Para mi estimada(o) Katse. Cariño perdón por el retraso, pero ya sabes "más vale tarde que nunca".

Intente hacerla lo más tierna posible…ojala no te decepcione.

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Hielo

-pero te digo que es un maldito engreído.

-no hables así, tu no lo conoces.

-claro que no, nadie lo conoce, ¡ni siquiera tú! Ese mocoso es un antisocial…y la verdad da miedo. Tal vez se a un psicótico, ¡algún día llegara con una arma y nos asesinara a todos! (hablo con un tono drástico)

-ah, ¡qué horror!

-sí, la verdad a mí también me da miedo.

-a mí también

-deberíamos hablar con el jefe para que lo despida

-sí, es mejor prevenir,

-cierto, cierto.

Las voces inundaban todo el piso. Los empleados de la revista se habían reunido para charlar después del trabajo, la navidad estaba cerca y querían realizar un intercambio. Todo marchaba bien hasta que alguien toco el tema del chico hielo (como le decían), la mayoría le detestaba y otros le tenían un poco de miedo. Solo uno de sus compañeros le defendía.

-dejen de decir estupideces, Hiccup no es nada de eso. Así que déjenlo en paz.

-lo que sucede es que a ti te gusta, por eso siempre lo defiendes.

-cierto, la verdad no sé qué le vez, ni siquiera es amable contigo.

-cierto, pero ahí estas como caracol, baboso y arrastrado detrás de él.

Las risas de sus compañeros no se hicieron esperar. Pero era verdad, todos sabían del gusto del moreno por su compañero y en ocasiones se burlaban o compadecían, dependiendo el momento.

-la verdad no sé cómo lo soportas, ese chico se cree caído del cielo, no nos considera dignos ni de un saludo de su parte.

-cierto, es un maldito ególatra, se cree cagado por dios y piensa que nadie lo merece.

Para ese punto un grupo de jóvenes se mofaba con algunos ademanes graciosos, contoneándose cual pavorreales, imitando a su ausente compañero.

-ya basta, dejen de hablar así de él.

-chicos ya, no exageren

-sí, ya paren

Las féminas del lugar veían preocupadas a sus compañeros, no era buena idea hacer enfadar al moreno.

Para ese punto Toothless sentía como una vena palpitaba en su ojo y el fuego de su estómago comenzaba a incrementarse, pero no por gastritis, cerro su puño y se abalanzo contra su compañero…se lo advirtió.

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Un par de estaciones atrás.

La revista donde los jóvenes trabajaban, no era muy grande, recién iniciaba, contaba con poco personal, columnistas, reporteros, críticos, editores y solo dos fotógrafos. Un jovenzuelo de 78 años, que pasaba la mayor parte del día dormido y una borra…em, digo una muchacha recién graduada, por lo que su departamento visual no era muy bueno. Pero todo esto mejoro con la llegada de Hiccup.

El chico era joven, pero con un enorme talento, conseguía excelentes fotografías y mejoraba el trabajo de sus compañeros (los cuales se aprovechaban y le cargaban la mano). Era responsable, trabajador, no faltaba, aceptaba cualquier horario sin quejarse y nunca llegaba tarde…bueno el sueño de todo jefe.

Tal vez su único problema era su "adorable" carácter y personalidad. Vestido siempre con colores obscuros, de gorra y lentes negros. Nunca hablaba ni respondía a las preguntas (de sus compañeros claro está), si decía una palabra que no fuese un monosílabo era un milagro.

En principio sus compañeros creyeron que era mudo…o autista, pero descartaron la idea la verle hablando con su jefe (que, ante todo la papa, ni nodo que lo ignore), por lo que llegaron a la conclusión que era un maldito ególatra, que no los creía dignos ni pa' un saludo. Por lo que en poco tiempo fue repudiado y excluido por sus compañeros (excepto en el ámbito laboral, porque ahí tenían que tratarlo ahuevo).

Por otro lado tenemos a Toothless. El moreno era el reportero estrella de deporte (el único para ser honestos), era carismático, alegre, bromista, hiperactivo y por qué negarlo un playboy de revista, más de unos se morían por el (tanto hombres como mujeres) incluso corrían rumores de que había salido con casi todos en la oficina…incluido el jefe, pero eran eso solo rumores.

La primera vez que estos dos se conocieron…bueno, no resulto muy bien.

El moreno regresaba de una entrevista (para la cual se tuvo que ausentar por dos semanas), sus compañeros ya le habían mencionado en sus correos sobre el antipático chico nuevo, pero el decidió no creerlo, lo mejor sería conocerlo y sacar conclusiones propias.

-Toothless me alegro de que regresaras (lo saludo el patrón sin despegar la vista del monitos de su computadora), él es Hiccup, el nuevo fotógrafo, dale lo que tomaste para que lo mejore y agregarlas al artículo.

-si señor (respondió sonriente con un saludo militar), hola mucho gusto Hiccup.

El más joven veía la mano extendida frente a él, murmuro un tenue "mucho gusto" y giro para salir de la oficina, dirigiéndose a su cubil.

¡Ah! pero no era mentira eso de que era un majadero, ahora entendía por qué varios de sus compañeros le querían partir la cara. El moreno le siguió con una venita en la frente, ese chico sería un problema. Pero el mal trago no termino ahí.

Hiccup prácticamente le arrebato la memoria de su cámara y comenzó a trabajar, ignorando por completo al moreno. El mayor decidió olvidar ese roce y se marchó a redactar su artículo, regreso un par de horas después, para recoger las fotos, pero estas aun no estaban. El chico se encontraba frente al monitor, refunfuñando por la mala calidad de estas, insultando de vez en cuando al fotógrafo. Esto no le agrado a Toothless, ¿pues qué carajos esperaba? ¡Él no era fotógrafo!, no sabía nada del arte visual y cosas así, hizo lo mejor que pudo ¡carajo! al final el chico le corrió de su oficina, asegurando que el entregaría su trabajo en la imprenta, Toothless aceptó a regañadientes, se marchó maldiciendo al menor.

Fueron varios los roses que ambos tuvieron, siempre por el trabajo, pese a ello jamás terminaron realmente peleados (ya saben físicamente). Pero por una extraña razón su jefe decidió que lo mejor sería mandar a Hiccup con su reportero estrella (si lo más importante en revistas y periódico son los deportes, el sexo y la violencia…desgraciadamente), de esta manera el trabajo estaría terminado y a tiempo.

Esto no le cayó en gracia a ninguno de los dos, en especial a Hiccup que prefería estar encerrado arreglando con la computadora los desastres de sus compañeros, pero ni hablar, órdenes son órdenes.

Su relación no mejoro mucho, la verdad se necesitaron de varios meses para que comenzara a cambiar, o mejor dicho, para que uno de ellos comenzara a cambiar.

