Segunda parte

Two Shot..

La historia de mi vida... primeras veces.

Enjoy.

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25 añosactualidad.

-Resumiste veinticinco años de vida en ocho intervalos de tiempo – murmura tratando de no parecer sorprendido.

-te dije que era bastante corta – farfullo mirando por la ventana. Me había cansado de estar sentado en ese mueble, ahora le echo un vistazo el paisaje de New York mientras pienso que mierda hacer – te resumí mi vida en cuestión de cuarenta minutos – contesto con cierta burla.

-te diste cuenta que en cada intervalo… Isabella está presente? – pregunta de manera indagadora, resoplo una pequeña risa sarcástica. Me giro y le miro sonriendo con burla.

-Eso lo sé. Isabella es la protagonista en cada uno de ellos – contesto metiendo las manos en los bolsillos de mi pantalón.

-Se supone que debes ser tú, el protagonista de tu vida – murmura enarcando una ceja. Mientras afinca su codo al brazo el mueble y asienta su barbilla a su mano. Empiezo a bufar riéndome y camino al sofá, me siento en este e inclinándome hacia adelante para estar más cerca de él, lo miro fijamente esta vez serio.

-Mi vida jamás fue mía. No soy el protagonista. – me levanto del sofá algo alterado – Soy el jodido actor secundario – exclamo en tono alto mientras subo mis manos haciendo gestos – Isabella se adueñó de mi vida hace diecinueve jodidos años, y ahora no sé qué mierda hacer – bramo harto de esta maldita situación – QUE CARAJOS HAGO? – grito hacia él. Él me mira y frunce la boca.

-Eso no puedo decírtelo, Edward. Solo tú sabes que hacer – contesta de manera lacónica mientras vuelve a escribir en su libreta.

-A la mierda con lo que yo sepa o no sepa – le digo ya muy alterado – Estoy pidiéndote un maldito consejo. – digo caminando de un lado a otro.

-Cálmate, Edward – murmura con demasiada tranquilidad, es malditamente abrumador. Suspiro y cuento hasta diez como me ha enseñado, eso sirve mucho, me ha servido durante siete años. Ya más relajado, me siento nuevamente en el sofá.

-Solo… te pio un consejo – lo miré fijamente a los ojos – no lo hagas como terapeuta, hazlo como amigo – le pido desesperado. Él suspira y se quita las gafas para masajear el puente de su nariz. Lo mantengo estresado constantemente, a pesar de ser una persona muy pacífica y muy paciente, soy su caso más fastidioso, lo sé.

-Edward, eso va en contra de mi ética. Si te doy un consejo como amigo no podré seguir siendo tu terapeuta – me advierte bastante serio.

-entonces veámoslo por las dos versiones – contesto buscando una solución – dame tu opinión como terapeuta y luego me la das como amigo y terminaremos con estas sesiones que tanto dolor de cabeza te dan – le digo resignándome, necesitaba una solución.

-Sí que me das dolores de cabeza – musita bajo, aun así lo escucho - bien – se acomoda en su asiento y mira su libreta – como terapeuta puedo decirte que necesitas un balance en tu vida. Como te dije, debes ser el dueño y protagonista de tu destino. Isabella te está consumiendo y estas dejando que te maneje cual títere. Debes alejarte, necesitas estabilidad, equilibrio, confianza en ti mismo porque ahora no la tienes. Emily te daba eso y ahora lo estás perdiendo. Ahora no eres tú, eres la imagen de lo que Isabella siempre quiere. Eres… su creación. Blando, Manipulable, flexible, domable y ella está consciente de eso. Toma las riendas de tu vida y piensa primero en ti, antes de pensar en ella.

-Ok – susurro cuando termina de hablar. Él tiene toda la razón, soy una creación de Isabella. Soy su juguete, un muñeco manipulable. – Ahora como amigo, Alistair – le pido mirándolo asustado, no se cual pueda ser su respuesta. Él cierra su libreta y le levanta del sofá, camina a la ventana y luego se gira para mirarme.

-Como tu amigo… - se calla y piensa un momento, resopla una sonrisa y palmea mi hombro con su mano – Ve por ella, hermano. – alzo la mirada sorprendido y lo veo riéndose.

-Hablas enserio? – pregunto confundido y algo emocionado.

-Edward, has estado enamorado toda tu vida de esa chica, has sufrido y las has visto sufrir. Pasaste muchísimas cosas por ella, la apoyaste en cada decisión y aceptaste cada virtud y defecto. Si eso no es amor… entonces no sé qué demonios es.

-Pero… si me acuesto con ella, no se volverán las cosas extrañas entre nosotros? – pregunto asustado, lo menos que quiero es alejarme de mi chica por una tontería.

-Siempre hay peligros, amigo. Y si no te enfrentas a ese riesgo jamás sabrás el resultado. Quizás si es una recompensa de Dios por veinticinco años de celibato. Aprovéchalo, tal vez saques alguna ventaja de ello. Quién sabe. Arriésgate y sabrás.

-pero… no quiero perderla. Y si después de esto la pierdo? – pregunto acobardado. Alistair rodea el mueble y se para frente a mí.

-Por primera vez en tu vida, toma una decisión por ti mismo y no porque Isabella te obligue a hacerlo. Tu y yo sabemos que si ella te obliga lo haces. Toma tú, tu propia decisión. Tienes aun un día para pensarlo. Mañana a las ocho puedes estar frente al Hilton o tomando un avión a Londres y aceptar el trabajo de tu vida en la clínica más prestigiosa del pais.

