HOLA, ESTOY DE VACACIONES Y PLANEO OCUPARLAS DE FORMA PRODUCTIVAS, ESPERO QUE LES GUSTE, ES CON MUCHO AMOR

CAPITULO 1

Se despertó temprano pensando en darle una pequeña sorpresa, aquel día era importante para ambos por dos grandes razones y por lo mismo, Severus no queria perder tiempo. Salió de su cama y se dirigió rápidamente al baño sin hacer ruido alguno, sabía que ella tenía el sueño ligero al igual que él, por eso, aquello sonaba a un reto secreto entre ellos. Y él amaba tener retos con ella.

Una vez aseado, se dirigió hacia la cocina de su casa y se dedicó a preparar el desayuno para ambos, pero pensado especialmente para la joven. El elfo de la casa lo ayudó a preparar aquellos panqueques rellenos de dulce de arándanos que tanto le gustaban a la mujer, mientras que él preparaba una taza de café amargo para él y en otra terminaba de exprimir el zumo de una naranja.

Colocó todo aquello en una bandeja, y agradeciendo al elfo que lo había ayudado, comenzó a subir las escaleras que llevaban al piso superior con sumo cuidado de no botar nada y tampoco generar ruido alguno. Iba con un destino en particular, uno muy especial y todo aquello debía ser perfecto.

Golpeó suavemente con sus nudillos la puerta que estaba frente a él, esperando una respuesta que nunca llegó

-¿Puedo pasar?-volvió a preguntar el hombre luego de unos minutos

"A de estar durmiendo" pensó él, antes de abrir la puerta con suavidad.

Pero sus pensamientos estaban equivocados. Los incontrolables rizos con los cuales tenía que lidiar día a día estaban frente a él, meciéndose suavemente mientras que la dueña de estos movía su cabeza de un lado para el otro buscando el ángulo perfecto para seguir con sus cometidos. Severus dejó la bandeja sobre el escritorio que había en la habitación y avanzó hacia la joven mujer que seguía de espalda.

Vio cómo iba vestida, un chaleco de un color crema que obviamente era dos o tres tallas más grande para la contextura de ella y un short de color azul que dejaba ver sus largas piernas blancas y sus pies que en esta oportunidad iban descalzos. Se había dejado el cabello suelto, así podía ver cuánto le había crecido desde la última vez que ella misma se lo habían cortado, ahora esos rizos llegaban hasta su cintura.

Desvió la mirada hacia el gran caballete que estaba frente a la joven y observó lo que había en él. Sus ojos quedaron prendados en la imagen en la cual, la chica había estado trabajando

-Es muy bueno Honey-dijo Severus, colocando sus manos en los hombros de la muchacha

Honey dio un pequeño salto al sentir las manos de su padre, joder, algunas veces olvidaba lo sigiloso que podía ser

-Gracias papá-dijo ella quitándose los audífonos de los oídos y dejando el lápiz grafito que tenía entre sus manos para dejarlo en el caballete y así poder voltearse a ver su progenitor.

Severus tomó la bandeja del escritorio de su hija y con un movimiento de su varita, transformó una de las cajas que había en la habitación en una mesa para así poder desayunar junto a ella

-Oh, rico, panqueques con arándanos-dijo la joven tomando uno de los dulces con sus manos y sonriendo al hombre quien le había traído semejante manjar-No debiste molestarte tanto papá-

-Fue Tob quien los hizo-dijo Severus tomando un sorbo de café

Fue allí cuando el parecido volvió a ser evidencia en su hija. Severus sabía que al igual que su madre, Honey odiaba que utilizaran a los elfos en las tareas domésticas. Esa era una de las tantas cosas que tenían en común.

El cabello rizado, la pequeña nariz, esas pecas que surcaban juguetonamente su nariz, la forma de su cara, de sus labios, sus ojos…el color de sus ojos, ese color que bien parecía whiskey de fuego, aquel tono entre castaño y amarillo…En lo único que se diferenciaban era el color de cabello, mientras Hermione tenía el cabello de color castaño, el cabello de Honey era de un color tan negro como el de Severus.

¡Si hasta era una Gryffindor! ¡Y nada menos que la prefecta de la casa!

