Autora: Nyanko1827.

Disclaimer: KHR! © Akira Amano-sensei e Inuyasha © Rumiko Takahashi-sensei.

N/A: Leed las notas finales, por favor.

Summary: Hay cosas que siempre queda en el pasado, no porqué uno quiera, sino porqué es inevitable. Y eso es lo que le sucede a Reborn, por distintas razones el tuvo que mantener su futuro en pausa y ahora quería volver a ponerlo en marcha.

Aclaraciones:

—Habla de personajes —

—Aclaraciones—

«Pensamientos de personajes»

"Sueños y/o Recuerdos"

Palabras: 2190.


¿Pasado, presente o futuro?

Capítulo I

Pasado

Parte I.

eso es imposible […] Ella sólo tiene un hermano pequeño, no tiene hermanos mayores y no se apellida Ozawa…


Todas las mañanas eran iguales para el futuro Neo Vongola Décimo, desde la batalla para romper la maldición de los Arcobaleno había pasado un año y Tsuna y compañía ya estaban en el último curso de Nami-chū mientras que sus Guardianes del Sol y la Nube habían entrado en su primer año de Nami-kō. Para sorpresa de todos, Reborn había empezado a crecer a los dos meses de haber vuelto anunciando que iba a entrenarle para ser el futuro Neo Vongola Décimo, después del anuncio y de estar adaptándose a crecer lentamente —ahora aparentaba ser un niño de diez años—, no habían sucedido cosas... ¿Extrañas? ¿Extravagantes? ¿Mortales para su salud?

Todas servían para expresar la monotonía en la que habían caído.

No es que se quejara de ella, al contrario, las cosas simples y sencillas siempre le han gustado, y la monotonía era una de ellas. Y por eso no podía quitarse la sensación de que algo iba a pasar, algo que cambiaría la vida... La vida de alguien a su alrededor.

...

—¿Lo tenéis todo? —preguntó una mujer a los adolescentes que tenía a su cargo.

—Sí, mamá —contestó el niño de cabellos castaño-cobrizo.

—¿Vosotras dos?

—Sí, lo tenemos todo, Sensei —la niña de cabellos castaño claro le sonrió mientras la de cabellos oscuros como la noche asentía bruscamente.

Asintiendo —aunque aún preocupada— la mujer de cabellos azabache con destellos azulados intentó calmarse mientras escuchaba las palabras de consuelo y ánimos que le daba el Director.

—No es que no confíe en los métodos académicos que ofrece Nami-chū, Saya-san —la mujer le sonrió tristemente—. Es el hacerme a la idea de que mi hijo y mis dos estudiantes se están haciendo mayores…. Es el que ya no van a necesitarme más. Un día volaran del nido y... Y les veré menos.

—Todos los niños vuelan del nido. Debería ver la parte buena, ver que si empiezan a volar es que ha hecho un gran trabajo en criarles y educarles —dijo el Director dándole una sonrisa.

—Mi mente lo sabe pero mi corazón objeta, Saya-san.

Ambos adultos vieron a los tres adolescentes hablar entre ellos mientras el Tutor/Profesor de matemáticas les explicaba las normas de su clase y de la escuela.

—Será mejor que me vaya o sino llegaré tarde al trabajo —la mujer hizo una reverencia—. Ha sido un gusto el volver a verle y poder disipar los rumores, Saya-san.

—¿Rumores? ¿Qué rumores?

—Los que hablan de usted haciendo el vago nuevamente, buscando un lugar tranquilo en el que pueda tumbarse y dormir sin ser molestado.

—¡Blasfemias! ¡Eso no son más que blasfemias! Como puede ver, estoy muy activo siendo el director de Nami-chū, Kagome-sama.

—Lo veo, lo veo, y por esa misma razón me encargaré de disipar el rumor e informarle a él que no son más que habladurías.

—¡Mamá! ¡Mamá! —el adolescente de cabellos castaño-cobrizo se arrojó a la mujer y la abrazó por la cintura—. Nos vamos a clase, mamá, deséanos suerte.

—Mucha suerte a los tres y comportaos.

Kagome recibió un coro de "Sí" antes de ver a los niños —porque para ella seguían siendo niños— y, terminando de despedirse del director, se fue del recinto escolar.

...

Tsuna sabía que algo extraño pasaría nada más ver a Reborn deteniéndose a observar a una mujer, que no habían visto antes, saliendo de Nami-chū. ¿Por qué pensaba eso? Porque Reborn nunca, nunca, se detenía a ver a nadie, siempre eran los demás que se paraban a verle a él. Porque, vamos, qué niño de diez años asistía a la escuela media. Obviamente ninguno, a parte de Reborn.

Por eso la mujer también llamó la atención de ellos tres. Era una mujer de negocios, se notaba por la vestimenta, un traje que consistía en una falda de tubo hasta la rodilla de color negro, una blusa blanca con un pequeño adorno de volantes en el cuello, zapatos negros de tacón y una chaqueta de lino de igual color. Todo bien conjuntado con un moño suelto y unos pendientes de plata en forma de lágrima.