Me había olvidado de eso. Había recibido una carta del director de la clínica "London Hospital" querían que yo fuera a trabajar a ese lugar. Me ofrecían cualquier cantidad de beneficios, inclusive me ofrecían una casa propia. Al graduarme como primero de mi clase con honores empecé a recibir ofertas de trabajo. Mi sueño siempre fue Londres, lo había logrado, hace tres semanas recibí la carta pero no le dije a nadie, solo a Alistair. Mi futuro dependía en responder un sí o un no y el plazo para aceptar se vence el lunes, exactamente en tres días.

-Gracias, Alistair. - contesté con sinceridad - ahora solo debo pensar en si voy con Bella o no.

-No, Edward - me dice resoplando - piensa diferente. No pienses en Bella. Piensa en tu futuro, en lo que pasará con tu vida, piensa pros y contras, piensa en lo que es bueno para ti, deja a Isabella en segundo plano. Entendido?

-Entendido - contesto sonriendole. Él palmea mi hombro sonrie.

-bien, la sesion terminó. - me levanto del sofá y le doy un abrazo, Alistair me ha aguantado por siete jodidos años. Tengo que darle un respiro - hasta siempre, amigo.

-Hasta siempre - salgo de su consultorio y en cierta forma me siento renovado y diferente. Alistair me ha ayudado mucho y se ha aguantado mis frustraciones.

Empecé a asistir con un psicologo a los dieciocho años. Desde aquella vez que miré a Bella desnuda en el baño. Cada dia estaba mas frustrado, molesto y estresado, mi malhumor iba en crecendo y ya ni Jasper ni Emett me soportaban. Él me ha ayudado acanalizar mi ira, mis frustraciones y a contener una parte de mi deseo por Bella. Ganas me han sobrado para arrancarle la ropa y hundirme en ella cual poseso para reclamarla como mia.

Le quite el seguro a mi auto y despues de mirar la foto de Isabella que tenía guindada en el espejo retrovisor, decidí ir a casa de mis padres. Ellos podrian darme algun otro consejo. Tendría que contarle agunas cosas pero se que eso no importará ellos me apoyaran y me diran que es lo mejor para mi.

Conduje por mas hora y media hasta las afuera de New York, a mis padres nunca les gustó la gran manzana y preferian vivir en un lugar tranquilo. Llego a la enorme casa de mis padres y sonrio, me gustaba mucho esta casa, aqui crecí y aqui me castigaban cada semana por culpa de Bella... Suspiro, mi vida resumida en ocho fracciones de tiempo. Que patético.

Abro la puerta de la entrada y ruego que ambos esten aquí. Mi padre es un famoso restaurador de pinturas, tiene muchisimo dinero y mi madre es una famosa instructora de danza. Tiene una academia muy pretigiosa la cual maneja con mucha dedicacion. Ento a la casa y veo que todo está silencioso.

-MAMÁ, PAPÁ - grito llamandolos, cierro la puerta detras de mi y luego escucho unos pasos.

-Joven, Cullen - saluda con estusiamos al verme. Sonrio por lo bajo.

-Hola, Maggie - saludo tranquilamente. Maggie es una joven de veinticuatro años que trabaja en casa desde los dieciocho, necesitaba un trabajo y mamá la contrató como cocinera. Lastimosamente Maggie tenía una obsecion conmigo y Bella la odia a morir. Mi chica jamas me deja solo en casa con ella y varias veces presencié de lejos algun insulto que Bella le dedicaba a Maggie. - estan mis padres?

-estan en el patio, joven. - Dijo dulcemente. A veces me daba lastima que ella me mirara con esos lindos ojitos soñadores, yo jamas le correspondería, mi corazón le pertenece a una sola mujer.

-Gracias - le dedico una sonrisa amable y camino al patio. Mamá y papá estaban sentados debajo de una sombrilla en la mesa comiendo unos bocadillos. - Hola, mamá, papá - ambos me miran sorprendidos.

-Edward, cielo. Hola - mamá se levanta y me abraza fuertemente, hace dos semanas que no venía a casa.

-Hijo, cuanto tiempo - Dice papá abrazandome despues de mamá. Él me mira y frunce el ceño. - ocurre algo, hijo? - pregunta serio.

-necesito algunos consejos - dijo sentandome frente a ellos.

-Que pasa, cielito? - pregunta mamá y sonrió. Hace un tiempo que ella no me dice así. Sus palabras despues de que yo entablara una amistad con Bella eran "Niño endemoniado" y "hijo del demonio" era gracioso escucharla llamarme así, aunque cada vez que lo hacia era para castigarme.

-Tengo un dilema y... No se que hacer - les digo ahora frustrado.

-cuentanos y veremos que podemos hacer. - Dice Carlisle tranquilamente. Suspiro y los miro.

-Solo espero que me entiendan y... No me juzguen. Solo quiero un consejo - ambos asienten y tomando el poco valor voy directo al grano. - Amo a Isabella, dede siempre la he amado y no se si atreverme a ir por ella. No quiero arruinar la amistad y la conexion que tengo con ella. Si lo hago y ella no me quiere como yo la quiero... La perderé y preferiria seguir siendo su amigo a intentarlo y que ella me rechaze.

-te entiendo, hijo - contesta papá con el ceño levemente fruncido.

-Ya sabia que estabas enamorado de Bella - dice mamá y la miro asombrado - por favor, hijo. Siempre lo supe. Se veia el amor. Pero sabes que sino lo intentas jamas sabras el resultado - hice una mueca, el mismo jodido consejo que me dio Alistair.

-Pero es que eso no es todo - murmuro y ambos me miran serio.

