Nota del Traductor: Fic AU para los Dursley, y para varios de nuestros estimados Slytherin. No ve bien a Dumbledore ni a McGonagall.

.

.

"LOS MUCHACHOS DE PETUNIA"

Título Original: "Petunia's Boys"

Autora: Severusphoenix

Traducida con permiso del autor por BlazeVein.

.


CAPÍTULO 1

Descargos: Nada es mio, sólo estoy manipulando los personajes a mi conveniencia.

~~oOo~~

Petunia deambulaba por la casa oscura tarde esa noche, incapaz de dormir o de acomodarse para descansar y pretender dormir. Las noticias recibidas ese día más temprano simplemente habían sido demasiado horribles. Las pruebas que le habían hecho a principios de semana la habían mantenido en tensión, temiendo lo peor.

Ella había andado todo el día por la casa en un estado maniático, consintiendo a Dudley más de lo normal. Sin saber que más hacer, excepto cocinar, limpiar y jugar con su hijo. Finalmente, justo antes del atardecer el teléfono sonó. Vernon había permanecido parado junto a ella retorciéndose las manos mientras ella escuchaba las novedades que le daba un médico con compasión.

Petunia había bajado lentamente el teléfono y sin voltearse hacia Vernon le había dicho―: Tengo cáncer de seno.

Ella había sentido más que visto como él se desplomaba con horror, dejándose caer pesadamente sobre el sofá. Petunia calladamente le había dado unas palmaditas en el hombro y le había murmurado palabras de consuelo en las que ella no creía.

Vernon por fin se había enderezado para anunciarle con determinación que "había muchas opciones de tratamiento, y que ellos ¡iban a vencerlo!"

Petunia había sonreído y asentido, esperando que él tuviera razón, pero sin creerlo en realidad.

Ahora, ella se movía por la casa a oscuras, su mente dando vuelas, preguntándose como iba a manejar esto. Había visto morir de cáncer a una amiga el año anterior. Odiaba la idea de pasar por todo lo que había pasado su amiga. Pero para quedarse con su familia, ella lo haría.

Sus nervios estresados la alertaron inmediatamente de unos ruidos afuera, en la puerta de entrada, y ella se movió por la sala de estar lo suficiente para ver fuera de la casa. Su corazón se oprimió con temor. Se trataba de una bruja y un mago hablando calladamente y colocando algo frente a su puerta.

En su mayor parte ella se había esperado nunca tener contacto con gente mágica de nuevo, con excepción de su hermana. Sus encuentros con la magia habían sido pocos y en su mayoría infelices.

Lily y Petunia habían comenzado a escribirse durante sus respectivos embarazos. Al principio fue un alcance tentativo. Petunia sospechaba que había comenzado porque Lily sentía miedo. El Señor Oscuro con el que Potter y ella estaba batallando se había vuelto más violento. De acuerdo a Lily hasta "los muggles" lo habían notado. Petunia resopló.

Las cartas iniciales habían sido una serie de discusiones acerca de desaires pasados y las razones para sentir rabia una por la otra. Aclarar las cosas había sido bueno para ella, sin embargo. Todo esto fue lento, ya que para mandarse cartas entre ellas se las mandaban a Tom en el Caldero Chorreante, y él se las enviaba a ellas.

Todo eso cambió cuando Lily debió esconderse.

Las cartas siguientes fueron entregadas por un pequeño búho moteado. Vernon quedó espantado, y luego intrigado, intentando descubrir como todo eso funcionaba, siempre que los vecinos no se dieran cuenta.

Lily le contaba que ellos ahora estaban escondidos bajo algo llamado Encantamiento Fidelius, y las cartas vía Tom podrían ser peligrosas. Había una larga y complicada explicación acerca de una profecía, que iba más allá de su entendimiento, y de este tal "Voldemort" que estaba persiguiendo a su hijo recién nacido, Harry. Llevó varias cartas para que Petunia comprendiera. Para entonces, ella estaba segura, lo entendía mucho mejor que Lily.

Lily le había dicho con frecuencia a Petunia, que de haber sido ésta una bruja, la habrían sorteado en Slytherin, junto con Severus. Lily había pretendido insultarla, Petunia estaba segura de eso. Después de aprender más acerca del mundo mágico, Petunia ahora lo sentía como un halago.

Petunia había señalado que el tal Dumbledore en cualquier momento podría haber detenido al fisgón para que no se fuera tras escuchar esa profecía parcial. Hasta Petunia sabía que había maneras de borrar una memoria. Nadie necesitaba saber acerca de la profecía con excepción de Dumbledore. A menos que Dumbledore hubiera tenido una razón para que ésta se conociera. La Orden del Fénix necesitaba un arma, y Harry era una razón para que ellos tuvieran esperanza, y hubiera algo que le provocara temor a Voldemort... pero solamente si el Señor Oscuro sabía de ello.

Dumbledore había querido que la profecía llegara hasta Voldemort. Una profecía no sirve de nada si no es conocida por aquellos a quienes concierne. Voldemort había bajado el número de sus ataques sobre el resto, y se había concentrado en Harry. Petunia estaba segura que Dumbledore había sabido que el Señor Oscuro retiraría sus fuerzas para concentrarse en esta nueva amenaza sobre él.

Lily no había contestado esta carta de inmediato. Aparentemente, había conversado primero con Dumbledore. La siguiente carta de Lily divagaba acerca de opciones y dejar que la gente tomara su propio camino, intentando desesperadamente excusar las acciones del Director... o sus inacciones. Después, como si estuviera cansada de hacer excusas, ella decía que Albus le había admitido, en privado, que había sido Severus quien había escuchado a escondidas la profecía y después él se había tornado en espía al darse cuenta de lo que había hecho.

Esto puso furiosa a Petunia. La deserción de Severus hacia el lado Oscuro siempre había aproblemado a Petunia. Lily regresaba cada verano contándoles historias acerca de los Merodeadores y sus bromas. Al principio, la idea de que el chico que ella odiaba era víctima de esas bromas había sido divertido, pero hasta ella había terminado horrorizada. Lily había estado un poco a la defensiva con la bromas, diciendo que ellos no comprendían acerca de las lealtades hacia las Casas. Sus padres habían retrucado diciendo que los abusadores eran abusadores aun cuando fueran Gryffindor, como ella.

