Hola mis queridos lectores, si es que aún me quedan por andar un año sin subir nada, ¿Cómo están? Espero que la cuarentena no los hiciera sufrir.

Por mi parte este 2020 ha sido un año muy horrible, entre problemas familiares, médicos y una cuarentena que me ha restringido muchas cosas.

Pero también este periodo de 12 meses me trajo muchas oportunidades. Con mucho esfuerzo que tuve que hacer obtuve buenas recompensas como por fin hacerme de una vivienda y librarme de deudas.

Y hablando del 2020. Este año ha estado durísimo para todos: Cuarentenas, cancelaciones de eventos como la E3 o el EVO, los escándalos sexuales, las manifestaciones por crímenes de odio, la brutalidad policiaca, las suspensiones de animes, aplazamientos de películas, pospuesta de las olimpiadas y ligas deportivas y un larguísimo etcétera. Háganme un favor y el que llegue a diciembre que grite Jumanji.

Pero no crean que no estuve pensando en cómo continuar la historia. De hecho, el otro fic tuvo una actualización hace un par de meses.

Leí los comentarios que me dejaron y varios me comentan que ya no les agradó la dinámica de celos que presentaban las chicas, ni tampoco la cantidad de féminas que se agregaban como opciones al harem de Ash. Así que no se preocupen, que ya no mostraré más celos de esa clase y también Roxie será la última chica que será candidata al harem del protagonista. Así que ya pueden ir considerando sus opciones para cuando haga la encuesta sobre quienes estarán con nuestro protagonista.

Y sin más demora los dejo con el capítulo de hoy, disfrútenlo.

Cap 43. Cita peligrosa.

En nuestro capítulo anterior, Ash se había reencontrado con Roxie y aceptó tener una cita con ella a cambio de que le enseñase a sus Pokémon el movimiento Toxico. Esto fue visto por sus amigas; y en el caso de Serena, esta salió corriendo del lugar con su corazón roto.

Shauna fue detrás de su amiga y Ash tuvo la intención de seguirla, mas esta le pidió que la dejase sola pues su presencia podría ser contraproducente. Así nuestro héroe se quedó con sus inconformes compañeras, quienes el exigieron una explicación del porqué aceptó una salida con una salida con, aparentemente, una desconocida.

Debido a que Mei había prometido hacer la comida, tomaron la decisión de comer antes de cuestionar a Ash. White, quien aún tenía problemas con su acto, tuvo que retirarse, dejando la responsabilidad a sus familiares.

Y así, en casa de Meyer, nos encontramos a nuestro héroe sentado a un lado de la mesa y del otro a Bianca y Mei, ambas con un serio semblante.

Ash: Chicas. Se que están enojadas, pero no creo que esto sea necesario. – Alegó.

Bianca: No estamos enojadas… bueno, si al principio, pero…

Mei: Mas que nada, estamos decepcionadas. – Completó a su prima.

Bianca: Aceptaste salir una cita con esa chica sin siquiera haber oído su petición.

Ash: ¿Qué tiene de malo? Solo es una salida.

Bianca: No es que sea bueno o malo. Lo que decimos es que lo que hiciste fue imprudente.

Mei: ¿Qué hubieras hecho si te hubiese pedido algo que no pudieses cumplir como lastimar a alguien? – Planteó.

Ash: Pero Roxie no es mala.

Bianca: Aun así. ¿No recuerdas a Korrina?

Mei: Recuerda que por no investigar las cosas y precipitarte, terminaste comprometido con ella.

Bianca: Se supone que es tu prometida, pero andas aceptando citas con otras chicas.

Ash: Eso no se vale. Ya usaron una vez lo de Korrina en otros capítulos. Y ya les expliqué que pusimos lo del compromiso en pausa, al menos hasta conocernos mejor. – Se justificó.

Bianca: ¿Y eso significa que puedas estar "conociendo mejor" a otras chicas mientras tanto? – Lo presionaron.

Meyer, quien había escuchado toda la conversación desde la sala, se levantó y se acercó al grupo.

Meyer: A ver. Creo que necesitan un mediador para esta situación. – Comentó.

Mei: Lo siento señor. Creo que no medimos nuestro volumen. – Se disculpó por haberlo sacado de lo que hacía.

Meyer: No te preocupes. No hacía nada tan importante y además creo que necesitan de una tercera visión con su discusión.

Los chicos aceptaron la participación de Meyer y lo invitaron a sentarse.

Meyer: Primero que nada. Ash, ¿cómo es exactamente la situación con esa chica Korrina? ¿En serio es tu prometida o no?

Ash: Vera, lo que pasa es que yo quería luchar contra el Mega-Lucario de Korrina, la líder de gimnasio de Ciudad Shalour.

Meyer: La conozco por parte de mi hijo.

Ash: El chiste es que no me permitieron luchar contra ellos. Por fortuna White descubrió una forma para hacerlo, por medio de una cosa conocida como "la prueba de maestría".

Ash: Lo que no sabía era que, al ganarle a Korrina, no solo recibía el título de maestro de Mega-Evolución, sino que también me ganaba su mano en matrimonio.

Meyer: ¿Y entonces te encuentras comprometido con ella verdad?

Ash: No exactamente. Después de enterarme conversé con ella y acordamos dejar en espera lo del compromiso, al menos hasta conocernos mejor. – Explicó. – Por eso White me enseñó a usar la aplicación de mensajes de mi holo-caster, para poder estar en contacto.

Meyer: Entonces esta chica Roxie con la que aceptaste salir, ¿Te sientes atraído por ella?

Ash: No… bueno… no lo sé. Yo solo quería que le enseñara a Carbink el movimiento toxico.

Meyer: Una cosa más. ¿Tanto tú como Korrina están de acuerdo con ver a otras personas mientras deciden si se gustan o no?

Ash: La verdad nuca hablamos de ello. – Contestó sintiéndose avergonzado.

Meyer: Ya veo. – Cerro los ojos en un semblante meditativo.

Mei: ¿Qué opina señor Meyer? – Cuestionó con ansias de saber la opinión de un adulto, mientras que Ash se mostró inseguro por las preguntas que le hizo el hombre.

Meyer: Bueno, si quieren saber mi opinión. La verdad no creo que Ash este haciendo algo realmente malo al salir con Roxie. – Su respuesta sorprendió a los presentes.

Bianca: ¿Cómo puede aprobar esto? – Inquirió.

Meyer: Dejen que les explique. Si ambas partes cancelaron el compromiso, incluso si es "temporal", eso significa que Ash es soltero y técnicamente puede salir con quien desee. Y nadie tiene derecho a recriminarle por ello.

Ash: Gracias por defenderme señor Meyer. – Se alivio al, aparentemente, tener el apoyo del hombre.

Meyer: Tampoco te alegres tanto. Que no hicieras algo malo no significa que hicieras las cosas bien. – Nuevamente se ganó las miradas de los presentes. – En primer lugar, tal cual dijeron tus amigas, fuiste muy impulsivo e irresponsable al aceptar tal petición si siquiera haberla escuchado en primer lugar. – Lo reprendió.

Ash abrió la boca, intentando defenderse, más Meyer lo detuvo.

Meyer: Y sé que dirás que esa chica no es mala, pero tus amigas ya dijeron que fue esa imprudencia lo que te llevo a comprometerte y sólo por las ganas de enfrentarte a una mega-evolución. – Predijo sus pensamientos. – De continuar así, podrías terminar encontrándote con personas malintencionadas que, ofreciéndote algo que quieras, te engañen para, ya sea quitarte algo preciado o hacerte cometer actos malvados. O peor aún, esa imprudencia podría poner en peligro a quienes quieres.

Ash se sintió mal consigo mismo. Las palabras de Meyer le hicieron recordar las veces donde se había metido en problemas por su imprudencia. Como cuando quedó atrapado en el S.S. Anne por caer en los engaños del equipo Rocket.

Meyer: Y en segundo lugar esta tu falta de honestidad para con ambas chicas.

Ash: Pero yo nunca les he mentido.

Meyer: Puede ser, pero tampoco les has contado lo que estás haciendo. – Recalcó. – Por lo que escuché, Korrina no sabe que estás dispuesto a ver a otras personas mientras están en proceso de conocerse mejor ¿o me equivoco? – Cuestionó, dando en el clavo, a lo que Ash solo asintió. – Dime Ash, ¿crees que es justo que le ocultes esa información? ¿Y cómo crees que se sentiría si lo descubrieran por otras fuentes?

Las palabras de Meyer causaron remordimiento en la consciencia del muchacho.

Meyer: Y en el caso de esta chica Roxie, tampoco conoce de la existencia de la otra señorita. Y aunque es una primera cita y no es necesario profundizar mucho en tu vida, si la relación avanza o si ella sigue mostrando interés, entonces Korrina será algo de lo que no podrías evitar contarle.

Ash: Tiene razón señor. Debería llamar a Roxie y cancelar la cita.

Meyer: No lo creo necesario, después de todo ella tuvo el valor de invitarte. Y si ya aceptaste, lo menos que puedes hacer es presentarte. Pero como dije, si ella aún está interesada en ti luego de la cita, entonces no podrás evitar decirle todo.

Ash: De acuerdo.

Meyer: Pero antes deberías de llamar a Korrina para decirle lo que ocurre. Ya que, si vas a salir con otras chicas, es justo que ella también tenga la posibilidad.

Ash: Haaaaa. Lo sé. – Dijo con un suspiro. – Aunque no quiero herirla.

Meyer: Desde que aceptaste la cita lo hiciste, solo que ella aun no lo sabe. – Lo reprendió desanimándolo.

Meyer: Y ustedes chicas, ¿tiene alguna objeción con respecto a mi opinión del tema?

Ambas se miraron mutuamente

Mei: Si Ash va a ser honesto con Korrina y Roxie…

Bianca: Y si va a procurar ser menos impulsivo. No tenemos nada más que decir. – Contestaron conformes.

En eso la puerta de la casa se abrió. White había regresado de su práctica y fue al cuarto de Bonnie y mientras pasaba frente al comedor, vio a todos reunidos.

White: Hola a todos. – Saludó jovialmente. – ¿Aun están con lo de Ash? – Preguntó al verlos a todos aun en la cocina. – Saben, creo que sobre reaccionamos. Ash es libre de elegir con quien sale y seguro que ya reflexionó sobre sus acciones. – Dijo amigablemente para, acto seguido, irse a su cuarto.

Tanto Ash como las chicas quedaron boquiabiertos. White, quien esperarían fuera la menos comprensiva con el muchacho se estaba portando amable, tolerante e incluso alentadora con él.

Mei y Bianca intercambiaron miradas fugazmente antes de irse corriendo detrás de White.

Meyer: Parece que eres libre chico. – Le dijo a Ash. Más al ver lo decaído que se puso con lo que había dicho, decidió impartir algo de sabiduría.

Meyer: Te daré un consejo. Aun eres joven. Deberías experimentar, conocer y salir con distintas chicas. De esa manera aprenderás que es lo que quieres de una relación antes de comprometerte con alguien. – Le habló en un tono reconfortante y paternal.

Ash: Pero ¿qué tal si ella es muy seria con sus sentimientos? – Dudó. Tanto las chicas como Meyer pensaron que hablaba de Roxie; más nuestro héroe tenía en mente a la jovencita de cabellos amelados.

Meyer: Por eso es importante ser honesto con ellas desde un principio. Así no les crearás falsas esperanzas. Pero si ella te interesa de verdad entonces no habrá problema con que se vuelvan pareja.

Ash: Gracias señor.

Mientras tanto, en la habitación del centro Pokémon de la zona sur de Lumiose, una chica estaba hecha un ovillo en su cama. Su cuarto estaba en penumbra total y su mejor amiga frotaba su espalda para reconfortarla.

Serena: Fui una tonta. Lo perdí. – Sollozaba. – Y por una niña punketa.

Shauna: No te desanimes amiga. Hay muchos otros Finneons en el mar. – Intentó consolarla.

Serena: Pero él era el primer chico que me gustó. Pensé que el verlo aquí en Kalos era alguna clase de señal. Que él era el indicado para mí. – La jovencita se hundía más en su depresión. – Tal vez no merezco se amada.

Viendo como Serena seguía hundiéndose en su decaimiento, se hartó. Levantándose de la cama, hizo que su amiga voltease a verla.

Shauna: Serena ¿Sabes que eres mi amiga y te quiero verdad?

Serena: Aja. – Contestó insegura.

Shauna: ¿Y sabes que lo que hago lo hago por tu bien?

Serena: Aja.

Shauna: Entonces sé que me perdonarás por lo que voy a hacer. – Fue lo que dijo antes de sorrajarle una cachetada tan fuerte que la derribó de la cama.

La niña de cabellos miel se sostuvo su enrojecida mejilla mientras veía a su amiga con enfado.

Serena: ¿Por qué hiciste eso?

Shauna: Para que espabiles mujer. – La tomó de los hombros, sacudiéndola. – Escucha, Ash no va a estar soltero toda la vida esperando a que tú te decidas dar el primer paso y decirle lo que sientes.

