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Como saben los personajes no son míos, yo solo me adjudico la historia que si es completamente mía.
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En mi defensa solo diré que mas que falta de inspiración, era falta de hilar los hechos, lo que demoro este capítulo.
Gracias por sus RR, son las mejores. Como siempre saber de ustedes y lo que piensan es completamente alucinante.
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Quinto:
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—Te extrañare cuando te vayas. —dice Emmet, mientras bebe su Budweiser directamente de la botella.
—No seas melodramático… no es como si no nos fuéramos a ver nunca más.
—Bah... estas de broma, con lo difícil que era verte cuando estabas en Londres, no creo que las cosas cambien mucho ahora que te vas a España, eso está igual o incluso mas lejos. —no refuto sus palabras, porque sé que tiene razón, Emmet bufa molesto. —No cambias hombre.
El día anterior por fin el mail que tanto esperaba había llegado, el Doctor Santana encargado del nuevo centro de investigación en Madrid se había interesado en mi trabajo y quería una entrevista para aclarar algunas dudas y ver la posibilidad de seguir con mi investigación en sus laboratorios. Debía estar a más tardar la próxima semana en las instalaciones.
Las buenas noticias me tenían muy feliz, por fin podría retomar mi vida y continuar donde la había dejado, para seguir adelante con una de las pocas cosas que últimamente me motivaba y para cual siento que soy bueno.
Solo Emmet sabia mis planes, al resto de mi familia aun no les comunicaba mi decisión, no creía que fuese necesario, después de todo mi estadía aquí, siempre tuvo fecha de caducidad, era algo temporal y no permanente, pero mi hermano no estaba feliz con mi próxima partida, decía que se había acostumbrado a estar con su hermano, para mí en cambio cada día en el piso era una tortura, todavía no era capaz de entrar al cuarto de Ness, pero aun con ello, el departamento estaba lleno de recuerdos… de momentos vividos, tristes y felices… eran estos últimos los que más me atormentaban.
—Aunque no lo creas yo también extrañare beber una buena cerveza contigo. —le digo a modo de conciliación.
—Con tus palabras de buena crianza no harás que te ayude con mamá y Alice.
Sus palabras me molestan, Esme y Alice pueden ser un verdadero dolor de cabeza cuando se lo proponen, y sus contantes intromisiones será algo que definitivamente no extrañare cuando este nuevamente lejos.
—No creo que deba darles explicaciones a ellas de las decisiones que tomo en mi vida. —le respondo molesto.
—Que va hombre no te enojes conmigo, sabes cómo son esas dos, sobre todo cuando se trata de ti. —dice a modo de explicación, encogiéndose de hombros. —deberías seguir mi ejemplo, y no tomarlas en cuenta, a mí esa técnica me ha resultado por años.
—Me fui al otro lado del mundo, para que me dejaran en paz, pero aun así se las ingeniaron para seguir entrometiéndose.
—En su defensa solo puedo decir que fuiste tú solo, quien se metió entre las piernas de Tania, Alice y mamá solo le dijeron como encontrarte.
—Tener algo con Tania no es lo que molesta… —intento explicarle. —Es una buena chica, un poco manipuladora y egocéntrica, pero no muy diferente de lo que yo mismo fui hace un tiempo… pero ya no soy esa persona ¿me entiendes? —le pregunto frustrado, mientras bebo de mi cerveza.
—Algo. —dice dudoso.
—No quiero volver a ser esa persona y siento que mi madre, Alice y hasta Tania intentan que vuelva a ser lo que fui… y es como si no se dieran que no era bueno para nadie…
—No eras mala… solo eras joven y te equivocaste…—me justifica mi hermano.
—Es más que eso Emmet, va más allá de Ness o incluso de Bella… es algo que no puedo explicar… es algo pendiente conmigo… con mejorar y ser mejor… siento que se los debo… que debo hacerlo para dejarlas ir… a las dos.
—Quizás sea una buena idea que leas de una vez por todas sus cartas, en vez de torturarte viéndolas sin abrirlas. —me reprocha, me sorprendo con sus palabras. Las cartas de Bella están ahí, en la misma caja en que las entrego el conserje, hay días en que me convenzo de que debo leerlas y definitivamente saber que hay en ellas, saber que me cuenta, que fue de su vida, pero cuando las tengo en mis manos me arrepiento, es como si aún no estuviese preparado para saber que ahí dentro.