-Que mas sucede? - pregunta papá.

-Puede que Bella no me ame a mi, ni a ningún hombre. - contesto algo temeroso, se que Bella me matará por decirle eso a mis padres, ella aun no quiere que nadie se entere.

-eso es grave - murmura papá - pero se que tienes esperanzas, ve por Bella, hijo. Algo me dice que ella tambien te quiere.

-pero aun no es todo - contesto molesto.

-hay mas? - pregunta mamá, se ve muy sorprendida.

-Si. - suspiro y sonrio tristemente - recibi una carte de London Hospital, el director quiere que trabaje allá, el plazo se vence el lunes.

-QUE? - grita papá sorprendido.

-HO POR DIOS! - chilla mamá mientras se levanta y me abraza - felicitaciones, bebé. Sabía que lo conseguirias.

-Gracias, mamá - susurro sin sonreir.

-Felicidades, hijo. Pero algo me dice que no estas del todo contento - Dice papá estudiandome con la mirada.

-Si voy por Bella perderé mi gran sueño de ir a Londres. - me callo por unos segundos - Si voy a Londres... Perderé mi sueño de estar con Bella, o por lo menos intentarlo.

-Hay, hijito. Tan joven y con tantos dilemas - suspira mamá abrazandome.

-no se que hacer. - contesto y los miro a ambos suplicandoles con la mirada a que me ayuden. Papá suspira y piensa durante un momento.

-no podemos decidir por ti, bebé - dice mamá algo afligida.

-te contaré una breve historia - dice papá - cuando yo tenía mas o menos tu edad, era el estudiante mas destacado de la academia de Francia. Un mes despues de graduarme me llegó la oferta de trabajo mas anhelada de mi vida. Trabajar para el el gran museo de Versalles, restauría todos los cuadros que jamas a visto el mundo. Yo sería el primero en tocarlos, en verlos y en restaurarlos. Sin contar que me pagarian una absurda millonada.

-no lo sabía - susurro sorprendido. Sabía que papá era Francés, aún tenía ese acento después de años en américa pero no sabía que había tenido el trabajo de sus sueños en sus manos. Pensé que vino aquí para conseguirlo.

-nunca se los dije - contesta encogiendose de hombros. - habia conocido a tu madre dos meses antes en un teatro, ella estaba bailando el lago de los cisnes. - sonrie recordando - ella era la reina cisne. Me convertí en un acosador, la seguia a todos lados, iba a donde ella iba, comía lo que ella comía, inclusive dejé mi casa para alquilar un apartamento en el mismo edificio que ella.

-si que eras un acosador - Dijo mamá sonriendo, yo sonreí con ella.

-tu madre y yo nos hicimos amigos, ella no quería una relacion y yo acepte eso a nada. Un dia ella me dice que debe ir a América, su visa de estudiante fue revocada y debe marcharse, pensé que volvería pero me rompió el corazón diciendome que jamas regresaría a Francia. Era un caso perdido, no le darían la nacionalidad y no iba a estar constantemente en una embajada removando visas.

-nunca quise despedirme de tu padre. Fue lo mas duro que pude haber hecho en mi vida - murmura mamá acariciando el brazo de papá.

-el dia que ella se iba tenía que ir al museo de Versalles a firmar mi contrato. Fue el peor dilema de mi existencia. Esme jamas me dijo que me quería, jamas me juró amor, nunca me dio ni la mas minima chace de estar juntos, pero pensar en ser un restaurador famoso, viendo los cuadros que nadie jamas ha visto y teniendo todo el dinero del mundo, no me haria feliz como ver a tu madre junto a mi, aunque sea como amiga.

-y que hiciste? - pregunté anonadado, primera vez que escuchaba que mis padres tuvieron una dificil historia de amor.

-lo que no todo hombre haría. - sonrie y toma la mano de mamá - Trunqué mi futuro como el restaurador mas famoso de Francia para ir detras de tu madre. La alcancé diez minutos antes de que se montara en el avion y me vine a América con ella. Sabía que sería dificil todavia pensaba que tu madre no me quería pero... Me arriesgué y dejé todo por ella.

-no lo querias, mamá? - pregunto a mi madre que sonreia dulcemente.

-siempre lo quise. Siempre supe que me seguia, y adoré cada momento de acoso, pero no quería una aventura francesa, yo quería amor. Y despues de que revocaran mi visa, di por sentado que era el fin antes de empezar. Me sorprendió que me siguiera al aeropuerto y que se viniera conmigo dejando fama, dinero y el trabajo de sus sueños.

-La mejor decisión que he tomado en mi vida - susurra papá mirando a mamá con devocion. Sonrio feliz, jamas pensé que mis padres tuvieran una historia así.

-no pienses en el que diran, no pienses en tu carrera ni en el futuro prometedor. - Dice mamá dulcemente.

-Solo piensa e imagina como sería tu vida con ella y sin ella. Ahí obtendras la respuesta. Pero sobre todo... Lucha, hijo. Sino luchas... No ganas.

-Gracias, mamá, gracias, papá. - los abrazo a ambos. - los amo.

-y nosotros a ti, bebé - Dice mamá besando mi mejilla.

-tambien te amamos, hijo - dice papá besando mi frente. - ahora ve y has lo correcto. Te apoyaremos en cualquier decisión. - asiento rápidamente y salgo de la casa. Desiciones... Desiciones... Desiciones. Tengo mucho en que pensar.

