

-Todos estos días he estado pensando en que me dejarías, por eso me parece un sueño este momento. Como si fueras a irte en cualquier segundo detrás de Masamune.-Dijo Kirishima parando un momento para mirarle a la cara. Dudaba que Yokozawa entendiera el grado de agobio y tristeza que había alcanzado en aquellos días. Y bueno, ya que lo había pasado tan mal, podía sacar provecho de aquello para ablandar un poco a Yokozawa…

-No me iré a ninguna parte.- Dijo entonces Yokozawa siendo totalmente manipulado por Kirishima. Él sonrió divertido antes de seguir besándole. Sí, ya volvía a ser el Kirishima de siempre. Al tener nuevamente la seguridad de que Yokozawa solo lo amaba a él podía volver a ser capaz de controlar la situación a su parecer como siempre.

-Eres tan fácil de manejar…- Dijo mientras iba empujándole a la habitación.

Yokozawa entonces enrojeció completamente al verse engañado en parte. Ni siquiera dijo nada, tan solo apretó los dientes y lo miró con un intento de odio.

-Eres…

Pero cualesquiera que fuera el insulto o simple adjetivo que fuera a recibir se quedó entre los labios de Yokozawa al verse empujado hacia abajo en la cama.

-De verdad que lo he pasado mal. Estaba preocupado, y te echaba de menos a cada segundo.- Dijo antes de quitarse la camiseta y caer sobre él para seguir besándolo. Yokozawa intentaba echarlo hacia atrás, pero por supuesto era inútil. Como si él fuera a dejarlo ir ahora que por fin lo tenía donde lo quería.

Paró apenas un momento para casi arrancarle la camiseta a Yokozawa antes de seguir besándole el cuello mientras daba pequeños mordiscos que arrancaban casi inaudibles jadeos de su boca.

-No tienes por qué contenerte…- Dijo Kirishima mientras le abría los pantalones para colar su mano dentro de su ropa interior. Tras apenas rozarlo un poco, al momento se encargó de bajarle los pantalones de un tirón.

-I…diota…-Dijo Yokozawa antes de ahogar un gemido al sentir cómo volvía a llevar su mano hacia su erección.

-No tienes ni idea de cuánto te he echado de menos.- Dijo muy cerca de su rostro para luego besarle en la frente sin dejar de mover su mano. Yokozawa parecía haber perdido el habla y simplemente se dedicaba a respirar agitadamente con los ojos fuertemente cerrados. Aprovechó ese momento para bajar entre las sábanas y acercar su boca hacia el miembro de Yokozawa. Cuando este abrió los ojos, se encontró con la boca de Kirishima lamiéndole de arriba abajo. Sintió una gran satisfacción al sentir cómo Yokozawa retorcía las sábanas que agarraba fuertemente con sus manos, y de alguna forma disfrutaba sintiendo cómo se desvivía por ocultar todos aquellos sonidos indecorosos que luchaban por salir de su garganta.

Aquella noche le haría gritar como fuera.

En un segundo dejó de lamerlo para entonces envolver su boca alrededor de él. Rápidamente empezó a subir y bajar su cabeza por aquella erección mientras sentía cómo Yokozawa le sujetaba la cabeza.

-Kirishima…-

Y ahí estaba. Otra vez su apellido. Aquello le hizo enfurecerse una vez más y aceleró sus movimientos, chupando cada vez más profundo mientras ya empezaba a oír ciertos jadeos y gemidos que iban subiendo de intensidad.

-Kirishima, voy a…

Sí, lo sabía. ¿Pero cuándo aquello le había importado? Siguió succionando y lamiendo sin descanso hasta que por fin pudo sentir en su boca cómo Yokozawa cumplía su advertencia y se corría mientras se llevaba una mano a los labios para no gritar por el orgasmo. Aquel sabor reconocía de forma objetiva que no era realmente agradable, pero el mero hecho de pensar que era de Yokozawa de quien se trataba… que era Yokozawa quien estaba llegando a un placer pleno gracias a él, le hacía sentir que aquel era el sabor más dulce sobre la tierra.