Shauna: El chico tiene buenas cualidades. Es amable, acomedido, valiente, nada feo e inocentemente adorable. Pero también es un distraído que no nota los sentimientos de las chicas.

Serena: ¿Crees que no lo sé? Pero tengo miedo. Miedo de contarle de mi pasado.

Shauna: Nada de eso fue tu culpa. Tuviste malas experiencias con relaciones y la mala suerte de que un infeliz, doble cara te… te… – Se detuvo de continuar para no revivir más malos recuerdos en su amiga. – Además escúchate. Esta no eres tú. La Serena que conozco es una mujer que se hizo fuerte a pesar del sufrimiento. Que soportó lo que ninguna mujer debería soportar y aun así se puso de pie. Que desafió a su familia con tal de perseguir su sueño. Y que se atrevió a dejar un futuro seguro por encontrar aquello que le apasionara.

Serena: Pero ¿qué tal si me rechaza por ello? Tengo miedo de que me considere una mujer sucia por lo que pasó. No sé si podría soportarlo.

Shauna: Ash es un buen chico. ¿En verdad crees que él podría considerarte una mujer sucia? – La hizo razonar. – Y si el en verdad creyera eso, significaría que él no es para ti y que es igual que todos los tontos de la escuela que creen que el valor de una mujer yace en su virginidad y que consideran una Braixen a una chica sexualmente activa.

La morena se sentó en la cama y abrazó fuertemente a su amiga.

Shauna: Tu vales mucho Serena y eres más fuerte que esto. No permitas que algo así te derrumbe. – La animó.

Serena se secó las lágrimas y devolvió el gesto.

Serena: Gracias por estar aquí para mí.

Shauna: Para eso estamos las amigas.

Serena: Tienes razón, no pienso volver a ser la de antes. – Habló enérgicamente poniéndose de pie.

Shauna: ¡Esa es la actitud! – Celebró. – Además no todo está perdido.

Serena: ¿Eh?

Shauna: Sí. Ash solo acepto tener una salida con ella. Eso no significa que vayan a volver pareja. – Señaló.

Serena: Entonces aún tengo oportunidad – Se esperanzó.

Shauna: Exacto. Pero si quieres que eso pase, tienes que encarar a Ash y volver a hablarle. De lo contrario, su relación continuará deteriorándose.

Serena: Lo sé, debo hacerlo. Es solo que… aun no sé si debería contarle sobre todo. – Dudó.

Shauna: En algún momento deberás decírselo. Y tal vez lo mejor es que lo hagas desde un principio, antes de intentar profundizar las cosas. – La morena le puso una mano en el hombro en señal de solidaridad. – Ahora vamos. Ve a darte una ducha que estas hecha un desastre. Es más, te comparto de mis sales de baño especiales. Ya verás que eso te relajará. – La morena agradeció que les hubiera tocado un cuarto con tina.

Regresando a la casa de Meyer, en aquella habitación que las oriundas de Unova compartían, Bianca y Mei ahora estaba interrogando a White sobre su súbito aumento de ánimos.

La castaña entonces, les contó acerca del joven con el que se había encontrado y el cómo le ayudó a mejorar su número para el Idolmaster.

White: … Y entonces sugirió que Fenekin y Flabébé usaran sus movimientos al mismo tiempo.

Mei: Es sorprendente que pudiera encontrar el problema con solo ver el número una sola vez.

Bianca: Debe ser algún tipo de artista Pokémon.

White: En realidad no. Dijo que solo iba de paso por la región, pero que había conocido a varios artistas y coordinadores y aprendió de ellos.

Bianca: Será un entrenador viajero como Ash entonces.

White: No me lo dijo, pero es lo más probable.

Mei: ¿Y cómo se llama ese chico?

White: Su nombre es Kyouhei. Dijo que, si yo quería, él podría ayudarme con mi acto. – Dijo con un leve rubor que no pasó desapercibido por las otras féminas.

Bianca/Mei: Uuuuuyyyy. – Dijeron en tono burlón.

Mei: Mi hermana tiene un cru-ush.

White: ¿¡Qué!? No, claro que no. Sólo me pareció lindo de su parte que quisiera ayudarme.

Bianca: Y así empieza. – Le susurró a Mei, quien asintió secundando.

White: Volveré mañana al parque a ver si me lo topo para que me siga ayudando.

Bianca: Pero ¿qué no tienes que reunirte con Serena y Shauna?

White: No hay problema. Las veré a ellas en la mañana y a Kyouhei en la tarde.

Mei: Estoy preocupada por Serena. Ella tomó mal lo de la cita de Ash y Roxie.

White: En parte es su culpa por no ser más asertiva. Solo espero que se recomponga pronto.

Mei: Yo también. Sería terrible si esto la afectara antes del concurso.

Mientras las chicas tenían su charla, Ash también fue a su cuarto. Siguiendo el consejo de Meyer, le habló a Korrina para explicarle todo lo ocurrido.

Obviamente la líder de gimnasio no recibió alegre la noticia.

Korrina: … ¿Y entonces aceptaste a su petición sin haberla oído primero? – Recapituló, a lo que Ash asintió. La decepción era muy clara en su voz.

Ash: Lo siento Korrina, fui imprudente. Pero créeme que nunca tuve la intención de herir tus sentimientos.

Korrina: Pues lo hiciste. – Contestó dolida.

Ash: Lo sé y créeme que estoy arrepentido.

Korrina: No sé qué decir. – La chica se quedó en silencio luego de decir eso, pensando que es lo que diría a continuación. Por su expresión era claro que tenía sentimientos encontrados.

A pesar de que ambos se mandaban mensajes seguido, tal cual como se habían prometido; la realidad era que Ash no pensaba en el compromiso como ella lo hacía. Y el hecho de que no cancelara la cita al momento era prueba de ello.

Pero al mismo tiempo el muchacho reconoció lo imprudente de sus acciones y se disculpó genuinamente arrepentido, lo que demostraba que si le tenía cariño.

Ash pudo ver por la pantalla de su Holo-Caster las consecuencias de sus acciones en el rostro de aquella chica: dolor, ira y miedo.

Pasados dos minutos, que a Ash se le hicieron eternos, Korrina finalmente aclaró sus ideas.

Korrina: A pesar de que me duele y me enoja que salgas con otra mujer, en realidad no puedo recriminártelo. Ambos acordamos posponer el compromiso, así que no hay nada que nos ate realmente. – Dijo con resignación.

Korrina: ¿Y al final vas a salir con ella?

Ash: Terminé prometiéndole que iría y juré a mí mismo, luego de herir a alguien, que no volvería a faltar a una promesa. – Dijo rememorando aquella vez que lastimó a Mei. – Pero me aseguraré de contarle todo sobre ti y el compromiso.

Korrina: Bueno, me da gusto que seas honesto.

Ash: Es lo menos que les debo. De igual forma, sé que esto no compensa nada, pero, si yo me tomé la libertad de salir con otra chica, es justo que tú también tengas el derecho de salir con otras personas.

Korrina: Eso es fácil decirlo. La verdad no hay muchos chicos allá afuera que se sientan atraídos por una chica que puede patearles el trasero.

Ash: No creas eso. Tienes muy buenas cualidades y estoy seguro que hay bastantes chicos que podrán verlas, así como yo lo hago. – La sinceridad de su voz hacía difícil que Korrina siguiera enojada con él.

Korrina: Si eso es cierto, ¿por qué decidiste salir con ella? – Preguntó aun sintiéndose herida.

Ash: Porque fui un tonto. – Admitió.

De nuevo hubo un silencio, esta vez más breve que el anterior.

Korrina: ¿Y ella te gusta? – Soltó la pregunta.

Ash sabía que llegarían a esa pregunta tarde o temprano. A pesar del aura intrépida que proyectaba, Korrina era una chica sensible.

Ash: No me gusta particularmente. Pero parece que yo a ella si le gusto.

Korrina: Ya veo. – Su semblante recuperó un poco de esperanza, proyectando una leve sonrisa. Al menos los sentimientos no eran mutuos.

Ash: Entonces… ¿estamos bien? – Inseguro preguntó.

Korrina: No puedo decir que te he perdonado del todo. *Haaa*. – Suspiró. – Pero supongo que aprendiste tu lección, así que no diré más. – Decidió.

Ash: Gracias Korrina. Prometo ser más considerado con tus sentimientos y ser honesto siempre.

Korrina: Eso espero. – Respondió, dando fin a la llamada.

Ash agradeció a cualquier fuerza superior que lo hubiese ayudado a que la situación no se hubiese vuelto más caótica. Korrina tenía todo el derecho de reclamarle, pero decidió actuar diplomáticamente y dejar el asunto ahí.

Ahora solo debía preocuparse por hablar con Roxie durante su cita.

Unos segundos pasaron hasta que se dio cuenta de algo importante, nunca en su vida había estado en una cita.

"¿Qué debo hacer? ¿Cómo debo actuar? ¿Debo llevarle algo?", etc. Eran las preguntas que rondaban su mente. Después de todo él era el interesado en que su pokémon aprendiera tóxico y también se sentía mal por ocultarle a Roxie que tenía una cuasi-prometida.

Su mayor referente era Brock, pero hasta Ash sabía que su amigo no era el mejor ejemplo en cuanto a relaciones exitosas se refería. Entonces ¿a quién pedir ayuda?

Su primera opción fueron sus amigas, pero luego de lo ocurrido hacia apenas unos minutos decidió descartarlas. Así que, de nuevo, ¿a quién pedir ayuda?

Su siguiente opción fue Meyer, después de todo, ya le había ayudado con su consejo. Desgraciadamente el hombre había regresado a atender su negocio y se encontraba ocupado arreglando algunas máquinas, por lo que no tenía tiempo para atenderlo.

Sin nadie en las cercanías para darle consejo, Ash se sintió desesperanzado. Pero su salvación vino en la forma de una pequeña de rubia cabellera.

Bonnie: ¡Hola Ash! – Lo saludó apareciendo de repente a su espalda, asustándolo.

Ash dio un salto de su silla espantado.

Ash: ¡Bonnie! ¿Qué haces?

Bonnie: Vine a ver si ya te habían acabado de regañar para poder ver la tele. – Respondió y luego fue a la sala a ver algún programa en el aparato.

Ash: Ya veo, diviértete. – Se sentó de nuevo a seguir pesando en sus problemas.

Bonnie: Te vez desanimado. – Le dijo mientras cambiaba los canales. - ¿Te regañaron muy feo? Sabes, tengo unos chocolatines que siempre como para animarme cuando papá me regaña. Te invito unos.

Ash: No es eso Bonnie, pero gracias. Lo que pasa es que yo solito me metí en algunos problemas y ahora debo pensar en cómo llevar a una chica a una cita.

Bonnie: ¿Tienes problemas con las citas?

Ash: La verdad nunca he tenido una. – Confesó.

Bonnie: Pues hoy es tu día de suerte. Estas frente a la solución a tus problemas. – Apagó la televisión y fue con Ash. – Ven conmigo.

La niña lo llevó a su habitación. Allí lo hizo sentarse en el piso mientras ella buscaba algo debajo de su cama.

Bonnie: Por aquí debe estar. ¿Dónde lo tenía? – Murmuraba para sí misma. – ¡Aquí esta! – La pequeña salió con una brillante sonrisa y una caja llena de lo que parecían ser revistas para adolescentes.

Ash: ¿Qué es todo esto?

Bonnie: Estas, mi querido bobalicón, son mis tesoros. – Dijo con una mueca presumida, palmeando las revistas. – Gracias a ellas he aprendido todo sobre el arte de conquistar a las chicas para así encontrarle una pareja a mi hermano. – Habló con solemnidad.

Ash: No es por ser metiche ¿pero que no Clemont debería ser el que decida sobre su pareja?

Bonnie: ¿Estas chiflado? – Expresó incrédula. – Si no fuera porque cuido de él, mi hermano hace rato que se hubiera muerto por estar metido en su taller. Ahora imagínate lo que le pasará cuando yo me vaya de casa para iniciar mi propio viaje como entrenadora. – La imaginación de la niña proyecto en su mente una imagen de su hermano como un esqueleto con lentes y overol, tirado en el piso del taller.

Ash: No creo que eso llegue a pasar.

Bonnie: No tomaré riesgos. Pero volviendo al tema, aquí esta lo que necesitas para llevar una cita perfecta. – Tomó de la caja un ejemplar y se lo entrego a nuestro protagonista.

La portada de la revista se leía la frase "Consejos para la cita de ensueño".

Bonnie: Esta es perfecta para ti. Dice todo lo que a las chicas les gusta durante una cita. Así que, si sigues los consejos de la revista, no fallarás.

Ash: Muchas gracias Bonnie.

Bonnie: Ni lo menciones.

Ash salió del cuarto de la niña y se sentó en la sala a estudiar el material que tenía a mano. El artículo traía varios testimonios de chicas que describían como seria su cita ideal y que les gustaría que hicieran sus parejas, así como cosas que les desagradaban que hicieran.