Sabado: 7:00pm

Que hacer... Que hacer... Que carajos hacer... Tenía un maldito dilema desde que salí de la casa de mis padres. Ni siquiera fui a dormir a casa. Tenía mas de 35 llamadas de Bella sin contestar, 10 mensajes de Emett y 15 de Jasper. Me había quedado en un hotel cerca del Central Park, no me apetecía ver a Isabella ahora, sé que si estoy cerca de ella y vuelve a insistirme, lo haré sin siquiera penar en mí. Entro al apartamento temeroso de encontrarme a Bella en este, suspiro con tranquilidad. Ella no está.

Paso directo a la habitación y me siento en la cama, miro alrededor viendo que mi habitación es mas de Bella que mía. Su ropa en mi armario, sus zapatos encima de los míos, sus accesorios y maquillaje están en mi buró dejando a un lado mis pocas cosas. Sus sujetadores están en los percheros de mis corbatas, sus esencias de baño están en la repisa del lavado junto a sus cremas y tampones, haciendo a un lado mi champo y mi gel de afeitar. Su cepillo de dientes está en el mismo vaso que el mío. Películas románticas a rebosar en la mesa del televisor, mis películas de acción estaban en un cajón lleno de polvo.

-Pusiste mi mundo de cabeza y me excluiste de mi propia vida – bramé muy bajo mientras paso mi mano por mi cabello, no soy dueño de mí, Isabella se ha encargado de eso. Ella me maneja a su antojo y cegado por el amor no me di cuenta.

Camino hasta el armario, me agacho y empiezo a mover las cajas de los zapatos de Isabella, zapatos viejos que ha dejado de ponerse y nunca más volvió a tocar. Tomo la última caja, la que está al final y la abro, tomo el sobre de manila amarillo que hay dentro de esta y vuelvo a poner todo en su lugar. Me siento en la cama y vuelvo a abrir el sobre. De este sale una carta escrita por el director del London Hospital Eleazar Denali, una copia del contrato y un pasaje de avión que caduca hoy, es para el último vuelo a Londres que sale a las once treinta de la noche.

En mi auto cargaba una mochila con la ropa básica, aun no sé si irme es la mejor opción, pero ya estoy preparado para la decisión de último momento. Me pongo mi chaqueta, tomo el sobre y con un suspiro cansado decido salir del apartamento. Ya son las siete treinta y aun no sé qué demonios hacer. Si me voy a Londres, perderé a Bella, si me quedo y ella no me quiere… perderé la oportunidad de mi vida. Juguemos al pro y al contra.

-Bella me quiere, pero no como yo la quiero – murmuro – eso es un contra. Ella es la única que le da sentido a mi patética vida. Eso es un pro – sonrío un poco – ella me cela mucho. Es un pro – sonrío un poco más – no ha tenido intimidad con nadie, ella quiere que sea el primero para estar segura. Es un pro – estoy más feliz – Carajo, Bella es lesbiana y tiene varios años saliendo con Tanya y por si fuera poco solo me lo pidió por que Tanya se lo sugirió, solo será una vez para que tenga suficiente experiencia para hacerlo con Tanya. Mil jodidos contras – bramé pateando la mesa de noche.

Pateo el buró y el espejo se viene abajo rompiéndose en mil pedazos, bufo molesto y golpeando la puerta de la habitación salgo de la casa blasfemando, no hay un jodido futuro, no hay una vida, no hay ningún sueño por realizar, ella es inalcanzable, ella no me ama, solo soy su juguete y este es uno más de sus juegos, después de esto me desechará y me hará a un lado. No creo soportar el hecho de saber que ella tiene una vida realizada y yo aún no tengo nada.

-Emily – susurro pateándome internamente, ella ha sido un apoyo, ha sido mi equilibrio estos escasos dos meses y ni siquiera la he llamado, soy un desgraciado, saco mi teléfono y le llamo, al tercer tono contesta. – Emy, cariño. Hola – saludo sin dejar de conducir rogando que ningún policía me vea.

-Edward… donde te habías metido? – Me reprocha molesta – no sabes cuantas veces Isabella me llamó preguntándome por ti, inclusive irrumpió en mi casa dejándola patas arriba buscándote, por poco y pone un cuchillo en mi garganta cuando no le di respuesta.

-Bella hizo que… - digo sorprendido mientras paro en una señal de alto – Emy, cielo. Lo siento. Yo… estuve en casa de mis padres, tengo un dilema y… no sabía qué hacer. – escucho que ella suspira, vuelvo a conducir.

-sabes que puedes decirme lo que sea, Edward – dice con ese tono de resignación.

-Me voy, Emily – susurro pero ella sigue callada. Suspiro y lo digo – me voy del país – le murmuro tomando mi decisión. Bella es un mal para mí, quizás si me alejo de ella pueda rehacer mi vida, podré enamorarme de verdad, podré ser el protagonista de mi jodida vida.

-es por Bella, cierto? – pregunta pero suena más a una afirmación.

-Qué? – susurro sorprendido.

-Edward, no soy tonta. Sé que estás enamorado de Bella, siempre lo he sabido. Pensé que estando conmigo podrías olvidarla un poco y ser feliz. Ella te hace daño aun sin quererlo. – puedo oír la resignación y algo de tristeza en sus palabras. Idiota, mil veces idiota, hasta ella lo sabe.

-en parte es por ella – le contesto sin ganas de seguir mintiendo. Me callo unos segundos para continuar – recibí una oferta de trabajo en Londres.

-Edward, lo lograste! – Exclama con felicidad, pero ahora no me siento feliz – te deseo lo mejor del mundo, Edward. Se feliz, vive tu vida y recuerda que tienes una amiga en mí.

