Y así como si nada, volvió a despertar.

Lo primero que vieron sus ojos fue el techo blanco del cuarto de huéspedes de cierta casa que no era la suya. Un suspiro escapó de su garganta al recordar los eventos que la habían llevado a esa situación.

No quería despertarse aún, el ventilador soplando contra la cama en donde estaba ella junto a la frescura de una mañana se sentía muy agradable como para moverse tan temprano. Así que se envolvió en las sábanas mientras le daba la espalda al ventilador para sentir ese acogedor viento en su espalda.

"Pero vaya que está frío, anoche no estaba así, ¿De verdad el clima es tan fuerte en esta zona? Pero si solo vivimos algunas cuadras aparte…"

Con algunas quejas sueltas, entonces se abrazó a sí misma debajo de las sábanas, de forma que sus manos hicieron contacto con su piel…

¿…Piel?

Solo entonces comprobó, aun con pereza, que sus manos no parecían estar tocando la tela de su camisa, aquella que siempre traía puesta, sino que simplemente estaban tocando su propia piel. Y por más que buscó con sus dedos… no encontró nada.

Algo más despierta, y con una mirada molesta, palpó cada parte de su cuerpo en busca de su ropa… no había nada.

Por eso mismo saltó fuera de la cama, y sus preocupaciones mostraron ser válidas al ver que…

"¡¿POR QUÉ ESTOY DESNUDA?!"

Agitada, ella tomó entonces las sábanas de la cama y se cubrió con ellas. Acto seguido salió corriendo de la habitación.

-¡¿Podría ser que…?!-

Finalmente, tras correr por algunos segundos, encontró a cierto jovencito en el baño, eso trajo alivio a su consciencia. Mari iba a preguntar sobre el paradero de su ropa, algo angustiada de que a lo mejor Miyuki había hecho algo mientras dormían.

Pero al ver a Keiichi lanzar sudesaparecida ropa a la lavadora todo cobró un sentido más simple.

El chico, quien cargaba una camisa manga larga de rayas horizontales rojas y negras, junto a un pantalón gris y medias blancas, y que aparentemente no se había percatado de la peligrosa presencia a sus espaldas, se hallaba de lo más tranquilo lanzando la ropa sucia de la peli naranja a la lavadora… seguida de mucho, mucho jabón en polvo.

-Y… Ya está-

Para alguien que no lo conociera, esto no sería la gran cosa… Pero Mari sabía muy bien que la forma en cómo el rostro del chico parecía soltar brillitos a pesar de parecer sereno, indicaban que estaba muy feliz haciendo su labor.

Esto hizo que un tic se apoderara de uno de los ojos de la chica, quien entonces contempló con una ceja alzada y una mirada despectiva cómo el chico no solo ignoraba su entorno, sino que se quedaba mirando atentamente la ropa girar dentro de la lavadora, como si disfrutara ver el proceso.

Cuando Keiichi amenazó con agarrar una soda mientras veía su ropa lavarse Mari alcanzó el colmo. Con un rápido movimiento, le dio una patada que le hizo darse de cara contra la maquinaria.

-¡Ah!-

La soda cayó al suelo, y el estrepitoso sonido hubiera llamado la atención de otras personas, si las hubiera.

Acariciando su magullada nariz, Keiichi entonces se volteó para encontrarse cara a cara con una furiosa Mari. La chica entonces, cubierta por las sábanas, caminó con paso firme hasta quedar frente al chico, y su mirada llena de fuego chocó con ojos que parecerían congelarse en cualquier momento.

-Se puede saber, ¿Qué, demonios, haces, con mi ropa?-

-La lavo-

El tic de Mari se extendió a sus dos ojos mientras su cara temblaba por la ira.

-¡Sí, zoquete! ¡Eso ya lo sé! ¡Lo que te pregunto es por qué demonios lo haces!-

-Porque está sucia-

"¡Este tipo!"

Las manos de la chica empezaron a temblar mientras una sonrisa siniestra y una venita en la sien adornaban su rostro.

-¿Y quién, coño, te dio permiso para quitarme la ropa mientras dormía?-

-Yo-

-¡Sé acabó, voy a matarte!-

Mari se le lanzó encima y empezó a ahorcar al chico mientras vociferaba su desacuerdo.

-¡Es mi cuerpo desnudo! ¡¿No tienes consideración por las mujeres?! ¡¿Te parece que puedes tomarte algo como esto a la ligera?! ¡Pervertido! ¡Eres un pervertido!-

Mientras Keiichi luchaba para mantener su respiración estable, respondió con voz firme, aunque débil, pese a empezar a ponerse morado.

-No hubiera tenido… que llegar a… esto, si me hubiera permitido lavar su ropa en primer lugar-

El chico entonces, tocó los bíceps de la chica con sus pulgares, y los hundió con fuerza. El dolor generado por esto fue suficiente como para que Keiichi encontrara una ventana para poder deshacer el agarre de Mari, quien, al ver que no podía seguir agrediéndolo, decidió dialogar.

-Pero te lo dije claramente el primer día que estuve aquí, que puedo usar la misma ropa una semana, ¿Por qué te interesa tanto? Ni siquiera duermo contigo-

-Porque es anti-higiénico. La cantidad de gérmenes que se pueden generar de algo como no lavar la ropa son demasiados para no tomarlos en serio-

Mari resopló en respuesta, aunque en el fondo sabía que Keiichi tenía razón.

-Además, me prometió que me dejaría lavar su ropa en algún momento, pero ya han pasado cuatro días desde que llegó y aun no me ha dejado-

-¡Guh!-

-Me he ofrecido a comprarle ropa si es necesario, pero se rehúsa. Si ese es el caso, entonces no me quedaba de otra que desnudarla mientras dormía-

-¡Pero me viste desnuda! ¿¡Te parece que eso es algo bueno!?-

-No la vi desnuda-

-¿E-Eh?-

El extraño tono serio del chico la hizo calmarse lo suficiente como para escucharlo.

-Yo… yo me puse una venda, y usé guantes muy gruesos para no sentir nada con mis manos… así que, no vi ni sentí nada indebido-

El rubor que ocupó las mejillas del joven pareció contagiársele a la chica, quien volteó a otro lado mientras se rascaba la nuca.

"Bueno, la verdad es que ya tenía una pequeña idea de que no haría nada demasiado osado. Sigue siendo muy correcto, incluso con lo raro que es"

Luego de reflexionarlo por un par de segundos, llegó a la conclusión de que igual no podía hacer nada, su ropa ya estaba mojada y estaba lavándose. Solo le quedaba esperar. Además de que, ciertamente, el chico le estaba haciendo un favor, sería descortés de su parte el no mostrar algo de gratitud.

-Bien, lo entiendo… Tampoco planeo sacar las cosas de quicio. Además, puede que sea algo bueno, después de todo no había lavado ese conjunto en casi un mes.

-¿Un… mes?-

-¿Eh? Ah, sí-

La mirada penetrante que Keiichi le dedicó fue todo un poema. Pero antes de preguntarle por qué lo hacía, el chico se levantó, abrió la tapa de la maquinaria, y para sorpresa de Mari, vertió en su interior el resto del jabón que había en la bolsa.

|-|-|-|-|-| UNA HORA MÁS TARDE |-|-|-|-|-|

Finalmente, mientras su ropa se secaba en la secadora, y después de bañarse, Mari se vio forzada a usar otra cosa, puesto que obviamente no quería tener que andar por ahí con solo la sábana gris para cubrirla.

Desgraciadamente la ropa vieja de la madre del chico no parecía ser de su agrado.

-No me voy a poner esto-

-¿Por qué?-

-Lo siento, los vestidos no van conmigo, no me lo voy a poner-

-Bien… ¿Y qué tal esto?-

-…No sabes mucho de moda ¿Verdad?-

-Eh, no, lo siento-

Mari puso una mirada escéptica ante la blusa verde que Keiichi le estaba ofreciendo. No es que tuviera problemas con las blusas, pero...

"Esta tiene demasiados bordados, no me siento cómoda con algo tan… femenino"

Entre tanto y tanto, finalmente encontraron una camisa azul marino con mangas que llegaban hasta el antebrazo, y con cuello redondo. Eso, un pantalón azul algo ajustado, y unas medias blancas complementaba la nueva apariencia de la chica.

-Bueno, no es que sea lo mío, pero tendrá que bastar-

Satisfecha mientras dejaba caer su anaranjada cabellera por su espalda, procedió entonces a dejar la habitación y salió al pasillo, en donde el chico la estaba esperando desde hace un par de minutos.

|-|-|-|-|-| EN LA COCINA |-|-|-|-|-|

-¿…Cómo que no sabes cocinar?-

-Bueno, realmente sí sé, pero no estoy seguro de que lo que sepa hacer vaya a ser de su agrado-

Mari pestañeó algunas veces ante las palabras del chico. Aunque ahora que lo pensaba, llevaba en esa casa cuatro días y, a menos que Keiichi tuviera el libro de recetas de su madre a su lado, ella nunca lo vería cocinar.

Tuvo que hacer el pensamiento a un lado para seguir dialogando.

-Y… ¿Qué es lo que sabes hacer?-

-Huevo-

-…-

-…-

-¿Eso es todo?-

-Si tengo la receta puedo hacer cualquier plato la verdad, pero como le dedico mucho tiempo a estudiar por lo general suelen olvidárseme los procedimientos. El huevo es lo único que se me graba-

-Vaya que eres extraño-

La chica entonces pareció pensar algunas cosas, hasta que aparentemente llegó a una conclusión.

-Bien. Me vas a ayudar a preparar el desayuno-

Esta vez fue el turno del chico de pestañear.

-¿Eh? ¿Por qué?-

-No soy de las que van a hacer el desayuno como una sirvienta feliz de la vida. Si voy a cocinar, entonces creo justo que la otra persona que va a comer me ayude-

-…-

Luego ella le sonrió con ánimo en sus ojos.

-Además, a lo mejor puedes aprender algo. Dicen que aprender en compañía suele ser más efectivo de vez en cuando-

Mientras ella se dirigía a la nevera y empezaba a sacar varias de las cosas que usaría al cocinar, no pareció darse cuenta de que el chico se había ruborizado y se encontraba mirando al suelo. En su timidez, Keiichi internalizó aquello que por poco termina diciendo en voz alta.

"Tiene una sonrisa muy bonita…"

|-|-|-|-|-| MOMENTOS MÁS TARDE |-|-|-|-|-|

Mari se había dado cuenta de que, pese a que realmente no sabía improvisar bien, cuando se le daba una orden clara y concisa, Keiichi sabía llevarla a cabo casi a la perfección. De forma que la tarea de pelar los vegetales, y picarlos en trocitos había caído en manos del joven casi de forma natural.

-¿Ya tienes los vegetales?-

-Ya… está-

Mari entonces tomó la bandeja con los vegetales picados, y la puso a un lado.

-¿Qué estamos preparando?-

La pregunta del chico cargaba curiosidad detrás. Pero Mari le ignoró y le pasó una bolsa de arroz en su lugar.

-Toma, ahora toca el arroz. El truco está en echar dos tazas de agua por cada taza de arroz, fácil ¿Verdad?-

El chico tomó la bolsa de arroz, y tomó una taza mediana de la alacena. Entonces hizo lo propio: Dos tazas de arroz y cuatro de agua vertidas en la olla con tanta precisión que hizo que la peli naranja alzara una ceja.

El chico entonces acercó su rostro al arroz debajo del agua, y observó su reflejo. Por eso no se dio cuenta de cuando la mano de Mari se acercó a su derecha y empezó a dar unos toques de sal a la olla, cosa que le tomó por sorpresa.

-¿Cuánta sal crees que necesita?-

-Y-Yo… no lo sé, ¿Cuánta sal por metro cúbico necesita el arroz?-

La sincera pregunta del joven le sacó una mirada arrugada a la chica.

-Escúchame, no es necesario llegar tan lejos. Lo divertido de cocinar está en mejorar tus recetas con el tiempo. Si calculas todo, entonces le quitas la diversión al esfuerzo-

Los ojos del chico se abrieron un poco más al comprender el significado en las palabras de la chica. Luego su mirada recayó en la olla a su lado. Ciertamente, si fuera a hacerlo matemáticamente, probablemente él podría hacerlo a la perfección… pero eso le quitaría la gracia al asunto.

"¿…Gracia?"

El chico se concentró en la olla, como si un pensamiento completamente nuevo hubiera surcado los confines de su cerebro. Miró al cóncavo objeto de metal hasta que la paz del agua fue perturbada cuando Mari tomó los vegetales picados de antes y los echó dentro.

-¿Qué hace?-

Mari entonces tomó una cuchara, y se dispuso a mezclar los contenidos mientras respondía, esta vez, a la pregunta del joven.

-Bien, lo cierto es que nunca me ha gustado el sabor del arroz. Es muy simple y no te deja comer mucho sin que te canses de él, así que me gusta echarle vegetales para darle algo de sabor. El truco está en batirlos para que el sabor se le pegue al arroz. Si solo lo dejas cocinarse así no va a tener mucho efecto-

Los ojos del chico siguieron las curvas que trazaba la cuchara de la chica al mover granos, agua y vegetales picados de un lado a otro en la olla. Parecía ser simplemente un desorden, pero el patrón que encontró luego de observarla por algunos segundos le decía otra cosa.

Luego de mezclar por algunos segundos, la chica entonces dejó la cuchara al lado de la olla, y le pasó cuatro huevos al chico.

-Tu turno-

Keiichi tomó los huevos en sus manos y miró a la sartén con aceite que llevaba calentándose desde hace un rato. Al conectar los puntos, decidió comprobar antes de hacer nada.

-¿Qué tipo de huevo debo hacer?-

-El que tú quieras. Me da igual siempre y cuando sea comestible-

Mari no iba a esperar mucho de todas formas. Sería descortés esperar el trabajo de un gourmet de alguien a quien le estaba pidiendo un favor. Con esto en mente, se dedicó a preparar la mesa con unos cuantos platos y un par de cubiertos… realmente no tuvo que hacer mucho, pues la tabla de madera ya estaba en condiciones más que aceptables para cuando llegó.

"Seguro que es obra suya…"

Para cuando se regresó a la cocina por el único pasillo que conectaba todas las habitaciones de la casa, un olor bastante agradable e incitante llenó sus fosas nasales.

-Eso huele bien, no eres tan malo como pensé-

Keiichi se volteó a mirarla, espátula en mano.

-Hago lo que puedo-

Ambos compartieron miradas por unos segundos, hasta que Mari decidió revisar su arroz para comprobar que, efectivamente, el agua ya se había evaporado. El olor explosivo proveniente del cebollín, y el ají que habían mezclado su esencia con el arroz que se desprendió de la hoya cuando Mari pasó a su lado para salir de la cocina rumbo a la sala, le recordaron a Keiichi del arroz chino.

Sus huevos, por cierto, ya estaban listos. En lugar de hacer algo tan complicado, simplemente había hecho una tortilla con trozos picados de cebolla, tomate y cilantro… y sal. El chico metió la espátula debajo de su obra, y la volteó con un rápido movimiento.

-¿Naranja o Manzana?-

Keiichi se volteó ante la repentina pregunta para encontrarse a Mari inspeccionando la parte baja de la nevera.

-¿…Va a hacer jugo?-

-Vamos a hacer jugo-

Keiichi entonces se lo pensó unos segundos antes de responder.

-…Creo que me da igual-

Mari le volteó a mirar con el ceño fruncido.

-Si te estoy preguntando es porque a mí tampoco me va ni me viene. Necesito algo más que un "me da igual"-

Entonces el rostro de Keiichi pareció mostrar indecisión mientras su mirada vagaba por el techo. La chica se le quedó mirando por algunos segundos mientras un suspiro escapaba de sus labios.

"Esto debe ser culpa de ella"

Mientras miraba a Keiichi incapaz de elegir entre las dos opciones que se le ofrecían, no pudo evitar sentirse un poco mal por él. Ser incapaz de tener gustos propios debía ser bastante tortuoso en momentos así.

Pero justo cuando ella se disponía a elegir por él para evitarle el marrón…

-Naranja-

-¿…Oh? ¿Seguro?-

La forma en cómo Keiichi asintió repetidamente con la cabeza la sorprendió honestamente.

"Quizás… puede que ella no se lo llevara todo"

Mientras buscaba la fruta con sus manos, habló un poco más con el chico, quien parecía estar dándole los toques finales a su tortilla.

-Y… ¿Por qué naranja? ¿Hay alguna razón en especial?-

-…-

-Oye, te estoy hablan…-

La chica entonces se detuvo al ver como las mejillas del chico adquirían un tono rojizo. Por alguna razón, el corazón de Mari empezó a latir más rápido.

-…E-Es, es por su… su cabello-

-¿E-Eh?-

Los ojos de Keiichi parecían huirle a los de Mari mientras era forzado a explicarse.

-Su cabello… me agrada… así que pensé que…-

Las palabras de Keiichi murieron en su boca. Su vergüenza no le dejó seguir hablando por mucho que lo intentó.

Mari por el otro lado, se hallaba intentando recuperar la compostura. Escuchar las palabras del chico, aunque inconclusas, habían puesto su corazón a latir con demasiada fuerza.

"¡No digas cosas tan vergonzosas! ¡Imbécil!"

Luego, con movimientos que ella solo pudo describir como torpes, terminó de tomar las naranjas del interior de la nevera, y las puso en la mesa al lado del chico. Para entonces la tortilla de Keiichi ya se había terminado y la estaba llevando a la mesa.

Al volver, el chico fue tomado por sorpresa al ver a Mari extender una mano con dos naranjas en dirección a él.

-Toma-

El chico miró las dos naranjas en su mano, hasta que notó por el rabillo del ojo cómo la chica le extendía un cuchillo.

Bueno, pelar unas naranjas no llevaría mucho tiempo, y así le daban tiempo al arroz para que se enfriara.

|-|-|-|-|-| UNOS MINUTOS MÁS TARDE |-|-|-|-|-|

Finalmente, luego de haber pelado, y licuado las naranjas con algo de agua y azúcar, el jugo ya estaba listo. Así que ambos se encontraban sentados en la mesa dispuestos a desayunar. Eran las nueve de la mañana, así que la hora era perfecta.

Keiichi entonces tomó su cuchillo y pico la tortilla que había hecho a partes extrañamente iguales, y luego las distribuyó entre los dos.

"Es increíble cómo puede picarlas a mitades tan exactas"

Una pequeña gota de sudor se deslizó por la nuca de la peli naranja mientras contemplaba la simetría de su mitad de la tortilla. Por alguna razón, su cerebro le estaba diciendo que, incluso si no era una mitad perfecta, estaba muy cerca de serlo.

Finalmente llegó el momento de la verdad, y ella se dedicó a tomar un bocado de su arroz junto con un trozo de la tortilla del chico. De lo que no se dio cuenta, sin embargo, fue que Keiichi había hecho lo mismo justo en el mismo instante que ella.

Y la forma en como ambos alzaron la mirada con los ojos abiertos al mismo tiempo fue, entre muchas cosas, casi caricaturesca.

-Está…-

-…Bueno-

El que uno terminara la frase del otro quería decir que ambos estaban en sincronía.

-Tu tortilla… sabe bastante bien. ¿Cómo decirlo? Tiene un sabor bastante… ¿Elegante?-

-El arroz de Sempai tiene un sabor muy explosivo. Es picante y sazonado… nunca parece tener el mismo sabor dos veces-

Y aquello que no se dijeron en voz alta, sin embargo, lo entendieron en silencio. Porque aun si por sí solos los platos de los dos sabrían bastante bien, cuando los probaban juntos, se generaba una especie de sinergia que hacía la experiencia más agradable.

Para Mari, era como si la tortilla de Keiichi limitara el sabor de su arroz cuando se volvía muy picante, pero lo realzaba cuando se volvía débil.

Para Keiichi, era como si el arroz de Mari fueran pequeños explosivos capaz de agregarle más sabor a su de otra forma demasiado simple tortilla, y al mismo tiempo nunca se cansaba de probar otro bocado.

Ambos se miraron por unos segundos. Había… algo en el aire, como una sutil pista que indicaba que sus pensamientos eran la clave hacia algo… Pero no la encontraron, así que terminaron de comer en silencio.

|-|-|-|-|-| MOMENTOS MÁS TARDE |-|-|-|-|-|

Ahora bien, ya habían pasado cuatro días desde que Mari se estaba quedando en casa del casi peli negro. Obviamente no había desperdiciado todo su tiempo viviendo en la pereza.

Era una sutil ventaja que Keiichi no tuviera que ir a clases por estar suspendido. El chico y ella habían pasado los últimos días saliendo a investigar a horas del día la clase de cosas que Miyuki había estado haciendo desde entonces.

Los dos, por alguna extraña razón, desde lo que les había pasado con la peli azul, habían empezado a ver el mundo de otra forma… aunque a Keiichi era a quien más le había afectado.

Robar, vivir la vida de una motociclista… todas esas cosas en cierto sentido le habían permitido a Mari sentirse relativamente cómoda ante alguien como Miyuki.

Pero Keiichi… él era diferente.

La mente del chico nunca había estado expuesta a gente como la peli azul. No era algo tan sencillo como entender que la chica a lo mejor estaba loca. Iba mucho más allá.

La forma en como escuchaba a la gente cambió. Las buenas intenciones de los demás ahora le parecían sospechosas. Ya no podía ver a la gente sonreír sin cuestionarse sus intenciones. Caminar en la calle ahora lo ponía en alerta…

Había sido una experiencia tan tortuosa como interesante, y por más que intentó ocultárselo a Mari, Keiichi sabía que ella se había percatado. El que no lo tratara tan mal como antes era una prueba de su consideración.

Y todo esto les llevaba a su situación actual.

Por alguna razón, cada vez que le preguntaban a la mayoría de la gente sobre Miyuki, siempre recaía en una de dos: O no la conocían, o se negaban a hablar de ella.

Era muy obvio en algunos casos, como el del mecánico de la esquina: Cuando le preguntaron sobre la peli azul se puso nervioso, y a pesar de lo obvio que fue, insistió en que no la conocía.

Era extraño, los que no la conocían eran, hasta ahora, mujeres. Los que se negaban a hablar de ella eran, hasta ahora, hombres.

Y Miyuki era un fantasma en el pueblo. No la habían visto. Su antigua casa estaba completamente vacía. Los archivos en los servidores de la escuela limitaban su información personal a cosas demasiado básicas.

Era demasiado extraño.

Ese día entonces, Mari y Keiichi salieron en busca de alguna pista, la más mínima, que les llevara hasta Miyuki. Mari se había puesto su chaqueta de cuero sobre la camisa azul y sus botas. Daba una vista extraña, pero el chico no pudo evitar pensar que ese conjunto le quedaba muy bien a alguien como ella.

Por eso mismo, lo último que se esperaron era que, al salir de casa del chico, Miyuki los estuviera esperando justo frente a la salida, en la acera de la calle.

-…-

-…-

-…Oh, nivel cincuenta, ¡Bien por mí!-

La chica, que ahora ya no tenía su cabello azul teñido, sino una cascada oscura y negra que le llegaba hasta su cintura, se encontraba jugando a un jueguecito en una Game Boy.

Al acabar y poner pausa, se giró para encarar a la petrificada pareja frente a ella.

-¡Hola Keiichi-kun!-

La voz animada de Miyuki hizo que el joven retrocediera un paso. Ella lo notó, y luego se inclinó sobre la reja que la separaba de ellos dos.

-¿Qué quieres?-

La voz seca y fría de Mari solo hizo que la sonrisa de la peli azul se ensanchara un poco más.

-Solo quería ver al chico que me gusta, ¿Es eso algo malo?-

Ella concentró su mirada en el chico, y fue recibida por los fríos ojos del joven.

-…Dime, Keiichi-kun, ¿Seguro que no quieres recapacitar?, Yo… Realmente, realmente pensaba en hacerte feliz ¿Sabes?-

Los ojos de Miyuki, aunque mentirosos, tenían una chispa de anhelo. Un brillo de deseo que decía que, dentro de lo que cabía, ella estaba esperando a que Keiichi hiciera algo.

-Miyuki… Yo creía que eras una buena persona-

-Y aun puedo serlo, si me das la oportunidad-

-No. No lo eres. No puedo volver a verte como antes. No después de lo que has hecho-

Las cejas de Miyuki subieron en comprensión, aunque eso no evitó que su rostro se viera molesto por algunos segundos.

Y luego…

La mirada más fría y psicótica que ella le había mostrado, se las dedicó a los dos.

Esto logró que Mari y Keiichi sintieran, al instante, un escalofrío reptarles por las espaldas. Luego Miyuki ladeó la cabeza, claramente decepcionada.

-Bien. Si ese es el caso no puedo hacer nada… Así que desgraciadamente voy a tener que encargarme de ustedes… es una pena, una gran pena. Pero no se puede evitar, saben mucho y no van a cooperar conmigo, es lo menos que tengo que hacer-

-Estás enferma-

-Me lo han dicho mucho. A lo mejor es cierto, pero no me importa-

-Miyuki… ¿Por qué haces… por qué hiciste todo esto?-

La pregunta del chico hizo que ella volteara a mirarlo, con una expresión algo complicada en su rostro.

-…No creo que sea algo tan complejo. El mundo me hizo algo muy malo, yo solo quiero que me pague lo que me debe como me lo merezco… hasta pronto. Cuídense las espaldas-

Hecho esto, la peli azul se retiró en un coche amarillo que la estaba esperando. El mal presentimiento de Mari y la razón por la que no atacó a la chica probó estar en lo cierto al ver a varios hombres bastante musculosos salir de un punto ciego oculto detrás de las paredes. Ellos se montaron en el auto, y este se fue dejando solos a los dos.

Cuando el humo del tubo de escape se desapareció, Mari se dio cuenta por el rabillo del ojo, que Keiichi se desplomó de rodillas hacia el suelo.

-¡Oye! ¡¿Estás bien?!-

-Si… solo estoy abrumado, es todo-

-¿? ¿Abrumado?-

-Yo, ah, creo que aún no estoy acostumbrado a verla a ella así-

La chica se agachó hasta quedar a su nivel.

-Puedo hacerme una idea… Pero sí entiendes lo que nos va a intentar hacer si no hacemos nada para detenerla, ¿Verdad?-

-Sí, claro que sí, lo sé-

-…-

Por cómo los hombros del chico temblaban, era muy claro para Mari que no estaba siendo honesto.

Más sin embargo lo dejó pasar, tenía que hacerlo… había varias cosas que le preocupaban de momento. Más en específico, las últimas palabras de la peli azul.

"-…hasta pronto-"

Era muy obvio por lo que decía la chica que estaba tramando algo, algo bastante feo. Lo que más le preocupaba a Mari, y seguramente a Keiichi también, era que no había tenido reparos en ir a decírselos a su cara.

"Como si estuviera segura de que va a funcionar"

Fuese lo que fuese, si Miyuki pensaba que iba a ser una medida segura contra ellos dos, entonces debía ser algo bastante elaborado.

Y el pensar en eso la preocupaba.

Luego miró al chico a su lado, quien ya parecía haberse calmado y, visto lo visto, parecía estar pensando en las mismas cosas que ella.

-AEG-14X-

-¿Ha?-

-La matrícula del auto en el que Miyuki se fue-

Los ojos de Mari se abrieron en comprensión.

-¡Cierto! ¡Si tenemos la matrícula podemos rastrearla!-

El chico asintió mientras ambos se levantaban.

-No estoy seguro de si la encontraremos, pero una pista es una pista-

Entonces la siguiente misión de los dos quedó establecida.

|-|-|-|-|-| VARIOS DÍAS MÁS TARDE |-|-|-|-|-|

Luego de jugar a los detectives por algunos días, en los que se habían topado con varias de las guaridas de Miyuki a lo largo de la ciudad, lo que explicaba el por qué su casa estaba vacía, ambos habían acabado llegando a un almacén en las afueras del pueblo.

Era viejo, hecho con ladrillos, y parecía ser un lugar abandonado dedicado anteriormente a deshuesar carros.

-¿Qué cree que encontraremos esta vez?-

-Desde que encontramos a ese gordo en la tienda de dulces me creo que cualquier cosa es posible-

El asunto era, que después de rastrear la matrícula del vehículo usando una computadora en la comisaría, cortesía de un amigo del padre del chico, y de una mentirilla pequeña sobre que "Un amigo ebrio condujo el auto y no querían perjudicarlo al involucrar a la policía", se habían dado cuenta de que hacía una ruta particularmente larga a lo largo del pueblo.

Calcularon entonces, que el auto había hecho varias paradas en varios lugares sospechosos. "¿Cómo sabe que son sospechosos?" Fue la pregunta de Keiichi en su momento, a lo que Mari respondió "Confía en mí, son sospechosos"

Tiendas en callejones apartados, Apartamentos en el último piso de algún edifico en desuso… Muchos de esos lugares, salvo alguno que otro, terminaron siendo guaridas de Miyuki.

O eso era lo que Mari le había dicho al chico.

No es que no lo considerara digno de saber la verdad, pero Keiichi todavía estaba en pañales acerca de la malicia con la que Mari estaba acostumbrada a tratar. Cuando se dio cuenta de lo que se cocía en esos lugares, y de que el chico no se había percatado por su propia cuenta, a la peli naranja le fue imposible decirle a Keiichi que esos lugares, si bien era cierto que Miyuki dormía en ellos, no eran lugares usados solo para descansar y pasar el rato.

Porque si las manchas que adornaban las paredes y la cama gigante de uno de ellos no le mentían a su intuición, Mari estaba segura de que, a esos lugares Miyuki solía llevar a sus hombres… y visto lo visto, no eran ni uno, ni dos, ni tres. Desastres como los que encontró en la juguetería del centro tenían que haber sido hechos por más de diez hombres, como mínimo.

Cómo demonios se las arreglaba Miyuki para lidiar con tantos amantes al mismo tiempo estaba más allá de ella… pero cómo todos ellos parecían jurarle lealtad absoluta como, por ejemplo, los matones que se encontraron haciendo guardia en varios de esos lugares… eso era extraño.

No eran hombres entrenados, eran hombres comunes; barberos, carteros, carniceros… Mari nunca olvidaría el rostro contrariado de Keiichi al tener que dejar inconsciente a su profesor de mates de un puñetazo.

Y a pesar de eso, le tenían una devoción extremista a Miyuki. No importaba cuántos dedos rompieron, cuantas veces convenció a Keiichi de dejarla amenazarlos con un cuchillo, o cuántas veces los golpeaban, siempre se mantendrían callados.

Fue especialmente frustrante, hasta el punto de que se dieron por vencidos y simplemente habían empezado a buscar pistas en los distintos lugares, pero al ser usados para un único fin, nunca encontraron nada de utilidad.

Y entonces, entre una cosa y la otra, terminaron en este almacén.

Ambos contemplaron el exterior del lugar mientras revisaban que estaban listos.

Mari cargaba su usual uniforme desordenado, su chaqueta y sus botas. Keiichi estaba usando una chaqueta ajustada marrón, una sudadera verde, y un pantalón gris con zapatos deportivos.

Ambos entonces procedieron a entrar. Se acercaron a las ventanas e intentaron ver a través de la suciedad que las empañaba.

-¿…Logras ver algo?-

-No, pero escucho a algunas personas adentro-

Mari entonces se concentró y escuchó varios pasos dentro del lugar. Había unos siete hombres como mínimo.

"Es mejor que terminemos con este de día. Si esperamos a la noche cuando ya todos han salido de su trabajo y tienen tiempo libre quién sabe qué mierda nos vamos a encontrar"

-Bien, terminemos con esto-

La voz de Mari se alejó un poco más mientras se montaba en algunas cajas que había por ahí y empezaba a trepar por un costado del almacén usando partes rotas del edificio como punto de agarre.

Keiichi le siguió de cerca, y antes de saberlo ambos ya estaba en el tejado. Entonces localizaron una puerta que los llevaría al interior del complejo.

|-|-|-|-|-| ADENTRO DEL ALMACÉN |-|-|-|-|-|

Los dos procedieron con cautela. Estaban en las plataformas por sobre las cabezas de varios tipos. Se movieron entre las cajas hasta quedar en una buena posición y escanearon el lugar.

Salvo por el colchón gigante en el centro del almacén, el lugar estaba bastante sucio y andrajoso. Había una escalera en un estado bastante deplorable que pretendía conectar la planta baja con la parte en la que estaban situados ellos, al mismo tiempo, había cajas de varios tamaños y trozos de autos viejos por todos lados.

Y justo a la derecha de donde estaban ellos, al final de la pasarela suspendida, había una puerta rosada.

-¿Tú crees que sea…?-

-Vale la pena investigar-

Entonces ambos procedieron a la puerta bastante agachados para evitar ser notados. Una vez que llegaron y con mucho, mucho cuidado Keiichi giró el pomo y entraron.

Lo primero fue, obviamente, ocuparse de la oscuridad. Desde afuera la habitación no parecía tener ventanas, así que seguramente prender la luz no haría nada malo, así que tras buscar por algunos segundos el interruptor, Mari encendió la luz.

Lo segundo fue asustarse.

Porque Miyuki estaba justo frente a ellos.

-¡!-

-¡!-

-…-

La chica, ahora peli negra, se encontraba intercambiando miradas con los petrificados Mari y Keiichi. Luego de inspeccionarlos por algunos segundos, dejó salir un suspiro bastante hondo.

-Ustedes son estúpidos, son estúpidos con ganas-

Mari y Keiichi se miraron entre ellos mientras los nervios se mostraban en sus rostros.

-A ver, después de todo el jaleo que han estado armando en mis burdeles, ¿Realmente pensaron que no iba a hacer nada?-

-¿…burdeles?-

Keiichi miró a Miyuki algo confundido. La chica le devolvió la mirada como si estuviera mirando a un bicho feo.

-¿Sí sabes que aquí yo…?-

-¡No! ¡Espera! ¡No lo digas!-

La peli negra y el chico fueron sorprendidos al ver Mari interrumpirla a ella con tanto ahínco. Miyuki pasó algunos segundos intentando comprender las intenciones de la peli naranja. Una vez que lo hizo, sin embargo, no contuvo la sonrisa ladina que apareció en su rostro.

-No me digas~, ¿No se lo has dicho Sempai~?-

El que el rostro de la chica se tensara fue una confirmación para Miyuki.

-¿Decirme qué? Miyuki déjate de secretos y…-

Antes de que hiciera nada más Mari tomó los dos oídos del chico y los apretó con toda la fuerza que pudo reunir. Normalmente esto no suele hacer casi nada para evitar que el sonido llegue al oído, pero en el caso de Mari, ella había apretado con tanta fuerza que ahora el tímpano de Keiichi solo podía escuchar un hondo "PIIIIIIIII".

-Como le digas algo, te mato aquí mismo-

-Oh vaya~. ¿Podría ser que Sempai se ha interesado en Keiichi-kun?-

Esto trajo un sonrojo a las mejillas de Mari, quien luego de contemplar al confundido chico bajo su agarre, le devolvió una mirada despectiva a la chica frente a ellos.

-¿…Algún problema?-

-…-

La sonrisa de Miyuki entonces pareció difuminarse mientras una mirada seria se apoderaba de su rostro. La chica entonces se empujó de la mesa en la que estaba recostada y quedó de pie mirándolos a los dos.

Mari entonces soltó a Keiichi en vista de que Miyuki parecía haber perdido el interés en revelarle sus diversas actividades al chico.

-Mari-Sempai… ¿Qué hizo?-

-…Creo que toqué un nervio-

Miyuki entonces se le quedó mirando a Keiichi. Y, con aquello que Mari solo supo definir como lo último de su paciencia, continuó hablando.

-Keiichi-kun, esta es la última oportunidad que te voy a dar… ¿Seguro que no quieres cambiar de opinión? …llevo tanto tiempo conociéndote que sé qué tipo de cosas te hacen feliz. Si me eliges a mí, definitivamente sería el paraíso para ti. Nunca tendrías que preocuparte por nada, todos los días antes de irte al trabajo te haría el almuerzo, cada vez que quisieras mi cuerpo te lo daría, incluso mejoraré la oferta: No estaré con otros hombres, solo los usaré para que me hagan favores, estaré contigo y solo contigo, incluso te daré tantos hijos como tú quieras, sería la vida perfecta… Nunca tendríamos ninguna pelea o ninguna clase de problemas, entonces…-

-Me niego-

-…-

Y otra vez, ese extraño toque de esperanza estaba mezclado con las palabras de la chica; solo que Keiichi lo despedazó al instante, logrando que Miyuki se quedara callada mientras escuchaba al chico.

