LIDIANDO CON MI EX: CAPITULO 25 (FINAL)
-¿y qué es lo que han descubierto hasta ahora? –le pregunto el albino a la de cabello castaño.
-Pues casi nulo –respondió desanimada. –creímos que… que tal vez alguien sabría algo… incluso le pregunte a Yuki si sabia pero él lo negó rotundamente. – ante ese comentario el de ojos turquesa solo apretó los puños, sentía la necesidad de decir que el rubio tenia a la chica pero algo en el fondo le decía que confiara en él, que tomaría la mejor decisión en cuanto a la seguridad de la pelinegra, y de no ser asi no dudaría ni un segundo en ponerlo en su lugar, todo fuera por la seguridad de la pelinegra, de SU pelinegra.
Los sollozos de la castaña lo sacaron de su ensimismamiento, inconscientemente la rodeo con un brazo, mala decisión porque antes de que pudiera hacer o decir algo para consolarla el de cabellos naranjas ya lo había alejado de ella y había comenzado a hacer su labor de hermano mayor.
El peliblanco al ayarse en esa situación prefirió permanecer sin decir palabra alguna, después de todo ¿Qué podía aportar el con simples palabras? Nada, o mejor dicho mucho más sin embargo prefería quedárselo, ¿Por qué prefería callar a decir el paradero de su morocha? Ni él mismo sabia explicarlo.
El sonido del timbre resonó en la casa, la dueña de esta se puso de pie, salió de la habitación, recorrió el enorme pasillo pero antes de siquiera tomar la perilla dudo, conocía a la persona que encontraría al abrir esa puerta, conocía a la perfección cada palabra que saldría de esos labios y que destrozarían a su esposo y a todos los habitantes de la casa incluso al invitado sorpresa que ahora se encontraba en la sala. Respiro hondo, tomo la perilla con fuerza y la giro, tal y como lo esperaba frente a ella estaba un hombre de no más de veintisiete años, alto y de complexión atlética y ciertamente musculosa, con un pelo de color azul, corto y erizado, sus ojos azules tenían cierto aspecto felino , llevaba un traje negro con una camisa blanca, los dos últimos botones de esta abiertos, y en la mano un cigarro al cual se le veía tenía poco de haber sido encendido, agradecía que se encontrara lo bastante lejos como para que ella percibiera más allá del vano olor de nicotina.
-Grimmjow –el aludido miro a la de ojos violáceos para después sonreír felinamente, y no porque fuera un depravado o estuviera interesado en la mujer de baja estura, no, simplemente porque es era su extraña manera de decir "hola", pero como ya era costumbre desde que comenzó a frecuentar esta casa por motivos los cuales ninguno hubiera querido, esa sonrisa se esfumo de inmediato. Dejo caer el cigarro para después encaminarse lo suficiente como para estar frente a la mujer. -¿Cómo van las cosas con Nelliel? –pregunto mientras este entraba a la casa.
-No me quejo, aunque sus estúpido cabios de humor me sacan de mis casillas en ocasiones –la misma pregunta y la misma respuesta, solo esperaba que las palabras que le dijera al de cabellos naranjas no fueran las de rutina.
–Está en la sala –ya sabía dónde encontrarlo, solo que ya le era rutina mencionar esas palabras por ello no dijo nada por el comentario de la mujer. Al entrar vieron que la de ojos miel ya no se encontraba mas ahí, dejando asi solo al albino y al dueño de la casa. –Grimmjow, el es Hitsugaya Toshiro, un ex compañero de Karin y muy buen amigo suyo –el chico de ojos turquesa se puso de pie para extenderle la mano.
-No te preocupes, no es necesario –dijo el de cabellos azules mientras sonreía jovial. –soy Grimmjow, oficial a cargo de la investigación en el caso de Karin, y amigo de este cítrico con patas –todos en la habitación sonrieron por el comentario del hombre, aun en los peores momentos el sabia que hacer para aliviar tención, gran virtud adquirida gracias a su voluptuosa novia.
-Gatito no estamos para bromas y lo sabes –dijo el de ojos marrón aun sin borrar esa sonrisa, pero de un momento a otro el semblante de este cambio a uno más serio - ¿y qué has averiguado de Karin?-
-Nada de utilidad, algunos testimonios vagos que a mi buen criterio no son más que intentos fallidos por hacernos perder nuestro tiempo –dijo al tumbarse en el sillón.
-Pensé que el caso estaría resuelto de inmediato al dejar que "el gran detective" hiciera todo –dijo con su habitual seño fruncido el kurosaki.
-En primer lugar no soy detective soy oficial de policía, en segunda nunca dije que no tardaría, sabes que eso es imposible en casos como estos y en tercer lugar estoy haciendo todo lo que está en mis manos para rescatarla, sabes que esa mocosa es como una hermana para mí –dijo sin molestarse.
-Ichigo, Grimmjow tiene razón, no podemos hacer más que confiar en él –dijo abatida la mujer de cabellos negros.
Al presenciar dicha escena, el peliblanco tuvo que recurrir a todas sus fueras de voluntad para no decir nada, solo se puso de pie y se dirigió a la salida no sin antes disculparse por su repentina partida, cuando el sonido de la puerta principal fue audible para los que aun se encontraban en la sala quienes solo pudieron atinar a mirarse confundidos. -¿y a este que le pasa? –cuestión el de ojos azules.
-no tengo ni la más mínima idea… -expreso desconfiado el kurosaki.
Mientras tanto en un departamento a las afueras de Tokio
Un chico de cabellos rubios y ojos verdes se encontraba hablando muy seriamente con un hombre castaño, su cabello rizado le daba un aspecto aun más atractivo de lo que de por si le otorgaban los ojos color marrón, tenía el seño fruncido, en absoluto le agradaba lo que escuchaba del rubio ¿Quién se cree este niño? Pensaba, mas sin embargo se mantenía sin decir palabra alguna.
-Se que lo prometí pero como es obvio hubo cambios de último momento, de todas formas toma –dijo lanzándole un par de fajos de billetes muy grande para ser precisos –y esto –dijo mostrando unos cuantos mas –es por los inconvenientes –estaba a punto de ponerse de pie cuando sintió las grandes manos de un hombre regresarlo a su posición. Sin inmutarse miro detrás del con el seño fruncido y vio que se trataba de el hombre más fortachón de toda la banda de criminales que resultaban ser secuaces de Aizen.
-¿Por qué tanta prisa Yukio? –pregunto el castaño mientras se acomodaba en la silla.
-Tengo asuntos que atender, no tengo tiempo que perder con ustedes –dijo con la voz fría.
-Pero el señor Aizen aun no ha terminado de hablar –dijo el hombre detrás de él, si no mal recordaba su nombre era Yammy.
-Yammy no seas tan brusco con él, después de todo solo es un niño que fingió ser un hombre por despecho –al escuchar esas palabras no pudo evitar apretar la quijada ¿Quién se creía ese hombre para opinar sobre su vida? –pero regresando a lo importante –una sonrisa se formo en el rostro del castaño –lamento informarte Yukio que me es imposible aceptar tu dinero, quisiera decirte que no te preocupes y que esto solo quedara atrás pero –se puso de pie para después rodear el escritorio en el que se encontraba –entenderás que no soy un hombre con el cual se pueda jugar, y si no mal recuerdo te pregunte si estabas seguro y –una vez que llego tras del chico coloco una mano sobre el hombro de este -¿Cuál fue tu respuesta? –
-Dije que estaba seguro –susurro para después mirar al suelo.
-Perdón no te escuche ¿Cuál fue tu respuesta? –dijo ejerciendo más presión en el hombro de este.
-Dije que estaba seguro –dijo más alto. –se que lo dije en más de una ocasión, pero hubo un cambio de planes y… -no pudo continuar ya que sintió como la silla en la que se encontraba daba un repentino giro para sí poder estar de frente al castaño y su sequito de mafiosos.
-tú no decides si hay un cambio de planes si no yo, y yo digo que todo sigue marchando tal y como se había planeado –dijo aun manteniendo la mano en la silla -¿entendiste? –
Trago duro pero no se inmuto en lo más mínimo. –Te pagare lo que quieras –dijo decidido.