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Se encontraban en la casa de una clavadista, realizado una entrevista. La mujer regresaba al escenario tras varios meses de retiro (víctima de una lesión). Iniciaron con una sesión de fotos, ya que la mujer se relajaba así, Hiccup capto varias entradas perfectas, dignas de una medallista, cuando termino fue el turno de Toothless. Se encontraban en la piscina, sentados en una especie de sillón. El moreno realizaba su trabajo con profesionalismo, la mujer contestaba segura las preguntas y en ocasiones añadía comentarios personales (por voluntad claro está), charlaron cerca de dos horas sin ninguna interrupción, algo extraño ya que la mujer tenía un pequeño de cinco años muy hiperactivo.

-eso sería todo, le agradezco la atención.

-ni lo menciones cariño, sabes que es un placer charlar contigo.

-gracias, para mi es todo un honor.

-ja, pero que amable, dime, ¿Por qué no te quedas a comer?

-le agradezco, pero si no regreso pronto y redacto esta entrevista mi jefe me asesina.

-que mal, sí que es un explotador.

-verdad.

El ama de llaves se acercó con un poco de limonada, ya que el sol comenzaba a sofocar.

-gracias Carmen, por cierto ¿y mi hijo? ¿Dónde lo dejaste? no le he visto dese hace un rato.

-¿no está con usted?, respondió preocupada la mujer, -pensé que se encontraba con usted, por eso me entretuve haciendo la comida.

La mujer le miro asustada, comenzó a llamar a su hijo preocupada mientras se encaminaba al jardín trasero. Toothless no tardo en seguirla, busco con la mirada a su compañero pero no le encontró… ¿en qué momento se fue?

Unas risas llamaron su atención, el pequeño se encontraba al otro lado, jugando con Hiccup. El infante tenia puesta su gorra y lentes, sus manitas cargaban una cámara fotográfica que usaba para retratar todo a su alrededor, Hiccup caminaba detrás de él cuidando que no se fuese a caer con su preciada cámara.

-cárgame, exigió levantando sus manos.

El pecoso accedió, lo coloco en sus hombros y le dejo jugar, el chiquillo gritaba emocionado mientras apretaba el flash.

-valla, parece que tu compañero aparte de fotógrafo es un excelente niñero, jamás vi a Ethan tan calmado, la mujer suspiro y se acercó a su pequeño.

Toothless no dijo nada, el moreno veía sorprendido a su compañero, Hiccup sin lentes y gorra lucia diferente, más relajado y…alegre. Sus ojos esmeraldas reflejaban ternura y la sonrisa en su rostro le daba un aire infantil y dulce. Todo lo opuesto a su cara de antipático.

-muchas gracias por cuidarlo Hiccup.

-de…de nada.

Un tenue sonrojo apareció en las mejillas del moreno, cosa que no pasó desapercibido para el mayor…se veía adorable.

Los chicos se despidieron y regresaron al trabajo, aún tenían cosas que hacer. El camino fue silencioso, como siempre, hasta que el moreno rompió el silencio.

-sabes, tienes unos ojos muy bonitos, deberías de quitarte esas gafas negras y lucirlos más, la verdad no sé cómo diablos vez a través del lente con esos vidrios polarizados...

Hiccup no dijo nada, solo se giró a la ventanilla, asegurándose que su compañero no viese el sonrojo en sus mejillas.

Toothless sonrió satisfecho, tal parece que ese chico no era tan hielo como decían. La curiosidad lo invadió, ¿qué más ocultaba Hiccup tras esa mascara de poke?…tendría que averiguarlo.

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Su rutina era simple. Llegaba a las ocho, puntual, se dirigía a la pequeña cafetería, un café con tres de azúcar y un poco de leche, claro que solo entraba si no había nadie, de ahí a su cubil, donde trabajaba hasta el final del turno, salvo en las ocasiones que tenía que acompañar a un compañero para una entrevista y sus compañeros no se encontraban. Al terminar tomaba sus cosas y se marchaba a casa, para repetir su rutina al día siguiente.

Quien le viera no dudaría que el chico era un inadaptado, siempre solo, no hablaba con nadie, ni comía con nadie, la única relación con sus compañeros era la profesional. Para él la soledad era una agradable compañía y la única que aceptaba.

Pero Toothless creía que había algo más… y deseaba descubrirlo.

Paso días contemplando a su compañero, aprendiendo sus movimientos. Descubrió muchas cosas que lo dejaron sorprendido.

En primer lugar. ¡Hiccup si contestaba a los saludos!, de una forma extraña pero lo hacía, movía los labios tan lento, casi balbuceando, con la cabeza gacha y en voz extremadamente baja; al pasar junto a alguien siempre aceleraba el paso, pero no por desprecio, más bien parecía que les tenia…miedo; la razón por la que no entraba a la cafetería cuando había alguien era obvia, ese mugroso cuarto no pasaba de los tres por tres, era imposible para dos adultos moverse con libertad ahí, así que como prepararía su café tranquilo si había fila.

Pero lo que más capto su atención, fue lo apasionado que era con su trabajo. Pasaba horas observando una fotografía aprendiendo cada detalle de esta, al corregir siempre buscaba perfección, le gustaba que sus trabajos estuviesen llenos de luz y llenos de vida, pero sin exagerar, algo elegante, cosa que conseguía tras varias horas frente al monitor…con razón los lentes obscuros, de lo contrario ya se habrá jodido esas hermosas esmeraldas.

Cuando algo no le agradaba solía hacer una mueca muy infantil, pegando sus cejas e inflando tenuemente las mejillas; cuando estaba triste (la mayor parte del tiempo) mantenía la cabeza gacha y evitaba cualquier contacto, mientras mordía su labio inferior.

Esto molesto a Toothless y lo hizo sentir culpable, era obvio que el chico se entristeciera en la oficina, si todos se la pasaban molestándole, él incluido…pero eso era lago que podía cambiar.

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Las esmeraldas veían desconfiadas la taza de café frente a ellas, sus cejas se alzaron, ocultas bajo la gorra y cabello.

-ya hombre, no está envenenado o algo por el estilo. Te lo traje porque luego se acaba y tú te quedas sin tomar uno (era cierto, le pasaba muy seguido) y con todo lo que tienes que corregir…lo necesitaras.

El moreno no dijo nada más, dejo el café en el escritorio y se marchó. Un olor dulce y acanelado inundo sus fosas nasales, el café estaba justo como a él le gustaba, esto lo descoloco un poco, ¿Cómo es que? pese a ello no se lo tomo, no quería enfermar por alguna broma o algo parecido, ya después él iría a prepararse uno.

Pasaron algunos días antes de que el chico se animara a probar un café hecho por Toothless y, casi un mes para que se bebiera toda la taza. Le sorprendió el cambio del moreno, era extraño, pero no le desagrado, un bullyng menos era una buena noticia.

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Los cambios en su relación se fueron dando poco a poco.

