¡Hola!


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Oportunidad

[Ménage à trois]

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[Hogar de tres]

Viñetas.

Universo Alterno.

Eventos pasados sin introducción (Flashbacks).


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Oportunidad

[Ménage à trois]

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Capítulo VIII

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Estudiar en la biblioteca era cada día más interesante para Sakura. Inclusive, llegaba a esperar, ansiosa, que fueran las cinco de la tarde y apareciera Neji Hyuga, que salía del trabajo y pasaba a la biblioteca antes de que iniciaran sus clases en horario nocturno. Sus encuentros en la biblioteca iniciaron hacía unos meses, cuando ella, atemorizada de que el chico la mirara siempre por encima de sus libros, decidió hablarle. Ahora su amistad fluía fácilmente.

—Hoy un nuevo abogado trató de tomar el caso de ItachiUchiha—le contó él esa tarde.

—¿Kisame Hoshigaki se retiró?

—No sé. Al parecer se trataba del superior de Hoshigaki. Su nombre es Nagato.

—He oído hablar de él. Es conocido de Jiraiya y opositor del gobierno de Ame.

Neji tamborileó la mesa con los dedos. Esa era una de las razones por las que le gustaba hablar con Sakura: siempre aportaba algún dato de interés y era conocedora de la política nacional y extranjera.

—Lo oí discutir fuertemente con Kisame, decía que el trabajo de Itachi era garantizar la paz de Konoha, pero Kisame replicó que esa paz sería ilusoria si estaba fundada en mentiras—continuó Neji—. Yo no entiendo por qué Kisame es el abogado de Itachi. Cada vez que habla, su expresión es como si no estuviera de acuerdo con nada de lo que dice.

Sus conversaciones siempre iniciaban o terminaban en el caso de asesinato contra Itachi Uchiha. Sakura conoció a Itachi desde pequeña y era capaz de verlo a los ojos y no juzgarlo como un asesino, a pesar de que el trabajo de Neji –que solía comentar con ella- era estudiar todos los alegatos que lo acusaban de crímenes imperdonables.

—Ese tal Nagato habló tanto de la paz…—murmuró Neji, con la boca un poco torcida—. Yo estaba harto de escucharlo, pero Itachi parecía interesado.

Sakura sonrió, levemente.

—Itachi significa comadreja, nada que ver con hombre pacífico.

Neji la miró de reojo. Agradeció que dijera un comentario fresco y le restara tensión al asunto. Odiaba irse a la cama pensando en los problemas del trabajo.

—Kazuo.

—¿Kazuo qué?—inquirió ella, sin comprender.

—Kazuo significa hombre de paz—respondió Neji con una sonrisa.

Sakura sonrió, emocionada.

—Si tuviera un hijo le pondría Kazuo—decidió.

Neji la miró con curiosidad.

—¿Por qué?

—Porque ya basta de nombres de animales, de flores u objetos. ¡Ya basta de comadrejas, cerezos o tornillos!

Neji sonrió y la miró fijamente. Ella se ruborizó, emocionada por la cercanía y por su mirada cálida.

—Si yo tuviera un hijo le pondría Hitoshi—confesó él, distraído.

Entonces, Neji notó el rubor en las mejillas de Sakura y se avergonzó. Desvió la mirada y trató de concentrarse en su libro. Al cabo de unos segundos, se atrevió a mirarla de reojo. Ella estaba cabizbaja y sus mejillas seguían coloreadas con un ligero tono rojizo. Sonreía, y él sintió un calor en la boca del estómago. También sonrió.

—Sakura, cuánto lamento el retraso—le dijo Tsunade, acercándose. Sakura entreabrió los ojos y las imágenes del recuerdo se disiparon—. Eres la orgullosa madre de dos chicos muy fuertes y sanos. En un momento, estarás con ellos. Shizune ya los trae.

—Gracias, maestra—dijo ella adolorida. Se esforzó por sacar a Neji de su mente y preguntó por Ino.

Tsunade volteó los ojos.

—Se recuperará… algún día. Pensé que ver al segundo niño nacer le quitaría el trauma, pero no…

Sakura sonrió. Ino Yamanaka se suponía que sería la persona que la tomaría de la mano mientras pujaba, pero la pobre chica había sucumbido ante la presión y por poco se desmaya en la sala de partos.

Shizune y una enfermera entraron a la habitación cargando a los hijos de Sakura, que extendió los brazos para recibir a su primogénito.

—¿Has pensado en algún nombre?

—Él es Kazuo—susurró Sakura abrazando a su hijo.

Shizune tomó al otro niño que la enfermara alzaba y se sentó a la orilla de la cama, Sakura le acarició la mejilla al niño y dijo que también lo quería alzar.

—Claro—concedió Shizune—, solo quiero enseñarte algo—descubrió la manta con la que lo cobijaba—. Son gemelos idénticos, no sabemos que tanto será su parecido cuando crezcan, pero he encontrado una diferencia—con cuidado corrió el pañal hasta descubrir los genitales del niño—. Tiene un lunar en su órgano.

Sakura miró al niño con ternura y lo acomodó en su pecho, para que estuviera cerca de ella y de su hermano.

—Yo veo muchas diferencias entre ellos—susurró Sakura—. Su nombre es Hitoshi.

—Hitoshi, el del lunar en el pene—bromeó Tsunade.

—Por favor, señora Tsunade—susurró Shizune, pero no podía negar que el asunto era gracioso. Agregó picarona—. Si lo dice con ese tono va a hacer sentir mal a Kazuo. Kazuo, el que no tiene un lunar en el pene.