-Crees que me interesa tu dinero –sonrió altanero. –tengo mejores planes con esas chicas que me rendirán mas frutos que tu estúpido dinero. –
-No les harás daño mientras pueda evitarlo –dijo con seriedad.
-Y dime ¿Qué te hiso cambiar de opinión? Si no mal recuerdo hace unos días dijiste que podíamos hacer lo que quisiéramos con ellas –
-Pero ahora no –El castaño sonrió para después darse la vuelta y dirigirse a la salida. –Aizen regresa aquí –demando.
Lo vio decirle algo a una mujer rubia de piel morena antes de decir –Nuestro trato sigue en pie niño – la mujer de cabellos rubios se acerco a él, su apariencia valla que intimidaba mas sin embargo el chico de ojos turquesa permaneció con una expresión serena.
-Nadie contradice al señor Aizen –y antes de que pudiera decir algo sintió un arma contra la cabeza.
Una hora después, en una gran casa en el centro de Tokio
-¿entonces ya podemos irnos? –pregunto incrédula la azabache.
-pues… -la de cabellos fucsia coloco un dedo sobre su labio inferior. –Yukio dijo que antes arreglaría unos asuntos pero supongo que sí –dijo para después sonreír cálidamente
-Al fin me di una ducha y ya no tengo hambre –dijo la chica de cabellos cafés que bajaba las escaleras mientras se cepillaba el cabello.
-tan egocéntrica como siempre –dijo la azabache.
-Lo siento por… -no pudo continuar la frase ya que el ruido de un auto estacionándose cerca de la propiedad.
-Iré a ver qué sucede –informo la de cabellos extravagantes mientras subía las escaleras, la situación extraño de inmediato a las chicas, según sabían la dueña de la casa recibía pocas visitas por el hecho de no tener familia en Japón, además había algo en ese auto que les hacia desconfiar en demasía. Un estruendo en la planta alta confirmo las sospechas de las dos jóvenes quienes inmediatamente tomaron escaleras arriba, la escena que tenían al frente solo confirmaba sus sospechas, un hombre tenía a la de ojos rosas con los brazos sobre la cabeza, mientras otros revisaban toda la casa.
-¡son ellas! –grito una chica desde la puerta, menuda y de baja estatura, de piel pálida con grandes ojos y pelo corto de color violeta, los labios pintados con el mismo tono violeta.
Todos se giraron y vieron a las chicas las cuales corrieron inmediatamente devuelta al sótano.
-a ver si entendí, Yukio le dijo a Aizen que no podían tocar a esas chicas y el los mando por ellas –dijo sin inmutarse a pesar de su situación.
-Exacto –respondió la chica.
-¿y qué hiso con el chico? –pregunto un poco asustada.
-lo mato, lo dejo con Harribel, que se yo –dijo desinteresada. –Lo único que sé es que me tengo que llevar a las chicas, llévate a Riruka –el fortachón asintió y se llevo consigo a la joven quien no dejaba de patalear y gritar.
La de cabellos morados miro la puerta del sótano con gracia, y sin importar que su vestimenta estilo Loli permitiera ver su ropa interior con simples movimientos, ejecuto una patada que fácilmente derribo la puerta, sorpresa ya que su apariencia no denotaba su fuerza.
La de cabellos negros detuvo sus intentos para abrir la ventana elevada que estaba atascada y por la cual pretendían escapar. –Uno, dos, tres por ustedes –dijo mientras se acercaba con un cuchillo en mano que solo días sabia de donde había sacado.
Mientras tanto por la calles de Tokio
Giro sin importarle mucho su exceso de velocidad, porque después de todo ¿Cuánto podía importarle eso si la chica que amaba estaba en peligro? Agradecía de sobre manera que sus padres le dejaran comprar esa motocicleta que aunque jamás usaba de esta manera tan "irresponsable" pero que ahora nada le importaba más que la seguridad de su morocha.
Freno en seco, acción que casi lo hace perder el control del vehículo, maldito semáforo en rojo, mientras esperaba a que la vendita tecnología se apiadara de su suerte comenzó a analizar lo que hacía poco, casi nada, había descubierto, ¿Cómo pudo olvidarlo? ¿Por qué no comenzó por ese lugar? Vio como la luz parpadeaba y en cuanto este cambio de color arranco esquivando a todos los autos en su camino. Recordó la dirección una vez más y al ver la calle en la que se encontraba y terminó por optar tomar el acortamiento más fácil y rápido, la autopista.
Cinco minutos después ya se encontraba frente a una gran casona blanca con detalles muy lujosos, noto la puerta totalmente abierta, algo andaba mal con eso, entro sin meditarlo mucho, la casa estaba hecha un desastre total, se acerco a la puerta del sótano, la cerradura estaba rota, vio dentro, había un par de sillas que era obvio habían usado para mantener raptadas a las chicas, aunque una de ellas estaba cerca de la ventana, miro más de cerca, por lo visto habían intentado escapar ¿escapar de qué? Regreso a la estancia y vio sobre una de las tantas mesas una foto de una chica de cabellos fucsias, ¿Dónde la había visto? Pensó más detenidamente… ¡pero claro! ¿Cómo no lo recordó antes? La casa, la dirección, es mas hasta esa foto y la vos que le llamo aquella tarde, esa chica era nada más y nada menos que la súper modelo de ropa más famosa de Tokio, ¿era tan estúpido o qué? Debió de reconocerla desde el momento en el que la escucho, esa vos era la misma de los comerciales que Matsumoto veía cuando él se quedaba en casa de sus tíos.
Pero ahora que lo veía bien, porque estaba la casa hecha un desastre, vio en el suelo las huellas de ruedas, pero esto a donde lo llevaría, obviamente no podría conducirlo más lejos que el término de la casa. Se paso la mano por el cabello en un acto nervioso, hasta que recordó algo.
-Yukio- susurro mientras sacaba el teléfono y marcaba frenético el número de este.
-mientras tanto a las afueras de Tokio-
La rubia de piel morena y ropa que hasta hace poco se había vuelto sugestiva se encontraba sentada frente al rubio, fumaba un cigarro sin dejar de mirar al rubio en ningún momento, sabia a la perfección que le era imposible escapar, pero simplemente siempre le había parecido divertido ver la impotencia en los chicos que pasaban por esa sala, tiro la colilla para después ponerse de pie y se acerco al chico, desde que llego ahí no había dicho, hecho o siquiera intentado algo cosa que estaba comenzando a aburrirle.
-¿No piensas hacer algo? –pregunto mientras lo tomaba de la barbilla para que la mirara.
-¿Ganaría algo con eso? –devolvió con otra interrogante.
Lo soltó con rabia, esto era irritante pero era una orden directa del castaño asi que no podía quejarse ya que si lo hacía le iría mal, peor a que a ese par de chicas.
-Harribel –la puerta de hierro se abrió repentinamente mostrando a un hombre dejando ver a un hombre afeminado, de cabellos rosas, sus ojos no se dejaban ver por el brillo en el cristal de las gafas. –Aizen quiere verte, las chicas llegaran pronto –la mujer asintió y se alejo de inmediato del de ojos verdes, camino de manera elegante dejando ver su atuendo mejor, una minifalda blanca y un top del mismo color llevaba un arma en la mano y en cuanto salió fue abordada por tres mujeres, el chico no pudo identificar mucho de ellas ya que la puerta se cerro de inmediato.
Suspiro y miro nuevamente todo a su alrededor, un escritorio en donde había una gama de armas punzantes y de fuego, y junto a estas su móvil, se sintió frustrado ahora se encontraba amordazado a una silla de metal y sin posibilidades de rescatar a su ex amiga, por no decir ex novia, y a su "socia" si asi se le podía llamar a la de cabellos chocolate. Dejo caer la cabeza hacia el frente resignado, nada podía salvarlo ya… o eso pensaba hasta que escucho ese ¡pip! Proveniente de el celular. Miro de inmediato en esa dirección y lo vio parpadear y vibrar.
Maldijo por un momento el no poder utilizar sus manos y solo ver como dejaba de sonar, paso eso un par de veces y con el mismo resultado, suspiro hasta que vio que la puerta volvía a abrirse, y vio frente a él a un hombre de cabellos rubios con un corte redondo, lo más peculiar de él era esa sonrisa muy, muy rara, este hombre era seguido por una chica diminuta que bien podía pasar por una preadolescente, cabello igualmente rubio, un ceño fruncido muy parecido al mayor de los kurosaki, ojos muy profundos, casi como los de la pelinegra, y unas pecas que hacían luciera infantil.