El joven aprovechó e hizo una lista de los puntos en común entre cada testimonio.

Tras un buen rato de leer y releer el artículo, decidió salir a dar un paseo para despejar la mente. Y ¿quién sabe?, igual y encontraba alguna inspiración para la cita mientras caminaba.

En su andar, sus pensamientos lo llevaron a una persona, Serena. Si bien no le debía ninguna explicación, sabía que la situación le había afectado debido a la atracción que sentía para con él.

Ash: Tal vez debería hablar las cosas con ella. – Pensó. Así que se dirigió al centro Pokémon donde los habían rechazado el día anterior, esperando encontrarla ahí.

Pese a que aún no tenía claros sus sentimientos hacia ella, Serena era alguien a quien quería y no deseaba perder su amistad.

Al estar a una cuadra de su destino, vio salir del edificio a Shauna.

Ash: Hola Shauna. – Se acercó saludándola con nerviosismo en su voz. Después de todo ella era amiga de Serena y seguramente no estaba eufórica de verlo luego de que la güera saliese llorando por su culpa.

Shauna: Hola Ash. No esperaba verte por aquí tan pronto. – Más, en su lugar, ella le devolvió el saludo cordialmente.

Ash se extrañó por la forma de actuar de la morena.

Ash: ¿No estás enojada o algo?

Shauna: ¿Por qué lo estaría?

Ash: bueno, tú sabes. Serena salió corriendo y creí que me culparías por ello.

Shauna: No te preocupes, Serena está bien. – Comentó tranquila, pues sabía que la mencionada ya se sentía más animada.

Ash: ¿Y Serena está en el centro Pokémon? Me gustaría hablar con ella.

Shauna se alarmó. Si bien Serena había encontrado su resolución, aun necesitaba prepararse mentalmente para hablar con Ash.

Shauna: No creo que sea buena idea que la veas ahora. – Se puso frente a él para evitar que avanzara. – Ocurre que ella salió a practicar su presentación y no sería buena idea molestarla. – Mintió.

Ash: ¿Me dirías dónde está? Quiero hablar con ella. – Insistió.

Viendo que Ash no aceptaría un no por respuesta, Shauna decidió engañarlo.

Shauna: Por… supuesto. – Shauna se lo llevó a caminar sin ningún rumbo para evitar que se encontrase con Serena.

Mientras caminaban, ella notó la preocupación en el semblante de nuestro héroe, así que lo detuvo.

Shauna: ¿Te ocurre algo? – Le cuestionó con preocupación.

Ash: No es nada, de veras. – Evadió la pregunta.

Shauna: Vamos, cuéntame. – Insistió.

Ash: De acuerdo. Como viste, yo acepté tener una cita con aquella chica con la que me vieron. – Ciertamente Shauna no se mostró contenta con lo que dijo Ash. – Y la cosa es que… bueno… nunca he tenido una cita, así que no sé qué hacer. – Dijo avergonzado.

Viendo la penosa situación de nuestro protagonista, la morena se compadeció de él.

Shauna: Creo que puedo ayudarte con eso.

Ash: ¿En serio?

Shauna: Por supuesto. Soy una chica, así que se lo que nos gusta en una cita. – Declaro, aunque la realidad era que, a diferencia de su mejor amiga, ella nunca había sido cortejada por algún varón y por ende tampoco había tenido una cita. Eso no impedía que pudiese soñar e incluso mandar su fantasía a cierta revista, donde terminaría siendo publicada y que casualmente leería cierto entrenador. – Puedes practicar conmigo lo que tienes planeado para tu cita. – Se ofreció.

Ash no iba a desaprovechar la oportunidad y aceptó el ofrecimiento.

Shauna: Primero que nada ¿no me vas a decir nada?

Ash: ¿Cómo qué?

Shauna: Hacerme un cumplido. – Reclamó.

Ash recordó el primer consejo de la lista que era justamente hacerle un cumplido a su pareja.

Shauna: Recuerda que no importa qué vista, siempre debes decirle que se ve linda.

Ash: También debo pensar a donde la llevaré. – Siguió con el segundo consejo de su lista.

Shauna: ¿Tienes alguna idea de a donde la llevarás? – Preguntó a lo que Ash solo negó con la cabeza. – Si sabes cuáles son sus gustos, tal vez puedas darte una idea.

Ash: Pues ella tiene una banda de rock.

Shauna: Eso sirve. Asegúrate de llevarla a algún lugar donde pueda disfrutar de la música.

A partir de ahí, ambos siguieron repasando los puntos de la lista de Ash. El tiempo se les pasó como agua mientras estaban absortos en su planeación que el joven casi olvidó la razón por la que había ido al centro Pokémon en primer lugar.

Tras no haber encontrado a Serena en el lugar donde Shauna sabía perfectamente que no estaba, Ash decidió acompañarla de regreso.

Con la buena atmosfera que había entre ellos, Ash recordó el consejo de la lista: "Si el ambiente se da, puedes tomarla de la mano"

Ash: ¿Puedo intentar algo? – Antes de que Shauna pudiese responder, Ash la tomó súbitamente de la mano.

Tal acción la hizo sobresaltarse y sonrojarse.

Shauna: ¿Q… q… q…? – No pudo ni hablar.

Ash: Leí que podía hacer esto en una cita. ¿Qué tal lo hice?

Shauna: S… sí. A… así está bien. – Tartamudeó de lo impactada que aún estaba.

Ambos continuaron caminando tomados de la mano. Tanto para Ash como para sauna esta era una experiencia nueva. No es como que el joven nunca se hubiese tomado de la mano con otras chicas, más nunca en situaciones donde no estuviese emocionado por algo o corriendo algún peligro.

Tal tranquilidad le permitió analizar mano de Shauna: Era pequeña, delicada y muy suave.

"¿Todas las chicas tendrán sus manos así?" "¿Se sentirán igual las manos de Bianca o de las demás?" Se preguntaba mientras continuaba explorando la palma y dedos de la doncella, sin notar que ella era plenamente consciente de sus caricias.

Teniendo el centro pokémon a la vista y nuevamente recordando un consejo de su lista, decidió actuar a raíz del ambiente; y en un sorpresivo movimiento entrelazó sus dedos con los de ella.

A Shauna casi se le sale el corazón del sobresalto con dicha acción, no exactamente porque sus dedos se entrelazarán, sino porque el suceso era idéntico a las fantasías que había tenido sobre una cita ideal. Rápidamente volteó el rostro al lado contrario de donde estaba Ash para que no viera su enorme sonrojo.

Shauna: ¿Esto… esto también lo leíste?

Ash: Sí. – Contestó inocentemente.

Shauna: Mi… mira, y… ya llegamos al centro pokémon. Gra… gracias por acompañarme de regreso.

Ash: De nada. Gracias por ayudarme con los planes de la cita. – Dijo sin percatarse de nada.

Shauna: No fue nada. Te deseo suerte en tu cita. – Le soltó la mano. – Nos vemos. – Se quiso despedir.

Ash: ¡Espera Shauna! – La detuvo tomándola del brazo. – Antes de irte quiero agradecerte por la ayuda. Espera aquí un momento. – Sin darle tiempo a responder, el chamaco peló carrera y dio vuelta en la esquina, desapareciendo de la vista de Shauna.

No pasaron ni 5 minutos cuando el chico regresó. Shauna notó que tenia algo oculto en su espalda.

Ash: Perdona la tardanza. Aquí tienes. – Detrás de su espalda sacó un ramo de crisantemos rojos.

Shauna recibió el obsequio, quedando encantada por las flores.

Shauna: Mu… muchas gracias Ash.

Ash: No hay de qué. Es lo menos que puedo hacer para agradecerte. Mira. – Tomó una de las flores y la colocó detrás de la oreja de la jovencita. – Te queda bien. – Le dedicó una enorme y encantadora sonrisa.

El rostro de la señorita adquirió un tono similar al de la flor que la adornaba.

Shauna: Yo ahora si me tengo que ir. Adiós. – Se despidió apresuradamente y se fue corriendo al interior del edificio esperando que Ash no hubiese notado su sonrojo.

En cuanto entró, fue a la sala común y se desplomó en un sillón. Se llevó las manos al corazón que le latía a mil por hora.

Shauna: Detente, detente corazón mío. Él es a quien quiere tu mejor amiga, no te interpongas en su camino. – Se repetía. Tomando el ramo que había dejado en la mesa, tomó uno de los crisantemos y lo contempló. – Me pregunto si Ash sabe el significado de esta flor.

Y era de noche para cuando Ash llegó a la casa. Todos, menos Clemont, ya estaban reunidos a la mesa.

Ash: Hola a todos, ya llegué. – Saludó a los presentes.

Bianca: ¿Dónde estuviste? Ya es algo tarde. – Cuestionó preocupada.

Ash: Salí a buscar ayuda para mi cita con Roxie.

Aquello hizo que sus amigas sintieran una leve punzada.

Ash: Shauna me ayudó mucho a planearla.

El trio de Unova se extrañó por eso. No esperaban que la morena ayudase a Ash sabiendo que Serena tenía gusto por el susodicho.

Bonnie: ¿¡Oye y yo que!? – Reclamó.

Ash: Perdona. También me ayudaste mucho Bonnie.

Bonnie: He he. – Sonrió presumidamente.

Meyer: Ya solo falta que llegue mi hijo para cenar.

Justo luego de decir eso, el sonido de un portazo se escuchó y al poco tiempo el joven rubio hizo acto de presencia.

Por el portazo y la expresión que llevaba, era obvio que algo lo había puesto malhumorado.

Meyer: ¿Qué pasó hijo para que vengas así?

Clemont: Esa irritante mujer. – Dijo apretando los dientes del enojo.

Todos: ¿Mujer? – Preguntaron al unísono, pues era bien conocido que Clemont prefería pasar su tiempo más con máquinas que con mujeres. Y para prueba de ello estaba Bonnie que siempre buscaba conseguirle pareja a su hermano.

Bonnie: ¿Y era bonita? Tal vez pueda convencerla de volverse tu esposa. – Fantaseó.

Clemont: ¡No pienso volverme a acerca a esa mujer luego de insultarme así!

Bonnie: ¿Insultarte?

Meyer: A ver hijo, siéntate y cuéntanos que pasó. – Le acercó una silla.

Clemon: Verán, todo paso esta tarde cuando...

- Flashback –

El rubio líder se encontraba en uno de los salones de ventos destinados para los desfiles de moda, trabajando en varias de las consolas de audio, luces, etc. A su lado estaban su Luxray, quien llevaba unas alforjas con las herramientas que el joven ingeniero usaba, y su Dedenne, a quien entrenaba para que se volviera el primer Pokémon de su hermanita.

Elesa: ¿Estos Pokémon son tuyos? – Preguntó una femenina voz, quien daba la casualidad era Elesa.

Clemont: Así es. – Contestó sin dejar de trabajar ni apartar la vista de uno de los altoparlantes que era tan grande que bloqueaba la vista.

Elesa: Son tan adorables. – La rubia se acercó y acaricio a ambas criaturas. – Su piel es tan sedosa y brillante y lucen fuertes. Debiste entrenarlos muy bien. – Lo elogió.

Clemont: Gracias.

Elesa: ¿Te gustan los Pokémon eléctricos?

Clemont: Son mis favoritos. Ellos son parte por lo cual me dedico a lo que me dedico.

Elesa: Perdóname, ¿te estoy molestando verdad?

Clemont: ¿Por qué lo dices?

Elesa: Bueno, te ves muy concentrado en arreglar los aparatos y de repente llego yo a interrumpirte con mis preguntas. Sin mencionar que no me has mirado desde que iniciamos la conversación.

Elesa estaba aburrida luego de haber terminado un ensayo de la pasarela cuando, al irse, vio los pokémon eléctricos de Clemont y, como buena amante de dicho tipo de pokémon, no pudo controlar su deseo de observarlos de cerca.

Clemont: Para nada. Esto lo he hecho un millón de veces. Mi cuerpo ya lo está haciendo en automático.

Elesa: Y a todo eso ¿Qué estás haciendo con los aparatos? – Le entró curiosidad.

Por primera vez en la conversación, Clemont dejó lo que hacía para voltear a verla. Sus azules ojos destelleaban con brillitos, emocionado por que alguien mostrara interés en su trabajo.

Pero cual sería la sorpresa del rubio al ver a la bella mujer y quedó enmudecido por unos segundos.

Ella portaba un vestido negro con blanco, guantes que eran blancos en el antebrazo y rojos en las manos, zapatillas negras con tacones rojo del lado derecho y azul del izquierdo. Como accesorios llevaba una especie de diadema que en su parte posterior tenía un adorno con forma de relámpago anaranjado (diseño basado en el del juego pokémon masters).

A Elesa le encantó sacarle esa reacción. La mayoría de la gente que la conocía ya estaba acostumbrada a ella, así que le era refrescante ver como alguien se impresionaba de su apariencia.

Clemont: Ejem… - Carraspeó recuperando la compostura. – Pues verás, lo que hago es adaptar los equipos al tipo de corriente eléctrica que maneja la ciudad.