—¡Oh! ¡Ustedes son peor que Ino! Dejen a los niños en paz—gimió Sakura, entre risas.

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—¡Será genial, papá! ¡Será la mejor fiesta del año! ¡Tú estarás!

Los niños hablaban emocionados sobre los preparativos para su fiesta de cumpleaños. Neji, al ver que Sakura había desaparecido, decidió hacer lo propio. Sus hijos lo acompañaron hasta la salida, donde se toparon con Itachi.

—¡Papá! Olvidé el libro de mate en el auto… o tal vez en la escuela. No recuerdo si lo traje—dijo Kazuo cuando vio a Itachi y recordó que tenía tarea.

—Iré a ver—murmuró Itachi y le pidió a Neji que lo acompañara hasta el garaje. Itachi revisó el auto y se cercioró de que no había ningún libro ahí—. Tendré que ir de nuevo a la escuela.

—Así que esto es un día de escuela—murmuró Neji.

Itachi cerró la puerta de su auto y lo miró con seriedad.

—A los niños se les pasará—le dijo haciendo referencia al enojo de los gemelos por no poder quedarse a dormir con Neji los días de escuela.

—Todo lo que he logrado con ellos podría perderlo—dijo Neji—. No me gustó tener que decirles que no. Además, quiero estar más tiempo con ellos. Puedo hacerme cargo de su ridícula escuela.

Itachi se masajeó las sienes, apoyó la espalda en el auto.

—¿Quieres volver a estar con Sakura?—le dijo, con dureza. La nariz de Neji se frunció por un instante—. Entonces, apégate al plan. Los gemelos más pronto de lo que crees olvidarán que les dijiste que no… cuando ya estés viviendo con nosotros.

Neji bufó.

—Esta situación me hace parecer un inepto. ¿Cómo es posible que no pueda alistarlos para que vayan a la escuela? Además, ya casi entrarán al colegio, no necesitarán tantos cuidados. Podrían estar en mi casa sin ningún problema.

Itachi negó con la cabeza.

—Eso es lo que quiere Sakura: que tú tengas tu casa y nosotros la nuestra—le dijo Itachi en voz baja—. Los gemelos estuvieron a punto de decirle a Sakura que querían que viviéramos todos juntos, pero ella le dio vuelta al asunto y los hizo creer que en realidad querían quedarse a dormir en tu casa más días. Perdimos a los gemelos, Sakura los sacó del juego. Ya ellos no insistirán a favor de que vivas con nosotros. Tienes que seguir diciéndoles que no pueden quedarse los días de escuela contigo y tal vez se les ocurra que tú sí puedes quedarte con nosotros esos días.

Neji suspiró.

—Sakura me va a matar—murmuró.

—Si esto no funciona, nos matará a los dos—dijo por lo bajo Itachi. De pronto recordó que después del beso en la entrada de la casa, Sakura le había pedido a Neji que no volviera y él había aceptado—. Por cierto, ¿qué haces aquí? Creí que ya no vendrías cuando estaba Sakura.

Neji chasqueó la lengua.

—Estuve a dos minutos de un orgasmo—dijo—. Pero interrumpiste.

Itachi jugueteó con las llaves del auto.

—Será mejor que te vayas—le dijo a Neji, mirando hacia el interior de la casa. Ya se imaginaba cómo estaría Sakura.

—Claro—musitó Neji y se marchó.

.O.o.o.

—¿Itachi? ¿Por qué le dijiste a Sasuke que nos íbamos a casar?—preguntó Sakura, asomando la cabeza por un muro a medio construir.

En el interior de un cuadrante que olía a cemento fresco estaba Itachi, examinando unos planos.

—Sasuke trabaja muy bien. Si no fuera un insufrible podría ser jefe de esta cuadrilla—murmuró Itachi, evadiendo la pregunta.

Sakura hizo una mueca. Estaba hasta la coronilla de oír a Sasuke quejarse porque, una vez más, Itachi había escogido a Kakashi como el director del proyecto de construcción y no a él.

—¿Por qué le dijiste a Sasuke que nos íbamos a casar?—repitió, acentuando cada sílaba en tono amenazante.

Itachi la miró de reojo.

—Porque sí.

—No te burles de mí. Te he dicho varias veces que no hagas las cosas sin consultarme antes, menos cuando se trata de algo tan personal. Yo no quiero casarme contigo.

—Lo sé.

—¿Qué demonios es lo que sabes?

—Que no quieres casarte conmigo. Por eso le dije a Sasuke que sí lo haríamos.

Sakura frunció el ceño.

Él sonrió, se acercó al murito y le dio un beso rápido en la frente. Ella se restregó con el dorso de la mano el lugar donde le había puesto los labios. La sonrisa en él creció.

—Tú misma me dijiste que Sasuke debía ganarse el puesto de Director del Proyecto.

—Lo sé. Y todavía creo que Sasuke tiene que mejorar su relación con sus compañeros y subordinados antes de adquirir más poder en la empresa. ¿Pero qué tiene que ver eso con la noticia de que te vas a casar conmigo?

—Que estoy harto de escuchar los reclamos de Sasuke por no haberlo ascendido. Así que decidí darle otro problema para que me deje en paz.

Sakura bufó.

—Es decir: me pasaste el problema a mí.