-La contraseña –ordeno la muchacha en cuanto tomo el teléfono, el rubio se encontraba confundido, ¿Qué rayos quería ver? Además ¿Quién se creía esa niña para ordenarle cosas?-¿me escuchaste? Te dije que la contraseña – negó con la cabeza pero eso no impidió que susurrara algo. –Oye niño bonito si no me dices la maldita contraseña yo… -el adulto alejo a la joven para después ponerse a la altura del de ojos verdes.
-perdona a la maleducada esta pero nosotros queremos ayudarte –dijo.
-¿a quién le dices maleducada pedazo de idiota? –dijo la pecosa en su defensa.
-Pues veamos… no hay otra maleducada y enana que no seas tú –apunto el hombre.
-Oigan… lamento interrumpir su ritual de cortejo pero les tengo que recordar que Harribel vendrá en cualquier momento –llamo el adolecente.
-¿ritual de cortejo? – dijeron ambos rubios, el pensativo y ella molesta y hasta cierto punto ofendida.
-O como ustedes le quieran llamar, el asunto es que podrían darse prisa y soltarme –estaba exasperado con la situación y lo último que necesitaba es que este par de… personas se pusieran a discutir por boberías.
-El tiene razón, después continuamos con esto –dijo el hombre con la sonrisa distintiva, la pecosa solo bufo en respuesta y comenzó a desatar las manos del muchacho.
-Harribel tardara en la sala de reuniones asi que no hay de qué preocuparse –anuncio mientras libraba las piernas del chico con una llave maestra.
-¿Cuál es el tema de hoy? –pregunto el rubio mientras revisaba algo en su móvil.
-que harán con la chicas, el loco psicópata afeminado quiere hacer unos "experimentos" con ellas pero Aizen quiere sacarles mucho provecho, si sabes a lo que me refiero –cuando termino de desatar al chico se alejo para después tomar el teléfono de la mesa y acercárselo al chico quien sin dudarlo introdujo la contraseña.
-¿Quiénes son ustedes? –pregunto por fin el de ojos esmeralda sin apartar la mirada de la pantalla del celular.
-Agentes en cubierto, desde hace meses que hacemos esto y por fin obtendremos algunas pruebas para hacer que el bastardo de Aizen se quede de por vida en la cárcel –dijo con odio la chica.
-¿Por qué jamás los había visto? –habían sido varias las visitas a ese hombre como para conocer a todos los que trabajaban ahí, pero ese par jamás se había cruzado en su camino.
-Hacemos trabajos más confidenciales –contesto el de la sonrisa. –Y por lo que veo tú te metiste en un gran problema –agrego, en respuesta el Voralverna solo bajo la mirada. –no te preocupes todos cometemos estupideces. –
-te lo está diciendo el que ha cometido más errores en su carrera de los que uno se puede imaginar –dijo la chica quien se gano una mirada de muerte por parte del de ojos grises.
-¿Y donde están Karin y Momo? –tal vez ellos sabían algo que le fuera de utilidad.
-¿Hablas de la pelinegra de ojos muy negros, piel blanca y de carácter agresivo y la quejumbrosa de cabello café y ojos del mismo color? –pregunto la chica sin mostrar interés alguno.
-¡Exacto! –exclamo, dudaba que hubiera en ese bajo mundo un dúo como ese además de sus ¿amigas? Bueno creo que podría decirles víctimas, pero eso sonaba tan… mal.
-pues no lo sé, se supone que debieron haber llegado hace unos minutos y…-
El caminar fuera de la celda los alerto -¿crees que ya han llegado? –pregunto el hombre.
-Es lo más probable. –Respondió ella mientras comenzaba a buscar algo en los bolsillos de su chaqueta–toma esto –le dijo tendiendo una diminuta arma al de ojos verdes. –no sé que sea lo que planes hacer pero esto te podría servir. –
-¡¿A dónde van?! –pregunto el Voralverna.
-¿No es obvio? Iremos a seguir con nuestra pequeña farsa hasta que los refuerzos lleguen –dijo la chica.
-¿Refuerzos? –pregunto.
-Al fin daremos el golpe asi que necesitamos a todos los que podamos para hacer esto fácil –dijo ella mientras sacaba de su uniforme una pequeña pistola.
-Quiero ayudar –dijo seriamente.
-No me hagas reír niño, esto no es un juego de video donde si algo pasa puedes reiniciar y ya, esto es la vida real y… -
-ok, pero necesitaras algo más grande y una manera de pasar desapercibido –dijo mientras le tendía su chaqueta y la boina que usaba. –supongo que esto ayudara –dijo con esa peculiar sonrisa. –eso me recuerda me dijeron en la central que pronto vendrían -
-idiotas…- susurro la pecosa antes de girar el picaporte y que los tres salieran.
-En la central de policía –
-¿Puedo pasar? –pregunto en el umbral de la puerta de aquella oficina.
El anciano de larga barba miro en su dirección para después con un simple ademan invitarlo a pasar -¿Cómo está kurosaki? –pregunto sin dejar de mirar los papeles que tenía en ambas manos.
-¿Cómo cree? No hay noticias sobre su hermana menor asi que solo le queda estar frustrado, devastado y sin esperanzas –dijo en tono jovial mientras tomaba asiento frente al escritorio.
-Grimmjow no estamos para tus juegos –regaño el viejo. –debería sancionarte por no hacer tu trabajo como se debe. –dijo mirando de reojo.
La sonrisa burlona y felina se formo en el rostro de este –quisiera ver eso, sabemos que sin mí este lugar no es nada –dijo egocéntrico.
-tus habilidades son tan semejantes a tu ego y eso no es algo que deba destacar a un policía –dijo serio. Unos golpes en la puerta llamaron la atención de los dos hombres. –Pueden pasar –dijo con su voz ronca.
-Señor todos están listos solo esperan sus ordenes –hablo un hombre.
-¿listos para qué? –cuestiono el de ojos azules.
-Ciertamente no te habíamos informado de esta situación, ¿recuerdas el grupo de mafiosos? –dijo poniéndose de pie.
-¿Los arrancars? Como olvidarlos, estuvimos en cubierto durante meses y no conseguimos nada –dijo con cierto desagrado.
-Pues Hirako logro reunir evidencia y ahora solo falta llegar a su guarida –
-¿Hirako lo logro? –Dijo poniéndose de pie inmediatamente -¿Cómo ese… ese… como es que lo consiguió? –pregunto aun sin creerlo.
-Obviamente con la ayuda de Sarugaki –dijo con una pequeña risa al recordar la actitud de ese par.
-Ya lo decía yo –susurro. –bueno, pues iré en esa misión –más que una sugerencia sonaba a afirmación.
-No recuerdo decir que podías hacerlo –
-y yo no recuerdo haberlo preguntado –y sin más salió para después ser abordado ´por varios hombres que tenían el mismo objetivo que él, llegar a la guarida de Aizen Sosuke.
Mientras tanto a las afueras de la cuidad, cerca de un departamento
El chico estaciono su moto cerca, echó un vistazo al teléfono, odiaba que después de tantas llamadas el rubio solo se dignara a contestarle con la dirección de aquel lugar, miro en todas direcciones buscando al rubio, en su lugar encontró a varios hombres y a una mujer de cabellos violáceos que vestía un traje estilo Loli que comenzaban a entrar al edificio y ahí fue cuando las vio la castaña a la cual le tenía tanto aprecio se resistía a ir con aquellos hombres mientras que la pelinegra simplemente refunfuñaba a lo que fuese que dijera la de labios purpura.
Los vio ser recibidos por tres rubios, una chica pecosa que parecía preadolescente y dos hombres, uno con una sonrisa muy rara y otro con ojos verdes esmeralda… un momento ¡ojos verdes! Escaneo con más interés a ese chico que llevaba una chaqueta de cuero negra y una boina del mismo color y sin duda era ese el chico al cual tenía que ver en ese lugar ¿Qué hacia involucrado en eso? Más le valía tener una buena escusa si no quería terminar con la cara destrozada y en la cárcel.