-Incluso si de repente te volvieras una buena persona, eso no quita lo que has hecho. Ayasha, Kinuhata, Tatenashi… me dijiste que se habían ido de viaje cuando lo que realmente hiciste fue matarlas sin que yo me diera cuenta-

-…-

Mari se sorprendió al ver cómo las facciones del chico empezaban a alterarse cada vez más.

-También amenazaste con matar a Mari-Sempai, y además… me mentiste durante casi toda mi vida. Algo como eso no puedo perdonarlo-

-…-

-…Si te conozco tan bien como creo, diría que estás hablando en serio ahora. Si fuera a aceptarte, entonces puedo creer que definitivamente harías todo en tu poder para hacerme feliz-

-¿Pero…?-

-Pero estaríamos viviendo una mentira. Tú fingirías durante el resto de tu vida y yo haría la vista gorda ante tus otras acciones. Eso no es amor, si lo que me pides es que me mienta a mí mismo durante el resto de mi vida, si esa es tu propuesta, entonces no la quiero-

Las cejas de Miyuki se alzaron al ver que la palabra "Quiero" salió de los labios de Keiichi.

-¿Querer? ¿Desde cuándo de entre todos los chicos quieres algo? …No, más importante, te estoy ofreciendo una oportunidad única en la vida Keiichi. ¿Una vida de casados feliz al lado de una chica linda dispuesta a todo por ti y que nunca peleará contigo ni te dará problemas? ¿Cuántos hombres no crees que darían lo que fuera por tener algo así?-

-…Pero yo no lo quiero-

Miyuki fue incapaz de mantenerse calmada más tiempo.

-¿¡Por qué!?-

-Porque algo como eso no existe Miyuki-

Los ojos del chico ahora la hicieron retroceder. Por unos segundos, la peli negra se sintió como si empezara a asfixiarse bajo su mirada.

-No importa qué clase de persona sea, es natural que haya problemas cuando vives y estás al lado de alguien. Incluso si el ideal es una vida feliz, alcanzarlo nunca hará ningún bien. Pelear, reconciliarse, aprender juntos… creo que todo eso son experiencias invaluables, si solo viviera una vida de fantasía nunca sería capaz de conocer todos los lados de mi compañera. Una fantasía al final solo es eso: Fantasía. El hecho de que tengas que fingir para hacerla realidad habla mucho de lo inhumano que es lo que me estás proponiendo-

Luego, disimuladamente, Keiichi cruzó su mirada con Mari, para luego apartarla algo sonrojado. Mari no se enteraría del por qué hasta que el chico volvió a hablar.

-Además… creo que, tener a alguien que te dé problemas y te dé dolores de cabeza de vez en cuando… no es algo tan malo-

Cuando Mari entendió a lo que el chico se refería, fue incapaz de controlar el rubor que apareció en sus mejillas. Y Miyuki, que estaba viendo todo esto, estalló en cólera.

-¡Eres un maldito! ¡¿Tienes alguna idea de lo mucho que hice para intentar ofrecerte una vida de ensueño?! ¡Era la maldita vida perfecta Keiichi! ¡Solo tenías que decir que ""!-

Luego, en aquel cuarto rosado en donde solo había una mesa de noche y una cama de una persona, Miyuki extendió la mano hacia algún punto detrás de la mesa… y al instante sonó una alarma en todo el lugar.

-¡Bien! ¡Si tanto quieres joderme… entonces los mataré a los dos! ¡Al demonio con hacerte mío y hacer que violen a tu amiguita! ¡Voy a picarlos en tantos trozos que nadie va a reconocerlos y luego voy a quemarlos! ¡Y luego, luego le haré lo mismo a tu familia!-

Al ritmo de las palabras de la chica, un montón de pisadas se empezaron a escuchar desde afuera de la pequeña habitación. Mari y Keiichi se miraron entre ellos y asintieron. El chico entonces se dirigió a la puerta, aunque al no ver a Mari a su lado se sintió extrañado.

-¿Mari-Sempai…?-

Una volteada de mirada le reveló que la peli naranja había estrellado a Miyuki contra la pared y la había dejado inconsciente del golpe.

-Lo siento, tenía que hacerlo-

Luego se devolvió hacia la puerta, y acto seguido ambos salieron disparados hacia la pasarela. Al salir se encontraron con un montón de hombres obstaculizando su camino con puños en alto.

Pero los chicos, ya acostumbrados a esta clase de situaciones, saltaron desde la pasarela, usaron los bombillos colgantes en el techo como columpios, y cayeron sobre el colchón en el centro.

La sacudida al caer desde un piso superior obviamente no fue agradable, pero cualquier cosa les parecía mejor que tener que enfrentarse a ocho hombres en una pasarela a varios metros sobre el suelo, siendo que a estos tipos no les importaba matarlos.

Luego de recuperarse lo más rápido posible, ambos salieron disparados hacia la salida del almacén. De todas formas, pelear nunca había sido su intención principal. En todos los lugares a los que habían ido, solo lo habían usado como último recurso.

Desgraciadamente, al encontrarse a unos quince pandilleros afuera del lugar esperándolos parecía que tendrían que recurrir a ello.

El poco tiempo que titubearon les dio tiempo a los hombres en el segundo piso a bajar a planta, con uno de ellos sosteniendo a una adolorida Miyuki en sus brazos.

-…mátenlos, mátenlos a los dos-

Pandillero de relleno: Pero, señorita, la chica es bastante bonita, ¿Y si nos deja divertirnos con ella un poco antes de…?

-¿¡QUE PARTE DE "MÁTENLOS" NO ENTENDISTE!? ¡SI TANTO QUIERES COGER, ENTONCES HAZLO CONMIGO MÁS TARDE!-

Pandillero de relleno: S-Sí señorita.

Entonces, para agregar otro perro a la injuria, los pandilleros de afuera sacaron armas blancas. Mari solo pudo suspirar con cansancio.

"Otra vez cuchillos… esto ya casi raya en lo ridículo"

Keiichi a su lado no lo estaba pasando mucho mejor. Tantos sujetos musculosos y acostumbrados a pelear no serían tarea fácil. Además de que tenían armas blancas y los superaban diez a uno más o menos. Sería muy difícil pelear contra todos ellos al mismo tiempo.

Pero, antes de que el primer sujeto terminara de cerrar distancia y les brincara encima, algo extraño pasó.

Es decir, ¿De qué otra forma llamarías al ver a dos jovencitos de secundaria salir volando en el aire de forma completamente vertical?

-¡¿P-PERO QUÉ DEMONIOS PASA?!-

-¡AAAAAH!-

Ambos entonces dieron un par de vueltas en el aire antes de alejarse a toda potencia de ese lugar, todo bajo la atónita mirada de Miyuki y su séquito.

|-|-|-|-|-| INSTANTES MÁS TARDE |-|-|-|-|-|

-Oye, estamos… en la cima de la escuela… ¿Verdad?-

-Eso creo, sí-

-…Pero, hace unos segundos estábamos a las afueras del pueblo, rodeados por los hombres de Miyuki… ¿No?-

-Sí-

-…Por cierto, ¿Lo tienes?-

El chico asintió mientras de su bolsillo trasero sacaba una pequeña grabadora… grabadora, por cierto, que había captado toda su conversación con Miyuki.

Cuando empezaron a asaltar los "lugares" de la chica, no lo habían hecho a lo bestia. Ellos sabían que, si se ponían a destruir sus "propiedades", eventualmente la chica saldría a confrontarlos. Por lo que se dieron a la tareíta de llevar una grabadora sobre ellos en todo momento para que, de darse el caso de que fueran a hablar directamente con ella, solo tenían que encenderla, grabar la conversación y, con algo de suerte, hacer que la chica dijera algo incriminatorio para así acusarla con la policía. Encontrar alguna prueba física era un agregado extra.

-Creo que está en buen estado-

-Eso espero… Realmente estuvimos allá, ¿O no?-

-Eso es lo que mi memoria me dice-

Luego de intentar comprobar la situación, y de que sus cabezas comprendieran que lo había pasado no era un sueño o una alucinación. Ambos, tanto Mari como Keiichi se miraron con un nivel de confusión bastante cómico.

Y la voz que empezó a hablar a sus espaldas no se los ponía más fácil.

-¡Ya lo sé, ya lo sé! ¡Pero ¿Cómo iba a saber que el idiota de mi compañero se iba a acostar con ella?!-

Mari y Keiichi se voltearon lentamente solo para encontrarse con una chica, de unos aparentes veinticinco años, cabello verde corto y liso, camisa holgada negra y pantalones verdes junto a unas botas marrones, se quejaba al lado de un teléfono que brillaba.

-¡Por eso mismo les dije que me cambiaran al imbécil! ¡En cuanto nos enteramos de lo que ella puede hacer el muy anormal dijo "Déjamelo a mí… definitivamente haré que entre en razón" y fue derechito a tirársela! ¡Lo siguiente que sé es que el tipo ni me escucha y apenas y recuerda mi nombre! ¡…No! ¡Nada de "Flora cálmate"! ¡Yo fui la que les dijo que alguien como Yuusha no estaba listo para algo como esto! ¡De todas formas ¿De quién fue la brillante idea de que nuestros compañeros sean elegidos al azar y sin nuestro consentimiento?!-

-…-

-…-

Mari entonces se acercó a la oreja de Keiichi.

-¿…Tienes alguna idea de quién es?-

-No, ni idea-

-Ugh… Bien, solo camina lentamente hacia la salida ¿Entendido?-

Ambos entonces empezaron a caminar a paso lento mientras la misteriosa mujer debatía con su teléfono extraño.

Pero antes de que llegaran a la salida…

-¿¡A dónde creen que van ustedes dos!?-

Al instante Keiichi y Mari fueron envueltos e inmovilizados por algo extraño. Una mirada hacia su torso les reveló una especie de tela verde fluorescente que los había envuelto a los dos, y al ver de dónde venía se sorprendieron al ver una especie de bufanda flotadora que se había estirado más de diez metros hacia ellos dos aparentemente a la señal del brazo extendido de la peli verde.

-¿Eh? Ah sí, sí, rescaté a dos pendejitos a punto de ser masacrados por la chica… ¡¿Y qué querías que hiciera, dejar que matara más personas?! ¡No me importa si se enteran! ¡No tengo compañero ahorita, si hemos llegado a esto entonces prefiero a estos dos antes que a mi compañero normal! …mmm, sí Karen, lo que tú digas Karen. Háblale a mi teta-

Dicho esto, colgó. Luego caminó hasta donde estaba la parejita, quienes la veían con ojos demasiado extrañados como para discutir.

La peli verde entonces habló.

-Será jefa de distrito y todo, pero es un fastidio… ¿Cómo les va? Me llamo Flora Tzar Nukem-

-…-

-…-

-Ahora, sé lo que van a decir… ¿Qué demonios está pasando? Jaja, demonios sería una palabra bastante acertada para esto la verdad-

Luego de echarse unas risas ella sola, decidió hablar con más seriedad.

-Esa chica, la tal Miyuki… necesito que me ayuden a lidiar con ella-

Keiichi entonces reaccionó ante sus palabras.

-¿Lidiar? ¿Por qué?-

-Pues, digamos que soy como una especie de agente policíaca, y ella está haciendo cosas muy malas, por lo que es mi deber ponerle fin a su reinado del terror-

Mari entonces tomó la palabra.

-¿Reinado del terror?-

-Sí, tú sabes, lo de… acostarse con todo lo que se mueva y lo que no, y hacer que se sometan a su voluntad-

-¿Te refieres a que los amenaza o los coacciona para que sean tan fieles?-

-Emm… sí, claro. Si por "amenaza" te refieres a control mental, entonces por supuesto, si eso te sirve, ve con eso-

Mari y Keiichi volvieron a intercambiar miradas.

-Y… ¿Se supone que tú quieres llevarla ante la justicia?-

-Mira… con todos los problemas que me ha dado, nada me gustaría más que ir y clavarle un cuchillo en el cuello yo misma, pero… es como, hay ciertas leyes no escritas que me impiden ir e interactuar con ella directamente sin que se convierta en un montón de papeleo y una sanción nada agradable… ahí es donde entran ustedes dos-

Otro intercambio de miradas.

-Básicamente, yo tengo la inteligencia y la información, y ustedes tienen los medios-

-Y… ¿Qué tendríamos que hacer?-

-Mátenla-

-¿¡Qué!?-

-¡¿No que usted es policía?!-

Flora entonces negó con su cabeza.

-No, no creo que entiendan… han pasado cuatro meses desde que, emm, me enteré de que su "interior estaba podrido", y… ¿Conocen a Yuusha Haritobi?-

Keiichi parpadeó algunas veces.

-¿El de segundo A? ¿Qué tiene malas notas?-

-Yo lo conozco, estaba en mi curso, pero repitió un año porque en el examen de recuperación se desnudó frente a la profesora-

La misteriosa mujer asintió pesadamente.

-¿Qué pasa con él?-

-Bueno… eh, digamos que él era mi ayudante y… desde que, emm, "Estuvo" con la chica, se volvió más inútil que la última rebanada de Pan Bimbo, así que me he quedado sin opciones-

-Pero, no entiendo, si su misión es tan importante, ¿Por qué tenía a alguien como Haritobi ayudándola?-

-¡ESO ES LO QUE YO QUISIERA SABER!-

La mujer entonces se echó a llorar al suelo.

-¡MALDITA NORA! ¡NO DEBÍ APOSTAR CON ELLA! ¡SEGURO QUE AMAÑÓ LA SELECCIÓN PARA QUE ME TOCARA ESE IMBÉCIL COMO COMPAÑERO! ¡…LA ODIOOOOOO!-

Luego, tan rápido que su anterior escena pareció inexistente, la peli verde recuperó la compostura.

-…Y por eso necesito que la maten. Me ha dado muchos dolores de cabeza. Seguro que a ustedes también. Ha matado gente. Y más importante: Algo muy malo va a pasarle a esta ciudad si no hacemos algo al respecto-

-Pero matarla es un poco…-

-…Además, siendo objetivos, la razón por la que todavía no le hemos hecho algo aún es porque probablemente nos meterán a la cárcel sin pruebas para acusarla-

-Ah, no, no se preocupen por eso. Si llega a ser necesario yo me haré cargo, pueden matarla sin sentirse culpables… aunque preferiría que no le hicieran nada a nadie más de ser posible-

Los dos jóvenes estaban boquiabiertos. Natural, no todos los días te encuentras a alguien que te dice que está bien que mates a una persona y se ofrece a cubrirte.

-…Sí sabe que vamos a necesitar mucho más que su declaración oral para creerle, ¿Verdad?-

Flora asintió con compresión, y a la señal de su dedo extendido, parte de su "bufanda flotante" se extendió por la puerta de la escuela, se enganchó en algo, y se empezó a recoger con una fuerza y velocidades fuera de este mundo.

Lo siguiente que supieron Mari y Keiichi fue que su profesor de educación física estaba envuelto en la extraña vestimenta, flotando al lado de la peli verde.

-¿Eh? ¿Dónde estoy? ¡…Ah! ¡Usted es la señora que se la pasa metida en el gimnasio todos los días fumándose un porro! ¡Permítame decirle mujer que fumar es malo para la sal…!-

Antes de que el sujeto terminara de hablar, otra parte del manto de la mujer se envolvió en el rostro del profesor. Por unos segundos entonces, el hombre estuvo agitándose mientras su visión era obstruida por la tela fluorescente.

Pasados unos segundos de incomprensión, Mari y Keiichi entonces vieron como una confiada Flora desenvolvía el manto solo para mostrar a su anterior profesor con una mirada toda desenfocada y perdida.

-¿Eh? ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hago aquí? ¿…Quién soy yo?-

Luego la peli verde volvió a extender su manto y dejó al profesor en el lugar de la escuela en donde lo había encontrado mientras este gritaba "¡Coñoooooo….!"antes de retraerse nuevamente. Mari y Keiichi estaban tan incrédulos por lo que habían visto que no notaron cómo a Flora se le había pasado un poco la mano al lavarle el cerebro al hombre.

-¿Quién…?-

-¿…Es usted?-

Flora deformó sus delicadas facciones en una sonrisa que solo pudieron describir como demoníaca.

-Les dije, tengo los recursos. Pero la fuerza y mano de obra la ponen ustedes. Francamente, no creo que puedan hacer que la tal Miyuki entre en razón, en este punto está muy loca como para siquiera razonar como es debido. Si logran hacer que cambie de opinión y acepte la justicia de su mundo, está bien… Pero, si realmente necesitan acabar con su vida…-

Luego, de haber podido, Mari se hubiera tallado los ojos, porque antes de darse cuenta, el resto de la "bufanda" se había convertido en varias lanzas, espadas afiladas, estoques, pistolas, ametralladoras, escopetas, granadas, escudos, mazos… todos flotando a espaldas de la mujer.

Mientras Mari y Keiichi miraban la imponente imagen con la boca semi abierta, Flora sonrió confianzuda.

-…Si realmente es necesario, no duden en matar a esa perra-


Sé que está ahí, lleva tomando agua desde la mañana.

Está en el baño, así que estate atento a cuando asome la cabeza por la ventana.

¿Para qué más sería?

Para que aprietes el gatillo.

-Tomfe59, planeando un atentado contra Dricon.


A ver.

Empezamos otra vez.

Día claro, cielo despejado, clima mañanero y sol brilloso.

Las voces se escuchaban por todos lados en la academia Maijima. Había estudiantes viajando de un lado a otro mientras hacían sus quehaceres, la gran mayoría, sin embargo, se dirigían a sus respectivos salones.

Un pequeño mar de chaquetas rojas con insignias doradas se aglomeraba en la entrada, fluía hacia los pasillos, se dividían en varios riachuelos con diferentes direcciones, y estos se perdían en las escaleras y diferentes puertas.

Los salones empezaban sus períodos iniciales, en los que su profesor asignado les hablaba sobre ciertas cosas, que variaban dependiendo del año y curso, antes de empezar la clase que se supone debía de dar.

La luz mañanera bañaba el interior de los salones y oficinas con un agradable resplandor, tanto así que algunos estudiantes y profesores consideraban una lástima el tener que encender obligatoriamente las luces por cuestiones de política, era una lástima, pero mantener las luces prendidas ayudaba a que los estudiantes se recordaran que estaban en la escuela y creaba una especie de atmosfera que les obligaba en cierta medida mantener su mirada sobre la pizarra.

En la gran mayoría de las clases los estudiantes se preparaban para tomar las lecciones. Era común escuchar el chirrido del sacapuntas afilando un lápiz, o la fricción entre los cuadernos al ser sacados de una mochila, sin olvidarse por supuesto de los bostezos de aquellos que se desvelaron la noche anterior o el silbido de páginas blancas pasar de un extremo a otro en busca de la clase más reciente.

En el salón 2-C Kodama hablaba animadamente sobre su súper difícil examen de inglés, de cómo iban a fallar y más en específico, de una copia diez veces más difícil que el resto, a saber para quien…

En el salón 2-A el profesor de matemáticas intentaba alzar su voz por sobre el ruido general de sus estudiantes para intentar dar su importantísima clase sobre… algo.

En el salón 3-C de la escuela media el profesor de biología hablaba detalladamente sobre cómo conseguir concentrarse más en sus estudios, y algunos estudiantes escuchaban atentamente su discurso, de acuerdo a ellos, era una de las pocas veces que realmente hablaba de cosas interesantes.

En 1-B, 3-A, y otros más se repetía el mismo patrón con diferentes variantes.

Tal vez, solo tal vez, era esa la razón del porqué la clase 2-B resaltaba como un pulgar adolorido entre todo este relajado y monótono ambiente.

Supongo que era algo inevitable, pues estaba… callado.

Muy, muy callado, antinaturalmente callado.

Extrañada, una transeúnte demasiado curiosa para su propio bien intentó asomarse sigilosamente. Abrió un poco la puerta y uno de sus ojos se dio la tareíta de comprobar la situación de la clase entera de forma discreta… hasta que de repente su rostro estalló en uno de incredulidad ante la escena que estaba contemplando.

A ver, lo primero, era que, salvo una chica con cola de caballo que miraba su cuaderno con aparente molestia y una chica con pelo corto y una cinta que miraba distraídamente hacia afuera por la ventana, todos los estudiantes estaban mirando un punto en el centro del salón.

Nuestra amiga no tenía manera de saberlo, puesto que, si abría más la puerta la profesora Nikaido terminaría por darse cuenta de que estaba espiando, pero estaba plenamente segura de que esta última también estaba mirando con un tic nervioso en los ojos al chico que estaba sentado en el centro del salón.

Porque su cara hinchada y amoratada por todos lados, sus lentes rotos, su uniforme desaliñado, su insignia a punto de despegarse, su mirada de pocos amigos, y el hecho de que estaba aplastando los botones de una consola portátil blanca eran… muy resaltadores, como mínimo.

La chica entonces abrió la boca cuando se fijó en que el rostro del chico se suavizó un poco cuando su cara fue recubierta por un pequeño resplandor blanco, lo que quería decir que su consola se había encendido, solo para deformarse en una cara de ira total cuando el resplandor desapareció de repente.

Nuestra observante entonces contempló como el chico, al borde de las lágrimas, murmuraba cosas como "Maldita sea, no prende…" mientras presionaba un par de botones, solo para recibir un par de chispazos que hicieron que soltara el aparato del susto, este se diera contra la mesa, luego contra el suelo, un sonido nada normal se escuchaba desde el interior del dispositivo, y bajo la mirada horrorizada de su dueño, este empezaba a echar humo.

Lo último que contempló la chica antes de retirarse a su clase, fue como el chico golpeaba su cabeza un par de veces contra su mesa, antes de dejarla pegada permanentemente, como sus hombros empezaran a temblar, y como un sonido de lloriqueo algo débil se extendía por todo el salón.

(*suspiro*, y habíamos empezado tan bien…)

[-DENTRO DE LA CLASE 2-B-]

-((Oye, oye, he vuelto))-

"…"

-((Oye))-

"…"

-((…¿Te pasa algo?))-

"Mi vida es una mierda, eso es lo que pasa"

-((¿Y hasta ahora te das cuenta?))-

"…"

-((Bueno, venga, que no hemos hablado por un tiempo ya, dime ¿Qué pasó?))-

"¿No puedes mirar en mis recuerdos como siempre?"

-((Hacer eso toma un poco de esfuerzo, y últimamente he estado algo cansado, además, creo que conversarlo con alguien debe de servir un poco))-

"…"

-((Vamos Keima, no te hagas de rogar…))-

"…entiendo"

Flashback…

-Cierto Nii-sama ¿Dónde estabas?-

Al ver como el tenedor y el cuchillo se doblaban, varias gotas de sudor frío se deslizaron por su rostro. Y luego de maldecir a su padre unas cincuenta veces, habló:

-Y-Yo… estaba e-en una tienda de juegos-

El chico bajó la mirada mientras escupía la primera excusa que su desesperado cerebro le arrojó. Su padre como era obvio, aprovechó esto para echarle más leña al fuego.

-¿Y solo viste? Eso no es propio de ti, ¿Por qué no compraste nada?-

El claro tono exageradamente teatral de su padre hizo que una venita le palpitara en la sien.

-Porque no tenía mi billetera-

-¿En serio? ¿Por qué?-

En este punto lo único que Keima quería era lanzársele a su padre y ahorcarlo hasta la muerte.

-Porque se me olvidó-

Entonces Keiichi se llevó la mano a la barbilla mientras exageraba el gesto. Luego soltó la bomba.

-¿Me estás diciendo que saliste con dirección a una tienda de juegos, y que mi hijo cuya memoria es tan buena que puede recordar la historia de todos los juegos que ha jugado se olvidó la billetera, el objeto que le permite comprar lo que básicamente es su razón de vida?-

-…-

-…-

Los dientes de Keima estaban tan apretados que sus muelas parecían querer molerse entre sí, cosa que hacía más sorprendente que pudiera haber respondido.

-…Sí-

-Vaaya, Eso sí es una novedad~, ¿No crees Mari?-

Su esposa, quien había estado mirando de un lado a otro mientras los dos sujetos mantenían su conversación, parpadeó por unos segundos antes de aparentemente comprender algo importante, y pronto sonrió de forma cómplice.

-Sí, es bastante extraño, pero si tú lo dices debe ser verdad Keima~-

Y dicho esto, ambos padres se levantaron, recogieron los platos vacíos de la mesa, y se fueron a la cocina.

El chiste de todo este asunto era, que Keiichi no tenía que ganar la discusión, él no tenía que hacer que Keima confesara ni nada. El solo tenía que crear incertidumbre, o dicho de otra forma, solo tenía que hacer obvio que Keima estaba mintiendo.

Porque, si alguien iba a reaccionar ante este hecho, no era el propio Keima, ni Mari, ni él.

Una vez que se sus ojos se expandieron en señal de comprensión, el chico suspiro, derrotado y miserable, al sentir las auras de las dos féminas a sus dos lados.

"…Me jodió"

-Entonces… se te olvidó la billetera-

Ayumi fue la primera en hablar.

-S-Si, eso fue lo que pasó-

Elsie fue la siguiente.

-Pero es realmente extraño, ¿No crees Nii-sama?-

-I-Incluso yo cometo errores de vez en cuando, ¿No?-

Dicho esto, Keima se levantó de la mesa y se apresuró a coger su bolso para dirigirse a la escuela

Ayumi y Elsie se miraron entre ellas, para luego levantarse con una sincronía casi aterradora y seguirle de cerca.

Y justo cuando las dos se encontraban poniéndose los zapatos en la entrada, mientras reflexionaban en sus cabezas sobre dónde había estado Keima, y más importante, con quién, el chico, ya con sus zapatos puestos, abrió la puerta dispuesto a salir pitando de ahí lo más rápido posible.

Pero al ver a Kanon parada afuera justo en frente de su puerta su piel perdió todo el color.

"Ay no"

Elsie y Ayumi miraron entonces con los ojos bien abiertos como Kanon hacia una reverencia mientras se disculpaba por algo.

-¡Keima-kun, lo siento por lo de ayer en la noche!-

El cuerpo del chico empezó a temblar.

-Y-Y también, disculpa por llevarte a ese lugar tan oscuro… realmente pudo ocurrir un accidente si no teníamos cuidado ayer…-

Su garganta se secó.

-En un futuro intentaré no ser tan intensa, pero tú también deberías hacer algo de ejercicio, de esa forma en un futuro no te cansas tan rápido-

Se le bajó la tensión.

-Además… ahora que lo pienso, ayer estaba un tanto desarreglada, creo que no debió ser agradable tenerme encima tuyo de esa forma-

El chico cerró los ojos, prácticamente saboreando en su boca cada doble sentido que seguramente sería malentendido de las palabras de Kanon por otras personas.

-¡Sé que perseguirte de esa forma fue grosero, pero quiero que sepas que realmente hablo en serio sobre lo de querer ser tu novia!-

Y dicho eso Kanon se acercó, le dio un pequeño beso en la mejilla, e ignorando completamente tanto el estado del chico como a las dos señoritas boquiabiertas detrás de él, ella se retiró corriendo a el taxi que aparentemente la estaba esperando en la calle, para luego montarse y desaparecer en una esquina.

-…-

Keima entonces, con todo lo alterado que estaba, aun albergaba una minúscula esperanza de salir bien parado en todo esto. Por lo que, sin mirar atrás y dispuesto a correr por su vida de ser necesario, dio un paso afuera de la casa.

Pero no terminó ni de bajar el pie cuando una mano izquierda suavemente detuvo su hombro derecho… Era Ayumi.

Agitado, Keima se preparó para correr, pero fue detenido en su lugar cuando una mano derecha se posó sobre su hombro izquierdo… Era Elsie.

Nuestro prota, ya habiendo jugado miles y miles de juegos con un desarrollo similar, solo pudo persignarse con los ojos cerrados ante lo que se le venía encima.

"Dios, si estás ahí… que sepas que te odio"

Y justo cuando se volteó para intentar aclarar el malentendido, lo último que vio antes de que sus pies dejaran de tocar el suelo fue un pie y parte de una escoba.

El resto de esa mañana estaba borroso, lo único que recordaba era una lluvia de golpes que asaltaron su cuerpo desde todas direcciones.

"¡¿Y POR QUÉ TAMBIÉN ELSIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?!"

Fin del Flashback…

"…Y eso es lo que pasó, a decir verdad, yo…"

-((¡AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA…!))-

El pobre de Keima no pudo hacer nada más que suspirar mientras dejaba caer sus hombros mientras levantaba la cabeza solo para ver a Nikaido hablar sobre alguna cosa.

-((¡…SANTO CIELO, TU VIDA ES UNA MIERDA AHAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA…!))

Con su mentón sobre el trozo de madera, y la risotada de la voz aun retumbando en su cabeza, solo fue capaz de maldecir a su padre una y otra vez hasta el cansancio.

Ahora bien, incluso siendo esta su situación, Keima tenía que lidiar con el problema que atañía a su cabeza: Sus conquistas.

Ya había pasado una semana desde que habían recuperado sus memorias, varias de ellas ya habían hecho contacto con él.

Pero mientras Elsie y Ayumi le daban una paliza, se había dado cuenta de algo verdaderamente extraño.

"No me di cuenta por estar muy ocupado con Sasae…"

El chico giró su mirada solo para encontrarse con que Nagase y Sasae no estaban en el salón aún, seguramente eso quería decir que fueron convocadas a una reunión junto a los demás profesores o algo por el estilo.

Keima volvió a enfocarse.

"Hay algo muy extraño acerca de todo esto"

Pensándolo bien, si hubiera ocurrido en otro momento, a lo mejor no hubiera pensado tanto en ello, pero es que había ocurrido casi al mismo tiempo que cuando Sasae apareció.

Además…

"No recuperaron sus memorias al mismo tiempo"

Sumire le había confirmado eso hace varios días sin darse cuenta.

-Eh? Pues, supongo que… el Lunes, o fue el Martes?- {{Cap 19}}

-Sí, creo que el Lunes, por?-

Ella le había dicho que le empezó a recordar el lunes, mínimo, pero es que eso no tenía sentido. Hinoki ya le estaba persiguiendo ese mismo día.

Puede que pareciera algo trivial, tendría sentido que ambas le recordaran el mismo día y solo Hinoki le persiguiera debido a su personalidad… pero es que Hinoki vivía en Estados Unidos. Un viaje entre continentes no era ningún chiste, y ella interactuó con él a primeras horas de la mañana.

Es decir, que a menos que ella planeara venir a Japón de antemano, era muy posible que sus memorias no regresaran el mismo lunes, sino antes.

De esa forma, tendría sentido, ella le recordaría el Domingo, y tomaría un vuelo directo para venir a verle, de forma que llegaría a Japón el Lunes por la mañana.

Eso también se concatenaría a la perfección con el por qué las demás no habían hecho algún movimiento con él. Es decir, en el caso de, por ejemplo, Minami y Nanaka, ambas se le acercaron, comprensiblemente por sus memorias, pero otras como Kusunoki, no hicieron nada hasta que él se les acercó. Tendría explicación si fuese que, por ejemplo, la propia Kusunoki le recordara horas, o instantes antes de que él interactuara con ella.

En este punto, Keima ya no podía decir que fuese una coincidencia, o un malfuncionamiento del sistema del infierno… esto había sido hecho por alguien, adrede.

Alguien que, aparte de devolverle sus memorias a sus conquistas, también había sido capaz de hacer que actuaran de forma extraña.

-y-yo, s-si es contigo katsuragi, no me i-importaría hacer ese tipo de cosas…- {{Cap 5}}

Kusunoki no era una chica tan atrevida como para soltar una línea así sin más, porque aparte de eso Keima le había tocado los pechos, que ella no le golpeara en señal de vergüenza era bastante raro.

No solo eso, el que Hinoki volviera de Estados Unidos solo para volverle a ver también era raro como el que más. Ella era una adulta, seguramente su sentido común le diría que solo tener sentimientos hacia alguien no era motivo para regresarse a Japón por un período de tiempo indefinido, además él era menor que ella… un estudiante, y encima ella solo le besó al final de su conquista como una especie de recompensa, nunca había mostrado tener un apego tan fuerte a él que justificara un boleto a Japón.

Incluso Mio actuó de forma errática.

-Voy a llegar al fondo de esto- dijo Mio con convicción –Pero antes de eso, voy a hacer que me ames!- {{Cap 12}}

Por supuesto que el que ella demostrara madurez era algo bueno, pero es que había actuado con demasiada resiliencia ante un problema tan grave como que el que la persona que amas besara a una de tus mejores amigas.

Incluso si se tratara de uno de esos casos de madurez repentina, era demasiado conveniente; además, ella no se le volvió a acercar en lo que quedaba de semana. Hacer una declaración tan fuerte para luego no hacer prácticamente nada era… sí, era raro.

Desgraciadamente no había interactuado mucho con las demás, principalmente por estar huyendo de ellas todo el rato, pero por lo menos Nagase, Minami y Aoba parecían estar bien, y las portadoras de las Diosas también.

…Esto era malo, muy malo.

Porque si la teoría de Keima era correcta, entonces ellas no solo habían recuperado sus memorias en tiempos diferentes, sino que también habían sufrido cambios de personalidad anormales de forma espontánea. Esto quería decir que quien sea que les estuviera devolviendo las memorias a sus conquistas no solo podía hacerlo de forma sistemática, no solo podía hacerlas actuar de una forma diferente, sino que visto lo visto, podía hacerlo todo sin mucho esfuerzo.

Por ahora, lo único que podía hacer era…

-¡Escúchenme un segundo!-

Keima fue jalado de vuelta al mundo real cuando Nikaido hizo un llamado de atención a la clase entera, el profesor de física le terminó de susurrar algo al oído antes de irse a su clase.

-¡A partir de hoy una estudiante de intercambio se nos unirá por el resto del curso escolar, trátenla bien!-

Luego de esto dirigió su mirada a la puerta y soltó un firme "Pasa".

A día de hoy Keima todavía recuerda bien ese momento. Comprensible… el horror que sacudió todo su sistema e hizo que sus ojos se expandieran a más no poder, que su rostro se volviera azul y que sus hombros pegaran un brinco que hizo que llegaran a sus oídos… la sensación de caer por un vacío al ver quién cruzó ese umbral fue simplemente legendario.

[-MIENTRAS TANTO, EN CASA DE KEIMA-]

Keichii se encontraba silbando feliz de la vida mientras charlaba de los acontecimientos de la mañana con Mari, a la vez que la ayudaba un poco arreglando la tienda.

-Entonces, cariño… ¿Qué piensas sobre lo de esta mañana?-

Mari mostró una sonrisa satisfecha mientras le daba el cambio a uno de sus clientes, ambos hablaban en voz baja para evitar que les escucharan.

-Mmm, estoy algo preocupada por Keima, después de que Ayumi-chan y El-chan se fueran no se movió de la calle por un rato, a este ritmo puede que algo malo le pase…-

Keiichi respondió con una voz de consternación.

-Tienes razón…-

Ambos mantuvieron la mirada baja por unos segundos… antes de mirarse a los ojos con unas sonrisas excesivamente alegres, y gritaron al unísono.

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

Luego, con aires renovados, Mari suspiró satisfecha mientras le daba la bienvenida a otro cliente antes de volver a hablar.

-Pero he de decir, que el que El-chan también se enojara fue bastante extraño, ¿Tú crees que ella…?-

-Después de lo de hoy es muy probable-

Mari entonces fue a llevar la orden de uno de los clientes a su mesa, y luego volvió con una cara triste al mostrador, en donde Keiichi estaba contando el dinero en la caja registradora.

-…Pero, si son medio hermanos, lo que estaría haciendo sería incesto, ¿No?-

Keichii entonces solo pudo asentir con una mirada algo seria mientras Mari continuaba hablando.

-…Es decir, no tienen precisamente la misma sangre por sus venas, pero sí la mitad-

Dicho esto, descansó sus codos en el mostrador mientras veía preocupada a la gente que se relajaba comiendo, leyendo un libro, usando el teléfono, o charlando mientras tomaban té.

A su espalda, Keichii continuó su monólogo por ella.

-Sí, aunque no es algo que tenga que hacerse público, nosotros lo sabremos…-

Ambos mantuvieron la mirada baja por unos segundos… antes de voltear a mirarse a los ojos con unas sonrisas excesivamente alegres, y otra vez gritaron al unísono.

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

Mari volvió su mirada mientras le sonreía al mundo entero, antes de hablar con suspicacia.