El moreno le llevaba todos los días el café, en ocasiones se quedaba platicando por algunos minutos, minutos que fueron creciendo. Toothless le contaba anécdotas de su trabajo, chistes o los chismes de la oficina, el moreno podía estar hablando y hablando sin perder su jovial sonrisa, mientras Hiccup se dedicaba a escuchar, sin aportar nada…o eso parecía.

Al principio Hiccup le mandaba señales de que su presencia le molestaba, ligeros gruñidos y muecas, pero Toothless siempre las ignoraba y continuaba con su labor (también era divertido molestarlo), pero cuando la historia atrapaba al menor este se dignaba a retirar la vista de la pantalla y la centraba en su amigo, prestándole su completa atención, era en estos momentos cuando Toothless mas se emocionaba, le encantaba tener la atención de esas esmeraldas fijos en su persona.

El día que recibió una sonrisa de parte del castaño casi se infarta.

Como ya se había hecho costumbre, llego a saludar a su amigo (porque él lo consideraba así, Hiccup quien sabe) con su típico café.

-Hiccup te lo perdiste, Belch acaba de reclamarle a su novia por una supuesta infidelidad con su gemelo y….

Se sentó en el escritorio dejando a un costado el café. Hiccup se giró a verle, mientras toma su taza, Toothless habla y habla, el chico le escucha atento, aguantado la risa por las muecas que su amigo hace. Al terminar de narrar la historia Toothless se levanta y se dirige a la salida.

-Toothless

La suave y cálida voz de Hiccup le detiene, el chico se gira a verlo.

-gracias por el café.

Sus ojos se abrieron como platos, podía jurar que su respiración se detuvo y su corazón se aceleró. Frente a él se encontraba Hiccup, sentado en su silla, mirándolo sin esas molestas gafas, con una adorable sonrisa en su rostro. Sintió su cara arder, por lo que dio media vuelta y salió disparado para su cubículo. Dejando confundido a un ojiverde, ¿Qué fue eso?

Desde ese día la relación cambio…otra vez.

La sonrisa en el rostro del muchacho provoco algo en el moreno, un deseo, el deseo de ver a su compañero feliz, el deseo de poseer todas y cada una de su sonrisas…y provocarlas.

Se esforzaba todos los días por provocar una curvatura en los labios del menor, le contaba chictes, le hacía bromas e incluso llego a hacerle cosquillas, su recompensa eran pequeñas líneas formadas en los rozados labio, torceduras que cambiaban el rostro impávido del joven…o un buen coscorrón acompañado por un regaño (la vez de las cosquillas), pero el moreno se sentía satisfecho valía la pena el golpe si con ello lograba obtener algún cambio en el ánimo del chico.

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Hora de conocer el otro lado de la moneda.

Cuando Hiccup llego a esa ciudad se fijó una meta. "Olvidar su Pasado".

No hablaría con nadie, ni se relacionaría salvo lo estrictamente profesional. La experiencia le mostro que en el trabajo ¡los sentimientos salen sobrando!

Con esta idea en mente disfrazo sus emociones, seguro de que, si se volvía frio, duro, nadie le lastimaría otra vez. Todo marcho bien por unos meses, sabía que sus compañeros se burlaban a su espalda…o de frente, pero eso no importaba, a palabras necias oídos sordos.

Pero todo cambio cuando acompaño a Toothless a esa tonta entrevista. Él ya había terminado con su labor, pero no podía marcharse, uno seria descortés con el cliente y dos…Toothless lo trajo en el auto. Por lo que opto hacerse a un lado y dejar a su compañero trabajar, admiraba el trabajo del moreno, era claro y objetivo, cero amarillismo…tal vez por esa razón decidió ayudarlo.

Observo cuando el pequeño, e hiperactivo, niño se acercaba a ellos, sabía que por su naturaleza curiosa el pequeño acabaría molestando a los adultos, por lo que prefirió entretenerlo, así se marcharían más rápido. Pasados cinco minutos ya se estaba dando de topes, el chiquillo no solo era parlanchín, también era un tentón, su equipo termino regado en todo el jardín, pero no se podía enojar con él, después de todo era un niño. Pasaron un buen rato jugando, le conto algunos chistes y le enseño como sacar fotografías. La alegría y curiosidad del pequeño por este tema le fascino, ya que le recordaba su infancia, cuando se emocionaba por descubrir el mundo tras la lente de una cámara; fue en este viaje de nostalgia cuando Toothless le encontró.

El halago y las felicitaciones de su compañero le afectaron un poco, pero no, no deseaba una relación más allá de lo profesional.

Para su desgracia parece que Toothless no pensó igual. Por alguna extraña razón el moreno se acercaba cada vez más, no importaba cuanto se esforzara por alejarlo, esto más bien parecía alentar a su compañero, que insistía e insistía.

En principio creyó que se trataba de una broma, una mala pasada debido a su carácter reservado. Pero no fue así, Toothless no se acercó con malas intenciones, jamás le obligo a responder a sus preguntas o simplemente responder, le dio el tiempo necesario para adaptarse a su persona…e….Hiccup… se acostumbró.

Las historias, en ocasiones tontas en ocasiones fascinantes, le atraparon, se acostumbró a escuchar su jovial y alegre voz, cargada con un tono grave y sensual; el que fuera detallista con él le fascinaba, gracias a su compañero nunca se quedaba sin café, el moreno le ayudaba a conseguir lo que necesitara del equipo y en algunas ocasiones le ayudaba (o almenos lo intentaba) con su trabajo; pero lo que más le gustaba era su sonrisa, una sonrisa tan cálida y brillante que le recordaba el lado bueno de las cosas, una sonrisa que, suponía, se la dedicaba solo a él, eso le hacía sentir especial.

Antes de darse cuenta, sus ojos buscaban la silueta del moreno, como una planta la sol; sentía un hueco en el estómago al oírle hablar; un cosquilleo recorría su cuerpo si por una casualidad sus manos chocaban y el corazón se le detenía cada vez que el moreno le sonreía de forma cariñosa.

¡No!, esto no podía ocurrirle, ¡No de nuevo!

Hiccup era consiente de todos los síntomas que estaba viviendo, ya antes los tuvo, ya antes sufrió esa "enfermedad". Y no deseaba repetirlo. Fue un tonto al permitir que Toothless se acercara, tenía que levantar de nuevo el muro, rodearlo con púas y un foso…antes de que fuese tarde.

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Toothless no entendía lo que ocurrió, se supone que ellos dos ya se llevaban bien ¿no? se supone que eran ¿amigos?... ¡Sí! ¡Lo eran! Hiccup le hablaba, le ponía atención a sus tontas historias y, en ocasiones, le narraba unas propias, aceptaba el café de su mano, le sonreía…entonces… ¿Por qué todo acabo?... sin explicación.

De un día para otro regresaron al principio, no, fue peor. Hiccup se encerró de nuevo en su muro de cristal, al llegar se encerraba con llave en su oficina y no salía, no importaba cuanto le llamara. Comenzó a llegar más temprano (incluso antes que el jefe) para así salir primero; si tenían que hacer un reportaje juntos se negaba a que lo llevara y se marchaba por su cuenta, hacia lo mismo de regreso.