Una mujer de negocios no pintaba nada en su escuela, alguien que podía permitirse una escuela de lujo no iría visitando cualquier escuela a no ser que estuviera buscando a alguien...

—¡No se preocupe, Jūdaime! —exclamó el Guardián de la Tormenta—. ¡Su fiel mano derecha le protegerá de cualquier mal que le amenace!

... Y al parecer sus dos Guardianes estaban pensando lo mismo que él. Takeshi no era tan vocal como Hayato, pero con sólo ver sus ojos estrechándose al seguir a la mujer, se sabía que sus pensamientos coincidían con el temperamental Guardián de la Tormenta.

—Sino empezáis a correr llegareis tarde —anunció Reborn, logrando que los tres empezasen a correr dirección a la clase que les correspondía—. ¿Qué estas haciendo aquí, Kagome?

Reborn miró por última vez en dirección a la mujer —quien estaba subiéndose en un Rolls Royce plateado— y se encaminó hacia su escondite favorito: la no-tan-desocupada sala del Comité Disciplinario.

...

—¡Tarde, tarde, tarde! —gritó Tsuna abriendo la puerta de golpe—. ¡Lo sentimos mucho, Sensei!

Nezu Dōhachiro frunció el ceño ante la interrupción de los tres adolescentes que llegaban tarde.

—Sentaos —espetó Nezu colocándose bien las gafas con el dedo índice—. Como seguramente habréis notado, hay tres alumnos nuevos a los que habéis interrumpido.

Sorprendido, Tsuna miró donde su profesor estaba y, en efecto, a su lado había tres adolescentes de su edad. El único varón tenía el cabello castaño-cobrizo, los ojos verde esmeralda y mostraba una sonrisa coqueta que conjuntaba perfectamente con su look medio desaliñado pero con estilo. Una de las niñas tenía el cabello castaño claro, los ojos violetas y su sonrisa era muy parecida a la de Kyōko, como todas las niñas llevaba el uniforme en perfectas condiciones muy al contrario de la otra alumna nueva, quien tenía el cabello oscuro como una noche sin fin atado en una trenza que le colgaba del hombro, ojos marrones y les mostraba una mueca dándoles a entender que prefería estar en cualquier otro lugar que en este, su uniforme, muy al contrario que el de la otra chica, se veía que había sido modificado de la misma forma que Hayato había modificado el suyo.

—Ahora que ya están todos en sus asientos, podéis presentaros.

El adolescente fue el primero en presentarse inclinándose burlonamente y guiñando un ojo a la clase, dijo—: Estoy encantado de estar aquí, soy Shippo Higurashi.

La mitad de la clase —que estaba compuesta por chicas— soltó risitas o gritos de entusiasmo logrando que la adolescente de cabellos negros diera un paso adelante y cogiera la oreja de Shippo, estirándola con fuerza y retorciéndola.

—¡Qué crees que estas haciendo, Kitsune! —exclamó furiosa.

—¡Souten! ¡Eso duele! ¡Suelta! —Shippo intentó zafarse del agarre de la pelinegra.

—¿Qué suelte? ¡Si quieres que te suelte no empieces a coquetear con la primera perra que te encuentres!

El comentario de Souten se ganó unos cuantos jadeos de las chicas que anteriormente habían reaccionado a la pequeña muestra de afecto de Shippo. La otra chica seguía manteniendo una sonrisa afable en su rostro y, dando un paso al frente, dijo—: Soy Shiori Minagawa y ella es Souten Tsumura, por favor disculpadles pero Shippo-kun es muy promiscuo y Souten-chan muy celosa.

—¡HEY! —exclamaron los dos adolescentes al oír la presentación que había dado Shiori.

—Sentaos —Nezu interrumpió la pequeña discusión que iba a formarse señalando tres de los cinco asientos vacios que había en el aula—. Empezaremos en la página 56 abrid vuestros libros y prestad especial atención, porque esto saldrá en el próximo examen.

Shippo se sentó en uno de los asientos cerca de la ventana con Souten echando a la chica que había detrás de ese asiento tomándolo como suyo, y Shiori se sentó cerca de la puerta delante de una chica de cabellos largos hasta los hombros de color marrón chocolate y ojos de igual color.

...

Tsuna se pasó el resto de las clases observando a los tres nuevos, igual que Hayato y Takeshi aunque por razones distintas. Le pareció extraño que al poco de empezar el nuevo curso hubieran nuevas incorporaciones, eso le llevó a pensar en el día que su Guardián de la Tormenta llegó y por razones obvias se estaba agarrando a la mesa por si a alguno de los tres les daba por hacer lo mismo que hizo el peliplateado. A medida que las clases fueron pasando, su agarre fue aflojando, aunque estaba seguro que Hayato seguía observándoles como un halcón.

Al llegar la hora del almuerzo los tres Guardianes vieron como el chico nuevo intentaba coquetear con una de sus compañeras de clase y Souten les interrumpía llevándoselo por la oreja fuera del aula siendo seguidos por la otra chica, Shiori.

—Son divertidos, ¿cierto? —preguntó Takeshi sonriendo al grupo de tres que desaparecía de clase.

