But do not ask the price I paid,
I must live with my quiet rage,
Tame the ghosts in my head,
That run wild and wish me dead.
Should you shake my ash to the wind
Lord, forget all of my sins
Oh, let me die where I lie
Neath the curse of my lover's eyes.

(Mumford & Sons)

Erwin estaba dispuesto a dar su vida por la Humanidad, pero eso no significaba que tuviese una imagen idealizada de ella. Erwin siempre había sabido que el verdadero enemigo de la Humanidad no eran los titanes, era ella misma. Hombres y mujeres que se había resignado a vivir entre muros durante toda su vida, gente que no quería preguntar, que no quería averiguar qué les había llevado a esa situación ni querían buscar una solución al problema. Gente que se había resignado a vivir en una jaula. Pero ellos no eran el problema, al fin y al cabo él sabía mejor que nadie el precio a pagar cuando uno hace preguntas que no debe y plantea problemas prohibidos de hablar. Erwin, hacía años, había jurado que liberaría a la Humanidad de la jaula en la que vivía. Erwin tenía un propósito en la vida y nada ni nadie iba a hacer que se desviase de él.

Erwin Smith se graduó el primero de su promoción. Todo el mundo pensaba que iba a ir a la Policía Militar. Alguien tan bueno como él va a la Policía Militar. Erwin tenía un futuro prometedor, con solo desearlo podía tener una hermosa mujer, pues sabía que María aceptaría su proposición de matrimonio sin dudarlo, podría tener un buen puesto y poco a poco ir escalando hasta llegar ser Comandante. Erwin estaba destinado a una larga vida, rodeado de lo mejor que la Capital podía ofrecer, todos lo sabían.

Sin embargo Erwin no eligió la Policía Militar. Se fue directo al Cuerpo de Reconocimiento.

'¿Qué haces?' Le dijo Nile parándole en seco. '¿Qué coño haces alistándote en ese cuerpo? ¿Tan poco valoras tu vida?'

'Hay cosas que valoro más que mi vida, y es la Humanidad.' Dijo él con una leve sonrisa. 'Pensé que tú entenderías mi elección.'

Erwin nunca había sido alguien de hacer amigos, siempre había sido alguien reservado, sobretodo desde la muerte de sus padres. Sabía que la amistad era una debilidad, pues consistía en confiar en la otra persona, y Erwin no podía confiar, lo había hecho una vez y nunca más cometería ese error. Aún así Erwin era popular, era extremadamente popular, no solo por su físico, sino por su saber estar, por su elocuencia a la hora de hablar. La gente le quería, los soldados le admiraban y eso era algo que él utilizaba a su favor, aún así había veces en las que deseaba tener un amigo. En Nile vio un posible aliado, alguien con quien compartir el camino que quería llevar, pero tardó poco tiempo en darse cuenta de que lo que Nile quería era lo que quería el resto: una vida cómoda y alejada de problemas.

Erwin se alistó en el Cuerpo de Reconocimiento dejando atrás a María, dejando detrás una vida fácil y sencilla, una vida que cualquiera daría lo que fuera por tener. Fue cuando Erwin entró en el Cuerpo cuando sintió que por fin estaba donde debía estar.

Erwin nunca había sido alguien de hacer amigos, siempre sociable, pero nunca amigos. Eso cambió el día que conoció a Mike. Su amistad fue inminente, irremediable. Erwin nunca supo qué vio Mike en él, pues no era de esos de contar sus secretos, ni de contar su infancia, era una persona con pocas, por no decir ninguna afición; era cierto que era popular, pero cuando alguien llegaba a conocerle de veras se daban cuenta que Erwin Smith no era lo que se denomina material de colega o amigo. Sin embargo, Mike se mantuvo a su lado. Mike siempre estuvo a su lado, y eso fue algo que Erwin nunca olvidó.