Esto descontrolo al moreno y, por qué negarlo, le molesto, ¿acaso hizo algo mal? ¿Acaso le ofendió? Pero eso no se quedaría así, averiguaría lo que ocurría, sin importar el costo. Con esta mentalidad decidió encararlo; una tarde, tras terminar su trabajo, decidió seguir al castaño para que le explicara el porqué del alejamiento.

El pecoso caminaba con la vista gacha, chocando de vez en cuando con alguien. Fue un día pesado. Llego como de costumbre a la oficina, directo a su escritorio, cerrando la puerta tras él, preparándose mentalmente para cuando Toothless fuese a buscarlo. Se sentía fatal por no recibir a su amigo; extrañaba su voz, sus historias, su sonrisa, su cálida compañía…pero…no había marcha atrás.

Fue doloroso para él no escuchar el llamado en su puerta, espero hasta medio día, pero nada. Curioso salió a ver, ¿fue a una entrevista? ¿Sin él? Todo parecía normal, sus compañeros charlaban o trabajaban en sus cubículos. Despacio se encamino por el corredor, directo a la cafetería, tal vez estuviese ahí. El miedo le invadió por unos momentos, ¿Qué hacía buscándolo? ¿Qué le diría? ¿Acaso no deseaba alejarse de él? Estaba por dar media vuelta cuando unas risas llamaron su atención, esa voz la conocía perfectamente.

Toothless salía acompañado de una chica, una joven rubia que había ingresado la semana anterior al área de chismes, digo espectáculos. La joven le sonreía la moreno, coqueteando, jugaba con un mechón mientras se balanceaba en sus pies. Toothless le hablaba animadamente, sonriéndole.

Con un agujero en su estómago paso de largo, ingresando a la cafetería, preparo su bebida lo más rápido que sus manos le permitieron, regreso con la mirada gacha, con un caminar un poco más rápido de lo normal. En cuanto cerró la puerta sus piernas le fallaron y termino sentado en el suelo, sentía una fuerte opresión en el pecho y sus ojos ardían.

Pero…estaba bien ¿no? eso era lo que él quería, que Toothless se alejara de él…sin embargo, dolía, parece que no se alejó a tiempo y nuevamente termino herido… ¡no! se supone que no terminaría así, él no tendría que terminar herido por esta perdida, no tendría que sentirse culpable por lo que le dejo, por la manera en que lo rechazo… ¿Por qué? ¿Por qué no logro deshacerse de los sentimientos a su compañero? ¿Acaso era imposible desprenderse de las emociones humanas sin importar cuanto lo intentara?...parece que Sí.

Hiccup estaba tan triste y metido en su pena, que no se percató que su compañero le seguía, no lo noto hasta llegar a su edificio.

-¿aquí es donde vives?, mmm, bonito edificio, muy barroco.

El chico casi se desmalla de la impresión, Toothless se encontraba muy quitado de la pena mirando el edificio.

-me gusta, parece un lugar muy tranquilo ¿lo es?

-¿q-q-que haces aquí?

-bueno (el chico comenzó a acercarse despacio), no me hablas en la oficina, no te dignas a abrirme si te llamo (a cada paso Hiccup retrocedía), te reúsas a ir conmigo si tenemos un trabajo y sabes que… ¡estoy harto de esto! ¿Qué diablos pasa? ¿Hice algo malo? ¿Por qué me evitas?

El menor le miraba, entre asustado y avergonzado, tenía unas enormes ganas de correr, por desgracia Toothless le tenía acorralado, entre su cuerpo y la puerta. Su compañero le miraba fijo, con una mezcla de molestia y tristeza.

-Hiccup… ¿Qué sucede?

El tono dolido que broto de la garganta de su compañero le dolió, lo hizo sentir culpable; desvió los ojos, buscando evitar mirarlo, por desgracia Toothless no se lo permitió, acuno su rostro en las manos y lo obligo a verle, retirando sus gafas.

-dime, ¿Por qué ya no me quieres cerca?

-…yo…

-¿te hice algo malo?

-…no…

-¿te trate mal?

-…n…no…

-¿entonces? ¿Por qué no me hablas?

El cálido aliento del moreno rozo sus labios, ¿en qué momento se acercó tanto? Mordió sus labios nerviosos, perdido en los hipnóticos ojos verdes, su cara le ardía y sentía un hormigueo en su estómago.

-T…Tho…thless…para…nos están…viendo… (Susurro en los labios del mayor)

-no me importa, que miren.

El moreno se apodero de su boca, comenzó a besarlo de una forma tierna, delicada, temeroso de que Hiccup desapareciera de un momento a otro, busco transmitir en ese beso todos sus sentimientos, que Hiccup se diera cuenta de cuanto le había extrañado, de cuanto lo necesitaba.

Hiccup no entendía lo que le pasaba, ni siquiera se dio cuenta en que momento cerró los ojos, sentía que sus piernas le fallaban y el estómago le daba un vuelco, su corazón comenzaba a acelerarse. Era delicioso, el suave roce de sus labios, era una experiencia casi mística. Comenzó a responder de forma tímida, sujetando con fuerza la chamarra de su compañero.

Lo quería, de eso no tenía duda, le gustaba estar cerca de Toothless, le fascinaba que le sonriera, que hablara con él, que lo cuidara en los trabajos y siempre buscase complacerlo, que lo hiciera sentirse especial, protegido, único…como se sintió hace tiempo.

Una serie de imágenes, nada agradables, recorrió la mente del castaño. Esto ocasionó un fuerte dolor en su pecho… ¡No!... ¡no de nuevo!

Asustado alejo de golpe a su compañero, que le miraba confundido. Tenía que detener esto antes de terminar como la última vez.

-aléjate de mí. (Susurro)

-¿Qué?

-vete…márchate, no quiero verte (hablo un poco más alto)

-Hiccup (Toothless intento acercarse de nuevo, pero su compañero se lo impidió, viéndole enojado)

-que no entiendes ¡Vete! ¡No te quiero cerca de mí! ¡Lárgate!

El moreno le veía sorprendido, ¿Qué se fuera? de donde ¿de su casa? ¿De su vida? ¿Cómo es que le decía eso tras lo que acababa de suceder? Prácticamente le estaba cortando antes de empezar, acaso no entendía que le gustaba, que lo quería. La rabia se apodero de él. No, no lo dejaría así, tardo muchos días en reunir el valor para acercarse, tras meditar que es lo que pudo haber hecho para hacer enojar a su compañero, y no se rendiría así de fácil, no sin una buena explicación.

Sujeto a Hiccup delos brazos y lo estampo en la puerta, mirándolo enojado. Hiccup le veía sorprendido y asustado, Toothless no lo lastimaría ¿verdad?

