Mis más sinceras disculpas por el retraso, no pienso agobiarlos con mis problemas, así que sólo les diré que disfruten este cap. En realidad, no puedo creer que yo haya escrito esto O/O. Espero me haya quedado bien, hasta la próxima!
''Pensamientos''
''-Dialogo-''
0000000 Cambio de escenario
Capítulo 14
Habían llegado a la cocina, se sentaron a la mesa, Usopp se lanzó primero a su plato, pero fue detenido por el cocinero.
-Todavía no llega mi Nami-swan, así que todavía no se come- Habló serio el cocinero.
Al rato llegó Nami, ganándose una mirada asesina por parte de sus nakamas por haberse tardado. Se sentó y por empezaron a comer. Durante la comida, Nami les habló sobre el problema de Luffy, sobre su posible solución. Pero se desanimó al recordar la parte del beso.
-Pero aún si llegamos, todavía no tenemos información sobre el amor de Luffy- Finalizó la navegante con voz apagada.
-No te preocupes nee-san, tenemos todo cubierto- Habló el cyborg, para después mostrar una mirada cómplice a los demás. La navegante asintió y terminó, junto con los demás, el contenido de su plato.
-Mis mellorines, ahora viene el postre- Expresó Sanji dirigiéndose a las chicas, colocando frente a cada una un plato hondo de diferente contenido.
Nami tenía flan de naranja en su plato y Robin un pudin de chocolate. Los demás babeaban, esperando que su postre fuera como el de ellas.
-Y para ustedes- Sanji depositó frente a cada uno un pequeño bol, cada recipiente contenía solo gelatina.
-¿Por que nosotros tenemos solo gelatina?
-Ellas lo necesitan más que ustedes- Comenzó el cocinero -Al menos Luffy está dormido y no les roba la comida-
-No quiero más pudin- Intervino la arqueóloga, obteniendo la atención de todos.
-Mi Robin-chwan ¿No te gustó- Sanji estaba deprimido.
-No es eso cocinero, solo que me llené y el postre no me cabe- Trató de calmar al rubio.
-Mi Robin-chwan quiere conservarse!- Exclamó el cocinero bailando alrededor de la mesa.
-Este tipo es más bipolar que Luffy- Opinó el espadachín.
-¿Que dijiste marimo?-
-Ni se les ocurra pelear!- Amenazó la navegante levantando su puno, a pesar de lo dicho, se veía distraída.
-¿Te ocurre algo Nami?- El tirador lo había notado.
-No nada-
-¿Estás así por Luffy?- Volvió a preguntar Usopp.
-¿Yo?, pues si- Nami empezaba a sentirse incómoda-Todos lo estamos,¿No?-
-Si, pero tu caso es diferente- Usopp se estaba pasando, ya que si seguía así, la navegante se daría cuenta de que todos sabían de su amor por Luffy.
-¿A que te refieres?-
-Pues,nosotros...- Pero el tirador fue interrumpido por la arqueóloga.
-Usopp- Llamó Robin al tirador, para después extenderle el recipiente con pudín -Toma mi pudín- Finalizó la pelinegra tratando de distraer al narizón.
-¡Gracias Robin!- Contestó emocionado el tirador, tomando el plato y sirviéndose una cucharada. Sanji miró la acción de la arqueóloga extrañado.
-Continúa Usopp- Ahora Nami estaba insistiendo. El moreno se acabó el contenido del plato, para después continuar hablando.
-Lo que quería decir, es que nosotros ya sabemos que...- Pero Usopp no pudo continuar hablando.
Una sandía calló sobre la cabeza del pobre narizón, quedando como resultado, la fruta destrozada y Usopp inconsciente sobre la mesa.
-¡Usopp, despierta Usopp!- Chilló el reno, intentando reanimar inútilmente al artillero.
-Lo que el quería decir- Continuó Robin después de darle un sorbo a su taza -Es que, nosotros sabemos lo preocupada que estás navegante, ya que todos estamos igual- Finalizó ella.
-Oh, de acuerdo- Respondió Nami, para después terminar su flan de mandarina.
Después de un momento, en el que Franky y Chooper intentaban reanimar al pobre narizotas, este por fin despertó. Mientras se sobaba el chichón, Robin se acercó a el y le dijo algo al oído, logrando que el tirador se pusiera serio y asintiera. Sanji observaba todo esto mientras recogía los platos, volvió a extrañarse. Después de un rato, Usopp, Chooper y Franky se hallaban en cubierta, llenos y descansando antes de irse a dormir, mañana llegarían a la próxima isla.
Pero su objetivo era otro...el puesto de vigía. Entró al lugar elegido, encontrando a un espadachín aparentemente dormido, un brazo fleur apareció junto al peliverde, acariciaron por un instante el rostro de Zoro. El chico abrió los ojos, al tiempo que tomaba sus espadas, la presencia de ella lo ponía alerta.
