Advertencia: todos los personajes y situaciones son propiedad intelectual de George R.R. Martin.
Todos los relatos participan en el reto especial de Navidad "¡Seamos Generosos!" del foro [Alas Negras, Palabras Negras]
Nieve
[Ludmi]
Leves copos revoloteaban, manchando ese azul pálido de blanco impoluto. Un denso manto cubría el suelo y envolvía todo cuando se podía ver. Un mundo níveo, puro y frío se alzaba frente a ella, cruelmente desgarrador mientras corría por bosques viejos de árboles muertos ya, enterrados bajo la nieve. El viento le traía el gruñido salvaje de los perros, el rasgar de los cascos del caballo, la carrera que devenía tras de ella.
Las peores pesadillas eran ahora su vida. Su piel se había vuelto un entramado de cruces y cicatrices de formas macabras, dibujadas a dolor y sufrimiento. No era más que una muñeca con la que jugar, a la que consumir entre lágrimas y fuego, a la que devorar a besos que rasgaban, a caricias que dejaban marcas, que la señalaban como una propiedad. Pero la persecución era lo peor y también el final; pronto todo sería olvido. No tardaría en llegar.
Su cuerpo yacía arrebujado entre copos que caían y la cubrían, blanco y carmín. Los gritos habían muerto en sus labios partidos. Ya no quedaba nada de ella; lo último que conservaba le había sido arrebatado. Aún sentía la desesperación enterrada entre sus muslos, cómo la había devastado con cada sacudida, con cada nuevo forcejeo. Agonía y placer juntados en rugidos que se confundían al perderse entre ramas que contemplaban, testigos mudos de su tragedia, de actos sin nombres ni perdón.
Una vez saciado de ella, tras vaciar aquellos ojos rebeldes, las perras obtuvieron su recompensa y ella, su paz, entre fuego y hielo, perdida y enterrada bajo el manto protector de la nieve que la cubría y la tapaba para siempre.