-Gracias, Emily – susurro aliviado – te quiero, lo sabes.

-Yo también te quiero – ella cuelga primero y me obligo a dejar el teléfono a un lado y conducir hasta el aeropuerto. Ya está decidido, me voy. Sigo conduciendo, esta vez mas decidido, diez minutos después me detengo en el semáforo de la intersección. Hacia la izquierda está el Hilton, hacia la derecha está el aeropuerto. Suspiro y me obligo a sonreír con nostalgia, no daré mi brazo a torcer, saco el boleto de avión del sobre y lo miro.

-Lo siento, Bella. No eres buena para mí – susurro con tristeza y cruzo a la derecha cuando el semáforo cambia a verde. Diez minutos después estoy aparcando frente al aeropuerto, bajo mi bolso, el sobre y mi teléfono, dejo el auto en un aparcadero y con la completa resignación mando un mensaje a papá pidiéndole que venga por mi auto al aeropuerto, no hay marcha atrás.

Entro al aeropuerto, subo mi mochila a mi hombro y apretó el sobre con los papeles y el boleto, camino por los pasillos abarrotados de gente, es mediado de agosto, tiempo en que la gente viaja más para las vacaciones. Camino con tranquilidad, aún tengo tiempo para registrarme, el vuelo sale a las diez, miro mi reloj, siete cuarenta y cinco, aprieto levemente los labios, pienso en Bella. Sé que la voy a destruir con esto, ignorarla o rechazarla jamás estuvo entre mis planes y juré jamás abandonarla. Pero esto me sobrepasa.

Decido que es mejor ir a la sala de espera, el vuelo es de primera clase y ahí se puede esperar un par de horas con televisor, comida y algo de distracción, necesito distraer mi cabeza. Después de entregar mi boleto, una amable chica me deja pasar a la sala contigua, dejo mi bolso en el piso y me siento en uno de los mullidos sofás individuales, la televisión está encendida, sintoniza un canal de música británica. Ya me siento lejos y aun no me he ido.

-Tranquila, amiga. No desesperes – escucho una voz familiar pero estoy de espaldas a la puerta así que no veo quien entra – sí, lo sé. Pero… PODRIAS CALLARTE, MALDICION! – Grita un poco y frunzo el ceño, su voz, sus palabras las conozco, pero no quiero girarme, no tengo ánimos de nada – Gracias – dice con sarcasmo – Ten paciencia, aun no es tarde, adiós. Te llamo llegando – corta la llamada y escucho los tacones, está caminando hacia mí, hacia los muebles. Me quedo de piedra, estoy en shock, que mierda hace ella aquí. No puede ser posible.

-QUE MIERDA HACES AQUÍ, JODER! – grito mientras me levanto para enfrentarla, ella me mira como si hubiese visto un fantasma, trata de hablar pero pequeños balbuceos salen de su boca. – HABLA, MALDITA SEA. DEBERIAS ESTAR CON BELLA, TANYA.

-Edward – susurra y apreto los dientes para no blasfemar, la sala está empezando a llenarse – tu… tu deberías…

-No, mierda – bramo en voz baja – tú deberías estar con ella. Entiende que no seré más su juguete, esta mierda se acabó para mí, me cansé de sufrir tanto y… - me quedo callado cuando algo hace clic en mi cabeza, ella fue la que propuso el trio, ella me quería en el Hilton, entonces… por qué no está ella allá. – y Bella? – pregunto entre serio y confundido.

-ella… - aún me mira confundida y bastante sorprendida – deberías estar en el Hilton, Edward. – me reprocha un poco asustada.

-Para qué? Para representar el papel de imbécil? hacerle el favor a Bella para que después me deseché? Olvídalo Tanya. Me cansé de esta mierda. Me voy – me siento nuevamente ignorándola.

-Joder! no deberías estar aquí – exclama molesta, la miro de soslayo y frunzo el ceño – tienes que ir con ella, mierda! Todo se fue al carajo – se sienta en un mueble frente a mí y esconde su cara entre sus manos. La miro, se ve preocupada, angustiada y… algo no cuadra en este asunto.

-Tanya, que haces aquí? – pregunto apretando los dientes tratando de calmar la ansiedad, no puede ser lo que estoy pensando. Ella levanta la mirada y se ve culpabilidad en sus ojos azules.

-Me voy a Liverpool – susurra mirándome con preocupación, titubea un poco y suspira – no debería decirlo pero… demonios esto no debía resultar así. – susurra para ella misma.

-de que hablas, Orlov? – pregunto llamándola por su apellido, esa jodida rusa me ha cagado la vida durante años, ahora que no pretenda quedarse callada.

-Me voy porque… - me mira y veo culpa en su mirada – mi prometido está esperándome para nuestra boda - la miro abriendo los ojos al punto del dolor, ella… un prometido… Joder! Engañó a mi chica.

-JODIDA MIERDA, TANYA – grito levantándome del sofá para encararla, la tomo por lo brazos levantándola del sofá, ella me mira fijamente – Que le hiciste a Isabella? La has engañado!

-No! Edward, no es así – dice rápidamente zafándose de mi agarre – Yo jamás fui novia de Bella, ella me hizo el favor de hacerle creer a todos que era gay para que me dejaran en paz en la universidad. Estoy comprometida desde los veinte, al graduarme volvería a Liverpool para casarme. Ella solo me ayudó.

-Por qué carajos no me lo dijo? – bramé apretando sus brazos con fuerza.

-No… lo sé – dice algo asustada. Suelto el agarre y me doy vuelta – Edward, ella te quiere. Lo sé, me lo confesó.

