Rumania, el anfitrión de la junta mundial que se da cada seis meses, donde los representantes de las naciones, las naciones en persona, asisten obligadamente. Todo es informativo, y aburrido para casi todas las naciones, para evitar que todo el mundo se quede dormido, Estados Unidos suele darle una pizca de diversión creando peleas principalmente entre él y la nación que suele considerar su padre, Inglaterra. Para cualquiera es una forma extraña de pasar en familia.
Aunque hay algunos que, en opinión de otros no deberían estar ahí. Uno de ellos era Alemania, el odiaba que su hermano, el cual era una ex nación asistiera a las reuniones si prácticamente esos asuntos a él ya no le interesaban, ni le competían. Prusia era en sí molesto con esos aires de grandeza que se atribuía, que ni siquiera tenía derecho a tener. Su nación desapareció y todo el mundo siguió con sus vidas pero al parecer Prusia se resistía a quedarse relegado.
Otra nación que deseaba la inexistencia de otra era Italia Romano, el deseaba que lo tomaran en cuenta, eran dos Italia pero solo uno recibía ese título. Mientras él atendía las necesidades locales de la nación, Italia Veneziano se encargaba de los negocios internacionales, entregándole todo el crédito a su hermano menor. Odiaba con toda su alma que él estuviera a su alrededor. Preferiría hacerse cargo solo él de todo estaba seguro que lo haría mucho mejor.
La mañana fue relativamente normal, las presentaciones estaban bien y excelentes, en un estilo profesional, como debería ser. Pero hay veces que las naciones, de la misma forma que los humanos cometen errores. Y eso fue lo que empezó todo.
‒ pss... ¿fratello? ‒ susurró Veneziano a su hermano, el cual estaba sentado a su lado.
‒ ¿ahora qué? ‒
‒ dime que tú tienes la presentación ‒
‒ ¿dé que hablas? Yo no tengo ninguna presentación ‒
‒ Oh no... ‒
‒ no me digas, imbécil que... ‒
‒ la olvide, creí que tú la habías cogido ‒
‒ ¡se supone que ese es tú trabajo! ‒ a Romano le faltaba un poco para gritar, pero no lo hizo o todo el mundo se hubiera dado cuenta.
‒ Bueno tal vez haya tiempo para que alguien me la envié... ‒
‒ Italia es tu turno ‒ dijo Inglaterra quien era el moderador.
‒ Este... ‒ Veneziano se levantó algo nervioso y avergonzado ‒ lo lamento pero hubo una pequeña confusión y olvide el almacenador que tenía mi presentación, ¿podría exponerla más tarde? ‒
‒ supongo... Islandia tu turno‒ dijo Inglaterra sin darle importancia.
Pero Romano estaba furioso podía sentir todas las miradas burlonas a su espalda, y cuando regresó a ver su hermano menor estaba sonriente como siempre, como si nada hubiera pasado, enviando un mensaje de texto para que se la enviaran, eso era la gota que derramó el vaso. ¿Acaso Veneziano no se daba cuenta lo mal que estaban quedando? Romano decidió ignorarlo, porque si no lo hacía era lo más probable que le diera un golpe y luego tendría que soportar su horrible lloriqueo.
Para cuando las juntas acabaron ya era muy tarde, y las naciones se dirigían de vuelta a sus respectivas casas, porque Rumania no había contratado un hotel, o no, él prefería dar sus juntas en uno de sus castillos, aunque al público eran monumentos históricos; en está ocasión el castillo era el de uno de sus personajes más crueles y despiadados que hubiera pisado su nación, "Vlad, el empalador". Nadie en su sano juicio se quedaría a descansar en el hogar de dicho personaje que inspiro a la creación de los vampiros en el folklore europeo.
Veneziano había convencido a Alemania para pasear por el castillo, a España le pareció una excelente idea y le propuso lo mismo a Romano, Prusia iría quieran o no. Las cinco naciones revisaron el castillo, entraron a cada habitación que estuviera abierta, hasta que llegaron a una, donde su anfitrión estaba guardando unas cajas.