-¿Por qué? dame una buena razón. Si no te hice nada malo, si no estás enojado conmigo, entonces, ¿dime porque? ¿Por qué no me quieres cerca? Si me diste la oportunidad de entrar en tu vida, de besarte, ahora porque me quieres sacar de ella, ¿Por qué no me das la oportunidad de estar contigo? de demostrarte que me gustas. ¡Dime, Hiccup!... ¡responde! a qué diablos estás jugando ¿eh?

El menor cerró los ojos, apretándolos con fuerza, comenzó a forcejear intentando zafarse, pero Toothless era más fuerte que él. ¿Cómo se atrevía a reclamarle? a exigirle una explicación y acusarlo de jugar cuando la culpa era de él. ¿Por qué no se mantuvo al margen como todos los demás? si lo hubiese hecho en ese momento se encontraría tumbado en su sofá leyendo un libro o viendo una película, pero no, se tenía que empecinar en ser su amigo, tuvo que arruinar su mundo, triste, pero estable.

-¡Te odio! (escupió enojado y con los ojos acuosos), ¡Te detesto! Tú tienes la culpa de todo. Tenías que acercarte, tenías que empeñarte en ser mi amigo, tenías que hacer que me enamorara de ti…pues bien…lo conseguiste… ¡y no sabes cuánto me molesta!

Toothless le miraba confundido, Hiccup le miraba furioso y llorando.

-No sabes cuánto odio el levantarme todos los días, deseoso de verte, deseoso de oír tu voz, de oler tu colonia, esperando con ansias que nuestras manos se rocen cuando me das el café, Odio sentir celos de las personas con quien hablas, de las personas a las que le sonríes…detesto sentirme tan insignificante y temeroso cuando estoy contigo, odio este miedo, miedo a que te alejes de mi por no ser suficiente para ti….

-pero Hiccup, tu eres lo que yo quiero y…

-¡no entiendes que me molesta! ¡Lo odio! no me gusta sentirme así, tan confundido y débil…no me gustan los sentimientos que estas causando en mí. No los quiero. Yo estaba bien sin ti… ¡solo!... ¿Por qué tenías que arruinarlo? ¿Por qué no te alejaste como todos?... ¿Por qué tenías que lastimarme así?... ¡vete!, déjame solo…por favor (susurro el chiquillo).

Toothless no sabía qué hacer, una parte de él se sentía feliz por despertar esas emociones en su compañero, ya que eran las mismas que el sentía por Hiccup, pero otra…se sentía culpable, furioso por hacer llorar al menor, como si hubiese cometido el peor de los pecados al deshacer ese gélido corazón. Jamás se imaginó que por amar a Hiccup lo terminaría lastimando. Tomo una gran bocanada de aire y soltó a su compañero. Quería a Hiccup, pero no podía obligarlo a estar con él, si Hiccup quería estar solo…lo dejaría solo, por mucho que le doliera. Con ternura coloco un beso en la frente del castaño y se retiró.

Hiccup ingreso corriendo a su apartamento, para acurrucarse en su cama, se la paso llorando toda la noche. Finalmente se desahogaba hablando con la verdad, por desgracia esto le salió muy caro, sabía que había perdido a su compañero, con todo lo que le dijo es probable que Toothless no volvería a acercarse. Curioso, intento protegerse reprimiendo sus sentimientos para no salir herido y al final…no solo el salió herido, si no que termino hiriendo a alguien más.

*****…..*****…..*****…..

Para el fin de año las cosas volvieron a…la normalidad.

Toothless evitaba a Hiccup a toda costa, si se llegaba a reunir era solo por el trabajo. Esto en lugar de alegrar al pequeño le destrozaba, tenía unas inmensas ganas de correr hasta su compañero y disculparse, de pedir perdón por todas las cosas horribles que le dijo e intentar recuperar su amistad, por desgracia su miedo siempre le ganaba. Decidió refugiarse nuevamente en su trabajo, no quería perderlo también.

Faltaba poco para navidad, días nada más, sus compañeros comenzaron a reunirse en el pasillo, creó que hablaban de un intercambio o algo así, el pecoso no le dio importancia y apresuro sus pasos a la salida, solo quería llegar a casa y tumbarse en la cama, para llorar como lo había hecho las últimas semanas. No se enteró de lo ocurrido hasta la tarde siguiente, gracias a las chismosas de sus compañeras.

-¿y que más paso?

Las jóvenes se encontraban charlando en el pasillo, frente a la oficina de Hiccup.

-pues que iba a ser, el jefe los reprendió esta mañana, amenazo con correrlos si volvían a pelear en la oficina, creo que les confisco el sueldo por un mes o dos (eso sí que duele)

-huy, que mal (en especial si es navidad), y, dices que la culpa la tuvo el frigorífico andante.

-bueno, no directamente, pero si, Toothless se peleó con Hans por defenderlo.

-¿enserio?

-sí, ¿lo puedes creer?, pero la pelea estuvo divertida.

-¿con quién se peleó Toothless?

Las chicas se asustaron al oír la voz detrás de ellas y, casi se infartan al ver a Hiccup a sus espaldas. El castaño comenzó a interrogarlas sobre lo ocurrido. Incrédulo por lo que escuchaba… ¡ese idiota! ¿Acaso no entendía?

No se acercó a Toothless para hablar, la pena y vergüenza le ganaban, pero si se aseguró de ver que se encontrara bien. El moreno solo tenía el labio roto y un pequeño moretón en el pómulo izquierdo, parece que sus compañeros se llevaron la peor parte.

Llego la navidad y con ello las merecidas vacaciones, antes de marcharse los empleados realizaron su intercambio. Hiccup se sorprendió al encontrar en su escritorio un regalo, no hacía falta ser un genio para saber quién se lo dio. Sus ojos se iluminaron cuando desenvolvió el paquete. Abrazo con fuerza el regalo y salió disparado a su casa.

Toothless se encontraba en su casa, aburrido, cansado, dolido, así es como se sentía. Tumbado en su cama mirando al techo, sus compañeros le invitaron a un bar, pero no tenía ganas de nada, solo quería quedarse tumbado en la cama y olvidar todo el maldito año.

El timbre de su caza comenzó a sonar, fueron varios segundos, esto se repitió unas tres veces, por un momento se planteó la posibilidad de pararse e ir a ver quién estaba molestando, pero lo descarto, ya se marcharían. Se acurruco en su cama, dispuesto a dormir, sus ojos comenzaron a cerrarse cuando el sonido de su celular se escuchó. Suspiro cansado, posiblemente eran sus amigos, molesto ignoro el aparatejo, pero este volvió a sonar, ¡con una chin…! ¿acaso no entiendo que es no?

Estaba por romper el aparato, pero el nombre en la pantalla lo detuvo. Sus ojos se abrieron sorprendidos y una sonrisa bobalicona adorno su rostro, se apresuró a contestar, intentando controlar su nerviosismo.

