No pudo evitar llevar su mano hacia su boca, cuando la vio conectada a todos los aparatos que por el momento la mantenían con vida; los ojos se le llenaron de lágrimas mientras se acercaba con cautos pasos hacia ella. Extendió la mano libre, temblorosa, hasta sujetar la mano del hada. Permaneció de pie junto a ella sin soltarla, apenas si podía creer lo que estaba viendo. Escuchó la puerta sonar detrás de ella pero ni siquiera se volteó a ver quién era, podría reconocer sus pasos donde fuera.

"No puedo verla así..." Dijo en un suspiro sin dejar de mirar al hada inconsciente sobre la cama del hospital y apoyó su mano en el borde de la misma.

Robin se acercó despacio a ella, quería consolarla mas no sabía que palabras usar. Casi sin darse cuenta, sólo de forma instintiva, Robin había apoyado la mano sobre la de ella, ambos las levantaron al mismo tiempo para dejarlas caer a sus costados pero él no la soltó, en cambio quedaron tomados sólo por sus dedos en un agarre suave y delicado, sus miradas se encontraron por un instante que pareció eterno, entonces él notó las cicatrices en sus muñecas.

"¿Qué te ha pasado?" Preguntó preocupado, casi en un susurro.

Ella bajó la mirada para ver sus muñecas, puso una mueca reconociendo las marcas en las que apenas si había fijado desde que había logrado salir de ese extraño lugar. Entonces en el mismo susurro de él dijo "Salem..." Y al ver su rostro confuso añadió "sólo es un recuerdo del viaje"

Él apoyó su mano sobre la muñeca y con el pulgar recorrió en una caricia la cicatriz. Fuera lo que hubiera sido que la quemara había sido algo grande y por la marca pudo deducir que habían sido unas esposas. Sin soltarla, con un suave movimiento, llevó su muñeca hasta la altura de su boca, para así poder darle un beso reconfortante sobre las heridas.

Regina estaba como hipnotizada, mirando sus manos, su rostro, sus labios, sus ojos. Sus miradas se encontraron, ella podía sentir la cálida respiración de Robin sobre su piel, haciendo que deseara que ese momento nunca se acabase, logrando apartar de su mente a Tink por un instante. Por desgracia, el momento se vio interrumpido cuando el Dr Whale llegó con la madre superiora, abriendo la puerta repentinamente. Ambos se separaron, Regina esperaba que no hubieran llegado a verlos juntos. Lo deseaba, quería poder estar con él, besarlo y fundirse en un abrazo. ¡Cuanto deseaba sentir un nuevo y cálido abrazo de él! Pero eso ya no era posible ahora, él tenía su esposa y ella no quería ser la tercera en discordia.

"Tienes que ayudarla" dijo Regina en tono amenazante a Blue, intentando recobrar la postura de siempre, alzando sus murallas de nuevo.

"Para ello estoy aquí. Dejen que haga mi trabajo, ¿si?" respondió cortante la madre superiora, que no le gustaba para nada el tono de Regina. Se acercó al hada y la observó por un instante. Alzó su varita y la pasó por encima de ella para analizarla y así poder curarla, mas de un instante a otro, los signos vitales de Tink se alborotaron y sus latidos parecían al borde del colapso.

"¡No! ¡Tink no!" Gritó Regina aferrándose a la camilla, sin ser capaz de controlarse a ella o su llanto.

"Hood, sácala de aquí" Indicó Whale, lo que menos necesitaban en ese momento era la histeria de la reina, eso solo lograría entorpecer su trabajo.

"No puedes hacerme esto... ¡Tink!" Seguía gritando Regina, aferrada a la camilla y zarandeándola "¡Prometiste que siempre estaríamos juntas"

"¡Hood!" Volvió a gritar el doctor.

"¡Tink! ¡Lo prometiste! ¡Te odio!"

Robin que hasta el momento se había quedado casi petrificado observando todo, ahora había reaccionado y sujetaba a Regina rodeándola con sus brazos, sujetando los de ella. A rastras, mientras la reina gritaba cosas y pataleaba intentando librarse, Robin logró sacarla hasta la sala de espera. Nunca la había visto de ese modo, nunca había pensado que ella podría reaccionar así ante semejante situación. En su rostro se veía preocupación, tristeza y... ¿Enfado?

"La odio, la detesto..." Fue lo primero que dijo la reina cuando se hubo sentado, aún con lágrimas en sus ojos.

"No digas eso, sabemos que no es así" respondió él sentándose a su lado pasando su brazo por encima del respaldo de ella.

"Es verdad, la odio... La odio por hacerme esto, la odio porque no cabe otro sentimiento dentro de mi" a medida que hablaba, la voz de Regina iba flaqueando "La odio porque... porque sí, la odio porque... porque todas las personas a las que he odiado en todos mis años siguen con vida, pese a que deseé sus muertes... La odio porque si admito que la quiero..." su voz se quebró, pero respiró profundo y continuó hablando "Si admito que la quiero no será capaz de sobrevivir o permanecer a mi lado... como todas las otras personas a la que quise"

Las últimas palabras de Regina se clavaron como un puñal agridulce en el corazón de Robin. Era agradable saber que no lo había olvidado, mas no tanto saber del modo en que lo recordaba. Ella significaba algo muy importante en su vida, una segunda oportunidad no siempre se consigue pero ella había llegado en el momento justo y había derretido su corazón lento y de un modo casi imperceptible.

"No digas eso, no todas las personas que quieras te dejarán..." Pasó saliva, quería poder decirle que él no la dejaría nunca más, pero por alguna extraña razón, sus palabras quedaron atascadas en su boca y en su lugar dijo "tienes a tu hijo Henry, a él lo amas con todo tu corazón y sigue a tu lado"

"Henry es diferente" replicó con ojos llorosos.