—Tiene otra intención—dijo él, enrolló con parsimonia el plano que su hermano había elaborado y miró directamente a los ojos a Sakura—. Sasuke te volverá loca con comentarios sobre lo fatídico que será nuestro matrimonio y entonces decidirás casarte conmigo solo para demostrarle que no lo será.

Ella se rio.

—Eso no pasará—le dijo—. Conozco a Sasuke desde hace años, puedo resistirlo.

—Te atacaré por otro flanco—murmuró Itachi, acarició con dos dedos la mejilla de Sakura—. Volveremos a tener sexo hasta nuestra noche de bodas.

Ella se rio, pero notó que Itachi hablaba en serio. Achicó los ojos.

—¿Es en serio?—preguntó, él se alzó de hombros—. ¿Y si te dijera que este olor a cemento me ha puesto… ya sabes, con ánimo de hacerlo aquí, ahora mismo?

—Qué pena que este muro a medio construir nos separe—susurró Itachi, mirándola ladinamente.

Tres días después, en una ceremonia privada y con poca asistencia, Sakura Haruno e Itachi Uchiha contrajeron matrimonio.

.O.o.o.

Itachi se perdió la cena. En parte porque quería darle un espacio a Sakura antes de hablar el asunto de Neji y por otro lado, porque topó con demasiado tráfico cuando tuvo que ir a la escuela a recoger los libros de su hijo. Como esperaba encontró a Sakura ensimismada peinándose el cabello en la sillita de su tocador.

—¿Mandaste las invitacio…?—preguntó Itachi, cuando salió del baño, listo para dormir.

—No sé cómo pude hacerte esto… ¡Sasuke tiene tanta razón! Solo soy una…—gimió angustiada Sakura, interrumpiéndolo. Lo miró con los ojos húmedos.

—Eres mi esposa, Sakura, la mujer que amo y quien me permitió ser padre.

Ella tembló, se llevó las manos al rostro y se frotó los ojos. No quería llorar.

—Me siento tan mal—susurró.

Itachi se acercó a ella y trató de acariciarla, pero ella se apartó y huyó hacia el otro extremo de la habitación.

—Sakura—la llamó él, en voz baja. Como la mujer no reaccionó, se sentó en la cama y la observó fijamente—. Neji me contó. No tienes que darme explicaciones ni sentirte culpable.

—Itachi… ¿qué hago?

—Dormir a mi lado. Nejiaun no tiene ese beneficio—Dio unas palmaditas a la cama.

Sakura recordó de pronto, como un balde de agua fría, lo que le parecía un lejano despertar cuando tuvo sexo con Itachi y Neji los observó. Se dio cuenta de que no habían pasado tantos días como pensaba.

—Yo no… Mira, que haya sucedido eso, no quiere decir… Yo soy tu esposa. Cielos… Yo…

—Tranquila—susurró Itachi.

Ella negó, y la desesperación volvió a tomarla.

—Me siento tan mal… No puedo creer que me esté pasando esto.

—¿Eso no te excita?—preguntó Itachi, con cierta tensión.

Los grandes ojos de Sakura reflejaron una sensación que a Itachi no le gustaba porque le recordaba demasiado a su hermano. Ella lo veía como si no lo conociera, como si, de pronto, él se hubiera convertido en un monstruo irreconocible. Pero él estaba acostumbrado a soportar eso, sobre todo, cuando venía de las personas que más quería.

—Ya lo suponía—soltó él, con lo que la expresión de Sakura se recrudeció por un momento.

—Te fui infiel—susurró, angustiada.

—No—le dijo Itachi—. Me gusta que estés con Neji.

—¿Cómo te gusta eso?—susurró, haciendo un gran esfuerzo por no llorar—. ¿Cómo puedes decirlo?

—Sakura—la interrumpió Itachi. Por la severidad de la expresión, ella guardó silencio. Los dos sabían que ya no podían posponer por más tiempo esa conversación—. No va a pasar nada que no quieras.

—¿Y lo que pasó en el baño?—preguntó ella, con reproche—. ¿Te parece que quería que pasara eso?

Itachi se sorprendió. No le había pasado por la cabeza que Sakura no quería que otro hombre la viera teniendo sexo con él. Se sintió derrotado.

—¿Cómo crees que me sentí por eso? ¿Crees que no estoy pasando por un momento difícil, que puedo superar lo que ha pasado en estos meses de la noche a la mañana y hacer eso? ¿Se te ha ocurrido pensar en lo que yo siento, en lo que yo…?—Cuando se dio cuenta ya no podía hablar, solo lloraba.

Itachi la miró llorar, imperturbable, y tomó una decisión.

Se iría.

Fue demasiado pretencioso creer que podría compartirla con Neji. Abusó de la confianza de la única mujer que le interesaba. Pero la gota que derramó el vaso, fue haberla colocado en una situación extraña que la avergonzaba. La colocó en una situación pervertida, solo para diversión de él. Él expuso a la mujer que amaba.

Ya entendía los reclamos: "Y no tienes por qué meterme a mí en tus cosas raras". La había lastimado, le había faltado el respeto y la estaba perdiendo. Por su pretensión, por su orgullo, por su deseo de hacer siempre lo que él creía mejor, sin importarle las vidas de las otras personas… las vidas que él se robaba.

Cuando su mirada ubicó las llaves de su auto, se dio cuenta de que no habría marcha atrás si se iba. Sakura volvería a sentirse traicionada y abandonada, y los niños, sus hijos, jamás se lo perdonarían.

La gente entendería que abandonara a Sakura, que dejara a los niños… Nadie podría reclamarle, pero ¿cómo sería su vida si llegaba a su casa y no encontraba a sus hijos?