-Ella es gay – sisee con rabia – ella me dijo que no quería a ningún hombre.

-Exacto – dice más tranquila. – Edward, ella es mi mejor amiga. Bella te dijo que era gay para ver si te molestabas y la obligabas a creer en el amor con un hombre, una vez más se equivocó, como cada cosa que hace para que te acerques a ella. Este fue su último plan, dijo que si esta noche no ibas, ella desistiría, ella se iría lejos y te dejaría en paz.

-qué? – susurro dándome vuelta para mirarla, siento un dolor en mi pecho, Bella si me ama… todo este tiempo… eran artimañas de chicas para hacerme caer y yo como cobarde desistía a mis instintos para respetarla. Ella quería ser mía. – Debo ir por ella – le digo mientras veo mi reloj, son las ocho con diez minutos.

-Deberías, Imbécil. Ella te ama, por favor… sé que también la amas, hazla feliz. – asiento rápidamente y tomando mi bolso, meto el sobre en él, y el boleto en mi bolsillo, tenía que llegar rápido al Hilton, se me agotaba el tiempo, ella espera por mí.

Conduzco como loco con esquizofrenia por las transitadas calles, me va a dar un ataque cardiaco, los embotellamientos me agobian y Bella debe pensar que no iré, jamás he llegado tarde y menos con ella. La amo. Maldición, la amo más que a mi jodida vida. Llego al Hilton, son las ocho con veinticinco minutos. Joder! Estoy casi que muero. Llego a recepción y una chica me sonríe coquetamente. No tengo tiempo para esta mierda.

-Buenas noches, bienvenido al Hotel Hilton. En que puedo servirle? – pregunta amablemente.

-Hay una reservación a nombre de Isabella Swan – digo rápido – está esperándome – ella teclea y frunce el ceño.

-Su nombre por favor – pide amable

-Edward Cullen – contesto. Ella jadea por lo bajo y teclea más rápido, me tiende una tarjeta y sonríe.

-Suite luna de miel, piso treinta

-Gracias – digo sin dejarla terminar de hablar y corro al ascensor. Tecleo el treinta y espero de manera impaciente a subir al jodido piso… cinco… diez… quince… veinte… mierda! Joder! Puta carbonería, esto no puede ir más rápido? Carajo… veintinueve… treinta! – Mierda, hubiera subido las escaleras – bramo mientras corro a la suite, paso la tarjeta y la puerta abre frente a mí. Las luces están apagadas, todo es silencio y temo lo peor. Son las ocho treinta y cinco.

Camino por el estar oscuro. La soledad y el silencio me abruman, ella se ha ido, ella no me esperó. Camino por la mesa del comedor y veo una cena para dos, vino servido y velas derretidas, un sentimiento de culpa me golpea, ella lo hizo por mí, por nosotros y yo la abandoné, joder, soy el peor de todos. Sigo a la habitación y veo la cama, hermosa, adornada con pétalos de flores blancos sobre la tela de seda negra de la sabana, me sentí más mierda, ella no estaba, ella se fue.

-Bella… que he hecho – susurro sentándome a la orilla de la cama sintiéndome el peor hombre del maldito mundo. Ella me quería, ella quería estar conmigo, yo la alejé.

-Edward? – levanto la mirada al escuchar la voz sorprendida y ronca de Bella. Ella esta roja, hinchada por el llanto, estaba saliendo del baño. Tenía puesto un vestido blanco corto, de esos que la habían ver tan angelical como un ángel, era mi hermosa Bella. Mi chica.

-Bella! – exclamo saliendo de mi estupor, me levanto y me lanzo sobre ella para abrazarla y llenarla de besos. No me importa si me rechaza, no me importa si me odia. Solo quiero besarla, y hacerla mía. – te amo, bebé. Te amo más que a nada en el mundo, te amo, te amo, te amo – susurro mientras la beso, ella está en shock, no habla, no se mueve pero si me besa, me corresponde.

-También te amo, Cielo – dice sonriendo y sintiéndome como el hombre más feliz del maldito planeta, la llevo a la cama y la acuesto suavemente, me posiciono encima de ella sin presionarla, la amo, la amo más que a nada.

-Perdona el retraso, pequeña. Mucho tráfico – miento en parte y le sonrió, ella sonríe como hace mucho no lo veía, su mirada en hermosa, sus ojos brillan, no puedo evitarlo y la vuelvo a besar, esta vez con más lentitud, ella me corresponde y empieza a quitarme la camisa, la dejo hacer, no puedo resistirme a ella. Le quito el vestido rápido a pesar de que estoy nervioso, las ganas de hacerla mía me hacen olvidar que esta es nuestra primera vez.

-lo importante es que viniste – susurra y no puedo evitar besar sus hermosos ojitos. Jamás los vi tan llenos de brillo y alegría, yo era el causante, ella me ama. – no me vuelvas a asustar así, pensé que me abandonarías, que no vendrías – recuerdo mi promesa otra vez y la culpa me golpea, iba a dejarla, ella no se lo merecía.

-Jamás te abandonaré, jamás te dejaré sola, bebé – susurro en sus labios y ella suspira.

Bella está desnuda debajo de mí, solo el vestido cubría su hermoso cuerpo, uno que había visto antes y no había podido disfrutar, acaricio sus senos, sus piernas, beso su cuello y acaricio cada rincón de su cuerpo, mis dedos se deslizan por sus pliegues, ella está mojada, está mojada por mí, para mí. La amo más, ella gime mientras la acaricio ahí, en su centro, su clítoris hinchado me pide atención, a pesar de ser inexperto, mi instinto me dice lo que debo hacer. Abro más sus piernas y me deslizo hacia abajo, ella me mira algo asustada, yo solo le sonrió, primero dejo un beso en su vientre, ella gime bajito, paso la punta de mi lengua por su clítoris hinchado, ella gime un poco más, mientras saboreo su deliciosa esencia, introduzco un dedo, ella grita de placer, mi pene palpita, estoy excitado, jodidamente excitado.