—No me siento preparado para hacerlo. —le explico
—La busque en Facebook, ¿sabes? —continua Emmett. —Me dio curiosidad saber que era de ella, antes éramos amigos en esa red social, pero me elimino y solo pude ver las fotos que tiene públicas, son fotos viejas de hace años, en ellas se ve bien… distinta pero bien… —guarda silencio por un momento, como pensando sus palabras, luego agrega. — Lo que quiero decir es que ella está bien, no tienes que culparte por su infelicidad o algo así… ella siguió con su vida, lo supero y era obvio ella siempre fue fuerte.
—Tienes razón. —le digo, quizás Emmett tiene razón y debo poner un punto final en esa historia.
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—Vamos… prometiste acompañarme. —me dice Emmett, desde la puerta de mi cuarto, tiene una sonrisa en el rostro y supongo que disfruta de esta pequeña confrontación.
—Dije que lo pensaría, nunca prometí hacerlo. —le digo cabreado, mi hermano puede ser un jodido dolor de cabeza cuando se lo propone.
El día anterior me invito a la gala anual de beneficencia que organiza una de las familias más importante de la ciudad y para cual Emmet está empezando a trabajar realizando pequeños trabajos de diseño interior.
No tiene pareja y no encontró nada mejor que insistir en que sea yo su acompañante y yo no encontré nada más estúpido que decirle que asistir sonaba interesante.
Estar rodeado de desconocidos no es algo que tenga ganas de hacer.
—Vamos, no será más que un par de horas y no tienes nada más que hacer, que te cuesta. —insiste.
—Aunque te cueste creerlo, tengo cosas que hacer. —le digo irónico.
—Sentarte frente a esa caja llena de cartas, intentando armarte de valor para abrirlas y ver de una vez por todas que hay en ellas… para luego darte por vencido y embriagarte en respuesta a tu frustración… eso no es un plan… —me alega.
—Que sabes tú. —le espeto molesto.
—Ok no te insistiré mas… —dice dándose por vencido, agradezco que me deje por fin solo, pero antes de irse, se da vuelta y agrega. —sabes… puede que no sepa nada… pero solo digo lo que veo… deberías dejar de torturarte y actuar como un cobarde y simplemente ver que hay en esas cartas… y si lo que tanto miedo te da es abrirlas y darte cuenta que ella siguió con su vida… deberías aceptar que esta vez perdiste, pero si por el contrario no quieres abrirlas y crees que entre ustedes aun existe la mínima posibilidad de ser felices juntos… no te vayas nuevamente… no te vayas a España y ve por ella… pero deja de sobrevivir a cada día y comienza a vivir de una vez por todas.
No alcanzo a darle una respuesta a su discurso, porque cuando por fin salgo de mi asombro, Emmet ya se ha ido.
Dejo la caja con las cartas de lado y voy por mi notebook, estoy decidido a hacer algo que me he negado hacer en años, no puedo negar que es difícil hacerlo, y que estoy nervioso por ello, pero las palabras de mi hermano dan vueltas en mi cabeza, negándose a ser olvidadas, se que tiene razón y son una verdad que es incomoda de ver.
¿Qué es Isabella Swan para mí?
Esa pregunta es difícil de responder, porque honestamente ni yo se la respuesta, solo sé que ella está ahí, siempre presente, como tatuada en mi piel. Negándose a desaparecer del todo.
¿Aun espero por ella o soy yo quien la dejo ir?
Tecleo en el computador lo quiero encontrar… Facebook, hace años que ya no ingreso a mi cuenta, es tanto tiempo que ya ni siquiera recuerdo mi contraseña, hago el procedimiento para recuperar mi clave y cuando por fin logro entrar a mi cuenta, me doy cuenta de que Bella y yo , dejamos de ser amigos en Facebook, después de que empecé mi relación Tania.
Decido solo buscarla por su nombre, Facebook me responde inmediato, y su imagen antiguo perfil aparece ante mis ojos, no es un perfil público, por lo que solo puedo ver lo que ella a dejado como público, es evidente que Bella tampoco actualiza su perfil hace mucho tiempo o es que simplemente lo ha dejado todo como privado, pero aun así, hay cosas de ella que puedo ver y que yo ignoraba.