Lily se había quedado del lado de Severus hasta su quinto año. Después él la había insultado y ella se había rehusado a perdonarlo. Lily había hecho un show al contarle a sus padres que Severus "se estaba convirtiendo en un mago oscuro", y blabla, y que ya no era su amiga. Petunia se había reído de ella, para asombro de Lily.

¿De modo que la animadora linda finalmente ha dejado botado al amigo feo, impopular y vergonzoso de su niñez para que ella pueda salir con el buen mozo capitán del equipo? ―se había burlado Petunia―. Debes estar tan aliviada de que por fin te diera una excusa para hacer que fuera su culpa en vez de la tuya ¿no es así?

La cara roja de Lily fue respuesta suficiente. Ella había balbuceado excusas al principio, y después terminó diciendo―. Tu no entiendes lo difícil que ha sido para mi ser amiga con un Slytherin. Ellos han estado detrás de mi para que abandone a Severus desde el primer año. Hasta el Director desaprueba de ello.

Petunia había menospreciado sus excusas, y Lily terminó yendo corriendo a su cuarto con lágrimas de vergüenza, seguramente esperando que su madre fuera a decirle que había estado bien que abandonara a Severus. Petunia sospechaba que su madre lo había hecho. Ella había estado temiendo que Lily tomara en serio a serio a Severus, y aunque aprobaba de su amistad, ya que él la había ayudado a comprender el mundo mágico después de todo; no quería como yerno una rata paupérrima del otro lado del rio.

Descubrir que Severus se había convertido en una espía a causa de su error había sido una conmoción. Petunia recordaba la devoción de Severus por Lily. Ella casi había sido lástima de lo que debía ser una situación miserable para el hombre. Al recordar su enemistad por Lily, esta rivalidad celosa entre Severus y ella la aproblemaba.

Ella le había urgido a Lily para que se contactara con él, recordándole que había sido su único vinculo con una verdadera amistad. Petunia también le había dicho a Lily que con los 'Merodeadores' atormentadores y un Albus 'desaprobador' como representantes de los 'Luminosos', ¿cómo esperaba Lily que Severus no se fuera con los Oscuros? Sin mencionar que Dumbledore parecía haber ganado un espía valioso con todo ese sórdido asunto . . . y Petunia encontraba todo eso muy sospechoso.

Hubo otra larga pausa entre cartas, y después llegaron noticias de que Lily se había reunido con Severus bajo un disfraz. Y que tras algunos gritos habían hecho las paces. Lily había perdonado a Severus, y le había dicho que culpaba en su mayor parte a Albus, y no a él, por la filtración de la profecía. Lily había sacado a relucir el argumento de Petunia de que Dumbledore nunca debería haberle dejado salir de la taberna con el conocimiento de la profecía . . . sin mencionar que Severus había sido chantajeado emocionalmente para entrar a una posición muy peligrosa como espía del Señor más oscuro en siglos.

Aparentemente, Severus no había pensado en ello y se había calmado considerablemente, dispuesto a aceptar el perdón, y quizás a perdonarse a sí mismo además. Sin mencionar que ahora se encontraba pensando más en las maquinaciones supuestamente benignas de Dumbledore. Lily terminaba la carta diciendo que Sev todavía era un 'murciélago sarcástico', pero que de nuevo era su amigo.

Petunia había quedado aliviada con esto. Aun cuando a Petunia nunca le había agradado Severus, según Lily, era un mago poderoso e inteligente. Si alguien podía ayudar a Lily a seguir con vida era él.

Las últimas cartas le habían dado esperanza. Lily había encontrado unos hechizos protectores que una madre había conjurado para proteger a sus hijos. Algunos de ellos solamente se activarían si Lily estaba muerta, lo que aterraba a Petunia. Sin embargo, ahora que tenía a Dudley, podía comprender totalmente que Lily estuviera pensando en ello. Ella no habría vacilado en usarlos para proteger a Dudley de ser necesario.

Petunia se removió de sus recuerdos, y observó con atención como el par que estaba en su entrada conversaba y después caminaba hacia la vereda y abruptamente desaparecían. Su corazón estaba cargado de temor, y eso no podía ser bueno. Ella abrió la puerta delantera, y vio una canasta con un bebé de cabello oscuro en ella.

Su reacción inicial fue estallar en risas histéricas. ¿Quién dejaría a un niño en la puerta de una casa de esa manera? Ella espió la nota clavada en la manta del bebé, y recogió con rapidez la canasta cerrando la puerta y yendo a sentarse en el sofá. El bebé dormía tranquilamente, de modo que Petunia abrió la nota lentamente.

Dumbledore había tratado de aminorar el horror de lo sucedido, pero no había forma de hacerlo. El 'guardián secreto' había traicionado la ubicación de los Potter al Señor Oscuro, y había ocurrido un ataque. James había sido asesinado primero, y después Lily. De alguna forma cuando Voldemort había atacado al pequeño Harry, el hechizo había rebotado y golpeado a Voldemort, destruyéndolo aparentemente.

La carta le pedía que recibiera a Harry, y que cuidara de él "hasta que pudiera entrar al mundo mágico para ir a Hogwarts"; después de eso, sólo necesitaría estar allí durante las vacaciones. Había una mención de unas "Protecciones de Sangre" que protegerían a Harry "donde residiera la sangre de su madre", y daba ésta como la razón de que era imperativo que Petunia lo recibiera.

Había un 'lamento su pérdida' genérico, y la firma del Director.

Petunia apretó la carta contra su pecho, meciéndose adelante y atrás en agonía. Lágrimas bajaban por sus mejillas. Su tan amada, y brillante Lily había muerto el mismo día que le habían dicho a Petunia que ella podría a su vez estar muriendo.