-¡Hiccup, Hola! (tan alegre como siempre)

-ho…hola Toothless

-¿Qué sucede?, es raro que me llames

-em…si…bu…bueno yo…yo quería darte un regalo de navidad pero…creo que no estás en casa, así que lo dejare con tu portero por si te inte…

El joven no acabo de hablar, la puerta se abrió frente a él. Toothless le veía, levemente agitado, el chico corrió desde su habitación hasta la puerta en una fracción de segundos.

-lo…agh…lo siento ah…me estaba ba…ah…bañando..

Hiccup sonrió nervioso y guardo el teléfono, pero si se veía seco.

-perdón por interrumpir…yo solo…

-no importa, pasa, pasa, estás en tu casa.

-gracias.

Era un apartamento muy bonito, ligeramente decorado con pinturas de paisajes (todas ellas de montañas), ordenado y limpio, todo lo contrario a lo que imagino (se imaginó el apartamento del moreno lleno de balones, cromos, playeras y cosas así, ya saben cómo el cuarto de un friki de los deportes). El chico apretó con fuerza el paquete que traía en las manos, no podía arrepentirse. Tomo asiento en el sofá, frente a su anfitrión.

-me alegra que vinieras, ¿quieres beber algo?

-no, gracias

-ok…y… ¿Qué me trajiste eh?

Una sonrisa infantil se formó en los labios del mayor. Toothless brincaba en el sillón, con sus ojos tan brillantes como siempre, llenos de curiosidad y clavados en el paquete que Hiccup cargaba.

-¿Qué es eh?

Estiro las manos, cual niño pequeño, esperando a que el otro le diera su regalo.

Hiccup sonrió enternecido, no esperaba esa reacción por parte de su compañero. Al chico le tomo mucho tiempo para armarse de valor e ir a visitar a su amigo, temía que al llegar este le rechazara, le gritara hasta de lo que se iba a morir para después echarlo a la calle…como él lo hizo.

-¡Hiccup dame mi regalo! (Exigió con un puchero)

Su compañero suspiro divertido, saco con cuidado el obsequio y se lo entrego a su amigo.

-espero te guste, no sabía que regalarte así que…bueno, ojala y te agrade.

El moreno lo recibió feliz, rasgo el papel, desesperado por ver su obsequio. Dos pares de ojos verde/amarillentos le recibieron, no eran tan llamativos como los suyos, pero eran monos. En sus manos tenía un dragón de peluche, tan negro como el carbón y con sus alitas como de batman. Una sonrisa y dientes bordados en hilo blanco, con dos aletas al final de su esponjada cola, una negra y la otra roja, el chico levanto la ceja ante este detalle, no parecían la misma tela.

-lo…lo siento, es que al envolverlo sin querer rasgue su aleta, intente arreglarla pero solo tenía ese pedazo de tela (se excusó el menor apenado).

-no te preocupes, le queda bien (sonrió enternecido).

Se sorprendió al ver su nombre grabado en la pata izquierda del animal, con hilo rojo brillante, bueno, así sabrían que era de él.

-me recuerda a ti (murmuro bajito)

Toothless le vio con una ceja levantada, era una indirecta o algo así.

-em…bueno, ya sabes…por ser un dragón (su compañero le miro igual de confundido, ¿lo ofendía o lo alagaba?)-em…pues…ya sabes…en la mitología nórdica los dragones son seres muy importantes, listos, fuertes, nobles…eran los guardianes predilectos de los tesoros, incluso Odín le ordeno a uno que cuidara de su hija Brunilda (el anillo de los nibelungos, por si les interesa, muy buena obra)…también…decían que eran amigos leales, que jamás te abandonaban sin importar la situación…y… (Para este punto el castaño estaba tan rojo como el trasero de un mandril, no muy convencido de que su compañero no se fuese a ofender por la comparación y es que, ¿a quién le gustaría ser comparado con un reptil? sus nervios eran tales que comenzó a balbucear mientras jugaba con sus pulgares y mantenía la vista gacha).

Toothless le veía divertido, entendía para donde iba la flecha. Comenzó a reírse, para después acercarse a su compañero y abrazarlo con cariño.

-gracias Hiccup, es lo más lindo que alguien me ha dicho (besando la cabeza del joven, que se estremeció ante el tacto), pero tengo una duda, lo de escupir fuego es una indirecta a mi higiene bucal o algo así (bromeo divertido).

-idiota.

El pecoso lo abrazo con fuerza, ocultándose en el pecho de su amigo, permitiendo que su calor le consumiera cual polilla al fuego. Aun no entendía como ese hombre podía ser tan compresivo y amable, ¿Cómo es que le perdono tan rápido cuando él no lo hacía? Tenía tanta suerte de conocerle.

-¿Hiccup?

El chico se asustó al sentir como su compañero comenzó a temblar, su playera no tardo en empaparse con el agua de sal proveniente de las esmeraldas, se espantó un poco, solo esperaba que no terminaran como la otra vez, con miedo comenzó a sobar su espalda, buscando reconfortarle.

-lo siento (susurro)

-olvídalo, no tiene importancia.

-fui un tonto

-no tiene importancia.

-pero…te dije cosas horribles (estrujo con fuerza la prenda de su amigo)…lo siento tanto.

-Hiccup, no digas eso.

-Toothless.

-lo que me dijiste. Hiccup, prácticamente me dijiste que te gustaba, eso no me parece horrible, es lo más lindo que me han dicho.

Hiccup le miro confundido ¿Cuándo dijo eso?

Toothless se reía internamente, parece que ni siquiera se dio cuenta. No podía negar que la declaración (un tanto extraña) de parte de Hiccup le había hecho muy feliz, pero, también se percató que había otra cosa. Tenía la idea formada en su cabeza, pero no se atrevía a preguntar, por otra parte la curiosidad le estaba matando, si de verdad quería comenzar una relación con el pequeño lo mejor sería salir de duda, de esa manera tendría una idea de cómo actuar a partir de ahora. Tomo una gran bocanada de aire antes de hablar.

-em…Hiccup…

-mmm

-bueno, ¿puedo preguntarte algo?

Su compañero le miro extrañado pero afirmo con la cabeza.

-bueno, em…tú… ¿tuviste una mala experiencia, verdad?...ya sabes, sentimental.

La cara del joven se prendió cual semáforo, desvió la mirada mientras mordía su labio, parece que dio en el blanco.

-Hiccup, ¿es eso verdad?... ¿por eso te da tanto miedo acercarte a las personas, cierto? (acuno su rostro en las manos), ¿me puedes decir que paso?

El mayor estaba consiente que debió ser algo terrible, tan terrible como para obligar al chiquillo a reprimir sus sentimientos, por temor a salir herido de nuevo, y tal vez Hiccup se negara a contarle, pero no perdía nada con intentarlo.

Hiccup lo medito unos minutos, el chico no se había separado de su compañero que le abrazaba de forma protectora, se acomodó en el sillón, pegándose al cuerpo de su amigo. Tal vez era momento de sacarlo, de dejarlo ir, después de todo eso solo le causaba dolor. Miro a su compañero y comenzó a hablar.