Pero tantas similitudes también mostraban grandes diferencias y él las conocía bastante bien. Honey era bastante más impulsiva que su madre, algunas veces no pensaba lo que decía y en eso era bastante parecido a él, su sarcasmo rayaba en lo imposible, esas muecas que realizaba con su rostro cuando algo no le agradaba, permanecer con cara de póker cada vez que se presentaba alguna dificultad y aquella pequeña sed de venganza eran, obviamente, genes de Severus.

Pero él no podía negar, que aun con aquellas diferencias, Honey era el vivo reflejo de su madre

-Papá…papá… ¿Me estás prestando atención?-

Severus dejó sus pensamientos y volvió a este mundo viendo a su hija con su ya típica mueca de enojo

-No-

-¿Y tienes el descaro de decirme que no?-

-Ya sabes que no me gusta mentir-dijo Severus tomando un panqueque

-O mejor dicho, que a mí no puedes mentirme-recalcó su hija levantando una ceja-Eres como un libro abierto-

-Creo, señorita, que se te subieron los humos a la cabeza luego de que lograste leerme la mente la semana pasada-

-La alumna supera al maestro-dijo Honey mordiendo su panqueque

Severus rodó los ojos, si, no había duda de que Honey había heredado su personalidad

-Y bien… ¿Qué me estabas diciendo?-

La joven le sonrió lentamente antes de levantarse de donde estaba y avanzar hacia un calendario que tenía en la pared de su habitación

-Mira la fecha…-

-Sé qué fecha es Honey-dijo él, terminando su desayuno-Es tu cumpleaños…-

-Y el aniversario de mamá y Trey-terminó Honey por él

Aquello era una herida que él nunca iba a poder cerrar, no importaba cuanto tiempo pasara.

Severus se levantó de su silla y fue a ver el dibujo que estaba realizando su hija, intentando ocultar el dolor que se mostraba en su rostro cada vez que tocaban ese tema, aquel maldito tema que recordaba casi a diario por el solo hecho de sentir que él era el culpable.

"Si tan solo hubiera estado allí" se decía él en su mente "Si tan solo la hubiera cuidado un poco más…"

En aquel lienzo se podía apreciar dos siluetas, una mujer y un hombre, ambos jóvenes y sonrientes, la mujer era muy parecida a Honey, salvo que en aquel retrato la mujer tenía el cabello castaño y se podía decir que había cumplido un poco más de 30, mientras que el hombre era de la misma edad de Honey, sus cabellos negros rizados llegaban hasta los hombros, aquellos ojos eran de un color ámbar parecido al whiskey que bebía Severus, salvo por las facciones un poco más marcadas y masculinas, aquel chico era muy parecido a ella, tanto así que podían ser mellizos…

Y lo eran.

-Me desperté con su imagen en mi mente-dijo Honey avanzando hacia su padre-Tenia que hacerlo-

-Yo no he dicho nada-

-Pero se nota que estás triste-repuso su hija-No intentes mentirme papá, te conozco demasiado bien-

Severus suspiró y rodeó los hombros de su hija con uno de sus brazos, aquello era verdad, Honey era la única persona viva que en realidad lo conocía a cabalidad ¿Cómo no hacerlo? Si él la crió durante estos 17 años…

-17 años pasan volando ¿No lo crees?-dijo él, observando aquel dibujo

-17 años y todavía no sé nada de ellos-repuso Honey molesta-Papá ¿Cómo era mamá?-

-Mírate en un espejo…solo cambia tu cabello a castaño-

-Papá-repuso ella-Estoy hablando en serio-

-Yo también-

Y allí estaba él, evadiendo el tema como siempre lo hacía cada vez que ella quería saber algo sobre su madre, Honey entendió hasta cierta edad que aquello era doloroso para su padre, pero tal parece que Severus no entendía lo doloroso que era no saber nada de ella. Honey solo había crecido con las frases "Eres igual a ella" "Te pareces tanto a…" "Merlín, es como tenerla entre nosotros"

Pero una chica no puede vivir siempre con esa imagen. Solo con cosas abstractas.