No muy lejos de ahí los tres chicos rubios hablaban, -¡¿Qué?! ¡Estás loco! –declaro la chica.
-No veo la razón para que digas eso –señalo el más joven.
-¿Cómo que no ves la razón? Fue un milagro que se ninguno de los idiotas te reconociera, es muy riesgoso meter a ese chico aquí –y sin más les dio la espalda.
-¿No crees que estas siendo muy paranoica Hiyori? –pregunto el mayor.
-No soy paranoica, soy realista, seria riesgoso meter a alguien más en este operativo –
-Nadie lo reconocerá, lo juro –dijo el chico muy seguro.
Un suspiro pesado por parte de ella y después un susurro apenas audible pero entendible para ellos –hagan lo que quieran –y sin más se retiro dejando a los dos rubios con una sonrisa de satisfacción.
Dentro del edificio
Las chicas caminaban por los largos e interminables pasillos de ese lugar que funcionaba como guarida para esos criminales, no necesitaban ser llevadas a la fuerza ya que de todas formas ¿cómo iban a escapar? Simplemente no había manera, eran dirigidas por la Loli gótica de Cirucci, eran seguidas por Yammy, había tres rubios misteriosos y raros en la entrada y sin contar que desconocían cuantos más había en todo el edificio.
-Harribel está esperando –dijo una chica que recién se unía a la caminata por esos corredores, la de cabellos negros miro la apariencia de la recién llegada, delgada y de mediana estatura, con el entrecejo permanentemente fruncido y gestos toscos, el pelo de color azul oscuro, y lo llevaba corto hasta la altura de las mejillas, aunque sin lugar a dudas su rasgo más distintivo eran sus ojos, ya que cada uno de ellos es de un color diferente: mientras que el derecho es azul celeste, el izquierdo es anaranjado y carente de brillo, extraña, como todos en ese lugar.
En cuanto dijo esto se dispuso a apresurar su paso mas fue detenida por las palabras de la de cabellos morados –Apacci –dijo para llamar su atención, en respuesta la de ojos disímiles detuvo sus pasos más nunca se giro -¿Aizen se encuentra ahí? –
-No, solo Harribel y las idiotas de Franceska y Cyan –y sin más continúo con su pronta partida.
La chica gótica solo chasqueo la lengua, cuanto odiaba que ese hombre hiciera eso, mas sin en cambio no dijo nada, solo se limito a guiar a esas mujeres que serian una gran oportunidad para el castaño y para ellos en el mundo del tráfico de personas, esas chicas eran muy lindas asi que les sería fácil deshacerse de ella con un buen trato.
Cuando por fin llegaron a la gran sala que servía como oficina golpeo para llamar la atención de quien fuese que estuviera dentro. –Pasen –reconoció esa voz de inmediato, Aizen. Abrió el gran portón y dio un par de pasos dentro -¿Las encontraste? –pregunto sonriendo.
-Claro que si, sabe que jamás fallo en alguna misión –dijo orgullosa.
-Por eso mismo te elegí para esa tarea –informo este. –Hazlas pasar, quiero ver qué clase de mercancía tenemos –dijo acomodándose en su asiento, la chica hiso un ademan y las tres jóvenes entraron a regañadientes, el castaño no pudo evitar ensanchas su sonrisa al notar la belleza de las tres, en especial de esa chica de cabellos chocolate y ojos del mismo color. -¿Cómo te llamas? –cuestiono.}
-H-Hinamori Momo –su vos temblaba al igual que su cuerpo, había estado nerviosa desde que salieron de casa de la modelo, y ahora este hombre cuestionándole con mucho interés hacia que la piel se le pusiera de gallina.
-Ya veo… Ese chico… Yukio, jamás dijo que fueses tan bonita –se puso de pie y con un ademan hiso que Yammy y Cirucci salieran de la habitación –tal vez tu me seas más útil permaneciendo aquí –en cuanto llego frente a la chica Durazno la tomo del mentón y acerco su rostro al de ella quedando solo a milímetros –Harribel lleva a las otras dos a una celda –la aludida solo asintió para después erguirse y caminar sujetando a ambas chicas del brazo con una fuerza impresionante.
-¡Esta loco si cree que voy a dejarla aquí! –chillo la joven de cabellos negros.
-Que escandalosa –se quejo una vs femenina a sus espaldas, al girarse pudieron encontrarse con la figura de una chica con el aspecto de una joven apenas llegada a la adolescencia, de complexión delgada, ojos color miel y pelo rubio, recogido en dos pequeñas coletas a ambos lados de la cabeza.
-Hiyori encárgate de ellas –dijo el castaño, -Harribel espera a nuestros invitados –ambas rubias asintieron y la ultima le cedió el poder de ambas jóvenes, a pesar de su apariencia resulto que, al igual que todas las chicas en ese lugar, gozaba de una fuerza que en absoluto encajaba con su diminuto cuerpo.
-Caminen –ordeno para después salir de ese lugar, cuando se alejaron lo suficiente dejo de ejercer fuerza en el agarre para después dejar escapar un largo y pesado suspiro -¿Quién de ustedes dos es Karin? –pregunto después de unos segundos.
-Yo, ¿Por qué? – la azabache cuestiono.
Una sonrisa adorno el rostro de la de ojos miel quien en ese instante mostro su colmillo izquierdo –Te tengo una sorpresa –le dijo con esa gran sonrisa que solo consiguió poner nervioso a la chica ¿Qué podía esperarle con esta mujer? Cundo al fin llegaron a una habitación algo alejada del resto de las celdas la puerta se abrió dejando ver la figura de un rubio alto y con ojos almendrados, lo más temible en el era esa sonrisa muy, muy extraña.
-Al fin llegas –fue lo primero que dijo –Y bien acompañada debo admitir –agrego sin apartarse de la puerta.
-Hazte a un lado imbécil –ordeno la chica a lo que el hombre obedeció no sin antes mirar de mala forma a la de baja estatura, las chicas comenzaron a temerle a lo que fuera que les esperara ahí hasta que…
-¡Karin! –esa voz, solo una persona podía decir su nombre y provocar esa calidez en su pocho aun en momentos como estos, miro de inmediato en esa dirección y se encontró con el chico de cabellos blancos y ojos turquesa que tanto extrañaba. Sin pensarlo mucho se lanzón a él y se aferro a como si toda esa situación fuese un mar y él el único salvavidas en kilómetros. –No sabes cuánto te extrañe –le susurro en cuanto pudo corresponderle el gesto.
-Pero lo imagino –contesto en el mismo tono y con la misma ternura. -¿Pero como llegaste aquí? ¿A caso no estabas en Madrid? –pregunto separándose solo lo suficiente para verle a los ojos.
-Vine en cuanto recibí aquella llamada –le dijo con una sonrisa cálida.
-¿Pero como… como diste con este lugar? –pregunto extrañada.
-Pues… -
-Yo le avise –abrió los ojos con sorpresa en cuanto se percato de la presencia de "EL".
-¿Qué haces tú aquí? –escupió con ira alejándose del albino y acusando al rubio de ojos verdes.
-Deberías agradecerle –se escucho a sus espaldas la vos del de ojos almendra.
-Tienes razón –dijo ella apretando los puños – ¡debo agradecerle que por su maldita culpa me secuestraron! ¡Que gracias a él Toshiro y mi familia se llevo un susto de muerte! ¡Que gracias a él estamos metidas en todo esto! ¡Y que gracias a él están a punto de hacerle no se qué cosas a Momo! –grito echa una furia.
-¿A qué te refieres? –cuestiono de inmediato el albino. -¿Qué sucedió a Momo? –
-Cuando la dejamos Aizen la tenía acorralada –respondió con la vos apagada la de cabellos rosas.
-¡Ese bastardo! –grito el de ojos esmeralda ganándose la atención de todos. –Le dije que ni se atreviera a tocarlas –susurro esto último con la mirada clavada en el suelo.
-Pues ya que no vienen los refuerzos yo diría que es mejor atacar por nuestra cuenta –hablo la rubia.
-Hiyori tiene razón, Yukio, Toshiro, vienen con nosotros –dijo con esa peculiar sonrisa, los aludidos asintieron y fue entonces que la azabache miro al de ojos turquesa con duda.