-Te deseo, Edward. Ahora – implora. Quien soy yo para negarme a ella, me levanto y rápidamente me quito el pantalón y los boxers, mi pene salta con alivio, ella lo mira y se ve sorprendida, un punto más a mi ego, me vuelvo a posicionar encima de ella.

-Te prometo ser cuidadoso – susurro introduciéndome lentamente, cuando mi pene toca esa barrera ambos nos miramos, ella suspira y sonríe, yo empujo deseoso, ella cierra fuerte sus ojos y una lagrima brota – te amo, bebé, te amo – le digo con adoración mientras beso esa lagrima que recorre su mejilla.

-También te amo – contesta segundos después – serás solo mío, para siempre – dice con vehemencia y yo sonrió, empiezo a moverme, primero lento, la sensación de estar dentro de ella, caliente, húmedo, apretado, está haciendo estragos en mí. Bella gime, grita, rasguña y jadea. Su propósito… hacerme acabar más rápido de lo esperado, es demasiado delicioso e imposible alargar la sensación.

Bella grita a raíz del orgasmo tan inminente que la golpea, su centro se contrae, siento sus fluidos calientes, mierda, es demasiado para mí, empujo más fuerte dentro de ella, con agresividad, con una brusquedad que no creí tener y acabo dentro de ella mientras grito su nombre y escondo mi cabeza en su cuello. Ella suspira y la siento sonreír, yo también lo hago, soy el hombre más feliz del jodido universo. Me acuesto a su lado y la atraigo hacia mí, ella se acuesta sobre mi pecho y suspiro, diecinueve años después, mi sueño más grande se hace realidad.

-Edward, rompiste mi vestido – murmura con reproche y voz mimosa mientras levanta la tela desgarrada de la cama, enarco una ceja, pensé que solo se lo había quitado, soy un jodido cavernícola.

-Lo siento, te compraré otro luego – le contesto dulcemente y dejo un beso en su cabello.

-voy por agua – se levanta, toma mi chaqueta para cubrirse y se va la cocina de la suite, coloco mis manos detrás de mi cabeza y suspiro con satisfacción, un sueño hecho realidad, ella es mía, me ama, jamás la dejaré ir.

-Edward – su voz suena afligida, me siento en la cama y la veo en el umbral de la habitación con el boleto de avión en la mano. Mierda! Jodida mierda! Lo dejé en el bolsillo de la chaqueta.

-Bella… no es lo que piensas – le digo levantándome rápidamente y poniéndome el bóxer camino hacia ella – nena, créeme, no es lo que piensas. – le digo asustado por su reacción, ella no me mira. Solo ve el boleto, yo también lo miro como el chivato que es, ahí dice, el destino, la fecha de salida, y la hora.

-Ibas a irte – susurra como autómata, solo ve el boleto, aún está en shock.

-No… bueno… - no quería mentiras, tenía que decirle todo, ella me mira con lágrimas en sus ojitos – no llores, amor. Yo… diablos esto no debería ser así – exclamo dándome la vuelta, estoy nervioso.

-está sellado – afirma – estuviste en el aeropuerto, te ibas – me acusa con tristeza, me acerco a ella y tomo su cara entre mis manos.

-sí, iba a irme, yo… pensé que solo me utilizarías y… no quería seguir sufriendo por amor, tenía que alejarme de ti – murmuro sintiéndome cada vez más mal, ella baja la mirada y asiente.

-Por qué a Londres? – pregunta con tristeza. Suspiro y camino al mueble, abro la mochila y saco el sobre, se lo entrego y me siento en la cama, ella frunce el ceño mientras saca la carta y la copia del contrato, mientras lee veo que se entristece pero también sonríe, un par de lágrimas caen por sus mejillas y me siento peor. – es tu sueño, Edward. Se realizó – susurra con la voz rota. Me acerco a ella y la abrazo sin importarme arrugar los papeles.

-Mi sueño eres tú, siempre has sido tu – le digo con vehemencia, me separo un poco y la beso, ella se separa, eso duele.

-No, Edd. Debes ir. Aún hay tiempo – mira la hora en el reloj de pared, son las once con cinco minutos, en media hora sale el vuelo, no quiero irme, no quiero dejarla. Recuerdo mi promesa.

-No, Bella. Hace muchos años te prometí jamás dejarte, jamás alejarme de ti, a pesar de todo cumplí mi promesa, no la voy a romper ahora – le digo de manera seria.

-ibas a romperla – me acusa y mi pecho duele, la culpa me invade – lo siento, no quise decir eso pero… Edward, es tu sueño. Debes ir, jamás volverás a recibir una oferta así. – me dice y sé que tiene razón pero la prefiero a ella.

No iré a ningún lado sin ti – puntualizo cruzándome de brazos, una idea surca mi mente y sonrió – ven conmigo, vámonos juntos – le pido y ella sonríe.

-No puedo, mi visa expiró hace un mes. – Dice con tristeza – ve tu primero, yo te seguiré. Te prometo ir por ti – dice sonriente.

-me lo juras? – pido suplicante, ella no rompería una promesa. Sonríe para mí y vuelvo a ver ese brillo de felicidad en su mirada.