Honey quería conocer como era en realidad Hermione Granger.

Su tío Harry la había ayudado mucho en ese tema, él era el único que parecía entender un poco su dolor, aquel chico que no creció con padres comprendía la angustia de querer averiguar más sobre el pasado, más sobre sus raíces. Pero de igual forma, su queridísimo tío le escondía cosas, tal vez, porque no quería tener problemas con su padre.

"Hermione era una bruja excepcional, la más inteligente y valiente que he conocido. Fue y es mi mejor amiga" lo recordaba decir "Le encantaba leer y estudiar, en eso son muy similares, pero por sobre todo, Hermione era mi hermana, una persona maravillosa"

Cada una de esas frases solo la incentivaban a querer conocer más sobre ella, quería saber sobre su madre, lo necesitaba con urgencia.

-¿Por qué nunca…?-

-Es doloroso-respondió Severus

-¿Y para mí no lo es?- dijo Honey molesta-Tu al menos los conociste-

-No pude conocer a tu hermano-

-¡PERO A MAMÁ SI! ¡YO NO!-Volvió a arremeter ella-Yo…yo nunca pude…-

Honey se silenció al ver la mueca que realizaba su padre, tenía que dejar aquellos vómitos verbales, algunas veces la jodia monumentalmente y hoy, específicamente hoy, no quería hacerlo

-Lo siento-dijo ella abrazando a su padre-Es solo que…-

-Lo sé-

Severus se dejó envolver por el abrazo de su hija, maldiciéndose mil veces por ser tan cobarde con aquel tema, sabía perfectamente que su niña en algún momento de su vida iba a querer saber por su madre. Aquellas preguntas las hacía desde que tenía 4 años y 13 años evadiéndolas iban a cobrar algún día.

Pero él nunca iba a estar listo para hablar sobre aquello.

Porque todo lo acontecido ese día era su culpa. Única y exclusivamente su culpa.

-Lo lamento-dijo su padre-Quisiera poder decirte más pero…simplemente no puedo-

Honey enterró su rostro entre las ropas de su padre, aspirando aquella fragancia que conocía desde que tenía uso de razón, aquella que por tantos años la calmaba y la hacía sentir en un lugar seguro

-Yo también lo siento…es solo que…-se aferró más a él-Es extraño, sueño con ellos, pero nunca los he visto-

-Eso es una mentira-repuso su padre-Los ves muy seguidos-

-Si lo dices por el espejo papá, juro que…-

-No es por eso Honey-dijo Severus apartando a su hija-¿Acaso te olvidas que los visitamos generalmente?-

Ella pestañó y su sonrisa volvió a aparecer un su rostro. Que tonta era algunas veces

-Tienes razón-

Severus dejó que su hija se arreglara y bajó hacia la sala para poder leer unos momentos aquella carta que había llegado ayer por la noche de parte de Minerva McGonagall. Sus ojos se movieron rápidamente por la misiva y suspiró resignado cuando entendió que, aun faltando más de un mes para volver a clases, él debía ir al colegio e interrumpir las vacaciones de su hija. Dejó el sobre encima de la mesa una vez más, pero tomando la precaución de guardar el objeto que traía entre su túnica, Honey no debía verlo si no, hasta más tarde.

-Ya estoy lista-dijo su hija bajando las escaleras

Entre sus brazos, Honey llevaba 17 flores amarillas; 17 girasoles que sabía por una fuente muy confiable (Harry Potter y Ginny Weasley) fueron las flores preferidas de su madre. Cada flor representaba un año pasado. Un año sin ella. También representaba cada cumpleaños de su mellizo, aquel chico que nunca logró conocer fuera del vientre.

Y ahora los iba a visitar al cementerio. Igual que cada mes. Pero esto era distinto.

Hoy, 14 de Julio se cumplían 17 años desde que Hermione Granger había muerto dando a luz a sus hijos, Terrance y Honey. La única sobreviviente a esa noche había sido la pequeña, quien hoy por hoy seguía desconociendo los por mayores que envolvían la muerte de su madre y hermano mayor.