-Déjame adivinar, ¿Pensaste que estaría en contra?-

-La verdad no me lo esperaba, me sorprende lo bastante mente abierta que fuiste al respecto-

Mari solo se encogió de hombros.

-El-chan ha sido una buena hija desde que llegó, y dada la…- "Que bien que me siento diciendo esto" -…aparente competencia por nuestro hijo, si se llegase a dar el caso de que ella quedara junto a él, no tengo derecho alguno a negarle su felicidad-

Keichii asintió a cada palabra con una sonrisa en su rostro mientras salía del mostrador para tomar la orden del cliente que había llegado.

Al volver ambos él y su esposa se sonrieron el uno al otro.

-La razón por la que probablemente no nos moleste todo esto sea por eso, ¿Verdad KeiIchi?-

Él asintió en respuesta.

Después de haber pasado por su parto, por el rechazo de su niñez y de ver como su solitario hijo crecía cada vez más solitario gracias a sus hobbies extravagantes, ambos se habían vuelto quizás demasiado lejanos ante la idea de que Keima quizás algún día podría conseguir una novia.

Cualquier padre normal pestañearía ante el hecho de que hubiera más de una chica enamorada de su hijo, algunos incluso se hubieran molestado con el muchacho, si Mari fuera otra, le hubiera soltado un discurso a su hijo sobre cómo no debe de jugar con los sentimientos de una dama.

Pero, ellos habían vivido toda su soledad a quemarropa por once años, era completamente natural que se emocionaran y no quisieran meterse en su camino al ver cómo de repente algunas chicas parecían interesarse en él.

Y hey, por lo que habían visto, todas eran buenas personas. Ahora que finalmente le había llegado la primavera a su hijo, querían disfrutarlo al máximo y sin restricciones.

-Probablemente no quiera que nos metamos en sus asuntos-

Keichii habló con voz conocedora, y Mari a su lado asintió en respuesta mientras recibía el monto exacto de un cliente y le despedía.

-Sip, lo más seguro es que sea así, normal, cualquier adolescente no quiere que sus padres conozcan su vida amorosa… sería muy incómodo-

Ambos mantuvieron la mirada baja por unos segundos antes de…

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

[-DE VUELTA, CON KEIMA-]

Bien, me veo obligado a decir esto porque seguramente hay más de uno que no se ha leído las novelas ligeras…

Verán, en todo lo que llevaba capturando espíritus prófugos, Keima se las ha tenido que ver con muchos tipos diferentes de peligros, que iban desde una cocinera loca con ganas de provocarle diabetes, hasta una chica que no tenía interés en nada por ser demasiado talentosa como para siquiera necesitar esforzarse.

Pero de todas las chicas con las que Keima se ha encontrado, había una que le había provocado tantos dolores de cabeza que Keima nunca acabaría de contarlos.

Y no, no es Chihiro. Si se trata de dolores de cabeza, hubo una chica mucho más impredecible, irregular, difícil de tratar, y que fue capaz de arrastrarlo hasta los límites de su paciencia tantas veces que perdió la cuenta.

Esa misma chica había sido un objetivo tan errático, que ni siquiera fue capaz de saber en dónde estaba a lo largo de su conquista, motivo por el cual tuvo que depender de la suerte hasta cierto punto solo para encontrársela. A día de hoy, para él sería imposible olvidar su extenso cabello castaño, y su usual ornamento parecido a una tiara con lo que parecía ser una especie de ala dorada a su izquierda.

Pues, en efecto, Tooru Amami había sido su mayor y más incomparable dolor en el culo hasta la fecha.

Por eso Keima se encontraba blanco como el papel y con sus ojos desorbitados al tenerla luciendo el uniforme de Maijima mientras terminaba su presentación y… se le quedaba mirando.

…Mierda, lo estaba mirando.

-Bien, los únicos asientos disponibles por ahora son los de Nakagawa y Kosaka, así que hasta que te traigamos un asiento nuevo supongo que puedes usar cualquiera de los dos-

Las palabras de Nikaido parecieron ruido de fondo. Amami no le había quitado el ojo en todo lo que llevaba allí parada.

El resto del salón estaba algo perdido entre el montón de chicos que no dejaban de hablar sobre lo linda que era, de cómo quisieran "acercarse a ella" y las chicas que cuchicheaban con interés y, en algunos casos, envidia.

Ayumi, quien se encontraba mirando hacia la ventana, giro su atención de repente al notar el cabello castaño de Amami. Entrecerró sus ojos con sospecha al contemplar la mirada en el rostro de la chica.

Pero en el instante en que ella dio un paso, las mujeres del salón parecieron notar algo extraño en su forma de caminar.

Los ojos de Ayumi en particular se abrieron cuando comprendió la mirada de Amami.

"¡E-Esos ojos…!"

Pero fue tarde.

-¡EI!-

Porque la jovencita solo dio tres pasos más… antes de abalanzarse sobre alguien.

Ayumi reaccionó y se levantó de su asiento, solo para, al igual que el resto de la clase, contemplar con rostro estupefacto como Amami envolvía a un petrificado Keima en un abrazo de oso.

-¡TE EXTRAÑÉ KEIMA~!-

Silencio total.

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-¿…eh…?-

El sonido de confusión fue en coro, proveniente de todos los presentes salvo Elsie, Amami y la extraña masa blanca que estaba abrazando.

-¿Eh?-

Otro coro, y alguien dejó caer su lápiz.

…Y de repente todo estalló.

-¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?!-

Nuestro pobre protagonista no hallaba en dónde meterse, algo pareció hacer corto en su interior y ahora se encontraba emitiendo extraños sonidos guturales.

-Gu… hi… ooo…-

Amami se frotó más contra su cuello. Y al instante, el desconcierto y el pánico se extendió por todos los presentes.

La chica que se sienta detrás de Keima: ¡¿Pero se puede saber qué pasa aquí?!

El chico que se sienta al frente a la derecha: ¡¿POR QUÉ EL OTAMEGA?!

El que se sienta al frente de la clase: E-Esto es un chiste ¿Verdad? E-Estoy soñando ¿Cierto?

Yameno: ¡¿PRIMERO KANON-CHAN Y AHORA ELLA?!

La chica de las coletas de cabello castaño: ¿P-Podría ser que tiene alguna especie de encanto oculto que nosotras no hemos visto aún?

La que estaba parada al lado de ella: En este punto me creo cualquier cosa, Mobuko-chan…

Y a juzgar por como temblaban sus ojos, incluso Nikaido estaba pasando un momento difícil.

La escena entonces parecía querer extenderse por tiempo indefinido, pero…

-¡Déjalo YA!-

Keima se recuperó levemente para mirar con sorpresa quién le había quitado a la castaña de encima. La sorpresa más grande quizás la sufrieron sus compañeros cuando la incredulidad se multiplicó al contemplar a Ayumi jalando a Amami del cuello para apartarla de Keima.

Y la castaña, perpleja de que sus manos dejaran de sostener a su presa, abrió los ojos y pestañeó varias veces antes de girarse hacia la causa de su repentino cambio de situación. Lo que su mirada encontró fue un furioso par de ojos.

Amami entonces pestañeó un par de veces antes de hablar algo confundida.

-Esto… ¿Y quién podrías ser tú?-

Ayumi, quien había actuado por puro instinto, cayó entonces en cuenta del espectáculo que se estaba montando ella sola.

-¡Y-Yo soy…!-

Sus ojos se deslizaron hasta caer en donde Keima se encontraba aun recuperando el aliento, y luego de pensarlo por unos segundos, decidió soltar lo primero que se le vino a la mente.

-¡E-Eso no es importante, más bien… ¿Se puede saber quién eres tú?!-

Todos los demás, salvo Elsie y Keima miraron entonces como Tooru Amami se volteaba y parecía comprender algo, antes de hacer una reverencia.

-Cierto, se me había olvidado-

Luego enderezó su postura, y habló con toda la naturalidad del mundo:

-Empezaré de nuevo, me llamo Tooru Amami. Voy a ser la esposa de Katsuragi Keima, ¡Mucho gusto!-

Silencio total.

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

Luego todo el mundo, salvo Elsie, exclamó al unísono.

-¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?!-

Dejando de lado el claro bullicio que se había armado a su alrededor, Ayumi retrocedió ante la directa afirmación de la castaña. En su confusión, buscó respuestas en el rostro de Keima, pero el chico estaba tan sorprendido como ella, lo que es más, al hacer contacto visual con él, solo negó frenéticamente con la cabeza como si su vida dependiera de ello.

-Bien, dicho eso, si no es molestia…-

Amami se iba a girar para seguir con su ritual anterior, pero fue detenida por Ayumi quien la tomó del brazo.

-¡E-Espera un segundo!-

-¿Mm? ¿Ocurre algo?-

La castaña se volteó a encarar a la peli negra, extrañada por su inusual persistencia. Keima, por otro lado, estaba algo perplejo ante lo que estaba haciendo Ayumi. Obviamente, porque ella nunca había actuado así antes.

-…-

Cuando se dio cuenta de qué tan irregular había sido su forma de actuar, Ayumi perdió confianza en sus palabras, y solo pudo responder con un hilillo de voz algo frágil.

-N-No, no es nada…-

Ayumi entonces soltó a Amami, quien se le quedó mirando junto al resto de personas, salvo Elsie, antes de voltearse y mirar a Keima con una sonrisa gigante en la cara.

-¡E-Espera un momento Amami! ¡NO TE ACERQUES MÁS!-

-Tranquilo mi amado, el universo necesita un puente que una a Andrómeda con Calisto, y tú y yo seremos ese puente-

-¡Otra vez! ¡Ya empezaste otra vez con tus payasadas! ¡Déjame en paz!-

Todo el mundo miraba con incredulidad el forcejeo y las palabras extrañas que salían de la boca de la castaña.

Denpakei, que significa "chica soñadora" era la característica definitoria de Tooru Amami. Una chica que siempre estaba perdida en las nubes, y actuaba de forma errática, haciendo imposible obtener un patrón de ella. En su caso, esto resultó ser una especie de forma de liberar estrés ante la vida estricta y llena de exigencias que sus padres le habían impuesto. Keima pensó que ella dejaría esa forma de ser después de que su conquista terminara, pero desgraciadamente, ya lo había hecho por tanto tiempo, que en este punto debía ser más una parte de ella que una genuina preocupación.

Ayumi contempló con mirada preocupada el cuchicheo proveniente de sus compañeros. Miró a la profesora Nikaido, pero esta estaba murmurando cosas inentendibles y no parecía que iba a detener la situación en un futuro pronto.

Sin embargo, sus orejas no hacían más que escuchar los comentarios ariscos y carentes de tacto que rodeaban a los dos tortolos.

Muchacho de relleno #1: Vaya que es linda, me pregunto qué tiene que hacer el Otamega para conseguirse chicas así.

Muchacha de relleno #1: Aun recuerdo el jaleo que montó el lunes cuando le dio el golpe a Yameno en la cara, y no olvidemos la mujer mayor que casi se lo come vivo frente a nosotros.

Chico de relleno #2: Incluso si esto fuera una broma, no da risa, puede que ella sea algo rara, pero sigue siendo muy mona, ¿Qué tiene él que no tenga yo?

Chico de relleno #3: Es decir, vale que a lo mejor saque buenas notas de vez en cuando, pero si fuera yo, estoy seguro de que podría hacerla más feliz que él.

Jovencita de relleno #2: De seguro que ha engañado tanto a Kanon-chan como a ella para que se enamoren de él, un chico como él no conseguiría una chica así ni en broma.

Ayumi probó, tragó y digirió cada palabra. Sus pupilas empezaron a temblar mientras aquella idea que siempre había querido ignorar, mostraba su feo rostro por las esquinas de su cabeza.

Quizás, el mayor obstáculo en su relación con Keima no fuera Chihiro… sino la cruel diferencia en status de ella y Keima. Ella era básicamente una celebridad en su escuela; sacaba malas notas, sí, pero sus capacidades atléticas y su buena personalidad le habían conferido no solo buenos amigos, sino varias medallas de oro e, incluso, varias entrevistas con periódicos locales… no quería presumir, pero ciertamente era algo popular, no al nivel de Kanon-chan, pero en toda la escuela de Maijima no había nadie que tuviera una mala impresión sobre ella.

Keima, por otro lado, estaba en el polo opuesto. Sin amigos, sin compañía; sacaba buenas notas, seguro, pero más allá de eso casi nadie quería tener nada que ver con él.

Si iba y preguntaba a sus compañeros, probablemente dirían algo como "es demasiado asqueroso así que no", cierto, Keima era algo difícil de tratar… pero muchas personas allá afuera también lo eran, e incluso esas personas tenían gente a la que llamar amigos. Además, si su personalidad en serio fuera tan repelente… ¿Por qué entonces podía Elsie divertirse a su lado? No… la diferencia entre ellos y Keima, era la simple pero abrumadora obsesión que tenía con sus juegos. Si hubiera estado obsesionado con otra cosa, como el tenis, a ese mismo nivel, estaba plenamente segura de que mucha más gente se le acercaría.

Nadie se acercaría a él, porque repudiaban la idea de ser tachados como "amigos del raro rarísimo de la clase" …y ella estaba incluida ahí. No era algo que se tenía que discutir; si, por ejemplo, ella fuera a anunciar que era su pareja, mucha de su buena reputación caería en picado.

Y él lo sabía, aunque no se lo dijera, ella sabía que él sabía. Para estar completamente a su lado, tendría que sacrificar una buena parte de su reputación en esta sociedad conocida como escuela. El problema con eso era, que no era tan sencillo como parecía; Es decir, alguien como Miyako seguramente no le prestaría mucha atención a ello, pero el resto de personas…

Ella había vivido gran parte de su vida en la "luz" de la sociedad, no estaba mentalmente preparada para que la gente rumoreara cosas a sus espaldas, o que la miraran con malos ojos… En ese sentido, Japón era un país aterrador; como gran parte de su cultura se basaba en la hipocresía pura y dura, la cantidad de bullying psicológico que recibiría sería mucho para lo que probablemente soportaría.

…Se sentía lejana.

Porque mientras estaba ahí, de pie, contemplándolo a él intentar quitarse a la chica de encima mientras esta soltaba incoherencias mientras la gente murmuraba cosas alrededor de ellos, se daba cuenta de qué tan lejos estaban ella y Keima realmente.

Ella era la chica popular que tenía una vida de rosas. Él era el típico perro callejero a los ojos de los demás. Intentar acercarse públicamente a él solo traería problemas a su casi perfecta vida, y sin importar cuánto se esforzara en negárselo al mundo, este siempre encontraría alguna manera de hipócritamente darle la vuelta a la situación. Era obvio después de lo que pasó con Kanon, incluso después de que fue ella la que abiertamente se le declaró en frente de todo el mundo, aun así, el público general había llegado a la conclusión de que era culpa de Keima, y de que simplemente no se merecía estar a su lado. No eran capaces de creer que Kanon genuinamente se enamorara de alguien como él.

Amami no estaba probando ser la excepción; Kanon se había salvado por ser una idol realmente popular, pero Ayumi ya podía escuchar algunos comentarios algo fuertes sobre la castaña a su alrededor.

Ella no sería una excepción tampoco; si la escuela descubriera que está enamorada de Keima, entonces no faltaría mucho antes de que empezaran a hacerle cosas a él o a ella en retribución por lo que erróneamente pensaban que era una situación extraña.

Sin importar qué, la impresión de que ella era una chica que solo alguien como el capitán del equipo de futbol podía conseguir, y de que a menos de que hiciera algo sospechoso, alguien como Keima era incapaz de conseguir estar en una relación con ella, siempre, siempre la perseguiría entre y tanto la gente solo fuera capaz de mirar la situación desde su prejuiciado exterior.

Pero… pero el caso es que realmente no era así.

Ella misma lo había dicho la noche pasada, que eran iguales.

Cierto, ella era una corredora, y el un jugador, pero ambos le tenían más o menos el mismo amor a las cosas a las que se habían dedicado. Lo había comprobado anoche, Keima no era solo un Otaku dándose gusto en el pito cuando jugaba sus juegos, él genuinamente los había inspeccionado, estudiado, había creado filosofías a partir de ellos, y eventualmente, eso le fue suficiente como para hacer el equivalente de salvar el mundo.

Había mucho que podía aprender de él… y fue justo ahí.

"¿Y si…?"

…Es decir, era algo totalmente descabellado, pero él había hecho muchas cosas por ella, si ella seguía corriendo y superándose a día de hoy, no era un error decir que era en parte gracias a él. Para ponerla corta, se sentía en deuda.

Es decir, en el caso hipotético de que entrara en una relación con él, quería ser capaz de hacer cosas por él, así como él las había hecho por ella… quería devolverle el favor.

Cierto, con lo extremadamente loco que estaba por sus juegos, había una chance bastante alta de que no le importaran tanto los rumores… pero es que conseguir esa clase de resistencia no debió ser fácil. En esencia, uno no nace con la capacidad de ignorar a los demás, uno aprende a hacerlo.

Y la única manera de aprender eso era… sufrirlo, sufrirlo una y otra vez hasta que te empiezas a desensibilizar.

Además… ella lo había notado desde hace mucho.

La forma en como sus ojos se movían al escuchar a la gente hablar mal de él a sus espaldas.

La manera en que a veces se quedaba quieto en el salón cuando Kodama hacía cada esfuerzo en su poder para tocarle los nervios.

Cómo a veces caminaba más rápido que el resto para irse al tejado a la hora del almuerzo, casi como si simplemente quisiera escapar a otro sitio.

Había una emoción en su interior, un deseo de contestar, de luchar, pero él mismo se forzaba a detenerse. De vez en cuando habría veces en las que simplemente no se contendría, pero en su interior, él comprendía que era una batalla que no podía ganar.

La única razón por la que ella podía entender todo esto, era porque podía entender su punto de vista, si alguien le dijera que correr era estúpido, ella patearía a esa persona.

Pero, ¿Cómo peleas cuando el mundo entero es tu oponente, y no le importa jugar sucio para ganarte? La vida no era un anime, hay batallas que no vale la pena dar, y solo por tener las respuestas correctas no significa que vayas a ganar la partida de cualquier forma.

Ayumi entonces miró como la escena se desenvolvía frente a ella como una obra de teatro…

Y sin darse cuenta, sus pensamientos evolucionaron.

Si le hubieras preguntado hace una semana, ella te hubiera dicho que la pregunta que más la aquejaba con respecto a Keima era la típica: "¿Qué soy yo para él?"

Pero esta vez, y luego de que varios de sus pensamientos estallaran, se reconstruyeran y volvieran a saltar por los aires una y otra vez, esa pregunta empezó a cambiar.

Ayumi entonces se preguntó a si misma:

"¿Qué quiero ser yo para él?"

Con esto, reunió en un instante cada experiencia, cada memoria y emoción junto a su lado, las procesó… y llegó a su respuesta.

"…quiero hacer que sonría"

Ella entonces abrió más los ojos mientras veía, casi en cámara lenta, como Amami terminaba de arrinconar a Keima contra la pared del fondo, la incredulidad de sus compañeros se iba al cosmos, Nikaido extrañamente apretaba su escritorio con tanta fuerza que le arrancaba un trozo, y se disponía a detener la situación como profesora que era.

Pero antes de que Nikaido siquiera terminara de rodear su escritorio, Ayumi sonrió.

Entonces en menos de lo que uno de sus compañeros terminaba de gritar "¡Coño!", Alguien se interpuso entre Keima, quien hace rato había intentado escapar sin éxito, y Amami, quien se encontraba con los brazos abiertos.

Al ver que era la misma chica de hace rato, la Denpakei entró en confusión otra vez.

-Esto… humilde servidora de la luz, no necesito ayuda para reponer la bandera de la amistad, así que me ayudaría mucho que me transmitas la voluntad de tu rey caído-

-Oye… dijiste que ibas a ser la esposa de este tipo, ¿Verdad?-

Ayumi ni siquiera intentó comprender las palabras de la chica, y solo dijo lo que tenía que decir, todo mientras sus ojos eran ocultados por su flequillo, Keima la miraba confundido desde atrás, Nikaido se detenía sobre sus pasos para ver qué demonios pasaba ahora, y sus compañeros contenían el aliento.

La castaña parpadeó varias veces antes de asentir, confundida sobre a dónde quería llegar la chica enfrente suya… y se confundió aún más cuando esta empezó a mostrar una sonrisa satisfecha antes de responder.

-Pues entonces te tengo malas noticias…-

Ayumi entonces alzó la mirada y exclamó con orgullo a todo pulmón.

-¡PORQUE YO YA SOY SU ESPOSA! ¡ASÍ QUE ME TEMO QUE LLEGASTE MUY TARDE! ¡ESE HOMBRE ES PROPIEDAD DE TAKAHARA AYUMI, Y MÁS TE VALE RECORDARLO!-

Silencio total.

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

Yameno: …esto es un chiste ¿Cierto?

…Ayumi sintió en ese momento, lo increíbles que debían de ser esas oraciones para lograr que incluso la profesora Nikaido perdiera el color, junto a, obviamente, todos sus otros compañeros.

El ataque de nerviosismo que asaltó a Keima al escuchar esas afirmaciones hizo que su corazón casi se detuviera, lo que a su vez provocó que sus dedos empezaran a temblar… e incluso hizo que la voz en su cabeza, que dicho sea de paso había estado descojonándose a sus expensas desde hace rato, se quedara callada.

Y esta pudo ser, quizás, la primera vez que Keima veía como el acto de Amami se hacía pedazos frente a sus ojos. Porque su antes compuesto rostro empezó a temblar ante la afirmación de Ayumi.

Amami entonces tomó la palabra.

-¿Y-y cómo sé que no estás m-mintiendo?-

La corredora dejó salir un suspiro satisfecho al notar cómo la chica empezaba a hablar de forma coherente, se metió la mano en el bolsillo de su falda y con aires de superioridad sacaba… ¿Una foto?

-Hehe, esta es la prueba irrefutable-

Ayumi le mostró a Amami la foto, y justo detrás de la castaña, el resto de sus compañeros, e incluso Nikaido se asomaba a ver su contenido.

…es increíble como todos los ojos de los presentes empezaron a agitarse violentamente al ver qué había en la foto. Luego alzaron la vista, miraron al desgastado Keima en el fondo, miraron a la sonriente Ayumi, a la foto… y repitieron este proceso una y otra vez. Todos ellos.

La boca de la Denpakei se abrió para decir algo, pero a decir verdad nada salió, sus manos por otro lado, empezaron a temblar con tanta fuerza que la foto se le deslizó entre los dedos.

Y una vez que la foto cayó en el suelo al lado de la triunfante Takahara Ayumi, Keima fue capaz de ver qué había hecho que incluso la profesora Nikaido perdiera la compostura.

"¡¿PERO QUÉ COJONES?!"

La foto, los tenía a ellos dos, abrazados en trajes de novio y novia, mirándose a los ojos. Era una foto del último día de la segunda conquista de Takahara Ayumi.

-¡¿POR QUÉ TIENES UNA FOTO ASÍ?!-

Ayumi solo se encogió de hombros feliz de la vida.

-Tengo mis recursos-

-¿¡QUE CLASE DE RECURSOS SON ESOS!?-

Ignorando los quejidos de Keima, Ayumi encaró una vez más a todo su blanco como el papel público, más en específico, a la castaña que estaba teniendo problemas recuperando su compostura.

-Así que, ahí lo tienes, si quieres llegar a ese hombre…- Lo señaló con el pulgar -…primero vas a tener que pasar sobre mí-

En ese momento, Amami pareció recuperarse, y ante la mirada de sus ahora nuevos compañeros de clase, y de la saliva que tragó uno, sonrió como siempre.

-Bueno, algo como esto entraba dentro de mis cálculos, a decir verdad, yo… me olvidé del príncipe por un tiempo-

La peli negra entonces se sorprendió un poco ante esa declaración.

-Así que, creo entender lo que pasa…-

Luego Amami soltó un destello de sus determinados ojos.

-¡…el príncipe también olvidó lo mucho que me ama!-

…No solo Keima, sino que también Ayumi torció la vista antes este claro malentendido, pero antes de que pudieran decir "pío", la Denpakei señaló a la corredora con el dedo, desafiante.

-¡Tú que eres una falsa reina, recuperaré a mi príncipe de tus viles garras y le mostraré el lazo astral que ha perdido! ¡Recuperaremos nuestro tesoro!-

Ahora era el turno de Ayumi de retroceder perpleja. ¡¿Incluso después de todo eso la castaña no iba a retroceder?!

-E-Espera, ¡No puedes solo tomarlo y ya!-

El asustado otamega asintió frenéticamente mientras sus pensamientos volaban a toda leche.

"¡Exacto! ¡No puedes solo reclamarme, así como así! ¡Hay un proceso para todo esto mujer!"

-¡Por supuesto que puedo!-

"¿¡Qué!?"

-¡Te lo dije antes! ¡Yo soy su esposa, no voy a dejar que me lo quites así como así!-

"¡Exactament…! Espera ¡¿Qué?!"

-¡TE HARÉ NETORARE!-

-¿? ¿Netorare? ¿qué es eso?-

"¡¿AMAMI-SAN?! ¡¿AMAMI-SAMA?! ¡ESA RUTA NO ES BUENA!"

-Da igual, prepárate, ¡Falsa comandante!-

"¡¿QUÉ PASÓ CON "REINA"?!"

Solo en ese momento, y sintiendo desde los ojos de la Denpakei el mismo peligro que sentiría de un animal salvaje, Ayumi tomó una elección. Se preparó, cerró los ojos, dejó salir un largo suspiro, abrió los ojos con una determinación aplastante y… se giró a toda prisa, tomó la muñeca de Keima, y salió corriendo por la puerta trasera del salón.

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

Amami solo se le quedó viendo a la puerta, antes de hacer como si nada mientras se volteaba a hacer una reverencia a sus compañeros en señal de disculpas… y salía corriendo detrás.

-¡KEIMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA…!-

Con sus gritos perdiéndose en la distancia detrás de la puerta, el salón permaneció en silencio por unos segundos más antes de que todo el mundo estallara en frenesí.

Mobuko: ¡NO SOLO KANON-CHAN, LA MUJER MAYOR Y ESA CHICA! ¿¡AHORA TAMBIÉN PUSO SUS GARRAS SOBRE AYUMI-CHAN!?

Muchacha de relleno #5: ¡ESTO NO ES NORMAL! ¡ESTO NO ES DE DIOS!

Chico de relleno #6: ¡Y yo aún sin novia! ¡MARDITACIÓN!

Pero justo cuando el panorama general parecía querer extenderse por tiempo indefinido… todos lo sintieron. Todos, y, cada, uno.

Todo el mundo sintió como sus pelos se erizaban, y los hombros de todos pegaron un salto al darse cuenta de la brutal presencia expulsando miasma detrás de ellos.

Con rostros horrorizados, todos los presentes soltaron gotas de sudor y se giraron lentamente solo para encontrarse cara a cara con un demonio…

-Bien, ahora que las molestias se han largado, creo que podemos continuar con el examen sorpresa del quinto tema del libro hoy-

La profesora Nikaido habló con voz firme, tajante y de ultratumba, cosa que envió señales de alarma por las espinas dorsales de todo el mundo, logrando, a su vez, que un desconcierto se extendiera por los presentes mientras se preguntaban entre sí con la mirada si ella había dado esa clase, y obtenían un desesperado "¡NO LO HIZO!" como respuesta.

Nikaido alzó la cabeza y fulminó a la clase entera con la mirada.

-¿A qué están esperando? ¡El que no se siente en diez segundos y saque una hoja blanca tendrá menos la mitad de la nota!-

Todo el mundo se apresuró como loco a sentarse, y luego de unos segundos, el desespero que generó la figura de su profesora mientras se paraba y prácticamente descargaba su ira con la tiza en su mano al escribir en la pizarra, de alguna manera logró hacer que los pensamientos colectivos se combinaran en uno solo:

"¡¿POR QUÉ ESTÁ TAN MOLESTA?!"

[-MIENTRAS TANTO, CON AYUMI Y KEIMA-]

Bueno, a Ayumi no le tomó mucho tiempo quitarse a la Denpakei de encima, ella era el misil no-guiado de la secundaria Maijima, si se trataba de correr, no había muchas personas que pudieran seguirle el paso en la escuela… o en el país.

Ahora mismo, más bien, se encontraba en uno de los muchos tejados de la escuela, mirando al cielo. La chica entonces miró a su derecha, y su cuerpo pegó un respingo al ver que el alma de Keima se le estaba escapando por la boca.

-¡O-Oye, respira, respira, no mueras, elige vivir!-

Pasados unos segundos, tal parece que el alma del chico volvió a su cuerpo resignado, murmurando cosas como: "¿Para qué? probablemente Shino me persiga en el más allá"

Una vez que nuestro protagonista pareció recuperarse, solo entonces se fijó apropiadamente en Ayumi.

-¿…qué te pasa?-

-¿? ¿De qué hablas?-

Si dijéramos que tenía la piel del color de una manzana nos quedaríamos cortos.

-Pues… ¿Estás bien?-

-Sí, estoy bien… estoy perfectamente bien-

-Oh, bien-

Keima asintió, pero, el hecho de que hubiera gotas de sudor frío deslizándose por el cuerpo de Ayumi contradecía su propia declaración.

-…no, en serio, ¿Te ocurre algo?-

-¡Estoy bien! ¡Perfectamente bien! ¡Solo acabo de decir en público que estoy enamorada de ti! ¡Lo único que acabo de hacer es una declaración de guerra directa con cualquier mujer que ande detrás de ti! ¡SOLO ACABO DE ANUNCIAR PÚBLICAMENTE QUE SOY TU ESPOSA! ¡ESO ES TODO! ¡SOLO…!-

Mientras más segundos pasaban, tal parece que Ayumi más perdía la cabeza. Desgraciadamente una solución tosca como esa era justo como ella misma, ella solo chocaba contra los problemas de cabeza y los atravesaba con determinación y fuerza bruta, lo suyo no eran soluciones elaboradas que funcionaban como máquinas de Rube Goldberg.

-…-

Keima entonces la miró por varios segundos mientras su ataque de pánico continuaba y quejidos como: "De seguro se van a burlar de mí en el equipo de atletismo…" o "Cuando vuelva al salón nada va a ser igual otra vez" y continuó de esa manera hasta que… soltó un profundo suspiro.

-Supongo, que ahora mi vida no volverá a ser la misma-

Keima pestañeó.

-Si estás arrepentida, creo que puedo hablar con algunas personas para que borren las memorias de lo que pasó en el salón, no creo que se opongan a la idea-

Ella negó rápidamente con la cabeza, ignorando el hecho de que él había dicho algo completamente descabellado, lo que quería decir que no le estaba prestando mucha atención.

-No es eso, no es como si me arrepintiera de esto-

Su mirada se enfocó en un punto lejano del horizonte mientras su respiración se tranquilizaba. Ante esto Keima ladeó la cabeza.

-Pero, no entiendo, ¿Por qué hiciste algo así?-

Ayumi miró a Keima, ligeramente sorprendida de que no se hubiera dado cuenta, pero luego sonrió ligeramente, comprendiendo que lo que había hecho había sido así de drástico.

-…quería acercarme a ti-

Keima entonces pareció comprender algo, pero sin embargo decidió dejarla terminar de hablar.

-Cuando te vi allá atrás en el salón, abrazado por esa chica, mientras todo el mundo decía cosas de ti a tus espaldas… creo que comprendí algo-

Ella miró sus manos.

-Comprendí que… no puedo tolerar que la gente se meta contigo, incluso si tú estás bien con eso, yo no lo estaré. No es… justo que, teniendo sentimientos por ti yo no quiera hacer nada para ayudarte, ¿Qué soy, una princesa que solamente está ahí esperando a que tú aparezcas para ser feliz?-

Luego se rascó la mejilla mientras intentaba mirar a cualquier lado que no fuera el chico a su lado.

-Además, ayer, mientras estaba en tu casa, creo que finalmente comprendí una buena parte de ti-

Y luego, con más sinceridad de la que probablemente había querido, soltó unas palabras, que marcarían el inicio de otra era… por lo menos para ella.

-Tú, a tu propia manera… eres realmente increíble-

Luego ella sintió un calor esparcirse por su rostro.

Si tuviera que decir, a ciencia cierta, qué parte de Keima la atraía más, entonces su respuesta sería una…

Pasión.

De la misma forma en como ella era capaz de dejarse llevar por el atletismo, él era capaz de apasionarse sobre sus juegos, hasta el punto de que, aunque a primera vista pareciera algo asqueroso… bueno, lo que había logrado haciendo lo que hacía, decía mucho sobre su carácter como humano.

Y ella buscaba ese mismo sentimiento. Aunque era más correcto decir que se sentía atraída por ese sentimiento.

Uno de los problemas que ella había tenido al aceptar sus sentimientos por él era, más que la diferencia de status, su integridad. Es decir, enamorarse estaba bien y todo, pero si el chico del que te enamoras es un perdedor que no hace más que fantasear obviamente cualquier chica se sentiría extraña, e incluso triste.

En cambio, descubrir que no solo era una buena persona, sino escuchar algunas de las hazañas que había logrado de boca de una diosa, para luego descubrir que, realmente se esforzaba a su manera para ser mejor en lo que le gusta, y que no era simplemente un pendejo promedio… bueno, era… agradable.

Y era agradable de dos maneras, la primera, porque le hacía sentirse orgullosa del hombre del que se había enamorado, y la segunda, y en cierto sentido más importante, le hacía sentirse que no se había equivocado al enamorarse de él.

Y ella, quien se encontraba con un sonrojo cubriendo su lindo rostro, habló con voz suave.

-Quiero creer en este sentimiento… en ti. Quiero creer en esa emoción que me mostraste ayer mientras jugábamos en tu cuarto. Y justo como en ese momento… quiero ser alguien que sea capaz de hacerte sonreír de esa forma-

Luego se giró y miró a Keima a la cara... y al hacerlo sus ojos se abrieron como platos.

Una expresión, nada usual en él, se había apoderado de su rostro. Su boca estaba entreabierta, sus pupilas parecían dos puntos pequeños mientras la miraban, sus cejas estaban encorvadas hacia arriba… y todo su rostro estaba rojo, tanto como un melocotón maduro.

Ante esta para nada normal vista, Ayumi solo pudo reaccionar algo torpe.

-¿K-Katsuragi?-

-¡¿E-EH?! ¡¿A-Algo?! ¡Y-Yo… ah! ¡Esto!-

A juzgar por cómo el pelo marrón luchaba para siquiera formar una palabra y recobrar la compostura, la peli negra solo fue capaz de llegar a una conclusión.

-¿…Estás avergonzado?-

-¡T-Tonta! ¡P-P-P-Por supuesto que no! ¡Y-Yo no… podría…!-

Él decía una cosa, pero por cómo intentaba mirar a cualquier lado que no fuera la curiosa Ayumi, daba a entender que lo que decía estaba muy lejos de la realidad.

Ayumi no supo cuando una sonrisa se extendió por su rostro.

"Ah… así que también puede hacer esta cara"

Su inexpresión habitual era algo a lo que ella se había acostumbrado, pero claro, incluso él no era invulnerable a las circunstancias.

-((Woah, Ayumi-san, si yo fuera tú, intentaría tener más cuidado con lo que digo, este chico solo había estado acostumbrado a ser tratado mal por ti hasta hace una semana. Si haces algo así tan de repente, su pobre corazón no va a poder soportarlo…))-

"¡C-CÁLLLATE!"

Aunque lo negara con todas sus fuerzas, Keima sabía que la voz tenía razón. Ella nunca había sido tan amable con él, e incluso cuando lo era, nunca lo había sido por mucho tiempo, recibir tantas "buenas palabras" de ella, junto con todas las cosas que había dicho antes, todo eso sumado con el estrés que se había generado por la aparición de Amami, había provocado que una especie de subsistema aparentemente importante en su interior dejara de hacer su trabajo apropiadamente.

Ayumi por otro lado, se encontraba divertida mientras observaba el manojo de nervios en que había convertido a Keima con sus palabras.

Y quizás por eso fue que ninguno de los dos se dio cuenta del sonido de unos pequeños pasos que se detenían justo detrás de la banca, y…

-¿PERO, QUÉ, DEMONIOS, PASA, AQUÍ?-

En ese mismo momento, tanto los pelos de Ayumi como los de Keima se erizaron tanto que de un abrazo pudieron matar a alguien. Ambos se giraron entonces solo para toparse con…

-¿Tsukijo?-

-¿T-Tsukijo…san?-

Al parecer, tanta corredera había hecho que acabaran en el tejado en donde ella iba a mirar el cielo como parte de las actividades de su club, y la forma en como su aterciopelada voz se quebraba en un tono más grave al hablar decía mucho sobre su estado de ánimo.