No podía irse. No podía equivocarse. No podía volver a abandonar a su familia, solo porque sus planes no salieron como él quería.

—Lo siento—dijo.

Y, como suponía, pedir perdón le dolió: pronunciar esas dos palabras le raspó la garganta, y con ellas dictó su sentencia a muerte. Nunca había pedido perdón por sus acciones, pero ahora, realmente, se sentía arrepentido y se daba cuenta de las dimensiones de sus actos, de sus decisiones… y se arrepentía. Y dolía arrepentirse.

—No habrá una próxima vez.

El llanto de Sakura se avivó y ya las paredes de la habitación, no lograron contenerlo. Antes de que se pudiera tranquilizar, ya sus dos hijos habían entrado.

—¿Mamá? ¿Estás bien?—dijeron los niños preocupados.

Sakura asintió, trató de detener las lágrimas y la respiración agitada pero no pudo. Hizo un ademán para tranquilizarlos y se metió al baño.

—¿Por qué mamá llora?—preguntó Kazuo—. ¿Hicimos algo mal?

Itachi se fijó en la tristeza y miedo de sus hijos. Estrechó con cariño el hombro de Kazuo.

—Yo hice algo mal—murmuró Itachi—. Algo que puso triste a tu mamá.

Kazuo miró hacia la puerta del baño. Suspiró:

—¿Y qué hacemos para que vuelva a estar feliz?—el niño miró a Itachi suplicante, pero él no tenía la respuesta.

—Aun no sé—murmuró Itachi.

—¿Peleaban por Neji?—inquirió Hitoshi.

—No—respondió Itachi, se acercó a sus dos hijos—. Es solo que Sakura ha estado aguantando por mucho tiempo mis errores, y ya no puede más.

Los tres hombres observaron la pared del baño y decidieron sentarse en la cama a esperar. Hitoshi apoyó la cabeza en el pecho de su padre.

—¿Te vas a divorciar de mamá?—preguntó Kazuo, mirándolo casi con miedo.

Itachi negó con la cabeza.

—Nosotros podemos pedirle a Neji que no venga por un tiempo—susurró Hitoshi, escondiendo la cabeza en el pecho de su padre.

—Te dije que esto no tiene que ver con Neji—repuso Itachi.

Hitoshi se apartó, lo miró con desconfianza.

—En la escuela dicen… que eres un tonto por cuidar de nosotros.

Kazuo abrió mucho los ojos.

—¡Es mentira!—chilló asustado—. ¡Nadie dice eso!

—Dicen que mamá es… es… una… que ella…

—¡No lo repitas, Hitoshi! ¡No digas esa palabra!

Hitoshi ya no pudo sostenerle la mirada a su padre, bajó la cabeza.

—¿Y qué hacen ustedes cuando escuchan eso?—preguntó Itachi, con curiosidad. Si en los pasillos de su empresa, los llamaban de todas formas, era de esperar que los compañeros de escuela repitieran lo que escuchaban de sus padres.

El rostro nervioso y atribulado de Kazuo se convirtió en una expresión estoica y seria, sin ninguna emoción, mientras sus ojos se estrechaban, de una forma casi felina y peligrosa.

Itachi no pudo evitar una media sonrisa al imaginarse a su hijo enfrentando a sus compañeros con aquella cara de pocos amigos.

—Solo los observo fijamente hasta que volteen el rostro y me imagino que los puedo torturar y hacer que se traguen sus palabras—dijo Kazuo, con una mueca concentrada dirigida a la pared.

Itachi rio.

—Si tu madre te oye, te dará una golpiza—dijo. Una media sonrisa se formó en el rostro de ambos. Itachi los miró con seriedad—. Ustedes eligen si quieren pensar por su cuenta o seguirán las habladurías de los demás.

Los gemelos asintieron. En general, no les importaba, pero odiaban que insultaran a su madre. Hitoshi volvió a apoyar la cabeza en el pecho de su padre, mientras que Kazuo daba pataditas con los talones a la cama.

—Ino dice que ustedes siempre perdonan los errores de Sasuke, así que mamá te va a perdonar. No te preocupes, papá—dijo Kazuo, de un salto se salió de la cama y tocó la puerta del baño.

Al tercer golpe, Sakura salió. Aun tenía los ojos rojos, pero fue capaz de sonreír:

—Estoy bien. Fue solo…

—Que no aguantaste más—interrumpió Kazuo y la abrazó. Sakura sonrió y caminaron hacia la cama.

—Mamá. Podemos dejar de ver a Neji por un tiempo—insistió Hitoshi.

Sakura se asustó, miró a Itachi confundida.

—¿Por qué dices eso?

Hitoshi la miró con seriedad.

—No queremos que estés triste.

Sakura alzó las cejas.

—No estoy triste por Neji. Estoy enfadada con Itachi—dijo Sakura, con una sonrisa, lo cual no causó el efecto de mostrarse enfadada.

—¿Ya sabes cómo lidiar con el error de papá?—preguntó Kazuo.

Los gemelos sonrieron cuando Sakura asintió, mientras que Itachi trató de tener alguna pista a través del semblante de Sakura, pero no fue capaz de imaginarse lo que le esperaba.

.O.o.O.

Antes estaba acalorada y excitada, pero ahora solo era capaz de enrojecerse salvajemente. De una forma, casi sobrenatural. Tanta era la presión de la sangre contra la piel del rostro que empezó a sentirse mareada.