Salieron de la casa y se aparecieron en un cementerio a las afuera de Londres muggle, Honey sabía que su madre era hija de padres no mágicos, pero que habían muerto en la guerra contra Voldemort aun cuando Hermione quiso evitar aquello. Eso fue una de las pocas cosas que logró sacarle a su padre y aquello fue cuando tenía 5 años… 12 años desde ese acontecimiento y ella solo conocía un par de cosas más.

Caminaron en silencio, dejando que aquella paz los envolviera. Era raro que un lugar en el cual miles de personas lloraran trasmitiera aquella sensación, porque eso generaba en ambos, padre e hija disfrutaban hacer aquel recorrido, era por eso que al menos una vez al mes iban a aquel sitio. Porque era un bálsamo para sus heridas.

Se detuvieron frente a dos pequeñas lápidas de mármol oscuro, en las cuales todavía quedaban los vestigios de las flores pasadas, no estaban marchitas ni nada, pero solo eran 16…ahora el número debía cambiar

-Hola-saludó Honey- Es un bonito día ¿No es así?-

Severus vio cómo su hija se arrodillaba en el suelo y quitaba las flores, para luego limpiar un poco el lugar donde iba a colocar las nuevas.

Se acercó muy despacio, queriendo desviar sus ojos hacia otro lugar y no hacia esas letras blancas que decían:

"Hermione Granger Terrance Snape

Recuerdo de sus seres queridos Recuerdo de sus seres queridos

Estarán por siempre en nuestros corazones"

No había nada más, quizás porque nadie quería recordar la fatídica fecha, o quizás porque no querían amargar el cumpleaños de Honey porque a fin de cuentas, ese día también indicaba el cumpleaños de la joven Gryffindor. Y Severus junto con todos los demás siempre quisieron que aquella fecha se centrara más en la alegría que era tener a Honey entre ellos antes que lamentarse por no tener a Hermione y Trey.

Era cruel, pero la vida nunca había sido muy amable con Snape que digamos.

-Diecisiete-dijo la joven-Hoy cumplimos 17 Trey…la mayoría de edad en el mundo mágico, aunque no te emociones ¿Está bien? A papá le da un infarto si me descubre bebiendo o saliendo con un chico-

-Estoy aquí Honey, si es que no te has dado cuenta-repuso su padre aun ante las risas de la joven

-Lo sé, solo lo estoy afirmando delante de Trey y mamá, además, sabes que no salgo con alguien-

-¿Y el hijo del chucho ese?-

Sus mejillas se pusieron rojas y automáticamente se levantó del suelo

-Teddy y yo solo somos amigos-repuso Honey-Además…no deberías referirte así hacia su padre, menos en un lugar como este-

Severus se creyó esa mentira a medias. Sabía que su hija y el hijo de Lupin eran amigos desde que Potter fue a su casa con cabeza azul entre sus brazos, por ese entonces, el chico tenía un poco más de dos año. Luego, cuando su hija entró a Hogwarts junto con la nieta de Arthur Weasley y ambas fueron sorteadas a la casa de los Leones, pudo ver como aquel muchacho de 12 años (Iba a cumplir 13) por ese entonces, colocaba sus cabellos de un intenso color rojo cuando su hija pasaba cerca de él o le sonreía. Ahora con 19 y 17 años respectivamente, sabía que esos dos eran muy cercanos para su gusto, si, él era sobreprotector con Honey, pero vaya a saber que intensiones tenía ese lobito con piel de oveja con su niña.

Aunque Honey tenía razón en algo, no debía insultar a los difuntos estando en su territorio, a fin de cuentas, ahora Lupin estaba descansando junto a su esposa…algo que él nunca iba a tener, algo que él nunca logró.

Bueno, él pudo ver crecer a su hija, algo era algo.

-Papá ¿No tienes algo que decirles?-

La voz de Honey los sacó se sus pensamientos una vez más

-Los quiero, a ambos…y mucho-dijo Severus rodeando los hombros de su hija con su brazo-¿Terminaste?-

-Aun no…si quieres adelántate-

Severus la miró curioso unos instantes, antes de centrar su atención en aquellos ojos que ahora lo miraban suplicantes. Si lo miraba así, él no podía negarse

-Te espero afuera-dijo antes de retirarse y dejarla sola.