Elesa: ¿A qué te refieres?

Clemont: Verás, resulta que Lumiose es la única ciudad en el mundo que ocupa casi en su totalidad electricidad generada por pokémon. – Dijo con orgullo.

Elesa: ¿Qué dijiste? – Preguntó con claro enojo.

Clemont: No es lo que piensas. – Levantó las manos de manera defensiva. – Verás, la energía de Kalos proviene de 4 plantas eléctricas: eólica, solar, termo eléctrica y por último energía pokémon.

Elesa se mostró confusa sobre la relevancia del dato.

Clemont: Como sabrás los pokémon eléctricos tienden a reunirse cerca de aglomeraciones de electricidad, llámese las plantas eléctricas y las ciudades. Y hace algunos años se descubrió que estos, al generar electricidad continuamente, tienden a liberar el exceso de su cuerpo formando una especie de campo electromagnético a su alrededor.

Clemont: Así que se construyó un lugar especial para que los pokémon eléctricos vivan y por medio de unos recolectores especiales se junta la electricidad residual de estos y se envía a la ciudad.

Elesa: Recuerdo que leí sobre eso en mi vuelo de camino aquí. Que Kalos es una meca de la producción de energía eco-amigable. Tal parece que todo es obra del líder de gimnasio, quien es un genio y amante de los pokémon eléctricos.

Clemont: ¿E… eso crees? – Se sonrojó con el halago.

Elesa: Oh sí. De hecho, como amante de los pokémon eléctricos me gustaría conocerlo. Debe ser una persona muy interesante. Pero por favor, continua con la historia. – Comentó sin saber que estaba hablando con aquel a quien deseaba conocer.

El joven se decepcionó un poco de no ser reconocido, más decidió no darle importancia. Ya después tendría el chance de presentarse como era debido.

Elesa: ¿Pero solo con eso pueden proveer de energía a toda la ciudad?

Clemont: No, por eso se decidió a utilizar también a los pokémon de la ciudad. Se colocaron pequeños faros eléctricos en sitios específicos para atraer pokémon urbanos. Y aunque se usa un poco de energía, la cantidad que se obtiene supera por mucho a la perdida.

Clemont: Y gracias a toda esa energía obtenida, se logra que la ciudad funcione a base de energía pokémon en un 70%. – Termino con orgullo.

Elesa: ¡Eso es impresionante! ¡Es un gran avance para la convivencia humano - pokémon! – Expresó con emoción. – ¿Y al final que tiene que ver todo eso con el trabajo que realizas?

Clemont: Lo que pasa es que el voltaje que cada pokémon genera es distinto, así como la cantidad de energía que producen a diario. Así que hay que instalarle adaptadores a todos los electrónicos para que puedan soportar las variaciones eléctricas.

Elesa: Ya veo. Debe ser un trabajo muy complicado.

Sus palabras fueron como un puñal que se clavó en su espalda. Era su gran secreto que en realidad estaba ayudando con los aparatos para librarse de ir a los aburridos desfiles de moda. De hecho, su trabajo cualquier electricista de Lumiose podía hacerlo, después de todo él mismo había dado los cursos para ello, pero de alguna manera había podido convencer cada año a los organizadores y representantes de las casas de moda que aquello era una labor difícil y solo él era capaza de realizarlo.

Obviamente todos querrían presumir que tenían al líder de gimnasio haciéndoles un gran favor, por lo que aceptaron inmediatamente en cuanto el joven ofreció su "valiosa" asistencia, bajo la excusa de que tenía una emergencia personal que le impediría asistir.

Elesa: De hecho, te vez algo joven para ser un técnico.

Clemont: No te preocupes, se me esto de memoria. Te lo dije, esto ya este es un proceso muy mecánico para mí.

Elesa: Eso me tranquiliza, sabiendo que tenemos a alguien tan preparado como tu para el evento. – Lo elogió.

Clemont: A decir verdad, no soy de este tipo de eventos, así que no estaré esa noche.

Elesa: Como crees. Es la semana de la moda. El evento más grande e importante en todo Kalos. Nadie quiere quedarse afuera de esto. – Pensó que se trataba de alguna broma.

Clemont: Es que eso de la alta moda no es lo mío. Francamente no entiendo por qué tanto alboroto con eso.

Elesa: ¿Cómo puedes decir eso? La moda es una de las mayores formas de expresión artística que existen. Es arte en movimiento con tu cuerpo, con el que puedes expresar tus sueños más salvajes, tus más grandes inspiraciones y tus fantasías más ocultas. – Habló con pasión.

Desgraciadamente a Clemont no le provocaba nada.

Clemont: Lo siento, pero como dije no entiendo que es lo divertido en eso. La mayoría de la ropa que visten luego las modelos nadie las usaría en su día a día. – Comentó.

Esa era uno de los comentarios que más oía Elesa. Mucha gente posee la mala concepción de los desfiles, ya que presentaban prendas algo extravagantes, más lo que no veían era que estas son expresiones artísticas más que ropa para usar de forma casual.

Clemont: Prefiero dedicarme a mis inventos.

Elesa: ¿En serio? ¿Inventos? Sin ofender, pero eso suena como lo más aburrido del mundo.

Clemont: ¿¡Bromeas!? ¡La ciencia es el camino al futuro! Gracias a ella la humanidad ha avanzado y sin ella no seriamos nada. No me equivoco al decir que la ciencia es la cosa más importante del mundo. – Habló con la misma pasión que ella en su momento.

Elesa: He he he. La ciencia será importante y todo, pero no lo es más que el arte y la moda. Ellos son quienes no hicieron crecer culturalmente como sociedad. Si asistieras a una pasarela, a lo mejor lo entenderías.

Clemont: Vamos, las pasarelas solo viendo desfilar modelos no puede ser mejor que los apasionantes inventos. – Dijo con una sonrisa fingida, pues empezaba a irritarse.

Elesa: Oh, claro que son infinitamente mejor estar en una pasarela viendo los fabulosos diseños que llevan las hermosas modelos como yo, que en un solitario laboratorio con frías máquinas. – Igualmente hablo con una fingida sonrisa que ocultaba su descontento.

Clemont: ¿Qué tiene de cultural un montón de muñequitas desnutridas vistiendo trajes de payaso? – Soltó enojado.

Elesa: ¿Y qué tiene de avanzado un montón de ñoños vírgenes que solo se dedican a inventar formas de que la gente sea más sedentaria? – Le respondió en igual tono.

Clemont: ¡Retráctate!

Elesa: ¡No, tu retráctate! ¿Además quién eres para hablarme así?

Clemont: ¡El que les está haciendo un favor con sus aparatos!

Elesa: Por favor. Sólo eres un jalacables glorificado. – Al decir eso los pokémon del rubio se levantaron y le dirigieron una mirada amenazante.

Clemont: Y tu una muñequita a la que solo les importa a los otros por su cuerpo. – Ahora fue el turno de los pokémon de Elesa; Emolga y Zebstrika, de salir solos de sus pokébolas y dirigirle miradas amenazantes al rubio.

La tensión crecía entre los 2, en un silencio que solo podía presagiar al desastre. Cualquier cosa podría hacer estallar la situación.

Chica 1: ¡Ahí estas Elesa! – La llamó una de sus compañeras modelos. – ¿Qué haces perdiendo el tiempo aquí con los jalacables? Todas pensamos en ir a comer. Ven con nosotras. – Le dijo, ajena a lo que ocurría entre ambos.

Elesa: ¡Hola Gina! – La saludó con la sonrisa más fingida que pudo hacer y con los dientes apretados, buscando aparentar que no estaba furiosa. – Tienes razón, no debería estar PERDIENDO el tiempo aquí. – Hizo énfasis en eso último, para luego regresar a sus pokémon y se retiró con su amiga.

- Fin del flashback. –

Clemont: Y ella se fue. Yo me quedé a terminar mi trabajo, más no pude concentrarme y me tardé de más.

Ash: Lo siento por ti amigo. – Se mostró solidario, aunque en realidad no entendía cuál era la gravedad del pleito.

Clemont: Gracias. Esa mujer de veras que me sacó de mis casillas. ¿Cómo se atreve a insultar a la ciencia y la ingeniería?

Meyer: Hijo, no esperé ese tipo de comportamiento tuyo. – Su padre no se mostró contento. – Por lo que contaste ella también actuó mal, pero tú tampoco debiste rebajarte a contestarle de esa manera.

Clemont: Pero… – Quiso refutar, más la mirada severa de su padre lo hizo callar. – Haaa, Lo siento. Debí ser la mejor persona y no rebajarme a su nivel.

Meyer: Así se habla hijo. Mañana discúlpate con ella ¿y por qué no la invitas a comer también? Como una forma de hacer las paces. – Aconsejó. – ¿Cierto Bonnie? – Se dirigió a su hija, quien había guardado silencio.

La niña estaba con la mirada gacha, temblando y apretando los puños con fuerza. Meyer se acercó preocupado a ella.

Meyer: ¿Cariño estás bi…?

Bonnie: ¿¡CÓMO PUDISTE TRATAR ASÍ A UNA MODELO!? – Le gritó Clemont a todo pulmón. - ¡Por eso es que no tienes novia! Y ahora peor, mi plan para juntarte con una súper modelo se ha ido al traste antes de empezar. – Hizo una rabieta.

Todos los presentes se le quedaron viendo con una gota de sudor bajando por sus sienes.

Mientras tanto en cierto hotel…

Roxie: Ha ha ha ha. – Se retorcía de la risa tras oír la anécdota.

Elesa: Me deleita que mi enojo te parezca gracioso. – Hizo un mohín.

Roxie: Perdón, perdón. Es solo que es raro que la impasible de ti, perdiera los estribos por algo así.

Elesa: ¿¡Cómo que por algo así!? La moda es mi vida. Imagínate cómo te sentirías si alguien viniera a tu escenario a decirte que tu música es basura.

Roxie: Ha. Si alguien hiciera esa estupidez, seguro que no saldría caminando de mi gimnasio. Si entiendes lo que digo.

Elesa: Entonces sabes a lo que me refiero.

Roxie: Si, pero la diferencia es que yo no me acerqué al único carbón en todo el salón de eventos al que no le gustan los desfiles de moda. – Señaló. – Además ¿Qué tiene? No a todos les va a gustar lo mismo que a ti, eso tenlo por seguro. Así que para que perder tiempo enojándose por algo como eso.

Elesa: Haaa. Tienes razón. Creo que exageré ya que nunca había conocido a alguien a quien no le interesase la moda en lo más mínimo. – Reflexionó. – Tal vez debería disculparme con él. Aunque el también debería disculparse. – Cavilaba.

Roxie: Bueno, yo me voy a dormir temprano ya que mañana tengo una cita. Te dejo con tus pensamientos. – Se levantó del sofá.

Elesa: Momento. ¿Llevas un día aquí y ya tienes una cita?

Roxie: Te dije que no tengo problemas en encontrar pareja. – Le guiñó el ojo. – Tal vez deberías intentar lo mismo.

Elesa: Claro que puedo. Solo que he estado ocupara y eso. – Dijo bajando cada vez más la voz.

Roxie: Seguro. En fin, buenas noches. – Se retiró a sus aposentos.

De regreso a casa de Clemont, el rubio estaba en su cuarto, sentando a su escritorio trabajando en su computadora, cuando alguien tocó la puerta.

Clemont: Pasa Ash. – Lo invitó a pasar.

Ash: ¿Cómo sabias que era yo? – Pregunto al entrar.

Clemont: Bonnie jamás tocaría, mi papá toca con más fuerza y dudo que tus amigas vengan a buscarme para algo. – Dedujo. – Y bien ¿Qué favor quieres pedirme? – Ash abrió la boca, pero antes de poder decir algo Clemont interrumpió. – Para lo único a lo que siempre me vienes a buscar es para pedirme batallas y nunca estas así de calmado cuando las pides. Así que seguro es un favor. – Nuevamente sus deducciones resultaron ser acertadas.

Ash: Ok. – Se sentó en la cama. – Veras, resulta que mañana tengo una cita.

Clemont: Bien por ti amigo. – Se volteo a felicitarle.

Ash: Hay un problema con eso. No tengo idea de a donde llevarla.

Clemont: Y quieres que yo busque. – Supuso, a lo que Ash asintió. – Puedo hacerlo. ¿Tienes alguna idea en mente?

Ash: Se que tiene una banda.

Clemont: No se diga más. – Ajustó sus lentes y giro su silla para trabajar en su computadora. Tres minutos después, la impresora comenzó a trabajar. – Listo. Aquí tienes una lista con todos los locales, lugares donde comer, museos y eventos que tiene que ver con música.

La lista era detallada. Con direcciones de cada lugar, horarios de los eventos y un mapa para planear la ruta que seguirían.

Ash: Gracias Clemont.

Clemont: Con que dejes de pedirme batallas a cada rato es suficiente. Ahora te toca decidir a donde quieres llevarla. – Dicho eso regresó a trabajar.