"No veo como podría serlo" llevó una mano a su rostro, acariciando con el pulgar su mejilla, al tiempo que limpiaba una lágrima que continuaba cayendo. "Además me tienes a mi" dijo finalmente pero Regina no pareció comprender del todo el significado de la frase, puesto que solo se limitó a mirarlo encontrando inmediatamente su mirada.

Sus fuerzas flaqueaban y torció su cabeza para refregar su rostro contra la cálida mano, al mismo tiempo que cerraba sus ojos, disfrutando de las caricias. Era tan reconfortante poder sentirlo así de cerca que poco a poco, dando rienda a sus instintos, se fue acercando cada vez más a él. Sus rostros se encontraban tan cerca que podían sentir la respiración del otro, la mirada de Regina se alternaba entre sus ojos y sus labios y apenas si llegó a rozarlos cuando una voz, que se oyó lejana pero fuerte, los devolvió a la realidad. Era Marian buscando a Robin, queriendo saber qué había ocurrido con el coche intruso.

"Disculpa, yo..." Dijo Regina carraspeando y separándose de él "tu esposa te está buscando y yo... yo no" le costaba terminar la frase, más aún después de aquel momento. Buscó coraje de donde pudo, se armó de valor y apretando los puños dijo "no me interpondré entre los dos... pero no puedo verte, al menos no a solas"

Ella se puso de pie y caminó alejándose de Robin, que no dejó de observarla ni por un momento hasta que la perdió de vista, entonces cerró los ojos por un instante antes de que Marian llegara hasta donde se encontraba.

OoOoOoOoOoOoO

Flash Back

"Marian, tenemos que hablar" dijo Robin, cuando volvió al campamento. Estaba serio y con un aire decidido, aunque sus ojos seguían siendo suaves y cariñosos.

"¿Qué ocurre amor?" respondió Marian, poniéndose de pie, puesto que se encontraba jugando junto a Roland.

"En lo posible a solas" añadió él pasando saliva.

Ambos caminaron alejándose del campamento, buscaron un lugar tranquilo y silencioso, donde ambos pudieran hablar sin interrupciones. Ella estaba expectante, no sabía qué esperar de la conversación, pero sabía que de esa frase nunca solía salir nada bueno. Por su parte Robin buscaba las palabras justas para no hablar sin sentido y perder el rumbo de la conversación y al mismo tiempo, que no sonara a algo muy directo.

"¿Cómo...? ¿Qué te...? ¿Qué te ha parecido el pueblo? ¿Cómo te vas adaptando?" preguntó finalmente, mientras seguían caminando.

"Bueno, es algo extraño... hay muchas cosas que aprender, pero vivir en el campamento en el bosque ayuda a sentirse como en casa" concluyó con una sonrisa.

"Verás como con el tiempo te terminas acostumbrando a esto" comentó poniendo una mueca de lado que pretendía ser una sonrisa y luego añadió "Roland te extrañaba mucho"

"Lo sé, se nota cuando jugamos" un silencio incómodo que se hizo presente, fue interrumpido por una pregunta más incómoda aún "¿Y tú? ¿Me extrañaste?"

"Marian, yo... tu eras el amor de mi vida, la mujer más hermosa que había tenido el placer de conocer. Siempre sacas lo mejor de mi y nuestro hijo es sin duda un niño maravilloso, alegre e inteligente. Por mucho tiempo estuve esperando volver a verte, por mucho tiempo quise saber de ti y hacer lo que fuera necesario para tenerte en mis brazos de nuevo, pero..."

"¿Pero? ¿Qué "pero"?"

"Lo siento Marian, pero ya no es lo mismo, no es como había imaginado que sucedería y ya no siento lo mismo. Ha pasado mucho tiempo y ya no soy el mismo de aquel entonces."

"¿Estás diciendo que ya no me amas?"

"Me duele decirlo, pero ya no Marian... Hay otra mujer en mi vida ahora y ya la he lastimado mucho, no puedo seguir con esto" pasó saliva mirando a la que era su esposa, esperando en verdad que supiera comprenderlo.

"¿Dices que me dejarás por la reina malvada?" El desprecio en la voz de Marian al pronunciar las últimas dos palabras, hizo que a Robin le hirviera la sangre.

"Ella no es malvada, puede que haya tenido un período oscuro en su vida, pero ella es mucho más que eso. Es una mujer increíble, inteligente, habilidosa, con un corazón único que ha sufrido demasiado y sí, ha hecho atrocidades, pero sigue siendo una persona que merece una segunda oportunidad y más aún, merece ser feliz. Ella me hace feliz..."

Marian no podía creer las palabras que salían de la boca del que alguna vez había llamado el amor de su vida, sus ojos atónitos no dejaban de recorrer todo su rostro sin comprender en verdad qué era lo que hacía que dijera todas esas cosas, sin comprender qué era lo que veía en Regina.

"¿Y qué pasará con Roland?" preguntó jugando la carta del hijo en común.

"Eso lo veremos, podremos encontrar el modo de explicarle y de hacer que esto sea lo más simple posible para él"

"¿Así que esto es todo?"

"Esto es todo" repitió Robin mirando a Marian, sin poder esperar un minuto para volver a ver a Regina.

Fin del Flash Back


Así como leen los dos capítulos juntos era como lo tenía escrito ahora pueden ver por qué dividí el capítulo en dos jaja.

Espero que les haya gustado sé que todos queremos (y me incluyo) que Regina y Robin se besen de una vez y sean felices por siempre, pero todo buen romance debe tener su tiempo y Regina quiere hacer las cosas bien, no quiere romper un matrimonio, sin saber que ya no existe tal relación.

Ya llegaremos a la parte del "vivieron felices por siempre", de momento, espero sus comentarios.