Honey esperó a perder de vista a su padre, antes de volver a posar sus ojos delante de aquellas lapidas. Tocó con su dedo índice las letras donde estaba el nombre de su madre, aquella mujer que le había dado la vida pero de la cual conocía muy poco, aquella mujer que enamoró a su padre, aquella chica que aun siendo una estudiante luchó por un amor que muchos tildaron de prohibido.

-Diecisiete mamá, hoy cumplí diecisiete…mi tío Harry dice que cuando tu tenías mi edad, mi papá te castigó mucho ese año ¿Acaso fue ese el año en que comenzaron a salir? ¿Cómo era él contigo? Porque admitámoslo, papá es un ogro dando clases…siempre beneficiando a Slytherin…-Honey se quedó pensando y una sonrisa se dibujó en su rostro, ella todavía no entendía como había quedado en Gryffindor y casi todo el mundo creía que ella era una Slytherin hecha y derecha-Bueno, casi siempre…pero a mí nunca me da puntos-

Ella tenía miles de preguntas, miles de dudas que nunca iba a poder hablar con su padre porque no iba a conseguir respuestas y además…algunas cosas solo eran entre chicas, todavía recordaba lo vergonzoso que había sido pedirle que la acompañara a comprar un sujetador…pero no cambiaba por nada en el mundo la cara de su padre y como en un dos por tres, llamó a Ginny Potter y Molly Weasley para que la acompañaran.

Además de la curiosidad por saber cómo era ella, Honey necesitaba de alguien con quien tener esa cercanía, como todas sus amigas las cuales confiaban ciegamente en sus madres. Por ejemplo, ella no podía decirle a su padre que, efectivamente Teddy y ella SI estaban saliendo, no, claro que no, Teddy correría el riesgo de morir desangrado luego de que su padre lo castrara ¡Más aún si se enteraba que ya lo había besado! Y todavía faltaba decirle a su padre que esa tarde Teddy iba a ir a su casa para ver películas con ella…joder, en verdad temia por la integridad de su novio

-Mamá…me encantaría conocer más de ti-

Ella quería conocer la historia completa, no solo pequeños fragmentos sin sentido ¿Cómo se tomó su padre el hecho que había dejado embarazada a la mejor alumna del colegio? ¿Cómo lo hacían para verse a escondidas? ¿Acaso él fue más suave con ella en sus clases? ¿Qué sintió ella en cuanto se enteró? ¿Cómo vivía diariamente la prefecta perfecta? ¿Qué cosas les gustaba hacer? ¿Hubo un chico antes que su padre?

Pero la pregunta que rondaba con más fuerza en su cabeza era ¿Cómo acabó su vida?

Se levantó del suelo y limpió la basura que tenía en sus rodillas

-Bueno, ha sido un gusto, prometo venir a fin de mes…estoy en séptimo mamá…y quiero ser auror…no sé ¿Quizás puedas ayudarme un poco? En transformaciones solo saque un "supera las expectativas" solo necesito aquella calificación…bueno, nos vemos-

Honey corrió por el cementerio, cuando vio que ya había pasado más de media hora, su padre debía estar de muerte.

-Ya era hora-dijo Severus, ofreciendo el brazo a su hija

-Lo siento, es solo que…se me pasó el tiempo-

Escuchó a su padre resoplar y luego se tomó del brazo, para hacer aparición conjunta, ella debía dar el examen este año, más si quería ser auror.

Cerró sus ojos y sintió ese extraño apretón en su estómago cada vez que aparecía en algún lugar, pero una vez que los abrió, notó que aquel lugar no era su casa, si no que el colegio

-Bueno papá, está bien que me guste estudiar y todo eso…pero mi idea de un feliz cumpleaños no es necesariamente venir al colegio-

-Eres tan graciosa cuando te lo propones Honey-dijo Severus con sarcasmo

-No sé de quién lo aprendí-repuso la joven-Pero en fin ¿Por qué estamos aquí?-

-Minerva quiere hablar conmigo-

-¿Sabes para que te quiere mi madrina?-

-Asuntos de Hogwarts-respondió desganado su padre

-Ósea que vas a firmar y enviar las cartas ¿Me equivoco?-

El resoplido que Severus generó le dio a entender que ella había adivinado.