Ash entonces se puso a planear su cita, según los consejos de Bonnie y Shauna y la lista de Clemont.

Al día siguiente Ash le llamó temprano a Roxie para acordar la cita. Debido a que él se alojaba en casa ajena, acordaron que sería al mediodía y decidieron verse en la basílica de la sagrada Diancie del barrio de Montmartre.

Ash se aseguró de presentarse 15 minutos antes de la hora designada (parte de los consejos de Bonnie) pero Roxie se mostraría mucho más puntual y ya se encontraba frente a la iglesia esperándolo.

Roxie: Hola Ash, que puntual. – Lo saludó.

Ash: No tanto como tú. ¿Llevas mucho tiempo esperando?

Roxie: No tanto. Unos 10 minutos quizá. Tuve ensayo por la mañana y al terminar no quería quedarme viendo a las muñequitas desfilar, así que vine para acá. – Explicó. – Por cierto, es un bonito el lugar que escogiste para nuestra cita, aunque sabes, no soy muy religiosa que digamos. – Señaló a la iglesia.

Ash: No te preocupes, ese no es lugar a donde iremos. Aunque podemos pasar a verla si te interesa.

El par subió una pequeña colina y entró a ver la iglesia. La basílica se compone de 3 cúpulas de 80 metros de altura, con pinturas de Diancie y Carbink. En los muros adornados con estatuas de Toguetic y Toguekiss.

Roxie Estaba medianamente interesada, por lo que Ash la tomó de la mano y la condujo al balcón de la cúpula superior. Allí tuvieron una buena vista de toda Lumiose. A lo lejos divisaron la Torre Prisma y los jardines a su alrededor.

Roxie: Ok, debo darle el crédito a la iglesia, tiene una buena vista. Seguro que en la noche se verá mejor. – Comentó. – Ahora sí, vamos a donde querías.

Ash guió a Roxie a abordar un funicular que los llevó a subir una colina hasta la Place du Tertre (plaza de la colina). El lugar exudaba arte por doquier. Una gran cantidad de artistas callejeros exhibiendo su trabajo al público: desde pintores, caricaturistas, performers y, por supuesto, músicos.

Roxie quedó con los ojos bien abiertos de la impresión.

Roxie: Wow Ash, no sabía que conocieras un lugar tan bohemio. – Se impresionó.

Ash: Pensé que te agradaría.

Roxie: ¿Y bien? Estoy esperando por ver a donde iremos aquí.

Ash: Vamos entonces.

El muchacho la alejó de la calle principal y la llevó por uno de los callejones empedrados.

En otras circunstancias Roxie sospecharía, pero siendo Ash más bien se intrigó de a donde la llevaría.

Ambos entraron a un pequeño local que era una tienda de discos antiguos.

Roxie: Así que una tienda de discos. Veo que hiciste tu tarea. – Dijo con una sonrisa presumida.

Pero aquella tienda de discos no era una cualquiera. Al explorarla, Roxie se dio cuenta de que casi todo lo que estaba ahí eran reliquias muy difíciles de encontrar.

Roxie: ¡Esto es tan increíble! – Exclamó emocionada.

Roxie examinaba los discos que había en existencia, hablando sobre la rareza de las ediciones y las bandas que los habían grabado. Por su parte Ash más que nada se dedicaba a escuchar. Si bien conocía algunos grupos de los que su acompañante le hablaban y podía seguir la conversación, al no ser parte de la escena del coleccionismo desconocía totalmente la rareza de dichos objetos.

Al final, Roxie tomó un par de discos y los llevó a la caja, donde habló un rato con el tendero para luego se reunió con Ash sin los objetos y ambos salieron del local.

Ash: Pensé que te llevarías los discos.

Roxie: No quiero andar cargando los discos durante toda la cita, así que le pedí que me los apartara. Ya mandaré a alguien por ellos. – Explicó.

Volviendo a la plaza, fueron a almorzar a un local con temática rockera. El lugar estaba adornado con posters de bandas y fotografías autografiadas de diversos artistas.

La pareja tomó una mesa en el exterior donde pudieron disfrutar de los músicos callejeros y performers que hacían espectáculo a cambio de una cooperación voluntaria.

Luego de una satisfactoria comida, continuaron paseando por la plaza.

Su siguiente destino fue un museo dedicado a los músicos de renombre en Lumiose. Varios exhibidores y vitrinas con instrumentos y artículos personales de varias celebridades decoraban los salones.

Roxie: Ahora un museo de música. De verdad que quieres causarme una buena impresión.

Esta vez, gracias a una guía que tomó a la entrada, Ash fue capaz de seguirle bien la conversación a Roxie cuando le narraba la importancia de cada objeto o prenda y en dónde fue utilizada al checar las exposiciones.

Saliendo de ahí, siguieron el recorrido que Ash tenía planeado. Regresando a la plaza, fueron a ver una presentación callejera de algunos grupos de Jazz organizada por la alcaldía para promocionar nuevos talentos.

De ahí bajaron la colina a la Place Pigalle, donde pasearon un rato y fueron a un Karaoke.

Al salir del establecimiento, Ash siguió con su itinerario para la cita. Para ese momento, Roxie ya había notado el patrón que seguía cada lugar que visitaban.

Ash: Bueno, ahora vamos a…

Roxie: Espera un momento Ash. – Lo detuvo. – Déjame preguntarte ¿todos los lugares a donde planeas llevarme tienen que ver con música? – Cuestionó a lo que Ash asintió. – A pesar de que me parece lindo que pienses tanto en mí, pero se supone que tú también deberías divertirte en una cita.

Ash: ¿De qué hablas? Claro que me divierto. – Intentó convencerla infructuosamente.

Roxie: Lo noté desde que entramos al museo. Apenas si pudiste seguirme la conversación, igual en la tienda de discos. Y no hablemos de que cantas peor que un borracho con faringitis. – La chica le tomó la mano. – Escucha, en una cita se supone que ambos lo pasemos bien, si no entonces solo es un desperdicio.

Ash: Ya veo. Sólo pensé en cosas que podrían gustarte. No pensé en cosas que disfrutásemos juntos.

Roxie: Hay cosas que podemos hacer juntos para conocernos mejor, como hacer algún deporte juntos, ver un espectáculo que a ambos nos interese, comer un casthelado mientras paseamos o tener un paseo tranquilo en algún lugar tranquilo como una rueda de la fortuna.

Los ejemplos de Roxie se le hicieron muy familiares al entrenador, al punto de traer recuerdos a su persona. Dichas acciones ya las había realizado antes con otra jovencita durante su viaje por Unova.

Ash: Momento. ¡Eso quiere decir que mi primera cita fue con Iris! – El joven se hizo un ovillo en el suelo agarrándose la cabeza. No podía creer que su primera cita hubiese sido con su amiga que gustaba de molestarle llamándolo "niñito", y que para colmo ni siquiera lo supiere.

Roxie: ¿Estas bien? – Se preocupó.

Ash: Sí, sí. Estoy bien. Solo tengo que reprimir algunos recuerdos.

Roxie: Ya, ya. Cálmate. – Le frotó la espalda para reconfortarlo. – Mejor dime que más tenías planeado para nuestra salida.

Ash: Pues hay un concierto de bandas indie en el centro al que podemos ir.

Roxie: Me parece bien. Vayamos ahí y luego podemos hacer algo que a ti te guste.

Ambos abordaron un autobús en dirección al centro. Convenientemente el transporte iba casi vacío, por lo que Ash aprovechó para hablar con Roxie sobre la casi prometida de la que no le avisó.

Ash: Roxie. La verdad, cuando me invitaste a salir, yo acepté sin pensarlo con tal de que le enseñaras a Carbink un ataque.

Roxie: Si, lo sé.

Ash: Pero hay algo que no te conté al momento y tal vez hubiese cambiando las circunstancias. – Habló con seriedad.

Roxie: Vamos hombre, me asustas. ¿Qué puede ser tan serio? ¿Me vas a decir ahora que eres gay o que tienes ya una novia?

Ash: Algo así.

Roxie: ¿Eres bisexual entonces?

Ash: ¿¡QUÉ!? – Soltó un grito que hasta espantó al chofer del transporte. – No, no, no es eso.

Tras calmarse, Ash regresó a su tono serio.

Ash: La verdad es que tengo una prometida. – Reveló.

Roxie abrió los ojos impactada por la noticia. En su concepción Ash no le parecía alguien que tuviese una prometida.

Roxie: Ya veo. – Habló abrumada. – Agradezco tu honestidad. La verdad no esperaba eso de ti, que tuvieras una prometida.

Roxie: Mírate, que galán. – Le dijo en tono bromista, picándole el costado con el codo levemente. – Aunque puede que no sea un problema.

Ash: ¿Cómo que no es un problema?

Roxie: De hecho, pensaba hablarlo contigo si llegábamos a conocernos mejor. Quería proponente que tuviéramos una relación abierta.

Ash: ¿Relación abierta? – Cuestionó en su inocencia.

Roxie: Tú sabes, que ambos seamos pareja, pero podemos tener relaciones con otras personas.

Ash quedó boquiabierto con la proposición de Roxie.

Roxie: Y bueno, estaría dispuesta a hacer una concesión y dejar que te cases con esa prometida tuya siempre y cuando no afectara nuestra relación.

Ash: ¿Estas consciente de lo que dices? Estas hablando de infidelidad.

Roxie: No infidelidad, relación abierta. Son diferentes. – Hizo un ademán de separación alzando un dedo de cada mano y alejándolos. – Escucha, la monogamia no es la única relación de pareja que existe. Hay muchas formas de ver y experimentar las relaciones de pareja que no están ligadas a la idea de solo tener una pareja: como el poliamor o los swingers.

Ash: Es solo que no es… bueno… normal.

Roxie: Ash, la normalidad es relativa. Para algunos no es normal comer pokémon bicho, pero hay regiones donde es común que la cocina los incluya. Y en otros tiempos era común los matrimonios arreglados, pero hoy en día eso dejó de ser normal.

El razonamiento de Roxie puso pensativo a Ash.

Roxie: Además piénsalo, es lo mejor para personas como nosotros. Tu eres un entrenador que se la pasa viajando y yo, aunque atiendo mi gimnasio, la mayoría del tiempo estoy de gira con mi banda. Seguro que en nuestros viajes encontraremos personas interesantes que nos atraigan y ¿Por qué no? podríamos "conocernos más a fondo".

Ash: No entiendo. Si quieres conocer personas del mundo, ¿entonces por qué dices que quieres una pareja? – Cuestionó sin entender lo que quiso decir de último.

Roxie: Porque, aunque haya personas con las que pueda conectar durante mis giras, también me gusta la idea de que haya alguien que espere mi regreso y con quien comparta mis gustos, aficiones y mi forma de ver el mundo, sin que haya celos involucrados.

Roxie: Por eso te escogí, porque sabía que tu podrías entenderme. Lo vi en tu mirada y en tu espíritu cuando nos conocimos; no eres alguien que le gusté estar en un solo sitio mucho tiempo. Tú tienes un deseo por viajar, conocer el mundo y vivir aventuras. – Afirmó. – Piénsalo. ¿en serio te vez a ti mismo como un godín cualquiera, trabajando 8 horas diarias en una oficina y en un matrimonio tradicional?

Las palabras de Roxie causaron que sentimientos encontrados, acompañados de imágenes de sí mismo disfrutando los muchos viajes que había tenido y otras siendo un infante viendo a una puerta esperando a que cierta persona entrara por ella, más esta nunca se abría, se apoderasen de la mente de Ash.

Roxie: ¿Estas bien? – Le habló al notarlo espaciado.

Ash: Ah, sí estoy bien. – Espabiló. – Pero Roxie ¿Qué pasaría si tuviéramos hijos? – Cuestionó tras revivir sus memorias.

Roxie: Espero que no estés pensando que tendré hijos con cualquier persona. – Arqueó una ceja. – Si no soy madre soltera es porque siempre hay protección de por medio con mis parejas.

Roxie: Además de que te estas adelantando un poco a las cosas. Ni siquiera hemos empezado a salir y ya quieres poner un bebé en el horno. – Dijo en tono travieso y guiñándole el ojo, a lo que el ruborizado Ash solo pudo balbucear incoherentemente. – Relájate amigo. En caso de decidir tener hijos, no me importaría tomarme un año sabático. Puedo aun seguir componiendo y después del alumbramiento puedo presentarme solo en la región por algún tiempo.

Sin darse cuenta, el par había llegado a su parada.

Roxie: Parece que llegamos. Podemos continuar después con la plática.

Ambos bajaron del transporte.

Roxie: ¿A qué hora es el concierto?

Ash: A las 6:00 P.M.

Roxie miró su Xtransceiver. Eran la 3:15 P.M.

Roxie: Tenemos poco más de dos horas, así que ¿Por qué no hacemos algo que a ti te guste? Seguro que te mueres de ganas por una batalla pokémon. – Propuso.

