Capítulo 11. La cita (I)

Oliver siempre había pensado que su madre se excedía en su equipaje en cada viaje que hacían y le solía preguntar de niño para que tantas maletas. Ella simplemente le respondía que había que estar preparado para cualquier situación si uno quería estar siempre elegante y el no le daba más importancia. Cuando ella dejó de preparar también su equipaje el volumen de maletas disminuyó y ella solamente le insistió en una cosa: un traje. "Vayas donde vayas lleva un traje siempre en el equipaje." le dijo incontables veces. Ahora recordaba esa anécdota ya que esa costumbre se había quedado arraigada en él y, a pesar de que su escapada a Central City pretendía ser de un día, no había olvidado su traje. Mientras se vestía en la habitación de hotel iba repasando en su mente todo lo que le había dicho Barry. Al final habían pasado casi más tiempo hablando de su situación con Felicity que del verdadero motivo por el que Oliver había acudido allí.

"Ella quiere estar contigo."

"Tienes que dejar de pensar que eres tan diferente a cualquier persona normal. Has pasado cosas mucho peores que la mayoría, pero eso no te hace merecer menos que alguien te quiera."

"Felicity es más inteligente que tu y que yo. No crees que si creyera que eras peligroso para ella se habría alejado de ti mucho antes...en cambio se enamoró de ti." - Tras este comentario Oliver le dijo que frenara porque estaba dando por supuesto cosas que ella nunca le había dicho. Estaba seguro de que había atracción entre ellos y que se gustaban, pero a pesar de que él la quería, no sabía los sentimientos de Felicity en ese momento.

Oliver le contó finalmente a Barry lo que ocurrió dos meses atrás en su salón cuando regresó a casa de una noche como Arrow y Felicity y él empezaron la peor pelea que había tenido nunca. Su amigo se había quedado de piedra con las revelaciones que se habían hecho ambos ese día y no entendía como Oliver había podido dejar pasar tanto tiempo sin ir a buscarla.

- Uau, te dijo que se fue por ti? - Oliver asintió una vez más. - Y porque no fuiste a buscarla? Esta bien, ambos dijisteis cosas que no pensabais pero sabes que eso de que estáis mejor el uno sin el otro es mentira. Cuando se trata de ella eres un cobarde tío.

A Oliver no le gustó ese comentario y miró a Barry asesinándolo con la mirada. Él no era cobarde, lo que había hecho era renunciar a su felicidad por protegerla. Pero viéndolo ahora, tras todo lo que había originado su decisión y con las conclusiones de su compañero, se daba cuenta de que estaba equivocado. Él sufría por haberla perdido del todo y aunque ciertamente en Central City estaba a salvo, si le ocurría algo allí no se lo perdonaría nunca. Llegó a la conclusión de que si él mismo no podía protegerla, entonces todo lo que hacía como Arrow no tenía ningún sentido. Y aunque no sabía lo que sentía ella ahora por él, esa mañana en la cafetería había vuelto a sentir esa química entre ambos.

Terminó de anudarse la corbata y se miró al espejo que había junto al espacioso armario de nogal en el que solamente había dos camisetas y unos pantalones. Su reflejo le devolvió a un Oliver feliz a la par que nervioso, con un traje azul oscuro,camisa blanca y corbata verde bosque. Se perfumó y miró su reloj, faltaban quince minutos para las ocho, la hora acordada para ir a recogerla, cogió su casco y se marchó. El apartamento de Felicity estaba cerca, y lo sabía bien ya que no era la primera vez que estaba en aquella espaciosa calle, llena de altos árboles que cubrían el cielo y casi no dejaban ver como se iba escondiendo el sol para dar paso a una noche despejada de nubes. Oliver había acudido allí en al menos tres ocasiones cuando ella se marchó la primera vez, para comprobar por si mismo que estaba bien. Eso se decía a si mismo aunque la verdadera razón era siempre verla, aunque fuese de lejos. Aparcó la moto y respiró hondo relajando sus extremidades antes de encaminarse a la puerta de entrada al edificio. Allí un amable señor vestido con traje y una plaquita en la solapa de la chaqueta con el nombre de Roger le preguntó a que piso se dirigía.

- Al apartamento de la señorita Smoak. - le respondió.

- Un amigo de la señorita Felicity. Y muy apuesto por lo que veo. - le sonrió el conserje.

Oliver esbozó una sonrisa vergonzosa por el comentario del hombre antes de que él pudiese seguir parloteando.

- Así que la lleva a cenar? Un hombre con suerte! Esa joven es una joya sabe. No lleva mucho tiempo aquí pero desde el primer día me di cuenta. Insiste en que la llame Felicity, pero como usted comprenderá no estaría bien por mi parte.

- Aja. - asentía Oliver asombrado. - Me puede indicar usted que piso es?

- Oh, desde luego...aquí estaba yo entreteniéndole y no estaría bien que llegue usted tarde! Las mujeres siempre nos hacen esperar pero nosotros tenemos que estar allí puntuales! - rió Roger. - Suba con el ascensor al número nueve. Es la puerta 93. - y le guiñó un ojo.

- Muchas gracias Roger. Deseeme suerte!

Oliver se metió en el ascensor y respiró hondo. Llegó más rápido de lo que esperaba y mirando a ambos lados del pasillo, siguió la alfombra hasta la puerta con el número 93. Volvió a mirar el reloj unos minutos pasados de las ocho y llamó al timbre. No recordaba haber estado tan expectante antes de una cita nunca. Ni siquiera en su primera cita. Felicity no tardó más de un minuto en abrir la puerta y en cuanto la vio se quedó sin respiración. Ella parecía nerviosa también y le miraba fijamente con sus preciosos ojos desprovistos de las gafas.

- Hola. - susurró.

- Hola. - Oliver la admiró sin poder reaccionar.

Llevaba un vestido granate ajustado con escote en uve que resaltaba su pelo rubio y unos zapatos de tacón que aunque no conseguían que llegara a la altura de él, le quedaban muy sexys. Con el pelo suelto hasta media espalda, estaba muy natural y eso le gustó a Oliver. Ella tampoco le quitaba ojo, aunque siempre estaba muy guapo, cuando se arreglaba y se ponía traje le quitaba el sentido. Su perfume la inundó y recordó la misma sensación de su primera cita.

- Estas preciosa.

- Gracias.

Se quedaron en silencio y una sonrisa tonta les inundó a ambos mientras intentaban relajarse.

- Nos vamos? - dijo Felicity recogiendo su bolso.

Oliver se hizo a un lado para dejarla pasar cerrando la puerta tras ella y se encaminaron al ascensor que seguía allí esperándoles.