Los años pasaron y el objetivo de Erwin cada día se hacía más posible, cada día estaba más cerca de ser él el Comandante del Cuerpo, pero para ello necesitaba acabar con sus oponentes, necesitaba deshacerse de todos aquellos nobles y demás personajes que conspiraban para desintegrar el Cuerpo. Necesitaba devolverle al Cuerpo el honor y dignidad que le correspondían. Erwin sabía que le faltaba algo, algo para demostrar que él tenía razón, que deberían darle el mando a él, que él conseguiría lo que nunca nadie había conseguido hasta la fecha. Erwin necesitaba algo y no sabía que era, pero sabía que no lo había encontrado aún.

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'¿Qué es esto?' Preguntó Erwin mirando el paquete que Mike había dejado encima de su mesa.

'Eso es una de las cajas de provisiones que nos llevábamos cada vez que salimos al exterior.'

Erwin miró a Mike, dejando el papel en el que estaba trabajando. No hacía falta que le preguntase más, Mike le diría el motivo de depositar dicha caja en su mesa.

'Alguien las vende en el mercado.'

'Eso es imposible.' Dijo Erwin, pues sabía que dichas cajas era propiedad única del Cuerpo de Reconocimiento, nadie más las tenía.

'Alguien está teniendo acceso a ellas y se venden en el mercado negro. Descubrí está y la persona que me la dio me dijo quién se las daba.'

Erwin se apoyó contra la mesa, mirando la caja. Era bien sabido que tenían problemas de financiación, pero averiguar que encima de esos problemas tenían a alguien que les estaba quitando las provisiones para venderlas al mercado negro le enfurecía.

'¿Quién más sabe de esto?'

'Nadie.'

Mike había ido directamente a él, sabiendo que Erwin solucionaría el problema, y no se equivocaba. Su Comandante tenía demasiadas cosas encima como para atender ese tema, por lo que tendría que ocuparse él.

'Habrá que hacer una visita a la persona que lo vende.' Dijo mirando a Mike.

Mike respiró profundamente y sonrió.

Dos días después se encontraban en la ciudad subterránea. Erwin solo había estado ahí un par de veces, y no quería estar más tiempo del necesario. Encontrarían al proveedor y le amenazarían. En caso de que eso no funcionase siempre les quedaba entregarle a la Policía Militar. No tardaron mucho en dar con él y aún menos en zanjar el asunto. Erwin no quería estar en ese lugar mucho tiempo más y Mike no paraba de respirar por la boca, intentando evitar el olor a putrefacción.

Fue al salir, de camino a la calle principal, cuando le vio. Nunca había visto algo así en su vida. Había visto a cientos de soldados moverse con el 3DMG, pero nunca había visto a uno volar. Ese chico estaba volando. No había otra explicación. A Erwin no le importó qué había pasado o porqué el joven estaba atacando a alguien que era dos veces más grande que él, Erwin solo podía fijarse en la forma en la que se movía, en como el 3DMG era una extensión de su cuerpo. Pero no fue hasta que cruzó la mirada con él, cuando vio que no era un chico sino un hombre, cuando se percató que lo que llevaba buscando todos eso años acaba de pasar delante de sus ojos.

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Erwin había visto muchas cosas en su vida como para saber reconocer la mirada de un asesino. El hombre al que habían capturado era uno. Erwin había pensado que se trataría de un simple delincuente, nada especial en la ciudad subterránea, pero solo le hizo falta mirarle a los ojos para saber que la persona que tenía de rodillas delante de él estaba pensando en la forma de matarle y huir. En sus ojos se leía que lo había hecho antes, que no dudaría en hacerlo de nuevo. El hombre que tenía delante no era un mero ladrón, sus compañeros sí, jóvenes que se había criado en tan deplorable sitio, pero él no; él era un superviviente, él era alguien que si tenía que matar para sobrevivir no dudaría ni un minuto en hacerlo. Era alguien peligroso, más peligroso quizás que un titan; pues un titán mata por instinto, él mataba para sobrevivir. Él era justo lo que Erwin necesitaba.

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Erwin se ganaba la vida con sus planes y estrategias. Sabía que siempre había que tener un plan B, pues el plan A podía fallar en cualquier momento. Sabía que había que considerar cada variable, cada pequeño detalle, para que todo saliese a la perfección. Erwin era un hombre que se ganaba la vida más con su cabeza que con su cuerpo. Ese fue su problema. "Siempre hay algo" le solía decir su madre. Y su madre siempre había tenido razón.