Ash aceptó la idea y fueron a uno de los centros pokémon a que el moreno pidiera a Pikachu y un par de pokébolas del profesor Sycamore. Y saliendo del lugar se encaminaron a un campo de batalla.

Pero no se esperaban que, durante su andar, a lo lejos vieron unas caras conocidas. A la entrada de un callejón se hallaban el mismo par de niños que le robaron las pokébolas a Ash.

Roxie: Mira, son los mocosos de ayer. – Señaló la entrada a un callejón, donde estaban los niños.

Los infantes se veían nerviosos y temerosos. Cada quien sostenía una pokébola en sus manos.

Ash recordó entonces la razón que le habían dado los niños para su intento de hurto: "Queríamos usarlos para luchar contra unos tipos que sacaron a los niños del callejón donde jugábamos para organizar batallas pokémon"

Roxie notó la preocupación en la cara del muchacho.

Roxie: No te metas, no es tu asunto. Y si se trata de lo que te conté ayer, hasta podrías no salir de ahí entero. – Se adelantó a sus acciones.

El chico siguió el consejo de su acompañante y siguieron caminando, pero al pasar justo al lado de la entrada del callejón, unos gritos agudos de terror se escucharon.

Ash intentó con todas sus fuerzas contenerse, pero un nuevo grito lo hizo apretar los puños y tomar una decisión.

Ash: Lo siento Roxie pero no puedo dejar esto. – Le dijo tomándola por sorpresa y se internó en el callejón.

Dando un par de giros por laberinto que eran los callejones de Lumiose, por fin llegó a su destino, encontrándose con un horrible escenario. Los pequeños se encontraban tirados en el suelo con algunos moretones por golpes en el rostro y junto a ellos un Ledyba y un Skitty, presumiblemente capturados por ellos.

Y más adelante se encontrarían los responsables, un grupo de sujetos con pintas de cholos. Quien estaba más al frente, probablemente el líder, tenía a su lado un Scyther.

Lider: Ya les dije enanos meones que este es nuestro territorio. Parece que tendremos que hacer que sus cuerpos lo aprendan de manera definitiva. Encárgate Scyther. – Con su comando, el pokémon mantis se lanzó al ataque.

Ash: ¡Suficiente! ¡Pikachu atactrueno, ahora! – El ratón lanzó una potente descarga.

Scyter logró ver el ataque y lo evitó elevándose antes de que hiciera contacto.

Ash aprovechó la oportunidad para ir a revisar a los niños.

Ash: Oigan ¿Están bien? – Los checó. Al parecer no estaban seriamente lastimados.

Lider: Oye imbécil ¿qué crees que haces? – Se mostró irritado por la aparición del chico.

Ash: ¡Eso les debería preguntar a ustedes!

Lider: Esos cochinos chamacos se metieron a nuestro territorio repetidas veces. Que digan que les fue bien. Si los conoces llévatelos antes de que regrese a aleccionarlos.

Ash: ¡Ustedes invadieron el lugar donde jugaban estos niños! ¡Ustedes son los que deberían irse!

Ante la declaración de Ash todos los cholos se rieron a carcajadas.

Lider: Mira puñetas, por hacerme reír te voy a dar una última oportunidad de llevarte al par de mariquetes antes de que te truene.

Ash: ¡No dejaré que sigan intimidando a los niños!

Lider: Tú lo pediste.

Cholo 1: Recuerda que no debemos causar escándalo. Tal vez debamos informarle a…

Lider: No necesitamos molestar a Sebastian por idiotas como estos. Cuando termine con ellos luego veremos donde tirar las piezas. – Contestó. – Scyther tasajéatelos. – Ordenó. Scyther hizo brillar sus cuchillas en una energía blanca y nuevamente se lanzó a acuchillarlos.

Ash: ¡Cola de hierro! – En respuesta Pikachu interceptó el ataque con su movimiento, logrando rechazarlos.

Lider: ¡Onda de vacío! – El insecto concentró energía en su guadaña para luego agitarla, disparando un golpe de aire.

Ash: ¡Evítalo con velocidad extrema! – Pikachu usó su movimiento instantáneo para evitar el taque y de paso darle un sorpresivo golpe a su enemigo.

Lider: Mocoso de porquería. – Gruñó. – ¡Ala de acero! – Optando por el combate cercano, Scyter intentó golpear al roedor con sus alas que adoptaron un tono metálico.

Ash: ¡Usa tu velocidad y esquívalo! – En respuesta Pikachu usó su agilidad para saltar de pared a pared y su pequeño tamaño para pasar por los barrotes de las escaleras de incendios, evitando así los embates de su oponente.

Tomando ventaja, Pikachu se posiciono encima de Scyther y preparó un potente trueno para terminar la batalla. Pero justo antes de realizar el ataque una bomba de lodo lo impactó, mandándole al suelo. El ataque había provenido del Poliwrath de uno de los pandilleros.

Ash: Eso es jugar sucio. – Reclamó.

Lider: Eres un estúpido más grande de lo que creí. ¿Apoco pensaste que era una de tus batallitas? – Se burló. – No puñetas. Tú te mueres aquí y a tu rata de coladera la voy a tomar y la pondré a pelear hasta que se rompa. – Luego se dirigió a su pokémon. – ¡Liquídalo!

Ash: ¡Evítalo Pikachu!

Scyther se abalanzó sobre el pequeño dispuesto a cortarlo con sus filosos brazos. Pikachu reaccionó lo más rápido que pudo y dio un salto hacia atrás logrando que el ataque solo alcanzara su mejilla.

Pikachu sintió un dolor en su cachete y al tocarlo su mano quedó impregnada de un líquido cálido carmesí. Por su parte Ash observó como del cachete de su compañero dicho líquido comenzó a gotear.

Horrorizado alzó la vista al pokémon insecto, quien tenía los restos de la sangre de su mejor amigo en la punta de su guadaña.

Fue entonces que lo entendió. Desde el inicio esta era una pelea que no iba a ganar. Aquellos pandilleros luchaban a matar con sus pokémon.

En una batalla normal e incluso en libertad, los Scyther contenían el filo de sus brazos contra quienes no lo merecían. Pero estos malvivientes habían adiestrado a sus pokémon para no tener compasión.

Lider: ¡Estúpido bicho! – Le regañó. – Ahora termina con ellos y más vale que no vuelvas a dañar la mercancía.

Scyther se relamió la sangre de su navaja y se lanzó a terminar con nuestro protagonista.

Roxie: ¡Aquí están oficial! – Gritó llegando al callejón. Sonidos de una patrulla y de pisadas se escucharon fuera del callejón.

Lider: Maldición, son los azules. Vámonos. – De inmediato regresó a Scyther a su pokébola. – Tuvieron suerte mecos. – Rápidamente se adentraron más en el callejón para huir de la ley.

Roxie: Rápido Ash, tómalos y vámonos. – Le indicó. Ash obedeció y tomó a uno de los niños bajo su brazo mientras que Roxie tomó al otro y a sus pokémon y salieron de ahí antes de que el humo se disipara.

Ash: Que bueno que avisaste a la policía.

Roxie: Cuál policía ni que ocho cuartos. – Señaló a su lado done estaban Skorupi y Salazzle que pisaban fuerte y rápidamente el suelo, y un celular reproducía sonidos de patrulla.

Logrando salir del callejón se dirigieron al centro pokémon que era el lugar seguro más cercano que tenían.

Al entrar al edificio, la enfermera pegó el grito en el cielo al ver el estado en que se encontraban los pokémon y los infantes.

Joy: ¿¡Qué ha ocurrido aquí!? – Demandó una explicación. – ¿¡Cómo terminaron en estas condiciones!?

Ash, quien aún seguía nervioso por lo que le pasó a Pikachu, no supo que decir. Por ello Roxie tomó la palabra.

Roxie: Cuando estábamos de paseo vimos unos maleantes agrediendo a estos niños. Cuando intentamos ayudarlos nos atacaron y el Scyther de uno de ellos hirió a Pikachu.

Joy: Pero los Scyther se contienen cuando están en batalla.

Roxie: Desgraciadamente esos tipos no eran simples rufianes de poca monta. Estos eran verdaderos pandilleros.

La enfermera se mostró consternada e inmediatamente hizo que Chansey se llevara a Pikachu y los otros 2 pokémon para recibir atención.

Roxie: Enfermera, sé que no es su área de trabajo, pero estos niños necesitan atención también. – Señaló a los menores que seguían inconscientes.

Joy: Por supuesto. Aunque me especialice en el tratamiento de pokémon, juré atender a todo aquel que necesitase de mí. – La enfermera tomó a los pequeños entre sus brazos.

Roxie: Por cierto, ¿Dónde están los teléfonos? Debo dar parte a las autoridades sobre esos criminales.

Al mencionar eso, la enfermera tuvo un sobresalto.

Joy: Por… por supuesto. – Le tembló un poco la voz. – Están a la izquierda. – Indicó y rápidamente se retiró.

A la albina se le hizo extraña dicha reacción. Teniendo eso en mente, fue a los videófonos para dar parte a las autoridades de lo ocurrido.

A su regreso, se sentó junto a Ash quien estaba sentado en las bancas más cercanas a la puerta que llevaba a las salas de atención.

Roxie: Ash, escúchame bien. El tratamiento de Pikachu no debería tardar y ya llamé a la policía para que venga a recoger a los niños y sus pokémon. Así que cuando te entreguen a Pikachu debemos irnos de inmediato. – Le explicó detenidamente y con seriedad.

Ash: ¿De qué es tas hablando?

Roxie: Cuando le dije a la enfermera que iba a llamar a la policía se puso nerviosa. Eso no me da buena espina, pero no recomiendo que nos quedemos a averiguarlo.

Un par de horas pasaron. Tiempo de sobra para que Pikachu hubiese sido atendido unas 4 veces; incrementando así las sospechas de Roxie.

Desgraciadamente estas se verían comprobada por la persona que entraría al edificio. Un hombre de piel bronceada, de pelo corto negro y con barba de candado. Vestía un abrigo de piel abierto para exponer su torso desnudo en el cual tenía tatuado la imagen de un Charizard, pantalones de cuero negro ajustados con un cinturón ancho de piel y ojales dobles y botas negras.

Detrás suyo, venia el líder de los cholos con quien nuestro héroe luchó hacia un par de horas.

El sujeto fue recibido por la enfermera Joy. Ambos intercambiaron algunas palabras, en donde ella se veía extremadamente nerviosa, y luego ella volteó hacia donde estaba nuestro héroe, indicándole al hombre sus posiciones. Complacido le dio una palmada en la mejilla con su mano llena de anillos y se dirigió a donde estaban.

Roxie: Debemos tomar a Pikachu y largarnos. – Indicó en susurro, a lo que Ash asintió.

Ambos se levantaron y fueron en sigilo al consultorio donde Pikachu ya había sido tratado, desinfectándole y colocando un curita sobre la herida, y estaba sentado sobre el escritorio de la enfermera comiendo unos bocadillos.

Ash: Hola amigo. – Lo llamó.

Pikachu al verlo saltó hacia él, siendo recibido por los brazos del entrenador.

Ash: Lamento lo que pasó. – Le acarició la cabeza.

Roxie: Vámonos antes de que no encuentren. Debe haber una salida trasera por donde podamos escabullirnos.

Desgraciadamente su plan se iría al traste muy rápido, pues al abrir la puerta se encontraron justamente con el sujeto a quien trataban de evitar.

¿?: Mira nada más. Y ni siquiera tuve que pedirles fuéramos a un lugar privado; ellos ya están aquí. – Le habló a su secuaz y a la enfermera que estaban detrás suyo.

Tanto Ash como Roxie intentaron alcanzar las pokébolas de su cinturón.

¿?: Calma niños, no quieren ponerse violentos. Después de todo estamos en un hospital y hay pokémon en tratamiento como los que ustedes trajeron aquí si mal no estoy enterado. – Ante la insinuación del hombre, ambos desistieron de confrontarlo.

¿?: Así está mejor. – Les dijo a los jóvenes, para luego dirigirse a sus acompañantes. – Enfermera, puede volver a sus labores, seguro tiene pacientes que atender. Tú, ve y cuida la entrada; que nadie se acerque. – Indicó a su secuaz.

Lider: ¿Estás seguro Sebastián? Ellos podrían ser problemáticos, en especial ese mocoso del Pikachu. – Al mencionar ese nombre Sebastián apretó los puños con ira, pero luego de dar un par de respiraciones profundas se calmó.

Sebastián: No te preocupes, lo tengo controlado. – Tomando una pokébola dejó salir a un Charizard. – Si intentan algo gracioso mi bebé se encargará de ellos. Ahora lárgate. – Ordenó.

Sebastián: ¿Ahora por qué no nos sentamos? – Les indicó a los jóvenes.

Sin mucha opción, Ash y Roxie tomaron asiento frente al escritorio, mientras que Sebastián lo hizo en la silla de la enfermera.

Tras un par de segundos para asegurarse de que nadie pudiera oírlos, Sebastián habló.