La emoción de saber que daría el paso con Itachi se convirtió, de pronto, en una mala experiencia. Su corazón empezó a latir desbocado y la sangre acumulada en la cabeza le obstaculizaba la capacidad neuronal. Pensó que se desmayaría… de vergüenza.

Vio que las cejas de Itachi se elevaban al notar que algo malo ocurría, y no lo soportó más. Se tapó el rostro con las manos y pegó las rodillas. Itachi debió deslizarle la mano por el muslo para no quedar atrapado entre las piernas.

A través de sus dedos se atrevió a mirar a Itachi y solo se ruborizó más, si era posible. Sentía que las orejas le explotarían.

Con un movimiento avergonzado, le dio la espalda y hundió la cara en la almohada. No le importó que su trasero quedara expuesto, pues el vestido que tenía atravesado en la cintura se le subió.

Fue solo un instante que lo arruinó todo.

Hacía treinta segundos iba a tener sexo con Itachi; sin embargo, en una milésima de segundo se permitió mirarlo a los ojos y descubrió que él era virgen.

Se abochornó tantísimo que la excitación desapareció, para darle paso a la sensación de sentirse como una tonta.

—¿Sucede algo, Sakura?—susurró él, y a Sakura le pareció que la voz estaba demasiado lejos.

Su postura ridícula no cambió. Él se salió de la cama.

A ella no le supo bien esa lejanía, se removió un poco y dijo con la voz ahogada.

—Lo siento.

—¿Por qué?—preguntó él. Sakura supo que se estaba vistiendo, se tensó—. Si no quieres, no lo haremos…

Ella ladeó la cabeza. No muy lejos él terminaba de acomodarse el pantalón. Tembló, pero fue capaz de levantarse. Con rapidez se acomodó el vestido para cubrirse los senos y lo miró.

—Lo siento. Sí quiero hacerlo.

Él no respondió. Siguió vistiéndose.

—Itachi. Lo siento.

—Ya entendí, Sakura.

Ella sintió ganas de llorar.

—Solo le he hecho una vez—dijo, casi desesperada. Itachi, entonces, le prestó atención. Con lentitud caminó hacia ella y se sentó en la cama, le acarició el brazo y después la mejilla, que ardía, para tranquilizarla.

—No tienes que contarme—susurró.

Ella lo miró ansiosa.

—No pensábamos hacerlo, yo ni siquiera estaba lista. Él lo hizo, fue como un accidente—dijo atropelladamente, a ratos parecía que iba a llorar—. Al principio, me quejé. Él fue un idiota, me estaba acariciando con los dedos y después usó su pene, como si yo no me fuera a dar cuenta del cambio. Le dije que parara… pero después… Solo pasó. Me gustó, pero no lo teníamos planeado. Sigo creyendo que fue un accidente. ¡Solo una vez! Y también era su primera vez. Fue… no fue…

Itachi entrecerró los ojos.

—¿Es un inconveniente que yo nunca lo haya hecho?

Sakura volvió a sentir que ardía.

—Pensé que tendrías más experiencia que yo—susurró.

—No tengo ninguna experiencia. Más que este deficiente intento de primera vez.

—Lo siento—susurró, realmente avergonzada.

Itachi sonrió cansado. Miró los pies de la mujer cuyos dedos estaban retorcidos a causa de la tensión.

Pensó que Sakura nunca había disfrutado de la relación sexual como merecía. Él tampoco.

—¿Qué debo hacer, Sakura?—le preguntó en voz baja—. ¿Acostarme con la primera mujer que me tope al salir y después regresar?

Ella lo miró con los ojos llorosos. Negó.

—Me dio vergüenza. Siento que no lo merezco—explicó. Se abrazó a sí misma.

—No entiendo nada, Sakura—gruñó él, aburrido. Pasar de la excitación a la estupefacción era algo que no le deseaba ni a su peor enemigo.

—No merezco ser tu primera vez, Itachi—le dijo ella, casi en un grito, pero ahogado—. Me da vergüenza serlo.

Itachi sonrió. Extendió la mano hacia el mueble junto a la cama y tomó un condón. Jugueteó con el sobre y la miró.

—Eres lo que más quiero, Sakura.

Ella esquivó la mirada, ruborizada.

—Parece que tienes miedo de lastimarme—dijo Itachi, examinándola con atención—. Pero no soy tan frágil—ella dio un leve respingo y volvió a sentir que sus orejas ardían—. ¿Dormiste con él, pasaste toda la noche con él?—ella asintió, temblorosa—. Eso es lo que quiero, Sakura.

Ella alzó los ojos. Sus labios trémulos y sus ojos brillantes chocaron contra la solemnidad y dureza del rostro de Itachi. Se perdió en la oscuridad de sus ojos.

—Siempre podré encontrar alguna preocupación que me haga olvidar que necesito el sexo. Es lo que he hecho toda mi vida. Pero ahora lo que quiero es estar contigo. De todas las formas que sean posibles… y eso implica que quiera acostarme contigo. Aunque no esté seguro de cuando es el momento adecuado para hacerlo…

Sakura suspiró.

—Yo ni siquiera sé si hay un momento adecuado…—susurró.

—Yo estoy listo. Pero tú tienes las orejas rojas—dijo él con tono burlón.

Ella volvió a cubrirse el rostro con las manos, avergonzada.

—Bueno—concedió Itachi, sin moverse mucho, se bajó el pantalón y volvió a quedar desnudo al lado de ella—. Si te tapas el rostro no verás mi cara de duda cuando me esté preguntando si debo introducirlo o esperar.