Los hombros de la rubia empezaron a temblar mientras miraba de Keima a Ayumi y de Ayumi a Keima.

-No solo están coqueteando en mi presencia… ¿¡Sino que encima lo hacen en mi banca!?-

Solo entonces Keima cayó en cuenta de que la banca en la que estaba sentado era casualmente la misma en la que conoció a Tsukijo.

-¡Espera, Tsukijo! ¿¡Por qué estás aquí!?-

-¡Tengo actividades del club de astronomía!-

-¡Pero si aún no es de noche!-

-¡Detalles sin importancia!-

Al mirarla entonces se dio cuenta de cómo Luna empezaba a cobrar vida. Esto envió señales de alarma por todo su cuerpo, pero para cuando reaccionó, ya era tarde. Harta de tanta cháchara inútil, Tsukijo entonces cerró los ojos y gritó con fuerza.

-¡LUNA!-

La muñeca entonces levitó frente al incrédulo dúo. Y casi al instante las baldosas se despegaron del suelo y la madera de la banca empezó a retorcerse, forzándose fuera de los clavos que la mantenían fija, haciendo que Keima y Ayumi tuvieran que retroceder.

Desgraciadamente, todo el jaleo anterior había hecho que la cabeza de Keima se encontrara demasiado aturdida, así que una excusa que fuera capaz de detener este embrollo no iba a salir en un buen rato.

Keima entonces miró como los escombros flotaban frente suyo, de repente todos se detenían y parecían apuntarle. El chico entonces miró a Ayumi, quien no sabía cómo reaccionar… y luego salió corriendo.

-¡Ah! ¡Hey, Keima, vuelve aquí!-

Las dos chicas entonces vieron perplejas cómo Keima arrancaba a correr, de forma que Luna le lanzó los escombros. Izquierda, derecha, arriba… sin importar cuántos le lanzó, Keima se las arregló para esquivarlos todos y llegó a la puerta que daba a las escaleras.

Tsukijo solo miró la terraza semi destruida que había dejado atrás, y luego de un par de segundos pareció relajarse, y una vez hecho esto, miró a la nerviosa Ayumi a los ojos.

-…-

-…-

Ambas se estaban contemplando, pero Ayumi rompió el silencio.

-¿Cómo nos encontraste?-

La rubia miró a la corredora por unos segundos antes de que Luna volviera a su lugar en sus brazos, y los objetos aun flotantes cayeran al suelo con un sonido seco, solo entonces decidió responder.

-…La chica que los estaba persiguiendo fue muy clara sobre a quién estaba buscando, en cuanto pasó al lado de mi salón gritando "Keima", solo fue cuestión de pedirle a Luna que me dijera en dónde estaba… pero nunca me dijo que estaría con una chica-

La chica petit miró acusatoriamente a su muñeca, haciendo que esta cobrara vida por unos segundos para responder.

-Lo siento Tsukijo, el aura de Mercurius la ocultó por completo-

Luego Luna miró directamente a Ayumi.

"M-Mel, ¿Hiciste algo?"

En su interior Mel pareció bostezar antes de responder.

"…Tengo puesto un hechizo de ocultamiento sobre nosotras permanentemente para evitar que nos detecten con magia de rastreo, probablemente mi hermana se confundió con eso"

"A-Así que fue eso"

Luego ambas chicas se miraron sin saber bien cómo interactuar la una con la otra.

-…No te voy a dar a Keima-

Ayumi se sorprendió tanto por la determinación en las palabras de la chica, que retrocedió un par de pasos… Pero luego una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Lo siento, pero no planeo perder contra nadie esta vez-

Así es, no esta vez. Estaba cansada de retroceder. Y más importante… estaba cansada de echarle la culpa a él.

"Incluso, incluso aunque fueses tú… Chihiro"

La diferencia más grande entre la Ayumi actual y la de hace una semana radicaba enormemente de un solo punto: Su opinión de Keima. Hace una semana ella pensaba que él era un chico solitario que sufría por no tener amigos y se escapaba a sus juegos para poder ser feliz, esto era en parte porque él le había hecho pensar eso, un ejemplo era el hecho de que deliberadamente desordenara la habitación de Elsie y pusiera basura por aquí y por allá para que ella lo viera. Lo que Keima había hecho en ese momento era, en esencia, completar la malinterpretación que la mayoría de la gente de su escuela pensaba era su yo real.

Pero como ella ha estado diciendo desde hace un rato para acá, su opinión de él había cambiado drásticamente en los últimos días; había visto más lados suyos, había comprendido varias cosas, y se había llevado varias sorpresas haciéndolo. Poniéndolo de forma sencilla, había podido apreciar varios de sus puntos buenos como era debido.

De esta forma, al mejorar su imagen del chico, la resolución de Ayumi de querer estar con él había subido un buen trecho… hasta el punto de que ahora era capaz de, no solo plantearse el tomar la iniciativa de acercarse a él, sino el querer estar de su lado… parecía una tontería, pero ella sentía que sin esa pequeña estupidez ella no hubiera sido capaz de encarar a Tsukijo como lo acababa de hacer.

Y Tsukijo, al escuchar sus palabras, solo pestañeó mientras una incomodidad se apoderaba de ella, incomodidad que se filtró con un poco de inseguridad por su voz al hablar.

-Cuando Luna habló con nosotras el Lunes, no parecías tan decidida a estar con él… ¿Por qué de repente ahora lo quieres con tantas ganas?-

Ayumi había estado esperando una pregunta como esa desde que ellas empezaron su conversación.

-Pues, dicho de un modo, le he conocido mejor, y de alguna forma, tal parece que mientras más cosas de él descubro más termina gustándome-

La radiante sonrisa despreocupada de Ayumi hizo que el rostro de la rubia empezara a temblar, pero para cuando abrió la boca para responder, la corredora se le había adelantado.

-Es decir, solo mira lo que acaba de pasar. Aún me siento celosa y me molesta que tú y las demás lo persigan, pero si fuera la yo de antes, solo verte me hubiera puesto insegura, algo como "ah, es cierto que hay otras chicas interesadas en él, ¿realmente vale la pena perseguirlo?"-

Luego Ayumi la miró a los ojos.

-…Pero tú también lo viste, ¿Verdad?-

Tsukijo apretó la mandíbula mientras recordaba lo que había pasado.

Así es. Keima no solo se había ido corriendo, antes de hacerlo, miró a Ayumi, y luego decidió largarse.

-…Si fuera la yo de antes, me hubiera sentido muy confundida al verlo huir de esa manera, pero ahora que lo entiendo mejor, sé que no estaba haciéndolo por vergüenza ni nada-

Luego se rascó la nuca con la misma sonrisa mientras sus ojos se cerraban.

-Sé que no lo admitirá si se lo pregunto… pero ahora estoy segura. Estaba preocupado por mí, y por si saldría herida, de alguna manera es como si se sintiera culpable por algo, y seguramente no quería que nos peleáramos por él, así que se llevó el problema con su presencia-

Ayumi y Tsukijo se contemplaron mutuamente por algunos segundos más, hasta que finalmente la corredora soltó un leve "nos vemos" y se dirigió a una de las salidas mientras Tsukijo iba a la otra. Pero justo antes de pasar por el umbral, la rubia se giró y miró la espalda de la peli negra desaparecer por las escaleras.

-…Esto es problemático Tsukijo-

La muñeca en sus brazos se retorció un poco antes de hablarle con franqueza a su portadora.

-Cuando hablé con todas ustedes ese día, esa chica era la que menos sentimientos albergaba por ese hombre… pero ahora…-

Tsukijo no necesitaba que Vulcan terminara esa oración. Takahara Ayumi había decidido ir a por Keima sin ninguna restricción, era así de simple.

Y eso era malo… en varias maneras, aunque la principal era que, obviamente, el número de sus rivales activas se incrementaría.

-…Tsukijo… ¿Realmente tiene que ser él?-

Tsukijo miró a Luna directamente, y dejó salir un hondo suspiro.

-Luna, ya hablamos de esto, ¿Verdad?-

-Sí, pero… solo digo, en el mundo debe haber muchos hombres con más clase y con más belleza que ese hombre, ¿Por qué no puedes olvidarte de él y…?-

-¡Luna!-

-…-

-…-

-…lo siento-

Que su usualmente calmada portadora alzara la voz la hizo estremecerse hasta el punto en que decidió no continuar hablando.

-Lo siento Luna, pero para mí tiene que ser él; no puede ser nadie más-

-Sé lo que piensas, pero es que aún no lo entiendo-

El deje de frustración en la voz de Luna logró hacer que Tsukijo esbozara un rostro amargo por unos segundos, antes de negar con la cabeza y sonreírle a su muñeca.

-Lo dije antes, ¿Verdad?, Hay… algo en él, un no sé qué que simplemente me atrae mucho… como decirlo, es agradable estar a su lado-

-…-

-Aún no me agrada en lo más mínimo saber que ha estado con otras mujeres… pero tampoco era como si pudiera evitarlo, todos pudimos haber muerto-

-…-

-Además… no puedo dejarlo cuando lo veo así-

-Te refieres a…-

El rostro de la chica petit bajó y subió.

-Incluso ella se ha empezado a dar cuenta-

Luego de eso ella se sentó en las escaleras mientras dejaba que la brisa moviera sus cabellos y acariciara su piel con su tacto.

-Keima no se encuentra bien. Desde hace una semana, y justo ahora, es muy obvio que está pasando por un momento muy difícil-

Los ojos de su muñeca parecieron reflejar la luz del Sol mientras la miraba directamente.

-…Ciertamente. Aunque me desagrade, lo cierto es nunca pensé que ese hombre sería capaz llorar como lo hizo sobre ti-

Tsukijo asintió mientras se concentraba en revivir ese Martes de la semana pasada.

-POR SUPUESTO QUE ME PREOCUPO POR TI! BAKA!- {{Cap 8}}

-…porque?-

-…Quiero ayudarlo. Nunca lo había visto tan asustado, tan triste. En ese momento estaba sufriendo… no, me atrevería a decir que aún lo hace, pero no quiere que le ayudemos por alguna razón-

Luna pareció inclinar la cabeza por unos segundos antes de encararla otra vez.

-No es que no confíe en que pueda salir adelante solo… ¿Pero sabes Luna? Cuando lo veo, a veces me da la sensación de que, incluso si fuera a irse al mismísimo infierno, no le pediría ayuda a nadie-

Era extraño, ¿No? Él no era una persona tonta, pero Tsukijo sentía que, si se trataba de una situación difícil, él no dudaría en hacerse daño a sí mismo si eso le ayudaba a superar el problema.

Luego extendió sus brazos al frente mientras aún sostenía a Luna, y ambas se miraron a los ojos.

-…Cuando intenté alejarle de mí aquella noche en el tejado, saltó en el aire y me agarró sin siquiera pensarlo dos veces. Y luego, durante esa semana, aunque le golpeaste un montón de veces, igual se siguió levantando. Y estoy segura de que no solo lo hizo conmigo, sino muchas otras veces-

-…-

Las cejas de Tsukijo se curvaron hacia arriba mientras su boca se acomodaba hasta parecer una línea recta.

-No creo que se odie a sí mismo, entiendo que solo lo hace para cumplir su misión. A decir verdad, para mí, esa parte de él es casi adorable, no creo que no haya mujer a la que no le encante un hombre que sea capaz de llegar tan lejos por aquello que cree correcto… pero a veces me da miedo. Después de escuchar de ti todo lo que hizo esa semana y juntarlo con sus palabras del día que conseguiste tus alas, da la impresión de que no le molesta lo mucho que tenga que lastimarse para cumplir con un fin-

Vale, ella sabía que era un momento crítico, y sabía bien lo que pasaría si él no se forzaba un poco, no es que estuviera en contra de lo que hizo; además, ciertamente Keima no era un suicida. Pero… había algo extraño.

-Aceptaré cualquier castigo más tarde… ¡Pero por ahora necesito que me ames un poco más!-

De alguna forma, casi parecía que, realmente Keima hablaba en serio aquella vez, casi como si supiera que lo que estaba haciendo era algo imperdonable.

De casualidad… ¿Qué hubiera pasado si… si ella le hubiera hecho algo horrible en compensación? ¿Lo habría aceptado con esa misma cara? ¿Sin chistar?

De un tiempo para acá, y mientras más interactuaba con él, más le empezaba a parecer que ese era el caso.

Tsukijo entonces miró entonces al fondo de los ojos de su muñeca.

"¿…Eso es algo bueno?"

[-MIENTRAS TANTO, CON KEIMA-]

El chico se encontraba jadeando mientras se apoyaba de un pilar en la entrada del edificio escolar. Había terminado ahí después de correr como loco intentando perder a Tsukijo, él realmente no sabía si la había perdido, o si ella no lo había perseguido en primer lugar, pero, de cualquier forma, funcionaba un poco a su favor el estar solo.

Nuestro prota entonces miró como la brisa mañanera mecía la grama y las ramas de los árboles, generando esa agradable sinfonía que relajaba a muchas personas… cosa que lo incluía a él. Así que caminó hasta encontrar uno de los árboles con más sombra y decidió recostarse debajo de él.

Mientras su cuerpo se acostumbraba a la sensación de las hierbas debajo de él, el chico entrecerró sus ojos mientras sus pensamientos aceleraban cada vez más y más.

Más en específico, hasta antes de que Amami apareciera. Desgraciadamente, con cómo estaban las cosas respecto a sus conquistas, parecía ser que la única cosa que podía hacer era…

"Volver a acercarme a ellas, y hablar con Haqua, ¿Supongo?"

No era como si realmente quisiera verse envuelto en problemas otra vez, pero si necesitaba información, acercárseles otra vez era quizás la única manera, espiarlas con Elsie estaba bien, pero no había garantía de que fuera a obtener algo de utilidad, no era como si ellas convenientemente tuvieran diálogos en voz alta mientras estaban solas, o tuvieran diarios… espera.

"¿Diarios?"

Keima entonces concentró su mirada en cada una de las hojas del árbol sobre él.

"…Eso podría ser útil… no no, olvídalo Keima, es muy arriesgado, ¿Quién sabe lo que pasaría si llegan a atraparte en el acto? Ya he tenido suficiente de meterme a casas ajenas por un tiempo"

Luego puso sus dos brazos detrás de su cabeza para improvisarse una almohada.

"Desgraciadamente, no puedo hacer nada sobre quien sea que esté haciendo esto, no sé mucho sobre cómo funcionan las cosas allá abajo, eso es un problema. De ser posible, me gustaría hablar con Haqua"

El asunto era, que no quería revelarle lo que había pasado a la peli morado.

"No es que no quiera hacerlo, pero conociéndola, lo más seguro es que no sea capaz de quedarse callada al respecto. Estoy casi seguro de que la razón por la que no volvió hasta ese momento de esa semana se debe a que soltó algo innecesario en la reunión a la que iba a ir y Vintage la retuvo o algo"

No es que la honestidad fuera algo malo, pero si poseer ese conocimiento la perjudicaría o no… Keima no quería que le pasase algo malo a Haqua por culpa de saber cosas que a lo mejor no debería. E incluso si ella se mantuviera callada, todavía existía la posibilidad de que alguien monitoreara sus movimientos sin ella saberlo.

"A decir verdad, toda esta situación es muy confusa. Yo no puedo resolver este problema solo, y no solo no sé en quién podría confiar, sino que encima no sé si contando con alguien podría solucionar esta situación"

Obviamente los altos mandos del infierno no estarían de acuerdo en devolverle sus memorias a las conquistas de Keima, hacer eso sería meterse con el camino del escuadrón de espíritus prófugos, cosa que no tenía sentido si lo que quieren es capturarlos a todos. Lo que quería decir que quien estuviera haciendo esto estaba haciéndolo solo, o con un grupo que trabajaba de incógnito.

Lo más confuso, sin embargo, era que no entendía por qué lo estaba haciendo. ¿Qué ganaban de devolverle sus memorias a sus conquistas? Definitivamente nada que el chico pudiera entender.

Su problema más grande en este momento era la falta de conocimiento.

Desgraciadamente, las hojas del árbol no parecían tener las respuestas, así que frustrado, Keima cerró los ojos y se concentró en la suave sensación del aire rozando su piel, filtrándose por su ropa, y enfriando su cuerpo. Sus párpados fueron pesando cada vez más y más en respuesta, sus extremidades se acomodaron, y su mente empezó a despejarse.

…Y sin darse cuenta, Keima se quedó dormido.

[-MIENTRAS TANTO, CON OTRA PERSONA-]

Si dijéramos que los días de Shiomiya Shiori eran aburridos y monótonos sería una media verdad. El hecho era que realmente viajaba a otros mundos, vivía aventuras impresionantes y encarnaba dramas de la leche casi a diario… desde la comodidad de su asiento en la biblioteca claro está.

Sin embargo, de un tiempo para acá le había dado por querer salir a leer sus libros en otro lado, desde que su puesto como bibliotecaria la obligaba a quedarse en la biblioteca, ella aprovechaba las pocas ocasiones en las que no era su turno para leer en otro lado.

Lo hacía por dos razones, la primera, para tomarse un respiro y cambiar de aires. Y la segunda… por la vocecita insistente en su cabeza perteneciente a cierta diosa con apariencia de niña.

Minerva era… una buena chica, pero tenía la costumbre de emocionarse con demasiada facilidad si se trataba de una historia. Desde que ambas se habían abierto la una a la otra, frecuentemente ocurría que cuando Shiori llegaba a una parte intensa, interesante o aterradora de un libro, en su cabeza se empezaban a escuchar cosas como "Mmmmm~" o "Ooooh~" o "Awawawawa~".

Shiori por lo general podía ignorarla, pues ella misma era capaz de crear una especie de mundo aparte para sumergirse en las páginas de sus encuadernados amigos producto de la experiencia de haber leído por tanto tiempo de su vida, pero había ocasiones en las que los sonidos que hacía su diosa la agotaban un poco. Y no era para menos, escuchar la voz de otra persona le daba la impresión de estar leyendo para alguien más.

No era algo malo ni insoportable… pero sí era agotador.

Esa era la razón por la que, particularmente este día, nuestra bibliotecaria favorita estuviera rondando por ahí, libro en mano, en busca de un buen lugar donde beberse el café enlatado que había comprado en una máquina expendedora esa mañana mientras exploraba las aventuras de un viajero que aparentemente había encontrado una gema capaz de leer mentes.

Y mientras la voz de Minerva le recordaba nerviosamente a Shiori que debería estar en clases y no leyendo en algún rincón de la escuela, se acercó a un árbol que parecía tener una agradable sombra alrededor de su base.

Sin prestarle mucha atención a su alrededor, Shiori acomodó su falda y tomó asiento justo en la base del árbol, y usó el tronco como espaldar. Entonces su libro pareció darle la bienvenida mientras las hojas pasaban de un lado a otro al tiempo que sus dedos buscaban ágilmente la página en la que se había quedado.

Luego de ubicar la página, Shiori se dispuso a destapar su lata de café con una mano, y procedió a darle un par de sorbos antes de colocarlo en algún sitio del suelo a su izquierda, todo esto sin apartar su mirada de su libro en ningún momento.

Quizás ese fue su error.

Pues para cuando el sonido de algo volcándose la hizo voltearse, se dio cuenta de que la lata que había colocado tan descuidadamente yacía en un ángulo completamente horizontal mientras sus contenidos se esparcían sobre las ropas de alguien.

Suerte que la brisa lo había tibiado un poco, o de otra forma la victima de su negligencia se le hubiera lanzado encima con gritos y exaltaciones varias… su peor pesadilla.

-¡L-L-L-Lo siento mutzo! ¡Y-Y-Y…!-

Pero antes de que pudiera terminar su frase, y antes de que se diera cuenta de que se había tropezado con su lengua al hablar, Shiori se percató de quién tendría una mancha oscura en su uniforme por el resto del día.

"¿¡K-Katsuragi-kuuuuuuuuuun!?"

Shiori entonces entró en pánico.

"¡¿E-E-Eh?! ¡¿Pero qué hace aquí?! ¡Y encima le derramo mi café encima! ¡Ah, tonta tonta tonta! ¡Y no se está moviendo! ¡¿Ésta es la ley del hielo de la que tanto he leído?! ¡¿Me odia?! ¡Me odia tanto que ya no quiere ni hablarme! ¡No me odies por favor! ¡Ah! ¡Soy un fracaso como mujer! ¡¿Qué voy a hacer ahora?! ¡Debí haber…!"

"¡S-S-Shiori! ¡T-Tranquilízate! ¡Está dormido! ¡Shiori!"

Los caóticos y complejos pensamientos de Shiori fluctuaban tan violentamente que, en su interior, Minerva se empezó a marear, cosa que volvió algo normal el que la peli azul se apresurara a detener a su portadora.

"¡Aaaaah! ¡Lo lamento tanto! ¡No era mi intención! ¡Yo…! ¿Eh?"

Luego de varios segundos de perder la cabeza mientras sacaba un pañuelo blanco y desesperadamente limpiaba lo que podía del brebaje negro, la bibliotecaria finalmente se dio cuenta de que el chico estaba dormido. En su interior, Minerva dejó salir un suspiro de alivio ante el suceso.

-…-

"Está dormido"

Cuidadosamente terminó de medio limpiar la tela roja, y luego de colocar el usado pañuelo a un lado, Shiori se quedó mirando el rostro de Keima. Estaba bastante tranquilo, y de alguna forma el cómo el aire hacía bailar levemente los mechones de su cabello al son de las hierbas debajo de su cuerpo le daba una atmósfera algo fantástica.

Luego Shiori miró a izquierda y derecha con cautela antes de centrar con más atención su mirada en el chico.

"Parece… muy tranquilo"

El rostro de la chica se suavizó un poco mientras se acomodaba un poco para poder observarlo mejor desde donde estaba.

"Me pregunto, ¿Qué clase de sueño estará viendo ahora?"

Con curiosidad, sus ojos escanearon las facciones de Keima en busca de una pista que le permitiera hacerse una idea de qué clase de experiencia estuviera protagonizando en su interior en ese momento. Desgraciadamente, tal parece que su rostro se rehusaba a revelarle algo de información. Decepcionada, Shiori regresó a su posición original mientras encaraba el pequeño horizonte donde lo único interesante que podía verse era la arboleda rodeando al viejo teatro de la escuela.

Luego su mirada se dirigió al pacífico dormilón a su lado, y contempló algo extrañada sus gafas rotas, su insignia casi a punto de soltarse, y su uniforme desaliñado.

"…me gustaría saber qué pasa por su cabeza, aunque sea solo una vez"

Luego su imaginación la llevó a recorrer algunas de las posibilidades que se había imaginado. ¿Pensaría en jugar con esa consola que llevaba todo el tiempo? ¿Pensaría en querer hablar con algún amigo? ¿Pensaría en alguien cuando estaba solo? En un par de segundos imaginó todo eso y más cosas.

En su interior, Minerva pareció notar algo.

"…jeje"

"¿? Esto, ¿Ocurre algo?"

Shiori y Minerva no hablaban mucho entre ellas, pero el que la pequeña se echara una pequeña risita había sorprendido a la bibliotecaria, quien nunca la había escuchado reír. Minerva entonces decidió responder a la pregunta de la peli negra.

"Es solo que… de alguna forma… la manera de pensar de Shiori sobre ese hombre justo ahora se pareció mucho a cuando lees un libro"

Los ojos de Shiori se expandieron un poco en sorpresa por dicha afirmación.

"Tú… ¿Crees?"

"S-Si… eso creo"

La algo perpleja bibliotecaria volvió a mirar el rostro del chico dormido a su lado. Luego dejó de usar el árbol como espaldar y se giró un poco para poder contemplar la rara y pacífica imagen a su lado con más detenimiento.

"…Como un libro, supongo que tiene algo de sentido"

En efecto, aunque pareciera extraño, en lo que respecta a Shiori, Keima se parecía más a un libro. Y uno bastante extraño ya que estamos. Es decir, personas que fueran extravagantes las había encontrado por todos lados en sus muchas lecturas, y personas que se le parecieran al chico las había leído por todos lados.

Pero el chiste era ese, solo las había visto en libros, nunca en el mundo real. Los personajes en una historia no eran realmente personas reales, ni nunca deberían estar hechos solo para parecerse a un humano real. De hecho, sus peores lecturas nacían en su mayoría de autores presumidos que querían hacer personajes excesivamente complicados solo para hacer personajes realistas sin ningún objetivo concreto, lo que llevaba a que la historia terminara volviéndose excesivamente compleja, y que todo aquello que el escritor quería supuestamente transmitir con ella se perdiera entre las olas de descripciones y detalles que solo ocupaban espacio y no tenían una genuina razón de ser.

Un protagonista o un personaje secundario no existían en un libro solo para ofrecer una experiencia realista. Los personajes en una historia realmente representan ideas, e ideales que sirven para dar a entender un punto o enseñar una lección.

Viéndolo en un sentido, esa era la razón por la que en las mejores historias todo siempre parecía encajar, y en las malas historias siempre quedaban cabos sueltos por todos lados. En una historia todo siempre tiene que tener un sentido y un por qué, porque de otra forma, lo que se haría sería hacer perder tiempo a quien sea que estuviese contemplándola.

Los personajes de una historia son la extensión a través de los cuales exploras el mundo de la historia, toda su concepción debe de estar pensada precisamente para tener un inicio, un desarrollo, y un desenlace apropiado. Básicamente: Los personajes de una historia no están hechos para ser iguales a los humanos reales, porque no siguen la misma naturaleza.

Y, sin embargo, el chico de las gafas sospechosamente rotas que se encontraba a su lado se parecía a uno. Los personajes de un libro no eran compatibles con el mundo real… pero él se parecía a uno.

La irracionalidad, la incoherencia, la ambivalencia de los humanos, no parecía estar dentro de él. Era un travesti, un adicto a su consola, extremadamente impredecible, y aparentemente solitario; no sería extraño que al verlo con todo eso en mente no sintiera un poco de miedo, o alguna especie de emoción negativa, pero justo en ese momento mientras lo miraba, lo único que sentía en él era… ¿pureza?

…Casi como, como una especie de caballero salido de un cuento de hadas.

"¿…Por qué será?"

Con más curiosidad en su mente que otra cosa, Shiori acercó su rostro al de Keima para verle mejor, logrando que unos mechones negros se le abalanzaran al rostro del chico. Y quizás fue por toda la atención que le estaba dedicando que se exaltó en sobremanera al ver como sus facciones se alteraban.

"¡Se despertó, se despertó!"

Shiori hizo ademán de disculparse cuando Minerva se apresuró en reafirmarle que él chico seguía dormido. Aparentemente funcionó, ya que la bibliotecaria se calmó antes de observar que más que despertarse, Keima se encontraba revolviéndose algo incómodo en su sueño.

-nnn…-

El rostro de Keima entonces se contorsionó algunas veces más antes de finalmente quedarse quieto. O así debió ser, al menos; la expresión que quedó en su rostro traicionaba toda señal de calma.

"¿Está triste?"

Los ojos de Shiori se volvieron dos escáneres que revelaron una inusual respuesta. Y luego, sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, una vacilante mano se acercó hacia la frente del chico… y la empezó a acariciar.

"¿…Eh? ¿¡Q-Que estoy haciendo!?"

Ella se apresuró a apartar su mano, solo para mirar avergonzada al rostro del chico, casi esperando que le brincara encima y le gritara o algo. Sus preocupaciones resultaron ser innecesarias dado que aún estaba en modo "Suspensión".

Con su mano aún en el aire, Shiori entonces tragó saliva y lo miró con ojos temblorosos por varios segundos, antes de hacer algo que en su opinión era la cúspide de la vergüenza y la indecencia más extremas… le volvió a acariciar.

-…-

"Algo debe estar claramente mal conmigo. En los libros, cuando la chica hace esto es el chico el que se sonroja, pero ahora que yo lo hago, soy yo la que se avergüenza"

Y razón no le faltaba, en ese momento se encontraba incapaz de mirar a Keima al rostro, muy a pesar de que estaba dormido y ella solamente estaba acariciando un poco su cabello y parte de su frente. Mas, sin embargo, luego de unos segundos, finalmente reunió el coraje para voltearse, y al hacerlo, aunque dudosa, se encontró con… que Keima se había calmado.

Su rostro se volvió extrañamente pacífico de nuevo, sin dejar rastro alguno de su inquietud anterior. Shiori quedó embelesada por unos pocos segundos al verle recuperar la paz en su sueño.

-…Ojalá se quedara dormido… un poco más-

Shiori empezó a sonreír sin darse cuenta mientras se acercaba hasta quedar sentada justo al lado de la cabeza de Keima, y con su desatendido libro en su regazo, entonces se dedicó felizmente a memorizar cada centímetro del rostro y el pelo del chico a través de sus dedos y su palma.

Si le sumamos a todo eso la brisa que tumbó un par de hojas del árbol y meció las hierbas, el cabello y parte de las ropas de la parejita, tendríamos una imagen casi irrealista. La falta de gente a su alrededor, por otro lado, acentuaba más la delicadeza de la escena.

…Parecían sacados de un cuento de hadas, esos dos.

[-MIENTRAS TANTO, EN OTRO LADO-]

Ya era extraño de por sí que, con lo supuestamente molesta que estaba esa mañana, Elsie no hubiera reaccionado ante la aparición de Amami. Pero la explicación para esto era el sencillo hecho de que no estuvo allí cuando ella llegó. Para ser más precisos, en algún momento del inicio de clases ella había dejado un muñeco bastante realista hecho del hagoromo. Era un muñeco en el que había puesto más magia de la habitual. Y una vez satisfecha de que probablemente su hermano no notaría la diferencia si no lo miraba por más de unos segundos, se fue de la escuela.

¿Con cuál rumbo? Francamente, ni ella tenía mucha idea, lo único que se le ocurrió fue volar y sentir la brisa del aire rozar su rostro mientras contemplaba las vistas desde arriba. Desgraciadamente, su estrategia para intentar despejar su mente no funcionó como ella esperaba, y más temprano que tarde decidió bajar y ponerse a andar por ahí.

Y mientras lo hacía, iba soltando suspiros a diestra y siniestra, denotando que obviamente algo le estaba pasando.

"Sé que no debería de estar celosa… ¡Lo sé!... Pero…"

Su corazoncito le dolía, y no precisamente por alguna enfermedad. Vale, que ella entendía que no se podía evitar que Keima tuviera tanta atención de otras chicas, pero es que igual el ardor en su pecho no se quería ir. Para empezar, no estaba acostumbrada a ese sentimiento tan salvaje, y, en consecuencia, no era capaz de lidiar adecuadamente con ciertas situaciones.

Mientras arrastraba sus pies sobre el pavimento, Elsie sentía una nube en su cabeza que le impedía estar en paz… enamorarse era difícil. Vaya que era difícil.

"Ahora admiro mucho más a Tenri-san"

El que su vecina fuera capaz de soportar saber lo que su primer amor había tenido que hacer con varias mujeres, decía mucho sobre su fuerza de voluntad. En comparación, Elsie se sentía inferior.

"…"

Y de esa forma, con pensamientos bamboleantes y frágiles, los pies de Elsie la hicieron llegar hasta un parque en algún extremo de la ciudad. Allí el aire era fresco, o eso pensó, y contempló cómo el pequeño parque estaba atrapado entre los muros de tres viviendas de dos y hasta tres pisos, solitario y con algunas bancas hechas de lo que parecía ser cemento pintado, algunas de un color, otras de otro.

Era extraña la ubicación, pero curiosamente, el que el parque tuviera vista directa al mar parecía justificar un poco la buena cantidad de asientos que había en sus entrañas. No tenía muchos árboles, pero con los pocos veinte metros de ancho y quince de largo que tenía el lugar, no parecía haber muchas razones para sembrar en primer lugar.

Pero, quizás, lo que le había llamado la atención a Elsie de todo este recinto no eran los coloridos asientos, o el pasto artificial debajo de ellas, o los imponentes muros que cubrían tres de los cuatro flancos del parque, sino la plateada cabellera que se asomaba por encima de uno de sus asientos y que, contrario a lo que uno pensaría por sentido común, indicaba que quien fuera su propietario, estaba viendo al muro, y no a la vista costeña que se encontraba ciento ochenta grados detrás.

Así que caminó hasta acercarse a la banca, la rodeo por el costado, y sus ojos enfocaron la delicada figura enfrente suyo.

-Sasae…sensei-

Ante el estímulo sonoro, la peli plata pareció salir de un pequeño transe, y con un rostro algo perplejo se giró y su mirada encontró a la de Elsie.

-Tú, ¿Qué haces aquí?-

Elsie parpadeó algunas veces para centrarse antes de responder.

-Ah, yo… tenía algunas cosas que pensar-

La clara luz del Sol y el cielo azul que las cubría a ambas fueron más que suficiente para que Sasae se diera cuenta de que el intento de sonrisa de Elsie ocultaba alguna que otra cosa debajo. Ante esos momentos la peli plata tenía por norma general el mostrar una sonrisa simpática y ofrecer una mano.

-¿Quieres hablar de ello conmigo? Mira que ahora tengo que ayudar a las personas en problemas-

Las palabras de Sasae llevaron la mirada de Elsie a su cuello, en donde un característico collar morado ahora yacía tranquilamente. Luego de que sus palabras terminaran de hundirse en su cabeza, la demonio no pudo evitar una sonrisa. Y solo entonces, Elsie terminó por sentarse al lado de la humana, y solo fue entonces en que se fijó que ese asiento era el único que no daba vista hacia el mar.

Y mientras Elsie contemplaba el muro y Sasae contemplaba a Elsie, la demonio solo pudo hablar con voz sincera.

-Pues… c-cómo decirlo… yo…-

-Te enamoraste de él, ¿Cierto?-

-¿Eh?-

Los ojos de Elsie se abrieron en sorpresa y se giró solo para encontrarse a la sonrisa conocedora de la peli plata.

-Sí, te enamoraste de él, pero hay algo que te molesta. Si tuviera que adivinar… ¿Es por el trabajo de los dos?-

La boca entreabierta de Elsie empezó a temblar al escuchar a Sasae prácticamente dar en el clavo con todas sus preocupaciones.

-Viendo lo que hizo conmigo, entonces no sería sorpresa alguna que las otras mujeres con espíritus prófugos se enamoraran de él… y eso te pone celosa-

-…-

-O más que celosa… te hace sentir mal porque sabes que no puede evitarlo, pero te molesta que otras se le acerquen de todas formas, así que estás en conflicto contigo misma-

-…Sí, en resumen-

Elsie solo fue capaz de asentir mientras miraba al Muro de cemento enfrente suyo. Ante su respuesta, Sasae solo pudo encarar al mismo muro, en donde los caminillos de cemento parecían formar patrones diferentes para cada una.

-¿Y por qué tienes que sentirte en conflicto?-

Elsie abrió un poco los ojos mientras Sasae la miraba fijamente.

-Estás enamorada de él, es natural que te sientas celosa, entre y tanto entiendas que no deberías de condenarlo por eso, estarás bien-

Sasae se encogió de hombros ante su propio comentario. Luego de notar la confusión en el rostro de Elsie, decidió ahondar.

-Es decir, lo quieres, él no puede evitar relacionarse con otras mujeres por su trabajo, y tú seguramente no le has dicho nada. No te queda de otra que aprender a aceptarlo tal cual o vas a sufrir mucho-

Escucharlo venir de otra persona era reconfortante en cierta medida, y razón no le faltaba. Elsie no podía simplemente echarle la culpa a Keima y molestarse con él cuando ella misma fue la que le insistió en que actuara de "esa manera" con las demás en primer lugar. Con todo esto en mente, fue capaz de relajarse lo suficiente como para pensar de forma clara.

"…Cuando vea a Nii-sama voy a disculparme por lo de esta mañana, lo que sea que haya hecho con Kanon-chan seguramente no se pudo evitar, seguro hay una razón detrás"

Mientras este pensamiento cruzaba su mente, Los ojos de Elsie reflejaron una profunda reflexión. Sasae la ojeó tranquilamente y luego concentró su mirada en el cemento sin frisar del muro de enfrente, donde el material gris empezaba a formar patrones a petición de su cerebro.

-Elsie… si pudieras escucharme sobre esto que tengo que decirte…-

El tono serio de la peli plata logró hacer que ahora fuera Elsie la que la mirara con atención, extrañada.

