IMPORTANTE:

Para los que vienen a leer directamente este capítulo, les informo que agregué un pequeño ratito con Sasuke y Hinata. Sé que nadie me reclamó por eso, pero al releer la historia para escribir este cap, me di cuenta que había un hueco en el anterior. Así que lo edité para que se entendiera cómo nuestros protagonistas llegaron a la escena del baño. Sin más que decir, ¡a leer!


MISIÓN CUMPLIDA


Hanabi se levantó de su cómodo asiento en el sofá para atender la puerta. Los del servicio acostumbraban contestar el timbre, pero estando cerca y sin los empleados a la vista, decidió ahorrarles el viaje.

Llegó hasta el umbral aun con pies descalzos y oliendo a removedor de esmalte. Abrió la puerta y antes de que la persona tras ella alcanzara a pronunciar palabra alguna, Hanabi azotó con tal violencia que los retratos colgados en la pared se sacudieron.

- ¡Maldición!

En contra de su voluntad, se llevó los dedos a las puntas del largo cabello, para comenzar a peinárselo. Intentó moldear su espesa melena negra para que adquiriera una apariencia más atractiva, sin embargo, este volvía a su estado natural: una ininterrumpida caída recta hasta la altura de sus codos. Cualquiera pensaría, viendo a la menor de los Hyuga, que había sufrido de crisis de la adolescencia; con todo aquel ritual para antes de ver a un chico. Y tras haberse asegurado de tener bien limpios los ojos de suciedad y relamerse los dientes, se dignó a abrirle la puerta a Kiba.

- Hanabi, - el chico parecía tan sorprendido como esperarías estarlo tú si te cerraran la puerta en la nariz antes de lograr saludar -, ¿qué haces abriendo la puerta tú?

- Yo siempre abro la puerta si la escucho – aseguró en su defensa, con un convincente tono ofendido.

- ¡Sí! Claaaro – espetó Kiba con una fuerte tilde sarcástica que irritó a Hanabi -. No mueves tu pesado culo si tu vida no depende de eso.

« ¡Justo en el corazón! » Agradeció poder ocultar su expresión de tristeza, resultando en una enojada.

- Si fuera sabido que eras tú no me tomo la molestia, ¡ADIÓS!

El zapato de Kiba sobresalía por el espacio entre la puerta y el marco. Y aunque Hanabi usaba toda su fuerza –siempre consideró tener más fuerza en las piernas- para cerrarle la puerta en la narizota, Kiba sólo hacia un leve esfuerzo para que no la cerrara por completo y no hacerla sentir mal por sus bracitos de bebe.

- Hanabi, no seas así. Quiero hablar con Hinata – Kiba estaba en lo correcto en imaginarse a Hanabi con su espalda contra la puerta, dejando que todo su peso corporal la ayudara a detenerlo.

- ¡NO! Ella… ella no está…

- Vengo por Akamaru.

La puerta se abrió en su totalidad y Kiba ingresó a la vivienda Hyuga. Hanabi salió disparada hacia delante, dando saltitos para lograr mantener el equilibrio. Estando ya adentro, el chico cerró la puerta como «perro por su casa», con mucha tranquilidad y le echó una ojeada al terreno a la vista antes de dirigirse a Hanabi.

- ¿Dónde está? – comenzó con lo que sería uno de los interrogatorios más difíciles de su vida y con el final más vergonzoso.

- ¿Quién?

- Hinata.

- ¿No te haces llamar su mejor amigo en la faz de la tierra? Dímelo tú.

- No contestes con otra pregunta, es grosero. – le reprochó con cara de satisfacción -. Y sí, soy su amigo, no su diario íntimo.

- Pues, yo tampoco.

- ¿Cómo es posible que tengas algún parentesco sanguíneo con tu hermana? – cuestionó al techo, buscando una razón por la que dos hermanas pudieran ser tan diferente entre ellas. Pero la revelación divina tendría que esperar, porque tenía algo pendiente:- ¿y Akamaru?

Hanabi iba a replicar con otro comentario mezquino que distorsionara el tema hacia uno alejado de todo lo referente con Hinata y su nuevo (y buenote) cuñado, cuando cayó en cuenta de un detalle inoportuno.

¿Dónde dejaron al perro de Kiba?

Se atragantó con su propia lengua y, en busca de una buena excusa, tartamudeó con labios temblorosos palabras mudas que no ayudaban en nada a su causa. Y Kiba tampoco colaboraba, estando allí parado, aguijoneando con unos inquietantes ojos castaños sus inútiles intentos de hablar, tirando por la ventana su don nato de escapar de cualquier situación con su gran léxico.

- ¿Dónde está, Hanabi? Contesta – le advirtió, con una voz baja impregnada en calma.

En su desesperación por encontrar una razón por la inexplicable desaparición del animal, Hanabi manoteó al aire hasta dar contra un jarrón carísimo que estaba a su lado decorando la entrada principal de la vivienda.

Ambos jóvenes observaron congelados cómo se tambaleaba penosamente el jarrón, hasta que recobraron el respiro cuando pareció, por sí solo, recuperar la estabilidad suficiente para quedarse inmóvil en su sitio.

Kiba empezaba a sonreír y Hanabi a aferrar su pecho desbocado por el susto.

Y el jarrón, como si fuera sido empujado por deseos reprimidos de ser un saltador profesional, osciló con fiereza y se vino abajo.

- ¡AAAAAHHHH!

- ¡Santo Cielo! – exclamó Kiba antes de prorrumpir en una risa desenfrenada - ¡Tu cara no tiene comparación! ¡Eres el terror personificado! Nunca olvidaré esto. – las carcajadas ofendían a Hanabi, pero no podía hacer mucho por censurar lo que había sido la peor expresión de terror que tuvo en su vida, ya que le quedaban unas manchas blancuzcas en las mejillas por el susto reciente -. A ver si aprendes a controlar esos bracitos tuyos que algún día de estos terminaras matándote. Y pensar que Hinata es la que pierde el control cuando está metida en situaciones de estrés, te has excedido. Superaste a la campeona.