Ella produjo un ruidito parecido a un grito de sufrimiento. Imagino su epitafio: "Sakura, la tonta que murió por exceso de vergüenza".

Itachi se hizo un espacio entre las manos de Sakura para besarle la boca. Ella le respondió tímidamente, mientras temblaba bajo el tacto de los dedos de él en su pierna, deslizando el vestido.

—A lo mejor es más fácil si me dijeras cuándo—susurró Itachi, le besó el cuello, pasó su lengua por un seno, por el abdomen y la cabeza se situó peligrosamente cerca de la entrepierna.

—No, eso no—susurró, agitada, cuando sintió la lengua de Itachi en la entrada de su cavidad.

—¿Por qué?—preguntó él, apenas apartando la boca.

Sakura se arqueó y cerró los ojos. Cuando se iba a llevar la mano a la boca para aplacar el gemido, Itachi la detuvo, así que el sonido escapó con total libertad. Sentía los primeros temblores de placer cuando Itachi separó la lengua y colocándose sobre ella decidió que ya era hora de hacerlo, y aunque Sakura no lo veía, ya no hubo dudas en su rostro.

En la danza del sexo, la piel suave y blanca del hombro de Sakura acallaba los gemidos de Itachi, mientras las piernas largas se cruzaban sobre la espalda de él, esforzándose por profundizar el contacto.

Sakura sabía que después de la eyaculación, la hipófisis liberaba hormonas que incitan a los hombres a quedarse dormidos. Fue la primera vez –pero no la última— que Sakura vio a Itachi susceptible.

Sus ojos se cerraban, aunque él trataba de sobreponerse al sueño. Sonrió ruborizada y se sintió dichosa. Él apenas pudo devolverle la sonrisa porque se quedó dormido.

Sakura acomodó mejor la cabeza y se acurrucó entre sus brazos.

.O.o.O.

Neji cerró la puerta de la habitación de Hitoshi y suspiró cansado, después dirigió sus ojos a Sakura que lo veía compungida.

—¿Cómo está?—preguntó ella.

—Mejor—la miró con preocupación—. ¿Qué pasó?

Sakura le hizo una seña para que lo acompañara al estudio.

—No podía tranquilizarlos. Por eso te llamé.

—Lo dices como si fuera una simple rabieta—replicó él—. Eso era un ataque de pánico. Los dos tuvieron un ataque de pánico. ¿Por qué?

—Es un trauma que tienen—susurró Sakura, evitó el contacto visual—. Hace unos años, Itachi estuvo muy mal, pasó mucho tiempo hospitalizado y los niños se asustaron mucho. Ahora… él está en el hospital.

—¿Qué tiene Itachi?—interrumpió Neji, apenas controlando la estupefacción— ¿Está enfermo?—Ella bajó el rostro, Neji se desesperó—. Hitoshi cree que Itachi va a morir ¿Por qué?

—Porque tiene miedo—chilló ella, con los ojos húmedos.

Los dos guardaron silencio: Neji pasmado y Sakura angustiada.

—Tiene un tumor en el cerebro.

Neji sintió un mareo.

Sakura se sintió como una tonta al ver como Neji palidecía y se preocupaba.

—Le pedí que se hiciera un chequeo, de rutina—aclaró rápidamente—, pero Tsunade quiso que pasara la noche en el hospital para monitorearlo.

Neji se apartó un poco, y apoyó las dos manos en el escritorio.

—¿Él está bien?

—Sí, sí—exclamó urgida—. Todo está bien—revisó su beeper, Shizune le enviaba cada media hora un reporte y hasta el momento todos decían: Bien—. Es solo control.

Neji asintió, pero la expresión fatalista y dolorosa no se fue.

—Neji—llamó la atención Sakura deseosa porque no hubieran malos entendidos—, pensé que lo que él quería… lo de nosotros… tres—alzó los ojos hacia él, pero al encontrarse la mirada plata de Neji los apartó—, era porque su tumor estaba provocándole algún tipo de comportamiento sexual enfermizo, una parafilia.

Neji frunció el ceño:

—¿Sometiste a Itachi a un montón de exámenes médicos porque creíste que tenía delirios sexuales?

Sakura lo miró con reproche.

Neji hizo un gesto cansado. Cuando Sakura le dijo que los niños estaban enfermos y que necesitaba su ayuda, estuvo a punto de volverse loco. Nunca había manejado tan rápido, y aun tenía el recuerdo de los objetos apareciendo y desapareciendo en la carretera. Pero nada lo había preparado para conocer el miedo en los ojos de sus hijos. Nunca había sentido tanta desesperación y frustración… y él era un hombre golpeado por la vida.

—Una cosa es un fetiche y otra totalmente distinta una práctica sexual—dijo, fastidiado.

—Trastornos del comportamiento sexual. Triolismo. Escopofilia. Exhibicionismo. Agrexofilia. Vouyerismo. Alorgasmia. Autagonistofilia. Candaulismo. Inclusive sadismo—recitó Sakura.

Neji bufó.

—Lo que Itachi planea es inofensivo—dijo él—. Una práctica sexual poco común no es lo mismo que una parafilia. Además, los tres somos adultos y lo haríamos voluntariamente, sin causar dañ…—Ante la mirada asustada de Sakura, Neji comprendió el quid de la cuestión—. Ese día, Itachi no te había dicho que eso pasaría.

—¿A ti sí?—inquirió ella, con un mohín.

Neji asintió.