Lo tragó sin siquiera pestañear y siguió lamiendo hasta que Yokozawa terminó de temblar por el reciente orgasmo.

-No has dicho mi nombre.- Dijo con fingido enfado mientras ahora levantaba sus caderas para poner una almohada debajo de su trasero. No había acabado con él.

-¡Oye! ¿¡Qué estás…!?

-Haré que digas mi nombre como sea, ya te lo he dicho.

Y entonces volvió a bajar su cabeza. Le levantó las piernas lo más que pudo, y en cuanto pasó su lengua por su entrada, escuchó una retahíla de distintas maldiciones proviniendo de Yokozawa. Sintiendo aquello como una especie de luz verde a sus intenciones, volvió a pasar su lengua, esta vez de forma más lenta, provocando que él se arqueara sobre el colchón y gimiera largamente.

Empezó a empujar su lengua contra él para después dar lametazos y chupar. Con cada una de sus acciones escuchaba cómo Yokozawa mascullaba cosas sin sentido entre jadeos, fijándose además de que su erección parecía estar volviendo en seguida. Sin ayuda de ningún tipo de lubricante, paró con el reguero de besos sobre su entrada e introdujo uno de sus dedos lentamente en su interior mientras se incorporaba para ver qué tipo de expresión estaba poniendo Yokozawa.

Lo observó allí tumbado, con el pecho subiendo y bajando pesadamente, la respiración entrecortada, las mejillas sonrojas y los ojos entrecerrados con la boca semiabierta por la que escapaban ligeros suspiros.

Acercó su rostro hasta el suyo mientras sacaba aquel dedo que acababa de meter para volver a introducirlo de nuevo, empezando así un ritmo suave pero constante.

-Di mi nombre.-Dijo para después besarle la frente, la mejilla, el cuello, los párpados cerrados…

-No…

-¿No?

Y entonces un segundo dedo se unió al primero en su tarea por empezar a prepararlo. También aumentó la velocidad del ritmo. Se preguntaba si estaría haciéndole daño al no estar usando el lúbricamente todavía, pero estaba tan obcecado en conseguir lo que quería que apenas podía pensar en ello.

-Ahh…

Cediendo de alguna forma, acabó por sacar sus dedos de su interior para dirigirse a la mesilla de noche, donde guardaba el lubricante y los condones. Tras coger lo necesario derramó una ingente cantidad del líquido espeso que contenía el bote sobre la entrada de Yokozawa mientras iba distribuyéndolo con sus dedos, los cuales empezaban a entrar y salir de él con total libertad, consiguiendo que Yokozawa perdiera la cabeza a pasos agigantados.

-Dirás mi nombre cueste lo que cueste.- Dijo como una clara amenaza mientras se colocaba el condón y echaba aún más lubricante sobre su propia erección. No había pasado demasiado tiempo preparándolo, así que probablemente le resultaría algo doloroso al principio, pero era incapaz de esperar más tiempo.

-No…- Dijo Yokozawa. Y aquella sería la última vez en la noche en que podría resistirse a la petición de Kirishima.

Kirishima sonrió ante aquella última muestra de altanería y se colocó en ángulo para penetrarlo.

-Ya veremos.-Dijo antes de introducirse en él de un solo golpe.

-¡Ahh!- El grito de Yokozawa que parecía ser una mezcla entre placer y dolor, compensó por todos aquellos que había estado guardándose durante la noche. Kirishima fue implacable y en un segundo ya estaba embistiéndolo una y otra vez mientras Yokozawa solo podía gemir y gritar.

Se colocó sus piernas en los hombros y siguió con un ritmo frenético que estaba volviendo loco a Yokozawa. Y fue cuando él soltó un gemido especialmente largo que supo que había encontrado el punto que debía golpear una y otra vez para conseguir que Yokozawa se corriera por segunda vez en la noche. Pero antes conseguiría lo que quería.