‒ ve ~ Rumania ¿qué es está habitación? ‒
‒ es una bodega simplemente ‒
‒ ¿y qué cosas guardas aquí? ‒ preguntó España
‒ varias cosas, como algunos documentos de mis antiguos jefes, u objetos mágicos de colección ‒
‒ ¿mágicos? ‒ preguntó Alemania escéptico.
‒ ¿cómo qué tipo de objetos? ¿Una escoba voladora? ¿Una capa de invisibilidad? ‒
‒ Bruder, ¿no puedes callarte? ‒ dijo Alemania disculpándose después con Rumania
‒ No hay problema estoy acostumbrado ‒
‒ve ~ ¿qué es esto? ‒
‒ Un espejo, imbécil ‒
‒ No cualquier espejo Romano, ese espejo puede cumplir un deseo por persona, siempre y cuando se haya formulado con gran emoción e intensidad ‒
‒ así, entonces dejen que su asombrosidad lo haga primero, deseo que el señorito de Austria me respete y desee estar conmigo, kesesesese... ‒
‒ ve~ yo deseo pasta ‒
Esos dos deseos fue la gota que derramo el vaso para dos naciones.
‒ eres un imbécil, un idiota ¿por qué demonios existes? ‒ gritó romano.
‒ Ve~ fratello ¿hice algo mal? Sabes que me encanta la pasta ‒
‒ bastardo debiste pedir que nuestro actual problema se resuelva ‒
‒ ¿qué problema? ‒
‒ ¿qué problema? ‒ dijo imitando la voz de su hermano de manera despectiva ‒ pudiste haber pedido que se regrese el tiempo para no quedar mal ante todos porque te olvidaste esa estúpida presentación ‒
‒ ve~ pero fratello eso ya lo arreglamos, igual nadie se molestó‒
‒ kesesese... en realidad todos estaban molestos ‒
‒ ¡bruder! creo que no es prudente que interfieras, es obvio que tu opinión no importa aquí‒
‒ Oeste, ¿qué acaso no puedo opinar nada? ¿Te crees superior por el hecho de que eres una nación y yo dejé de serlo? ¿Eh? Responde si te atreves ‒
‒ Este... ‒
España intentaba parar las dos discusiones pero nada daba resultado así que se paró junto a Rumania y se limitó a observar.
‒ oh no ni pienses que yo mueva un dedo para arreglar todo lo que tú has arruinado porque la culpa es completamente tuya ‒
‒ pe- pero ambos debemos...‒
‒ detente ahí estúpido, una nunca me has preguntado mi opinión sobre las decisiones que tomas y nunca jamás me tomas en cuenta para siquiera discutirlas, y ahora vienes y dices que yo soy el que debo arreglarlo, todas nuestras desgracias son causadas por tú estúpidas decisiones...si por mi fuera tu no existirías...‒
‒ Romano...‒ dijo España sorprendido tratando de bajar la rabia del italiano
Pero si la rabia de Romano aumentaba, la de Alemania estaba aflorando, fue así que Alemania tomó de la mano a Prusia y lo llevó al otro extremo de la habitación para hablar tranquilos pero eso se estaba saliendo de control.
‒ Bruder ¿qué no ves que ya no tienes ni voz ni voto en estas juntas? ¿Por qué simplemente no te quedas en casa? ‒
‒ no quiero, no me puedes obligar a eso... Oeste si me quedo en casa... ‒
‒ Sí. Sí te volverías loco, pero preferible uno que todos, estoy cansado de tus comentarios estúpidos y tus actos infantiles, ya dejaste de ser una nación, ya no eres asombroso o grande como solías, supéralo y déjame en paz ‒
‒ creo que esto se está saliendo de la raya ‒ volvió a intentarlo España sin éxito.
‒ no me interrumpas bastardo cara de tomate... Todos mis problemas se han originado desde que este de aquí‒ dijo señalando a su hermano el cual seguía sosteniendo el espejo en sus manos‒ llegó a este mundo; Veneziano responde ¿para qué demonios existes? Solo causas problemas, lloras, eres débil, te escondes, ¿crees que eso es lindo de ver? y dices que eres el nieto predilecto de Roma ¿eh? ‒
‒ fratello estás diciendo cosas crueles y yo nunca he dicho eso... ‒
‒ Estoy hasta aquí, hubiera preferido que te desvanecieras antes de que estuvieras aquí fastidiando‒
Ambas naciones estaban preparadas para la última frase dolorosa antes de que toda su relación se acabara. Pero antes de que Romano pudiera gritar a todo pulmón su más soñado deseo su hermano lo interrumpió.