-¿Qué estupidez piensas hacer? –le cuestiono molesta y confundida.
-La única que te puede sacar de aquí –dijo con simpleza colocándose un gorro para cubrir su blanquecina cabellera.
-¡¿Estás loco?! Mejor dicho ¡¿están locos?! –dijo esta vez incluyendo al rubio en su regaño cosa que sorprendió a los dos muchachos. -¿Qué rayos tienen en la cabeza? Esto no es un juego, pueden morir ahí y entonces que va a ser de… de mi –dijo con los ojos cristalinos.
-Karin… -susurro el Hitsugaya.
-Te necesito Toshiro, y también… también a ti Yukio, a pesar de todo yo… yo te necesito, necesito a mi estúpido, egocéntrico y sobre todo gran amigo –dijo ella mirando a ambos.
-¿Sabes que no merezco tu compasión después de lo que hice? –cuestiono dudoso el Voralverna.
-No es compasión idiota, es cariño y claro que lo mereces, prometimos estar ahí para siempre ¿no? –dijo ella sonriendo.
-Y también prometí cuidarte y más sin en cambio puse tu vida en riesgo –dijo el chico cabizbajo.
-Eso ya no importa porque regresaste para salvarme, salvarnos mejor dicho –una pequeña risita nostálgica fue la respuesta de él.
-Estás loca –fue lo único que agrego antes de ponerse la boina y darle la espalda.
-Te prometo que regresaremos –dijo el albino por los dos.
-¿Y si no es asi? –pregunto ella.
-Confía en nosotros –contesto para después atraerla hacia sí y robarle un pequeño pero demandante beso –por favor solo quédate aquí –
-¡Hey romeo date prisa! –se quejo la chica de las cortas coletas mientras abría la puerta, ya no importaba el antes de, ahora lo único que importaba era lo que esperaba después de ese día de eso estaba segura la kurosaki. –Bueno creo que es hora de acabar con todo esto –dijo sin dejar de caminar a paso seguro, sabía que la mayoría de las posibilidades estaban en su contra pero que mas daba, si con ello hacia algo bueno.
-¡Hiyori! ¡Hirako! ¡Alto ahí! –escucho la vos de uno de los secuaces de Aizen.
-Nnoitra –susurro ella antes de girarse y darle la cara.
-¿Quiénes son ellos? –pregunto mirando con desdén a los dos muchachos.
-Son nuevos, decidimos traerlos con Aizen para que les asignara un trabajo –dijo un confiado rubio sin dejar de lado su sonrisa.
-Ya veo –dijo examinándolos mejor, el rubio se encontraba más que nervioso todos ahí lo conocían por las innumerables visitas que le hiso al castaño y estaba comenzando a pensar que este hombre no sería la excepción. –Tu… -dijo acercándose más al rubio, al encontrarse con la mirada de este se sorprendió – ¡Tu eres ese chiquillo! ¡Hiyori que…! -no pudo terminar su interrogante porque la chica le golpeo la cabeza dejándolo inconsciente.
-Vámonos –ordeno mientras comenzaba su andar.
-Pudiste dispararle sabes –dijo el hombre rubio alcanzando los pasos de la de baja estatura.
-Y alertar al resto, no gracias, prefiero pasar desapercibida hasta que lleguemos frente a Aizen –dijo sin detenerse.
-Eso me recuerda ¿Cuál es el plan una vez que lleguemos ahí? –cuestiono.
-No lo sé, pero tenemos que darnos prisa si no queremos encontrar a una chica en el suelo sobre un charco de sangre como es su costumbre –dijo ella recordando aquel ritual del hombre.
-¿A que se refieren con eso? –intervino el de cabellos blancos.
-es mejor que no sepas –susurraron al unisonó haciendo que las alertas dentro de los más jóvenes se disparan.
En el último piso de aquel edificio
La chica de ojos chocolate se encontraba escondida en una de las habitaciones implorando por su vida, había logrado escapar después de que el castaño la acorralara entre su cuerpo y el escritorio y ella después de pasar la mano por la superficie tras ella encontrara un objeto cilíndrico que termino rompiendo en la cabeza de su agresor para salir corriendo en cuanto pudo. Ahora estaba en lo parecía ser el cuarto de calefacción llorando por su suerte, cada que escuchaba los pasos de los maleantes fuer del cuarto temía a que la encontraran y la llevaran con aquel hombre, los pasos muy cercanos a la puerta la alertaron y como si fuese su única salida se abraso a sí misma y cerro fuertemente los ojos mientras las lagrimas fluían sobre la tersa piel de sus mejillas.
-¿Asi que aquí estabas? –esa voz hiso que su corazón diera un vuelco.
-No eres muy lista debemos admitir –dijo la otra chica.
Abrió los ojos al percatarse de que sus agresoras ya le tenían cada una de un brazo. Franceska y Cyan sacaron a la chica del armario dejándola cara a cara con Apacci.
-Para nada lista. Miren que atreverse a golpear a Aizen que tontería creer que saldría ilesa ¿no lo creen?–dijo mirando a ambas mujeres quienes asintieron con una sádica sonrisa. – ¡pues que estúpida! –y sin más propino una fuerte bofetada a la chica provocando en el acto que el labio inferior de esta sangrara. –No pienses que eres más lista que Aizen o Harribel, no eres más que una escoria que tuvo la suerte de tener una linda cara que le atrajo a Aizen, aunque debo admitir que no lo suficiente como para que no le molestara tu estúpida actitud u decidiera perdonarte –dijo sonriendo para luego empujarla a los brazos de Cyan quien tomándola por el antebrazo se la llevo del lugar.
-Harribel nos espera abajo –declaro Franceska una vez que vio que Cyan desaparecía por el pasillo.
-Ya lo sé no soy tonta –comento enfadada y dirigiéndose a las escaleras. Las dos chicas bajaban los escalones con un silencio sepulcral invadiendo el habiente entre ellas, nada raro ni digno de llamar la atención de los compañeros que se encontraban hasta que se toparon con un inusual grupo conformado por tres rubios y un albino. -¿Quiénes son ellos? –susurro para que esto solo fuera audible para Franceska.
-Hiyori y Hirako –respondió sin mucho interés.
-No me refiero a ellos, si no a los otros –dijo la chica mirando atentamente a los dos jóvenes que seguían a los anteriormente mencionados.
-Yo que se no es como si me importasen todos a mí alrededor –dijo ella.
-Pero ¿no te parece extraño que jamás los hemos visto por estos rumbos? –pregunto con una ceja arqueada.
-Sabes que todos tenemos un primer momento aquí –dijo sin dejar de caminar.
Franceska miro detenidamente a los dos chicas, no muy jóvenes pero tampoco eran unos adultos, el primer chico con el cabello blanco en puntas hacia atrás con un pequeño fleco al lado izquierdo, además de unos ojos grandes y de color turquesa; el otro joven de ojos verdes y pelo de punta, rubio con flequillo que cubría el ojo derecho… esos ojos de color verde… ¿Dónde los había visto? "ese chico Yukio es tan aburrido, creo que lo único lindo de él son esos ojos verdes que déjame decirte son muy enigmáticos" -¡Yukio! –grito con los ojos llenos de furia y abalanzándose hacia el grupo con arma en mano.
Un disparo resonó en todo el pasillo seguido de un grito de sufrimiento -¡Idiota! –se escucho que provenía desde la garganta de aquella mujer de cabellos azulados que ahora se encontraba en el suelo con la mano deteniendo el sangrado proveniente de su pierna. Cuando todos salieron del shock miraron en dirección a las escaleras en donde se hallaba una chica de ojos negros acompañada de una chica que destacaba por sus orbes fucsias, la primera tenia sujeta el arma con ambas manos mientras respiraba agitadamente -¡Maldita bruja! –Grito mientras le apuntaba con el arma y disparaba, tarea que dejo a un lado a hasta que las balas se le acabaron, ya que a pesar de ser muy conocida por ser una de las mejores en cuanto a sicarios se trataba no era rival para los reflejos de la chica quien había estado tanto tiempo entrenando desde pequeña con su hermano.
