Regalo del presente

La luz le anuncio que de nuevo había amanecido y en cuanto sus ojos se acostumbraron a la luz de nuevo pudo verlo sentado en una silla de adornos color oro y acojinado azul, centrando su atención a ella.

-Buenos días – Dijo ella con una sonrisa sentándose en la cama.

-Buenos días mi cosa preciosa – Contesto él, encantado de ver que aun usaba el mismo modelo de salto de cama que él le había dado aquella noche nubosa -Si su alteza tiene deseo de dejar su oficio de murciélago, podríamos desayunar para después dar un paseo fuera del laberinto. –Concluyo con una sonrisa socarrona y salió de la habitación.

El cenador cubierto de flores era su lugar preferido de ambos, no solo pro que era en donde tomaban el desayuno o la merienda disfrutando de entera intimidad sino también porque había sido el lugar en donde Jareth le había pedido a Sarah que fijara una fecha para su boda.

Los sirvientes de castillo traían uno tras otro los platillos suculentos que Sarah recibía de buena manera; frutas, pasteles un te suave un chocolate caliente, una sopa de hongos y ¿qué era aquello que parecía carne?

Jareth dejo las bromas sobre su apetito por esa vez ya que el día anterior su falta de apetito lo había llevado a gritarle exigiéndole que comiera y ella había contestado en el mismo tono para después girarse en la cama y cubrirse con las sabanas hasta la cabeza.

-Preparen un atuendo adecuado para su majestad, que hoy saldrá a hacer una visita conmigo – ordeno Jareth a una goblín que no tardo en reverenciar y marcharse.

Sarah no pregunto pues sabia por la manera tranquila en la que toma su té que Jareth no le diría el lugar al que irían, así que solo dejo que las cosas trascurrieran.

-Cuando Jareth trama algo a veces es mejor no preguntar nada – confeso a la goblín que peinaba su cabello.

-Ha aprendido bien a manejar a su alteza – Rio con confianza.

-¿Te parece?

Observo sus ropas, no eran las comunes en Underground, se trataba de unos zapatos de tacón bajo, un vestido de tirantes gruesos, recto hasta las rodillas de color gris y debajo una blusa de cuello alto y mangas largas, la goblín (de nombre Dara) había dado por terminada su tarea colocando en su cabeza una boina del mismo color que el vestido.

-Sarah ¿has terminado? – Pregunto entrando a la habitación dejando sorprendida a su esposa.

Jareth vestía un pantalón negro, una camisa blanca –bastantes simples tomando en cuenta lo alegórica que solía ser sus ropas – una gabardina negra y remataba con una bufanda color gris a su cuello

-Tú cabello – Grito aterrada Sara y se lanzó a él en busca de la larga cabellera rubia que ahora se veía recortada hasta los hombros y con orden.

- No pierdas el juicio, use magia para tomar esta simple apariencia – Explico antes de que la lluvia de preguntas callera sobre él.

-¿A dónde vamos? Jareth – Pregunto por fin intrigado por tanto detalle.

-A que dejes descansar los temores de tu corazón, vamos a Aboveground – Contesto y los ojos de Sara brillaron.

Solo era necesario un cristal para estar frente a aquella casa, para recorrer aquel camino que ella había recorrido barias veces.

Con golpes pequeños la pelota reboto hasta detenerse contra su pie, Jareth giro la vista aquel que corría detrás de la pelota amarillo brillante.

-Tobi no corras- Grito aquel hombre ya entrado en años detrás de su joven hijo.

-Jovencito no deberías separarte de tu padre, es de esa manera que los niños son llevados lejos para no volver jamás – Levanto la pelota y se la entregó en las manos al pequeño niño rubio.

-Muchas gracias – Dijo el padre tras llegar.

Los ojos de Sarah mostraban asombro y amor, tal vez un deseo de abrazarlo que reprimió haciendo una suave reverencia cuando el hombre poso sus ojos en ella.

-Mi nombre es Jareth Underground y ella es mi esposa Sarah –Presento ofreciendo su mano para estrecharla con aquel hombre.

-Robert Williams – Se presentó - ¿Son nuevos en el barrio?

-Solo hemos venido de visita – La sonrisa de diversión que intentaba ocultar salía con cada palabra – Mi Sarah vivió en esta casa cuando era una chiquilla y la nostalgia nos ha traído aquí de vuelta.

-Robert ¿Qué pasa? ¿Quiénes son? – Pregunto la mujer al verlo acercarse a la puerta con aquellos desconocidos acompañantes.

-Karla ellos son Jareth y Sarah. Sarah vivió en esta casa antes de que nosotros y ha venido a recobrar memorias, los he invitado a merendar –Explico para después presentarlos correctamente.

La mujer estaba asombrada con la coordinación y belleza de la joven pareja.

-Karla suele decir que si tuviera una hija la llamaría Sarah – Confeso Robert provocando un saldo de sorpresa y alegría mesclada en Sarah que aunque conocía aquella casa no sabía cómo comportarse en ese momento, era más que claro que ellos no la recordaban, aunque el pequeño Tobi la observaba con insistencia.

Diez años atrás había sido su respuesta para cuando le habían preguntado cuando había dejado aquella casa, ubicándolo apenas dos años antes de la boa de Robert y Karla y su mudanza a aquella casa.

-Hermanita ¿quieres ver mis peluches? – Pregunto Tobi a Sarah y esta asintió acariciando los rubios cabellos del niño.

-Ten cuidado – Pidió Jareth al verla levantarse de la sala para seguir al niño hasta una esquena en la sala en donde había algunos muñecos regados.

-Es una muchacha muy guapa. Si yo fuera su padre, y te pareceré grosero, no habría aceptado un matrimonio con alguien con tanta diferencia de edad.

Jareth sonrió ampliamente divertido de aquel pensamiento.

-Si usted supiera- Fue su única respuesta.

-Jareth, dime si me equivoco – Interrumpió el tema Karla que no había dejado de ver a Sarah –Sarah, está en cinta ¿verdad?

Robert salto en su lugar sorprendido y busco el bulto en su vientre que lo confirmara pero antes de que sus ojos lo vieran, la afirmativa del interrogado llego primero.

-Sarah mi cosa preciosa ven aquí y habla con los Williams que desean preguntarte sobre tu condición – Llamo y estuvo a punto de ir a ella al verla intentar levantarse de la alfombra pero ella hizo ademán de poder hacerlo sin problema y así fue.

La plática continúo hasta entrada la tarde.

-Es hora de irnos anuncio Jareth.

-Oh pero la estamos pasado bien – Bramo con pena Karla.

-Debemos regresar a casa, se hace tarde y ya los hemos molestado mucho – Excuso Sarah con tranquilidad y cierto tajo de amor palpable.

-Vengan cuando quieran nuevamente, serán bienvenidos – Ofreció Robert ya en la puerta despidiendo a la pareja.

-Hermanita ¿vendrás jugar conmigo de nuevo? – Pregunto el pequeño Tobi

-Solo ocupas llamarme usando las palabras correctas – Dijo al pequeño en medio de un abrazo.

Unas últimas palabras de despedida fueron necesarias y se alejaron hasta perderse de la vista de la familia Williams.

-¿Qué fue lo que le dijiste a ese niño el día que te despediste de él aquel día? – Pregunto por fin apareciendo un cristal en su mano.

-Que no olvidara a su hermana y al rey goblín que siempre lo recodarían y estarían allí para él cuando su mundo de derrumbará.

-Seguirás siendo una chiquilla molesta – Gruño lanzando el cristal al aire.

-Y tu un rey ególatra – contesto antes de desaparecer de Aboveground por muchos años más.