-Buenas noches, kenshi-san-
-¿Que haces aquí?-
-¿Acaso no puedo estar aquí?- El espadachín formó una mueca de fastidio al verse derrotado
-Si quieres, quédate-
-Gracias por tu amabilidad-
Zoro volvió a cerrar los ojos, pero no para dormir, teniéndola cerca, eso era muy díficil. Cuando sintió que algo iba mal decidió abrir los ojos, notando que la morena se acercaba a paso lento. Levantó un poco sus espadas, en señal de amenaza, lo cual no logró intimidar a la pelinegra.
-¿Me cortarás?-
-Si te acercas más, lo haré-
-No te creo- Robin siguió su camino hacia el -¿Tienes calor?- Preguntó al notar que el espadachín sudaba.
-No-
-No sabes mentir- Robin se hallaba a poca distancia del peliverde -Aquí estoy, córtame-
-Aléjate- La arqueóloga sonrió, sabía que no lo haría.
0000000
Sanji estaba dando los últimos retoques a la cocina. Platos lavados y arreglados, la mesa limpia, piso limpio, nevera cerrada y con el código activo. Aunque no hacía falta, ya que, con Luffy inconsciente, la comida no peligraba. El rubio se acomodó a un lado de la nevera, pensaba en algo, hasta que creyó haber armado el rompecabezas. Había estado observando el comportamiento de Usopp y Robin.
-¡Ese narizón!- Exclamó el cocinero, mordiendo su cigarrillo.
Recordaba lo que el tirador había dicho esa tarde. El mismo se había hundido al decir que el amor de ella era moreno. Tampoco había ignorado los tratos que le había dado la arqueóloga al narizón, darle su postre, hablarle al oído... El cocinero hechaba humo.
-¡Yo lo mato!- Sanji salió rápidamente, encontrándose con su objetivo, Usopp se encontraba con Chooper y Franky.
-¡Usoop!- Llamó el cocinero rojo de ira.
-Sanji,¿que pasa?- Preguntó despreocupadamente el artillero, pero cuando vio que el cocinero corría hacia el, hecho una furia, decidió que mejor era escapar.
-¡Así que tu eres el amor de mi Robin-chwan!- Gritaba el rubio, correteando al narizón.
-¡Sanji estas equivocado!- Usopp estaba asustado, ahora sabia como se sintió Chooper cuando lo persiguió, al parecer, era un karma.
-¡Cállate narizón!- Ahora Sanji ponía una mirada psicópata y aumentaba su velocidad -¡Si tú no estás, mi Robin-chwan no tendrá más remedio que amarme!-
-¡Estás loco!- Usopp volteó solo un momento, para darse cuenta que el cocinero casi lo alcanzaba. Cuando se dispuso a seguir, chocó contra el mástil, voltear le causó problemas.
-Ahora te tengo- Habló Sanji, con una tranquilidad que asustó a Usopp.
-¡Sanji no entiendes, yo no soy!...- Pero fue interrumpido por el cocinero.
-¡Diable Jambe!- Exclamó, al tiempo que giraba rápidamente, para después parar, quedando su pierna encendida como resultado de la fricción. El tirador tragó seco, por los vientos que soplan, no pasaría de esa noche.
0000000
-Nos han interrumpido, no quiero esas interrupciones- Habló la arqueóloga.
-Si, claro-
-Sabes, todavía no beso a nadie,¿y tú?-
-Curiosidad?- Zoro sonreía.
-¿No puedo saberlo?-
Zoro soltó un pesado suspiro -Tampoco-
-Quiero besar, espero no te opongas- Robin se acercaba.
-No me importa- A esas alturas, al espadachín no le importaba lo que la arqueólpga intentara, después de todo, el también lo deseaba.
Sus rostros acortaban la distancia, ambos podían sentir el olor del otro, Robin podía sentir el olor metálico de el, Zoro podía sentir el aroma floral que ella despedía, atrayéndose más entre sí. Pero el beso no se completó, ya que escucharon el grito de una voz conocida, provenía desde arriba. Ambos miraron hacia el techo, para luego arrimarse. Alguien o algo, atravesó el techo del puesto de vigía, cayendo en el sitio donde se encontraban los otros dos anteriormente. Lo que había caído, echaba humo, se estaba quemando.
-¿Tu?- Preguntó el peliverde un poco sorprendido.
-Pero si es...- Pero la arqueóloga no pudo terminar su frase, lo que había caído empezó a gritar y correr en círculos, logrando que a los otros les resbalara una gota por la cabeza.
-¡Me quemo!, ¡me quemo!- Gritaba, hasta que el espadachín, haciendo un ligero movimiento con la espada, creó un viento, lo suficientemente fuerte, como para apagar la parte encendida de quien sufría.
-Listo, ahora dime que haces aquí...-
Continuará