Entraron al castillo todavía tomando del brazo, hasta que Severus, antes de subir por esas interminables escaleras, se soltó de ella y la quedó mirando, para luego suspirar y sacar lo que tenía guardado entre medio de sus ropas.

Ya era tiempo de darle algo que había pertenecido a Hermione. Y qué mejor que darle su viejo giratiempos.

Él observó la expresión de su hija, en como sus ojos brillaban ante aquel objeto tan peculiar y raro, pero él conocía esa mirada perfectamente, Honey quería saber que era, para que servía, de quien era, ella era igual que Hermione en esos aspectos

-Es un giratiempos…este en particular le perteneció a tu madre durante mucho tiempo-

-Es…muy bonito-

-Está roto, ya no funciona…se rompió cuando ella estaba en quinto año…un viaje al ministerio que salió un tanto mal-Severus apartó los rizos oscuros de su hija para así poder colocar aquella reliquia en su cuello-Pero aun así…quiero que tú lo tengas, hace tiempo que querías algo de ella y, creo, que esto fue algo muy valioso para ella-

-¿Por qué nunca lo he visto en casa?-

-Minerva lo tenía guardado…ella insistió para que te lo entregara de una vez por todas-

Honey tocó el metal que ahora tenía en su cuello. Ahora sentía a su madre un poco más cerca…solo un poco.

Entraron a la sala del director, en la cual encontraron a Minerva McGonagall muy sonriente junto a Harry Potter quien tomaba una taza de té recién hecho junto a la mujer. Ambos adultos fueron inmediatamente a rodear a la joven entre sus brazos y a desearle un feliz cumpleaños

-Me están…no puedo…respirar…-

-Que melodramática Honey-repuso Harry, revolviendo los cabellos de la muchacha-Creo que te has juntado mucho con Snape durante estos 17 años-

-Potter-lo reprendió Severus-Cállate-

-Cada año que pasa estas más gruñón-dijo McGonagall-Alégrate Severus, Honey acaba de cumplir 17-

Severus bufó audiblemente, lo cual causó las risas de los presentes

-Felicidades mi niña-dijo McGonagall-Pero ahora debo hablar con tu padre, no me tardo ¿Está bien? Harry, tu también debes venir con nosotros-

-En un momento-digo el hombre viendo como los otros dos se marchaban por la puerta

Honey vio cómo su tan querido tío Harry contenía sus lágrimas y luego sintió otra vez su abrazo. Ella se dejó querer, sabía que para él, esta fecha también era difícil, a fin de cuentas, él había perdido a su hermana.

Como ella perdió a Trey sin siquiera poder tenerlo.

-Lo siento Honey-

-No importa-dijo ella sonriendo-Lo entiendo-

Harry sonrió y secó sus lágrimas junto con sus lentes antes de buscar un bolso y entregárselo a la chica

-Aquí dentro está mi regalo, también está tu libreta, James la tenía escondida, Albus logró encontrarla-Oh Dios, James Sirius Potter y su intento de salir con ella… ¿Cómo decirle a un chico de 12 años que no, sin romperle el corazón de forma permanente? Ella había tratado de todas formas, pero tal parece que él, no lo entendía-Tranquila, tus dibujos están a salvo…solo escribió e una hoja "¿Quieres ser mi novia?"-

Ella negó con la cabeza, James era un chico tan especial…

-Son hermosos-dijo Harry-Siempre fuiste talentosa dibujando-

-Hoy me desperté e hice uno de mamá y Trey-

-Iré por la tarde a verlo-dijo Harry besando su frente-Me tengo que ir…y Honey-

-¿Si?-Dijo la chica viendo al hombre llegar a la puerta

-Lindo giratiempos-

Ella volvió a sonreír, aun cuando estuvo sola en la sala de la directora.