Harry se removió en la canasta, abriendo sus ojos verde esmeralda para mirar de forma miope a Petunia. Petunia quedó paralizada, traspasada por la similaridad entre los ojos de su sobrino y los de su hermana. Ella lo recogió con manos temblorosas y lo sostuvo cerca. Ella encontraría una manera de mantenerlo a salvo... de Dumbledore y de otros.

Dumbledore no se hubiese preocupado con las 'Protecciones de Sangre' a menos que hubiera peligro, y no a menos que todavía necesitara a Harry para sus planes para el futuro en alguna manera.

~LMP~LMP~LMP~LMP~LMP~

Una segunda cuna, que pidieron prestada a una amistad, fue a dar al cuarto de Dudley. Harry parecía menos inquieto con su primo cerca, y Dudley estaba muy curioso del segundo niño en su dormitorio. Estaba fascinado con él. Vernon por su parte había tomado relativamente bien las novedades de que ahora ellos tenían dos niños. La distracción por la enfermedad de Petunia volvía al nene callado y pequeño una preocupación menor, especialmente porque Dudley estaba tan entretenido con un compañerito de juegos.

Petunia tuvo una mastectomia y la mujeres del vecindario cerraron filas alrededor de ella para ayudarla. El cáncer de seno tendía a pulsar una cuerda en ellas como pocas cosas podían hacerlo. Todas ellas estaban ansiosas por preparar comidas para la familia, y para ayudar con cualquier cosa que Petunia les dejara.

La noticia de que había un segundo niño en la residencia Dursley por supuesto provocó curiosidad. Petunia y Vernon con rapidez debieron inventar una historia para explicar la presencia de Harry.

Quedó huérfano por un accidente automovilístico... un borracho chocó contra su auto, y mató a la hermana de Petunia y a su cuñado. Fue una suerte que los asientos para niños sean tan buenos para proteger infantes o Harry no estaría tampoco aquí.

Los vecinos fueron doblemente comprensivos, y Harry y su tía pasaron a convertirse en una especie de causa local. A Petunia y Vernon nunca les faltaba apoyo, lo que vino a mano cuando comenzaron los tratamientos de quimioterapia y de radiación.

Los niños cumplieron dos años, y las cunas fueron reemplazadas por camas de niños. Vernon intentó mudar a Harry a la habitación al otro lado del pasillo, frente a su primo, pero Dudley sólo arrastró a Harry de regreso a su dormitorio otra vez. Petunia y Vernon fueron despertados una noche por un fuerte golpeteo, y descubrieron a los dos nenes intentando arrastrar la camita de Harry de regreso al cuarto de Dudley.

Los adultos cedieron ante la presión después de eso, y decidieron que los dos niños se separarían cuando estuvieran listos. Dudley parecía muy protector de su primo pequeño, y Harry parecía menos ansioso cuando otra persona dormía cerca.

Los tratamientos médicos de Petunia concluyeron, y ella se esforzó en hacer que creciera su pelo de nuevo. Ademas esperaba poder conseguir algo de peso. Las nauseas habían remitido, y ella ahora buscaba la comida por placer y no como una obligación. Los doctores no hicieron promesas, ya que uno de los nódulos linfáticos habían demostrado que posiblemente el cáncer se había esparcido. Ellos tan sólo podían albergar esperanzas de que la quimioterapia y la radiación lo hubieran detenido.

Los niños cumplieron tres años, y cuando la familia regresó de un viaje a Mallorca arreglado por la tía Marge ese verano, ellos descubrieron que otra vecina se había mudado un par de casas más allá. Se trataba de una dama de aspecto atemorizante que tenía muchos gatos. Ella parecía demasiado interesada en los niños, y constantemente se ofrecía a cuidar de Harry. Vernon con firmeza le contestó que 'no', diciéndole que eso no era necesario.

Los niños se habían convertido en compañeros de juegos felices, a pesar de que Marge no estaba feliz con eso. Ella creía firmemente que Dudley nunca debería compartir, y que siempre debía ganar. Petunia se mantuvo firme contra ella para que no echara a perder a Dudley, y le advirtió que se esperaba que tratara de forma igual a Harry y Dudley.

―No espero que llenes de regalos de Harry, pero si le compras algo a Dudley, debes también darle algo a Harry ―dijo Petunia con la mandíbula apretada.

Marge apeló a Vernon, pero él le había consultado a unos pocos amigos del trabajo de esta situación, y el consenso era que los niños debían aprender a compartir, especialmente para tener éxito en la escuela. Las maestras tendían a mirar mal a aquellos que no sabían como hacerlo, y a pesar de que la vida nunca era justa, no molestaba el saber como ser justo al hacer negocios. Sin mencionar que creer que uno siempre ganaría era un camino seguro a la decepción en el mundo real.

Vernon le había reiterado esto a Marge con bastante firmeza, y ella cedió de malas ganas.

Cuando los niños cumplieron cuatro años, Harry con orgullo cambió sus pertenencias a 'su dormitorio' y durmió allí sin incidentes para alivio de Vernon y Petunia. Los terrores nocturnos de Harry y sus pesadillas habían terminado, y ahora su confianza era mejor.

El verano siguiente, Petunia decidió iniciar a sus niños en la jardinería. Ella siempre había querido tener un jardín hermoso, y ahora contaba con un par de ansiosos ayudantes. Ellos pronto tuvieron rosas y lirios en abundancia. Los niños insistieron en hacer también macizos de petunias de todos colores. Muchos almuerzos ocurrieron allí mientras los tres miraban con orgullo su labor.

El cobertizo del jardín fue dividido para las herramientas y para una pequeña lechucería. El pequeño búho moteado de Lily había aparecido pronto después de la llegada de Harry. Este venia con una carta dirigida a Petunia. La carta debía ser entregada por el búho a la muerte de Lily, y contenía un pedido par que Petunia cuidara de Harry como si fuera propio, y que le dejara saber a Harry lo mucho que sus padres lo amaban. Ademas le pedía a Petunia que ocasionalmente le escribiera a Severus, ya que este había jurado proteger a Harry si cualquier cosa le sucedía a ellos.