Hanabi recibió el jarrón en sus manos con cara de querer cometer homicidio en primer grado, pero Kiba era demasiado… Kiba para ver por la incomodidad de las personas.

- Fue un accidente, y punto – masculló por lo bajo.

Los débiles esfuerzos de Hanabi por apilar los pedazos derrumbados de su dignidad, se vinieron abajo –como el jarrón- porque a Kiba pareciera que se le iba a salir un pulmón de lo fuerte que reía. Estaba preguntándose por qué soportaba aquella humillación, cuando él recobró la compostura, tomándola desprevenida.

- Entonces…. ¿Akamaru?

- Hinata, ella lo sacó a pasear – mentalmente se daba de palmaditas en el hombro.

- Grandioso, ¿en el parque? Me los puedo encontrar de camino.

Resolvió con simpleza y al haber obtenido la información requerida, se dio la vuelta para marcharse por donde había llegado. Una alarma de peligro se activó dentro de la cabeza de Hanabi y gritó «¡ESPERA!» como si en vez de Kiba quien se alejara, fuera el conductor del transporte público y estuviera en juego su impecable asistencia.

Al conseguir que se detuviera, agregó:

- No puedes ir.

- ¿Ah, no? ¿Por qué?

- Porque, porque… está con alguien.

¡PRIMER STRIKE!

Aquello sorprendió a Kiba, pero no tanto como lo estaba Hanabi. Había traicionado a la hermandad, había metido la pata hasta el fondo, y además: ¿cómo le creería eso?

- ¿Con alguien? – repitió, saboreando la posibilidad en la lengua -. ¿Y está paseando con Akamaru?

- Sí, se encontraría con él en el parque.

¡SEGUNDO STRIKE!

- ¡Ah! ¿Es que tenemos aquí a un ''él''? - «¡¿y por qué dije él?!» -. ¿Quién es él?

- Con Naruto. – escupió el nombre del ser masculino que había estado más implicado en su mañana, además de Ko.

- Hablé con Naruto antes de venir aquí, dijo que estaba donde Sakura – espetó con brusquedad y Hanabi se sorprendió ante el ingenio de Naruto de mentir sobre su ubicación -. ¿Por qué me mientes? ¿Quién es que no puedo saberlo?

- ¡No te hagas el especial con tu papel de amigo herido! ¡Nadie puede saberlo aun y yo no seré quien le arruine a Hinata su fantasía!

- Eres… la peor… hermana menor… que existe – dijo con calma -. Ya hasta me dijiste que está cumpliendo su fantasía y yo sé que sólo tiene una.

Hanabi lo miró con la peor cara de perro rabioso que tenía en su repertorio.

- Deja de perseguir a mi hermana como si fuera un pedazo de carne, no podrás evitar que ellos dos…

- ¿Evitar qué cosa?

¡TERCER STRIKE Y MEJOR CIERRA EL PICO!

Decidida a no seguir embarrándola, se limitó a cerrar sus labios y negar fielmente en pro del matrimonio de su hermana con el hombre de sus sueños.

Kiba también podía ser terco si algo le interesaba. Y Hinata le interesaba, tanto que había olvidado a su mejor amigo; que de hecho era más capaz de sobrevivir solo que él mismo siendo humano.

- No podrás quedarte callada por mucho tiempo, - dijo -, a ver: Sé de este sujeto con el que Hinata se encontró un par de veces, ¡pero como cualquier adolescente tuvo este extraño deseo de reencontrarse y tener una vida feliz, comiendo pereces!

- Se dice «comiendo perdices», idiota.

- ¡Como sea! Tenía un enamoramiento absurdo por alguien que le parecía ficticio y ¡por Dios! yo sabía que eso era imposible, no podía creer que el príncipe misterioso mata dragones era ese sujeto. Y... - Hanabi observaba con atención cómo poco a poco el chico iba perdiendo el control de sus emociones conforme el relato adquiría más significado. -... sucedió que se dio cuenta que era una estupidez y lo olvidó ¡LO OLVIDÓ! ¡NO PUEDE SER DE NUEVO ESE CONDENADO TIPO!

La chica no se río, o lo juzgó.

Sólo lo observó.

Con la respiración agitada, el cabello en punta de tanto estirárselo mientras hablaba, los ojos chispeantes de indignación y en espera de que la existencia de aquel misterioso chico -que le había robado la esperanza de un futuro junto a Hinata- sólo perteneciera a los recuerdos infantiles de una joven sedienta de romance en su vida. Y Hanabi encontró en sus manos, la oportunidad de hacerlo sufrir más: «Lo siento, Kiba, pero te han ganado el puesto. Es el mismo y no podrás hacer nada para reemplazarlo.» Sólo con esas palabras lo dejaría hundido en el subsuelo. Pero, no podía. No podía hundir más a alguien que ya lo hundían sus propios temores y menos, al chico que le gustaba.

- Eh, Kiba... - estaba entre la espada y la pared. O ser condescendiente y dejarlo ilusionarse, o ser una mierda y destruirlo -. Sé que lograrás perdonarme algún día y no te culpo si tardas en ello.

El chico alzó una ceja confundido.

- ¿A qué te refieres...?

Hanabi nunca había utilizado la fuerza bruta para ganar una discusión. Y nunca olvidaría su primera vez.

El jarrón, que todo el tiempo estuvo en manos de Hanabi, resultó ser más resistente que el cráneo de Kiba. Porque sólo produjo un sonido hueco al pegarle con él.

Kiba cayó cuando largo era, sobre la alfombra mullida, inconsciente.

Hanabi dejó el jarrón en su sitio correspondiente y examinó al chico desde la altura de su estatura de 1, 47; sintiéndose satisfecha por como terminaron las cosas.

- Pareces hasta más agradable después de un golpe en la cabeza - se dijo, admirando el rostro tranquilo y más afable de Kiba.

Podría haberse quedado viendo el rostro de Kiba durante todo el día, pero estaba en plena entrada y cualquiera pudiera ver lo que parecía ser la escena de un crimen. Por lo tanto, de muy mala gana, se dirigió hacia el baño donde -aun- Naruto estaba haciendo lo suyo.