-Hace un par de años yo trabajaba en un periódico. Era un lugar agradable, tenía muchos amigos, me gustaba mi trabajo y todo marchaba bien. Yo tenía un amigo, un chico que conocí desde mi infancia…era mi mejor amigo, nos conocimos desde pequeños, era mi vecino, nos hicimos buenos amigos ya que teníamos gustos similares, a los dos nos apasionaba la fotografía, estudiamos en los mismos colegios, la misma carrera y nos recibimos al mismo tiempo, incluso entramos a trabajar al mismo lugar….con el paso del tiempo nuestra relación fue avanzando, si hizo más estrecha y en poco tiempo…comenzamos una relación.

Toothless le escuchaba atento, no estaba muy seguro sobre si quería saber de los anteriores amoríos de su pecoso…pero ni modo, él pregunto.

-todo marchaba bien…o almenos eso creía. Pasados algunos meses, todo cambio. El trabajo seguía igual, pero el ambiente no… Furious, mi pareja, comenzó a evitarme…nuestra relación era secreta, ya que mi familia es…muy especial, por lo que decidimos ocultarla, no sabía cómo reaccionaría mi padre, para el Furious era mi mejor amigo, casi mi hermano, sabía que si se enteraba se enfadaría mucho y…tenía miedo de que lo alejaran de mí…en principio creí que la separación se debía al temor de ser descubiertos ya que…bueno…mi padre es el dueño del periódico (eso sorprendió mucho al moreno, fue muy arriesgado por parte de los dos), entendía el temor de Furious, se arriesgaba a ser despedido por salir conmigo y posiblemente a nunca más encontrar empleo, ya que mi padre es muy influyente…la verdad es que, le amaba mucho por ello.

El chico callo unos momentos, recordar a su primer amor le había removido el cerebro, una gran cantidad de emociones le embargaban, anhelo, cariño, tristeza…dolor. Se había emocionado tanto con Furious que llego a creer que estarían juntos toda la vida, parecía cosa del destino…pero olvido recordar que nada está escrito y el destino cambia constantemente.

-y… ¿Qué fue lo que cambio, porque se empezó a alejar de ti?

La verdad el moreno se moría de curiosidad, que hizo que ese tal Furious se alejara de alguien tan lindo y tierno como lo era Hiccup.

-la verdad, en principio temí que mi padre nos hubiese descubierto, por fortuna no fue así, él se comportaba igual con nosotros, sin sospechar nada….pero…cada vez que le preguntaba a Furious que pasaba él siempre me respondía que nada y que seguíamos igual…como pareja. Eso me tranquilizaba, pero solo por unos días. Tiempo después no solo fue el alejamiento de Furious…de repente, de un día para otro, todos en el periódico comenzaron a evitarme, no tan descaradamente como en la oficina pero (el chico intento bromear, pero la tristeza en su rostro no le dio oportunidad)…me veían molestos, enfadados por algo…y no sabía que era.

Toothless lo sentó en sus piernas y lo acuno cual niño pequeño, debió ser muy difícil para él. Una cosa es que todos te detesten al principio (como ocurría en la oficina) y otra es que pierdas la confianza y aprecio delas personas, eso realmente duele ya que te hace dudar de ti, obligándote a cuestionarte una y otra vez sobre lo que hiciste mal, como para ganar el odio colectivo de tus amigos.

-…em….empezaron a circular rumores sobre mí, malos… peores de los que dicen en la oficina (si el chico era muy consciente de lo que lo demás pensaban). Muchos decían que yo me robaba el trabajo de Furious, que me aprovechaba de mi posición para hacer valer mi trabajo, que me aprovechaba de él para quedar bien con mi padre, que yo no tenía talento y cosas por el estilo… ¡pero eso no era verdad! (se apresuró a defenderse) yo jamás haría tal cosa, nunca me aprovecharía del trabajo de los demás para sacar ventaja…yo…

-te creo amor.

El moreno le dio un suave beso en las mejillas. Nunca creería eso de Hiccup, le había visto batallar con el trabajo de sus camaradas, ayudándoles a mejorar, sin pedir nada a cambio, más bien eran ellos los que se aprovechaban de Hiccup, cargándole la mano, exaltando los resultados del menor como si fuesen propios, no negaba que eso le molestaba…bastante. En principio no entendió porque Hiccup lo permitía, digo si de verdad fuese tan malvado y ególatra como los demás decían se habría negado a ayudarles, les habría humillado frente a su jefe por tan mal trabajo…pero no lo hacía, se quedaba callado y les ayudaba a avanzar… ¿Cómo es que nadie se daba cuenta de esto?...No, pensándolo bien si había alguien que se daba cuenta, su jefe. Por eso se empecinaba en que Hiccup revisara cada fotografía y esta no era publicada hasta tener la aceptación del menor. Era claro que el dueño era consciente de lo que ocurría en su oficina y sabía de antemano de la importancia del chico.

Esto le alivio un poco, parece que no era el único que apreciaba realmente al castaño, aunque… lo mejor sería aclarar las cosas al regresar, no quería que la reputación del chico se viese más afectada por unos tontos rumores.

-gracias…me alegra que me creas…Un día Furious se acercó nuevamente a mí, no terminamos formalmente ni nada por el estilo, por lo que yo aún tenía la esperanza de regresar con él, me aseguro que todo estaba bien y que no debía escuchar las tonterías que se decían, esto me alivio, ya que incluso mi padre comenzó a creerlas. Todo pareció regresar a la normalidad, de nuevo estábamos juntos…pero solo fue una ilusión, un engaño. Un día, llego un trabajo muy importante, una entrevista a un cantante muy famoso, Furious me informo que mi padre quería que yo tomara las fotos, así que acudí sin dudarlo, todo transcurrió normal, termine mi trabajo y estaba por retirarme, pero…mi modelo me invito un trago, no me negué ya que no deseaba ofenderlo y… (La voz del chico comenzó a quebrarse de nuevo, gruesas lagrimas comenzaron a caer de sus ojos)…no…no sé qué fue lo que sucedió, desperté el otro día, desnudo en su apartamento.

El chico se abrazó al cuello de su amigo y comenzó a llorar desconsolado. Toothless le abrazo con fuerza e intento reconfortarlo. La sangre le hervía, tenía unas inmensas ganas de salir y darle una paliza al idiota de Furious y al estúpido cantante ese, quien quiera que fuera. La idea de que ese imbécil abuso de Hiccup le retorcía las entrañas, pero ya lo encontraría y lo aria pagar por ello.

Pasaron varios minutos antes de que Hiccup pudiese controlar el llanto, cuando el chico se calmó un poco continuo con su relato.