Ahora la chica se encontraba en el suelo escondida, se irguió en cuanto escucho los pasos de la otra mujer aproximarse a las escaleras. – ¿estás loca? –susurro la de ojos rosados. –ellas nos mataran antes de… -
-¿De qué? –pregunto divertida la mujer frente a ellas.
-Aléjate de ellas si no quieres tener un maldito hueco en la espalda –ella se giro solo para poder admirar joven de cabellos blancos que ahora la apuntaba con su arma dejando asi que las chicas pudieran ir al piso anterior.
-El que va a tener un hueco en el cuerpo eres tu si no tiras el arma maldito niñato –dijo la peli azul desde el suelo y apuntándole directo a la cabeza.
-Inténtalo –le reto la chica de piel obscura. El chico entrecerró los ojos en respuesta, jamás creyó que la mujer le retase asi. –Lo sabia no eres… - un disparo por parte del arma del de ojos turquesa que había ido a dar a un jarrón –Agallas para dispararle a un estúpido florero mas no a una persona –declaro ella.
-¿Cómo estas tan segura de que no eres la próxima? –pregunto seguro.
-Porque eres el típico niño bueno que teme lastimar al resto –dijo sin más.
-Pero yo no –dijo el rubio y tiro muy cerca de su rostro, tanto que al pasarle a esa distancia logro causarle una pequeña herida en la mejilla la chica no tardo en llevarse la mano a la parte en la que ahora corría un pequeño hilo de sangre –No dudes en que el próximo dará en tu rostro –la expresión era seria e inmutable.
-Maldito niño –dijo en un tono divertido –No eres capaz –un disparo que tuvo como objetivo la pierna del chico se escucho, por suerte para este Hirako había logrado apartarlo del camino provocando asi que la bala impactara contra el suelo.
-Son unos idiotas –dijo la pecosa detrás de un muro, esta de más decir que no se encontraba sola en el escondite y que el albino había sido arrastrado hasta ahí por ella sin que la peli azul pudiera hacer nada ya que estaba muy ocupada evitando morir de una hemorragia. –el plan es sencillo, Hirako y los cubrimos, ustedes bajen con ellas y pónganse a salvo hasta que lleguen los refuerzos ¿entendido? –el chico asintió, la chica sonrió y sin salir del escondite hiso un ademan con la mano indicando una orden para el rubio de la gran sonrisa quien asintió. Ambos buscaron la manera más segura de abrirles paso a los chicos y al mismo tiempo acabar con las dos mujeres, cuando ambos terminaron de examinar el territorio la chica salió de detrás del muro y abrió el fuego seguida de cerca por el rubio. Sin esperar más los adolecentes corrieron más que en los últimos segundos no bajaron las escaleras si no todo lo contrario. -¡Malditos imbéciles! –grito la rubia para después volver a ocultarse tras el muro.
-¿Ahora qué te sucede? –pregunto el rubio.
-Ese par debía bajar no subir –expreso molesta.
-¿Enserio? –Cuestiono sorprendido.
-Pero claro que si o… ¡Hirako! ¡Les dijiste que subieran! ¡Eres un idiota! –Grito enfadada. –Si los matan será TU culpa –dijo mientras volvía a iniciar el tiroteo.
-No creo que sean tan imbéciles –declaro con su peculiar sonrisa, además los refuerzos no tardan –expreso siguiendo a su compañera –descuida. –
Mientras tanto en el piso de abajo, con la chicas.
-¿Qué sucede haya arriba? –pregunto la vos de una mujer que provenía del piso de abajo, por las pisadas la kurosaki pudo deducir que se trataba de un grupo de no más de tres hombre pero aun asi causarían problemas.
-Son dos hombres y Cirucci –declaro la de cabellos fucsias quien se asomaba por una rendija en el pasamano.
Los hombres que acompañaban a la Loli gótica eran nada más ni nada menos que Starrk y Luppi, conocidos en ese bajo mundo por ser fieles sirvientes de Aizen.
-¡¿Cómo salieron de la celda?! –cuestiono de inmediato Cirucci.
-Hirako y Hiyori los dejaron salir –informo desde arriba Apacci.
-Estúpidos –susurro.
-Cirucci… ¿ellas son las chicas que esperaba Aizen? –pregunto Luppi
-¿No es obvio? –
-A que viene la pregunta –dijo extrañado Starrk.
-No se… pensé que serian mas… -una sonrisa burlona se formo en su rostro –Me imagine que Aizen tenía mejores gustos, pero veo que me equivoque –dijo sin perder de vista a la azabache.
-¡¿Qué tratas de decir maldito afeminado?! –grito más que enfadada la de mirada rosa.
-¿Quién te crees para llamarme asi? ¿Que no ves que solo eres basura? –dijo enfadado.
-¿Basura? Ja, no me hagas reír, soy una gran modelo y futura actriz asi que no te permito que te dirijas a mí como si fuera una mundana del bajo mundo como a las que estas acostumbrado a tratar –dijo recelosa.
-Luppi… -llamo el hombre mayor. –Déjalas en paz –dijo con voz cansada.
Un chasquido de parte del joven y sin más se acerco a ellas –Regresen a su celda antes de que decida llamar a Szayelaporro para que disponga de ustedes a su antojo –dijo molesto.
-Estás loco si crees que iremos con ustedes –declaro la azabache molesta.
-Niña no te resistas –declaro Cirucci con una mueca –Los clientes no tardan en llegar y no podemos recibirlos si no tenemos su "platillo especial" listo, Aizen les prometió algo nuevo en el "menú" asi que no se resistan –dijo desinteresada.
-Supongo que ya se aburrieron de todas ustedes –dijo la peli rosa con una sonrisa burlesca.
-Yo no soy ninguna… -
-Cirucci no te enfades con ellas –la voz de Starrk se hiso escuchar de inmediato haciendo que ella callara de inmediato por lo cual la de ojos ónix supuso de inmediato que él debía ser de un rango más alto que esos dos. –ahora, ustedes vengan conmigo es hora de que Cirucci las prepare para el espectáculo –
-¿Espectáculo? –hablaron las dos chicas al mismo tiempo.
-Antes de que algún cliente quiera adquirirlas es necesario enseñarles un poco de la mercancía asi que hacemos un espectáculo para ello –dijo la de labios violetas como si del clima hablase.
-¡Eso debe ser broma, nosotras no haremos nada de eso! –grito la kurosaki.
-Es eso o morir, decidan –dijo la chica mientras ella y Luppi les miraban fríamente y con un arma en la mano.
Las chicas giraron la vista hacia el que se había convertido en su salvador durante los minutos anteriores mas sin embargo no lo hallaron ya en ninguna parte del lugar, simplemente se había aburrido y se había marchado dejándolas solas.
Mientras tanto con los chicos
Recorrían el lugar sorprendiéndose de que ningún hombre se encontrase ahí y los que se encontraban actuaban con total indiferencia -¿Crees que hayan oído el caos de abajo? –pregunto el rubio.
-Lo dudo, hubieran acudido cuanto antes para averiguar que sucedía –dijo sin apartar la vista de cada puerta por la que pasaban –debe ser una piso completo a prueba de ruido o algo asi - dijo mirando que esa parte del edificio parecía normal, es mas podía compararse con un hotel de gran prestigio. -Creo que no es necesario preguntar para que rayos contrataste a esta gente- declaro después de unos minutos.
-Creo que no fue algo muy inteligente como imaginaba –dijo el chico apenado.
-Asi que admites que eres un idiota que se dejo llevar por sus emociones –dijo con una ceja enarcada.
-Supongo –dijo mirando al suelo.
-Debí gravar eso, aunque aun asi podre utilizarlo en alguna ocasión –dijo jovial, algo extraño en el debía decirse.
-¿No deberíamos estar preocupados por Momo? –pregunto aumentando el ritmo de su caminar.
-Es obvio que se encuentra en la ultima habitación de este pasillo –dijo cuando lo alcanzo.
-¿Cómo lo sabes? –
-Es obvio, simplemente eso. –declaro.
-¡Deténganse ahí! –De todas las personas que se pudieron topar en su camino ellas eran las menos esperadas, Harribel y Cyan -¿Quiénes son ustedes? –cuestiono Cyan.
Cuando los chicos se giraron la sorpresa invadió por un momento a Harribel, ero asi como apareció se esfumo. -Yukio –susurro mas sin embargo Cyan pudo escucharla y de inmediato miro a los jóvenes frente a ella.