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Neji se consideraba una persona serena y racional, que mantenía el control en situaciones que lo requerían. Por eso, no le tomaba mucha importancia al ver a personas de su familia intercambiando sumas de dinero muy altas, tampoco que se quedaran en un mutismo sepulcral cuando lo escuchaban acercarse: todos tienen razones por las que mantener sus asuntos en privado, él esperaba de los demás no entrometerse en los suyos. Pero, claro, hablábamos de Neji y de las únicas personas que esperaba comprensión por su intromisión en asuntos privados, eran sus primas. Tenía muchas primas, pero con las que se había criado eran Hanabi y Hinata, así que era de su incumbencia saber por qué rayos Hinata estaba desaparecida y nadie parecía muy seguro de donde estaba. Tampoco comprendía por qué Ko lo estuvo entreteniendo toda la malvada mañana ensenándole las polvorientas pinturas de afuera del despacho de su tío.

Podía mantenerse sereno mientras que Ko le detallaba las distintas historias de los ancestros que mostraban los retratos, y Ko debía tener una buena razón para casi matarlo con tanto conocimiento absurdo de gente que nunca conoció y no escucharía hablar jamás; por ende, estuvo en estado ausente en todo ese tiempo. Contestando en las pausas que hacía Ko con algunos «sí, bien, ¿en serio hizo eso? o ujum». Pero despertó de su ensimismamiento cuando escuchó a Hanabi discutiendo en alguna parte lejos del pasillo en el que estaba con Ko.

- ¿Neji? ¿A dónde vas? – el hombre mayor estaba inspirado relatando esas historias inventadas y ¿ahora Neji decidía sólo irse y ya? Si Hanabi veía a su primo rondando alrededor en busca de un poco de información sobre lo que ocurría, le echaría la culpa.

- Ko, te agradezco que decidieras compartir tu mañana y la historia de nuestros ancestros conmigo; pero tengo que entrometerme en algunos asuntos. Adiós.

Y así sin más, Neji fue a entrometerse.

En ese momento, Hanabi se encontraba pegando gritos frente a la puerta de uno de los tantos baños del piso inferior, no muy consciente que se ganaba la atención de muchas personas.

- ¡SAL DE AHÍ EN ESTE INSTANTE! – chillaba sin rastros de la educada y bien comportada señorita que debía ser -. ¡TE HARÉ RESPONSABLE SI TODO SE ECHA A PERDER!

- ¡Déjame en paz! ¿No ves que estoy algo ocupado? – seguía Naruto con el mismo argumento sin mucho éxito.

- ¡NO PUEDO SACAR A KIBA YO SOLA DE AHÍ! – había escuchado lo mismo durante un buen rato y seguía sin importarle que el perro ese estuviera tirado por ahí. Es más, le agradaba.

- ¡Búscate a Ko, molesta!

- ¡ÉL ESTÁ ENTRETENIENDO A NEJI!

- Pues, que también lo ayude.

- ¡VA A SOSPECHAR, TRISTE INTENTO DE SER HUMANO! – y comenzó a golpear con los puños la puerta, frustrada.

- ¡Si soy un triste intento entonces no puedo ayudarte en esa difícil tarea, niña perfecta!

Y así seguía la discusión sin sentido entre ese par, demasiados enfrascados en la tarea de insultarse mutuamente que no consideraron la posibilidad de que Neji, en ese preciso instante, buscaba el origen de los gritos de Hanabi. Ko seguía a sus espaldas buscado pretextos para hacerlo retroceder sin conseguirlo aún, Neji tenía un objetivo.

- Neji, realmente, me parece que debería dejar que Hanabi solucione sus problemas por ella sola. Después de todo es una señorita y usted no tiene nada que ver en problemas de mujeres. – intentaba persuadirlo Ko.

- Algo se te escapa, Ko, Hanabi es mi prima, así que tengo el derecho y el deber de ofrecer mi ayuda en todo momento. – ''mi ayuda'' era una forma de esconder ''mi presencia''.

- Y eso lo comprendo, pero Hanabi necesita aprender a tomar decisiones por sí solas, pronto será una dama y no nos tendrá a nosotros para protegerla. - ambos sabían que esa niña no necesitaba nada de ellos, pero como Neji estaba en estado Primo-Super-Cali-Fragilísticamente-Entrometido no consideraba la realidad.

- Respeto su opinión y tal vez para usted tenga sentido que ve en Hanabi una mujer, pero se puede meter sus intenciones por el…

- ¡KO! ¡KO!

El aludido giró al escuchar su nombre, viendo a una de las jóvenes del servicio acercarse a trote hacia él. Frenó sin aliento, antes de poder decir palabra alguna:

- El señor Hiashi lo manda a buscar, dice que es importante. – le dijo la joven, con un cierto brillo de interés ante lo que podía ser un buen chisme que regar como la pólvora. Y el hombre notó esto, ya era suficiente con la apuesta esa sobre Kiba que mantenía a todos muy alertas ante el chico.

- Gracias. Iré enseguida, pero antes… tú… - y se quedó congelado en su sitio, viendo el espacio vacío que había dejado Neji a su lado -. Condenado.

Neji no se quedaría ahí para que Ko siguiera encubriendo a Hinata y a Hanabi, sabía que algo se estaba cocinando dentro de la aburrida mansión Hyuga. Nada que se relacionara con el extraño comportamiento de sus familiares, esto era distinto.

Y cuando el Hyuga entró dentro del recibidor, se encontró con colores que desentonaban con la escala de blanco y marfil. Y esos colores, de hecho, eran Kiba. Con sus ropas negras y sobre el ¿suelo? ¿Qué diablos hacía el molesto amigo de Hinata en el piso?

- Levántate. – exigió cuando llegó donde se encontraba Kiba. Al no obtener ninguna reacción por su parte, le dio un ligero (brusco) puntapié en las costillas, con una buena dosis de mirada matadora propiedad Neji Hyuga que pudo intimidar a cualquier… estando consciente. Pero Kiba seguía tan noqueado como lo había dejado Hanabi. Eso lo irritó más.

Otra patada y Kiba se sacudió levemente.

- No, otro no… Aleja ese jarrón… - masculló con voz áspera y ahogada.

Neji frunció el ceño, este estaba extremadamente mal. Y cualquiera podría aprovecharse de la situación, sin embargo, él era Neji Hyuga; un hombre íntegro y que no se prestaba para comportamientos infantiles…

- Lo alejaré, Kiba, pero respóndeme esto: ¿qué haces aquí? – de acuerdo, sólo una vez no hacía daño.

- Akamaru… ¿dónde estás? – volvió a mascullar, ladeando la cabeza como si esperara encontrar a su mascota en la profundidades de su mente.

- ¿Sabes algo de Hinata? – directo y conciso.

- Ella… ella…

- Aja, ¡sigue! – estaba cerca, muy cerca.

- Ella… esta con… con él…

- ¡AJA! ¿Con quién? – más cerca.

- Con… con su…

- ¡¿SIIII?! - ¡demasiado cerca!

- Con… su… fantasía.

Neji no supo qué hacer ante esa confesión, que ni sabía si era una respuesta que valiera la pena y rebajarse a aprovecharse de alguien que no estaba en sus cinco sentidos. ¿Su fantasía? Hinata, por lo menos, ¿tenía una? Neji suponía que sí, pero no sabía cuál era y eso le molestaba más.

- ¿Qué fantasía? – espetó fríamente.

- El… chico del parque.

- ¿Qué remolachas significa eso? – bramó más que furioso Neji.

En el momento en que se levantó para invocar la ira del cielo y hacerse del poder del rayo, Hanabi llegaba corriendo con un muy aburrido Naruto tras de ella.

- ¿Neji? – Hanabi corrió con cara de estar indignada hacia su primo (que, por cierto, despedía pequeñas venitas de electricidad de su lacia cabellera) -. ¿Qué le hiciste al pobre de Kiba?

- ¡NO, JARRÓN! – aulló Kiba entre la neblina de su inconsciencia y locura.

- Vaya, lo dejaste más frito que pollo en caldero. – Naruto negó con la cabeza, también indignado.

- ¿Ves? ¡Mira como me lo has dejado! – Hanabi se agachó a su lado y tomó la cabeza de Kiba con suma delicadeza, para posarla con suavidad en su regazo. Luego acarició su espeso cabello, tan impropio de ella que ambos chicos se quedaron impactados -. ¿Qué le hiciste, salvaje?

- Yo no he sido, ya estaba así cuando llegué – una risita psicópata se le escapó -. Alguien me hizo el favor primero.

- ¡NEJI! – lo censuró Hanabi, aunque en el interior se reía también -. ¡Acomódenlo en el sofá, par de insensibles!

- Qué mandona… - susurró Naruto para sí, tomando una pierna de Kiba.

Neji tomó los brazos y así lo alzaron en el aire para llevarlo al sofá más cercano.

Después de mucho tropezar la cabeza de Kiba en el suelo, en la mesa, con otro jarrón y con la misma Hanabi; Kiba fue arrojado sin compasión alguna al sofá y nada que reaccionaba.

- Eso estuvo bien…

- ¿Cuál es esa fantasía de Hinata de la que nadie me ha hablado? – exigió saber Neji, encarando a Hanabi con ojos autoritarios.

«Mierda, pensó la joven, ya se nos estropeó el teatro

- Conoces a Hinata, debe de ser algo inofensivo. – le restó importancia con un vago ademán.

- ¿Cómo qué?

- ¿Cómo encontrar un trébol de cuatro hojas? No lo sé, Neji.

- ¿Y acaso está paseando en el parque con un trébol de cuatro hojas? Porque eso me parece muy improbable. – bateó a su favor, mientras que Naruto se ponía cómodo y observaba la escena. Había aprendido a no meterse entre un par de Hyugas. -. Y si no mal recuerdo, se supone que Hinata estaba contigo.

Hanabi estaba a punto de mostrarle lo ofendida que estaba porque desconfiara de su palabra, cuando una ráfaga de viento los envolvió a todos. Se escuchó cómo se rompía un cristal y un alarido digno de Tarzan surgió de ningún lado. Todos dentro de la estancia se cubrieron la cabeza, hasta que el viento cesó y una figura engarbada apareció sobre la mesa de centro con lo que parecía una lanza en la mano y una pistola de agua en la otra.

El ser, presentaba una apariencia, realmente, triste. Con la suciedad pegada a su piel no se podía ver de qué color era, tenía hojas en todo el cabello. Tenía una barba crecida que le tapaba casi todo el rostro y parecía estar en calzones.

- ¿Dónde está… SASUKE? – bramó con una voz que no parecía totalmente humana.

Naruto se levantó de su asiento y observó bajo la capa de suciedad y hojas lo que en algún tiempo había sido su amigo.

- ¿Lee? – lentamente fue acercándose a Lee, que parecía querer hacerle un nuevo corte de cabello de un tajo -. ¿Qué te pasó?

- ¡EL PARQUE ME PASÓ! ¡El hambre y las alimañas! – gorjeó fulminándolo con la mirada.

- ¡Oh, por Dios! ¡Te olvidé en el parque! – Naruto se llevó las manos a la cabeza. Realmente se le había pasado ese detalle cuando bajó de la roca con Ko.

- ¡SI! Tú y Ko, ¿sabes qué es pasar una noche solo en un parque lleno de bestias? – grujió.

- En el parque no hay bestias, de broma y se puede ver una ardilla. – intervino Hanabi.

- Lee, bájate de la mesa, la estas ensuciando. – dijo Neji, con su voz estoica de vuelta.

Pero Lee estaba concentrado en Naruto.

- ¡No te perdonaré esta, Naruto! Veamos si aguantas una noche solo amarrado a un árbol…

- ¡Eso no se vale! Tú no estabas amarrado. – se quejó él, haciendo un gesto de fastidio. -. Además, es tu culpa, no pediste que te esperáramos.

- ¿Y por qué tiene un taparrabo? – observó Hanabi, inclinándose hacia su primo para que no la escuchara el rarito que nunca había visto en su vida.

- ¡ESTABA INCONSCIENTE!

Y hablando de inconscientes, Kiba comenzaba a despertar.

- ¿Ha… nabi? – sus manos empezaron a buscar a ciegas a la joven -. ¿Hanabi?

- ¿Sí, Kiba? – de inmediato sujetó sus manos. Hasta que su burbuja se reventó cuando recordó lo congestionada de la habitación. Lo soltó y forzó una expresión indiferente -. Digo: ¿qué quieres?

- ¿Dónde está Hinata? – entonces se llevó una mano a la cabeza.

- Yo llevo preguntándolo toooodo el día. – espetó de mala gana el Hyuga.

- ¿Y vas a seguir con eso? – se lo dijo a ambos, ya frustrada de tanto interrogatorio como si fuera cometido un crimen.

- ¡MI VENGANZA SERÁ INOLVIDABLE! – decía Lee, blandiendo su lanza como si cazara moscas invisibles, intentando acertarle a Naruto.

Naruto evitaba la lanza saltando de un lado a otro, antes de que Lee saltara teatralmente de la mesa y comenzara a perseguirlo en círculos.

Neji interrogaba a Hanabi sin mucha colaboración de parte de ella.

Kiba se cuestionaba en voz alta ¿dónde demonios estaba y por qué estaba un vagabundo en trusa ahí? Sin dejar de masajearse el costado de su cabeza.

Todo era un caos en el recibidor de los Hyuga. Pero nadie se fijaba que Akamaru ingresaba por la destrozada ventana y se sentaba en un rincón apartado para contemplar la escena.

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Entretanto, Sasuke esperaba la respuesta de Hinata. La inquietante espera lo reflejaba en cómo su respiración se hacía cada vez más pesada. Y esto no ayudaba a Hinata a concentrarse.

¿Había escuchado bien? Le conmovía inmensamente, después de sentir el terror y el estupor de la sorpresa, escucharlo pedirle matrimonio. Él quería que ella decidiera su futuro, él quería que tuviera la última palabra, no su familia, no el deber; ella. Y le causaba tanta emoción, porque Sasuke quería conquistar el cariño que sintió por él ese día mágico en el parque en un día, antes de que a ambos los ahogaran con los preparativos para la boda y las formalidades, recuperar la humanidad en un tratado forzado. Además, se sentía respetada, en un sentido alocado porque fue secuestrada, ya que tomaban su opinión en cuenta, lo que quería. Y más que todas las cosas, se sentía amada. Amada por este hombre que había sido el de sus sueños, aquel que conoció sin saber que estaban predestinados a enlazar sus destinos.

Entendió, que si pudiera haber cambiado los sucesos, las reglas, su familia, el deber, las formalidades, todo… No cambiaría cómo se habían dado las cosas. Porque, este momento en el que estaban, era perfecto.

- Te acepto.

Una sonrisa jaló de los labios de Sasuke.

Intentado abarcar con los ojos, el preciso momento en que la mujer que amaba lo aceptaba en su vida. En que su boca pronunció las palabras más maravillosas que nunca escucharía.

Besó su frente, besó sus mejillas, besó su pequeña nariz, besó sus ojos hasta cerrarlos y hacerse cosquillas con sus largas pestanas. Y luego besó sus labios, sus suaves labios. La besó como si en ellos encontraría la paz que había estado rasguñando por años. La paz de tenerla por fin, de compartir su amor con ella. De que lo amara.

Se quedaron ahí, amándose. Con una toalla de por medio olvidada y los restos de una historia que comenzaba pululando en el aire.

Sólo gozando de su compañía, hasta que el tiempo transcurrió y Hinata sintió frío en los pies.

- Cre-creo que es hora de volver. – propuso, aunque no quería romper el momento.

- Si tú quieres, iré contigo. – fue lo único que dijo Sasuke, sin mover la mejilla de la coronilla de ella.

Ambos estaban sentados en el suelo, con la bañera contra la espalda y acomodados uno contra el otro. Aunque Sasuke tenía sus brazos entorno a ella, sus pies no recibían la misma atención que sus brazos.

- Nos deben d-de extrañar. – comentó Hinata, sonriendo con diversión, mientras Sasuke la ayudaba a levantarse.

Sasuke sólo asintió, ni siquiera quería pensar en los ''demás''; sólo quería más de su esposa. Pero para eso estaba la noche de bodas.

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- ¿Entraras?

- Si tú quieres, iré contigo. – repitió Sasuke, uniendo sus dedos para emprender la caminata hasta la entrada de la casa de Hinata.

- ¿Crees que si te ven… te meterás en pro-problemas? – Hinata no había pensado en cómo reaccionaría su tan correcto padre cuando se enterara que el prometido se había robado a la novia.

- Tranquila, tu padre no se quedará sin novio antes de la boda. – le sonrió con la sonrisa más tranquilizadora que podía formar, pero en realidad, parecía querer que Hiashi se enfrentara a él.

Hinata tragó en seco. Pero no dijo nada más sobre el tema cuando llegaron a la puerta.

- ¿Ves? Sana y salva en su catillo, como lo dije. – dijo Sasuke, sonriendo con prepotencia.

- Nunca desconfié de ti. – susurró ella a su vez.

Hinata abrió la puerta y con lo que se encontró la dejó clavada en la entrada.

- ¡SASUKE!

Antes de que ambos recién llegados asimilaran todo lo que ocurría allí adentro, dos pares de manos aferraron a Sasuke y lo metieron dentro de la estancia como si fuera un muñeco de trapo. Lo que parecía ser un mendigo y Naruto estaban peleándose por Sasuke, jalándolo por los brazos y gritando cosas que no podía comprender. Y la víctima no parecía capaz de reaccionar a lo que sucedía en su entorno. Al igual que Hinata, que había detallado en su primo, Neji.

- ¡NEJI! – bramó ella, saliendo disparada en auxilio de su amigo, Kiba. Que ni sabía que hacia ahí y, menos, bajo las garras de su primo.

- Hinata, por favor, apártate. Te lo devuelvo cuando lo haya matado. – siseó el Hyuga, estampando a un muy mareado Kiba en la pared.

- ¡Deja a Kiba en paz! – Hinata intentaba apartar los brazos de su primo de Kiba, pero no parecía querer cooperar -. ¡Suél… talo!

Neji volvió a aporrear el cuerpo de Kiba contra la pared y esto pareció hacer reaccionar al chico.

- ¿Qué te sucede, imbécil? – ladró con una creciente ira que dejó a Hinata fuera de juego. Se apartó y vio, cómo por él sólo lograba bajarse y estar a la altura de su primo -. Hinata no es tuya, ¿ok? ¡Así que ve acostumbrándote!

No tuvo tiempo de impresionarse ante aquella declaración que le cayó como el plomo, porque escuchó un gritó más alto que el alboroto que reinaba en la habitación.

- ¡HINATA!

La chica giró entorno para ver quién la llamaba, hasta que vio a su hermana menor, sentada sobre el respaldo del sofá blanco (que ya no era tan blanco) con un celular levantado y sacudiendo una mano para que se aproximara. Hinata esquivó el trio de luchadores que estaba conformado por su prometido, el vagabundo y Naruto; llegó hacia su hermana, pero no pudo devolverle la enorme sonrisa que le dedicaba.

- Hanabi. – comenzó, más que confundida. Todo el día había estado en una burbuja, y ahora se encontraba en un caos de testosterona, ese había sido un día extraño -. ¿Qué está pasando aquí?

- Escucha, ya te cuento. – dijo Hanabi, sin dejar de enfocar con la cámara del celular todo lo sucedido allí dentro -. En esta esquina tenemos a Naruto y a Lee, enfrentándose a tu prometido ardiente (¡Vamos, Hinata, ya lo sé! No tienes por qué ponerte así) Naruto está algo resentido con tu prometido por meterlo en todo esto y porque lo culpa de que Lee quiera matarlo. Lee es el que parece Tarzan, y es uno de los que participaron en la operación de secuestrar a la novia, entre paréntesis tú. También está resentido con Sasuke porque es el principal culpable de que lo dejaran sin conocimiento en el parque solo con Akamaru, que también olvidaron. En la otra esquina, tenemos a nuestro primo querido y a Kiba. Kiba acababa de despertar de un desmayo (No me veas mal, que no tengo nada que ver con eso) cuando ha confesado que siente una atracción por ti accidentalmente y Neji se le ha lanzado encima por querer pretenderte. Sabes cómo es Neji.

»Y aquí estoy yo, grabando todo esto para presentarlo en la celebración nupcial y que todos recordemos lo que provocó la misión que tenía Sasuke de secuestrarte. – Hanabi le sonrió a Hinata, de una forma cruel por toda la diversión que se estaba desarrollando en el recinto. Pero su hermana mayor detalló un brillo de amargura en su mirada.

- Hanabi, ¿te ocurrió algo? – susurró con esa dulzura maternal tan característica en ella.

La menor dejó de sonreír e inconscientemente bajó el celular, sin dejar de ver la mirada jovial de su hermana.

- Nada que tuviera importancia, Hina. – aseguró muy sonriente y volviendo a su tarea de documentar sobre las testosteronas.

Hinata no le creía, sin embargo, no la presionaría para que le explicara sus problemas. Hanabi siempre había sido muy cerrada con lo que pasaba por su mente y su corazón, aunque le mostrara al mundo una actitud fuerte e imponente, Hanabi necesitaba tanto afecto como Hinata. Sólo se dio el lujo de abrazar a su hermanita, Hanabi sonrió y mientras una silenciosa lágrima caía por su pómulo; retomó su papel de comentarista:

- ¡Y va entrando en el ring KO HYUGA! – aulló Hanabi con Hinata riendo a su lado por las ocurrencias de su hermana menor -. Se muestra muy confundido, no sabe qué ocurre, no sabe a donde mirar. Está decidiendo y ¡DECIDE! Se mete entre Neji y Kiba, los separa, ¡LOS SEPARA! Neji parece molesto, muy molesto. Discute con Ko y Kiba SE LE ESCAPA, damas y señores. Kiba va a reunirse con su fiel amigo, Akamaru. Akamaru parece terco, creo que está un poco molesto porque lo dejaran con un nido de locos. Y Kiba le SUPLICA, ¡de rodillas, perro! ¡Quiero verte de rodillas!

»Por su lado, Neji señala a Sasuke, indignado. ¡Ya se subió la gata a la batea! Creo que Ko ya le ha dicho de quién se debe preocupar. ¡Y NEJI ARREMETE CONTRA SASUKE…!

- ¡NEJI, NO! – interrumpió Hinata saltando del sofá.

Lee y Naruto estaban acurrucados en el suelo, al parecer, Sasuke había logrado sacudírselos de encima con un poco de dosis-traumática-marca-Uchiha. En ese momento les recordaba lo idiota que eran y que no debió de confiar en ellos para una tarea tan fácil como era evitar que todo se saliera de control, cuando Neji se le arrojó encima.

Todos dentro de la sala exclamaron sorprendidos, hasta Akamaru sacudió la cola y se olvidó del resentimiento con su amo.

- ¿CÓMO TE ATREVES A LLEVARTE A HINATA CONTIGO A SOLAS, MALDITO?

Sasuke le dedicó la mejor cara retadora que tenía, estaba bajo el Hyuga, así que estaba en desventaja, pero no se amedrentaría. El brazo de Neji ya estaba listo para repartir el primer golpe, cuando Ko lo detuvo al instante.

- Suéltame, Ko.

- No, escucha, Neji. Necesitas un momento para pensar con claridad todo este asunto, no lo estás viendo en el ángulo correcto.

- Lo que yo veo es a un degenerado que secuestró a Hinata en su contra.

- ¡Oh, vamos Neji! ¡Levántate de encima de Sasuke que no quiero que esto se vuelva una película porno entre hombres! – dijo asqueada Hanabi -. ¡Y menos con mi primo de protagonista! ¡Por Dios!

Hinata se escandalizó.

Naruto y Lee se rieron como enloquecidos en su lugar seguro, lejos de Sasuke.

Sasuke se sacudió a Neji de encima, algo irritado, aunque no fue necesario. Porque Neji se puso en pie como un resorte con una mirada asesina.

Y Ko se unió a las risas de Lee y Naruto.

- Es mejor que me vaya de aquí. – informó sabiamente Sasuke, pero no sin antes mirar con la misma cara de homicida a Neji -. Ya tendré tiempo para solucionar los desacuerdos contigo, Neji.

- Te estaré esperando. – siseó mordaz.

Como lo dijo, Sasuke se retiró. Con Hinata siguiéndole el paso para despedirse de él.

Y mientras tanto, Hanabi daba por culminado su documental. Veía los frutos de su trabajo cuando sintió a alguien sentarse a su lado.

- Así que Hinata se casará. – Kiba suspiró. Hanabi no lo conocía lo suficiente, como su hermana, para saber qué podía estar pasando por su mente. Así que no lograba descifrar su rostro calmado, hasta sonreía el condenado -. ¿Por qué no me lo pudiste explicar desde un principio? ¿Acaso creías que iría a buscarlo y exigirle respuestas?

Hanabi se dio su tiempo para responder, guardó el teléfono y jugó con las puntas de su cabello.

- Pudiste comprometer la misión. – bromeó secamente ella, sin despegar la atención de su cabello.

- Sabes que no lo haría. – la risa de Kiba no le inspiró ninguna clase de diversión a Hanabi -. Si es lo que quiere Hinata, yo me mantendré apartado.

Hanabi se dignó a verlo, pero él le sonreía a un punto vacío enfrente de él. Era obvio, porque no veía cómo Lee y Naruto eran sacados a la fuerza de la casa por el par de Hyugas. Era una sonrisa insustancial, parecía sonreírle al pasado y Hanabi, sin conocerlo, lo sabía. Se le quedó viendo, sin saber realmente qué hacer, ella no era buena para esta clase de cosas sentimentales. Ella rehuía las cosas sentimentales, no las trataba. Aun así, su mano se movió hacia el hombro de él y comenzó a palmearlo, como quien no sabe actuar en una situación determinada (ella en ese momento)

- Hanabi, no tienes por qué consolarme, ni nada parecido. – se burló él. Dedicándole un gesto socarrón -. Creo que desde un principio estabas esperando el momento en que me rindiera, ¿no?

- No seas así, claro que no. – en realidad sí, pero no por las razones que él creía. Que, pese a que no lo mencionó, ella sabía que pensaba que se regocijaba por su pesar -. Creo que podríamos entendernos en esta situación y aliarnos, si te parece bien.

- ¿Tú me entiendes? Vamos, Hanabi, no estás en edad para esa clase de emociones. – se carcajeó él.

- ¡Ya lo arruinaste, idiota! ¡Hasta habías empezado a caerme bien! – ella se indignó, pero en el fondo se sentía feliz de que Kiba regresara a la normalidad.

- Así es la relación, hermosa, es amor y odio. – dijo muy sonriente el chico.

- ¡A ver! ¿También quieres con mi prima menor? ¡ESTO ES SUFICIENTE! – las manos de Neji agarraron a Kiba por los hombros con brusquedad, apartándolo de Hanabi de un solo empujón.

Hanabi contempló cómo su primo súper-protector tenía a Kiba como si fuera un gato callejero que se había filtrado por la ventana (aun rota), lo llevaba hasta la salida y lo arrojaba afuera como si fuera tan liviano como un trapo sucio. Neji bufó como un animal y cerró la puerta de una patada.

El ambiente se mantuvo tenso, nadie dijo nada, hasta que una voz a la distancia proclamó a los gritos:

- ¡NEJI ECHÓ AL INUZUKA!

Después de eso, varios integrantes de la familia Hyuga ingresaron a la estancia como un desfile de caras sonrientes, con quienes la verdad, ni Neji ni Hanabi habían tenido mucho contacto. Todas las personas, vestidas con la misma gama de colores claros, comenzaron a congregarse en torno a un muy confundido Neji y a estrecharle la mano o alborotarle el impecable peinado que siempre portaba.

- Gracias, Neji, gané buen dinero por ti. – decía uno.

- ¡Es una suerte! Ya comenzaba a dudar que lo harías. – era otro de los muchos comentarios que hacían.

- Empezaba a dudar de tu carácter, ¡pero mira! Siempre terminas siendo el mismo Neji. – lo felicitó un anciano que lo tomaba de ambas manos para sacudirlo con mucho vigor.

Neji observó a Ko, que estaba a una distancia prudente de la congregación, en busca de explicaciones. A su vez, Ko intercambió una mirada cómplice con Hanabi; que sinceramente, había olvidado el asunto de la apuesta. Nunca esperó tanta participación de toooda su familia, pero en cuanto a dinero se trataba: parecían salir de las ratoneras los familiares que ni conocía y esos mismos familiares ahora se mostraban agradecidos hacia Neji por haber botado a Kiba y así, resultando ganar la apuesta. Que, de hecho, estaba muy pareja.

Al principio, la apuesta sólo los incluía a Ko y a ella. Ko había apostado que sería su señor padre quien echara a Kiba y Hanabi que sería Neji. Luego, comenzaron a sumarse personas a la apuesta, hasta que las únicas personas que no estaban enteradas del entretenimiento eran los involucrados en la apuesta. A Neji y a Hiashi, nadie tenía el valor ni para insinuárselos. Kiba no había caído en cuenta cuando le dieron una pista de lo que sucedía, durante un mes los que estuvieron a favor de Neji le estuvieron lanzando cizaña para que desconfiara del Inuzuka y Kiba ni enterado. Y en cuanto a Hinata, nunca llegó a escuchar de qué trataba todo.