Las cartas iniciales entre Petunia y Severus empezaron espaciadas e incómodas, mucho más que las primeras cartas entre Lily y Petunia. Petunia recordaba la antipatía entre ambos, y Severus claramente estaba deprimido y de luto.

Petunia le recordó con gentileza que Lily lo había perdonado, y le contó acerca de las cartas de Lily, y como ella había expresado alegría por haber recobrado su amistad. Severus había respondido con más vida las cartas siguientes, y decía que Lily había estado eufórica por haberse reconciliado con Petunia. No era una amistad postal cálida, pero ellos tenían a Lily en común, y ahora a Harry.

Severus en principio había parecido indiferente a las noticias de Harry, y después en ocasiones preguntaba por él. Severus parecía estar buscando señales de que Harry era malcriado o arrogante. Petunia comprendía que era una amargura de Severus hacia el hijo de James Potter, quien bajo circunstancias diferentes y mejores pudo haber sido en cambio su hijo. Ella enfatizaba el comportamiento tímido de Harry, pero que cuando se veía enfrentado a abusadores en el parque de juegos siempre se mantenía firme en su desafío, aun a la edad de cuatro años.

Severus la mantuvo calmada explicándole los brotes ocasionales de magia accidental de Harry, y Vernon estuvo menos receloso de esto, puesto que "ese Snape" parecía tener todo bajo control, y ya que ninguno de los vecinos nunca llegó a ver nada.

.

Ahora que tenía cinco años, y habían entrado a la escuela, Harry tenía mayor confianza. Les agradaba a los maestros, y parecía hacerle gracia la sobreprotección de Dudley. Harry mantenía a Dudley al día en su trabajo escolar, para desmayo de Dudley. Pero como no quería ser dejado atrás por su primo, enfurruñado hacia el trabajo que insistia Harry.

.

Después, a los seis años, los profesores se reunieron con Petunia y la enfermera escolar. Harry tenía un problema a la vista. A pesar de los anteojos que le habían dado el año anterior, y que ya había cambiado dos veces, la visión de Harry estaba empeorando dramáticamente. Ellos estaban usando frases como "legalmente ciego" que aterraban a Petunia.

Ella envió agitada un búho a Severus, quien contestó presentándose en un jardín con un fuerte 'crack' de Aparición. Por suerte era un fin de semana, y algunos de los amigos de Vernon le habían conseguido una invitación gratis para ir a jugar golf, para su alivio. El fin de semana, por supuesto, era el único tiempo con que contaba Severus para poder salir de Hogwarts.

Petunia llevó a Severus a la sala de estar donde los niños estaban jugando. Dudley lo divisó primero, y gritó―: ¡Vampiro!

Petunia estaba espantada, pero Severus pareció divertido de que el niño muggle tuviera la misma reacción a él que los estudiantes de Hogwarts, y tan sólo le sonrió burlón. Harry, sin embargo, le sonrió al borrón oscuro que tenía delante, intrigado.

Severus estudió la pequeña figura frente a él. A primera mirada se parecía muchísimo a James, pero el cabello desordenado era más oscuro que el de James, y la cara más refinada. Los ojos, por supuesto, venían de Lily.

―Señor Potter, voy a examinarle la vista para ver si se trata de algo que yo pueda mejorar, ¿es eso aceptable para usted? ―entonó Severus.

Harry y Dudley se rieron por lo de "Señor Potter", y Harry contestó―: Sí, señor.

Severus sacó su varita, y conjuró unos encantamientos de diagnóstico, y después meneó la cabeza―. Sus ojos nunca van a contar con una visión perfecta, pero parece que una vieja herida ha provocado mayores problemas. Supongo que debe tratarse de la maldición que el Señor Oscuro lanzó la responsable, la que provocó la cicatriz en su frente. Esta lo suficiente cercana a sus ojos para ser la posible culpable.

Dudley y Harry estaban escuchando todo ávidamente, a pesar de no comprender en realidad. Pero Petunia se estaba retorciendo las manos, y le preguntó―. ¿Hay algo que pueda hacerse?

Severus asintió. Antes de venir hasta aquí se había comunicado por chimenea con Lucius, quien le había dado el nombre de un Sanador 'discreto' que se especializaba en los ojos. Severus había evitado mencionar quien necesitaba de ello. Lucius sabía que Severus se lo diría si fuera necesario que él lo supiera. Severus casi le había preguntado a Dumbledore, pero ahora estaba receloso de él. Las observaciones de Petunia habían dado en el blanco.

Ambos sabían que Voldemort no había desaparecido, y que Severus había acordado ayudar a Albus a combatirlo cuando regresara. Severus ahora encontraba difícil de digerir que Albus permitiera que él le llevara la profecía a Voldemort. Al reflexionar, se daba cuenta que Albus lo había usado, lo había dejado ser culpable de traición antes de arriesgar a que Voldemort nunca escuchara de la profecía.

Dumbledore bien podría haber detenido a uno de sus adorados Gryffindor de hacer algo tan estúpidamente destructivo para ellos mismos . . . ¿pero a un Slytherin? . . . Albus no había tenido problemas en dejar que él ennegreciera su alma si era para mejor uso de la causa de la Orden.

Severus sacudió la cabeza, y se puso de pie. Hizo que Petunia le dejara una nota a Vernon, y se los llevó consigo. Un Traslador los llevó hasta una esquina en Callejón Diagon y de allí fueron caminando hasta la oficina del Sanador. Unos pocos susurros para una medi-bruja que invocaban el nombre de Lucius Malfoy, y Harry pronto se encontraba delante del Sanador. La cicatriz en forma de rayo había sido puesta bajo un glamour por Severus, así que el Sanador se abocó a su trabajo.

Unos hechizos conjurados en lo profundo de los ojos del niño lo hicieron saltar y soltar un gritito, y las pociones lo hicieron hacer arcadas y muecas. Al final de eso a Harry le dolía un poco la cabeza, pero una poción para el dolor se encargó pronto de eso.

Por fin el Sanador se echó para atrás y Harry miró a su alrededor con asombro, capaz de ver claramente por primera vez desde que podía recordar. Petunia sonrió con alivio, y Dudley dio muestras de alegría, y le dio palmadas a Harry en la espalda.

El Sanador cuidadosamente dobló los lentes y se los pasó a Petunia―. De momento su visión es perfecta. Yo arreglé el daño provocado por el hechizo, y corregí su visión. Es posible que en el futuro necesite usar lentes o mayor corrección, pero sus ojos deberán encontrarse bien por unos años.

La cuenta les fue entregada en el escritorio de recepción, y Severus le hizo señas a Petunia de que se lo dejara a él, colocando su llave de Gringotts sobre el pergamino y tocándola con su varita. Una factura aparecía pronto indicando que el dinero había sido transferido desde su bóveda a la del Sanador.

―Gracias, señor Snape ―dijo Harry calladamente, pero con seriedad hacia el impasible Maestro de Pociones.

―Sí, Severus, muchas gracias ―repitió Petunia, con Dudley asintiendo enfáticamente.

Severus se inclinó levemente, y dijo―. De nada, señor Potter ―Harry y Dudley volvieron a reírse por lo bajo por el honorifico, antes de agarrar el Traslador que los llevó de vuelta al hogar.

En la escuela quedaron desconcertados por la milagrosa 'cura' de Harry, pero Petunia pretendió ser una madre despistada que "no entendía los términos médicos" y contó que el médico había hablado de 'rasgaduras retinales' y que las había arreglado con láser. Los maestros quedaron satisfechos. La enfermera escolar pareció perpleja, pero se encogió de hombros, y quedó feliz de que el pequeño Harry había quedado bien.

Las cartas de intercambio mágico-muggle continuaron sin muchas novedades hasta que una carta llegó a Severus durante el verano en que Harry cumplía ocho años. Petunia había descubierto que la "magia accidental" de Harry ya no era tal. Harry había comenzado a aprender que pasaran cosas a propósito, alentado alegremente por Dudley.

Era una magia benigna en realidad: hacer bajar la jarra de galletas desde una alacena alta donde Petunia la había colocado, hacer que una puerta bajo llave se abriera para poder ver el búho de la mamá de Harry en el cobertizo del jardín... Cosas de naturaleza infantil, pero Petunia estaba preocupada de que Harry terminara en problemas a una edad tan temprana, o que atrajera la atención de Dumbledore.

Vernon estaba preocupado de que los vecinos pudieran verlo, y provocarles problemas. Hasta ahora, los vecinos los veían con ojos amables, y seguían siendo cooperativos. Varios de ellos trabajaban en Grunning's con él, así que quería mantenerlos amistosos, y no temerosos de los "vecinos peculiares".

Severus se encontró una vez más Apareciendo en el patio trasero de Petunia. Se había dado cuenta que unos arbustos floridos altos ahora formaban un seto colorido alrededor del jardín, creando un pequeño espacio privado.

Los niños rápidamente le mostraron el trabajo que habían hecho, orgullosos de lo logrado junto a Petunia. Severus asintió algo distraído, poco familiarizado con los gozos de la jardinería. No tenía jardines en Spinner's End, y los invernaderos de Hogwarts eran útiles para sus pociones, pero no eran un sitio de placer para él, sino de trabajo. Narcissa mantenía obsesivamente los jardines de la Mansión Malfoy, pero él dudaba que ella misma trabajara en ellos, excepto para comandar a los elfos domésticos.

Severus y Petunia se sentaron en una mesa pequeña en el patio cubierto, sorbiendo limonada.

―¿Así que ha aprendido a hacer magia sin varita, eh? He traído algunos libros, es mejor no tratar de hacer que se detenga, pues podría necesitar de esa ventaja algún día. Tan sólo dile que no deje que nadie se entere, especialmente el Director Dumbledore. Apenas me estoy enterando de algunos de sus planes. Pienso que estás en lo correcto al decir que puede que no tenga en mente los mejores intereses del señor Potter.

Petunia asintió sin sorprenderse, y Harry fue llamado. Severus le explicó a Harry la magia sin varita, mientras Dudley escuchaba con atención―. Sé que cuando haces un gesto para causar la magia que deseas usas la mano derecha. Quiero que comiences a usar para eso la mano izquierda ―ante la mirada desconcertada de Harry, suspiró―. En algún momento vas a usar una varita, y tu magia tendrá dificultad para actuar con una varita cuando la has acostumbrado a fluir libremente por tu brazo. Así que deja la mano derecha para la varita, de ese modo podrás continuar usando magia sin varita por tu mano izquierda. De ese modo serás el doble de peligroso.

Harry y Dudley se miraron encantados entre ellos―. Genial ―gruñeron juntos.

Severus sonrió ante eso, y le pasó a Petunia una bolsa de libros que había traído de su niñez, libros mágicos que su madre había conseguido sacar de la mansión Prince para enseñarle las costumbres y la historia del mundo mágico.

Sacó el libro de primer año de hechizos y un manual de pociones. Harry podría al menos hojearlos. Le mostró a Harry la bolsa con espacio mágico para mantener dentro fácilmente y a salvo una docena de libros.

Severus ademas le pasó un libro a Petunia. Este era acerca de la Ley Mágica concerniente a los menores de edad y sus tutores legales, que ella le había pedido. "Necesito conocer mis derechos", había dicho ella en una carta, y Severus no podía menos que estar de acuerdo.

Severus no supo de Petunia después de eso por varios meses, y después una carta llegó. Las frases no estaban ligadas, y el papel tenía signos de que habían llorado sobre este. El cáncer había regresado un mes antes de cumplir la marca de cinco años que la declararía libre de cáncer. La enfermedad se había dispersado, y los doctores le advertían que ellos podrían comprarle tiempo, pero que esta vez no le ofrecían una cura posible.

La quimioterapia y la radiación habían comenzado una vez más. Los vecinos se reunieron y ofrecieron uno por uno su ayuda: llevarla en auto al médico, o al hospital cuando ella no pudiera manejar. Le ofrecieron además asistencia con el trabajo doméstico y con cocinar. Los niños ya eran lo bastante grandes para cuidarlos en casa, y los vecinos no tenían problema con ello. Trajeron comida por días al saber que ella de nuevo estaba enferma.

~LMP~LMP~LMP~LMP~LMP~

La señora Figg permaneció sin darse cuenta de esto, no había hecho esfuerzos por hacer amistad con los vecinos, sino que prefería espiar desde cierta distancia a los Dursley y a Harry. De modo que los noticias del cáncer de Petunia nunca llegaron a sus oídos. A decir verdad, ella estaba un poco aburrida de su 'asignación'. No le venia mal la casa gratis, con sus pocos ahorros y algo de herencia de su familia significaba que podía vivir bastante cómodamente. Era obvio que nada malo estaba sucediendo con los Dursley, y seguir a los dos niños ocasionaba que la gente con frecuencia la mirara de forma extraña. Ella se encontraba en posición de ver el frente de la casa de los Dursley con facilidad a través de sus ventanas, de modo que los últimos años se había conformado con observarlos en su mayor parte desde ahí, pero nunca vio nada sospechoso.

Arabella pasaba la mayor parte del tiempo invitando a su hermana y primas para jugar a las cartas, y yendo por Flú al Callejón Diagon para tomar el té con viejas amigas.

~LMP~LMP~LMP~LMP~LMP~

Petunia pasó el año siguiente distrayéndose de su enfermedad ayudando a Harry a estudiar magia. Dudley era también un estudiante ávido, a pesar de que no podía realizar ningun hechizo. Su trabajo escolar sufrió un poco con esto, pero los maestros pensaban que era debido a la preocupación del niño por la enfermedad de Petunia, así que le daban algo de espacio.

La lectura y la práctica diaria para Harry acercaron más a los tres. Vernon los observaba, fascinado a veces, aunque no le había gustado tener que reemplazar la televisión víctima caída de una magia perdida. Por suerte, cayó dentro de la garantía. Ellos descubrieron que Harry debía permanecer a cierta distancia de los aparatos electrónicos cuando practicaba, y que hasta las luces parpadeaban a veces.

Vernon pasaba muchas preocupaciones por sus finanzas después del primer año del regreso del cáncer de Petunia, aun con la ayuda de los vecinos, debía faltar gran cantidad de veces al trabajo. El dinero estaba escaso, y sus ahorros habían decrecido de forma alarmante. Las medicinas eran caras, y había demasiadas cosas extras que faltaban. Comidas especiales para tentar el apetito de Petunia, una peluca decente para no hacerla sentir tímida al salir... la lista era interminable.

Llegó julio, y los niños cumplieron nueve años. Vernon no tuvo vacaciones para compensar por todos los días que había usado, así que ellos hicieron viajes cortos por el fin de semana ese verano. Petunia no se sentía para nada con energías, y ellos no tenían el dinero para algo caro de todos modos.

Uno de esos fines de semana ellos decidieron ir a las carreras. A Petunia siempre le había gustado ver correr a los caballos, y los chicos también eran aficionados. Dudley inclusive seguía a los jinetes y los entrenadores. A Harry solamente le gustaban los caballos.

Para su alivio, ellos proveían sillas de ruedas para los visitantes, y la entrada a la pista era barata. Ellos encontraron un palco cubierto del sol, y Petunia les hizo señas contenta para que fueran a pasear―. Vayan a ver los caballos, puedo observar desde aquí y leer el programa.

Harry y Dudley corrieron hacia los establos para ver a los caballos de cerca. Vernon fue detrás de ellos con resignación. Dudley feliz señalaba los colores diferentes de las cuadras, y los entrenadores que trabajaban en ellas. Apuntó los caballos que habían ganado hacia poco, y Harry asintió de forma distraída.

Los ojos de Harry de repente fueron atraídos por un caballo alazán en especial, que miraba ávidamente a su competencia. Harry podía sentir que los caballos anhelaban estar corriendo. Se acercó a uno de los manejadores y le preguntó―. ¿Puedo tocarlo? ―el mozo de cuadra se encogió de hombros con indiferencia.

Harry tocó con cuidado la paleta del caballo, y después le acarició el cuello. El caballo se volteó hacia él con curiosidad, y Harry le tocó el morro acariciando las mejillas y mirándolo a los ojos. Harry sonrió un poco, y caminó de regreso hacia un perplejo Vernon, y un curioso Dudley.

―Ese caballo no ha ganado en todo el año, llegó último en la última carrera. El año pasado lo hizo mucho mejor, quizás ahora esta agotado o lastimado ―dijo Dudley.

―Él dice que hoy ganará … no se estaba sintiendo bien hasta hace poco. Creo que estaba enfermo, y ellos no se dieron cuenta. Él dice que va a ganarles a todos ahora ―dijo Harry sonriendo.

Dudley miró con atención al alazán―. Se ve muy bien ahora.

Vernon se removió incómodo ante esto de que los caballos ahora hablaban con Harry―. Bueno, vayamos a ver también a los otros ―él siguió a los niños mientras caminaban, y miró al alazán en el programa. Iba en la segunda carrera, con mucho en contra, 70 a 1. si Harry tenía razón ellos obtendrían un buen dinero. No le gustaba hacer las cosas por algo que parecía ser un truco mágico, pero... hasta ahora nada que Harry hiciera con magia parecía ser demasiado útil. Flotar almohadones y tonterías así.

Finalmente, regresaron al palco para la primera carrera al anunciarse. Vernon le susurró el descubrimiento de Harry a Petunia, y ella sonrió―. Sé que trajiste unas pocas libras para tener un poquito de emoción echando una apuesta. Anda a apostar por el caballo de Harry... será emocionante.

Los niños asintieron ansiosos, y Vernon asintió con resignación. Si Harry tenía razón sería la primera vez que la magia les sería de algún uso que Vernon pudiera ver. Fue a la ventanilla de apuestas, y sacó unas pocas libras. Pero ¿cuánto apostar por una remota posibilidad? Suspirando apostó todo su dinero al alazán. El empleado pareció sorprendido, y la gente detrás de él se rio tontamente y resopló.

Vernon le sonrió a su audiencia―. Mis chicos insisten en que es un ganador, y la esposa piensa que es bonito, así que claro, tenemos que apostar por él ―los otros hombres en la fila rieron con comprensión, y el empleado le sonrió ahora entendiendo esa apuesta por tamaño perdedor. Vernon fue de regreso al palco, con su dignidad de nuevo intacta.

Los caballos para la segunda carrera pronto se encontraron alineados y salieron. Los niños gritaron animando al alazán, y Petunia aplaudió feliz cuando comenzó a sobrepasar a los líderes. Hubo una batalla entre tres caballos en la recta final, pero al final el alazán cruzó por dos cuerpos la línea final siendo el claro ganador.

A Vernon se le nubló la vista y se aferró el pecho, con el corazón batiendo como loco. El niño lo había logrado, ¡había predicho un ganador! La gente a los lados sonreía ante la excitación de los niños y la sonrisa feliz de Petunia.

Vernon fue a cobrar el boleto, y regresó con un fajo largo de billetes. Estaba contemplando poder pagar la hipoteca este mes a tiempo y pagar la cuenta eléctrica atrasada. Le dio palmaditas a Harry en la cabeza. Quizás la magia no fuera una completa pérdida de tiempo.

Dudley se relajó y sonrió. Papá había sido siempre amable pero distante con Harry, y lo había estado mirando con algo de trepidación y desconcierto cuando pensaba que nadie estaba mirando. El que Harry hiciera algo 'útil' con la magia aparentemente le hacia menos amenazador.

Ellos pasaron el resto del día haciendo barra a varios caballos, aunque Harry le dijo a Vernon con remordimiento que "ningún otro caballo había mencionado nada de ganar". Pero Vernon no estaba molesto por ello. Apostó una o dos libras aquí o allí, y Dudley una vez escogió un ganador. Con todo, fue un día excelente. Ellos pararon en un lugar bonito a cenar, que hace tiempo no podían costear. La felicidad de Vernon fue completa cuando Petunia pudo terminar su comida.

Después de ese día, Vernon fue menos receloso de la magia de Harry. Aun vivía con el temor de que los vecinos presenciaran algo de forma accidental, pero ahora veía que existía un uso real para la magia.

Ese verano, ellos regresaron a las carreras cada fin de semana. Petunia disfrutaba 'las salidas', pues había poco donde cansarse allí, lo que era un alivio. Dudley y Harry se habían familiarizado con muchos trabajadores de los establos, y se les permitía acercarse a casi todos los caballos. La mayoría de los mozos de cuadra eran indiferentes a que los niños vinieron a ver los caballos de carrera.

Harry se volvió muy cercano a varios de ellos. El alazán que fue su primer ganador en especial. Continuó sabiendo cuando ese iba a ganar, para satisfacción de Vernon, y una vez hasta admitió con renuencia que ese "odioso caballo gris" iba a vencerlo y ganar la carrera, quejándose interminablemente de la actitud del otro caballo.

Vernon trataba de no poner presión sobre Harry, ya que sabía que este 'don' era volátil, y dependía del caballo 'conociendo' cuando iba a ganar. Más de una vez, dos caballos estaban seguros que iban a ganar. Vernon jugaba con los números en su cabeza, y colocaba pequeñas apuestas en ambos esperando que uno de los dos tuviera razón; por suerte esa vez uno lo estaba, y en esa ocasión la paga fue buena, así que el costo de múltiples apuestas era aceptable.

Vernon temía sentía temor de depender mucho de esta entrada de dinero, así que simplemente pagaba los gastos y las necesidades que estaba aplazando. Eso hizo el verano menos estresante y las excursiones los fines de semana más felices, ya que Vernon no sentía que estaba aligerando su billetera, sino que al contrario.

Hasta consiguió guardar un poco de dinero, conociendo que una vez que los fines de semana de carreras terminaran el dinero extra les vendría bien. Vernon estaba temiendo que llegara septiembre, pero no había manera de aplazarlo.

Cuando había comenzado a trabajar en Grunning's, Marge le había regalado un auto clásico para manejar. Vernon lo conducía para impresionar a sus clientes y le dejaba el auto familiar a Petunia la mayor parte del tiempo. Ahora Petunia estaba demasiado débil para considerar ponerse tras un volante.

Por eso tuvo sentido que decidiera vender el auto caro. Un amigo del trabajo contactó a su hermano que tenía una compra-venta de autos, que fue comprensivo de la situación de Vernon ya que había perdido a su esposa por el cáncer unos años antes. Vernon estaba seguro que no lo estafaría. Para su sorpresa, obtuvo más por el auto de lo que pagara Marge. Fue una pena dejarlo ir, pero un alivio el tener el cheque considerable en su cuenta bancaria por ello.

Cuando Marge se enteró, se puso lívida. Desafortunadamente ella expresó su opinión al respecto después de varios tragos, diciéndole a Petunia que era bastante egoísta al esperar que su familia se fuera a la bancarrota por ella por cuidarla, después que ya le había endosado a su sobrino a Vernon para que lo criara … prácticamente quitándole la comida de la boca a Dudley.

Vernon se tornó de un feo color purpura, después de que Petunia se pusiera de un insano color pálido en un rostro cubierto de culpa. Ella sabía del peso que su enfermedad tenía sobre la familia, emocional a la vez que financiero. Vernon había gritado y expulsado a Marge de la casa advirtiéndole que no regresara. Los niños y él pasaron la tarde asegurándole a Petunia que la amaban, y que estaban firmemente de su parte.

Esa noche se fueron temprano a la cama, y después que Petunia quedara adormilada, y ver que Dudley roncaba suavemente, Vernon se detuvo en la puerta de Harry.

―¿Harry? ―Vernon distinguió los grandes ojos verdes de Harry pestañear hacia él adormilados.

―Lo sé, tío Vernon. No le presté mucho atención a ella ―contestó Harry con rapidez.

Vernon vaciló... Harry le estaba dando una salida fácil, si decidía tomar lo que le ofrecía. Él meneó la cabeza, no iba a poder dormir si hacia eso.