-¡Voralverna! ¡¿Cómo pudo escapar?! –pregunto impactada.
-Eso no importa, ahora lo único en lo que debemos concentrarnos es que no interrumpan a Aizen –dijo ella en tono frio y comenzando con la balacera.
-Toshiro vete, yo me encargo de esto –dijo con su sonrisa ladina mientras se ocultaba detrás de un pequeño sillón.
-Debes de haberte vuelto loco en mi ausencia para pensar que hare eso –declaro con una sonrisa muy semejante a la de su compañero mientras se encogía más en su lugar para evitar ser tocado por alguno de los proyectiles.
-No, simplemente creo que si queremos que ese bastardo se mantenga alejado de Momo eso es lo mejor. –dijo mirándolo de reojo.
El chico pareció meditarlo un poco ya que después de unos segundos salió corriendo en la dirección en la que sabia se encontraba aquella oficina.
-¡Cyan! –grito Harribel a lo que la chica asintió y esquivando ágilmente las balas que comenzaba a tirar el rubio en su dirección llego gusto detrás del peliblanco.
-¡No huyas! –antes de que siquiera pudiera tocarle el chico se giro lanzando en medio de ese movimiento una fuerte patada que dio justo en el estomago de la joven.
-NO estoy acostumbrado a golpear chicas pero si con ello te apartas pues lo hare –dijo mientras continuaba con su camino y evitando todos los ataques con los que la rubia intentaba detenerlo.
-¡Cyan! –la castaña solo debió escuchar ese grito para ponerse de pie e intentar de nuevo su objetivo.
-Maldición –susurro el joven mientras metía la mano en la bolsa e intentaba tomar todo el valor que tenía para asi disparar sin dudar ni un solo segundo. Recordó las cosas que estaban en juego de solo dudar, la seguridad de su kurosaki, la salud psicológica y física de la castaña y sobre todo la vida de él. Saco el arma y sin siquiera darse el lujo de apuntar disparo.
-¡ah!/ ¡Cyan! –fue lo que se escucho de inmediato después del rugido de aquellas armas.
La rubia no dudo ni un segundo en ponerse de pie a sabiendas de que su compañera estaba herida, acción que intento imitar el peliblanco al darse cuenta de que la chica castaña no era la única herida ahí mas se gano una ademan por parte de su compañero en forma de reprobación.
-¡Yukio eres estúpido! Intento ayudarte –le dijo desde su posición.
-Olvídalo, después me cobrare esto –dijo señalando su brazo surdo –No puedo creer que seas tan imbécil para no apuntar y terminar dándome a mi –susurro mientras se sujetaba el brazo con la mano.
-Ok –fue lo último que escucho antes de darse cuenta que el albino ya no estaba. –menudo tarado, más le vale hacer esto bien si no quiere que lo maten –dijo poniéndose de pie y tomando el arma nuevamente. –Harribel –llamo antes de llegar junto a ella.
-Ya veo porque te me hacías muy familiar –declaro ella.
-Creí que me olvidarías, después de todo ¿Cuántos años han pasado de eso? –pregunto él.
-Tan solo han sido tres años, además tú fuiste mi mejor alumno. –dijo sonriendo mientras sujetaba la herida en el abdomen de su compañera.
-¿Quién diría que mi maestra en disparo de armas de aquel campamento terminaría siendo en realidad una secuas de un criminal internacionalmente buscado? –dijo tomando asiento junto a la mujer en aquel piso alfombrado y ahora manchado de color carmesí.
-Qué pequeño es el mundo. –dijo mientras se ponía de pie para guiar al joven a un lugar para curar su brazo.
Mientras tanto con una joven de cabellos chocolate.
La chica se encontraba encerrada en aquella habitación, al parecer seria un pequeño regalo para los "invitados de aquel hombre", razón por la cual ahora portaba un lindo y muy fino traje parecido al que portaban las bailarinas árabes y de que estuviera sentada en la gran cama de la alcoba más grande que hubiera visto alguna vez en su vida. No sabía si aquello había sido buena o mala suerte, de lo único que estaba consiente es que al menos por el momento estaba a salvo, aunque no podía decir con exactitud si sus amigas estaban en las mismas condiciones, solo espera fuera asi. Escucho la puerta abrirse y vio a aquel hombre entrar con una gran sonrisa, cosa que la hiso temblar en su lugar esperando lo peor, cerró los ojos esperando algo malo le pasase mas sin en cambio solo recibió una gentil caricia.
-¿Cómo te encuentras? –pregunto acercándose a ella.
-B-Bien… -susurro, aun sin abrir los ojos, ver la expresión de aquel hombre le hubiera hecho derramar lagrimas de inmediato y eso ella lo sabía a la perfección.
El por su parte tomo las manos de la joven y las aprisiono mientras se acercaba cada vez mas hasta que…
-¡Aléjate de ella! –grito el chico peliblanco mientras jadeaba.
-¡Toshiro! –Dijo más que feliz.
-¿Quién eres tú? –pregunto el castaño.
-eso no importa, lo único que debe interesarte es que he venido hasta aquí para rescatar a mi novia y mi amiga –dijo decidido mientras mantenía el arma abajo.
-¿Asi que tu eres el que tantos disturbios ha estado causando? Prense que se trataba de algo mas pero veo que solo eres un chico de preparatoria –dijo mientras sacaba el arma y sin esperar mucho jalaba del gatillo disparando.
Para la suerte del albino la joven movió el brazo del castaño y la bala impacto contra la puerta, esto disgusto al de ojos chocolate a tal grado que en cuanto pudo lanzo a la joven lejos de él y se giro para dispararle en el abdomen.
-¡AH! / ¡Momo! –el chico sujeto con fuerza el arma y esta vez con todo el valor reunido apunto a la persona frente a él.
-¡Maldito bastardo! -grito antes de dispar, las cosas pasaron tan rápido que el sujeto castaño no pudo darse cuenta de nada, lo último que sintió fue aquel hilo de sangre que recorría su cien. El Hitsugaya no tardo en correr junto a su amiga para revisarla, por la escases de prendas podía ver a la perfección la profundidad del impacto. –Momo, estarás bien –dijo mientras intentaba levantarla sin causarle mucho daño – Mas que una mentira para la chica era una mentira ara él, no quería pensar que esa chica, que alguna vez fue su amiga, su novia y ahora era la víctima de una obsesión con él, muriera en sus brazos, no, aun no era el momento.
-¿Y Karin? –al escuchar el nombre de la mencionada el alma se le calo a los pies, no sabía en qué estado se encontraba su novia, si estaba bien, si no era asi, ahora que lo pensaba con lo terca que solía ser era muy probable que hubiera salido de aquella celda en cuanto pasaron cinco minutos de que él lo hiciera, es mas ahora ella podría estar muerta y el no saberlo.
-Estoy aquí –se escucho a sus espaldas y de inmediato el chico se giro dejando ver a la joven lastimada y de paso al cuerpo en el suelo. -¡maldición! ¿Qué sucedió? –exclamo la kurosaki corriendo para estar frente a la chica. –Démonos prisa, la ambulancia esta abajo, necesitamos que se lleven a Momo lo antes posible –dijo saliendo de la habitación siendo seguida por el chico.
Bajaron las escaleras lo ms rápido que podían topándose con varios hombres en el camino, que al parecer ahora solo inspeccionaban el lugar. -¡esta aquí! –se escucho la voz de una mujer y el Muchacho supuso que habían encontrado el cadáver de Aizen. Cuando por fin llegaron frente a la ambulancia vieron como esta partía con la muchacha dentro.
-¿Crees que este bien? –pregunto cundo se encontraban sentados en uno de los bancos del parque.
-Pues es lo único que podemos esperar –susurro ella.
-Supongo –respondió en un susurro.- ¿Cuando llego la policía? – pregunto después de un momento de silencio.