-cuando llegue a la oficina todos me veían con odio. Mi padre se encontraba furioso y me mando a llamar…snif…él…él estúpido ese le dijo que yo lo seduje y me metí a su cama por la fuerza, con la amenaza de que si no lo hacía me encargaría de que el periódico lo difamara y arruinara su carrera, también le mostro una serie de fotografías donde yo y el teníamos sexo…intente hablar con mi padre, pero él no dejaba de gritarme e insultarme, me reprendió por haber tomado un trabajo que no me correspondía pa…parece que ese trabajo se lo dio a Furious. No importo cuanto trate para que me escuchara, él simplemente no lo hizo, me corrió de la oficina y del periódico, amenazándome para que no volviese a poner un pie en el edificio. Me dijo que le había humillado, que lo decepcione, que le daba asco y cosas por el estilo. Al salir todos en la oficina me insultaron y agredieron…corrí a casa para pedirle una explicación a Furious pero…se había ido, sus cosas ya no estaban.

-Hiccup…lo lamento tanto.

-…snif…pa…paso una semana para que él regresara y me contara lo sucedido, je (nuevamente las lágrimas brotaron de su rostro), me dijo que siempre me había odiado, que me envidiaba porque yo tenía todo lo que él deseaba, amigos, una familia perfecta, una buena posición, todo…me echo en cara toda mi vida. Que jamás me amo y solo fingió para arrebatarme todo lo que él quería. Fue él quien inicio esos rumores, quería que todos en la oficina estuviesen en mi contra, el cantante…era su amigo y no dudo en ayudarlo, entre los dos me drogaron y tomaron una serie de fotografías, las cuales le mostraron a mi padre, asegurándose que este me odiara, gracias a sus prejuicios. Al final consiguió arrebatarme todo. Mi papá me desconoció como hijo, Furious apareció como un gran héroe al llegar a un acuerdo con su amigo, de forma tal que se quedara callado y no manchar la imagen del periódico, esto hizo que mi padre le apreciara más, le ascendió dejándolo como el jefe del área artística y reconociéndolo como hijo frente a los demás empleados, los cuales le idolatraban por ser tan bueno y limpiar el desperdicio de su supuesto amigo…yo me mude de la ciudad, quería alejarme de todo…olvidarlo.

-amor, como lo siento, jamás creí que…

-cuando llegue aquí decidí no abrirme al mundo nunca más. No quería enamorarme, no quería tener amigos, porque sabía que todos ellos serían falsos, que me traicionarían y darían la espalda a la primera oportunidad, que se aprovecharían de mí como los demás lo hicieron…por eso no te quería cerca, por eso me alejo de todos…me da miedo que me lastimen…pero…tampoco quiero estar solo, me duele mucho estar solo.

Toothless lo abrazo con fuerza y comenzó a besar su cara, ahora entendía al chico, le habían robado la confianza, la de sus padres, la de sus amigos…su amor. Era normal que intentara protegerse…pero esa no era la manera correcta.

-Hiccup escúchame, no te puedes cerrar al mundo por una mala experiencia, tienes que afrontarla, superarla, no te puedes estancar, de lo contrario… él te habrá derrotado. Amor, tú ahora no estás solo, me tienes a mí, te prometo que siempre estaré a tu lado, te voy a cuidar como tu dragón protector (bromeo), pero no puedo hacerlo solo, necesito de tu ayuda, si tú te bloqueas, te encierras en tu propio mundo, le das un arma a la gente para que te odie, para que te juzgue sin conocerte, se harán una idea errónea de ti y eso puede ser muy peligroso, te van a dañar sin un motivo.

-pero los del periódico me conocían y aun así ellos…

-cariño, no toda la gente es igual, ellos te envidiaban como lo hacía Furious, eras el hijo del patrón y con un talento inigualable, es claro que estaban celosos de ti y viendo la oportunidad para molestarte, la aprovecharon.

-pues en la oficina tampoco les caigo muy bien que digamos.

-pero eso es porque no les permites conocerte, aún no saben quién eres realmente y eso les intimida. Pero te puedo asegurar que en cuanto te conozcan te van a adorar, como yo lo hago. Cariño tienes que darles la oportunidad, la gran mayoría son unos idiotas, pero no todos te lo aseguro. No quiero que lo hagas de golpe, suéltate poco a poco, comienza hablando un poco más fuerte, je. (Hiccup le golpeó el pecho, sonriendo) y no tengas miedo, estaré a tu lado todo el tiempo, cuidándote…lo prometo.

-no me vas a traicionar.

-primero muerto

-lo prometes.

-cariño, soy tu dragón lo olvidas, tu protector, tu eres mi tesoro más valioso y jamás permitiré que te dañen, lo juro por mi vida.

-más te vale…o te juro que lo lamentaras.

-ja, si cielo, lo sé (los chicos compartieron un tierno beso, al terminar Toothless junto sus frentes y le miro emocionado), entonces… ¿estamos juntos? (se animó a preguntar).

Hiccup sonrió enternecido, beso su frente antes se afirmar.

-si no te molesta estar con un tempano de hielo como yo…Sí.

-ja, claro que no mi hielito…aparte quiero ver que tan rápido te puedo fundir (sonrió pícaramente).

-¡Toothless!...acabamos de empezar y ya estas molestando (reclamo sonrojado).

-era broma Hiccup, era broma, ahora, ¿qué te parece si vamos a celebrar nuestra primera navidad juntos, eh?

-suena bien.

-entonces afuera, muero de hambre y hay un excelente restaurante italiano en la esquina.

El azabache se apresuró a colocarse un abrigo. Hiccup le espero paciente en la sala, abrazando a su Toothless de peluche.

-bien, andando, ya casi es media noche y no sé a qué hora cierran… deja de abrazar a mi remplazo.

-pero es muy suave y tierno.

-si pero yo lo soy más (el moreno le arrebato el muñeco y lo sentó en el sillón, para después prender la televisión), Toothless dos te quedas cuidando la casa en lo que regresamos, no te tomes mi cerveza.

-je, despreocúpate, no le gusta el alcohol.

-¡que!, ¡eso es sacrilegio!, bueno no importa después le enseño a beber.

Se encaminaron a la salida, tomados de la mano.

-por cierto, ¿te gusto mi regalo?

-sí, es una cámara fantástica, donde la obtuviste, se ve muy antigua.

-ah la encontré por ahí (mentira, se la paso todo el mes buscándola en tiendas de antigüedades, le salió saca y la reparación peor, pero valía la pena).

Los ojos bordados con hilo les miraba partir, la puerta se cerró tras ellos, quedando sola la habitación…bueno, con un hermoso dragón de peluche que se entretenía viendo un especial de navidad.

Este año terminaba, pero auguraba un buen inicio de otro. Uno donde el hielo se derretía y daba paso a la cálida primavera.

Fin.

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Y se acabó, Katse espero te gustara, la verdad no soy muy buena con cosas empalagosas pero la lucha se hace.

Lamento mucho el retraso, pero la escuela y el jodido trabajo no me dejan tiempo libre, ni vacaciones tuve T-T . Bueno eso no importa, espero pases un buen inicio de año y todos tus deseos se cumplan.

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Los leo en las siguientes actualizaciones, las cuales espero sean rápido.