Disclaimer: los personajes de Inuyasha no me pertenecen. Son obra de la gran mangaka Rumiko Takahashi y, por lo mismo, éste Fanfic es hecho sin fines de lucro.
Prólogo
Ellos habían estado casados por tres años a escondidas hasta que su padre se enteró. Jamás había podido llevarle la contraria al viejo Taisho. Su padre y madre habían decidido ya un futuro para él y Kagome no estaba en ellos.
—¿Qué significa esto Sesshoumaru? —por un momento no quiso mirar sus ojos azules. Ellos lucían aterrorizados y desorientados. Él había jurado protegerla y ahí estaba, él mismo, lanzándola al vacío.
—Son los papeles del divorcio —pronunció áspero.
—¿Por qué? —fueron las únicas palabras de la azabache. Los ojos azules no se despegaban de él y aunque sentía su corazón fragmentarse con cada segundo, quería alejarla del peligro que su familia representaba, debía protegerla de ese mundo superficial, frío y cruel al cual la había arrastrado.
—No eres la mujer para mí —esas palabras supieron agrias en su boca. Ella no pareció comprender y se acercó a él poniendo una mano sobre su mejilla.
—Mientes —la odió. La odió por leerlo, por conocerlo. Ella sabía lo desquiciada y podrida que estaba su familia—. Es tu padre cierto —él podía sentir como ella miraba dentro de sus ojos hasta tocar su alma.
—No es mi padre. ¿Qué puedes ofrecerme? No tienes familia, sólo un hermano. No tienes dinero. Ya no soy un niño, debo hacerme cargo de las empresas y una mujer como tú no es suficiente. No puedo exponerme de ésta forma —ésta vez ella dio un paso atrás. Sus ojos brillaban con dolor, él le estaba infligiendo ese dolor.
—Eso ya lo sabías cuando me propusiste matrimonio. Dime la verdad —su voz subió una octava y juró que la azabache se desmoronaría ahí mismo.
—Siempre has sido inteligente, entiéndelo ahora. No eres nadie, no vales nada. En el divorcio te estoy dejando algo por tu tiempo. No quiero deberte, aunque sea yo quien en realidad perdiendo por haberme casado con una mujer tan poca cosa como tú. Necesito una mujer, fina, refinada y elegante, algo que por mucho tú no eres —ésta vez la miró de arriba abajo como si ella no valiese nada.
Sin poder advertirlo ella corrió hasta él y se guindo a él besando sus labios. Ella estaba completamente afirmada a él. Podía sentir esa calidez que sólo ella emanaba y que sabía jamás volvería a sentir. Quiso tomarla de la cintura y ceñirla más a su cuerpo, sentir todo su calor. Quiso devolverle el beso y hacerle el amor encima de aquella mesa. Quiso decirle que era un idiota y que la amaba más que a nada en el mundo. Pero todo se quedó en querer. Ni siquiera la tocó porque sabía que sedería ante ella.
—No nos hagas esto Sesshoumaru. Tú lo sabías. Sabías que tu padre no me aceptaría. Que tendríamos que luchar —él sólo la escuchaba hablar—. Por favor, Sesshoumaru. Te amo—volvió a besarlo con desesperación y al no recibir respuesta un sollozo se escapó de sus labios—. Por favor —lloró esta vez. Él la sostuvo de los brazos y la alejó rudamente. Verla así de desecha lo hacía más difícil.
—Firma. En la mesa está el cheque —ella se separó con dolor de él y miro el documento y la cantidad exorbitante de dinero. Firmó el divorcio de mutuo acuerdo sin mirarlo a los ojos y cuando vio el cheque la irá la invadió. Lo último que vio de ella fue como rompía el papel frente a sus ojos mientras exhalaba decepcionada:
—Espero que jamás te arrepientas de esto Sesshoumaru. Espero que seas feliz con todo tú dinero —y sin más salió de la lujosa oficina dejándolo con un sentimiento de pérdida.
Ella se había llevado su parte humana, su corazón.
Hola. Aquí le vengo con una nueva historia. La musa se había perdido por unos cuantos años, para ser sincera pero volvió con esta pequeña idea y espero que les agrade. No será un fanfic muy largo unos cinco o siete capítulos, no muy extenso. Mucho romance que espero les guste.