Sebastián: Bien, la cosa es así. Tomen a su pokémon y váyanse por la puerta trasera, y no regresen a mi territorio nunca en su vida. – Les propuso.

Ash: ¿Nos dejas ir así sin más?

Sebastián: Exacto. Ustedes se van, yo salgo por la puerta fingiendo que me deshice de ustedes, nunca vuelven a mi territorio en su vida y todos felices. – Habló en un sorpresivo tono amable.

Roxie: ¿Y esperas que creamos eso?

Sebastián: Solo soy un musico y pequeño empresario tratando de ganarme el pan. Como dije no soy un vulgar asesino o pandillero.

Ash: Pero aun así te juntas con ellos. Sin mencionar que lastimaron a esos niños y sus pokémon y los sacaron del callejón donde jugaban.

Sebastián: Así que solo mencionaron el callejón y no la bodega. Ya veo. – Dijo en voz baja llevándose la mano al mentón en un gesto pensativo.

Ash: ¿Bodega? – Arqueó una ceja.

Sebastián: No necesitan saber eso ya que no volverán al callejón. Y sobre los niños esos; mis chicos tienen la orden de no lastimar a nadie. Seguramente se buscaron la paliza que les dieron. – Eso ultimo irritó a Ash, que tuvo que aguantar el enojo. –No me interesa ni lastimar a nadie ni atraer miradas indiscretas.

Roxie: Muy amable de alguien que organiza peleas clandestinas en un callejón.

Sebastián: ¿¡Crees que quiero estar en este basurero!? – Golpeó la mesa violentamente en un exabrupto. – ¡Yo tenía una gran vida antes de venir a esta maldita ciudad! ¡Y la seguiría teniendo de no ser por esas miserables ratas! – Miro con odio a Pikachu, más al darse cuenta de su estallido, inmediatamente recobró la compostura y volvió a sentarse.

Roxie: ¿Entonces que te hizo venir a este lugar que parece que tanto odias? – Inquirió. Tal vez habría algo que pudiera descubrir.

Sebastián: ¿Conocen la ciudad Rime en Sinnoh?

Ash: Si. Solo estuve de paso por ahí ya que en ese lugar no permitían las batallas.

Sebastián: En Ciudad Rime yo tenía un negocio próspero. Gracias a la prohibición de las batallas, mi círculo de batallas era el único sitio a donde los ciudadanos podían ir por un poco de acción.

Sebastián: Y debido a la demanda, podía darme el lujo de que las batallas fuesen conforme a las reglas oficiales y ofrecer un entretenimiento sano con las batallas, mi música y la de los otros DJ, la bebida, espectáculo de luces y demás. Era hermoso, un rave con arena de batallas incluido.

Sebastián: Pero todo se fue al carajo cuando un par de imbéciles y su Pikachu arruinaron todo mi negocio. Ellos vinieron y destrozaron el lugar, dejando expuesto lo que hacía, por lo que me llevaron preso. Luego hubo un incidente muy confuso, que francamente no me creerías si te lo contara, que terminó con abolir la regla que prohibía las batallas.

Sebatián: Después de un par de años salí de la cárcel e intenté recuperar mi carrera musical, pero ni las disqueras ni los promotores querían tener algo que ver conmigo. No era lo suficientemente famoso como para que el público estuviese dispuesto a perdonarme por mis crímenes a diferencia de otros artistas. – Roxie lo entendía perfectamente. Las personas eran volubles y varias veces había visito como, cegados por el fanatismo, las personas podían olvidar con facilidad los crímenes cometidos por artistas.

Sebastián: Y gracias a que también se levantó la prohibición a las batallas, mi círculo de batallas ya no tenía lugar. Así que tuve que irme de ahí y estuve vagando por el mundo hasta que llegue a Kalos, donde pude establecer nuevamente mi negocio. Aunque claro, solo les interesaría a los parias, malvivientes, viciosos y otros tipos de escorias del bajo mundo. Lo único que pude hacer es implementar una política con mi gente de no lastimar a inocentes, pero eso no impide que tomen acciones si alguien desea meterse donde no lo llaman.

Ash: ¿Y no podrían buscar otro lugar?

Sebastián: ¿Estás loco niño? Ese callejón es el mejor sitio para establecer mi circulo de peleas sin que nadie intervenga y sin que nadie se entere.

Ash: No te dejare…

Sebastián: Oh, si me dejarás. O si no… – Lo interrumpió. Desde el exterior Charizard hizo un gruñido amenazante. – Y no te sugiero que no pruebes mi paciencia porque, por si no te diste cuenta por la historia, odio a los Pikachu. Y estoy conteniéndome para no dejar que mi bebé los devore. – Nuevamente el Charizard gruñó. – Ahora lárguense.

Roxie le tomó la mano desde debajo de la mesa y le dio un apretón. Ash la vio de reojo y notó en su mirada que no debían presionar más las cosas.

A regañadientes, ambos se levantaron en silencio y salieron del hospital por la puerta trasera, siendo acompañados de cerca por Sebastián y su Charizard. Dándoles una última mirada amenazante, se montó en su pokémon y se retiró volando del lugar.

El par intentó regresar al centro pokémon a buscar a los niños, pero el lugar tenía al pandillero haciendo guardia, así que decidieron alejarse un poco y esperar ocultos.

Tras un trato de no ver señales de Ash y Roxie, el maleante se largó del lugar. Segundos después lo niños salieron; claramente esperaban a que el tipo se fuera para salir. Ash y Roxie Fueron entonces a su encuentro y los llevaron a una heladería para hablar.

Niños: Lo lamentamos. – Se disculparon inclinando la cabeza.

Niño 1: No solo nos salvaron, sino que también nos invitan helados. – Dijo el niño que era de cabello castaño corto y revuelto, con ojos cafés y llevaba una playera blanca debajo de un chaleco de cuero café, unos pantalones de mezclilla y unos tenis azules. – Mi nombre es Leni, por cierto.

Cabe aclarar que todos estaban sentados alrededor de una de las mesas del local.

Niño 2: Y yo soy Liam. Lamentamos haberte robado tus pokébolas antes y también por patearte en los bajos – Se lamentó el otro infante; quien era de cabello castaño largo atado con una liga, vestido de playera amarilla de manga larga, pantalones de mezclilla y tenis blancos.

Ash: Olvidalo. Lo que importa es que están a salvo ahora.

Roxie: Hablas muy pronto. – Habló en tono amenazante mientras se tronaba los dedos. – Ahora me van a decir por qué se les ocurrió la "grandiosa" idea de retar a unos criminales e interrumpir mi cita. – Ahora que ya no estaban en peligro. La niña de cabellos níveos podía concentrarse en el enojo por haber sido interrumpida en su salida romántica.

Leni: Como nadie quiso ayudarnos a correr a esos malosos de nuestro callejón decidimos tomar el asunto en nuestras manos. Capturamos unos pokémon y tratamos de enfrentarlos, pero… bueno, ya saben.

Roxie: Hablando de eso. Ese tal Sebastián mencionó algo sobre una bodega. Hay algo de lo que no nos están hablando.

Los niños intercambiaron miradas nerviosas. No querían hablar, pero la cara de pocos amigos que se cargaba Roxie los asustaba más.

Leni: La verdad es que mentimos cuando dijimos que esos malosos solo se habían apoderado del callejón. En realidad, nosotros jugamos en una bodega que pertenece a una compañía que no la usa y está abandonada ahorita.

Liam: Mentimos porque sabíamos que no nos dejarían jugar ahí de nuevo si alguien lo descubría.

Ash: Lo que hicieron fue muy arriesgado.

Roxie: Si. Lo mejor es que busquen un nuevo lugar para jugar. En la ciudad ha de haber montones.

Leni: No lo hicimos solo por nosotros. Los vecinos del callejón también se la están pasando mal. – Alegó.

Liam: Verán, en medio del callejón hay una pequeña plaza. Ahí está la entrada a la bodega y también hay pequeños edificios de apartamentos.

Leni: Los vecinos siempre son intimidados y amenazados por esos malvivientes. Y el escándalo que provocan no los deja ni dormir.

Liam: Ellos son viejitos en su mayoría y siempre son buenos con nosotros. No nos han acusado por jugar en la bodega.

Leni: Por eso quisimos ayudarles.

Ash: Pero para eso está la policía.

Leni: La policía no sirve. Los vecinos y nosotros hemos ido muchas veces, pero no hacen nada.

Roxie: Seguramente trabajan para él, así como la enfermera.

Ash: ¿Cómo es qué la enfermera Joy esta con ellos?

Roxie: Probablemente la tienen coaccionada. Las batallas clandestinas son brutales y la usan para curar a los pokémon heridos bajo amenaza. Y en cuanto a la policía, seguro que tiene comprados a los agentes de la zona para mirar a otro lado. Por eso no me extraña que no hubiese venido nadie a recogerlos.

Ash: Que malvado. – Golpeó su palma con el puño.

Roxie: Bueno, ahora ya saben con lo que se meten niños. Suerte la suya que ese que los aplastó solo era un guardia. De haber entrado más, seguramente no la hubieran contado. – Sus palabras infundieron miedo en los niños, aunque eso era lo que ella quería; con suerte esos niños no volverían a cometer otra imprudencia.

Los chiquillos terminaron su helado y ya más tranquilos fueron encaminados a su casa por nuestros héroes.

Ash: Me siento mal por ellos. – Habló mientras los veía alejarse.

Roxie: Tienen buenas intenciones y de veras lamento su situación y la de los que viven en la zona. Pero esto no es algo en lo que los niños pequeños deban meterse. Lo mejor para ellos sería olvidarse de lo que pasó y buscar un nuevo lugar donde jugar. – Comentó con amargura.

Ash: Roxie, necesito que me hagas un favor. – La miró con resolución.

Horas después en casa de Meyer, White regresaba justo para la cena.

White: Hola a todos.

Bianca: Hola White. – Devolvió el saludo la chica que estaba sentada en el sofá leyendo uno de sus libros.

Bonnie: Hola. – La pequeñuela hacia un dibujo con su Dedenne.

Mei: Hola hermana. – La hermana salió de la cocina a recibirla. – Llegas a tiempo para cenar. Sólo falta que llegue Ash.

White: Hablando de Ash, lo vi caminado con su cita por el centro antes de regresar. Parecía que entraban a un hotel, seguro para cenar en el restaurante de ahí.

Mei: ¿Y qué hacías en el centro?

White: Andaba caminando con Kyouhei.

Bianca: ¿Tenias una cita también? – Preguntó en tono juguetón.

White: No lo llamaría una cita. Mas bien solo fue una reunión: él me ayudó, nos tomamos algo y luego paseamos por ahí. – Se excusó.

Mei: Se oye como una cita.

White: No es eso. Es muy pronto para nosotros. Digo, nos acabamos de conocer. – Expresó tímidamente mostrando un sonrojo y jugando con su cabello.

Bianca: Pero te gusta. – la molestó con eso.

White: No, no, no, no, no… bueno, un poquito, sí.

Bianca/Mei: Hiiiiiiii. – Chillaron de emoción.

Bonnie: ¿¡Qué!? ¿Ya te agarraste novió? Si mi hermano no se pone las pilas no habrá chicas solteras en esta casa.

White: Bonnie, deberías dejar a tu hermano que encuentra su pareja por sí mismo.

Bonnie: ¿Bromeas? Mi hermano, así como esta no podría conseguir novia, aunque esta se lo gritase a la cara. Por favor, alguna de ustedes 2 considere la idea de salir con mi hermano. – Se dirigió a Bianca y Mei.

En ese momento la puerta del cuarto del mencionado se abrió y de ella salió una mano robótica, sosteniendo un chipote chillón, que se extendió hasta llegar a la pequeña y le propinó un golpecillo con el mencionado objeto, para luego regresar y cerrar la puerta, dejando a la rubiecita sobándose la cabeza.

Todas rieron con la cómica escena.

Meyer: Ya veo. Me alegra que avisaras, así no tendré que preocuparme.

Clemont: ¿Quién era? – Preguntó el joven que acababa de salir de su cuarto

Meyer: Era Ash. Me avisó que se quedaría con su cita esta noche.

Bianca/Mei/White: ¡¿Eeeehhhh?!

Meyer: Tal parece que tuvo suerte el muchacho a pesar de todo.

White: No entiendo. ¿Acaso Ash no le contó a Roxie acerca de Korrina? – Preguntó consternada.

Meyer: No lo sé. A lo mejor ella quiere ganárselo a la otra chica. – Teorizó. – De cualquier forma, ya podrán preguntarle detalles mañana cuando vuelva. Por lo pronto no se quemen la cabeza con suposiciones.

Las chicas se miraron entre sí confusas. Aunque Meyer les dijera que no se quemaran los sesos, no podían evitar pensar en que estaría haciendo su amigo en ese momento.

Mientras tanto, del otro lado de la línea, Ash colgó el teléfono de la habitación donde se encontraba.

Aquel cuarto era de lo más lujoso. Con 300m² incluía una pequeña sala para reuniones, una terraza con jacussi, un baño con ducha y tina con hidromasaje y una cama king size; cama donde justamente estaba Roxie sentada.