—Cuando Tenten se fue, me hizo la propuesta—le contó—. Yo no sabía que él estaba enfermo, Sakura. Si lo hubiera sabido, no habría aceptado—se reservó decir que nunca podría sustituirlo, pero Sakura entendió.

—Pues a mí no me dijo nada—rezongó ella.

Neji comprendió toda la situación y supo que no le quedaba de otra más que volver a resistir un golpe de la vida.

—Sakura, perdóname—le pidió en voz baja—. Lamento haberte colocado en una situación incómoda—Ella le rehuyó la mirada—. Sakura, perdóname, por favor—pidió, de nuevo, ansioso.

Ella gimió estresada.

Neji también se estresó. En el fondo sabía que el plan de Itachi nunca daría resultado. Pero era su única oportunidad para estar con ella. Y descubrir que ya nunca podría estar con ella, empezaba a dolerle. Su pulso se aceleró y aquel peso que creyó haber liberado volvió a sentirlo.

Anteriormente, había logrado resistir la desilusión porque ignoraba la existencia de sus hijos y todas las mañana se repetía que había algo o alguien más importante que Sakura… pero esa mala mentira ya no podría ayudarle.

—No sé que estoy haciendo—susurró ella—. Estoy tan confundida.

Neji dejó su crisis para centrarse en la de Sakura.

—Ya pasará.

—Para que pase tengo que tomar decisiones—debatió ella.

Neji la miró expectante. Sabía bien que esa decisión se refería a cuál sería su papel en la vida de Sakura: si el padre biológico que asistía a algunas reuniones de la escuela y paseaba con los gemelos los fines de semana; o un compañero, una pareja. Sakura decidiría si él tendría la oportunidad de volver a ser feliz al lado de ella o si debería conformarse con la vida de un tipo que tenía permiso de interrumpir su rutina solo por aportar genes a sus hijos.

—Decide lo que creas será lo mejor para ti.

Sakura tomó aire, lo miró suplicante.

—Neji, yo te amo—confesó, de pronto. Él sonrió, feliz, emocionado—. Pero también…

—Amas a Itachi, lo sé—interrumpió, ansioso.

—Yo lo disfruté mucho—tenía el corazón en la mano—, pero no sé si está bien.

— Has tenido sexo conmigo y con Itachi por separado—dijo él, apartando el deseo y la emoción para centrarse en una defensa de las acciones de Itachi—. Por lo que estar los tres juntos, no es una parafilia. Puede que sea una práctica sexual poco común, pero no es la única forma en que obtenemos placer y no le causaremos ningún daño a nadie. No es patológico, solo es otra forma de disfrutar del sexo y de convivir.

El beeper de Sakura sonó, recordando que dentro de poco, Shizune terminaría su turno y ella debería cubrirla.

—Debo irme. Llámame si sucede algo—informó Sakura después de revisar el aparato. Su comentario profesional, apenas mitigó su emoción—… y te prometo que lo pensaré.

—Yo también lo disfruté mucho, Sakura—susurró él. Ella bajó la cabeza, pero sonrió.

Neji recordó cuando después de algunos meses de reunirse en la biblioteca, él se atrevió a rozar sus dedos con los de ella, mientras fingía que leía un libro.

.o.O.O.

—Itachi, trata de descansar—fue lo que dijo Sakura cuando entró a la habitación donde su esposo estaba. Colocó unas flores en la repisa de la ventana y se acercó a la cama—. Shizune me dijo que no has dormido nada.

—No puedo dormir en estos lugares—musitó él, con reproche.

—Pues trata—rezongó ella.

Sakura revisó en silencio los resultados de los exámenes. Todo estaba bien. El tumor no había variado en años y no había ninguna señal de riesgo.

—¿Cómo están los niños?

—Cuando los dejé: dormidos. Neji se quedó con ellos—le respondió Sakura. Antes de que Itachi insistiera sobre los gemelos, le dijo—. Hablé con Neji sobre lo del otro día.

Itachi estrechó un poco los ojos, consciente del cambio de tema. Estaba preocupado por los niños, sabía bien que se asustaban cuando él visitaba el hospital y Sakura nunca podía ocultarlo por mucho tiempo: era un libro abierto.

—¿Y?

—Se disculpó—murmuró Sakura.

—¿Y a él no le vas a examinar el cerebro?—rumió Itachi por lo bajo.

—No tengo ningún indicio para creer que Neji haya perdido la cabeza—le dijo, con una sonrisilla. Itachi volteó los ojos, sin embargo, adquirió una postura seria.

Había tenido tiempo suficiente para pensar en cómo se sentía Sakura. Y, como su esposo y amante, se prometió que cuidaría de su felicidad, siempre. Así que ahora debía ofrecerle su ayuda y comprensión. Debía justificar sus acciones.

—Aceptaste ser mi compañera: en las buenas y en las malas. Yo sigo creyendo en eso. Lo que siento por ti no ha cambiado. Y no me importa el nombre que reciba—dirigió sus ojos al expediente donde Shizune había escrito todas las parafilias que Sakura había recitado como desquiciada cuando lo ingresó.

Ella consciente del reclamo se alzó de hombros, con una sonrisilla entre tímida y traviesa.

—La ley ordena que solo haya una esposa o un esposo—continuó él después de una pausa larga—, pero una ley no me va a decir las personas con las que quiero compartir mi vida. Yo decido eso, y no me importa si también eres la esposa de Neji.

Sakura sonrió levemente. Sabía bien que Itachi había ideado eso para convencerla de que no sería infidelidad.

