¡Muy buenas tardes (o días, dependiendo de en qué lado del Atlántico estés leyendo esto) a todos! Aquí estoy, después de dos días actualizando fics como una loca, y otro de descanso/relax/ver pelis como si lo fueran prohibir, con un nuevo capítulo recién sacadito del horno.

Hoy os traigo el capítulo 10 (10 capítulos ya, quien lo diría… ya tengo una temporada de Juego de Tronos! #24deAbrilLlegaYA), pero no solo os traigo el capítulo, ya de por sí bastante largo, si no que os traigo otras dos cosas. Un pequeño miniPOV de Hipo, que he decidido añadir a última hora, y, más interesante aun, un pequeño juego que ya probé en otro fic (con desastrosos resultados, pero de vosotros me fio más) y que os dejare más abajo. ¡Ahora, disfrutad del capítulo!

Todos los personajes que aparecen, así como la historia original pertenecen a Dreamworks.


Capítulo 10

Para sorpresa de ambos chicos, la visita al museo de barcos resultó mucho más fructífera de lo esperado. Aunque a Hipo todo en el museo de Historia le había parecido frustrantemente desconocido, ahora empezaba a reconocer varios de los artilugios expuestos en el museo.

-¡Vaya, mira donde estaba esto! –exclamó Hipo gratamente sorprendido ante un "barco" que era poco más que cuatro maderos mal pintados. La mirada pasmada de Astrid obligó al chico a explicarse. –Este barco perteneció a mi padre. Tiene su símbolo aquí pintado, ¿no lo ves? –explicó señalándole lo que a sus ojos parecía un simple manchurrón. – Posiblemente fuera de antes de que yo conociera a Desdentao, ya que parece haber sido hundido por dragones. Casi seguro que fue de alguna expedición al nido.

A Astrid cada palabra del chico le sonaba a chino, pero se le veía tan feliz mientras se recorría la sala explicándole lo que era cada cosa y contándole anécdotas de gente que no conocía, que no le dijo nada.

-¡Astrid, ven aquí! –la llamó el desde un expositor. Cuando llegó vio que Hipo estaba plantado ante la mayor colección de armas que había visto en su vida, todas variadas en tamaño, forma y grado de oxidación, que colgaban amenazadoramente de una de las paredes del museo. Pero lo que el chico estaba mirando fijamente era una lámina con dibujos que descansaba debajo de todas ellas. Cuando este se dio cuenta de la presencia de la joven, le preguntó: -¿De qué fecha es esto? –Astrid se acercó al cartel informativo y contestó:

- La armas van de los siglos IV al VII, y el papiro ilustrado data… ¡de aproximadamente el año 615! ¡Justo del año del que vienes!

- Me lo temía. –asintió Hipo con una sonrisa. Con la mirada le señalé el papiro y le pidió: -Míralo con más detalle.

Obediente, Astrid se acercó a la vitrina y observó con interés el amarillento papel que reposaba dentro. Estaba pintado con colores rojos y negros de un color apagado (arcilla y madera quemada, creía haber leído en el cartel) y representaban una aldea vikinga, situada en la base de una picuda montaña que sobrevolaban varios dragones. Las casas parecían estar destruidas, y unos esquemáticos vikingos corrían y luchaban entre ellas. Más arriba, coronando la montaña, el detallismo aumentaba, y pudo ver como otros dos vikingos montados en dragones (un chico y una chica, creía), se abalanzaban contra otra figura más grande y gruesa pintada de rojo, que lucía barba y pelo negro. El chico iba armado con un escudo, y la chica con un hacha, y ambos estaban envueltos en una especie de halo brillante.

-¿Qué se supone que tengo que ver? –preguntó con curiosidad.

-Esto –contestó él señalando el dibujo –es mi aldea. Y estoy casi seguro de que ese dibujo lo he hecho yo, aunque no recuerdo hacerlo.

Astrid volvió a mirar el papiro con interés e Hipo la dejó en silencio, suponía que para que llegara a la conclusión a la que había llegado él. Y no tardó en hacerlo.

-Es decir, que si el dibujo es tuyo, pero no lo has dibujado… -empezó ella con entusiasmo. -¡Es porque AÚN no lo has hecho!

-Eso mismo pienso yo. –dijo él. –Y no solo eso, creo que lo dibujé como pista para mi yo del pasado. –dijo señalando el halo que envolvía a los dos jinetes.

-Osea, que estamos buscando un escudo y un hacha.

-En realidad solo estamos buscando el hacha. Reconozco el escudo, es de hierro Gronckle y está a buen recaudo en mi casa de Mema.

