Mica: Hola mis queridos lectores, he vuelto con una historia algo extraña. Sinceramente, no sé qué será de esto pero espero que les guste. Y bueno, les dejo que lean y díganme que les parece.

P/D: Perdónenseme los errores (y/u horrores) ortográficos. También acuérdense que acepto ideas y personajes, al igual que ideas y personajes, al igual que las criticas venas y/o malas. Los quiero y no olviden dejar comentario XD


Una casa sucia, oscura y abandonada era iluminada levemente por la luna. Adentro había tortuga mutante de color verde claro, con un cinturón marrón de cuero donde había un par de nunchakus con mangos de color naranja, tenía coderas y rodilleras de color marrón, vendas rodeando sus muñecas y sus tobillos, mientras que en su cara tenía una bandana corta de color naranja, pecas en sus mejillas y unos expresivos ojos azules. Miro a su alrededor, asustado y extrañado por estar en ese lugar. Se quedo totalmente rígido al escuchar un sollozo cerca de su posición. Miro de reojo hacia un costado, donde había una niña acurrucada en una esquina y dándole la espalda. Sus ropas se veían viejas, su cabello negro era largo pero se veía maltratado y sucio. Mikey avanzo un paso al ver que los hombros de ella temblaban, símbolo de que estaba llorando.

-O-Oye, ¿e-estás b-bien?- pregunto al estar a unos pasos de ella. La niña, sin dejar de darle la espalda, se levanto lentamente. Se volteo y Mikey sudo frio, temblando de miedo. Su piel era de color grisácea y sus ropas viejas eran manchadas de sangre, sus ojos eran totalmente negros y por sus grisáceas mejillas corrían lagrimas…lagrimas de sangre.

-¡LARGATE!…¡AHORA!- grito aquella niña y seguido de aquellas palabras, un feo grito fantasmal se escucho. Mikey grito y, tropezándose un poco, corrió hacia el lado contrario. Se metió a la primera habitación que encontró, cerrando la puerta y apoyando su caparazón contra esta, suspirando levemente con los ojos cerrados. En cuanto los abrió, se arrepintió: en frente de él, acostada en el piso sobre un charco color carmesí, se encontraba Kim con sus ropas blancas llenas de sangre. Con rapidez y terror se acerco a su amiga, arrodillándose a su lado y levantándola un poco sin importarle la sangre.

-Kim, despierta por favor- suplico sacudiéndola un poco y esforzándose por no llorar. Los ojos de Kim se abrieron lentamente, para después figar su vista en la tortuga.

-Mikey…- respiro profundo, sintiendo un dolor insoportable. -…tienes que irte de aquí…ahora- con un mueca de dolor en el rostro, se sentó lentamente pero poniendo una de sus manos sobre la boca de su estomago.

-¡¿Qué?!- le sorprendió que su amiga le dijera eso. -¡Ni hablar! Tú vendrás conmigo- con cuidado ayudo a su amiga a pararse pero no pudo mantenerse de pie, causando que Mikey la sostuviera. -¿Qué paso Kim? ¿Por qué estas tan herida?- pregunto sin poder ocultar su preocupación y su curiosidad.

-N-No hay tiempo para e-explicártelo- se separo de su amigo y se mantuvo de pie con algo de dificultad. Mikey la miro bien, tenía una herida en la boca de su estomago y la presionaba con su mano. Justo en eso, un rugido de furia se escucho a su alrededor.

-¡¿Qué ha sido eso?!- la tortuga tembló ligeramente. Kim miro a su alrededor, frunciendo el seño.

-Tengo que sacarte de aquí- con su mano libre agarro la mano de Mikey y empezó a correr sin importarle el dolor que le recorrió ante el esfuerzo. Justo en eso, doblaron por una esquina del pasillo y ahí se detuvieron. –P-Perdón Mikey…- apoyo la espalda contra la pared y ejerció presión sobre su herida, soltando un gemido de dolor. -…pero n-necesito un respiro- apenas termino de decir eso y se tapo la boca, empezando a toser y dejándose caer lentamente al piso.

-¿Estás bien Kim?- se agacho a su lado y la miro fijamente. Ella no respondió, simplemente alejo la mano de su boca y se la miro, tenía mucha más sangre que hace unos segundos. Mikey se espanto un poco ante aquello, sumando al hecho de que aquel liquido carmesí chorreaba por la boca de ella. Kim, con una leve mueca en el rostro, se limpio un poco con el dorso de su mano. Se levanto lentamente y suspiro, para después agarrar la mano de la tortuga y seguir corriendo. -¡¿Qué es lo que está pasando Kim?!-

-¡No hay tiempo para eso, tienes que salir de aquí y rápido!- contesto ella sin dejar de correr, sintiendo algo de alivio al ver que se cercaban a la puerta principal. Justo en eso, Kim se detuvo de golpe gracias a que Mikey se había caído. Lo miro e intento ayudarlo a pararse pero sin mucho éxito.