—Y pensar que fuiste tú quién quería casarse—susurró ella con una sonrisa.

.O.o.O.

—¿Papá?—dijo Hitoshi, boquiabierto cuando vio a NejiHyuga en la cocina de su casa, a las tres de la madrugada, con la cabeza metida en el refrigerador.

Neji miró a su hijo, que abrió aún más la boca cuando se percató de que su padre no llevaba camisa.

—¿Quieres jugo? —Hitoshi negó. Neji frunció un tanto el ceño—. ¿A qué has venido a la cocina, entonces?

Hitoshi se ruborizó un poco.

—Agua… solo un poco de agua—murmuró.

Neji le sirvió un vaso de agua. Su hijo dejó caer el vaso de agua, incapaz de creer que a las tres de la mañana Neji estuviera en la cocina de su casa. Gracias a los reflejos de Neji, el vaso no se quebró pero se derramó todo el líquido.

Su hijo empezó a buscar el limpia piso.

—Déjalo. Ya lo limpiarán mañana—Hitoshi lo miró atónito, entonces Neji recordó que no había servicio doméstico—. Cierto, aquí ustedes mismos se encargan de la limpieza.

Hitoshi asintió.

—Ehm—empezó el niño, dubitativo. Recordó que el día anterior fue la primera audiencia del juicio que Sasuke inició contra Itachi. Supuso que Neji como abogado de su padre se había quedado a trabajar en la casa. Lo miró con preocupación—. ¿Mamá sabe que estás aquí?

Neji alzó una ceja.

—Por supuesto. ¿A quién crees que he venido a ver? ¿A Itachi?

El pobre niño dio un respingo azorado. Bajó la vista realmente avergonzado, sin embargo, temeroso del silencio, preguntó:

—¿Ella no está enojada contigo?

—Estará enojada contigo si no regresas a la cama—dijo Neji, con una sonrisa mal disimulada.

Hitoshi sonrió levemente.

—¿Es tu primera noche aquí? ¿Te estás quedando en la habitación… de ellos?

Neji pasó su peso de una pierna a otra.

—¿De verdad quieres saber de la vida sexual de tus papás?

—¡Neji!—chilló Sakura apareciendo en la cocina y tapándole los oídos a Hitoshi—. Tú no entiendes nada de discreción—le dijo de mal modo a Neji, mientras trataba de alejar a su hijo del hombre.

—Mamá—susurró Hitoshi, quitó las manos de su madre de sus orejas—. No me trates como un niño pequeño.

—Hitoshi, ¿por qué siempre te tienes que despertar en la madrugada?—preguntó Sakura. Su hijo, aun nervioso, solo se alzó de hombros. Le sirvió agua a su hijo—. Y Neji te dije que fueras discreto con esto. Deberías ponerte una camisa, por lo menos Itachi lo hace.

Hitoshi se tomó de un trago el agua que su madre le sirvió.

—No me has dejado traer ropa, Sakura. ¿Qué se supone que me ponga?—se quejó Neji—. Además, deberíamos contratar a alguien que se encargue de la limpieza. De lavar los trastes, por lo menos.

Sakura frunció el ceño.

—Esta casa no es de niños ricos. Aquí las tareas del hogar se comparten. Mañana asignaré las tuyas, Neji.

Hitoshi sonrió emocionado.

—¿Mamá? ¿Papá se va a quedar… para siempre?

—Para siempre es mucho tiempo—murmuró Sakura con un pequeño mohín.

Hitoshi alzó las cejas, pero sonrió. Ahora vivía con sus dos papás. Kazuo no le creería.

Fin.


Mi evolución: NejiSaku: la mayoría de mis fics. ItaSaku: La Academia. Leve insinuación ItaSaku y aun más leve NejiSaku: Tu es ille vir. NejiSaku e ItaSaku-por separado, pero al mismo tiempo-: Destructor de sellos. ItaSakuNeji Ménage à trois: Oportunidad. (Y por algún motivo el KakuzuSakura se coló en la lista).

Mi promesa: Les presentaré a la hija de Itachi y les contaré lo que dijo la vecina cuando se enteró de que Sakura vivía con dos hombres. También quiero regalarles escenas paradisíacas como Itachi lavando el auto mientras Neji corta el césped XD.

Mi felicidad: Su compañía. Sus reviews. Saber que leyeron y conocer su opinión.

Mi solicitud: Me gusta responder sus reviews y muchas conversaciones han sido llevadas a facebook. Sin embargo, no le respondo personalmente a las personas que no tienen cuenta en ffnet, porque alguna vez leí que era prohibido responder reviews en los fics. Así que mi solicitud es para quienes no tienen cuenta, me gustaría agradecerles personalmente. Háganse una cuenta o déjenme un correo para escribirles. Soy acosadora, pero de las buenas.


Muchísimas gracias por haberme acompañado y por todo su apoyo. Sus palabras me animaron mucho y me hicieron feliz. Gracias por sus reviews, por guardar en favoritos y poner alertas. Son geniales.

(з˘⌣˘ε)

Espero les haya gustado esta historia, que terminó feliz para disfrute de Sakura, y para pesar de su cama.

Estaré esperando sus comentarios :3 Quiero saber qué opinan de la primera vez de Sakura e Itachi. De los encuentros en la biblioteca. De las leyes que nos dicen cómo hacer nuestras vidas. De las parafilias. De Hitoshi el del lunar...

Un abrazo y nos estamos leyendo.

(´▽`)