-Yo… voy a irme a Narusawa-

-¿Eh?-

-Sí, bueno… esa es la zona de Hel-chan y, creo que sería mejor si dejo que nuestras vidas se separen ahora que puedo-

Elsie parpadeó algunas veces, su confusión latente en su rostro, mientras intentaba desmenuzar los motivos por los cuales la peli plata haría tal cosa.

-Creo que lo mejor será si Keima se olvida de mí, y continúa con su vida-

-¡E-Eso…!-

-Es cierto-

La franqueza de sus palabras la hicieron callar.

-Mira, no voy a pretender que simplemente puedo hacer borrón y cuenta nueva con mi vida… no quiero ser tan hipócrita-

Las cejas de Elsie se fruncieron en un ceño que extrañamente iba a juego con su boca entreabierta.

-¿…Sabes? Es un chico muy singular, y he conocido gente rara en mi vida, créeme-

Ambas asintieron inexplicablemente al unísono mientras sus labios dibujaban dos líneas rectas.

-Pero, incluso si tú puedes ver algo bueno en su personalidad, yo… para mí es difícil verlo así-

Solo entonces Elsie fue capaz de contemplar cómo las facciones de la peli plata se contorsionaban y sus ojos color cobre parecían centrarse en un punto más lejano que el muro frente a las dos.

-Cuando lo veo, no puedo evitar darme cuenta de lo mucho que ha cambiado… y de lo mucho que debió afectarlo lo que sea que le hice aquel día en el tejado. Sin importar el tiempo que pase, no voy a ser capaz de perdonarme algo como eso. No es solo entender que a lo mejor no estaba en mis cabales ese día, o de que a lo mejor siendo una niña no tenía lo necesario para entender lo que estaba haciendo. Simplemente no está bien que haya pasado por todo eso por culpa mía-

Luego ella miró a sus dedos, las cuales se encontraban entrelazados unos con otros, cada vez con más fuerza he de agregar.

-Antes, solía ser alegre, algo ingenuo, amable y… cariñoso. Cuando lo veías en el salón, sin importar lo mucho que los demás se burlaran de él, el igual iba y compartía sus pequeños "descubrimientos". Esto es solo mi opinión, pero creo que, de alguna forma, él entendía que los demás no eran precisamente buenas personas, pero aun así intentaba relacionarse con ellos, porque parecía verles algo que ni ellos mismos podían-

Luego intentó decir otra cosa, pero negó con la cabeza y, en su lugar, se levantó y giró su vista hacia el amplio mar que estaba a su espalda. Solo entonces pareció notar la brisa y los graznidos de las aves a su alrededor.

-No es un mal hombre, a día de hoy no creo que lo sea… pero está herido, más de lo que yo puedo ver. Venga, estoy segura de que sufrir de alguna forma lo ha hecho más fuerte, de otra forma no seguiría vivo, pero…-

Sasae caminó seguida de cerca por Elsie hasta salir del pequeño parque, y ambas cruzaron la calle hasta llegar a la barandilla que las separaba del extenso mar a la distancia.

-¿…Qué demonios le viste a este mundo para que, después de haber atravesado por todo eso, quieras seguir aquí?-

-Nada- {{Cap 23}}

-Pero incluso si eso de alguna forma dio un resultado positivo, lo cierto es que no está bien solo por eso. ¿Cuánta gente no hubiera… escogido un camino diferente? ¿Cuántos no hubieran desarrollado algún rencor contra las mujeres, por ejemplo?-

-…-

Sasae no conocía todo lo que había pasado después de que todo "se pusiera en blanco", por lo que ella no tenía manera alguna de saber lo que sus compañeros le habían hecho a Keima, ni mucho menos podía saber el asunto de las nanomáquinas en el cerebro del chico, cosa que, de alguna manera, solo acrecentaba los sentimientos conflictivos en el interior de Elsie al escuchar lo que pudo haber sido de su hermano.

-Y gracias a eso, seguramente ha tenido que pasar por momentos muy difíciles en su vida-

Los dedos de Sasae se cerraron alrededor de la barandilla mientras su quijada se apretaba. Elsie, que la contemplaba desde atrás, pudo contemplar como los hombros de Sasae empezaban a temblar. Pero justo antes de que hiciera nada, el cabello de la adulta joven se deslizó solo para revelar su rostro.

Esa sería la primera, y quizás última vez que Elsie vería el rostro de Sasae contorsionarse de esa forma tan triste y miserable.

-No puedes, no puedes pedirme… que realmente viva en paz sabiendo que le arruiné gran parte de su vida a la persona que me gusta-

Incluso si se tratara de algo necesario, incluso si fue algo más allá de su control o producto de su inmadurez, incluso si simplemente no podía comprender lo que hacía, no estaba bien lastimar a otra persona.

El dolor, pese a las millones y millones de personas que afirman que ayuda a forjar el carácter, solo sirve para destruir a una persona. Por supuesto, esto no quiere decir que una persona no deba sufrir un poco en su vida para ser capaz de desarrollar maneras de pensar saludables, como "el fuego quema así que no lo tocaré" o "gritarles a los demás hará que se molesten conmigo y me resientan, así que no gritaré", pero la cosa cambia si se hablaba de un dolor prolongado, intenso, o los dos.

Someter a una persona a esa clase de dolor es hacerle daño, tan sencillo como eso. No es saludable, tampoco justificable. Agarrar a una persona inocente y provocarle heridas hasta el punto de generarle traumas era una maldad con todas las de la ley… y sentirse en paz solo por pensar algo como "a lo mejor lo hizo mejor persona" o "era por su propio bien" era la peor de las hipocresías.

Sin importar cuántas veces pudiera entender lo fuerte que Keima probablemente se había vuelto gracias a lo que pasó de niño, solo pensar en el motivo de su fortaleza la ponía enferma. Sí, era fuerte, Keima era fuerte, pero la fortaleza siempre nace de una necesidad. ¿Qué tan horrible y agobiante debió ser esa experiencia para él para que el dulce y amable chico de su infancia se terminara convirtiendo en el frío y calculador joven de ahora?

No quería pensarlo, no quería imaginarlo.

"Realmente lo hice…"

Sasae entonces sonrió para sí misma mientras Elsie se ponía a su lado en la barandilla y la observaba contemplar el mar a la distancia.

"…realmente maté a mí monstruo"

Pero al igual que como se sintió aquel día cuando era niña… no se sintió feliz.

[-MINUTOS MÁS TARDE-]

Y finalmente, tras un par de palabras de despedida, Sasae se largó alegando que probablemente se quedaría el tiempo que durara la pasantía en Maijima, pero que definitivamente se transferiría a Narusawa en cuanto terminara su estancia allí.

Elsie, por otro lado, decidió volver a la escuela, no es que realmente tuviera un lugar al cual ir y realmente se suponía que debía ver clases, así que se dirigía hacia allá aún mientras su cabeza intentaba procesar su pequeña experiencia con la peli plata.

…la odiaba.

La odiaba por todo lo que le hizo pasar a su hermano… pero, en un sentido, también podía ver por qué el Keima actual había insistido en que viviera. No era común encontrarse a una persona que realmente era capaz de reflexionar sobre sus acciones hasta ese punto, no era común encontrarse a alguien capaz de admitir sus errores y comprender su posición hasta el punto de entender que no tenía perdón lo que había hecho.

Después de todo, Elsie había vivido por más de trescientos años, y en su larga vida había conocido a muchas otras demonios que, ante un problema del cual son culpables, intentaban hacer que todo fuera como antes, intentando e insistiendo que podían corregir sus errores, y como era la costumbre, a aquellos incapaces de perdonar a sus amigas después de que estas hicieran "todo lo posible" por corregirse se les veía mal.

…Pero, y quizás era por todo su tiempo con Keima, y aunque de antaño Elsie solía pensar en que todo tenía y debía tener perdón, ahora había llegado a una respuesta muy diferente.

No todo merece ser perdonado.

Hay cosas que no se deberían hacer… hay cosas que simplemente no tenían vuelta atrás. Había cosas que no tenían perdón. A esa conclusión había llegado.

Si matas al hijo de alguien, no importa las razones, es justo que esa persona te odie, no tiene por qué perdonarte solo porque, por ejemplo, su hijo fuera un drogadicto y estuviera a punto de matarte. Podría pensar que es justo, pero si decide odiarte o no, no es ni elección tuya ni tienes poder moral para exigirle que no te odie.

Si rompes un objeto de inmenso valor emocional para otra persona, no es justo ni mucho menos aceptable que le pidas ser perdonado. No importa lo que hagas, simplemente no puedes exigirle que no se sienta mal por lo que pasó y cambie de página.

…Y si traumas a alguien, ¿Cómo crees que deberían reaccionar sus conocidos más cercanos? Mejor aún, ¿Cómo piensas que debería reaccionar la persona en sí? ¿Realmente crees que tienes la moral para pedirle que te perdone? No importa qué tanto llores, le ruegues o te le arrodilles, un trauma psicológico es irreversible, no se puede volver atrás, es horrendo y no debería de exigírsele al afectado que te perdone solo porque te sientes mal o porque dizque se lo "compenses".

El error más grande de la filosofía de Gandhi fue, en su momento, pensar en poner la otra mejilla. Todo en exceso es malo… incluso perdonar.

Así que Elsie no la perdonaría, ella odiaría a la mujer que hizo que su hermano pasara por esa pesadilla, la odiaría hasta el final de los tiempos.

…Pero también, al igual que su hermano, reconocería que la Sasae que se marchó por aquella acera hace un par de minutos atrás no era ella. La Sasae actual había entendido el error en sus acciones, había comprendido la gravedad de los mismos, y había sido capaz de optar por el curso de acción más justo para todos. Lo más importante, sin embargo, era que no había necesitado ayuda para hacerlo.

Y quizás esas eran sus mayores cualidades: Comprender, aprender, corregir.

Quizás eso fue lo que Keima vio en ella esa noche. Quizás eso era lo que él quería que ella le enseñara a los demás a través de la caza de espíritus prófugos.

El mundo ya estaba lleno de insensatos sin remedio que nunca admitirían sus propios errores incluso si los comprendían… pero, pero si alguien como Sasae fuera a enseñarles a los demás ese pequeño don suyo que muy pocas personas en el mundo tenían…

-…El mundo necesita de monstruos que lo dañen, para poder moverse en la dirección correcta-

Si eso era cierto, entonces Keima quería que Sasae se volviera uno de esos monstruos. Uno que fuese capaz de lograr que las personas aprendieran a corregirse a sí mismas, y, en consecuencia, ellas traspasaran esa manera de ser a otras personas.

podrías moldear este mundo y volverlo poco a poco en tu lugar ideal, por eso, por eso es que quiero que vivas-

Y si eso era posible… de alguna manera, aunque aún su pecho ardiera cuando pensara en el pasado… Elsie sería feliz.

"…Espero que seas un buen monstruo, Sasae-sensei"

[-MIENTRAS TANTO, EN OTRO LADO-]

Los rayos de luz solar que se filtraron por los espacios entre las ramas bañaron el rostro de cierto jovencito. Keima abrió los ojos y se incorporó lentamente con algo de somnolencia mientras contemplaba a la gente caminar de un lado a otro con cajas llenas de comida o latas con bebidas en sus brazos… o las dos. Algunos iban en grupos, otros solos, otros en parejas.

"La hora del almuerzo"

Mientras reflexionaba sobre la cantidad de tiempo que habría pasado dormido para despertarse a las doce del mediodía, Keima se levantó y decidió sacudirse el polvo. Algo que hizo que se sorprendiera al darse cuenta de una inusual mancha marrón que se extendía por gran parte del frente de su uniforme.

-¿Pero qué demonios…?-

Extrañado, inspeccionó su propio uniforme temiendo lo peor de aquella mancha marrón; y el alivio que sintió al descubrir que solo era café y que el perrete que estaba lamiéndose a lo lejos no había tenido nada que ver fue bastante intenso.

"Pero, ¿Por qué café?"

Arrugó un poco su mirada mientras intentaba encontrar algún motivo en su memoria que justificara la aparición de la mancha sobre su uniforme, pero al no encontrar una respuesta, dejó salir un suspiro y decidió caminar hacia el edificio escolar otra vez.

Y fue por estar tan sumido en sus pensamientos que no se percató en lo más mínimo sobre la pequeña figura de cierta bibliotecaria que se había escondido detrás del árbol por pánico cuando le había sentido despertarse… Shiori juró que esas memorias mientras le acariciaba la cabeza se las llevaría a su tumba.

[-EN LOS PASILLOS DEL EDIFICIO-]

Bien, ahora que estaba solo, pensaría en posibles planes para avanzar lo poco que podía al respecto de sus conquistas… o así debió ser. La cantidad de susurros y comentarios a su alrededor se lo ponían difícil, a decir verdad.

Estudiante de fondo #1: Miren, es el "novio" de Kanon-chan.

Jovencito de fondo #1: No, escuché que está casado con Takahara-san.

Chica de relleno #1: ¿No que la semana pasada una mujer mayor fue y lo besó en plena clase?

Chica de relleno #2: Qué asco, de seguro las está engañando a la vez.

Estudiante de fondo #2: ¿Crees que si hago que Kanon-chan se dé cuenta de que le están siendo infiel se enamore de mí?

Chica de relleno #3: No creo, eres muy feo.

Estudiante de fondo #2: ¿Eh? ¡¿En serio?!

Chica de relleno #3: Si… aunque, p-puede que haya alguien que sí piense que eres u-un poco genial por ahí…

Estudiante de fondo #2: ¿Tú crees? ¿Y dónde está?

Chica de relleno #3: C-Como dije, por ahí…

El suspiro que dejó salir Keima fue ahogado por el mar de ruido que hacían sus alrededores. Sus pensamientos no podían fluir si su cerebro recibía tantos estímulos para procesar. De esta forma, intentó caminar más rápido y más lejos.

Pero…

Jovencito de fondo #2: Pero, a ver, ¿Se puede saber cómo terminó Kanon-chan al lado de un tipo así?

Chica de relleno #4: He escuchado que realmente no estaban saliendo, y que él la estaba amenazando para que dijera esas cosas en público.

Jovencito de fondo #3: Tiene sentido. Yo estuve ahí, ella se paró y corrió hacia él mientras gritaba, ciertamente no pareció natural.

Estudiante de fondo #3: Supongo que solo quería satisfacer su propia libido enfermo. A saber qué clase de excitación le trae hacerle pensar a la gente que sale con alguien famoso.

Probablemente se vieran más adeptos a hacer comentarios de él por su apariencia; sus gafas rotas, y su uniforme desordenado y sucio no debían dar una buena imagen como mínimo. Keima fue con esto e intentó caminar más y más lejos, incluso subiendo las escaleras rápidamente para llegar al siguiente piso.

Pero al llegar fue más de lo mismo.

Estudiante de fondo #4: Oye, oye, señor Otamega, ¿Podrías ayudarme? Tengo una mujer mayor con la que quiero llevarme mejor, ¿Cómo crees que debería amenazarla para que haga mi voluntad?

Chica de relleno #5: Ya para, vale que el Otamega sea un bastardo sospechoso con todas las de la ley, pero amenazar a Nagase-sensei no estaría nada bien.

Estudiante de fondo #5: Solo lo dice porque al igual que él, no sería capaz de acercarse a Nagase-sensei sin hacer nada bajo.

Estudiante de fondo #4: ¡Oye, eso no es cierto! ¡S-Solo era una broma!

Jovencito de fondo #4: Claro que sí, una broma, por supuesto.

Keima solo caminó más rápido hacia las siguientes escaleras. No quería problemas, ni tampoco generar más alboroto. Solo quería estar solo para poder pensar.

Terminó de subir las escaleras y ahora estaba en el segundo piso de la escuela, en teoría no debería haber tantas personas puesto que la gran mayoría siempre salía a hacer algo durante el almuerzo, sea salir a tomar aire o a comprar el Omusoba pan de la tienda.

Pero incluso siendo así, había excepciones. Excepciones como, por ejemplo, aquella chica que se paró frente a él, le cortó el paso y le miró con cara de pocos amigos.

Chica de relleno #6: Tú eres el Otamega ¿Verdad?.

-…-

Keima no quería más jaleo armándose, pero no sabía cómo salirse pacíficamente de aquella situación. El ruido de fondo empañaba su mente y no le dejaba pensar con claridad.

Chica de relleno #6: Oye, te hice una pregunta, Eres el Otamega ¿Verdad?

-…-

Su mirada se agrió un poco sin saberlo. Más si embargo solo cerró los ojos e intentó rodear a la chica y salir de ahí en silencio. Pero la chica tenía otros planes; nuevamente se interpuso entre Keima y el pasillo y habló con voz más fiera.

Chica de relleno #6: ¿Eres sordo o qué? Olvídalo… eres tú, claramente.

Luego la chica dio un paso adelante ignorando la amarga mirada de Keima.

-…-

Chica de relleno #6: Solo lo voy a decir una vez. Aléjate de Kanon-chan, Takahara-san… y la chica nueva.

-…-

Ante la aparente calma que el chico mostraba ante sus palabras, el rostro de la chica empezó a temblar mientras retomaba la palabra.

Chica de relleno #6: ¿Qué no tienes consciencia? ¿Acaso piensas que solo porque las haces estar contigo significa que eres un gran hombre? ¡Usa tu cabeza! ¡Ellas no quieren estar contigo! ¡No hay manera de que quieran estar con un tipo como tú!

-…-

Chica de relleno #6: Aun puedes hacer lo correcto. No sé qué es lo que les has hecho, pero piensa en ellas, ¿No crees que tienen derecho de estar con quienes realmente quieren? ¿No crees que tienen derecho a elegir? ¡Responde!

-…-

El hecho de que el rostro del chico apenas se había inmutado en todo lo que llevaba hablándole, hizo que todas las imágenes grotescas y subidas de tono se aglomeraran en su cabeza, generando una especie de película ficticia sobre las cosas que seguramente él planeaba hacerles a sus dos inocentes compañeras… y eso la hizo reventar.

Entonces para sorpresa de Keima, la chica cerró la distancia que los separaba en una fracción de segundo, le mostró una suerte de rostro valiente, y le aventó una cachetada con todas sus fuerzas en la sien que le sacudió el rostro al chico de las gafas.

…Gafas que, por cierto, estaban rotas.

Normalmente, uno pensaría que se le caerían de los ojos, pero precisamente por estar agrietadas, al igual que uno de los "soportes", lo que logró el impacto fue terminar de romper los cristales que formaban las lentes. La mayoría cayó al suelo, otros sin embargo…

-¡!-

De repente su ojo izquierdo se cerró con fuerza en respuesta a algo, de repente a su nariz llegó un olor a metal, de repente en su rostro sintió pequeños calambres fríos, que luego se volvieron punzadas, y segundos más tarde lo único que sintió era dolor.

Sus manos buscaron responder a los traumas, mientras ponía toda su atención en verificar su condición. Con su cuerpo arqueado, sus lesiones estaban ocultas de la visión de la chica.

Pero en cuanto la primera gota de sangre cayó de su rostro y golpeó el suelo, algo en la joven pareció hacer click. Ella entonces retrocedió un par de pasos, temerosa, y luego salió corriendo mientras gritaba algo como "¡Estás advertido!"

El chico entonces miró sus ensangrentadas manos, por la cantidad de sangre no parecía que las heridas fueran tan profundas, y en vista de que no sentía nauseas o experimentaba falta de equilibrio, no parecían graves. Lo único con lo que tenía que lidiar era el escozor de los tres o cuatro trozos de cristal clavados en su piel.

Suerte que había un baño bastante cerca.

[-DENTRO DEL BAÑO-]

-((¿Por qué no hiciste nada?))-

"…estás muy hablador hoy"

-((No me digas que es porque realmente piensas que algo de lo que dijo era verdad))-

"…"

-((A ver, Keima, no sé cómo decírtelo, pero realmente no puedes evitar que te quieran. Las cosas simplemente pasaron de esa forma y ya, no puedes vivir echándote tierra ti mismo por algo así))-

"…Sé que tienes razón, obviamente no puedo evitar esta situación, lo sé a la perfección"

Mientras se miraba el rostro magullado en el espejo, el chico se concentró entonces en sacar con sus delgados dedos los pequeños trozos de vidrio atrapados en su piel. Tuvo que forzarse a mantenerse sereno mientras sentía el cristal encender cada nervio de su piel al retorcerse y ser sacado.

Una vez logró sacarlos todos, Keima procedió a limpiarse el rostro con algo de agua del grifo.

"Solo… solo fue un episodio, ya estoy bien"

-((…))-

Su mano hesitó cuando, al echarse algo de agua sobre una de sus heridas, sintió una pequeña punzada ardiente proveniente de la laceración; pero tenía que hacer lo que tenía que hacer, así que con determinación renovada volvió a su labor anterior.

Una vez se limpió el rostro, solo quedaron unos pequeños cortes sobre este… era una suerte que ya no sangraran.

El chico se miró a sí mismo en el espejo por varios segundos, se miró fijamente a sus ojos color marrón, pero al cabo de algunos segundos apartó la mirada.

"No… eso puede venir después, ahora tengo una tarea que cumplir"

[-ALGUNOS MINUTOS DESPUÉS-]

Y finalmente, el chico se encontraba sentado en una banca cualquiera del tejado de su escuela. El Sol ya se había ido. En su lugar, unas nubes grises amenazaban con precipitar agua sobre el terreno tarde o temprano. El viento había empezado a soplar de forma más aleatoria y, si no fuese porque detrás de las nubes la estrella amarilla seguía brillando, el ambiente sería de lo más deprimente.

Ahora que finalmente se encontraba solo, Keima fue capaz de emplear su tiempo en razonar el resto de su situación presente.

Aunque, realmente todo se resumía en si se lo contaría a cierta demonio o no.

-((Ojojo…))-

-¿Q-Qué pasa?-

-((Nada~, solo que, parece que te preocupas mucho por esa chica de pelo morado~, es todo))-

-¡N-No es de esa forma! Es solo que simplemente no quiero hacer nada hasta tener la certeza. Y si se lo cuento no sé si le estoy exponiendo al peligro o no…-

-((Papa, patata…))-

-¡Agh! ¡Eres bastante molesto, además, ¿Cómo es que llevamos hablando todo el día y no te has ido aun?!-

-((Pues, dicho de una forma sencilla, digamos que tu cerebro es capaz de procesar más información ahora, de forma que "no se me corta la señal"))-

-¿Señal? ¿Eso es que me estás hablando desde algún sitio diferente?-

-((Ciertamente, no estoy realmente dentro de ti en este momento, más bien podrías decir que estoy en otro lado))-

-Pero antes dijiste que estabas unido a mí-

-((Y lo estoy, pero parte de la razón por la que no puedo hablar tanto contigo yace en que no estoy "aquí"))-

-…y puedo suponer, que no planeas decirme qué significan tus palabras en ningún futuro cercano-

-((Si las cosas continúan de esta manera, me temo que no))-

-…-

-((Bien… incluso si no hago nada, desgraciadamente creo que ya estás a punto, realmente no quisiera que pasara, pero si pasa, te lo contaré todo como mínimo))-

"…"

-((Por ahora, creo que sería mejor si te concentras en tu situación actual… dejando de lado el drama innecesario, creo que sería mejor si simplemente hablas con esa chica))

"…Tú también lo piensas ¿Verdad? Ciertamente, parece que no seré capaz de avanzar a menos que hable con alguien que sepa mucho del infierno… Nora está descartada, Elsie no sabe mucho… al final sí va a tener que ser Haqua…"

-((Bien… y Keima))-

"¿?"

-((No deberías hacerte el fuerte con tantas ganas. Si realmente quieres llorar, puedes hacerlo))-

-Yo no quiero llorar-

-((Eso no es cierto))-

"…"

-((Mira, después de revisar tus memorias, lo entiendo; te sientes culpable, y no quieres relacionarte con las portadoras de las diosas porque no crees justo que estén enamoradas de ti dado que solamente lo hiciste porque tenías que hacerlo. No quieres aceptar su afecto porque sientes como si hubieras forzado algo que no debía ser, sientes que te metiste con el orden natural de las cosas, y no quieres seguir interfiriendo))

"…"

-((Supongo que eso hizo natural el que no pudieras decirle nada a la chica de hace rato ¿Verdad? Después de todo, una parte de ti asimiló sus palabras como verdades))-

"…"

-((…En un mundo en el que no tuvieras que haber hecho nada con ellas, tú no crees que ellas se hubieran podido enamorar de ti por voluntad propia))-

La mirada de Keima se arrugó algunas gotas de lluvia bastante mínimas empezaban a caer sobre el tejado y sus alrededores.

-…Es justo como dices-

-((…))-

-De vez en cuando, este pensamiento extraño llega a mi cabeza. Al principio, cuando conocí a Elsie, juré que, sin importar qué, pelearía en el mundo real usando las armas del mundo de los juegos-

Luego su mirada se alzó para ver cómo las gotas de lluvia se empezaban a hacer cada vez más gruesas.

-Pero luego el tiempo pasó, y empecé a darme cuenta de que mis armas no servían para llegar a la mejor solución siempre. Hubo varias veces en las que me equivoqué, pero tercamente seguí adelante, pensando que el mundo se equivocaba y yo tenía la razón-

Se recostó sobre el espaldar de la banca, buscando atrapar la mayor cantidad de gotas con su cabello mientras mantenía su mirada arriba.

-…y al final, no pude evitar lastimar a alguien inocente en el proceso. Fue un error tan ridículo que no pude verlo; yo, quien decía ser capaz de llegar al mejor final posible, fallé miserablemente por culpa de mis descuidos-

-((…))-

-Porque lo que nunca consideré, era que tanto Ayumi como Chihiro son humanas, con pensamientos reales que fluctúan y cambian… no me di cuenta de que, si la situación lo requería, Ayumi sería capaz de cambiar sus parámetros, al igual que Chihiro lo hace. No pensé que se saldría de su personaje e intentaría ayudar a Chihiro alejándose de mí. No me percaté hasta que ya era demasiado tarde y para entonces el daño ya estaba hecho-

Una amarga sonrisa cruzó su rostro mientras negaba con la cabeza.

-Desde entonces, toda la seguridad que tenía en mis métodos, en mis formas, se ha estado desvaneciendo poco a poco, hasta el punto de que de vez en cuando empiezo a dudar si lo que estoy haciendo es lo correcto o no-

-((…))-

-Y entonces, por culpa de esa inseguridad, a veces me dejo llevar por la emoción del momento, justo como hace rato-

Luego sus ojos se entrecerraron como si le doliera la cabeza.

-Pero el caso es que, aunque solo son ideas que me llegan por mi estado afectado, lo cierto es que nunca logro despacharlas. Es decir, si estuviera deprimido y decidiera suicidarme, seguramente, al volver a mi estado normal lograría deshacerme de la idea de querer matarme… pero no ocurre eso cuando vuelvo a la normalidad. Muchas veces, un montón de ideas entran a mi cabeza y no encuentro ninguna manera de deshacerme de ellas de forma lógica y concisa-

-((…Finalmente fuiste honesto))-

Keima solo asintió en respuesta.

-((¿Y un ejemplo sería…?))-

-¿No puedes solo verlo?-

-((Creo que ambos sabemos que lo hago porque necesitas hablarlo con alguien))-

Bien, ante eso el chico no pudo discutir.

-Una de ellas es, básicamente, si realmente está bien que haya alguien con sentimientos por alguien como yo-

Las gruesas gotas de agua empezaron a caer con más fuerza, y ahora solo podían escucharse sonidos de salpicaduras como ruido de fondo. Los estudiantes ya se encontraban en su mayoría dentro del edificio, solo Keima no parecía inmutarse por el agua que lo golpeaba.

-A veces pienso que solo voy a ser capaz de hacer que alguien se enamore de mí si finjo ser algo que no soy. Es algo irritante pensar eso… pero luego me pregunto, en el hipotético caso de que…-

El chico entonces dejó de hablar, y la forma en como cerró sus ojos hablaban mucho sobre la cantidad de esfuerzo que le tomó decir lo siguiente.

-…Si llegara a enamorarme de alguien, y quisiera estar a su lado… ¿Realmente quisiera estar al lado de mi? …No, olvida eso ¿Realmente se merece estar conmigo?-

Sus puños se cerraron mientras las gotas de agua empezaban a caer con mucha más fuerza.

-Es decir, solo mírame. Después de todas las cosas que he hecho, ¿Quién se merece estar con un tipo que estuvo con tantas mujeres? ¿Quién se merece a un sujeto que estuvo con siete mujeres al mismo tiempo?-

-((…Bueno, con el debido tiempo…))-

-¡No es eso!-

La voz de Keima se empezó a quebrar antes de volver a calmarse.

-Verás, cuando estaba aquella noche en el tejado, en el suelo, luego de que Ayumi me dejara ahí… entendí una cosa-

Sus ojos empezaron a temblar.

-No era malo hacer lo necesario para no perder mi cabeza, eso lo sabía bien. Pero… lo que más me irrita, es que me di cuenta de qué tanto puedo afectar a los demás con mis acciones… me di cuenta de la intensidad de los sentimientos de las chicas que he conquistado. En un sentido, me hice más consciente de ellas, de que eran reales… y luego caí en cuenta…-

Y luego, algo salado empezó a salir desde la comisura de sus ojos, igualando la fuerza de la lluvia a su alrededor. Acto seguido Keima rugió.

-¡¿QUÉ CLASE DE IMBECIL BESA A UNA MUJER SIN SENTIR NADA POR ELLA?!-

Su grito quebrado y ahogado resonó con más fuerza que el torrente de agua a su alrededor. Keima no lo notó, pero en el instante en que gritó, su voz creo una especie de onda expansiva que alejó la lluvia a un metro a su alrededor por un instante.

-¡Se supone que soy el dios de las conquistas! ¡Se supone que soy capaz de llegar al mejor final posible…! pero incluso así… ponerse a pensar que hice todo lo que hice con ellas y nunca le puse suficiente empeño para regresarles los sentimientos que yo mismo hice que tuvieran… ¡¿Qué clase de bastardo hace algo así?!-

-((…))-

Básicamente, lo que Keima estaba diciendo, era que le faltó determinación. Si tuvieras que pelear por tu vida, para defender aquello que más importa, pero aun así perdieras, lo menos que esperarías sería que la determinación de tu rival superara a la tuya, que su razón para luchar fuera como mínimo mucho más profunda, ello te daría el consuelo de que, aunque perdiste, por lo menos lo hiciste contra alguien digno. Pero… ¿Y si para esa persona solo se tratara de un trabajo?

¿Y si para esa persona solo fuera eso: una tarea más?

¿No sentirías ira, al saber que lo que para ti fue la mayor batalla de tu vida, para esa otra persona solo fue una piedra en el camino?

¿Cómo te recuperas de una humillación así?

¿Cómo podría mirar a Mío, Minami, Nanaka, Nagase… cómo podría mirarlas a la cara a todas ellas y decirles "Solo lo hice porque era mi trabajo"?

Keima entonces cogió su cabeza con las manos, enterrando sus dedos en sus cabellos mojados, mientras las lágrimas empezaban a salir con más ganas de sus ojos fijos al suelo.

-Decía tanto sobre saber mucho sobre el amor… pero al final solo fue hipocresía. Aunque lograra hacer que se enamoraran de mí, al final nunca me lo tomé en serio. Nunca lo llevé hasta el final como era debido. Sabía que haciendo lo que hacía terminarían por enamorarse de mí, pero nunca estuve preparado para devolverles sus sentimientos-

-((Pero… si lo hubieras hecho, entonces hubieras sufrido mucho más, si te hubieras enamorado de todas ellas solo para que te olvidaran, probablemente sería demasiado para ti))-

El chico soltó su cabeza y resopló.

-Ya estaba haciendo que se enamoraran de mí, el precio mínimo por eso debía ser algo de sufrimiento a cambio. Piénsalo, básicamente invadí sus vidas privadas al usar los datos que Elsie me daba, y me aproveché de las grietas en sus corazones para entrar allí, y sí, reparé lo que tenía que repararse, pero al final realmente nunca perdí nada; invadí sus vidas y me aproveché de sus circunstancias, pero nunca pagué nada a cambio, ellas perdieron sus memorias, y yo seguí con mi vida sin remordimientos-

Los continuos golpecitos sobre su cuerpo se sentían fríos, pero a Keima poco o nada le importó. Sus ojos estaban fijos en las corrientes de agua que se empezaron a formar en el suelo, mientras estas le transmitían emociones y patrones de pensamiento exclusivos para él, abstractos y amorfos, pero que de alguna forma empezaban a estructurarse en su cabeza generando pensamientos pesimistas una y otra vez.

-Nunca me lo tomé en serio, quería pensar que podía tratarlo todo como un juego; incluso siendo que claramente no lo era… y al final, quien terminó pagando el precio por mi ingenuidad fue una chica inocente que no tenía nada que ver-

Las lágrimas cesaron, y curiosamente la lluvia empezó a amainar un poco, pero la amargura en su corazón no lo hizo.

-Si yo fuera una chica, y tengo experiencia en eso… No quisiera estar con alguien como yo-

Sus pensamientos cristalizaron, y mientras sus hombros empezaban a temblar, tal vez por el frío o tal vez por la mueca de arrepentimiento que surcó su rostro, Keima solo pudo mirar al suelo.

-Realmente… soy asqueroso-

-((…bien))-

Las palabras de la voz le llamaron la atención. Por como sonaba, casi parecía que iba a decir algo importante.

-((Obviamente tiene sentido que te sientas así… siendo que de esa forma interpretaste tu propia historia…))-

-…-

-((La cosa es, que estás cometiendo un error, solo que no te estás dando cuenta de donde, porque hay una falla que no has corregido con tu personalidad aun))-

-¿Qué se supone que eres? ¿Mi psicólogo?-

Solo entonces Keima se acordó de que había dejado la cita abierta y nunca había ido. Más sin embargo la voz continuó como si no le importara su opinión.

-((Podría dejarte a tu rola, y hacer que te des cuenta tú solo tarde o temprano, porque seguro que tienes el cerebro para hacerlo… pero francamente, me gusta más la otra idea))-

-¿Otra idea? ¿Cuál?-

-((Esa otra en la que te das la vuelta y te percatas de la chica que ha estado escuchándote hablar solo todo el rato))-

-¿¡QUÉ!?-

Nuestro prota entonces se volteó agitado, logrando que sus ropas mojadas soltaran un par de gotas, solo para toparse cara a cara con Goidou Yui.

-¿Y-Yui? ¿Qué… qué haces aquí?-

Los ojos de la chica entonces se abrieron de par en par al ver el estado de Keima. Cosa que lo llevó a ojearse a sí mismo. Sus gafas completamente rotas estaban a un lado en la banca, su uniforme estaba todo mojado y seguía desecho, su insignia ya no estaba y solo quedaba una mancha hexagonal sobre la cual se había cosido.

Yui entonces puso sus manos en el espaldar de la banca, y se inclinó al frente para ver mejor a Keima a pesar de la lluvia que aún seguía. El chico sufrió un ataque de sorpresa cuando ella deformó su rostro en uno de incredulidad al ver lo que parecían ser cortadas sobre el rostro del joven.

Sin embargo, la sorpresa más grande le llegó cuando ella montó una pierna sobre la banca y se impulsó hacía él, atrapándolo por los hombros mientras sus ojos se dilataban bastante.

-¡Keima-kun! ¡¿Qué te pasó?! ¡¿Por qué estás así?!-

-¿E-Eh…?-

Yui lo inspeccionó con la mirada, al parecer no le importaba para nada estar tan mojada como él, pues sus ojos fueron a cada rincón de su cuerpo… a cada rincón hasta que se volvieron a posar en su rostro. Solo entonces Yui contempló los pequeños cortes en el rostro del chico, y para sorpresa de este el ceño de la joven se frunció mientras lo tomaba de la mano y caminaba hacia la salida de la azotea.

-Y-Yui, ¿A dónde me llevas?-

-…-

La chica no habló, cosa que agregó otro peso a la incertidumbre del muchacho. Y paso a paso, ambos llegaron a la puerta que daba a las escaleras.

[-DENTRO DEL EDIFICIO ESCOLAR-]

Keima fue prácticamente arrastrado por Yui hasta un salón vacío en el segundo piso. Al entrar la chica lo dirigió hasta un pupitre cualquiera, lo sentó, y se fue del salón mientras decía "¡Espera aquí!"

-…-

"¿…Estará molesta?"

-((Quién sabe))"

Tras algunos instantes, Yui entró otra vez al salón cargando con lo que parecían ser una maleta negra, un botiquín de primeros auxilios, y una toalla. Lo extraño, sin embargo, y algo que el chico solo notó hasta verla de frente, era que no estaba mojada.