Hay fotos de ellas con Ness de bebe, fotos con sus amigos de universidad, fotos antiguas, son sus últimas fotos las que me sorprenden. La imagen de su rostro siempre ha estado en mi cabeza, pero la mujer que está en las imagenes es absolutamente diferente a quien yo recuerdo como Bella, y al comienzo es difícil hacer concordar la imagen que tengo en mi cabeza con la que me devuelve la pantalla del pc, no es que esperara que estuviese igual, es evidente que los años han pasados para todos, solo necesito mirar mi propio reflejo en el espejo para darme cuenta de ello.
Pero aun así es difícil asimilar su radical cambio de look, sus rizos lagos y rojizos ya no están, su cabello luce mucho más corto y en varios tonos más oscuros, no le queda mal, solo es extraño verla tan diferente y me pregunto si ella pensaría lo mismo al ver una fotografía de mi, si al ver nuevamente mi rostro me me encontrara diferente, como yo la encuentro a ella.
Son fotos de hace años, nada reciente, pero en ellas siempre aparece con una sonrisa que no llega del todo a sus ojos, no hay fotos de ella sola, sola la de perfil y es su rostro, en las otras siempre aparece rodeada de personas, no son fotos de ella, son fotos en las que la han etiquetado, se repite el rostro de Rosalie, puedo deducir que ellas estuvieron un tiempo juntas y que Bella participo de su fundación benéfica, No hay información personal, su última ubicación registrada es en Texas.
Cierro el computador agotado… el saber de ella me deja un gusto amargo y que es difícil de controlar… es una mezcla de frustración y pena…
Dejo mi cuarto y voy por un vaso de Whisky.
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—En serio lo siento. —dijo por tercera vez Emmet.
—Ya te dije te disculpo. —le insisto.
—Pero en serio. —insiste.
—Yo también lo digo en serio. —le digo agotado. Tengo sueño y lo último que quiero es pasar una velada en una convención de proyectos arquitectónicos, pero solo he accedido asistir porque Emmet tiene un puesto de exposición, y no solo es importante para él, sino que también es una de las últimas oportunidades que nos quedan para comparar, antes de que me marche nuevamente.
—No quise ser tan idiota y no quiero estar enojado contigo, no cuando te quedan solo dos días en la ciudad. —continua Emmet.
—Para Emmet… en serio… ya te disculpe. —le digo irritado. —Ahora podemos avocarnos a esto de una vez por todas… no quiero estar toda la tarde siendo tu junior y sirviéndote de modelo que solo pasa los volantes. —lo último lo digo en broma, pero mi hermano, no me toma en cuenta y solo mira nerviosos en todas direcciones, como buscando alguien. —Ey… ¿por qué estas tan nervioso y a quien buscas?
Emmet me mira y por un momento creo ver que se siente avergonzado.
—Es que quiero presentarte alguien que conocí el otro día en la cena de caridad. —me dice nervioso. Solo puede haber un motivo por el que el grandulón de mi hermano este comportándose de esta forma y debe de ser por una mujer.
—¿Una mujer? —le pregunto cómo estúpido. El solo asiente. —¡Baya! —le digo dudoso. —Bueno… pero supongo que eso es bueno… que superes lo de Irina.
—No sé si es superarla… tu sabes cómo es esto… solo que esta chica es especial… es distinta a todas las mujeres que he conocido. —dice embobado.
—Supongo que cada mujer es especial…
—Hola. —me interrumpe la voz de una mujer a mi espalda, supongo que es la cita de Emmet, porque su cara su ilumina, no me giro de inmediato, ver a dos personas enamoradas, me produce una sensación extraña e incómoda.
—Te estaba esperando. —dice alegremente Emmet. —Deja que te presente a mi hermano. Edward… ella es la mujer de la que te hable… Rosalie.
Al girarme unos ojos azules me observan, son fríos y es como si solo quisiera aplastarme contra la pared más cercana. No la entiendo, la conozco pero honestamente nunca compartí mucho con ella.
—Edward Cullen. —dice secamente. —Diría que es grato verte… pero estaría mintiendo.
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Que les pareció?
Gracias infinita por leerme y esperar por ello.