Sim embargo, la apuesta decía que debía ser por Hinata por quién echaran a Kiba, no por Hanabi. Pero, nadie de los que estaban estrechándole la mano a Neji recordaría esto por conveniencia. Lo importante era que Neji había cumplido con su parte de una apuesta que ni tenía idea estaba involucrado, pero tarde y temprano sabría quiénes eran los responsable. Mientras eso ocurría, Hanabi se disponía a recibir el dinero que le debía Ko. Porque ella siempre gana.

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Ajenos a la celebración que se festejaba a costillas de un muy indignado Neji, Sasuke y Hinata estaban paseando por los anchos y hermosos jardines de los terrenos Hyuga. Tan desentendidos de todo, como debían estarlo.

- ¿No te veré más? – decía decepcionada Hinata, viendo a Sasuke al rostro.

Mas sin embargo, Sasuke estaba muy ocupado jugueteando con los dedos de su prometida.

- Sólo hasta que se anuncie nuestro compromiso, fingirán ante todos que fue una ocurrencia de mi parte y que no pudimos aguantar para consumar nuestro amor y blah, blah, blah… - respondió certeramente con un dejo despectivo en la voz.

- ¿Nadie se enterará lo que sucedió hoy? – murmuró, compungida como ella sólo podía.

- Será nuestro secreto. – le sonrió él, devolviéndole la mirada por fin -. Pero por ahora, me toca seguir con lo clásico.

De su bolsillo sacó una sortija, y un pequeño rayo de luna apuntó a la piedra incrustada en ella. La luz creó una corona violeta alrededor de la gema, creando un efecto más hermoso en conjunto con los intrincados arabescos que conformaban la sortija. Hinata ni siquiera se le ocurrió preguntar cómo sabía cuál era su color favorito, ni pudo decir nada. Las joyas no eran de su total interés, pero esta: con su belleza sutil y de la mano de quien amaba, era el objeto más hermoso que había recibido nunca.

- ¿Por qué lloras? – Sasuke limpió las lágrimas de sus mejillas con un dedo. Sabía que las mujeres lloraban siempre cuando le mostrabas un anillo, pero no estaba listo para hacer llorar a su prometida -. No llores, si no te gusta, tiene garantía.

- ¡No, no, no, no es eso! – murmuró sacudiendo las manos.

- Entonces, préstame tu mano. – le tomó la mano y deslizó el anillo por su dedo anular con sumo cuidado.

Hinata, no tenía tiempo de ver cómo se veía la joya en su mano, realmente no le interesaba. Quien le interesaba estaba al frente de ella, viéndola con una pizca de nerviosismo en sus ébanos ojos ante su reacción. Ella se acercó a él, decidida a aliviar la preocupación de su mirar. Y cómo si sellara un mutuo acuerdo, besó a su prometido.

A una buena distancia, Lee y Naruto se compartían un pañuelo para sacudirse la nariz. Había estado en primera fila en todo momento y vieron la conmovedora escena hasta el borde del llanto.

- Es hermoso. – opinó Naruto con la voz pastosa.

- Es como una bella storia d'amore. – secundó Lee con un convincente italiano.

- ¿Desde cuándo sabes italiano?

- Oigan, ¿qué están haciendo, par de maricas? – Kiba apareció detrás de Lee y Naruto, que estaban acuclillados tras de una fuente cercana a los protagonistas de esta historia.

- Vemos los frutos de nuestro trabajo duro, ¿qué crees? – se defendió Naruto.

- Así que ustedes son los responsables de este circo, no me sorprende. – Kiba estaba cansado y quería irse a su casa, pero también tenía flojera de ir hasta su casa.

El hocico de Akamaru golpeó con suavidad su mano.

- ¿Ahora sí me quieres? – Akamaru se sentó a un lado de su mano, para recibir cariños de su parte -. Tú también estuviste implicado en todo esto, ¿no es así?

El perro, como respuesta, sacudió con alegría la cola.

- ¿Sabes, amigo mío? – le dijo Naruto, viendo al chico como si fuera una desdichada alma en pena -. Estoy entrando en el negocio y creo que ya tengo capacitación en esto. Si lo requieres ¡los Servicios Uzumaki están a la orden de los problemas del corazón!

Kiba lo golpeó en la coronilla de la cabeza.

- No necesito que armes un despelote para resolver mis problemas, gracias. – dijo amargamente.

Naruto se masajeó la cabeza, pero no perdía la emoción.

- ¡No desistiré! – tomó a Lee por los hombros, encontrando apoyo en su compañero en las misiones -. Encontraremos la forma de buscarte un final feliz, ¡ya lo verás!

- Es cierto, Kiba, cuando tenemos un objetivo en mente. ¡SOMOS IMPREDECIBLES PARA CUMPLIRLO! – vociferó a todo pulmón, llamando la atención de Sasuke y Hinata.

- ¿No ves como terminaron Hinata y Sasukito? - preguntó en tono satisfecho -. ¡Misión cumplida, muchachos! Pueden salir temprano hoy, ¡yo invito la primera ronda!

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FIN

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N.A: Al fin, ¡TERMINÉ UNA HISTORIA! ¡ALELUYA! 10 Puntos para mí :D Me gustaría mucho conocer su opinión, ¿les gustó, lo odiaron, quedaron con dudas? Saben que pueden comunicarme cualquier inquietud o comentario por los reviews n.n

¿Saben? No me ha gustado del todo el final, pero es lo que pude sacar de estos dos días sin dejar de escribir. Con saber que a alguien le gustó, me bastará :D Espero haber finalizado bien con todo y ni sabía que me costaba describir cuando varios personajes interactuaban en un mismo espacio :v espero que se entienda. Y... creo que no tengo más que decir, además de disculparme por las demoras. Ya no tengo excusas ¡TENGO COMPUTADORA! Wiii, 20 puntos para mí.

Gracias a todos los que leyeron, marcaron como Alerts o Favorites y a los que dejaron su comentario. Me conmueve de veras que les gustara este desastre de historia ;*

N.A 2: Fin ¿O no? Muajajaja xD

22/12/2014

*Cambio y Fuera*