‒ Ya no te voy a molestar... Jamás volverás a verme o a oír de mí, de eso lo juro...‒ gritó Veneziano
‒ Que bien, me alegro muchísimo aunque desearía que mejor que te borraran de este planeta‒
‒ Alemania... eres un mal agradecido, no te das cuenta lo que yo he hecho por ti, lo que he soportado por ti. No tienes derecho a negarme la existencia, al menos no esperaba que tú lo hicieras de manera tan cruel como lo estás haciendo‒
‒ digas lo que digas ya no me interesa, prefiero que te calles ‒
‒ bien, como digas, en cuanto lleguemos a casa me iré, y jamás volverás a ver a mi asombrosidad cerca de ti ‒
Tanto Prusia como Veneziano estaban derramando lágrimas; Veneziano no le importaba que lo vieran llorar, en cambio Prusia hacía el esfuerzo terrible para no parecer débil pero para este punto estaba tan frustrado y triste que nada le importaba.
Esa imagen hizo que Alemania empezara a recapacitar, pero aún se mantenía firme en lo que había dicho.
‒ Bruder, no digo que te vayas así, solo digo que cambies de actitud, desearía que te comportaras como lo que eres ‒
Un trueno cayó a la distancia.
‒ Cuidado con lo que desean luego no se pueden dar marcha atrás ‒
‒ jamás me retractaré de lo que acabo de decir ‒ gritó Romano orgulloso
‒ Y yo mucho menos ‒ dijo Alemania decidido
Veneziano no lo soportó más soltó el espejo en una de las cajas y salió corriendo.
‒ ¡Italia! ‒ gritó España
‒ déjalo, que llore, sin mí no puede irse yo tengo las llaves del auto ‒
Prusia no dijo nada y se quedó callado aun cuando su hermano lo condujo a su auto para irse a casa. Romano no pudo evitar sentirse culpable cuando vio a Veneziano sentado a un lado del auto debajo de la lluvia, pero ni él ni su hermano se dirigieron la palabra en todo el trayecto.
Cuando llegaron a la casa, Alemania intentó disculparse. Pero Prusia no lo dejó hacerlo y se dirigió hacia el sótano que había sido su hogar durante las últimas décadas, Alemania esperaba escuchar el típico ruido de botellas y música a todo volumen, en su lugar un gélido silencio se hizo presente, no pudo escuchar nada, y eso que pegó su oreja a la puerta. Decidió darle un tiempo y al día siguiente arreglarían las cosas.
Veneziano bajó del auto y se encerró en su habitación. Romano hizo lo mismo, pero se preguntaba ahora si era lo correcto. La tormenta cada vez era más fuerte y sabía lo sensible que era su hermano a los truenos. Si no viene en la noche a su lado, de seguro pasará toda la noche llorando. Lo arreglarían en la mañana.
La tormenta siguió presente. Al caer las cuatro de la mañana una luz iluminó el espejo de los deseos, en él se reflejaron dos figuras, una era Veneziano, y la otra era Prusia. Cada imagen se veía de diferente manera, mientras que la primera se difuminaba lentamente hasta quedar como una mancha de vapor en el vidrio, la otra en cambio se oscurecía cada vez más y más, hasta que no existía nada de luz en la imagen.
Cuando amaneció, Romano se levantó como siempre y se dirigió al comedor como siempre pero algo no era como siempre, Veneziano no estaba ahí preparando el desayuno. Muy molesto se dirigió hacia la habitación de su hermano pero cuando llegó ahí no había rastro de Veneziano, es más parecía como si su hermano nunca hubiera vivido ahí, no estaban sus cosas, la habitación parecía una bodega. ¿Será que su hermano cumplió la amenaza del día anterior? Romano buscó por toda la casa y no había rastro ni siquiera de las cosas de su hermano. Extraño.
No tuvo tiempo de pensar porque el teléfono sonó insistente.