Roxie: ¿Te dijeron algo por quedarte conmigo? Digo, tus amigas no se veían muy contentas cuando te bese el cachete.

Ash: No hay problema, avisé con quien me hospeda. Y sobre las chicas, hablaré con ellas en la mañana. Ahora tengo otra cosa en la cual concentrarme.

Roxie: Que bueno. Entonces ven. – Dio unas palmadas a la cama insinuando que se sentara.

Ash: ¿Segura que tengo que hacer esto?

Roxie: ¿Quieres tu favor sí o no? – Se impacientó.

Ash: De acuerdo. – Se resignó y procedió a sentarse.

Roxie: No te pongas nervioso. Terminará antes que te des cuenta.

En eso se oyó que tocaron la puerta. Roxie se paró a abrir la puerta, dejando pasar a Elesa.

Elesa: Conseguí lo que necesitamos.

Roxie: Gracias por aceptar esto.

Elesa: Nunca me pides favores, así que no pude evitar preguntarme que sería tan importante como para que acudieras a mí. – Se emocionó. – Solo, ¿por qué tenía que ser en mi cuarto?

Roxie: Porque mi cuarto lo comparto con toda la banda y además el tu cuarto está más chido. Sólo mira esta cama tan grandota y ni la aprovechas.

Elesa: Podría hacerlo. – Hizo un mohín, entendiendo perfectamente lo que insinuaba.

Roxie: Pues que bueno porque al fin le darás uso a tu cuarto.

Ash: Gracias por prestarnos tu cuarto Elesa. No sabía estabas aquí en Kalos.

Elesa: ¿En serio? Evento de moda más importante, supermodelo más famosa. ¿No se te vino la relación? – Preguntó incrédula a lo que Ash solo respondió alzando los hombros. – Ay si son tal para cual. – Suspiró fastidiada.

Roxie: Como sea, es hora de empezar con lo bueno.

Elesa: Bien Ash, ponte en posición y déjame a mi todo el trabajo. – Le habló con una dulce voz sonriendo cálidamente.

Roxie: Tu flojito y cooperando. Ya verás que hasta te va a gustar.

La noche estaba nublada, cubriendo todo en penumbra. Era el tiempo perfecto para que las criaturas de la noche y aquellos que no desean ser vistos salieran a ver lo que las calles de Lumiose tenían para ofrecer.

En el interior de un callejón, un grupo de personas mal encarados vigilaban el pasaje que conducía una plaza donde se celebraban eventos clandestinos.

En el manto obscuro dos figuras se pararon frente a los guardias. El líder de estos se levantó y vio al par. Los examinó de arriba abajo.

La persona de la derecha era un chico de cabello negro, lacio y con un mechón que cubría su ojo derecho, ojos los cuales eran rojos por unos lentes de contacto. El resto de su rostro era normal, sin ninguna marca en sus mejillas. Su ropa consistía en una playera roja con la imagen del cráneo de un Cubone, encima una chaqueta de cuero negra, unos pantalones de mezclilla oscuros, rasgados y sostenidos por un cinturón con remaches, y unas botas tipo militar.

La de la izquierda era una chica pelirroja de cabello largo hasta los hombros, vistiendo una chaqueta de cuero negra con tachuelas y bajo esta un vestido de color rosa claro. Calzaba unas botas de cuero negro con tachuelas y tacones en pico (cachen la referencia).

Tras examinarlos se hizo a un lado y les hizo una seña con la cabeza para que pasaran.

La pareja se adentró al callejón y salieron a la plaza. No fue difícil encontrar dónde se realizaba el evento al ver la gran cantidad de personas reunidas ante la entrada de un edificio.

Ash: No puedo creer que entráramos tan fácil. – Le habló en voz baja a su acompañante.

Roxie: Debo reconocérselo a Barbie, quedamos irreconocibles.

Ash: Lamento que tuvieras que teñirte el pelo por mi causa.

Roxie: No te preocupes, es un tinte temporal. Se irá con una lavada. – No le dio importancia. – ¿En serio quieres continuar con esto?

Ash: Si. Quiero ver que es lo que pasa aquí.

El muchacho quería ayudar a los niños, más sabia que no podía ir cargando de frente ante el riesgo de que a sus pokémon los hiriera o peor. Así que optó por usar su cabeza y tomar un enfoque más sutil, infiltrándose primero para hacer reconocimiento.

Roxie: De acuerdo. Entonces unas reglas básicas: No hagas contacto visual, no miras hacia todos lados, no hables con nadie, no trates de fingir la voz ni intentes hablar con el mismo tono que ellos. Limitate a usar respuestas monosilábicas y deja la conversación a mí; puedo lidiar con quien trate de ligarme así que no te hagas el héroe. – Enumeró.

Ash: De acuerdo.

Roxie: Eso último va muy en serio. Verás muchas cosas aquí que no te gustarán, pero no intervengas por nada. – Ash asintió con una mirada seria como respuesta.

Ambos entraron a la bodega. Una densa capa de humo, los gritos de un público y el sonido de la pelea fueron los que los recibieron.

La parte de la entrada estaba muy desierta. La mayoría de las personas estaban reunidas más al fondo de la bodega o a los extremos de esta.

Ash y Roxie se dirigieron a done ocurría la acción. Mientras avanzaban, a los extremos de la bodega Ash divisó a personas sentadas en sofás fumando e inyectándose sustancias, bebiendo y fajando. En una esquina vio un par de sujetos que estaban vomitando y otros tantos inconscientes de borrachos. Y a un costado de la entrada, dos mujeres se agarraban de las greñas y se arrancaban las vestiduras mientras otras personas solo las alentaban a seguir con la exhibición de violencia erótica.

Ash trató de seguir los consejos de Roxie y evitar mirar demasiado. Roxie por su parte le daba leves pellizcos cada vez que sentía que Ash perdía la concentración.

Al final lograron llegar a donde estaba la multitud. Abriéndose pasó fueron al frente para presenciar el grotesco espectáculo.

Frente a ello había una jaula de metal del tamaño de la mitad de un campo de batalla y de unos 10m de alto. Ideal para que los pokémon no estuvieran muy alejados entre sí. Y dentro de la jaula, se libraba una encarnizada batalla entre un Pangoro y un Houndoom.

Ambas criaturas lucían extremadamente rudas y amenazantes. El pokémon panda tenía una cicatriz en donde antes se ubicaba el ojo derecho y a su mano izquierda le faltaba el dedo anular. Por otro lado, el Pokémon dóberman presentaba varias marcas de cortes en su cuerpo.

Ash apretó los puños y los dientes en rabia por el estado en que estaban los pokémon, a lo que Roxie tuvo que pellizcarlo con fuerza para que recobrara su compostura.

Roxie: Recuerda lo que dije. – Pudo decirle en voz alta, gracias a que el ruido de la gente y la batalla la disfrazaban.

El moreno regresó entonces su atención a la batalla.

El can atacaba a su oponente con fuertes cabezazos por debajo de la cintura, mientras que el otro esquivaba como podía debido a su gran peso y poca movilidad, a diferencia de su oponente.

En un movimiento, Houndoom logró sacar momentáneamente de balance a Pangoro y se abalanzó sobre de él usando su movimiento triturar; haciendo crecer sus colmillos y envolviéndolos en una energía blanca. Sus fauces lograron clavarse en el brazo derecho del panda.

Pero la cosa no iba a terminar ahí. Antes de que Pangoro intentase golpearlo para quitárselo de encima, Houndoom le soltó un poderoso torrente de llamas.

El pokémon peleador lanzó un alarido de dolor.

A pesar del dolor que sufría la criatura, su entrenador no se preocupó por él. Al contrario, le ordenó que se quitara al "pedazo de mierda" del brazo bajo amenaza de que le cortaría el otro de no hacerlo.

Pangoro tuvo que aguantar el dolor y le propinó una machada a Houndoom dejándole caer todo el peso de su brazo en el cráneo. Con eso logró que el canido lo soltase.

El brazo de Pangoro había sufrido quemaduras graves; totalmente ennegrecido, con un olor a quemado y con espasmos que indicaban un daño en los nervios.

Cada vez más a Ash le costaba mantener la compostura. Afortunadamente Roxie estaba ahí para calmarlo.

Tipo1: Oye, aun estas a tiempo para las apuestas. – Lo abordó un sujeto.

Ash: No estoy interesado. – Contestó irritado de forma cortante.

Tipo 1: Vamos carnal. Puedes hacer fondos para los eventos principales. – Se mostró insistente.

Roxie: Acepta y apuesta, no queremos levantar sospechas. – Le susurró.

Ash sacó un par de billetes y se los dio al hombre.

Ash: Toma, 200 a Pangoro.

Tipo 1: Buena elección. – Tomó los billetes y anotó a nuestro protagonista. – Te veo después. – Se despidió, dejando a nuestro héroe continuar viendo el combate.

Houndoom se levantó del suelo y se volvió la lanzar contra su oponente con triturar, esta vez buscando la yugular. Pero esta vez el pokémon peleador logró detener sus fauces con ambas manos, a pesar que la diestra estaba atrofiada.

El dóberman se dispuso a lanzar un nuevo lanzallamas, pero Pangoro logró empujarlo lo suficiente como para que el ataque saliera despedido hacia el techo, evitando así cualquier daño. Así el duelo de voluntades continuó, con el pokémon de fuego intentando conectar un ataque y el peleador haciendo lo posible por contenerlo.

Usando fuera bruta, Pangoro comenzó emitir vapor rojizo de su cuerpo mientras que sus músculos incrementaban su volumen. Aplicando toda la fuerza ganada, le abrió las mandíbulas a Houndoom hasta desencajarle la quijada.

Houndoom cayó al piso retorciéndose de dolor, ofreciendo una oportunidad que Pangoro aprovechó para aprisionarlo con un candado al cuello. El panda volvió a emplear fuerza bruta, incrementando su masa muscular, para luego comenzar a aplicar más presión y retorcer el cuello de su oponente.

Houndoom hacia se sacudía frenéticamente para librarse del agarre del gran oso y produciendo chillidos guturales. En un intento desesperado, usó cola de hierro para clavar dicho apéndice en las costillas de su atacante. Aun así, Pangoro no desistió.

Sin miramientos hacia la vida de su oponente, la bestia ignoró los chillidos de dolor del can que se ahogaban más y más. Entonces, repentinamente, un fuerte CRACK sonó. El oso soltó el cuerpo sin vida de su oponente, que cayó al suelo como costal con un ruido seco.

Las ovaciones del público no se hicieron esperar. Todos corearon el nombre del vencedor mientras que este levantaba el cadáver del vencido y como si de un trofeo de guerra se tratase.

Ash no pudo aguantar el grotesco espectáculo y se fue apresuradamente de ahí, atravesando a la multitud en el camino.

Aquellos a quienes empujó para salir lo miraron con extrañeza. Afortunadamente la gente solo pensó que se había retirado así por estar enojado de perder en las apuestas.

La realidad era que Ash no podía contener el asco por lo que había visto. Así que fue a una esquina y devolvió el contenido de su estómago.

Roxie se quedó con el frotándole la espalda para confortarlo. La albina sabia perfectamente lo sangrientas y brutales que eran las batallas clandestinas y aquella solo había sido la punta del iceberg.

En eso el chico de las apuestas apareció.

Tipo1: Oye chico te he estado buscando, felicidades por gana… hey, ¿Qué le pasa este vato?

Roxie: Eh… El muy tonto se emocionó de más y terminó emborrachándose. – Invento una excusa.

Tipo 1: Que raro. No recuerdo que el estuviera tomando.

Roxie: Escucha, es tu día de suerte. Si te largas en este momento y no dices nada, puedes quedarte con nuestra ganancia. – Le dijo irritada.

Tipo 1: No se diga más. – El tipo le entregó el par de billetes a Roxie y se fue con el resto del dinero.

Roxie: ¿Estas bien Ash?

Ash: Creo que ya vi suficiente. – Se limpió la boca.

Roxie: Yo igual. No quiero estar aquí por más tiempo.

Decididos a no estar ahí ni un segundo más se encaminaron a la salida. Todo parecía indicar que la misión de observación había sido un éxito. Pero la diosa de la suerte es una dama caprichosa y no los iba a dejar ir así sin más. Justo en el momento cuando Roxie y Ash habían llegado a la salida de la bodega, una conocida voz sonó justo detrás de ellos.

Sebastián: Oye tú. Te dije que no quería volver a verte. – Habló en tono amenazante.

Y hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que les haya gustado y también haya compensado un poco el año sin contenido.

Ojalá pueda actualizar pronto, pero se que para que no estemos tan atorados en Lumiose, tendré que descartar algunas ideas.

¿Qué ocurrirá ahora con nuestros héroes? ¿Podrán ayudar a los niños y salir ilesos en el proceso? Eso lo sabremos a la próxima.

Y con eso yo me despido no sin antes recordarles que cualquier duda, queja, sugerencia o crítica serán bien recibidas. Nos vemos.