Ella conocía aquella sala desde pequeña, cuando su padre tenía que dar clases en el colegio ella se quedaba con su madrina y aprendía observando cosas sobre la magia, pero por sobre todo, aprendía por las sabias palabras del cuadro del ex director de Hogwarts, Albus Dumbledore. Buscó con sus ojos la imagen de aquel hombre de larga barba y lo encontró frente a ella, observándola con una sonrisa la cual ella le devolvió con gusto

-Y pensar que hace tan poco no podías sostener una varita de juguete o dar algún paso sin caerte- dijo el cuadro-Y ahora mírate, eres una mujer muy bella Honey-

-Gracias señor-

-Mayoría de edad ¿No? Oh Severus debe de estar asustado, ya no eres su dulce niñita-

-Papá siempre será muy sobreprotector conmigo, ya me lo dijo "HASTA QUE CUMPLAS 40, NO QUIERO VERTE CERCA DE ALGUN CHICO"-

-Pero veo que aun con su sutileza, el joven Lupin aceptó el riesgo-repuso Dumbledore

Las mejillas de Honey ardieron de un brillante rojo que bien pudo competir con los cabellos de la pequeña Lily Luna la cual ella afectuosamente llamaba Lilu

-No lo diga en voz alta, por favor, mi papá lo puede oír y bueno…no quiero que Teddy salga lastimado-

Albus se carcajeó ante la reacción de la chica-¡Que parecida eres a tu madre Honey!-

-Sí, lo sé-repuso Honey un tanto triste-Lo he sabido siempre-

-Y aun así, pareces triste ante esa comparación-

Honey suspiró, resignada y tocó suavemente le giratiempo que le había dado su padre hace unos momentos

-No es eso, es solo que…aunque todos me digan que soy igual a ella y me comparen con mi mamá…no logro entender en que-dijo apretando el objeto entre sus dedos-Sé que físicamente soy muy parecida a ella, pero…-

-Sientes que algo te falta ¿No es así?-

Ella asintió

-Llevo bastante tiempo preguntándome sobre ella…solo quiero conocerla, saber un poco ¿Acaso no es normal? Nunca la conocí-

Albus observo a la chica y asintió junto con ella. Había visto ese sentimiento en Harry Potter hace bastante tiempo y sabía perfectamente lo que aquellos chicos sentían en esos instantes.

Es por eso que él tenía un regalo

-Honey ¿Sabes para que funciona un giratiempos?-

-Debe ser para viajar por el tiempo ¿No es así?-respondió ella, llena de sarcasmo

-Creo que no debí preguntar algo tan obvio a una chica con semejantes genes-respondió Albus-Exacto, sirve específicamente, para viajes hacia el pasado-

Pasado…aquel pasado que ella nunca conoció

-Pero no te dejes engañar, viajar en el tiempo puede traer consecuencias irremediables a este tiempo, es por eso que los viajes que este artefacto realiza son de periodos cortos, a lo más un día-

Y es allí cuando sus esperanzas se mueren

-Bueno, este está roto, papá me lo dijo en cuanto me lo entregó-

-Es diferente, pero no está malo-corrigió Albus-Míralo bien Honey, su arena, no es del tono normal ¿Qué color observas?-

-Rojo-respondió ella entre cerrando los ojos-Unas manchas rojas-

-Bien-dijo Albus-El método es sencillo, solo dale vuelta-

-¿Cuantas?-quiso saber ella

-Con unas 3 será más que suficiente-respondió el cuadro

Honey se dejó llevar por la emoción y comenzó a girar aquel objeto.

"Está roto ¿Qué puede pasar?"

Pero ella no se percató que todo a su alrededor estaba cambiando, porque sus ojos estaban centrados en la arena roja del giratiempo. Fue por eso que no se percató cuando algo la golpeó en la cabeza y terminó tendida en el suelo.

HE VUELTO Y CON UNA IDEA UN TANTO LOCA, ESPERO QUE SEA DE SU AGRADO, ESPERO CON ANSIAS SUS COMENTARIOS, QUIERO SABER DE TODO, QUIERO SUS TOMATAZOS, FLORES, AVADAS, CRUCIOS, CHOCOLATES, CEREZAS, IMPERIUS, HUEVOS PODRIDOS ETC, ETC

XERXES ELI, AGRADECE SU COOPERACIÓN, UN BESASO ENORME