-¡¿Qué es esto?!- una especia de mano color negro rodeaba el tobillo de la tortuga, quien no perdió tiempo y saco su nunchakus, golpeando rápidamente aquella mano y liberándose. Apenas el menor se levanto, un temblor se sintió y causo que ambos cayeran. Kim se levanto apenas el temblor desapareció y ayudo al menor a hacer lo mismo, empezando a correr nuevamente apenas estuvo de pie.

-Tienes que irte ahora mismo Mikey- se detuvieron y Kim abrió la puerta, dejando ver tan solo obscuridad del otro lado.

-¿Qué va a pasar contigo?- pregunto preocupado.

-Eso no importa- negó con la cabeza. –Escucha Mikey, te prometo que estaré bien pero tienes que salir de este lugar- agrego al ver la expresión del menor, intentando transmitirle confianza que ella no tenia en ese momento.

-P-Pero…p-pero…- Mikey no pudo decir nada mas, ya que sintió las manos de ella en sus hombros.

-Mikey…- lo miro fijamente a los ojos. -…perdóname- sin decir más, empujo al menor hacia la puerta y fuer de la casa.

-¡Kim!- Mikey, flotando en la oscuridad, vio con miedo como algo negro rodeaba a su amiga y la tironeaba hacia dentro, cerrando la puerta de golpe. -¡No!- con aquel grito se sintió caer al abismo sin fondo.

… … … …

Los ojos de Mikey se abrieron de golpe, sintiendo el aire volver a sus pulmones. Se sentó y miro a su alrededor, suspirando de alivio al verse sentado en su cama dentro de su cuarto pero su tranquilidad se fue cuando, al tocarse el pecho, sintió un liquido extraño. Con algo de miedo, se miro la mano y sus ojos se abrieron lo más que podía. Se miro a sí mismo, estaba cubierto de sangre. Sus temblorosas manos se dirigieron hacia lo costado de su cabeza, sin saber que mas hacer.

-Hey cabeza hueca, a levantarse- Raphael abrió la puerta y prendió la luz del cuarto, sin mirar a su hermano. –Y más vale que te apures, no llegaste al desayuno y Sensei quiere q-…- las palabras de la tortuga de rojo se murieron al ver a su hermano. Raph estaba en shock total, mirando fijamente como su hermano se abrazaba a si mismo cubierto de sangre. Raphael agito la cabeza, logrando reaccionar y acercándose rápidamente al menor. –Mikey…- se le quedo mirando fijamente, sin saber que hacer o decir.

-Raphie…- el menor lo miro fijamente, mientras que de sus ojos salían lágrimas. Raph reacciono y abrazo a su hermano, sintiendo como este se aferraba a él y sollozaba.

-Tranquilo hermano- afianzo un poco más el agarre. –Escúchame Mikey…- hablo después de unos minutos separándolo un poco de sí mismo. -…te llevare al baño y te lavare esa sangre, ¿está bien?- Mikey asintió levemente pero se aferro a los brazos de su hermano. –Y no te preocupes, no me separare de ti- le sonrío un poco. Sin decir más nada, Raph lo alzo en brazos y empezó a caminar, ganándose las miradas de sus otros dos hermanos.

-Raph, ¿por qué tardaste…?- Leo quedo de piedra al ver el aspecto del menor. -¡Dios santo! ¿Qué le paso a Mikey?- pregunto preocupado acercándose a él junto a Donnie.

-No tengo ni idea…- miro a la tortuga de azul. -…pero necesito ayuda- ambos asintieron.

… … … …

-¿Cómo te sientes?- pregunto Leo sentándose al lado de Mikey. Habían logrado bañar al menor pero con un poco de dificultad, ya que no quería soltar a Raph pero lo importante es que lo habían logrado.

-Un poco mejor- miro al mayor y le sonrío débilmente. –Gracias Leo- el mencionado le sonrío.

-Eso es bueno- sonrío Bonnie besando la frente de Mikey. En cuanto se separo, Mikey se removió en su lugar nervioso, ya que sabía que su familia le pediría una explicación.

-No te preocupes hijo mío- Splinter se sentó a su lado y le acaricio la cabeza con cariño. –Puedes contarnos cuando te sientas preparado- Mikey miro a su familia, sonriéndoles y agradeciéndoles por la paciencia. Miro el vaso de agua que tenía en las manos, temblando cuando las imágenes recientes se le vinieron a la mente.