Al sentir sus ojos sobre ella la chica pareció darse cuenta de lo que pensaba, pues solo sonrió mientras se señalaba a sí misma.

-Mars puede evaporar el agua a mi alrededor. Es como tener una calefacción encima-

"Bueno, eso sí que es útil"

-Bien, ahora, vamos a secarte-

El mal presentimiento que de repente reptó por la nuca de Keima justificó su existencia cuando Yui se le lanzó encima con intenciones de desnudarlo.

-¡¿Pero qué haces?!-

-¡Si no te seco puede darte un resfriado! ¡Solo pienso en tu salud, lo juro!-

-¡Mientes! ¡Mientes con todos los dientes! ¡Si ese es el caso, entonces déjame secarme yo solo!-

-¡Pero si lo hago un violador podría atacarte mientras no estoy!-

-¡¿Qué clase de excusa es esa?! ¡¿Y por qué tus ojos brillan de esa manera tan extraña?!-

-¡Tranquilo! ¡Todo estará bien! ¡Definitivamente me haré responsable!-

-¡Esas palabras son muy sospechosas! ¡No, esp…! ¡Y-Yui, deja de jalarme la camisa!-

Entonces una cosa llevó a la otra, y empezó una batalla entre el bando que quería mantener su pureza y el de dudosas intenciones. Esta legendaria batalla entre titanes continuaría por treinta segundos seguidos, hasta que finalmente prevaleció el más fuerte: Ella.

Los botones de la chaqueta de Keima salieron volando cuando Mars le dio un subidón de fuerza a Yui a tal nivel, que esta logró arrancar la parte frontal a sus dos prendas superiores. Ahora lo único que se interponía entre ella y su pecho desnudo era el aire del salón.

-Yui… por todos los cielos, no tenías que romper mi camisa-

-A-Ahahaha… perdón, es solo que… tengo que secarte… antes de que… de que te resfríes-

-Yui… mis ojos están aquí arriba-

-Sí, lo sé, tranquilo, no estoy pensando nada indecente. Aunque no lo parezca, sé cómo comportarme-

-…estás babeando-

-Es genético. Ahora deja que te pase la toalla por el cuerpo, te prometo que se sentirá bien-

Esto llevaría a otra discusión entre los dos… A día de hoy Keima sigue sin entender realmente cómo logró hacer que Yui finalmente retrocediera, solo sabe que cuando por alguna razón que sigue sin comprender dijo algo sobre cerrar con seguro la ventana de su habitación por las noches, la chica palideció y empezó a obedecer.

"Mujeres…"

[-MOMENTOS MÁS TARDE-]

Una vez que terminó de secar toda el agua que había sobre su cuerpo, Keima se dio cuenta de que no tenía nada qué ponerse salvo su destrozado uniforme. "¡Para eso es la maleta!" dijo la voz de Yui desde afuera del salón, y en vista de que no parecía tener otra opción, el chico fue y se cambió con lo que la chica le trajo.

"Definitivamente tienes que ponértelo" decía… "Te verás muy lindo" decía…

"…Debí adivinarlo cuando dijo lo de lindo"

Después de su auto reproche el joven contempló la falda, las medias hasta debajo de su rodilla, la chaqueta femenina de Maijima… sí, se había travestido otra vez.

-…Yui, sé que no tengo mucho derecho a preguntar dado que igual me estás dando ropa, pero ¿No podías darme ropa de hombres?-

-¿De qué estás hablando Keima-kun? ¡Es muy obvio que es porque te ves mucho mejor vestido de esa forma!-

-¡Eso es una vil mentira!-

Solo en ese momento Keima captó algo por el rabillo del ojo. Un objeto particular que todavía estaba en la maleta y del cual no se había percatado tanto por estar distraído en su desdén mientras se ponía la ropa como porque lo que sea que fuese esa cosa estaba metida dentro de una pequeña bolsa negra. Así que ni corto ni perezoso, tomó la bolsa y la volteó para que lo que sea que estuviera dentro cayera en su otra mano.

La sorpresa surcó su rostro al sentir la artificial durabilidad de los incontables y largos cabellos naranjas falsos extenderse sobre sus dedos. Era la misma peluca que había usado en su segunda conquista de Yui.

Era extrañamente nostálgica.

-…Espera un segundo. Esto estaba en mi cuarto, ¿Cómo lo conseguiste?-

Los hombros de la chica pegaron un salto al tiempo que su rostro se congelaba y su anterior sonrisa alegre pasaba a convertirse en una sonrisa nerviosa mientras intentaba responder.

-A-Ajajaja… B-Bueno, yo… puede que me la haya encontrado… en tu cuart… ¡Espera! ¡No corras!-

Yui se le lanzó desesperadamente y cogió por la cintura al chico, logrando que este tropezara con algunos pupitres, lo que inevitablemente hizo que ambos cayeran al suelo. Incluso así, Keima siguió intentando deshacer el agarre de su depredadora.

-¡Suéltame!-

-¡No! ¡Si lo hago, te vas a ir!-

-¡Por supuesto que me voy a ir! ¡¿Pero es que tienes alguna idea de lo que me acabas de insinuar?!-

-¡E-Ese es el alcance de mi amor por ti!-

-¡Amor los cojones!-

Desgraciadamente para Keima, Mars le otorgó suficiente fuerza a Yui como para mantenerlo pegado al suelo incluso si forcejeaba con todas sus fuerzas. Así que en vista de que ella no lo dejaría marchar intentara lo que intentara, decidió relajarse. Luego de avisarle que ya no intentaría escapar, ambos se sentaron en el suelo, justo al lado del otro. El salón se había desordenado un poco gracias al pequeño jaleo que habían armado y algunos pupitres se hallaban fuera de fila, cosa que, curiosamente, había facilitado para ambos el sentarse en el piso.

Los dos entonces se miraron entre sí, siendo iluminados por las pálidas manchas de luz blanca que se habían empezado a filtrar entre las nubes debido a que el Sol ya estaba descendiendo por el otro lado de la escuela y la lluvia había cesado casi por completo.

-Yui… me escuchaste cuando hablaba solo en el tejado, ¿Verdad?-

-…sí-

El chico solo abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró y miró hacia la ventana, y contempló el confuso clima mezcla de soleado y lluvioso que cubría a toda Maijima.

-Keima-kun… si no quieres hablar de eso, lo entiendo-

Yui entonces extendió el brazo y tomó el botiquín de la mesa.

-…Pero por lo menos cura las cortadas en tu cara-

Yui entonces abrió el botiquín y se dispuso a aplicar un trozo de algodón con alcohol etílico sobre las heridas del chico. Pero antes de tocarlo, el chico detuvo su mano con la suya y la miró directo a los ojos.

-No… te lo mereces, después de haberme ayudado, es lo menos que te debo-

-¿…Te diste cuenta?-

-Soy el Dios de las conquistas, sé cuando alguien hace cosas tontas para aligerar el ambiente Yui-

La chica dejó salir una risita mientras retiraba su mano de la del chico. Obviamente, Keima estaba hablando de toda esta situación extrañamente cómica; Yui lo había hecho adrede para romper la tensión.

-Oh vaya, me descubriste-

"…Es buena, he de admitirlo"

-Así que, como agradecimiento, te lo diré-

-((¿…Realmente vas a hacerlo?))"

"Tengo que hacerlo. Yui ya me ha ayudado dos veces; la primera cuando hizo que juntara la determinación de conquistar a Sasae, y la segunda justo ahora. Si no le pago, me sentiré horrible conmigo mismo el resto de mi vida"

Y nuevamente, el chico le platicó a alguien sobre aquello que se supone no debía saberse. Yui se convertiría entonces en la segunda persona después de Kanon en saber todo lo que Keima había tenido que hacer gracias a su contrato con el infierno. Y una vez terminó el relato, Keima solo pudo mirarla expectante.

-Entonces… te sientes culpable por no haber podido regresar los sentimientos de nadie, siendo que fuiste tú quien hizo que se enamoraran de ti-

-En esencia… sí-

-Y te sientes mal por haber tenido que rechazar a Chihiro de esa forma-

Él solo asintió en respuesta mientras concentraba su mirada en las nubes.

-Supongo que es normal, teniendo en cuenta cómo lo hiciste-

La mirada de Keima decayó al suelo en cuestión de instantes antes de hablar.

-¿No te parece estúpido? Se supone que debía de ser capaz de hacerlo bien, pero incluso entonces cometí un error tan innegablemente soso y casi arruino una amistad en cuestión de nada en el proceso-

El chico recordó entonces la forma de actuar de Chihiro y Ayumi, de cómo intentaban acercarse a él, pero al mismo tiempo eran precavidas de la otra. No querían lastimarse entre sí, pero al mismo tiempo se habían interesado en la misma persona, y a pesar de sus esfuerzos, Chihiro lastimó a Ayumi y Ayumi hirió a Chihiro… por alguien como él.

-Debí darme cuenta antes, debí pensar mejor… debí ser más-

Pero antes de que bajara más la espiral negativa.

-…Keima-kun-

-¿? ¿Qué pasa?-

El chico volteó a ver a Yui, quien ahora contemplaba la suave luz que salía de entre las nubes en el cielo.

-¿…Por qué eres tan cruel contigo mismo?-

-¿eh?-

Yui entonces lo encaró. Y justo ahí, en la pequeña fortaleza de madera iluminada por la tenue y cambiante luz blanca, donde el aire no parecía moverse… Keima vio como la chica tenía una expresión de tristeza en su rostro mientras lo miraba.

-¿Por qué piensas tan poco de ti?-

-...-

El chico le huyó la mirada a la chica. Esto solo hizo que ella hiciera hincapié en su argumento.

-¿Realmente piensas eso? ¿Que eres asqueroso?-

La mirada del chico se empezó a perder más y más en el suelo antes de responder.

-¿…y por qué habría de pensar lo contrario?-

-…-

-Después de todo lo que te acabo de contar, es la única solución lógica. La razón por la que a lo mejor fui capaz de hacer toda esa clase de cosas sin remordimientos debe ser porque estoy mal de la cabeza-

Y así continuaron por algunos segundos más… Aun con todos los pensamientos que saturaban su cabeza, lo que Keima nunca pudo imaginarse, fue la pequeña risilla que se escapó de los labios de su compañera. Creyendo que se trataba de una mala broma, se volteó a mirarla con reproche… solo para darse cuenta de que lo estaba mirando con la misma sonrisa que le mostró aquel día que le dijo que estaba bien con solo verlo comer.

-Realmente… para mí tienes que ser tú-

-¿E-Eh?-

La confusión del chico le sacó una sonrisa más ancha a la chica, quien se giró por completo para mirarlo de frente.

-El Keima-kun que conozco no es un hombre asqueroso-

-…-

-¿Quieres que te diga, lo que pensé de ti mientras escuchaba tu historia?-

-…-

Ella tomó su silencio como una afirmación, y aun con esa encantadora sonrisa en su rostro, siguió hablando.

-Creo… que te engañas a ti mismo. Porque incluso si tú no puedes ver nada bueno en las cosas que hiciste, después de haber escuchado tu historia, un montón de cosas empezaron a tener sentido para mí-

-¿Sentido?-

-Sí, o es que ¿No te habías dado cuenta de lo mucho que Elsie sonríe cuando está contigo?-

El rostro del chico demostraba su ingenuidad en el asunto, cosa que la inquirió a proseguir.

-¿Nunca te has fijado en lo radiantes que se han vuelto Ayumi y Chihiro desde que las… emm… conquistaste?-

-…-

-¿…Nunca te has detenido a mirar todo lo que lograste en esta escuela?-

La pregunta de Yui lo mando más y más al abismo de la confusión. Pero su mano lo sostuvo, ella evitó que se perdiera.

-En esta escuela, en este lugar, todas las chicas de las que me has hablado, desde hace algún tiempo, prácticamente están brillando-

-P-Pero yo…-

-Además, si realmente te hubieras enamorado de nosotras, de seguro hubieras sufrido demasiado cada vez que tuvieras que hacer tu trabajo-

-((¿Ves? Te lo dije))-

-Pero, incluso si fuera el caso de que hiciste mal en no enamorarte de nosotras, creo que también tuvimos la culpa-

-¿Eh?-

La expresión de Yui se nubló un poco mientras algunas memorias llenaban su mente.

-Cuando la hermana de Mars habló con nosotros ese lunes, me di cuenta de que, a lo mejor, la forma en como intentamos acercarnos a ti fue un error. Es que, por como hablaban todas de ti, parecía como si lo que querían era tenerte para ellas mismas… casi hablaban de ti como una pertenencia-

Su mirada se arrugó.

-Nunca lo mencioné por educación… pero detesté que te trataran así. Incluso tú tienes sentimientos; si realmente te aman, entonces no deberían haber hablado sobre a quién le perteneces y a quien no, ¡No eres un juguete!-

Luego ella lo miró con los ojos más serios que él había visto nunca.

-Y ves, el caso es, que tú no dirás nada. Ahora entiendo que no lucharías por ti mismo por la culpa que te aplasta… Pero, ¡Keima-kun!-

Entonces ella lo tomó de los hombros.

-¡Tienes derecho a querer ser feliz! ¡Tienes derecho a cometer errores! ¡Puedes ser débil a veces! ¡No tienes que pensar en hacer feliz a todos los demás salvo a ti!-

Los ojos del chico se habían dilatado mientras contemplaba las facciones llenas de convicción de la chica. Una vez que ella retomó la palabra, lo hizo con una voz mucho más suave.

-¿…Sabes qué pensé de ti cuando terminaste de contarme tu historia? Pensé "Ah, realmente es un tonto"-

Luego lágrimas cayeron de sus ojos mientras ponía la sonrisa más enternecedora del día, lo que combinado con los rayos blanquecinos que ahora le daban desde atrás, le dieron a la figura de Yui una belleza indescriptible.

-Incluso después de haber tenido que ayudarnos a resolver nuestros problemas, incluso después de haber salvado al mundo, e incluso después de seguramente haber pasado por todos los maltratos con los que tuviste que lidiar… tú solo pensaste que debiste hacerlo mejor-

Y entonces, Yui lo abrazó, y hundió su rostro en su cuello mientras las palabras seguían detonando los sentimientos del chico, palabra por palabra.

-Pero nunca les correspondí a ninguna de ustedes, hacer que se enamoraran de mí, sin estar preparado para devolver sus sentimientos es…-

Entonces ella negó con la cabeza.

-De seguro piensas que es algo malo, pero te estarías contradiciendo… porque conociéndote, si te hubieras enamorado de alguna de nosotras, y hubieras intentado estar con ella, te hubieras sentido muy culpable de tener que hacer lo mismo con otras mujeres… hubieras sentido miedo del daño que le podrías hacer a tu pareja-

Esta vez Keima la miró directamente a los ojos con duda.

-¿Cómo lo sabes?-

Ella le brindó una mirada comprensiva.

-Porque a pesar de que ni siquiera tienes novia, eso es justo lo que estás haciendo ahora-

-…-

Los ojos de Yui, que transmitían tanto su determinación, como su comprensión y compasión por él, lograron que Keima se embelesara por algunos segundos.

-…Eres bastante lista, lo admito-

-Oye, puede que no lo parezca, pero soy la tercera con mejores notas en la escuela-

Luego agregó unas palabras más mientras ayudaba al chico a levantarse.

-Entonces, no vayas por ahí pensando mal de ti por algo como eso-

-¿…Realmente crees que soy una buena persona?-

Ella asintió felizmente con la cabeza.

-Te lo dije, no es tu culpa haberte equivocado con Chihiro, estoy segura que donde sea que esté, no te odia ni te resiente por ello. Por supuesto, no quiere decir que este bien, pero… ¿Cómo decirlo? Esa semana tuviste que lidiar con demasiadas cosas, cometer un error era algo casi imposible de evitar, incluso yo puedo ver eso-

-…-

Ambos entonces contemplaron el estado del otro en medio de ese salón vacío.

-Keima-kun… ¿Sabes por qué me gustas?-

-¿? ¿Realmente tienes una razón?-

-Jajaja, pues la verdad sí, no puedo solamente enamorarme de cualquier hombre; no soy una chica tan fácil-

Luego ella le abrió su corazón.

-…La gente a tu alrededor siempre está brillando. Incluso si no lo hacen a propósito, Elsie, y seguramente otras más siempre se divierten cuando están contigo-

-¿Estás segura? La mayoría de las veces parece como que quieren matarme-

-E incluso así, parece como si se divirtieran mucho… Dime ¿Tú crees que ellas son buenas personas?-

El chico se rascó la mejilla. El rostro de Elsie, de Diana, de Haqua, de Tenri, de Ayumi… de todas las personas que había conocido en este tiempo… salvo Nora y Kodama, todas esas imágenes pasaron por su cabeza.

-Eso es discutible… pero sí. En general, no son malas personas-

-Y si esas buenas personas se divierten están contigo, ¿Qué dice eso de ti, que eres la causa de su alegría?-

La boca de Keima se preparó para una réplica... que nunca salió. Incluso si intentaba discutir, sería inútil, Yui ya le había probado su punto con demasiada solidez como para osar refutarla.

-…aha-

-¿? ¿Keima-kun?-

-Ajaja…-

-¿E-Eh? ¿Ocurre algo?-

-¡Jajajajajajaja….!-

El chico arqueó hacia delante y se cogió el estómago con las dos manos, acto seguido se empezó a reír de la nada con los ojos cerrados, logrando sacar a Yui de tono, y haciendo que la confusión se adueñara de todo su rostro… Y, sin embargo, lo que hizo el joven a continuación la sorprendería mucho más que su repentina y sincera carcajada.

Antes de saberlo, Yui se halló a sí misma envuelta en un abrazo por parte de Keima.

-Gracias Yui… en verdad, muchas gracias-

-¿E-Eh? ¡¿K-Keima-kun?!-

-Jeje… ¿Qué te ocurre? Siempre eres tan animada, pero cuando te me acerco ¿Te vuelves tímida?-

-¡E-Eso es…!-

La incapacidad de Yui para responder duró unos segundos más. Una vez que se calmó, sin embargo, le devolvió el abrazo al chico mientras enterraba su cabeza en su cuello, justo como él lo había hecho.

En ese pequeño salón, rodeados por decenas de pupitres, en el que el aire parecía no moverse a ningún lado, y en donde la luz tenue y blanquecina del Sol que cada vez se hacía más fuerte y amarilla a causa de amainar por completo la lluvia caía tenuemente como única fuente de iluminación, la imagen de los dos, por muy extraña que pareciera debido a las ropas de ambos, no podía ser más hipnotizante.

"…Tú también eres bastante brillante, Yui"

[-MOMENTOS MÁS TARDE-]

Una vez pasado el momento, y tras finalmente echar medicina sobre sus heridas, el chico se encontraba metiendo lo poco que quedaba de su uniforme en una bolsita, y detrás de él estaba Yui… ¿Rogándole?

-Por favor…-

-No-

-¿Por favorcito?-

-No-

-Solo una vez…-

-Que no-

Quizás esta situación sería más fácil de entender si se explicara que la chica sostenía la peluca naranja en sus manos como ofreciéndola al chico, y ante su negativa, ella solo insistía cada vez más desesperada. Suerte que el chico tenía los nervios de acero y era un muro infranqueable ante esta clase de situaciones…

-¿…Realmente quieres que me lo ponga con tantas ganas?-

…o tal vez no.

-¡Si, definitivamente! ¡Creo que te verías muy lindo!-

-…-

El chico se rascó la mejilla, antes de dejar salir un gran suspiro. Los ojitos que Yui le estaba poniendo lo debilitaban a cada segundo.

-Bien, entiendo, si realmente lo quieres… supongo que puedo…-

Y con toda la vergüenza del mundo, el chico entonces se colocó la peluca, logrando que el rostro de la chica se iluminara con todas las de la ley. Lo siguiente que supo Keima fue que Yui lo había tomado de los hombros y se encontraba contemplando su rostro sonrojado con una felicidad bastante contagiosa.

-¡Muchas gracias Keima-kun!-

-Q-Que consté que no lo hice por ti… s-solo lo hice para compensarte por ayudarme a curar mis heridas-

-Sí sí, igualmente, muchas gracias-

-…-

Aunque claramente no estaba convencida, Keima lo dejó pasar, sí la hacía tan feliz, le daba un poco igual tener que lanzar algo de su orgullo por la ventana.

-Bien, estás satisfecha, ¿Verdad?, ahora voy a…-

-¡E-Espera! ¡Espera un segundo!-

-¿?-

-A decir verdad, hay otra cosa que quisiera pedirte…-

El chico le dio una mirada despectiva a la chica por algunos segundos, antes de ceder.

"Igual ya llegué tan lejos"

-Y… ¿De qué se trata?-

-Pues… de esto-

Entonces Yui se metió las manos en el bolsillo de su uniforme y sacó… una diadema con orejas de gato.

-¿Podrías ponerte esto y decir "Nyan"? ¿…por favor?-

-…-

-…-

-…-

-…-

-¿…qué?-

-Pues, sabes, me gustaría intentarlo, aunque sea una vez-

-…-

-…-

Los ojos del chico la escrudiñaron de arriba abajo, y Yui sintió la presión que ejercía su mirada. Antes de saberlo una mirada resignada surcó el rostro de la chica.

"Sí… supongo que no va a querer hacerlo"

-…Bien, solo tengo que ponérmelo, ¿Verdad?-

-¿eh?-

Para cuando se dio cuenta, Keima ya le había quitado la diadema con un rostro entre avergonzado y serio. Los ojos de Yui se abrieron en sorpresa cuando vio que el chico posaba las orejas de gato blancas sobre su cabeza y la miraba a la cara algo sonrojado.

-¿M-Me veo bien?-

Yui solo pudo soltar algunos sonidos como "Haaa…" o "Eee…" antes de asentir lentamente con la cabeza. Luego tragó saliva al ver como la boca del chico se abría mientras claramente se forzaba a sí mismo a terminar con su tarea.

-Ny…-

-…-

Keima se detuvo por unos segundos mientras toda la sangre se le subía a la cabeza. Pero una vez que observó el rostro expectante de Yui, solo pudo cerrar los ojos suspirar resignadamente antes de continuar.

-Nya…nnn-

Y el tiempo se detuvo para Keima. El chico entonces abrió los ojos antes de…

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!-

-¡¿Y-Yui?! ¡¿Qué te pasa?!-

La chica se encontraba temblando como una gelatina mientras se abrazaba a sí misma.

"Esto no puede ser…"

Los pensamientos de Yui iban subiendo el volumen poco a poco al mismo tiempo que volteaba a mirar a Keima a los ojos, cosa que lo empezó a poner nervioso.

"¡Este nivel de lindura es demasiado! ¡ESTO DEBERÍA SER ILEGAL!"

-Y-Yui… ¿Estás bien?-

Yui entonces miró al chico con el rostro más serio que podía conseguir.

-Este… es el nacimiento… de Keima-nyan-

-¿¡Eh!?-

Y de repente y sin previo aviso, Yui echó porras a los cuatro vientos.

-¡KEIMA-NYAN!-

-¡Y-Yui… para ya con eso!-

-¡KEIMA-NYAN!-

-¡Maldición Yui!-

-¡KEIMA-NYAN!-

Y mientras Yui celebraba, la vergüenza finalmente se llevó lo mejor de Keima. Así que con la cara toda roja, se giró para intentar salir de ahí lo más rápido posible.

Por eso mismo se sorprendió tanto cuando vio a Amami mirando el espectáculo completo con los ojos bien pelados desde el umbral de la puerta.

-Ah…-

Yui entonces se dio cuenta de su presencia, y la castaña contemplo a la peli negra con los brazos congelados en el aire. La miró por unos segundos mientras sus ojos se tomaban un paseíto por el cuerpo de la chica. Luego, su mirada recayó sobre Keima, mientras un tic nada normal se apoderaba de uno de sus ojos, al contemplar la imagen casi sin color del joven.

Lo extraño, sin embargo, vino cuando su rostro regresó de repente a un estado indiferente. Y antes de que Keima pudiera articular palabra alguna, Amami habló con total tranquilidad.

-…Meh, soy de mente abierta ¡Mi príncipeeeee!-

Lo siguiente que supo Keima fue que la chica se encontraba abrazándolo con fuerza mientras Yui los miraba casi que boquiabierta.

-A-Amami… ¡Suéltame por favor!-

-¡Nunca! ¡No sé qué pasó esta mañana con esa chica de cabellera negra, pero la antena de los sentimientos eternos no se conectará con Plutón a menos que reparemos a la estrella sideral del amor! ¡Incluso si no recuerdas cómo, te mostrare mis sentimientos y entonces sabrás que las ruinas de Machu Picchu fueron hechas para nosotros!-

-¡¿Qué tienen que ver unas ruinas en Perú con todo esto?! ¡Habla japonés maldita sea!-

Yui no hallaba una manera adecuada de entender lo que estaba pasando. A sus ojos, solamente estaba viendo a una chica con aparente esquizofrenia aferrarse al chico… por eso su reacción ante las siguientes palabras de la Denpakei fue tan exagerada.

-¡Descuida, de seguro lo entenderás una vez que nos casemos!-

-Ah no, eso sí que no-

Acto seguido Amami fue tomada del hombro y apartada de su presa por segunda vez en ese día, cosa que francamente ya la estaba empezando a cabrear. Pero antes de que hiciera nada Yui se interpuso entre ella y el chico.

-No voy a dejar que te lleves a Keima-kun-

-¿Eh? ¿Por qué?-

Ante esto Yui carraspeó antes de responder.

-¡Porque yo seré la que se cas…!-

-Espera un momento. Tiempo, tiempo fuera-

Las repentinas palabras de Amami fueron un balde de agua fría para tanto Yui como Keima… vaya manera de cargarse la atmosfera.

-¿Qu-Qué ocurre?-

Amami procedió a masajearse la sien mientras enfocaba a Yui con su mirada.

-Verás, ¿Esto…?-

-Yui-

-…Yui-san. Verás, justo en este mismo día, hace un par de horas atrás, otra chica dijo exactamente las mismas palabras, de la misma forma-

Yui miró a Keima confundida, el chico solo respondió con un bajo "Ayumi", logrando que algunos engranajes giraran y Yui comprendiera.

-Y cuando estaba buscándolo a él, una chica con coletas amarillas se me interpuso y me preguntó, muy amenazadoramente por cierto, por qué lo buscaba… y más tarde ocurrió lo mismo con una Sempai de cabello marrón y cara de pocos amigos, así que… ¿Qué pasa con eso?-

La boca de Yui se abrió para intentar responder, pero francamente, no sabía qué decir. Keima ciertamente le había contado sobre el que sus conquistas le habían recordado, al igual que hizo con Kanon. Pero de ahí a darle una respuesta satisfactoria a la chica…

-Pues… es algo complicado-

-Yui-san, en este momento lo único que quiero hacer es abrazar a Keima y planear mi futuro junto a él…-

El chico palideció.

-…Si no puedo tener eso, entonces me gustaría mucho que me explicaran qué está pasando que hay tanta gente metiéndose en mi camino-

La forma franca y directa en la que Amami hablaba le dijo a Keima que, muy seguramente, la chica estaba al límite de su paciencia. Así que después de pensárselo harto, hondo y tendido, el chico habló.

-Pues… la respuesta está detrás de ti-

Amami entonces parpadeó un par de veces, antes de voltear.

Lo que ocurriría después no se lo imaginaría ni en sus más alocados sueños. Porque para cuando el sonido de los zapatos chocando contra el suelo le llamaron la atención a ella y a Yui, Keima ya había cogido suficiente vuelo como para salir corriendo hacia… una ventana que había abierto hace algunos segundos atrás.

-¡¿Keima?!-

-¡Keima-kun!-

Pero el chico no escuchó. En un pestañeo cruzó la poca distancia que lo separaba de la ventana, y mientras la canción I Believe I Can Fly de R. Kelly sonaba en su cabeza, el chico brincó por el recuadro. Entonces el chico sintió la sensación de vértigo y el aire chocar con su cara mientras la gravedad hacía su trabajo… Obviamente no se había lanzado sin un plan.

"¡Muy bien poderes! ¡No sé cómo se activan, y tampoco sé si pueden hacerlo a consciencia! ¡Pero por favor, los necesito ahora!"

-¡KYAAAAAAA!-

-¡KEIMA-KUUN!-

Mientras los gritos de las dos resonaban a sus espaldas, todo en la cabeza de Keima empezó a fluir en cámara lenta. Al instante, una línea roja surgió desde el lugar del impacto hacia donde estaba el chico en el aire, y mientras la sensación de cámara lenta lo abrumaba, algo tomó control de su cuerpo… lo suficiente como para poner sus piernas en posición.

Cuando impactó contra el suelo, y su diafragma se sacudió, una pequeña nube de polvo se levantó desde el pasto del jardín donde había caído y sintió cómo la tierra bajo sus pies se hundía al recibir el impacto, incluso sintió cada órgano, hueso, diente, vena y arteria vibrar por la conmoción… pero estaba ileso.

"Ahora… me piro de aquí. Lo siento Yui, pero no puedo estarle revelando la misma información que te dije a ti y a Kanon a todo el mundo"

-((¿…Si te diste cuenta de que la falda se te subió mientras caías?))-

"…ah"

-((Eso pensé))-

[-EN ESE MOMENTO, EN EL SALON DE HACE UNOS SEGUNDOS-]

-…No soy la única que acaba de ver a Keima caer dos pisos como si nada, ¿Verdad?-

-…No-

Ambas jóvenes tenían expresiones bastante dispares. En el instante en el que el chico creó el mini cráter en el suelo, Amami abrió los ojos como platos mientras que Yui solo se quedó sin palabras. Y una vez que ambas vieron cómo salía de ahí como si nada, Amami se dirigió a Yui al notar que no estaba tan sorprendida.

Solo entonces la Denpakei se recostó sobre el marco de la ventana mientras veía la figura de Keima travesti acomodarse la falda y alejarse a la distancia y perderse en una esquina. A su lado, Yui contempló su figura pensativa sin decir nada por unos segundos. Claro, hasta que Amami habló.

-¿…Tú también lo quieres?-

Yui abrió un poco los ojos antes de sonreír.

-Sí. Desde el fondo de mi corazón-

Amami la miró directamente luego de escuchar esas palabras, y luego su mirada volvió a perderse en el enorme espacio central de la escuela al que daba la ventana.

-…Es un chico muy extraño-

-Sí, lo es-

-¿Sabes? Cuando lo conocí por primera vez, estuvo a punto de morir por un incendio, y a decir verdad solo me lo encontré por pura casualidad. Cuando lo volví a encontrar, a pesar de que deliberadamente traté de alejarle de mí, a pesar de que solo decía cosas inentendibles, nunca se espantó por ello-

En la cabeza de Yui aparecieron imágenes recientes sobre la explicación de Keima de los espíritus prófugos, y lo que pasaría si dejaba a uno de ellos crecer a sus anchas.

-…Sus ojos son hermosos-

-¿Eh?-

-Los de Keima, sus ojos son… lindos de una forma en que no puedo entender bien. Cada vez que me mira, siento un cosquilleo en mi estómago, como si pudiera ver a través de mí… pero también siento amabilidad, siento seguridad; Es irónico ¿No?, sus ojos son fríos y distantes, pero cada vez que los veo, solo siento calor brotar desde mi interior-

Luego ella recuperó su postura y concentró su mirada en el brillo del Sol en el cielo, y contempló como las nubes ya empezaban a dispersarse.

-He pasado, la gran mayoría de mi vida rodeada de políticos, de gente falsa e hipócrita, de gente que solo mira mi cuerpo y de gente que solo quiere mi dinero… nunca había encontrado a alguien que me mirara a . Cualquier persona que haya estado en la aristocracia conoce muy bien la cantidad de cosas de las que son capaces los seres humanos-

Yui solo pudo asentir en comprensión.

-Y por eso sé muy bien, que la gente como Keima, que los hombres como él, son demasiado escasos como para ir tomándolos a la ligera. Es decir, claro que hay hombres buenos, pero incluso así, en la gran mayoría de los casos, son solo idiotas fingiendo ser buenos para conseguir lo que quieren de ti-

Yui, que se encontraba de brazos cruzados y recostada de la columna al lado de la ventana, escuchó cada palabra proveniente de los labios de la chica a su lado, y solo entonces preguntó.

-¿A qué quieres llegar?-

Amami entonces miró a Yui a los ojos con una sonrisa desafiante.

-A que no me interesa qué clase de cosas ha hecho con otras mujeres. Sus ojos no mienten, Keima es una buena persona, y no me importa si hay una, dos, tres o hasta diez chicas detrás de él… aun así, no planeo rendirme-

Una pequeña gota de sudor bajó por la mejilla de Yui al presenciar la determinación de Tooru Amami a quemarropa.

-…Parece… realmente importante para ti-

Amami se encogió de hombros mientras sus ojos se fijaban en Yui.

-Es simple la verdad. Mi familia es rica, y he tenido una muy buena educación desde pequeña, he sido entrenada para tocar el piano, hablar otros idiomas, política y etiqueta, danza y contabilidad. Y como dije, ya que mi familia es rica, quien se case conmigo va a tener mucho poder en sus manos…-

Luego, Yui observó cómo el ceño de Amami caía sobre sus ojos y estos adquirían un extraordinario brillo de anhelo en ellos.

-…Me niego a desperdiciar todo eso en un hombre al que no considere digno de mí-

Yui entonces comprendió de dónde venía la chica.

"Claro, su forma de moverse, de hablar, de pensar… es una chica adinerada, como yo"

Y casi al instante, comprendió el porqué del interés de Amami en Keima.

"Supongo que tiene sentido"

"¿A qué te refieres Yui?"

La voz de Mars en su interior le llamó la atención.

"Pues… básicamente, aparte de estar enamorada de Keima-kun, ella debió interesarse con más fuerza en él porque seguramente lo investigó antes de venir aquí, y se dio cuenta de que posee unas cualidades bastante difíciles de encontrar"

"Oh, ¿Cómo su inteligencia y eso?"

"Sí, justamente eso. Para la gente como nosotras, encontrar a alguien como Keima-kun es de hecho extremadamente difícil"

Mientras mantenía su conversación interna, Amami entonces se retiró luego de un leve "Nos vemos criatura del cosmos", dejando a la chica sola y recostada de aquella columna en ese salón con la mirada fija en la puerta por la cual la castaña se había ido.

"Pero, ¿Por qué?"

"Bueno… es algo difícil de explicar, pero debido a que somos adineradas, es un hecho que la gran mayoría de hombres que conoceremos a lo largo de nuestra vida serán aprovechados y malas personas que intentarán sacar todo lo que puedan de nosotras para beneficio propio, es casi como una ley matemática"

"…Me sorprende la naturalidad con la que dices algo así"

Yui solo se encogió de hombros con una sonrisa tímida.

"Son cosas que te dicen desde que eres pequeña, y siendo ese el caso, es natural que quiera insistir en alguien como Keima-kun."

"¿? ¿Hay otra razón por la que no puede ser otro hombre?"

La curiosidad de la diosa le sacó una risita nerviosa a la chica, quien luego procedió a responder con una de las verdades más crudas de su familia.

"Un hombre normal no está hecho para casarse dentro de una familia adinerada. Incluso si realmente está enamorado, una vida al lado de alguien con tantas responsabilidades como yo va a quebrarlo eventualmente"

"…"

Mars entonces comprendió algo del significado detrás de las palabras de Yui. Básicamente, lo que la chica estaba diciendo, es que, con una educación normal, y habiendo vivido una vida normal, no era suficiente para la carga que conlleva una familia como la suya, por muy cruel que sonara.

Hollywood, la literatura, y el mundo del manganime han cometido desde hace ya algún tiempo algunos errores con respecto a la gente con dinero.

El primero, es que les ha dado por pintar a la gente rica y acaudalada como gente muy arrogante y que carece de empatía por las personas normales. Esto es cierto y falso a la vez; sí, hay muchas personas arrogantes entre la gente con poder, pero el hecho es que no es una regla general, la razón por la que podría parecer así, nace de un pequeño malentendido que ocurre por falta de información.

El segundo, es que se ha creado el estereotipo de que los matrimonios políticos son basura y siempre están amañados para que la heroína siempre salga perjudicada. ¿Cuántas veces no habrás visto ya el típico desarrollo de "la heroína está comprometida con un cerdo bastardo, así que el prota tendrá que salvarla"? Sí, es un buen desarrollo… pero no es realista.