—Son peligrosos —afirmó Hayato—. Pueden pertenecer a alguna familia rival y estar actuando para luego matar a Jūdaime.

Tsuna vio como el Guardián de la Lluvia reía pero sus ojos se entrecerraron hacía la puerta, sabiendo que Takeshi no había pensado en eso hasta que Hayato lo comentó.

—No creo que sea eso —murmuró Tsuna—. Si fueran detrás de nosotros hubiera habido alguna indicación de ello, siempre la hay.

Los tres Guardianes recordaron las veces que tuvieron encontronazos con distintos mafiosos, incluso entre ellos. Sin duda su Jefe tenía razón pero eso no quitaba el hecho que no pudieran vigilarles... Por si de verdad eran de una familia rival.

—Se han ido a la azotea, ¿vamos a presentarnos? —la voz de Kyōko Sasagawa les sacó de sus cavilaciones—. Estoy segura que agradecerán el tener a alguien que quiera hacerles un tour.

—Y debemos presentarnos nosotros para ello, ¿por? —menospreció Hayato nada feliz por tener a esos cerca de su Jefe.

—No tienes que hacerlo sino quieres —replicó Hana.

Extrañadas por el comportamiento de los tres, Hana y Kyōko fueron detrás de los tres alumnos nuevos dejándoles almorzando en el aula.

—|—

El final de las clases había llegado y Tsuna vio como Shiori y Kyōko habían congeniado a la perfección mientras Hana, Souten y Shippo —éste último observando a las niñas, y se atrevía a decir niños, de reojo— esperaban a que terminasen de hablar para poder irse cada uno a su casa.

Como siempre hacían, Tsuna, Takeshi y Hayato esperaron a las dos —Kyōko y Hana— para dirigirse a Nami-kō a buscar a Ryōhei, ya que Hibari siempre desaparecía antes de que ellos apareciesen ahí. Los tres Guardianes estaban sumidos en sus pensamientos hasta que los murmullos de sorpresa sonaron en el aula.

—¿Habéis visto?

—¿Quién demonios tiene tanto dinero como para tener una limusina?

—¡Joder! Ojalá me vinieran a mí a buscar en una.

Los susurros, no sólo atrajo a los tres Guardianes Vongola sino también a los tres nuevos y a Kyōko junto a Hana, siendo Shippo el que exclamara—: ¡Por qué demonios ha venido él a buscarnos!

Souten se encogió de hombros, frunciendo el ceño al ver a un hombre alto de cabello cortos de color negro, ojos verdes bosque y vestido con un caro traje saliendo de la limusina.

—Puede que Sensei salga más tarde del trabajo y por eso él venga a buscarnos —sugirió Shiori parpadeando con sorpresa.

Ese comentario hizo que todos voltearan a verla con los ojos abiertos como platos al reconocer el hombre que acababa de salir de la limusina, Eiki Ozawa, uno de los hombres más ricos de Japón y que se rumoreaba que vivía en Tokio, se encontraba en Namimori, delante de Nami-chū.

—Es mi tío —dijo Shippo con total normalidad pero con un deje de nerviosismo ante la sádica sonrisa de Souten.

—Me parece genial que haya venido a buscarnos —Souten abrió la ventana con fuerza y gritó—: ¡OZAWA-SAN! —al tener su atención que se mostró al dirigir su mirada hacia ellos y enarcando una ceja, Souten dijo—: ¡Shippo estaba siendo un–!

—¡Ahora bajamos, Eiki-oji!

Agarrando a Shiori de la mano y manteniendo un fuerte agarre en la boca de Souten, Shippo se dirigió hacia donde se encontraba su tío esperándoles. Para sorpresa de todos, Ozawa se apartó al ver que Shippo no había calculado muy bien la frenada y los tres cayeron de bruces dentro de la limusina.

—Pero no tienen el mismo apellido.

—Es posible que Ozawa-sama tenga una hermana y al casarse haya cambiado el apellido al del marido.

—¿Crees que alguien como Ozawa-sama dejaría que un nombre cualquiera sustituyera al suyo?

Y así empezaron nuevamente los murmullos entre los estudiantes, mientras, Tsuna observaba a Reborn —quien había estado en el aula desde que la conmoción empezó— y lo que veía no le gustaba nada. Reborn estaba frunciendo el ceño como si lo que estuviera viendo no le encajara en su mente.

—Eso es imposible —Tsuna oyó a Reborn murmurar—. Ella sólo tiene un hermano pequeño, no tiene hermanos mayores y no se apellida Ozawa.

Tsuna enarcó una ceja sin entender los susurros de su Tutor. «Esto sólo parecen problemas….»

—¿Reborn?


N/A: ¿Os acordáis (quien lo haya leído) de mi historia "Debería haber escuelas yōkai"? Pues resulta que como me he quedado que no se como continuarla, voy a darlo de baja y a reescribirlo, así que no os sorprendáis si no lo encontráis porque voy a borrarlo y lo subiré otra vez, puede que con el mismo titulo o puede que con otro, pero ya os avisaré…. A quien le interese, claro.

¡Ah! Y como siempre, el siguiente capítulo lo subiré si queréis que continúe la mini historia.

Nos leemos.