‒ ¿pronto? ‒
‒ Italia ya era hora, necesito todos los reportes para dentro de una hora ‒
‒ mira, Veneziano no está así que cuando lo... ‒
‒ ¿Veneziano? Dé que hablas Italia, te pedí los reportes hace dos meses ¿los hiciste sí o no? ‒
‒ superior ya le dije que...‒
‒ mira Italia no tengo tiempo para tus bromas, ¿te sientes enfermo es eso? ‒
‒ Este... ‒
‒ Bene, no importa... toma libre la semana, pero recuerda los reportes para el final de la siguiente semana ¿oíste? ‒
El hombre colgó, acaso era una broma. Romano no había preparado reportes desde que se unificó con Veneziano y si su superior no tenía ni la más remota idea de quien era Veneziano. No, no puede ser, esto era una pésima broma eso era todo. Llamó de nuevo a su oficina, esperaba que su secretaria le contestara.
‒ ¿pronto? Oficina del Sr. Italia‒
Ahí estaba. Lo sabía.
‒ comunícame con Veneziano por favor Rosario‒
‒ ¿quién es Veneziano? ‒
‒ ¿cómo que quien es Veneziano? Si acabas de decir que es su oficina‒
‒ signore Romano, ¿se encuentra bien? Porque no entiendo está es su oficina, usted es Italia ¿no? ‒
‒sí pero soy la mitad sur, comunícame con la mitad norte ‒
‒ ¿mitad norte? ¿Quiere que lo comunique con alguien en toscana? ‒
‒ no, comunícame con la otra nación de Italia‒
‒ signore de verdad que no le entiendo, usted es la única nación que tenemos ‒
‒ ¿la única? ‒
‒ Si signore ¿para qué tendríamos otra? ‒
Fue en ese preciso instante que Romano recordó "desearía que mejor que te borraran de este planeta"
‒ hay no... No me hagas caso, Rosario no comentes con nadie nada ¿está bien? ‒
‒ Lo que usted diga‒
En ese instante Romano tomó sus llaves se subió al auto y se fue.
Alemania despertó y en cuanto se dirigió a la cocina para preparar el desayuno se topó con Prusia, el cual estaba limpiando la cocina, mientras un exquisito desayuno esperaba en la mesa.
‒ ¿Bruder? ‒
‒ Mein Herr Alemania, perdone, no le traje aún su periódico en seguida lo tendrá no se preocupe ‒
‒ ¿Mein Herr? ¿Te pasa algo? ‒
‒ No, Mein Herr Alemania, hago mi trabajo como siempre lo he hecho ‒
Algo no andaba bien. Alemania se preguntaba si esto era un tipo de broma, debía serlo, Prusia tratarlo así jamás.
‒ Bruder sé que te dije cosas horribles pero... ‒
‒ ¿cosas horribles? No, Mein Herr Alemania. Estoy contento de que me trate así. Puede hacer lo que sea conmigo‒ dijo Prusia sonriendo, no su típica sonrisa, o no sino una sonrisa forzada, fingida que a Alemania no le gusto para nada.
Y de pronto se le vino una cosa, "desearía que te comportaras como lo que eres" Alemania no lo pensó dos veces y salió de la casa.
‒ ¿Mein Herr Alemania pasó algo? Recuerde que está en pijama. ‒ gritó Prusia
Ambas naciones llegaron al castillo de Rumania al mismo tiempo, pero sorprendentemente esa nación los esperaba en la puerta.
‒ Vaya, ¿qué acaso no dijeron que no se iban a dar marcha atrás? ‒ dijo Rumania sonriendo maliciosamente ‒ porque se les cumplió, y ahora deberán aguantárselo... ¡jajajaja! ‒
Espero que les haya gustado. Este es uno de mis intentos para demostrar que todo el mundo es necesario en este mundo. Ahora díganme que es lo que opinan de este humilde fic. Como siempre espero sus críticas y/o sugerencias y/o comentarios.
Hetalia nunca me ha pertenecido.
Por cierto = Pronto= aló; así se contesta el teléfono en Italia. Y Mein Herr, según un amigo, Daniel, quien sabe alemán es lo más parecido a Amo, o patrón, o inclusive si es textualmente se leería mi señor.