Es decir, por supuesto que una mujer que esté enamorada de un hombre diferente al de su compromiso debería tener derecho a seguir su corazón… ahora bien, el chiste está, en que, en el mundo real, la gente de alta alcurnia es educada para enamorarse solo de personas dignas de ellas.

¿Eso de "chica popular, rica e inteligente reconoce que chico ñoño es una buena persona y se enamora de él por eso"? Pues las chicas como Amami y Yui estaban entrenadas para ser inmunes a cosas así.

En el mundo real, nunca ocurrirá que una mujer de alto estatus social se enamore de un hombre promedio. Básicamente, ese desarrollo del tipo "la princesa y el plebeyo" es algo muy, muy escaso, el malentendido que solía cometer la gente normal estaba en confundir esto con elitismo o pedantería, pero es más bien el hecho de que una persona acaudalada carga con mucha responsabilidad como para estarla compartiendo con alguien común. Solo pensar en toda la riqueza de su familia, el futuro de sus relaciones, sus empresas y/o compañías, y que todo eso tarde o temprano recaería sobre sus hombros hablaba mucho de lo muy cuidadosa que tendría que ser al elegir a un compañero.

Mars entonces retomó la palabra.

"En ese caso, no puede ser cualquiera. Necesitas a alguien con destreza, ¿Verdad?"

Yui entonces asintió mientras su mirada se elevaba dentro del pequeño salón, y contemplaba las luces apagadas en el techo.

"Y ese es el problema... Mars, ¿Recuerdas esa película que vimos ayer?"

"¿La del chico al que enviaron a un manicomio por depresión?"

Yui asintió en respuesta.

"¿Recuerdas a su mejor amigo?"

"Eso… si mal no recuerdo, era el tipo de lentes al que le siempre le salía todo bien, pero el protagonista no se llevaba bien con él porque era…"

"Un mal sujeto"

El rostro de Yui se mantuvo inexpresivo mientras su miraba bamboleaba ahora por el desordenado salón, y contemplaba la mitad desordenada y la mitad ordenada de su interior. Luego de un suspiro, continuó hablando.

"La gente talentosa siempre ha tenido el peculiar estigma de que no son gente agradable. Yo misma he conocido a algunos en mi vida, y si no es que son presumidos, es que tienen un ego bastante inflado, y si no es eso, es que no tienen empatía para con los demás… personas con memoria fotográfica, personas capaces de manejar varias empresas al mismo tiempo, es como si siempre estuvieran en su propio mundo… como si fueran los protagonistas de una historia que están conscientes de que son los protagonistas… en el mejor de los casos, serías capaz de aguantar a su lado a lo mucho unos días. Por eso me es imposible imaginarme al lado de alguien así… y seguramente es el caso con ella; al lado de otros, Keima-kun es de hecho alguien bastante decente en comparación"

"Ya veo"

"Por eso el dilema: Un hombre normal seguramente terminará sufriendo más de lo necesario, pero un hombre talentoso muchas veces es incapaz de querer a alguien adecuadamente, en los dos casos, termina saliendo mal por algún lado"

"…Ustedes están en una posición difícil… Entonces a ver si entiendo, si dibujáramos un círculo alrededor de los dos tipos de hombres, el punto en el que se conectan sería… ¿Su ideal?"

"Mm, para las mujeres de una casa rica, siempre ha sido una gran fantasía casarse con un hombre apuesto, que las quiera, y que sea digno de ellas"

Digno, en el caso de Amami, seguramente se refería a un hombre capaz de estar a su mismo nivel, o incluso superarla. No podía casarse con un asalariado, por ejemplo; en parte porque la poca cultura de un hombre así chocaría mucho con ella, y en parte porque quien sea que fuese su pareja tendría que lidiar con muchas más cosas que solamente papeleo en una oficina.

Además de que, por propio orgullo personal, casarse con un hombre normal seguramente la haría sentirse que todas las habilidades que cosechó a lo largo de su vida serían para nada, algo como "Soy la líder de varias compañías en el mundo… pero él trabaja en una oficina"

El chiste acá estaba, en que quienes reunían esas características con las que ella soñaba, solían descuidar mucho otras áreas de su humanidad. Por lo que alguien que fuera sensible rara vez se encontraba en alguien bueno con las matemáticas, por ejemplo.

El problema, yacía en el hecho de que ella era una mujer demasiado fuera de serie como para tomarse el asunto de una pareja a la ligera. No solo era de alta cuna, sino que también había estado entrenando y estudiando varias disciplinas bajo la tutela de varios de los mejores tutores a lo largo de su vida.

Si para una chica normal el hombre ideal era el típico Justin Bieber complejo, profundo y con muchos amigos, para una chica del nivel de Amami, ¿Cómo debía ser un hombre ideal?

Ella no era una estudiante normal, era la élite de la élite. Querer encontrarse a alguien de quién sentirse orgullosa de verdad, era simplemente algo natural. Incluso si no lo decía en voz alta, ese tipo de romance en donde le decía a su pareja que "No tiene que ser el mejor para que lo quiera" seguramente le parecía una manera de conformarse, y si se trataba de un ideal, muy probablemente querría evitar fantasear con algo así a toda costa.

Puede que sonara algo descortés, pero la realidad era, que la gente que sacaba malas notas, por ejemplo, no solían ser buenas personas. Uno de los mayores errores de los mangas y animes es querer mostrar que la carencia de una habilidad no implica la carencia de otras, algo que está muy equivocado. ¿Ese desarrollo en donde un chico saca malas notas y se viste mal, pero resulta ser una buena persona? Pues es muy escaso, realmente cosas así casi nunca ocurren en el mundo real.

Es algo difícil de entender, pero va más o menos así: Si una persona cuida bien de sus hermanos menores, entonces quiere decir que posee instintos paternos o maternos, por lo cual cuando tenga hijos, es seguro concluir que seguramente va a tener mucho cuidado con ellos al criarlos. Por el contrario, si no cuida bien a su familia, entonces no es muy probable que vaya a cuidar bien de sus crías.

Si una persona posee una inmensa cantidad de conocimiento sobre el mundo, entonces es muy probable que sea bastante mente abierta al respecto de ciertas costumbres de ciertas culturas, como por ejemplo la necesidad de tener la cabeza cubierta de las mujeres musulmanas. Por otro lado, si no entiende mucho del mundo, entonces es muy probable que hayan peleas por el choque cultural entre ambas partes, cosa que, francamente, es horrendo.

Si dicha persona sabe mucho de matemáticas, entonces será muy adepto o adepta a encontrar soluciones a los problemas que se encuentre en su vida, en lugar de sacarlo todo de quicio como hacen muchos especímenes allá afuera.

La paciencia, la ética, la virtud, el honor, la amabilidad… todas son habilidades que se desarrollan a través de la vida, pero a través de ciertas disciplinas, es posible darles un crecimiento acelerado. Todas las heroínas de Kami Nomi habían pasado por este proceso en mayor o menor medida: El correr le había dado una personalidad directa y honesta a Ayumi, las artes marciales habían hecho a Kusunoki disciplinada y serena, enseñar había hecho a Nagase paciente y educada, entre muchos otros ejemplos.

El mayor miedo de Amami muy seguramente era tener que estar con un hombre al que no le importara crecer como persona. Tomemos por ejemplo al típico chico de secundaria: Un joven que, a lo mejor, de estar con ella en una misma habitación, solo sería capaz de pensar en sus pechos, lo corto de su falda, o el olor femenino del cuarto; un joven que, cuando se dé el momento de la verdad, dude y se eche para atrás; un joven que, de encontrarla con otro hombre a solas, pensaría lo peor y no le daría oportunidad a explicarse.

Era extremadamente probable que Amami detestara tener que estar con alguien así, en gran parte porque, visto lo visto en su pequeño intercambio de palabras, Yui había visto que ella era suficientemente madura como para evitar caer en esa clase de situación. Estar con alguien así entonces la haría sentirse que, más que estar saliendo, estaba criando a un niño.

¿Cómo le pides a alguien que sea feliz de esa manera?

De la misma forma en como aquellos que hacen ejercicio esperan conseguir a alguien que cuide su cuerpo, o cómo aquellos con buenas notas esperan a alguien inteligente, ella seguramente tendría el pequeño sueño de encontrarse a un hombre capaz de sorprenderla.

Pero en Maijima, e incluso en el mundo, ocurría que los hombres no cumplirían con ese ideal tan fácilmente. El hecho de que fueran tan raras las mujeres como ella quería decir que los hombres que cumplieran con su ideal eran más raros aún.

Y esto la llevaba a Keima. Si ya era raro encontrarse a alguien que fuera capaz de acumular la misma destreza y habilidades que ella habían pasado toda su vida perfeccionando, lo raro que debía ser encontrar a una persona capaz de equipararse con ella sin la misma cantidad de recursos a su disposición… básicamente debía ser oro.

Por no ser rico, estaba garantizado que su ego no se iría al lugar equivocado.

Por haber aprendido por sí solo a hacer tantas cosas, garantizaba que fuera autodidacta, lo que a su vez hablaba de la disciplina y la dedicación que debía tener a sus objetivos.

Por estudiar en una escuela normal, se le garantizaba cierto grado de flexibilidad y tolerancia ante los demás. A diferencia del típico mal genio de la gente que iba a escuelas prestigiosas, eso era algo bastante agradable.

Por haber sido capaz de ayudarla a superar sus problemas, se garantizaba que tenía una sabiduría y agilidad mental bastante altas pese a su edad.

Y… seguramente, por ser tan idiota y terco de vez en cuando, la hacía sentir que no podía dejarlo solo.

Incluso si su necesidad de jugar era tan grande, en comparación a otras personas, no era precisamente ni tan malo ni tan insoportable. Además, si hacía que se enamorara de ella, ¿No sería justo pensar que seguramente le prestaría más atención?

La razón por la que Yui era capaz de razonar todo esto, era porque ese también era su caso con el chico. Cuando le dijo a Keima aquella vez que "supo que era especial" no lo decía en broma. Y si Amami era la clase de chica que estaba pensando que era, entonces era muy probable que sus pensamientos con respecto al chico de las gafas oscilaran mucho, sino extremadamente cerca de todo el razonamiento que ella había hecho.

Mars entonces conectó todos los puntos.

"Ya entiendo."

"Y si le agregas el hecho de que no hay tanta diferencia de edad…"

Luego de hacer algunos cálculos en su mente, Yui dejó salir un suspiro resignado.

"…seguramente ella va a ser una rival muy difícil, es como alguien que de repente encuentra una galleta dorada en una tienda llena de galletas marrones"

Después de este comentario Mars se materializó en una de las ventanas al lado de Yui, logrando que esta se alejara de la columna y tomara asiento frente a la diosa.

-Esto es bastante curioso. Esto del amor casi parece una guerra… a ver, si establezco las habilidades de ese hombre como recursos, y a él lo establezco como territorio…-

Yui iba a hablar, pero el monólogo de su diosa le pareció tan curioso que decidió ver a donde llegaría.

-…Lo que quieres decir, es que como Katsuragi Keima posee tantos vienes extremadamente raros y valiosos en un mismo lugar… ya veo, si fuera yo, tampoco me importaría tener que luchar con quien sea si eso me deja conseguir tamaño tesoro, es una ventaja táctica en demasiados sentidos como para dejarla ir tan fácilmente-

A Yui siempre le sorprendía cómo su diosa era capaz de llevarlo todo a un vocablo bélico a la hora de razonar, pero igual a lo mejor esa era su manera de hacer las cosas, y, bueno, mientras le funcionara...

-Pero, ¿Qué hay de ti, Yui?-

-¿Eh?-

-¿Por qué estás tan interesada en ese hombre? Tengo curiosidad-

A Yui le tomó unos segundos reunir sus pensamientos, y al final, simplemente sonrió mientras hablaba de forma sincera.

-Porque… Keima-kun es una persona de verdad brillante-

Mars ladeó la cabeza, algo confundida a decir verdad.

-Eso… ¿Eso es todo?-

Yui asintió con una sonrisa inocente mientras se levantaba de su asiento y empezaba a arreglar los pupitres del salón. Y sin mirar al reflejo mágico, Yui contestó su pregunta con otra pregunta.

-¿…Me creerías si te digo, que es la primera vez que honestamente he podido decir algo así sobre otra persona en toda mi vida?-

Mars parpadeó a la vez que contemplaba la espalda de la chica con sus ojos rojizos mientras esta establecía el orden entre los cada vez menos desordenados pupitres del salón, todo mientras el Sol empezaba a teñir todo de un color amarillento y las sombras dentro del salón empezaban a alargarse en oposición a la luz de la estrella.

-Yui…-

La joven entonces terminó de acomodar la última fila de los asientos escolares, antes de proceder a retirarse del salón después de recoger la maleta y el botiquín usado con una mano.

-Sin importar qué, no quiero arrepentirme de dejar pasar esta oportunidad. Lo que quiero, es caminar al lado de él, quiero ser capaz de mirar las mismas cosas y de hacer las mismas cosas… quiero hacerlo feliz-

Entonces, al llegar a la puerta corrediza, se detuvo mientras su mirada recorría los patrones en la madera, y sin darse cuenta, con la yema de sus dedos empezó a recorrer uno de ellos.

-…Pero, estoy segura de que algo como eso no será suficiente para alguien como Keima-kun, porque si solo quisiera hacerlo feliz, entonces estaría olvidando algo importante-

La diosa no pudo ocultar su curiosidad.

-¿Y eso es?-

Yui entonces se giró a Miro a Mars a los ojos.

-Keima-kun es un hombre-

Y luego una suave sonrisa se esparció por su rostro.

-…Y por eso, incluso si no quiero que me ayude, e incluso si me hago la fuerte, vendrá a rescatarme si llego a necesitarlo. Así que quiero poder caminar a su lado, para evitar que tenga que preocuparse por mí-

Luego tomó el mango, y abrió la puerta deslizándola.

-Y de esa forma, al igual que hoy, al igual que antes… cuando ocurra el momento en que no pueda más, cuando sienta que quiere rendirse, lo ayudaré a levantarse otra vez, todas las veces que haga falta-

-…-

Yui entonces salió del salón cerrando la puerta detrás de ella. Curiosamente, Mars se quedó en el vidrio de la ventana mientras parecía pensar varias cosas al mismo tiempo, y antes de que su portadora se alejara mucho del recinto, habló en voz alta.

-¡Y ¿Cuándo le devolvemos la peluca?!-

Entonces del otro lado de la puerta se pudo escuchar un "¡Gwuah!" seguido de un sonido de alguien resbalando y cayendo al suelo. Momentos después, Yui volvió a abrir la puerta, esta vez gateando mientras se acariciaba la cabeza con una expresión seria.

-E-Esta noche, por favor-

[-MIENTRAS TANTO, EN OTRO LADO-]

Después de haberse escabullido de nuevo al salón, y de haber desecho el muñeco de hagoromo, Elsie se encontraba… incómoda. Por supuesto que, no podrías sentirte cómodo si los ojos de todos tus compañeros estuvieran intentando atravesarte.

"¿…Por qué todo el mundo me mira?"

Mobuko: Psst, Elsie, Elsie.

-¿Eh?-

La demonio se volteó para mirar a la chica que le estaba hablando, todo bajo la atenta mirada de… bueno, de todo el mundo en el salón.

Mobuko: ¿…Cómo lo hace? ¿Hay algún truco?

-¿? ¿Hacer qué?-

El chico que se sienta a su derecha: No nos jodas Elsie-chan, dinos ¿Cómo lo hace?

-¿E-Eh?-

Era una agradable tarde, a pesar de ser lunes, pero incluso siendo ese el caso, la opresora atmósfera que la rodeaba hacía que no pudiera pensar para nada bien. Todos los presentes del salón la estaban mirando, a veces de reojo, otros simplemente directamente. "¿Habré hecho algo malo?" Pensó en algún momento, pero tuvo que descartar la idea después de razonar que, para empezar, ella no había estado en el salón la mayoría de la mañana.

Además, no la estaban mirando solamente a ella. Una volteada de mirada a su izquierda le reveló que otra persona estaba sufriendo de algo de acoso visual también.

"¿Ayumi-san?"

¿Por qué la estarían mirando a ella? No tenía la más remota idea, pero el hecho de que le gente del salón sorteara miradas entre las dos ya era bastante extraño… y el hecho de que la corredora no dejara de sonreír mientras miraba a su libro era aún más extraño.

Sin embargo, lo que más le llamaba la atención a ella, y aparentemente también al profesor de matemáticas que intentaba dar su clase, era el chico con un cono blanco que le cubría la cabeza, con un uniforme que le recordaba a cómo quedó su hermano luego de que Ayumi y ella "hablaran" con él, que estaba parado en la esquina con cara de traumado mientras sostenía con brazos temblorosos un signo que decía "Hablo demasiado"

Elsie entonces se dirigió a Mobuko.

-Emm, ¿Por qué Yameno-san está así?-

Mobuko: …La verdad nadie tiene idea.

Elsie entonces se dio cuenta de cómo todos asentían al unísono con las palabras de la chica, muy a pesar de que esta estaba hablando por lo bajo para que el profe no la escuchara.

Mobuko: Lo único que sabemos es que cuando Yameno se puso a insinuar en broma que la profesora Nikaido estaba celosa de tu hermano… no puedo decirlo.

-¿Eh? ¿Por qué?-

Mobuko: Elsie-chan, eres muy pura, no tienes que saberlo.

Las varias gotas de sudor en su rostro se multiplicaron al voltearse y ver como todo el salón salvo Ayumi y el profesor asentían con la cabeza con expresiones bien serias. Uno de ellos aparentemente no aguantó el recuerdo, porque fue hasta la ventana y la abrió, y mientras una brisa se metía al salón, vomitó sonoramente.

Elsie enmudeció.

"¿T-Tan malo fue?"

Nada especialmente interesante pasaría durante el resto de las clases, para agradecimiento de unos y desgracia de otros. Aunque Elsie sería incapaz de deshacerse de sus inquietudes a lo largo de los últimos períodos… sobre todo teniendo en cuenta que la gente no dejó de mirarla en ningún momento.

[-MIENTRAS TANTO, CON KEIMA-]

-((¿Planeas volver a tu salón o qué?))-

"¿Estás loco? ¿Después de lo de esta mañana?"

-((Y… ¿A dónde piensas ir?))-

"A cualquier lado en el que pueda pensar en paz, supongo"

El chico entonces se alejó de las puertas de la escuela mientras emprendía rumbo a ningún lado en particular.

-((...Jeje))-

"¿Qué?"

-((Nada, nada, solo que, tu charla con esa chica Yui parece haberte hecho mucho bien))-

"¿Por qué te interesaba tanto que me diera cuenta de eso?"

-((Porque, si se trata de un idiota ayudando a los demás a costa de él mismo, ya he visto esa historia antes… nunca termina bien))-

"…"

-((Creo que tengo una ligera idea de por qué nunca te diste cuenta de tu problema, y creo que aun ahora sigues teniendo problemas aceptándolo, pero algo es mejor que nada))-

"¿Una ligera idea?"

-((Vamos, estoy muy seguro que mientras caminabas por ahí se te tuvo que pasar por la cabeza a ti también…))-

El chico desvió la mirada mientras le pasaba por el lado a la gente en la acera, un pequeño ventarrón proveniente de un auto que pasaba por ahí movió el cabello de su peluca mientras su mirada se agriaba un poco al andar.

-((Puedes ignorarlo todo lo que quieras… pero ambos sabemos en donde estuvo tu error))-

"…No me lo restriegues en la cara"

Aunque apretar sus puños no iba a resolver sus problemas tampoco. La mirada de Keima se perdió en la nada que había entre el suelo y sus ojos. Pero quizás porque sabía que lo haría, dejó que la voz dijera lo que debía decirse.

-((La razón por la que las portadoras de las diosas particularmente te siguen perdonando a pesar de que querías que te odiaran, a pesar de que pensaste que sería más fácil si solamente aprendían a dejarte ir por alguien mejor, y a pesar de que no importa cuánta tierra te eches a ti mismo, siguen volviendo a ti… es porque nunca consideraste tus propios parámetros, y no hablo de los que creas durante tus conquistas, hablo de tus parámetros reales))-

"…"

-((Pero el que no te tomaras a ti mismo en cuenta en la ecuación… se debe a tus juegos, ¿O me equivoco?))-

Ante estas palabras Keima solo pudo abrir la boca mientras pensaba en cómo contraatacar verbalmente, pero al final no pudo encontrar un regreso apropiado… porque lo sabía.

Desde hace mucho, él lo sabía. Lo que la voz quería transmitirle había sido un pensamiento que había estado cruzando su mente de una u otra forma desde hace mucho tiempo, más en específico desde el instante en que Elsie llegó a su vida y tuvo que conquistar a Takahara Ayumi.

Hablemos en serio por un segundo.

Obviamente los juegos de citas, de la forma en cómo Keima los había procesado, parecían ser algo bastante interesante. Pero la cruda verdad al respecto, y algo que el chico sabía desde hace mucho, pero había decidido ignorar, es que realmente los juegos de citas existen solo para fanservisear al Otaku de turno.

No importa de qué forma se le agarre, los simuladores de citas son en su mayoría experiencias que se usan solamente para satisfacer las fantasías de los hombres que los compran. Entendible, siendo que los hombres suelen ser en su mayoría los clientes más potenciales, una extensa cantidad de galges estaban hechos a medida para adaptarse a los gustos de los sujetos.

…Y desgraciadamente, gracias a sus experiencias con las mujeres del mundo real, el chico se había dado cuenta, de que eso hacía que los elementos y el romance que se presentaban en los galges realmente no reflejaran para nada cómo era, o mejor aún… como debería ser el amor en el mundo real.

El ejemplo más claro al respecto siempre se encuentra en el protagonista de turno. Al personaje principal de estos juegos por lo general se lo representa como una hoja en blanco; la gran mayoría de las veces suele ser alguien normal, sin ningún talento o capacidad especial, que sigue la corriente y cuyo único punto distintivo al final suele ser su sentido común.

Por supuesto que, el chiste se encuentra en el hecho de que, cuando te pones a pensarlo bien, ocurre que a esta clase de ser humano siempre se le recompensa con una chica que no solo es hermosa, talentosa y envidiada, sino que también es fiel, honesta y una buena persona.

No hace falta decir que, en el mundo real, sería bastante hijo de fruta ponerse a pensar que está bien que un tipo que es la representación de la normalidad del mundo sea capaz de conseguirse a una chica de ese nivel solo porque básicamente estuvo en el lugar correcto en el momento correcto.

Porque eso es lo que más fastidia de todo el asunto: El hecho de que las cosas que el prota hace para que la chica se enamore de él son cosas que cualquier pendejo podría haber hecho, y de que solamente pudo hacerlo gracias a sus poderes especiales o cualidades que obtuvo por pura casualidad o que casualmente fue el único en darse cuenta de lo que había que hacer, lo que realmente dice es que no fue capaz de conseguir a la chica con su encanto, sino a punta de pura suerte.

No se siente justo que un normalucho, o peor, un Otaku pervertido sin ambiciones en la vida se consiga el equivalente de una miss universo que encima tiene cerebro y una buena personalidad. En una nota aparte, también da bastante grima ponerse a pensar que grandes mujeres y personajes del mundo del manganime o las novelas ligeras, están pensadas para que, cuando crezcan y terminen quedando al lado del protagonista como su pareja oficial, terminen cuidando de la casa y haciéndole el almuerzo todos los días para que lo lleve al trabajo.

Es uno de los puntos malos de Japón, ponte a pensar en todas las mujeres fuertes y con determinación que has visto en el mundo de la cultura japonesa, y luego ponte a pensar que seguramente la gran mayoría de ellas estuvieron pensadas para acabar siendo la típica ama de casa que ayuda a su esposo... da grima pensar en eso. Y desgraciadamente cuando muchos Otakus en Japón fantasean con una waifu, al final se las imaginan así.

Luego estaban los problemas de las chicas.

La carta de triunfo que Keima solía usar para terminar sus conquistas, los problemas de la heroína, realmente eran útiles, porque lo eran… pero solo bastaba con girar un poco la perspectiva para que se trasformara en algo un poco psicopático.

Es entendible que el chico haya tenido que usarlos para darse cuenta de cómo ayudar a sacar el espíritu prófugo del interior de las chicas, pero en un juego cuyo único objetivo es hacer que se enamoren de ti… ¿Qué no es aprovecharse de su debilidad? En esencia no es un método muy diferente al que usan los hombres que asisten a bodas solo para acostarse con la amiga soltera de la novia aprovechándose de su soledad.

…Y es por antonomasia el método predilecto de la mayoría de escritores japoneses. En un mundo justo, un hombre tan estúpidamente común nunca tendría suficiente personalidad para hacer que una chica, cualquier chica del mundo del mundo del manganime, se interesara en él. Entonces es aquí cuando, para intentar igualar la balanza a favor del protagonista, el autor le da problemas a la heroína, y cuando el prota la ayuda con ellos, aparentemente se gana el derecho a su corazón.

Era un método eficaz… pero en cierto sentido también era rastrero.

Y como Keima ya se había estado dando cuenta desde hace un par de meses, realmente no iba a ser tan efectivo. Supongamos que haces que alguien se enamore de ti porque le salvas la vida, entonces ambos empiezan a salir, bien. Pero ¿Y si no se llevan bien? ¿Solo por pura gratitud serías capaz de pasar el resto de tu vida con alguien cuya personalidad choca enormemente con la tuya?

El romance no debería funcionar así.

Supongamos entonces, que hubiera una heroína que no tuviera problemas, que simplemente no hubiera nada mal con su vida. En ese caso hipotético, la gran mayoría de protagonistas y jugadores de videojuegos serían incapaces de enamorarla, por el sencillo hecho de que no serían capaces de aprovecharse de sus circunstancias.

Y… quizás, aprovecharse era el término más adecuado. Es decir, ¿Realmente parece justo que una chica con tanto talento y potencial termine al lado de un tipo cuyo mayor punto fuerte no es más que su sentido común? Además, de que, en la gran mayoría de los casos, realmente pudo no haber sido él, ¿Quieres decir que, si hubiese sido un viejo de cuarenta años, entonces una chica de quince o dieciséis años se hubiera enamorado de él solo por haberla ayudado? ¿Es eso algo justo?

No.

No lo era.

Bajo ninguna circunstancia era algo justo.

El problema es que esto les ha dado la ilusión a muchos hombres japoneses de que ser normales es suficiente para conseguir a esa clase de personas tan exóticas como parejas. Y como resultado de esta forma de pensar heredada a lo largo de varias generaciones, a las mujeres japonesas se les ha enseñado a no querer buscar mucho en la personalidad de su pareja… básicamente, a ser conformistas.

Era una especie de desfase emocional en masa.

Al final del día, la gran mayoría de heroínas allá afuera estaban enamoradas de "[insertar nombre del prota de turno] el hombre que me ayudó a solucionar mis problemas"

Y ese había sido el caso con Keima desde hace algún tiempo.

Como obviamente sus conquistas no serían capaces de ver en él algún otro punto a apreciar, solo serían capaces de mantener sus sentimientos en ese nivel. Al final, un tipo de amor que se basa solo en la gratitud no suele funcionar en el mundo real; en los juegos sí, pero eso es porque suelen ser fantasías… pero en el mundo real, solo serían unos años antes de que la otra persona terminara por cansarse de estar con alguien así.

Todas sus conquistas no estaban realmente enamoradas de él, estaban enamoradas de "Katsuragi Keima el hombre que me ayudó"

…O así fue hasta hace una semana.

Porque sin darse cuenta, varias de ellas, más en específico las portadoras de las diosas, habían empezado a desarrollar sentimientos más complejos hacia él. Su plan de hacer que le olvidaran y se enamoraran de alguien más estaba yéndose cada vez más por la borda. Si empezaban a llenar sus cabezas con tantos pensamientos referentes a él, entonces el infierno la pasaría muy mal tratando de borrar sus memorias.

Hubiera sido capaz de prevenir esto, si tan solo se hubiera tenido en cuenta a sí mismo. Lo que la voz le había querido decir, era que, aparte de algunos factores como su culpabilidad, el hecho de trabajar con la mentalidad de los juegos de citas le hizo automáticamente sacarse a sí mismo de la ecuación que tenía que resolver.

El asunto era, que como ya había explicado antes, los juegos en su gran mayoría siempre ponían al jugador como una hoja en blanco cuyos parámetros nunca afectan en nada a la conquista, porque si compras un juego, y el juego tiene una tsundere, por ejemplo, es muy común que, en Japón, los hombres no quieran tener mucha historia complicada de por medio para disfrutar del moe de la tsundere.

…Pero en el mundo real no funcionaba así. En el mundo real todos tienen gustos y preferencias diferentes. En el mundo real, las tsunderes, por ejemplo, debían tener alguna clase de gustos y expectativas hacia el chico al que querían como pareja; a diferencia de los juegos, en los que aparentemente estaban bien con el personaje del jugador… o la hoja en blanco, que es lo mismo, vaya.

Al tener preferencias, los pensamientos de una persona enamorada fluirían de un lado a otro haciendo sus sentimientos más o menos intensos dependiendo de su visión de la persona a la que querían.

Y al final, debido a su sentimiento de culpabilidad por haberlas conquistado, y debido a que precisamente los juegos le metieron subliminalmente la idea de que sus parámetros no importaban en una conquista, Keima cometió el error de…

-((El que nunca te dieras cuenta de que, de hecho, ellas sí podían enamorarse más de ti sin que tú hicieras nada porque te ven como alguien atractivo o deseable… admítelo, tiene su gracia))-

No podía negarlo. Para cuando se detuvo y se miró en el vidrio de una tienda, la voz en su interior se echó a reír… Estaba rojo, estaba muy rojo.

"Y-Yo…"

Curiosamente, ahora se estaba comportando algo más tímido que de costumbre. La vergüenza, hiciera lo que hiciera, no dejaba de nublar su cabeza.

-((Está bien, no tienes que aceptarlo todo de golpe… ¿Realmente te parece tan raro que piensen cosas buenas de ti?))-

"Y-Yo… Yo…"

De repente, se sentó en una banca que había por ahí.

"Yo no soy… ¡!"

Entonces el chico se jaló el flequillo de la peluca, logrando que esta se estirara lo suficiente para cubrirle los ojos.

-((¿Realmente… te molesta que piensen que eres un buen tipo?))-

"¡C-Cállate!"

Las palabras de Ayumi, Kanon y Yui resonaron como campanas en su cabeza.

-Tú, a tu propia manera… eres realmente increíble-

-No quiero solo un "buen" hombre… te quiero a ti-

-Realmente… para mí tienes que ser tú-

No hallaba una manera de lograr que la vergüenza cediera, aunque era natural, para Keima, ser despreciado, odiado o insultado se había convertido en parte de una rutina diaria… Si ibas y le decías que pensabas que era un buen tipo así de repente, no sabría cómo manejarlo.

Entonces apretó su falda con algo de fuerza. Su pulsó aceleraba llevando sangre a todo su cuerpo, sus hombros empezaron a temblar, y una emoción que solo pudo describir como rosa, empezó a, y estaba seguro que tenía que ser eso, envenenar su cabeza.

…Esto no era normal. Esa emoción era extraña, tenía que irse. Ya.

Luego empezó a realizar algunos complejos cálculos en su cabeza para dejar de sentirse así. Ese cosquilleo en su barriga, esa adrenalina que explotaba como fuegos artificiales en su corazón, sus pensamientos cada vez más revueltos… el hecho de que todo eso lo hiciera sonrojarse a más no poder… Keima no sabía por qué, pero sentía que, si se dejaba llevar por ese sentimiento, algo muy crucial en su interior terminaría por cambiar.

El que las alarmas de su cabeza le avisaran de eso debía significar que sería para mal… sí, eso debía ser. Definitivamente algo malo.

Así que se resistió al cambio de la mejor forma que encontró: Malinterpretando las intenciones detrás de las palabras de las chicas.

"A lo mejor… Ayumi solo lo dijo porque quiere hacerme sentir mejor. A lo mejor se dio cuenta de que algo estaba mal conmigo la semana pasada, y simplemente dijo algo que no cree que sea verdad para subirme los ánimos"

-((…))-

"…"

-((…))-

"…"

-((…Esa es la cosa más estúpida que has dicho))-

"P-Pero no quiere decir que sea mentira. L-Lo mismo con Yui y Kanon… a lo mejor… a lo mejor solo intentaban animarme… y dijeron… algo como eso"

-((…Sabía que esto iba a pasar…))-

"Silencio, es imposible que piensen que soy una buena persona, no es natural después de todo lo que hice"

-((¡Pero pasó! ¡Pasó justo frente a tus narices grandísimo alcornoque!))-

"¡No pasó! ¡Seguramente eran ellas siendo buenas personas!"

-((¿¡De verdad piensas que eso es posible!?))-

"¡No lo sé! ¿¡Qué parte de "me he equivocado muchas veces antes" no entendiste!?, ¡Si asumo algo y luego resulta ser otra cosa será peor para mí! ¡Ya me ha pasado!"

-((¡Esta vez es demasiado obvio como para que te equivoques! ¡Seguro que hasta la chica Elsie podría entenderlo!))-

Incluso con esta airada discusión ocurriendo, todo lo que la gente que pasaba por la acera de la calle veía era a una aparente chica de secundaria agarrarse la cabeza y agitarla de un lado a otro, algo que hizo que algunos niños se asustaran, y que algunos transeúntes caminaran más rápido por miedo a lo que podía hacerles.

Francamente, si dejaras a Keima solo con la voz en su cabeza, probablemente esta escena continuaría por un largo tiempo. Pero antes de que se extendiera por más tiempo… el chico escuchó una pequeña melodía.

Debía de ser bastante particular, porque aparte de que nadie salvo él la escuchó, el sonido logró hallar su camino entre la discusión del chico y su voz, haciendo que los dos dejaran de discutir.

"¿…También escuchas eso?"

-((Sí))-

"¿Tienes alguna idea de dónde viene?"

-((¿Ves el tejado de aquel edificio rojo de dos pisos? Creo que de ahí))-

Entonces, para terror del sujeto de la maleta que pasaba por allí, Keima se levantó de golpe de la banca, y empezó a seguir el origen del sonido.

Caminó.

Entró al edificio que parecía ser una biblioteca en el primer piso, y una cafetería en el segundo.

Subió al segundo piso, y rápidamente encontró las escaleras hacia la terraza.

Con cada escalón que subía, empezó a ser consciente cada vez más de los latidos en su pecho.

Mientras el olor a comida empezaba a ser reemplazado por el aire de afuera, llegó hasta la puerta.

Ya estaba abierta, la melodía era mucho más clara ahora, provenía del otro lado, era una tonada de guitarra.

Atraído por el resonar de las cuerdas del instrumento, posó su mano en la puerta, y empujó.

Lo primero que percibieron sus ojos fue la terraza en donde había varias mesas blancas con parasoles encima. Todo el lugar estaba vacío. No había nadie.

…Salvo una persona.

Todos los sistemas del chico parecieron detenerse en ese momento.

La mano que sostenía la puerta perdió fuerzas y quedó colgando al lado de su cuerpo, su boca se abrió al igual que sus párpados… y pudo jurar, que, por un segundo, dejó de escuchar todo a su alrededor en cuanto la persona que estaba sentada en medio del lugar volteó a mirarlo.

…Ni siquiera se enteró de cuando sus labios se movieron.

-¿…Chihiro?-

[-MIENTRAS TANTO, EN CASA DE KEIMA-]

-Te ves cansado… ¿Por qué no vas a la casa a tomar un respiro? Después de todo aun no te has ajustado al horario de Japón por completo. Tranquilo, por las tardes no hay tantas personas-

Esas fueron las palabras de su esposa hace ya unos diez minutos. A Keiichi le sabía mal dejarla sola en la tienda, pero si era honesto, su cuerpo se había puesto en modo suspensión desde hace rato y, en este punto, su mente amenazaba con ceder ante sus demandas. Así que, luego de una pequeña charla con Mari, decidió relajarse un rato mientras veía la televisión.

De todas formas, tenía que ajustarse al horario otra vez, así que irse a dormir cada vez que tuviera ganas no haría mucho bien a su cuerpo, por lo que solo descansaría un rato.

Con esto en mente, tomó una soda del refrigerador, se dirigió al sofá, y se sentó frente a la pantalla plana.

Con el control en su mano, encendió la tele y empezó a sortear los canales uno tras otro con aparente aburrimiento en sus ojos. Y poco a poco, fue acercándose a la sección de programas para niños hasta que, por alguna razón desconocida, el control dejó de cambiar de canal.