-Dilo…- Dijo con dificultad para luego soltar sus piernas y apoyar sus manos a los lados de su cara para mirarlo.- Dilo.- Volvió a decir, esta vez llevando su mano a su renovada erección para evitar que pudiera correrse.

Yokozawa lo miró a los ojos completamente deshecho, y aun así intentaba resistirse. ¿Cuánta cordura podía quedarle ya en ese momento? Frustrado por no conseguir lo que quería, golpeo aún más fuerte en su interior, más rápido. Haría que se rindiera.

-Zen…-Dijo al principio tímidamente.- Zen, Zen, Zen… por… favor…

Escuchar su nombre desde aquellos labios enrojecidos tantas veces, con ese tono tan sensual fue demasiado para ese ritmo que llevaba. Soltó su erección, dejando así que Yokozawa se corriera libremente, para después ser él mismo quien con una última estocada se dejara ir en su interior.

A pesar de apoyarse sobre sus codos, prácticamente cayó sobre Yokozawa, dejando que el semen de este manchara su estómago.

Estaba intentando recuperar la respiración cuando le dio un último beso y se echó a su lado completamente exhausto. Necesitaba descansar un momento.

-Joder… creo que podemos meter este polvo en la lista de los mejores.- Dijo aun respirando pesadamente.

-Idiota...- Alcanzó a decir Yokozawa.

-¿Dirás mi nombre así siempre? La verdad es que si lo haces creo que nunca aguantaré más de dos minutos.- Dijo con una gran sonrisa mientras se apoyaba en uno de sus codos para mirarlo allí tendido sobre la cama, intentando recuperar fuerzas.

-¿Cómo eres capaz de decir tantas tonterías juntas? Y no, no pienso decir tu nombre nunca más.

-Bueno, puedes decirlo en el momento clave, como lo has hecho hoy.

Yokozawa simplemente guardó silencio. Parecía haber entendido que no había forma de que pudiera ganar una discusión con Kirishima en ese momento.

-Voy a ducharme.- Dijo Yokozawa para después intentar levantarse. Pero ciertamente se quedó en intento, porque Kirishima tiró de él hacia el colchón, hacia sus brazos de nuevo. Lo sujetó abrazándole por la espalda y apoyó su cabeza en su hombro para mirarlo de reojo.

-Quédate. Aún no hemos acabado.- Dijo intentando sonar natural. Realmente lo que no quería era que se fuera de su lado.

-¿Pero qué dices? Estoy completamente agotado y tan solo quiero poder dormir limpio.- Volvió a intentar irse, pero Kirishima siguió reteniéndolo. Yokozawa pareció darse cuenta de que algo no estaba bien. -¿Qué pasa?

-Perdona, sigo pensando en lo mismo… Ahora te estoy siendo sincero, de verdad que me pasé todos estos días pensando en que ibas a dejarme. Tan solo déjame abrazarte un poco más.- Y entonces intensificó su agarre a su alrededor.

Yokozawa pareció confundido ante aquellas palabras tan serias en ese momento viniendo de Kirishima cuando ya parecía que todo había pasado. Dio un suspiro de resignación y le acarició el pelo para así conseguir que Kirishima lo mirara.

-Supongo que podría llamarte Zen en casa…

La mirada de Kirishima de repente pareció iluminar toda aquella habitación que se encontraba a oscuras. No podía creerlo.

-¿Hablas en serio?

-Bueno… supongo que es raro seguir usando tu apellido delante de Hiyo tanto tiempo. Ella misma me lo ha dicho alguna vez.

-¿Entonces yo podré llamarte Takafumi?- Preguntó recobrando la sonrisa al instante. El oír su nombre había hecho que Yokozawa diera un respingo.

-Pero solo en casa. ¿Entendido? Si no me enfadaré, lo sabes.

-Solo en casa. Entendido, Takafumi.

Y entonces lo besó en la espalda mientras entrelazaba sus manos alrededor de su cintura.

-Y otra cosa…- Empezó a hablar Yokozawa.- Te lo diré solo porque no quiero que sigas pensando tonterías… Lo que dijiste antes, sobre que si estamos juntos es porque Onodera apareció…- Empezó a hablar Yokozawa algo dudoso, como si no encontrara la manera de explicarse.

-Sí, ¿qué pasa?

-Bueno… cada vez estoy más seguro de que si él no hubiera aparecido habría dado igual.

-¿A qué te refieres?

-Si Onodera no hubiera aparecido sé que de alguna forma me habría acabado enamorando de ti.- Kirishima se quedó boquiabierto ante aquello. Lo soltó abruptamente y se movió sobre la cama para poder mirarle a la cara mientras decía esas palabras. Yokozawa pareció sentirse algo cohibido por su mirada, pero fue capaz de seguir hablando. –Quizá un día habríamos salido a beber y nos habríamos quedado hasta tarde, o hubiéramos coincidido en algún proyecto y habríamos empezado a hablar más… no lo sé. Pero definitivamente estoy seguro de que habría acabado enamorándome de ti de una forma u otra aun si Onodera nunca hubiera aparecido.

Kirishima por primera vez en muchos años sintió ganas de llorar de felicidad. Aun así fue capaz de contenerse y se acercó hasta Yokozawa para darle un beso suave en los labios y llevar su mano a su mejilla.

-Puedes estar seguro. Yo habría hecho que te enamoraras de mí costara lo que costara. Tú no lo sabes, pero me gustabas desde mucho antes de aquella noche en el hotel, desde mucho antes. Algún día te contaré la historia. Cuando seamos viejos y estemos aburridos en nuestro porche de la casa del pueblo.

-No se te puede hablar en serio.- Dijo Yokozawa sonrojándose completamente ante sus palabras.- No dices más que desvaríos. ¿Qué porche y qué pueblo?

-Ya sabes, compraremos alguna casa en algún pueblo tranquilo donde pasar nuestra vejez.

-A mí me gusta la ciudad.- Dijo Yokozawa, probablemente sin dar crédito al hecho de que estaban discutiendo algo sobre cómo pasar su vejez, una en la que estaría juntos, para más inri.

Y Kirishima volvió a abrazarlo mientras sonreía para esta vez volver a tumbarlo sobre la cama.

-Bueno, tenemos mucho tiempo para discutir esos temas, pero ahora creo que debemos ir a por la segunda ronda.

-¿¡Qué!? ¡Estás loco! Estoy agotado y de verdad quiero du…

Pero por supuesto Kirishima no pensaba dejarle quejarse más. Al fin y al cabo, siempre acababan haciendo lo que Kirishima quería.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Al día siguiente…

-¡Papa! ¡Ya he vuelto!- La voz de Hiyori se escuchó por toda la casa justo después de que se cerrara la puerta principal.

-Bienvenida.- Dijo Kirishima desde el sofá mientras la veía entrar a la sala.

En ese momento Hiyori pudo ver a Yokozawa justo en la cocina con el delantal puesto, una patata a medio pelar en una mano, y un cuchillo en la otra.

-Bienvenida Hiyo.- Dijo Yokozawa.

-¡Onii-chan! ¡Por fin has venido! Llevabas mucho sin aparecer.- Dijo la niña antes de correr para abrazarlo.

-Oye, ten cuidado que llevo un cuchillo.- Dijo levantando el brazo para que no pudiera hacerse daño.

-Menos mal que Papa me hizo caso. Estaba taaaaan triste porque no estabas que realmente me preocupé por que su pelea fuera a durar mucho.- Habló la niña en su absoluta inocencia provocando que Yokozawa se sonrojara.

-Takafumi y yo ya hemos arreglado todo.

-¿¡Takafumi!? ¿¡Ya os llamáis por el nombre!? ¡Eso es genial! Ya quedaba raro que siguieras tratándoos tan formalmente después de tanto tiempo…

Y por supuesto Hiyori ni siquiera reparó en el sonrojo que estaba formándose en las mejillas de Yokozawa por aquello.

-Así es. Takafumi ahora también me llama por mi nombre. ¿Verdad?

Y entonces Hiyori se giró hacia él esperando que demostrara lo que su padre acababa de decir. Yokozawa tragó saliva antes de soltar lo que ambos esperaban.

-Así es, Zen.

Hiyori se rio al ver la clara incomodidad de Yokozawa por todo aquello.

-Bueno, ¿estás haciendo la comida? Puedo ayudar.- Dijo Hiyori mientras buscaba su delantal.

-Te lo agradecería, la verdad. Estoy haciendo nabe, ¿te apetece?

-¡Me encanta! Yo me encargo de cortar las verduras.- Dijo Hiyori ya atándose el delantal totalmente lista y dispuesta para preparar lo que hiciera falta.

Kirishima volvió al sofá para ver desde allí cómo las dos personas más importantes para él en el mundo se dedicaban a preparar la comida.

-Tu padre me dijo que estuviste en casa de una amiga. ¿Cómo lo pasaste?

-Fue increíblemente divertido. Primero vimos una película, y después nos comimos las magdalenas que llevé. Aki-chan es realmente graciosa porque habla dormida y anoche…

Y siguió escuchando la conversación desde aquel sofá. Viendo aquella escena, todos esos días que había pasado preocupado, siendo incapaz de dormir por estar pensando que en cualquier momento Takano y Yokozawa podrían volver a estar juntos por la partida de Onodera, le parecían ahora una tremenda tontería. ¿Cómo no había podido darse cuenta de que Yokozawa estaba irremediablemente enamorado de él?

"Puede que haya pasado diez años enamorado de Masamune, pero de ti planeo estar enamorado todo lo que me queda de vida. Así que deja de preocuparte."

Aquella frase se paseaba por su cabeza haciéndole sonreír estúpidamente cada vez que pensaba en ello. Haría exactamente lo que Yokozawa le había dicho. No se preocuparía más. Tenía toda una vida para tenerlo enamorado de él, así que esos diez años no serían nada.

Miró una última vez a Yokozawa y a Hiyori preparando la comida y volvió su atención al periódico sin dejar de escuchar la conversación que seguían manteniendo.

Su vida, desde aquel sofá verde, con esas voces de fondo, el olor de la comida inundando la habitación, la seguridad de que aquello duraría para siempre… Todo aquello unido, hizo que Zen no pudiera hacer más que sonreír, ansioso por vivir todos esos años que le esperaban con Takafumi.

Fin

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Hallo!

Y se acabó! Qué emoción! Al final no sé si esto puede considerarse longfic, pero que ha tardado en acabarse tanto como cualquier longfic es innegable xD

Bueno, espero que os haya gustado este final de 9.000 palabras que me ha costado tanto. Dije una semana, y bueno, me he pasado un poquillo, es que era taaaaaan largo.

Mil gracias, como siempre, a los reviews, favoritos y seguidores. Es gracias a esos comentarios que no me he rendido con este fic aun cuando en su momento pensé seriamente en dejarlo como abandonado.

Ha sido un placer escribir esta historia y me ha hecho muy feliz saber que había gente leyéndola y que incluso esperaba saber qué pasaría en el siguiente capítulo. Espero de corazón que volvamos a leernos en alguna parte de fanfiction!

Hasta pronto!

A los reviews anónimos:

-Lightning: Muchas gracias por el review! Me alegra que te haya estado gustando esta historia y no haberte defraudado con el capítulo final. Confío en que nos leamos por alguna parte otra vez! Un saludo!

-Moonyta: Ains, ains, ains! No sabes qué emoción me hizo ver tu review! Fue como "¡aún me recuerda *o*!" Pero como bien dijiste, vamos por partes.