Erwin no se vio venir la atracción que sentía hacia Levi. Al principio pensó que solo era admiración por su forma de moverse, luego pensó que era ira porque una persona tan talentosa como él hubiese vivido todos esos años bajo tierra. Luego simplemente pensó que era respeto, el respeto que un soldado tiene por otro cuando sabe que su vida está segura siempre que tenga al otro a su lado. Luego pensó que simplemente era tensión sexual no resuelta.

Hacía mucho tiempo que no follaba, demasiado tiempo, pero bien sabía Erwin que no tenía tiempo para ello. Él no era de esos soldados que desperdiciaban sus horas libres en burdeles, él tenía planes que hacer, estrategias que preparar, documentos que supervisar. Quizás fuera eso, simplemente necesitaba follar y estaba poniendo sus sentimientos no muy claros en Levi. Era eso, se aseguró. No deseaba a Levi, simplemente su mente le había elegido a él inconscientemente, necesita de alguna persona en la cual dirigir su frustración.

Pasaron las semanas y Erwin seguía fijo en ese pensamiento. No deseaba a Levi. No quería nada con él. Y lo más importante, Levi no quería nada con él. ¿Cómo iba a querer algo con él si hacía un par de meses había estado a punto de matarle? Y aunque no fuese así, Erwin no tenía la certeza de que Levi estuviese interesado en los hombres. De hecho Levi nunca había mostrado el más mínimo indicio de estar interesado en algo que no fuese matar titanes o la limpieza del cuartel y su persona. Erwin se llevó la mano al pelo, colocándose un mechón que había caído entre sus ojos. Tenía que dejar de pensar en Levi de esa forma. No era eficiente. Él no tenía tiempo para esas cosas, además, era su superior. Quizás debería acertar la oferta de Mike y acompañarle la próxima vez que saliese de noche. Así daría a su cuerpo el alivio que necesitaba y podía volver a pensar con claridad. Y sobretodo, podía dejar de tener esa obsesión con el ex-criminal.

Pensando en eso no se dio cuenta de que sus pasos le había llevado al area de entrenamiento, donde una pequeña ciudad estaba construida para que los soldados practicasen el 3DMG. Era de noche y todos los demás estaban en el Hall cenando o en sus barracas. Erwin estaba a punto de darse la vuelta y volver al presupuesto del próximo mes cuando oyó algo entre los muros. Se acercó a ver que era, siempre sin salir de las sombras, pues no quería ser descubierto en caso de que fuese alguien haciendo algo que no debía. Sin embargo no se trataba de un ladrón o de un enemigo; aunque Ewrin no le vio la cara, no tardó ni un minuto en reconocer la figura que se movía entre los viejos muros. Se apoyó contra la pared, teniendo cuidado de no ser visto, y, sin saber porqué, se quedó allí, mirando como Levi entrenaba.

Erwin nunca había visto entrenar a Levi, nadie realmente le había visto entrenar, y ahora Erwin entendía el porqué. Levi no entrenaba, se relajaba. Levi se movía de un edificio a otro no buscando la mejor manera de hacer una maniobra, sino sin pensar. Se dejaba llevar. Verle era algo especial, Erwin lo sabía, y tenía esa sensación de que nadie nunca había visto lo que estaba viendo él. Levi se movió en el aire, llegando hasta el edificio más alto, donde de paró en la azotea. Se detuvo unos segundos hasta que por fin se dio la vuelta y se dejó caer. Erwin temió por su vida, casi sale de su escondite para correr a su encuentro, aún sabiendo que era imposible alcanzarle, sin embargo no lo hizo. Levi cayó, y cuando estaba a punto de tocar el suelo con la cabeza soltó los cables y se propulsó hacia arriba, volviendo a moverse entre los edificios como si de un ave se tratase.

Era admiración, simplemente admiración, nada más. Erwin no sentía nada más hacia él. No podía. Él había decidido dedicar su vida a la Humanidad, pensamientos que no fuesen en ese camino no tenían cabida en él. Era admiración y respeto. Nada más.

'Si vas a espiar a alguien deberían aprender a controlar tu respiración' dijo una voz detrás de él.