-¡Vaya, eso es genial Hipo! –exclamó ella con alegría. Aunque él no parecía compartirla. -¿Qué es lo que pasa?

- Que hay un pequeño problema. ¿Cómo vamos a encontrar un hacha milagrosa sin más pistas que un dibujo ruinoso? Ni siquiera creo que esté aquí. –dijo el desanimado.

-Oye, escúchame. –dijo ella autoritariamente agarrándole de los hombros. Hipo levantó la mirada entre sorprendido y desanimado y clavó sus ojos en los de ella. –Ahora mismo estas más cerca de casa de lo que estabas hace cinco minutos, así que no te rindas tan fácilmente. Buscaremos esa maldita hacha donde haga falta, como si tenemos que levantar una a una todas las piedras de Noruega hasta que aparezca. ¿Me has entendido? –esperó a que el chico asintiera, y cuando lo hizo tímidamente, le soltó. Cuando se hubieron separado añadió con socarronería: -Y alegra esa cara por Dios, que parece que has visto un fantasma.

Con una sonrisa socarrona, el joven se puso tieso y dijo:

-A sus órdenes, milady.

Ambos se volvieron otra vez hacia el dibujo, intentando sustraer algún detalle más que se les hubiera escapado.

-Me preguntó quiénes serán los dos jinetes de la foto. –pensó Hipo en voz alta.

-Pues hombre, si el escudo es tuyo, yo diría que el chico eres tú. –contestó ella como si fuera obvio.

-Parece lógico, si… -admitió él con una sonrisa.

-¿Y ella, sabes quién es?

-No se parece a nadie que yo conozca. No sé, quizás sea mi madre, pero podría ser cualquiera. Podrías ser incluso tú. –bromeó Hipo.

-Bueno, no niego que a mí las hachas me quedan genial… -presumió Astrid moviendo teatralmente la trenza, tomándole el pelo a su amigo. –Pero ni por todo el oro del mundo me subiría a esas lagartijas con complejo de pájaro.

-Eso lo dices porque nunca lo has probado.

-Ni tengo intención de hacerlo en lo que me queda de vida. –dijo ella con seguridad. Un escalofrío recorría su cuerpo cada vez que se acordaba de su primer y único viaje en avión. Oyó a Hipo murmurar por lo bajo algo que no consiguió entender-Disculpa, ¿Qué decías?

-Eeeh… que deberíamos irnos, no creo que haya nada más interesante aquí… -vaciló Hipo con poca decisión.

-Ya… -contestó ella con desconfianza. Era evidente que no era eso lo que había dicho, pero decidió no molestarse en averiguarlo. –Estoy de acuerdo, no creo que esta sala nos ayude más de lo que ya lo ha hecho. De todos modos, antes de marcharnos, voy a hacer una cosa, por si acaso.

Usando el cuerpo de Hipo como escondite, sacó el móvil de la mochila e hizo una foto al papiro con la máxima resolución posible, ignorando todos los carteles de prohibición.

-Por si necesitamos verlo más tarde. –se explicó. Y juntos caminaron de vuelta al coche.


Hipo POV

–Pero ni por todo el oro del mundo me subiría a esas lagartijas con complejo de pájaro. –afirmó categóricamente Astrid. Hipo no pudo evitar sonreír al imaginar la reacción de Desdentao si hubiera escuchado tan ocurrente comparación.

-Eso lo dices porque nunca lo has probado. –respondió él desde la experiencia. Cuando se estableció la paz con los dragones más de un lustro atrás, muchos escépticos afirmaban que los dragones eran bestias indomables, y que nunca vivirían en paz con ellos. Ninguno volvió a repetir tal cosa después de un vuelo en Desdentao, y ella no sería diferente.

-Ni tengo intención de hacerlo en lo que me queda de vida.

-Eso ya lo veremos… -pensó el, y por lo que se ve de nuevo de nuevo en voz alta, porque Astrid preguntó:

-Eeeh… que deberíamos irnos, no creo que haya nada más interesante aquí… -disimuló (mal, como siempre) Hipo rápidamente. Pero lo cierto es que en su cabeza había empezado a formarse un plan.


Y esto es todo por hoy. ¿Os ha gustado el capítulo? Como veis poco a poco va avanzando la trama…

Pero a lo que vamos, arriba os dije que os iba proponer un juego, y es el siguiente: Ahora mismo son las 20:15p.m. hora española, y mi intención es levantarme mañana a las 11:30a.m (es sábado, no me juzguéis). Si en ese tiempo este capítulo consigue más de 15 reviews, el siguiente capítulo verá la luz… MAÑANA. Así es, asique en vuestras manos queda.

¡Nos leemos!