-Pues… después de que escucháramos lo balazos provenientes del piso donde se encontraban ustedes, Hiyori y Hirako y de que Hiyori fuera lastimada por un impacto provocando que Hirako corriera para sacarla del camino de mas balas, de que una de esas balas se impactara en el alguna parte del cuerpo de él y de que casi muriesen los dos los refuerzos llegaron justo a tiempo para salvarnos a nosotras y de paso a ellos… o será al revés… bueno eso no importa, ya se llevaron a los pocos secuaces de Aizen que se encontraban aquí y ahora están atendiendo a todos, por cierto me sorprende que… -antes de que pudiera terminar la frase vio como un hombre de cabellos azules llegaba al parque. -¡Grimmjow! –grito mientras corría en esa dirección.
-¿Tu qué haces aquí? Creí haberte dicho que esperaras afuera de la central de policía, además de que Ichigo estará ahí en cinco minutos asi que no quiero que piense que te dejo andar por ahí sin ninguna protección. –dijo molesto pero después se percato de la presencia del chico. –Y eso me recuerda, necesitamos que vayas a declarar, ya sabes por lo de el cadáver de Aizen –el chico solo asintió.
-Bueno entonces vayamos para haya –dijo la chica sonriendo y caminando frente a los dos hombres.
Meses después, específicamente unas semanas antes de terminar el último semestre de preparatoria.
-¿Entonces regresaras antes de lo planeado? –pregunto feliz la chica por teléfono.
-Ese es el plan, pero con las locuras que se le ocurren a Yachiru… tal vez sea antes –dijo sonriendo mientras empacaba las cosas de su habitación.
-¡Oh! Eso me recuerda, ¿vendrán ellas? –su tono de vos se escuchaba ansioso.
-Es lo más probable, desde que a Yachiru se le ocurrió la gran idea de acompañarme Soi Fon y ella no han dejado de hacer sus preparativos para irnos cuento antes –tomo asiento al borde de la cama mientras miraba un poco mas esa habitación, vaya que extrañaría a muchos de sus amigos, aunque bueno, las chicas que más le habían alegrado la vid escolar en esa institución iban a regresar con él a Japón, y no conformes con eso pensaban permanecer allá hasta culminar sus estudios universitarios.
-Oye Toshiro el vuelo saldrá en dos horas asi que vámonos –dijo la peli rosa entrando a la habitación mientras cargaba un bolso mediano de equipaje.
-Ok, ok, nos vemos mas tarde -dijo poniéndose de pie y colgando el teléfono.
-Asi que… ¿Qué se supone que es lo primero que haremos al llegar a Japón? –pregunto la chica.
-Ir con Karin. –dijo sonriente.
Un día después en Japón.
La chica miro el teléfono y sonrió por inercia, el timbre de la puerta la saco de su ensoñación y mirando la hora en el móvil supo de inmediato de quien se trataba, salió de su habitación a toda prisa y sin siquiera abrir la puerta continua supo lo que su melliza hacia, después de todo había hecho lo mismo desde hacía un par de horas, no entendía esa minia suya por tardar años arreglándose, bajo las escaleras rápidamente y giro el picaporte de la puerta una vez que se hayo frente a esta. –Tres minutos de retraso –Dijo ella con una sonrisa.
-Jamás creí que te tomaras tan enserio mi comentario –dijo el chico con una sonrisa semejante.
-Solo velo por la seguridad de mi hermanita –dijo mientras le daba un golpe en el brazo. –Y a donde llevara el gran Yukio Hans Voralverna a mi dulce hermanita –pregunto ella mientras lo hacía pasar a la sala.
-No te contare eso –respondió sin borrar esa sonrisa.
-¡oye! ¿Y donde quedo lo de los amigos nos confiamos todo? –dijo fingiendo indignación.
-Ve a chantajear a alguien más –le dijo removiendo el cabello de la chica como si fuese una niña.
-Ok –susurro mientras se cruzaba de brazos.
-Karin deja en paz a Yukio –se escucho entonces la voz de la menor de los kurosaki logrando asi que el rubio se pusiera de pie para darle la mano.
-Regresen antes de que anochezca -dijo mientras se echaba en el sofá.
-¿Segura de que no quieres acompañarnos? –pregunto la castaña.
-No quiero arruinar su salida por un mes de noviazgo siendo mal tercio –dijo tomando el control remoto.
-Bueno… entonces nos vamos –dijo y sin más ambos salieron de la habitación.
La pelinegra comenzó a pensar en lo que había pasado en esos meses… Después de que fueran al hospital para revisar el impacto de bala en el brazo del rubio y de que la castaña saliera de peligro al igual que la colega de Harribel, estos fueron a declarar, para su suerte el rubio y la castaña quedaron libres ya que nadie presento cargos. Después de aquel acontecimiento el albino tuvo que regresar a Madrid, ese semestre Yukio restableció su amistad con la pelinegra al igual que la castaña con el peliblanco, la Kurosaki y el de ojos turquesa habían decidido mantener su relación a distancia llamándose todas las noches y mantenerse en contacto por video llamadas los fines de semana, la castaña comenzó a conocer más a aquel compañero suyo que correspondía al nombre de Izuru, resulto que tenían muchas cosas en común cosa que los llevo a ser grandes amigos, anqué ella no descartaba la posibilidad de que después se diera algo mas, mientras tanto ya que el rubio volvió a pasar gran parte del tiempo en la residencia kurosaki la menor de esta familia y el comenzaron a tratarse más y ahora ya hasta cumplían un mes de ser novios.
El sonido del timbre resonó, con paso perezoso se puso de pie y sin siquiera tomarse la molestia de apagar el televisor se dirigió a la puerta. –No podías ponerte decente para recibir a tu novio –pregunto con una diminuta sonrisa.
-No me dijiste que vendrías antes –contraataco ella con el mismo gesto.
-No te preocupes, no tiene importancia –dijo entrando a la casa y cerrando la puerta tras él. –y entonces ¿Tienes helado? –dijo mientras se sentaba en el sofá.
-Chocolate, tu favorito –dijo ella dirigiéndose a la cocina. –Yukio y Yuzu vendrán en unas horas asi que… -para entonces ya se encontraba junto al de ojos turquesa y se estaba acomodando para abrasarlo. -¿Qué quieres hacer? –pregunto con una sonrisa.
Se alegraba de cada cosa, momento y decisión que tomo ya que sin ellas no hubiera llegado a esto, a estar abrasando a su novio, antes su ex novio, y que su hermana disfrutar de la compañía de su mejor amigo, alguna vez su enamorado, y que su amiga, antes su enemiga a muerte, la adorara y le tuviera un gran aprecio, realmente no fue fácil pero fue interesante lidiar con su ex.
Ultimas notas de la autora (al menos en esta historia):
1. ¡kya! Estoy muy feliz, después de 25 capítulos, aproximadamente 58, 500 palabras, 57 reviews, 11 favoritos, 13 alertas y 10 meses al fin esta historia está terminada, espero les haya gustado el desenlace de esa historia, la cual debo admitir no tenía pensado tuviera tanta duración, al principio tenía pensado solo diez capítulos pero al final llego a veinticinco y eso me hace feliz gracias nuevamente, y como verán no pierdo la oportunidad de hacerle fama a la pareja entre Yuzu y Yukio, lo siento pero soy adicta a eso, además Yui asimasu-hiro, toma esto como un peque regalo ya sabe porque te encantan las parejas crack, bueno ahora si a los agradecimientos.
2. Agradezco por dejar reviews a:
MikeRyder16
10
Nancy
Meli1715
Laguna Sue
Katiti
Kariin1004
Guest
Yui asimasu-hiro
Liisbustamente4
Agradezco por poner en alerta a:
Kariin1004
Meli1715
MikeRyder16
Moon-aishiteru
Rosevell
Tsukiiiii
Alejamoya06
10
Katiti
Liisbustamente4
Unpocotsundere
.5
Agradezco por poner esta historia en favoritos a:
Kariin1004
Laguna Sue
Meli1715
MikeRyder16
XorimxFriki
10
Katiti
liisbustamante4
Unpocotsundere
.5
3. Bueno ya que agradecí, que dije todo esto y que me siento muy feliz solo me queda decirles mi último mensaje, espero dejen reviews, pronto abra nuevas historias, actualizare mis historias con nuevos capítulos, publicare nuevas, escribiré OSS y pues muchas cosas más, si quieren más información sobre ello pues pronto lo pondré todo en mi biografía, ya saben solo futuros proyectos y ya, bueno sin más me despido, cuídense, dejen reviews y sayonara.