―Harry, sé que rara vez hablo de tales cosas contigo... apenas si recuerdo decirle a Dudley lo mucho que lo quiero, pero tu nunca... nunca has sido una carga para nosotros. Tu fuiste una bendición, al llegar cuando lo hiciste, sacaste de nuestras mentes eventos oscuros ―Vernon se removió incómodo, mientras que Harry le sonreía radiante―... Y por supuesto, ella estaba totalmente equivocada con lo de los gastos. Tu nos has salvado el pellejo varias veces este verano con ese poco de magia tuya con los caballos... ―Vernon suspiró y se sentó en una silla cercana.

Harry lo observó con tristeza. La tía Petunia y Dudley podrían haber sido engañados por el tío Vernon, pero él sabía que Vernon estaba preocupado. El dinero que Harry había ayudado a ganar fue solamente un parche temporal, y el dinero del auto taparía el agujero en el dique por un rato, pero Harry había descubierto que podía 'leer' un poco a la gente... no exactamente como leía a los caballos, pero podía sentir los pensamientos fuertes o intensos, a veces sin importar que los quisiera saber o no. Él no había revelado esta habilidad suya a nadie.

Vernon se paró, le dio a Harry una sonrisa de apoyo, y le dio una palmadita en el hombro mientras se susurraban las buenas noches.

~LMP~LMP~LMP~LMP~LMP~

Ese año la escuela pasó volando... siempre había tanto por hacer. Los niños comenzaron a asumir cada vez más responsabilidades de la casa. A Harry le gustaba cocinar y preparaba casi todas las comidas. Cuando Petunia se sentía lo bastante bien lo ayudaba, y a veces los vecinos todavía traían cosas de comer a la casa cuando sabían que Petunia había ido al hospital.

Dudley se había hecho una agenda de tareas para asegurarse de pasar la aspiradora, sacar el polvo, lavar platos, y el resto de labores domésticas. Él mantenía esta agenda en el refrigerador para poder verla con frecuencia. Vernon siempre trataba de hacer una o dos labores de allí cuando tenía tiempo, y Harry tendía a lavar los platos cada vez que no debía cocinar.

Petunia se fue debilitando cada vez más, y finalmente se rehusó a seguir recibiendo tratamientos, diciendo que más radiaciones o quimio eran inútiles y que prefería morir pacíficamente. Los doctores estuvieron de acuerdo con cierta vacilación, y ella regresó a casa por última vez cuando comenzaba el verano.

El cumpleaños número diez de los niños fue tranquilo comparado con otros años, y sus regalos consistieron en ropa que necesitaban.

Al comenzar el año escolar Petunia ya no podía quedarse sola, y se encontró en necesidad de tener con ella a alguien todos los días.

Vernon comenzó a hacer recortes. Dejaron de tener cable así como otros servicios no esenciales, y sus ahorros una vez más desaparecieron y él comenzó a vender cosas calladamente. Su rifle de caza, sus palos de golf, herramientas, cualquier chuchería valiosa y unas pocas antigüedades. Hasta el lavavajillas y cualquier mueble que Petunia no notara fue vendido.

Ellos consiguieron sobrevivir justo hasta que Petunia muriera antes de la Navidad. Ella los había llamado mientras estaba acostada mirando caer afuera la nieve y se despidió con una sonrisa pacífica. Ya les había dado consejos a Harry y Dudley, y se había asegurado de que Vernon comprendiera lo que necesitaba saber.

Ella fue enterrada en el cementerio junto a sus padres, la mayoría de Privet Drive fue al funeral así como los vecinos de los alrededores. Todos conocían como había luchado la familia, y esperaban que las cosas pudieran mejorar para ellos.

~LMP~LMP~LMP~LMP~LMP~

Vernon estaba desplomado frente a la mesa de café que contenía una enorme cantidad de cuentas y una pequeña lista de sus valores. Había vendido su escritorio hacia mucho tiempo atrás. El seguro de vida había cubierto el funeral, pero sabía que estaban en serios problemas. La hipoteca no había sido pagada, y el banco les había dado un mes para marcharse. En su trabajo lo habían lamentado pero le habían dicho con firmeza que estaba despedido, simplemente había faltado demasiado al trabajo.

Era el receso de primavera y ellos necesitaban tomar una decisión. El resto de los muebles fue vendido, y los pocos recuerdos memorables fueron colocados en una bodega de alquiler. Los niños habían empacado, y el hombre de los muebles usados vendría a llevarse las camas que restaban y el sofá.

Los niños solamente lamentaban que su jardín desaparecería, y les preocupaba que el búho no pudiera encontrarlos. Por fin, Harry le había enviado una carta al profesor Snape para contarle de la muerte de Petunia, pero sin decir nada de su mudanza, para decirle que sería mejor que el búho se quedara a vivir en la escuela y que solamente viniera si Severus necesitaba enviarles una carta. Harry no quería que el búho que había pertenecido a su madre y su tía Tuney sufriera porque los tiempos eran difíciles para ellos.

Ellos les contaron a sus amigos y vecinos que Vernon había conseguido un trabajo en otra parte, y todos pensaron que el hombre de los muebles era de las mudanzas. A nadie dijeron a donde iban.

La noche cayó, y el comprador de muebles llegó con una camioneta y el resto del dinero. Vernon había reunido lo último del seguro de vida, y su indemnización por despido. Los niños habían vendido sus juegos de vídeo, y todos sus juguetes a una tienda, reuniendo un poco de efectivo. Ellos subieron al auto, y condujeron alejándose mientras las rosas de Petunia comenzaban a dar flores.

ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ

N/A: Es un plot-bunny que saltaba por ahí arrojándome zanahorias.

N/T: Uf, un capítulo larguísimo. Prepárense para más magia, y vueltas de tuerca.

Harry Potter, personajes y su mundo © de J.K. Rowling y varias otras compañías. Fanfiction sin fines de lucro, ni pretensiones de infringir derechos de reproducción, realizado sólo con fines de entretención.