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"Nuestros difuntos nunca están muertos para nosotros, hasta que los hayamos olvidado: pueden ser heridos por nosotros y puede que ellos nos hayan herido de la misma forma; pero ellos conocen toda nuestra penitencia, todo nuestro dolor de que su lugar está vacío y todos los besos que otorgamos a la reliquia más pequeña de su presencia".

―George Eliot.

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Este es un capítulo meramente aclaratorio para los que no me siguen en mi Facebook personal: durante este año me preguntaron sobre la continuación de mi fanfic y surgieron dos eventos: mi operación y el reciente fallecimiento de mi padre.

Mi fanfic es algo que amo más allá de lo que puedo expresar, pero si me preguntan cuándo podré continuarla, supongo que hasta que viva el dolor que ahora siento y pueda seguir adelante.

No creo en dolores eternos, el dolor va disminuyendo con el tiempo (al menos eso creo yo) mi padre dejó muchas cosas y fueron 6 meses en los que mi madre, mi hermano y yo, luchamos hasta el cansancio por su vida y sé que él lo sabía y lo sabrá por siempre.

Ahora está en un lugar donde ya no sentirá ningún dolor, somos los que nos quedamos aquí quienes sufrimos y nos tocará encontrarle un significado a su muerte, viviendo la nuestra. Así es como nuestros difuntos "viven" para siempre, honrándolos entre los vivos, con nuestra propia vida.

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Gracias a todos los que me leyeron.

Buen inicio de año y no olviden expresar su amor a todos aquellos quienes han tocado un poco de su corazón.

Con amor, Altaria Blue.