Extrañado, Keiichi comprobó que, sin importar qué hiciera con el remoto, el canal parecía estar atascado, así que luego de algunos intentos, simplemente se resignó y decidió conformarse con lo que sea que estuvieran pasando en ese canal.

"¿Es una… serie de caballitos?, No, espera… se les dice ponis, ¿Verdad?"

Y poco a poco, algo de información parecía ser desempolvada en su cerebro, hasta que finalmente logró recordar el nombre de la caricatura.

"Ah, ahora recuerdo, esta es la serie que le gustaba a la hija de Carlos, en Sudamérica, su nombre era… My Little Pony, ¿No?… ¿La pasaban en Japón?, eso no lo sabía, el mundo sí es pequeño"

Y con otro sorbo, se dedicó a apreciar la serie mientras varios recuerdos nostálgicos sobre la hija de cierto compañero que estaba loca por la serie, hasta el punto de que le hizo ver algunos episodios en su tiempo libre, observó lo que parecía ser un típico episodio de la serie.

Keiichi entonces se dio a la tareíta mental de recordar los nombres de los ponis uno por uno.

-Esa es Applejack, esa es Rainbow Dash, y esa es…-

Continuaría con esta tarea distraída por algunos momentos más… hasta que la cámara mostró a un poni particular.

-¿Y ese quien es…?-

El poni en cuestión parecía no concordar con el resto de ponis, parecía… traumado, tenía lentes, pelaje color rojo oscuro, crin marrón y una… ¿Cutie mark? ¿Era así como le decían? De un… ¿PFP?

La sorpresa más grande, sin embargo, se la llevó Keiichi cuando el poni se le quedó mirando… a él.

"…nah, a lo mejor es un truco de la cámara"

Así que intentó acomodar su posición para quitarse los escalofríos que le habían surgido por la mirada del caricaturesco animal… pero al ver que no le quitaba los ojos de encima empezó a sudar frío.

El poni entonces pareció comprender algo, y se giró para mirar directamente a un incrédulo Keiichi.

…Y de repente, habló.

-Ayúdame-

Keiichi parpadeó varias veces antes de señalarse a sí mismo en confusión.

-¿…Yo?-

El poni entonces habló con impaciencia.

-Ayúdame por favor-

-¿Qué?-

Entonces el animal empezó a correr hacia donde estaba la cámara y empezó a golpear la pantalla desde el otro lado desesperadamente con los cascos de sus patas delanteras.

-¡No hay tiempo! ¡Necesito que me ayudes! ¡Este mundo es un infierno!-

-¡¿E-Eh?!-

-¡Llevo varios días sin poder jugar! ¡Cada vez que hago cola para ir al baño le veo y le huelo el trasero al del frente! ¡Casi nadie usa ropa! ¡Tener pezuñas apesta! ¡Quiero volver a casa!-

Keiichi se quedó petrificado cuando se dio cuenta de que, efectivamente el animal que ahora lloriqueaba le estaba hablando a él. Así que, en un acto de extrema desesperación, sus manos buscaron el control remoto.

-¡No, espera! ¡Por favor! ¡No me dejes solo Pap…!

Pero antes de que siguiera hablando, Keiichi finalmente se las arregló para apagar la tele. Agitado, se dejó caer en el sofá.

-¿…Pero qué coño fue eso?-

[-VOLVIENDO, CON KEIMA-]

-Esto… ¿Quién eres?-

La chica peli marrón se confundió al notar que su nombre había salido de los labios de una desconocida. Y se extrañó aún más al verla tomar un par de pasos hacia ella, como si estuviera en una especie de transe.

-…-

Chihiro contempló entonces la figura de la chica mientras empezaba a guardar su guitarra en su funda. Al parecer creyó darse cuenta de algo, por lo que se dirigió a la joven con voz nerviosa.

-A-Ah, perdón si mi música llamó la atención, es solo que este lugar es bastante agradable… y no pude evitarlo-

La peli naranja se detuvo luego de unos pasos, y se le quedó mirando a las ropas casuales de la peli marrón, observando que traía unos jeans azules hasta debajo de las rodillas, una camisa blanca con cuello redondo y una especie de chaqueta negra encima. Chihiro no era de las que soportaban ese tipo de atmósfera, así que intentó excusarse mientras recogía sus cosas, y procedía a retirarse.

-Bien, nos vemos-

Pero antes de que saliera por la puerta, fue tomada de la mano. Esto hizo que sus ojos se abrieran en sorpresa, para luego voltear a ver a la chica que la había detenido.

Solo entonces Keima salió del extraño transe en que se había metido, y se percató de lo que había hecho.

Soltó su mano, mientras intentaba recuperar la compostura y la chica se le quedaba mirando, algo extrañada.

-¿…Ocurre algo?-

La extraña joven de cabellos naranjas frente a ella juntó sus manos en su pecho y bajó la mirada antes de articular siquiera la primera oración.

-Yo… ah, creo que me gustó mucho la música que tocabas-

Esto solo logró hacer que Chihiro se avergonzara, en clara vista de que no se había dado cuenta de quién era la chica enfrente realmente.

-A-Ajaja, muchas gracias-

Luego ambas conectaron miradas y se mantuvieron así por unos instatnes. Chihiro sería la primera en romper el hielo.

-Qué extraño, por alguna razón… siento que te conozco-

Los ojos marrones de Keima le huyeron a su mirada.

-Pero… ¿No deberías estar en clases aún?-

El chico entonces respondió con la pregunta que había preparado.

-Eso es… ¿Tú no deberías estar en tu escuela también?-

¿Dónde has estado todos estos días?

Era la pregunta que quería hacer, pero no había forma de hacerlo sin arriesgarse a delatarse, y de ser posible, quería evitar que Chihiro se diera cuenta de que era él por un poco más, por lo menos hasta que comprobara su estado mental.

-Ah… eso, la verdad es que han pasado muchas cosas…-

"Aquí viene…"

-¿Qué clase de cosas?-

Para Chihiro era un misterio por qué sentía tanta confianza de la chica frente suyo, y para Keima, esto funcionaba a su favor. En la mente del chico ya había varias teorías sobre lo que Chihiro debía de estar pensando, y sobre el sufrimiento que seguramente estuvo viviendo la semana anterior al recuperar sus memorias…

¿Cuál de sus teorías se cumpliría?

-Pues, yo, ah… como que me fui de viaje a Hawái. ¿Ves? Mi madre consiguió estos boletos en una lotería y dijo que era una oportunidad única en la vida, así que yo y mi familia fuimos a pesar de ser semana laboral-

-¿…Qué?-

-En Hawái hay muchos chicos guapos, además de que la playa es realmente fresca y natural… hay arrecifes, peces, incluso vi un tiburón una vez cuando fuimos en Yate, que bien que no fue a por mí… pero aún me siento mal por la foca-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-…-

-¿…Eh? Oye, ¿Qué haces? ¡O-Oye, ¿Por qué estás subiendo la cerca?! ¡Que esto es un tercer piso! ¡Si te lanzas vas a morir! ¡Espera, no saltes!-

La chica entonces tomó a la peli naranja por atrás mientras intentaba evitar que esta brincara al vacío desde el borde del edificio.

[-MOMENTOS MÁS TARDE-]

-((¡AJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA…!))-

"¿Podrías… por favor… dejarme en paz?"

Después de que Chihiro finalmente se asegurara de que no haría más locuras, se fue de la azotea alegando que tenía que volver a casa para acomodar todas las cosas que trajo de su viaje, dejando a nuestro joven amigo solo en la terraza. El chico tomó un asiento luego de que ella se fue para intentar procesar todo lo que había ocurrido… pero la voz en su cabeza no parecía querer dejarlo pensar tranquilo.

-((…Ja, ya lo sé, es solo que, bueno, tú has estado pudriéndote en preocupación todo este tiempo sobre lo que le podría haber pasado… P-Pero en realidad estaba de vacaciones ¡AHAHAJAJAJAHAHAJAHAJA…!))-

Keima solo pudo suspirar con resignación mientras ladeaba la cara y usaba su brazo y la mesa para sostener su rostro. Su mente estaba en blanco.

"Por lo menos, no parece haber recuperado sus memorias, si lo hubiera hecho entonces seguramente no hubiera podido sonreír como lo hizo hoy… eso sí es extraño, pero no tengo idea de por qué ocurrió"

El chico entonces se quedó mirando a la puerta blanca que daba al interior del edificio mientras el feliz rostro de Chihiro se pasaba por su cabeza.

"…Es bueno saber que está bien"

De esta forma, Keima dio por terminado su lunes, y se decidió a irse a casa. De todas formas no debía faltar mucho para la salida de las clases, o eso anunciaba el sol naranja que empezaba a caer a su derecha por uno de los costados del cielo.

Así que, ni corto ni perezoso, se fue a casa.

[-UNA HORA MÁS TARDE, EN CASA DE KEIMA-]

-…-

-…-

-…-

-…-

-Hijo… ¿Por qué andas vestido como mujer?-

-No quiero hablar de eso-

Keima ignoró la mirada de sospecha de su padre y se dirigió hacia su cuarto dejando la bolsa donde traía su uniforme en la mesa. Cuando Mari llegó a la sala se unió a la preocupación de su esposo.

-¿Viste lo que Keima estaba usando?-

-Si…-

Ambos entonces miraron la bolsa negra sobre la mesa, y compartieron una mirada de curiosidad. Mari fue la primera en caminar a la mesa y tomar lo que sea que estuviera en el interior de la bolsa, y sacarlo a la luz.

Ambos padres alzaron una ceja al contemplar la chaqueta escolar de su hijo destrozada.

-Es su uniforme… o lo que queda de él-

Ambos se quedaron viendo a la desgastada prenda por algunos segundos más, antes de que Mari retomara la palabra.

-…Fue por una chica, ¿Verdad?-

-Muy seguramente, sí-

-Deberíamos decirle que aprenda a decir que no-

-Probablemente. Una chica que quiere que se vista de mujer de seguro lo termina volviendo un poco más femenino-

-Pero es un hombre, además no es homo. Ser más femenino ya es pasarse un poco-

Entonces la peli naranja decidió dejar la prenda dentro de su "envoltorio" nuevamente. Ella y Keiichi contemplaron el objeto negro por algunos instantes mientras varias ideas empezaban a llenar el tanque de sus respectivas imaginaciones sobre el por qué una chica querría que Keima se vistiera de mujer, y continuaron así por un buen rato, hasta que…

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

-¡PERO ESO NO NOS IMPORTA!-

[-OTRA HORA QUE HAY QUE SALTARSE PARA QUE PASE ALGO REMOTAMENTE INTERESANTE-]

Y finalmente, para cuando el Sol amenazaba con ocultarse por completo, Elsie llegó a casa. El cielo estaba tiñéndose de un color amoratado y oscuro, sustituyendo lentamente al flamante color de la tarde, cosa que indicaba que ella estaba llegando un poco más tarde de lo habitual.

Aunque era comprensible, sus nervios sobre lo que le diría a su hermano cuando lo viera la hicieron que anduviera sin rumbo fijo por ahí hasta que finalmente reunió el valor de volver a casa.

"Tengo que disculparme por cómo lo traté esta mañana"

Con esto en mente y una mirada decidida, Elsie se dirigió a las entrañas de su hogar. Luego de un saludo rápido a sus "padres", subió al cuarto de su hermano a intentar hablar con él.

-¿Nii-sama? ¿Estás ahí?-

Lo extraño fue, que justo después de llamarlo, se escuchó un ruido estrepitoso de varias cosas moviéndose dentro del cuarto. Y para cuando la confusión sobre lo que podía estar ocurriendo la hizo entrar sin pedir permiso.

Su cara al ver una especie de barricada improvisada con una mesa de plástico, y la armadura hecha de almohadas que cubría el cuerpo tembloroso de su hermano, fue tanto de lástima como de arrepentimiento.

Keima por otro lado, tenía el pulso a mil y sudor en el rostro, y con una escoba en sus manos y una cubeta sacada de quién sabe dónde en su cabeza, estaba listo para defenderse de cualquier agresión no justificada.

Elsie entonces se rascó la nuca mientras torcía los labios, e hizo una pequeña reverencia.

-Lo siento mucho por lo de esta mañana. No debí actuar de esa manera-

El chico, que ya estaba usando lo que parecían ser ropas de hombre y casuales debajo de su abultada armadura, pestañeó varias veces con desconfianza ante la afirmación de Elsie.

-¿…Hablas en serio?-

-Sí, muy en serio, yo… lo siento-

Keima entonces se relajó y bajó su lanza improvisada. Luego de un par de segundos, simplemente hizo la pequeña mesa a un lado y se quitó las almohadas de su cuerpo y caminó hasta donde estaba Elsie.

Ambos se miraron a los ojos, ella algo nerviosa y él algo confundido.

-Bien, supongo que no importa. De cualquier forma, he decidido intentar averiguar qué es lo que pasa detrás de mis conquistas recordándome.

La expresión de Elsie reaccionó ante el comentario. Los destellos de determinación en la mirada de su hermano la hicieron estremecerse por algunos segundos, aunque lo ocultó muy bien.

-Pero… por ahora, creo que es mucho mejor si ambos descansamos. No sé lo que vaya a pasar, pero tengo el presentimiento de que no será bonito… y te necesito a mi lado en buenas condiciones-

Elsie se sonrojó un poco por lo de necesitarla.

-E-Entiendo-

Entonces ella se dio la vuelta y se dirigió a la puerta, pero antes de cruzar el umbral, fue detenida por el hombro.

-Elsie… cuídate-

Keima entonces soltó el hombro de la chica, y esta, colorada como estaba tanto por el contacto físico como por sus palabras, solo pudo asentir mientras reunía el valor suficiente como para salir de la habitación sin provocar ningún alboroto.

Una vez afuera, cerró la puerta, y se quedó contemplando el techo.

-...Necesito ser capaz de ayudarlo-

Un fuego para nada normal se había encendido en su interior al escuchar los planes de su hermano. Ella también tenía que esforzarse por él.

Obviamente, había solo un lugar al que ella podía ir para cumplir con esa misión.

[-ESA MISMA NOCHE-]

Cuando Keima se "despertó", volvió una vez más a ese extraño lugar. Ese lugar negro y oscuro en donde su consciencia parecía danzar, y donde su cordura parecía ser puesta a prueba.

Sus extremidades, como siempre, estaban entumecidas, y cada pequeño movimiento enviaba una señal a su cerebro avisando que lo que sea que se moviera se iba a romper.

Con sus ojos, Keima exploró el cuarto, en busca de alguien.

"Vamos… ¿En dónde estás?"

-Justo a tu lado, Keima-

La voz resonó justo en su oreja, o muy cerca de ella, no podía decirlo con certeza. Lo que sí sabía era que todo su cuerpo sufrió un azote de escalofríos en respuesta a quien sea que le estuviese hablando.

Incluso si intentaba responder, sentía como si sus cuerdas vocales fueran a quebrarse al menor movimiento, el dolor de siquiera mover las facciones de su rostro ya era demasiado para tolerar, ni pensar lo que supondría mover los músculos necesarios para articular palabra alguna. Por ahora y como había sido siempre, solo podía escuchar.

-Bien, bien, ya estás a punto. Eso es bueno-

Luego la voz cambió de origen.

-Ya casi está, ya casi está. Por ahora solo voy a dejar que todo ocurra y ya-

Otro cambio, y quien sea que estuviese hablando habló con una voz extrañamente excitada. La penumbra que nublaba su visión no le ayudaba en nada a entender la menor parte.

Aunque, mientras concentraba su visión al máximo de su capacidad actual, pudo ver, nuevamente a aquel hombre con postura de borracho… la diferencia con veces pasadas es que estaba caminando, sin un rumbo fijo aparentemente.

-Es maravilloso, ¿O no?-

Luego, en un susurro más que palabras, la voz le habló desde muy cerca.

-El juego está por empezar, Keima-

Antes de que Keima siquiera terminara de procesar sus palabras, pestañeó sin darse cuenta…

Y ahora estaba en su habitación. El sudor que nacía en los poros de su rostro y sus latidos descontrolados le avisaba que estaba en su cuerpo original, y no en lo que sea que sea aquella cosa de su "sueño".

Luego se alzó hasta quedar sentado y paseó su mirada por la habitación oscurecida.

"…No es tan oscuro"

Incluso en la oscuridad de su habitación, podía ver mucho más que en aquel lugar. De todas las cosas que había estado viviendo recientemente, ninguna se le asemejaba a esa sensación. Estar inmóvil, incapaz de conocer su situación y con el valor agregado de que cada pequeño movimiento parecía quemar sus nervios para ver hasta donde lograban aguantar, era demasiado real.

¿Aquello siquiera era un sueño?

Keima entonces se frotó el puente de la nariz mientras movía su ahora cubierto por un pijama cuerpo fuera de la cama. Usó entonces su memoria para desplazarse a pesar de su falta de visión hasta llegar a la puerta de su habitación.

Tomó el pomo en sus manos, y con pensamientos algo turbios debido a su reciente experiencia, salió con rumbo a la cocina en busca de un vaso de agua.

[-YA EN LA COCINA-]

Habiéndose bebido ya su vaso de agua y sentado en el sofá intentando recuperarse, Keima habló entonces consigo mismo.

"…Sabes de que se trata, ¿Verdad?"

-((Sí, algo así))-

"Y aun no puedes decírmelo"

-((Ok, mira, hay… cosas que no te puedo decir aún))-

"¿Por qué?"

-((Porque aquí hay alguien más escuchando… y no le voy a dar el gusto de escuchar algo importante para que se le suba a la cabeza))-

"Importante, ¿Eh? Así que no eres alguien cualquiera"

-((Se puede decir que soy alguien… necesario, bajo ciertas circunstancias))-

"…"

-((Keima, sé que esto es lo último que quieres escuchar… pero no esperes que tu vida sea de rosas de ahora en adelante))-

"Como si alguna vez lo hubiera sido…"

-((…Sentido del humor, sí lo tienes después de todo, eso es bueno… trata de no perderlo))-

"¿Es eso una promesa?"

-((La verdad es que sí))-

"…"

-((Hoy ha sido la primera vez que hemos hablado por tanto tiempo. Fue agradable… y cansado))-

"Parece que quieres decir algo importante, ¿Tiene que ver con tu insistencia en que me diera cuenta de mi error?"

-((…Necesitaba asegurarme de que, de alguna forma, empezaras a apreciar un poco más tu propia vida))-

"¿Para qué?"

-((Para que no te mueras tan fácilmente))-

Los ojos del joven se expandieron en respuesta a la palabra "muerte".

-((Creo que has hecho un esfuerzo decente para un día… y para ser tú. Por ahora, vete a dormir))-

Y dicho esto, la voz pareció largarse por completo, dejando a Keima solo con sus pensamientos. El chico alzó la mirada para ver en la televisión apagada algo de su reflejo.

Una vez pasados algunos segundos de ruido mental, finalmente dejó el vaso en el fregadero y se fue a su cama a recargar baterías.

Eso sería todo por hoy, por lo menos para él.

[-MIENTRAS TANTO, EN OTRO LADO DE LA CASA-]

Esa noche, debió ser normal.

Esa noche, Elsie se escabulló dentro del estudio de su padre con la esperanza de, finalmente, encontrar alguna respuesta que valiera la pena conseguir.

Leyó otra vez. Aun con su mente entumecida por la frialdad de aquellos documentos, no se detuvo.

Pasó rápidamente los documentos de los sujetos del número nueve al veinte… no había mucho que reportar, la mayoría acabó de la misma forma. Salvo uno que aparentemente convirtió su sistema nervioso en raíces que salieron por los poros de su cuerpo, y otro que se volvió invisible, los demás murieron casi al instante.

Mas, sin embargo, lo que más le llamó la atención, fue el repentino cambio de esquema al llegar al sujeto veintiuno…

FASE 2

Solo eso se leía en la página que ahora, en lugar de ser verde, era amarillo pálido. Las letras ahora eran rojo metálico, y parecía ser que los papeles que estaban debajo seguían el mismo tema de colores.

Lo que decía en la página posterior era… nada.

No había nada… nada legible al menos.

Los próximos catorce perfiles estaban demasiado borrosos, malgastados, usados, viejos y golpeados como para sacar algún tipo de información coherente.

Incluso cuando intentó hacer algo con el hagoromo, fue inútil. El daño era demasiado como para que alguien como ella lo reparara.

Angustiada, Elsie entonces se fijó en que, a diferencia de los primeros veinte, entre estos había algunas pequeñas fotos anexadas como perfiles. Ahora bien, el asunto, era que todas las fotos, que dicho sea de paso parecían ser la única cosa que más o menos tenía sentido… eran de bebés.

Todos los sujetos, todos y cada uno de ellos, ya no eran hombres o mujeres crecidos… eran bebés.

Uno de ellos, entre los pocos cuya imagen logró distinguir, parecía ser rubio y de ojos rojos. Otro, tenía pelo y ojos negros, y un mechón rebelde que apuntaba hacia arriba. Otro parecía tener orejas puntiagudas y ojos azules…

Cada foto parecía mostrar a un bebé más joven conforme pasaba las hojas. Un año, seis meses, tres… y para cuando vino a ver… los últimos tres ya no tenían fotos.

Pero a diferencia de los anteriores… estos estaban en perfecto estado.

Fue aquí, y justamente aquí, en donde su corazón dio un vuelco. Su pulso se aceleró, sus pelos se erizaron, sus ojos se dilataron, su respiración se detuvo, y una sensación nada agradable burbujeó desde el fondo de su estómago.

Para cuando revisó los nombres en los tres papeles, incapaz de creer lo que estaba leyendo, su sistema nervioso pareció entrar en frenesí.

El número treinta y cinco, treinta y seis, y treinta y siete tenían exactamente el mismo nombre.

…Todos eran Keima.

Por pura inercia en este punto, siguió leyendo.

Sujeto Nº 35: Keima.

Edad: Sin nacer (tres meses para el momento del reporte).

Después de nacer ha demostrado ser prometedor, ha sido el primer sujeto en fusionarse a la perfección con las nanomáquinas. Signos vitales estables, psicología aparentemente normal. Para cuando nació era indistinto de un bebé común. Ha probado ser un espécimen digno de estudio, su composición genética es de las más privilegiadas. Buenos reflejos, capacidad motriz fina, personalidad estable y capaz.

Es digno.

Conexión con las nanomáquinas: 100%

Tipos de inteligencia mejorados: Todas, en especial la lógica, la intrapersonal y la interpersonal.

Tipos de inteligencia que sufrieron retraso: Ninguna.

Historial: Finalmente tuvimos que recurrir a esto. El expediente del sujeto se encuentra bajo nivel de acceso primal. Solo la jefa tiene permitido saber de dónde salió. Pero de todos, es quizás el más apto para la Fase 3.

Conclusión: Se espera mucho de este.

Sin siquiera haber procesado la información, ella giró la página con impaciencia.

Sujeto Nº 36: Keima.

Edad: Sin nacer (tres meses para el momento del reporte).

Peligro.

Extremadamente peligroso. Cuando intentamos medir su conexión a las nanomáquinas, hizo que la computadora echara humo. Al parecer su salud es estable, su psicología por otro lado, parece frágil. Su fisionomía es altamente nociva para la salud. Entre muchas cosas, el sujeto excreta una especie de fluido parecido al sudor que contiene radiación, cosa que complica las intervenciones. Sus órganos también parecen moverse dentro de su cuerpo como si no tuvieran restricciones, su corazón fue encontrado en el área donde estaba su estómago a los pocos días de nacer. Parece tener ataques cardíacos con frecuencia.

Suele tender a intentar matar a todo el que se le acerque. Mucho cuidado al tratar con él.

A pesar de todo lo mencionado, este también es digno.

Conexión con las nanomáquinas: ?% (La computadora dejó de calcular cuando empezó a aproximarse al Número de Graham)

Tipos de inteligencia mejorados: Desconocido.

Tipos de inteligencia que sufrieron retraso: Desconocido.

Historial: Al igual que el anterior, el expediente del sujeto se encuentra bajo nivel de acceso primal. Lo primero que nos sorprendió fue la caja en donde lo trajo la jefa. Cuando nos explicó los detalles se nos hizo difícil de asimilar. La primera intervención del sujeto fue a los pocos días, y a pesar de apenas tener unos pocos meses de edad, atravesó el traje aislante de Moribito y le arrancó los ojos, desangrándolo hasta la muerte. Su composición genética es igual al primer sujeto que trajo la jefa, pero nos parece increíble que con solo tan ligeras modificaciones todo su sistema de descoloque de esta manera.

Sea cual sea el lugar de donde provengan estos especímenes, son invaluables. Este también parece ser apto para la Fase 3.

Conclusión: Aunque sea peligroso, también se espera mucho de este.

Ella tuvo que tomar unas bocanadas de aire para intentar comprender lo que estaba pasando. Intentó ser fuerte y estoica… y lo consiguió. Por unos segundos, logró calmarse lo suficiente como para que sus manos le abrieran camino hacia la última hoja.

Es decir, si lo de T37 indicaba el orden numérico de los sujetos, entonces Keima debía ser el último. Estaría bien, sí. Así que leyó lo que decía la hoja final.

…Por supuesto que, nunca se esperó lo que iba a encontrar.

Incluso, mientras gritaba, mientras los pensamientos en su cabeza ya no fluían, sino que se congelaban, incluso mientras cada nervio de su cuerpo lanzaba destellos crueles de peligro hacia su cerebro… Elsie se las arregló para comprender las palabras escritas y para verificar que no se había equivocado.

La imagen entonces quedó grabada a fuego en su cabeza mientras su cuerpo tieso como la roca perdía el equilibrio y se caía hacia atrás creando un desorden en la habitación que solo palidecía en comparación al de su mente.

Sujeto Nº 37: Keima.

Muerte por sincronización inadecuada de las nanomáquinas.


¡HASTA! ¡AQUÍ!

No tienen derecho a quejarse, no se me van a quejar, ¿Tienen alguna idea de lo tortuoso que fue este capítulo para mí? Les voy a dar una idea, llevo escribiéndolo CADA maldito día desde que publiqué el otro, ASÍ de hijo de fruta fue concebir a este malnacido.

Más les vale haberlo disfrutado, más les vale no ponerme quejas, porque me les emputo, así de simple, me les emputo a todos ustedes.

Además es cierto que las líneas de internet están jodidísimas en mi país, no he tenido internet estable desde hace muchos meses… y también estuvo el problema de la luz. Con todo y todo, no podía publicar un capítulo como quería, sino que tuve que seguir escribiendo para compensar la falta de publicaciones con un capítulo grande… calidad por cantidad.


En este capítulo dije MUCHAS cosas, más de las que puedo mencionar en este momento. Pero si tuviera que elegir alguna, mi escena favorita, y con la que más me la pasé bomba escribiendo, fue esa escena en la que Ayumi evoluciona sus sentimientos por Keima.

Francamente, nunca he sido fan de la relación del manga de esos dos, siempre he pensado que, de todos los personajes, Ayumi y Keima tenían la relación más complicada de todas.

No solo porque ella le guardaba cierto rencor al chico por lo que le hizo a Chihiro, sino que el hecho de que ella fuera la típica chica popular que estaba enamorada del "perdedor de la clase" es un poco… venga, ustedes y yo sabemos que Keima no es un perdedor, pero ella no conoce a Keima tan bien como nosotros. Entonces, cuando varias veces la he visto tratarlo mal, siempre he pensado que, si estuvieran juntos, su relación sería muy incómoda.

Básicamente, nunca he sido fan de ese tipo de relación en donde la chica es la exitosa y el chico es el "perdedor Otaku". Si realmente fueras a tener pareja, ¿No te gustaría que ella pensara que eres increíble, como a lo mejor tú podrías pensar de ella?

Y viéndolo desde el punto de vista de un autor que escribe sus historias, ¿No te gustaría que tus personajes terminaran junto a personas que realmente merezcan estar a su lado? ¿Realmente podrías poner a Keima, por ejemplo, junto a una mujer normalucha? …En mi caso no.

Así que, durante todo mi fanfic, me he dado a la tareíta de corregir eso. Si Ayumi va a competir en serio por Keima (que es muy obvio desde hace muchos capítulos que lo va a hacer, o si no ésta mierda de Fic no tendría "comedia" como género), no quiero que piense en él como "un mujeriego basura que engaña a la gente". Si ese fuera el caso entonces no la quisiera tener persiguiéndolo de cualquier forma… daría mucho asco que tu novia siempre piense que todo lo que haces es una tontería y no te valora como un ser humano.

Y hoy, justamente hoy (o más en específico hace tres meses [03/03/19], que fue cuando terminé esa escena), me he soplado ese problema.

Ahora, con cómo es Ayumi en mi fanfic, sí siento que quiero incluirla en más capítulos. Porque mierda, si hay algo que siempre me molestó de su personaje, era que ella siempre quería que Keima fuera el que se acercara a ella y le culpaba por todo. Entiendo que tenía motivos para pensar así, pero igual era cansado verla patear, insultar o tratar mal a nuestro prota (sobre todo porque nosotros, que vemos la historia desde afuera, sabemos que no hace lo que hace por puro gusto), así que quería ser capaz de traer una nueva Ayumi, una más segura de sí misma, y con un objetivo claro en mente.

Aunque, si dijera que todo esto lo hice por ustedes, estaría mintiendo. Esta es también mi manera de hacerle justicia a su personaje porque, aunque no lo parezca por cómo he hablado de ella, el hecho es que es uno de mis personajes favoritos en la serie. Como dije, hacer que sea capaz de ver a Keima de una forma mucho más transparente y "limpia" me hizo sentir que estaba ayudándola en cierto sentido a que no la pase tan mal.

Entre muchas otras cosas, y por lo comiquísimo que me pareció su choque con Amami (la única chica que creo que realmente sería capaz de generar esa reacción en Ayumi, porque incluso Yui no es tan excéntrica) esa fue mi escena favorita.


También es cierto que la escena en la que Keima intenta engañarse a sí mismo para no aceptar las buenas intenciones de las chicas me gustó mucho. Con toda la mierda que le he lanzado, era cuestión de tiempo para que pudiera hacer cosas así con su personaje.

Entre otras cosas, ¿Sí se dieron cuenta de que cambié un poco el estilo de escritura? Me deshice de los constantes comentarios de mi narrador, y me concentré en narrar la historia… creo que me quedó decente, dentro de lo que cabe. Ahora a ver si les gustó el cambio.

Por cierto, ¿Disfrutaron el final?


¡VAMOS A LA RIKURA!

Dark Angel…

Cuatro meses, y en estos cuatro meses lo único que he hecho es: Comer, Cagar, Dormir, Ir a la Uni, y escribir a este monstruo… si te me quejas te me emputo.

Tomfe59…

Tú, tú eres una buena persona (sniff). Si tan solo el mundo estuviera lleno de gente como tú (sniff)

Joder, eso de tu examen no me lo sabía, ¡Qué bien que pasaste! ¡Choca esos cinco!

Sí, dentro de lo que cabe intento divertirme… aunque la universidad no me deja mucha tregua.

La historia de Mari y Keiichi… da un gustazo escribirla. Mucha libertad y pocas reglas qué obedecer. Hago lo que puedo XD.

[Dato curioso: La historia de Mari y Keiichi me hace abstraerme tanto, que tengo que escribirla después de haber terminado el capítulo "principal" para no desconcentrarme y empezar a mezclar el desarrollo de una con la otra. Es… adictiva escribirla, en cierto sentido]

Bien, el miedo es bueno. Tú quédate tranquilo y continúa leyendo como una buena criaturita.

"91 days" y "El suicidio" muchas gracias por la recomendación. Los tengo descargados, solo que todavía no los he consumido (cuestiones de la universidad, seguro me entiendes)

Nos vemos el próximo año… Nah, es joda, voy a intentar actualizar lo más pronto que pueda, entre y tanto no haya tantos problemas con la luz ni con el internet en Venezuela, creo que todo debería marchar sobre ruedas… no lo volveré a hacer, lo juro.

Oh sí, los profesores. Salvo alguno que otro, todos son buena gente… hasta que te hacen el primer parcial.

Te voy a tomar la nota en eso. Probablemente necesite pedirte consejos sobre Keiko en un futuro… así que no te sorprendas si te mando un mensajico por ahí.

LyCox032…

Maldito.

(A-A lo que se refiere el autor es que, que te quiere mucho y que espera que te vaya muy bien en la vida)

The Only 95…

Otro que ha descendido al abismo XD.

Sipi, esa fue mi intención con Miyuki, y las sorpresas siguen…

Ah, el netorare… ¡Otome Dori!

(¿? ¿Tiene algo de especial?)

Un amigo mío me la recomendó hace algunos años diciéndome que era "La mejor historia de amor en un hentai" y que era "Muy conmovedora" …todavía recuerdo su cara cuando le estrellé el sacapuntas en el ojo al día siguiente… qué tiempos.

Sip, has sido muy claro sobre tu preferencia sobre las chicas rudas… a mí también me gustan, siento que son mujeres con presencia.

Me alaga mucho que te haya gustado los porqués de los sentimientos de las chicas, y si mis cálculos no me salen mal… hay más en camino.

Una de las cosas que más me ha gustado sobre hacer la historia de Mari y Keiichi es la comparación que puedes hacer con sus versiones del futuro. Piénsalo, en el pasado Keiichi era frío, técnico y pensativo, y ahora… es como es. Con Mari es lo mismo, ella era agresiva, impulsiva y difícil, y al igual que Keiichi, en el presente… es como es. Escribir a sus personajes de forma que eventualmente se empiecen a parecer a sus versiones del presente es una de las cosas que me impulsa a seguir escribiendo su historia.

Woah, ahora que lo pienso, es interesante cómo te adelantaste al porqué Keiichi actúa como actúa con Keima y las chicas antes de que yo lo dijera en este capítulo… Woah, das miedo colega.

Jope, bueno, a tu modo también tienes mala suerte… yo me he confesado un par de veces…

(diez vec..)

((Censura del autor activada))

Pero bueno, cuando la vida te tumba del dolor, siempre puedes levantarte… y salir a buscar más (-_-)

Bueno, mis fases del suicidio siempre han sido un tema. Mi madre es uno de los seres humanos más extraños que he conocido. Y por su manera de ser a veces peleamos… principalmente porque ella piensa de forma anticuada y se niega a renovar sus valores. Un ejemplo rápido es que ella piensa que "el respeto" es igual a que uno se calle y aguante todos sus gritos y sus insultos sin decir nada, y que cuando se moleste, se lo haga saber de forma respetuosa… creo que es muy obvia la hipocresía detrás de un pensamiento así. En esencia quiere hacer y no que le hagan.

Luego está su susceptibilidad a cosas muy ridículas, su necesidad de sacarlo todo de quicio por su propia inseguridad, su necesidad de controlarlo todo… es un personaje. No es que sea el peor humano del mundo; tiene sus lados buenos, pero cuando te encuentras con su lado malo (Algo que a veces pasa hasta por accidente) simplemente abandona toda educación en pos de hacerle daño a los demás. Es incluso capaz de llevarle la contraria en una discusión a alguien para hacerlo molestar a pesar de que a lo mejor ella sabe que está equivocada.

Pudiera extenderme… pero abrir esa caja de Pandora aquí no es una buena idea, si es que me entiendes. Lamento que te haya puesto triste leer eso, pero tenía que desahogarme por algún lado… me disculpo de verdad, sé que lo que menos quieren mis lectores es verse envueltos en mis problemas personales.

((Censura del autor desactivada))

¡El hijo de puta hace alarde de sus reviews de nuevo!

(Ya ya, cálmate, no es su culpa que a la gente le gusten sus historias más que las tuyas y que Kami nomi no tenga tantas historias en español)

¡¿De qué lado estás?!

(Depende, ¿Cuál te jode má…?)

((Censura del autor activada))

Aunque sí tienes razón en algo, los comentarios larguitos y con cariño ciertamente me suben más los ánimos que el típico "Buena historia, me gusta mucho" y se va sin dejarte saber por qué es que le gusta en primer lugar.

Muchas gracias, que bien que te gustan largos. Lo tendré en cuenta.

Estoy muy al día con "Don't Bully me Nagatoro", muy disfrutable y fresquito. Aunque me avergüenzo de revelar que conocí a su autor más por sus trabajos más eróticos antes que sus trabajos serios… yo y mi cabeza sucia… soy un puto, lo sé.

Por cierto, ¿Te gustó mi pequeñito homenaje a tu fic? …Si te quejas te me emputo.

¡Y…!

¡CON…!

¡ESTO HECHO…!

¡…YA NOS LEEREMOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO!