Licor de fuego

Por Yoana Spiegel

Disclaimer: High Speed!, Free! y todos sus personajes son propiedad de Kōji Ōji, Kyoto Animation y de todos los demás que posean los derechos. Fanfic hecho sin ánimos de lucro.

Nota de Autor: Espero les guste este Future Fish!AU. Próximo capítulo pronto.


Capítulo 1.

Eran las cuatro de la tarde cuando Haruka Nanase, el cocinero estrella del mejor restaurante de la ciudad, llegó a su departamento. Dejó las bolsas con comestibles sobre el suelo para abrir la puerta, ya que le fue imposible maniobrar con todo. Con un resoplido, entró a la comodidad de su hogar y, sin quitarse el uniforme del trabajo, empezó su ardua tarea de hacer la cena para la fiesta de año nuevo.

Haruka se ofreció a organizarla cuando sus amigos estaban decidiendo el mejor lugar para llevarla a cabo. Rin Matsuoka, el policía de cabello rojo, ofreció su pequeño departamento; al cocinero no le agradó la idea, pues tantas personas estarían apretadas en tan reducido espacio y él no quería que lo tocaran por todos lados.

Rei ofreció su hogar, pero tenía que pedirle permiso a sus compañeros de piso e invitarlos; Nagisa apoyó al científico y aclaró que ellos eran buenos muchachos cuando no estaban ebrios. Todos negaron ante la mención indiscreta del rubio. Haru ya tenía bastante conviviendo con ellos y Yamazaki, el amigo de Rin con el que nunca se llevó bien, así que agregar a gente desagradable y desconocida lo molestó.

Con una gran resignación, Haruka Nanase, el chico que odiaba cualquier celebración que involucrara cenas o fiestas, dijo que la cena sería en su departamento. Su hogar era amplio, contaba con comedor y sofás estilo occidental. También la cocina equipada para preparar una gran cena era una ventaja. Así, los chicos aceptaron su propuesta, con la condición de que la caballa quedara fuera del menú, a lo que el hombre de ojos azules se negó, pero prometió que habría una gran variedad de comida.

Además, era la oportunidad perfecta para que todos sus amigos conocieran al chico con el que llevaba varias semanas saliendo. Un bombero de ojos verdes y cabellos castaños, de gran estatura y una sonrisa que derretía a Haruka cada vez que la veía. Y lo mejor de todo, el bombero era caliente como el infierno. Realmente tuvo suerte de derramar la taza de café sobre el uniforme del traga fuegos ese día cuando fue a comer al restaurante.

Dejó de sazonar la caballa que tenía planeado asar, para sacar su celular. Era un viejo modelo azul que aún le permitía pagar el subterráneo sin dificultades y enviar correos electrónicos. Quería cerciorarse de que el turno del bombero terminara pronto y asistiría a festejar el año nuevo con él.

"[De: free_haruka[arroba]stylefive . com]

[Para: makotoisfire[arroba]greencat . com]

Makoto, tu turno termina a las 8, ¿no? Avísame si vas a llegar tarde."

"[De: makotoisfire[arroba]greencat . com]

[Para: free_haruka[arroba]stylefive . com]

Por supuesto. Estoy en mi descanso, ya que tuvimos que apagar un incendio en un almacén abandonado, pero el capitán me aseguró que estaré libre a esa hora. ¿No hay problema que lleve mi ropa y me arreglé en tu casa? Saldré con el tiempo justo. Llegaré aproximadamente a las ocho y media a tu casa. Espero con ansias conocer a tus amigos y estar contigo, Haru."

Haruka sonrió al ver el mensaje de Makoto. El hombre de gran estatura era muy atento con él. Llenaba los silencios con su voz, entendía a la perfección sus expresiones y parecía que hasta podía leer su mente. Makoto llenaba todo el vacío que Haruka sintió en su corazón toda la vida. Por primera vez, Haruka Nanase era feliz.

Riendo un poco de sus cursis pensamientos, siguió en la ardua tarea de terminar la cena.


―Ya son las siete y media, ¿cuándo cenaremos, Haru-chan? ―Nagisa exclamó con un tono infantil, exasperando a Haruka más de lo normal, ya le había hecho la misma pregunta cuatro veces.

―A las diez, ya te lo he dicho ―habló desde la cocina, mientras decoraba el pastel de chocolate con pequeños trozos de fresas. A él no le gustaban las cosas dulces, pero estaba seguro que a Makoto le encantaría.

Los amigos de Haru llegaron a las seis a su departamento, alegando que supervisarían el menú y evitarían que preparara más de dos platillos con caballa. El cocinero frunció el ceño y advirtió que si alguien se atrevía a poner un pie en su sagrada cocina les cortaría la garganta con el cuchillo más grande que tenía. Nadie entró y tomaron la sala como fuerte.

Haruka escuchaba todo el parloteo de los hombres reunidos. Rin contaba a un entusiasmado Nagisa sus proezas como policía de la ciudad, a lo cual el rubio aplaudía como foca haciendo trucos para recibir alimento; eso alentaba más a Rin, hasta que Yamazaki lo calló contando la vez que Matsuoka cayó al piso mientras corría para atrapar a un carterista. Nagisa no dejó de reír por quince minutos.

Ellos aún esperaban a Rei, quien se desvió del camino para comprar las bebidas alcohólicas. Rei nunca estuvo de acuerdo, pero Nagisa lo amenazó diciendo si no traía el alcohol les contaría a todos su gran secreto. Ryugazaki no tuvo más remedio que hacerlo. Había veces en las que Nagisa mostraba su lado astuto y manipulador.

Cuando Haruka empezó a preparar la ensalada, escuchó que alguien tocaba la puerta. Miró el reloj en forma de delfín que Makoto le regaló en su segunda cita que marcaba las siete cuarenta. Aún faltaban poco más de cincuenta minutos para que el bombero llegara, así que seguro era Rei cargado de bolsas.


Makoto caminó por el pasillo iluminado del gran edificio donde Haruka vivía. Estaba tan nervioso por la cena que aceleró el paso y casi tropezaba con sus propios pies.

El capitán de la estación de bomberos lo dejó salir más pronto de lo normal, ya que según él se sentía culpable por hacerlo trabajar el último día del año. Makoto le agradeció varias veces hasta que su jefe lo detuvo diciendo que se fuera antes de retractarse y darle turno doble por molesto. El castaño tomó su mochila y salió lo más rápido de su lugar de trabajo.

El bombero no se había tomado la molestia de avisar a Haru que llegaría más pronto de lo pactado, así le daría una pequeña sorpresa y podría darse un baño antes de que los amigos del cocinero llegaran. Makoto se cercioró de llevar consigo un cambio de ropa elegante y sus artículos de limpieza preferidos, no quería molestar más a Haruka.

Esperaba que el olor a humo y sudor no se notara tanto, pero cuando olió su camisa azul supo que el olor era muy fuerte. Anhelaba la ducha más que nada en el mundo.

Encontró el número correcto de departamento y tocó la puerta. Con nerviosismo apretó con fuerza la correa de la mochila negra que contenía su ropa y espero a que Haru abriera. Makoto creía que el cocinero estaría solo y podría arreglarse en paz, tal vez Haruka le daría algunas pistas sobre sus amigos y decirle cómo tratarlos, sin embargo, al oír una voz enérgica y diferente al chico de ojos azules, su corazón empezó a latir rápido y nervioso.

―Debe ser Rei-chan con el alcohol ―Makoto alzó una ceja en confusión―, ¡te ayudaré, Rei-chan! Juro que aún no les cuento tu vergonzoso secreto.

La puerta se abrió y Tachibana pudo ver a un chico rubio y lleno de felicidad que sonreía de oreja a oreja. Makoto sonrió apenado cuando el chico lo miró confundido al no encontrar a ese Rei-chan que, al parecer, era aficionado al alcohol.

―Tú no eres Rei-chan, pero eres mucho más sexi que él.

El rubio lo miró de arriba abajo sin pudor y Makoto sintió sus mejillas arder. Nadie jamás le había dicho algo como eso, así que no supo qué decir.

―G-gracias, supongo ―el bombero trató se sonreír amablemente, pero sus labios temblaban un poco y su rostro aún ardía demasiado.

―¿Se te ofrece algo?

―S-sí. Estoy buscando a Haruka Nanase.

―¿A Haru-chan? ―a Makoto nunca le permitió llamarlo así, suponía que ese chico era cercano a Haruka―. ¡Haru-chan, ven rápido! ¡Un bombero ardiente te está buscando!

Jamás creyó que sus mejillas podían arder tanto en tan poco tiempo. El rubio sonrió y se adentró rápidamente en el interior, dejando a Makoto solo y aún fuera del lugar. Cuando por fin vio a Haru salir para recibirlo, un grupo de hombres miraban interesados desde la sala. Un chico de cabellos negros y rostro serio, un pelirrojo con una sonrisa que mostraba su extraña dentadura y el rubio que saltaba y parecía decirle algo al chico de los colmillos.

Haruka le dijo que entrara y Makoto cerró la puerta. El bombero se quitó las pesadas botas y sonrió al ver a Haru mirándolo fijamente.

―Creí que llegarías más tarde.

―Mi jefe me dio permiso de salir temprano. Creo que llamarme en un día festivo lo hizo sentir culpable.

Haruka cargó la mochila de Makoto y con una seña le indicó que lo siguiera; aún podía sentir las penetrantes miradas de sus amigos.

―Vamos a mi habitación para que te duches y te arregles. Hueles bastante a humo.

―Lo siento, Haru. No tuve tiempo de quitarme el uniforme, el incendio en el almacén duró bastante y apenas salí del trabajo tomé el tren para no esperar una hora por el siguiente.

―No te disculpes, Makoto. Es tu trabajo y lo entiendo. Ahora vamos, tómate tu tiempo. La cena comienza a las nueve.

Y el de cabellos negros lo dejó solo en su habitación. Makoto esperaba, por su bien, llevarse bien con los amigos de Haru. Al parecer sería una excelente noche para todos. Makoto ya quería estar con Haruka y festejar el inicio de un nuevo año con una copa de licor de fuego que compró para la ocasión.

Ojalá el olor a humo se le quitara pronto.