Me alegra que te gustara mi Hiyori! La verdad es que yo tampoco la veo como una fujoshi (aunque me encantan los fics en los que la pintan como una xD), y creo que en este capítulo ha quedado bastante claro que todavía guarda cierta inocencia respecto a la relación de Kirishima y Yokozawa. Esto entre tú y yo, (y quien lea esto porque la verdad que lo puede leer cualquiera xD), yo creo que Hiyori sí sabe algo. Y no solo me refiero en mi fic, sino en las novelas también. Por supuesto que solo son ideas mías, pero vamos, que ella ya no tiene ocho años y debe de darse cuenta de que lo que hay entre Zen y Taka no es normal. Pero haciendo honor a su personalidad madura, simplemente actúa con normalidad. Como Kirishima bien dijo una vez, él no ha criado a una niña con prejuicios, menos si se trata de su padre y de su Onii-chan. Solo que no piensa demasiado al respecto, porque seamos sinceros, a quién le gusta pensar sobre lo que hacen o dejan de hacer sus padres? xDD Pero como ya te he dicho, opinión mía.

Sobre la conversación en la fiesta. Sí, definitivamente Yokozawa debía estar mirando el reloj de reojo intentando deshacerse de Kirishima xD. Pero bueno, Kirishima con sus ojos de enamorado ni cuenta se dio xD Pero logró su objetivo, paliar de alguna forma el malestar que había dejado la situación de Takano y Onodera. Pero es que vamos, que un pesado se te ponga a hablar de buenas a primeras hace que se te olviden tus historias para concentrarte en pensar mal del tipo en cuestión. Pobre Kirishima-san .

Sobre la inutilidad de Yokozawa a la hora de socializar, qué nos vamos a contar que no sepamos ya. Es un inútil social tímido que mide 1,80 y que no deja de fruncir el ceño. Normal que se le tome por un borde malhumorado, porque es que se las busca xD Quizá me he pasado un poco, pero es que teniendo esa cara de pocos amigos y siendo tan brusco a veces la gente no puede saber que dentro de él hay un tsundere muy uke de buen corazón. De hecho lo bonito de todo es que solo lo sabe Kirishima xDDD Porque aunque Takano sabe que en realidad no es tan malo, pues yo creo que no ha conocido bien esas facetas suyas (gracias a Dios).

Al final has visto que todo se ha resuelto de forma lógica y demasiado poco maravillosa. Es que simplemente Kirishima es una reina del drama cuando quiere xD Pero bueno, no sé si lo he expresado muy bien, pero aunque Kirishima es realmente confiado, Takano es Takano. Es decir, diez años son muchos años, y al fin y al cabo si él y Yokozawa se enamoraron fue gracias a una serie de circunstancias que incluían un amor no correspondido y la aparición de Onodera. Y si quitamos a Onodera del dibujo y sumamos un Takano abandonado… pues bueno, creo que se entiende un poco a Kirishima. Porque además Yokozawa en medio de su inopia, que se cree que Kirishima es mágico y no siente ni padece, ni se preocupaba en darle explicaciones respecto a sus ausencias. En fin, que todo acabó bien xD

Sobre escribir más, ahora mismo lo dudo. No tengo ninguna idea fantástica y debo ponerme ya a traducir la novela, porque voy increíblemente atrasada. Creo que ya te comenté que traduzco para AmaiChudoku las novelas de Yokozawa y de Yoshino, y bueno, tras un hiatus de toda mi vida friki activa he vuelto! De hecho tengo fics en mente, pero no son de Yokozawa no baai Aunque cualquier día se me ocurrirá algo más de estos dos.

Y ahora, capítulo aparte, ¡te quiero! Seamos amigas! Solo si quieres claro… *.* Me encantaría leer cosas tuyas y que conversáramos otra vez sobre yaoi y cosas varias. Mi correo está en mi profile, pero igual te lo dejo aquí: morgianhstone hotmail . com . O sino un mensaje privado. Ponte en contacto conmigo si no es demasiada molestia y seamos amigas! Igualmente espero tu review!

Si no, pues bueno, ignora todo lo que te he dicho en este último párrafo. Me quedaría con nuestra relación de reviews y respuestas que ha sido bastante especial para mí xD

Y dios ya paro de escribir porque medio capítulo va a ser la respuesta a tu review! xDD

Muchísimas gracias de verdad por tu apoyo para este fic! Chauu!