-Te lo prometo – susurra felizmente, se acerca a la cama toma la camisa junto con mi pantalón – vístete, debes irte ahora – me pongo la ropa de forma rápida, luego la chaqueta dejándola a ella completamente desnuda, la beso con fervor, amor, pasión, le entrego mi vida en ese beso.

-Te amo, Isabella. Te amo más que a nada en este jodido planeta. Eres mi vida. No me hagas esperar mucho más, por favor. Te quiero a mi lado para siempre – ella llora, esta vez de felicidad y asiente.

- te prometo que pronto estaré contigo. Te amo. Ahora vete – susurra con felicidad y dolor. Le doy un último beso y con todo el dolor de mi alma la dejo, me voy al aeropuerto al que no debí ir en primer lugar. Llego justo a tiempo, me subo en el avión y suspiro, ya la extraño, su calor, su sabor, toda ella, la amo. Jamás la dejaré ir, así deba volver por ella sino va a mí.

3 meses después.

-Nena, por Dios. Esto es injusto – reclamé molesto mientras caminaba por el pasillo del hospital hasta mi consultorio.

-Lo siento, bebé, pero tengo problemas con los papeles, estoy tratando de arreglarlo rápido. Al parecer sobornar a las autoridades no funciona – dice con burla pero yo no sonrío, aprieto mi teléfono con rabia, ya han pasado tres meses desde la última vez que vi a Bella, desde aquella vez que la dejé en esa habitación del Hilton. Añoro su presencia, necesito a mi chica, a mi mujer.

-Bella, sino estas aquí esta semana, me iré a New York y no me importa que pase con este jodido trabajo – prometo en una implícita amenaza, la oigo reír y suspiro, amo su sonrisa, eso me tranquiliza, ella es feliz, ella me hace feliz. Suspiro resignado sé que esto es difícil – ven pronto, amor. Te amo, te necesito – entro al consultorio saludando con un asentimiento de cabeza Jesica, mi secretaria, ella sonríe con pena, sabe lo triste que estoy sin Bella.

-Lo haré, te lo prometo. Hey! Donde estas ahora? – pregunta un poco exaltada y alegre.

-en mi consultorio – contesto confundido.

-desde ahí puede verse el Big Ben? – pregunta con entusiasmo, frunzo el ceño, eso lo había preguntado antes, ella sabe la respuesta.

-Sabes que sí, Bebé. Por qué preguntas? – eso era extraño, lo que falta es que mi nena tenga problemas mentales, bueno, siempre los ha tenido, es loca por naturaleza.

-Podrías decirme la hora de allá viendo el Big Ben? – pregunta dulcemente y la imagino haciendo pucheritos. Resoplo una sonrisa resignada, mi chica caprichosa, miro mi reloj de pulsera y hablo.

-Son las cinco treinta de la tarde, amor – murmuro tranquilamente, mi reloj de pulsera está sincronizado con el Big Ben, además, el sol está al oeste y mantengo las cortinas cerradas para que el sol no pegue.

-Joder! No viste el Big Ben, Edward. Dime la hora viendo el maldito y putamente gigante reloj de mierda! – gruñe y debo alejar el teléfono de mi oreja, últimamente está muy bipolar, además, como rayos sabe que no vi el Big Ben?

-Bien, que mal humor – resoplo mientras hago una mueca con la boca, a veces mi chica puede ser muy testaruda y sacarme de mis casillas, aun así, la amo. Abro la cortina y el sol me pega de frente, entrecierro mi ojos un poco para visualizar el Big Ben, casi se me cae el teléfono de la mano – Be… Bella – jadeo casi hiperventilando.

-Sorpresa – susurra feliz y yo rio emocionado, mi chica, mi mujer, ella sí que sabe cómo dar las noticias.

-Te amo, Bella. TE AMO. SIIIII – grito emocionado sintiendo como mi pecho se infla de felicidad y las jodidas lágrimas me traicionan – Gracias, gracias, gracias, bebé.

-Gracias a ti por ser tan paciente. Te amo, para siempre – susurra y no puedo dejar de reír, lagrimas caen por mis mejillas mientras sigo mirando el Big Ben, no sé a quién sobornó pero me acaba de dar el regalo más grande de mi vida. Una enorme pancarta está colgada donde debería estar el reloj, una pancarta que me alegra la vida. Mi chica nada romántica y de poco tacto le gusta ser muy directa.

TE CASAS CONMIGO, CULLEN?
TE AMO

POR CIERTO, ESTOY EMBARAZADA.

Esa fue la primera vez que la rubia me ayudó, la primera vez que fui capaz de abandonar un sueño por Bella, la primera vez que rompía mi promesa de jamás dejarla, la primera vez hice el amor con ella, la primera vez que pude reclamarla como mía, la primera vez que me decía "te amo", la primera vez que sería papá. La primera vez que era el hombre más feliz de todo el jodido planeta, y estoy seguro que aún faltan muchas primeras veces y asícomo estas, atesorarécada una de ellas, siempre que sea junto a mi mujer, mi futura esposa, mi amor, mi Bellami chica.

FIIIIIIIIN

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Espero que LES HAYA GUSTADO, ESTE FUE TODO MI TWO SHOT. QUE LES HA PARECIDO? ESTUVO BUENO? LES HUBIESE GUSTADO MAS LARGO? LES GUSTARÍA UN EPÍLOGO? USTEDES OPINAN Y DECIDEN.

GRACIAS POR LEER Y POR SEGUIR. TAMBIEN GRACIAS POR SUS RW.

BESOS Y ABRAZOS

PSICODELII.