Mujer de Luna

Krillin acoge en su casa a Gokú y Vegeta, dos guerreros Saiyajines que por accidente quedan atrapados en la tierra. Al verse obligados a sobrevivir en un nuevo planeta, deberán acoplarse a nuevas conductas; esto resulta un problema para Gokú, porque desde que conoce a Chi Chi empieza a experimentar sentimientos desconocidos e incontrolables. Esta joven también se ve tentada por hacerlo vivir nuevas sensaciones.

Notas:

Por obvias razones la historia no sigue la misma línea de tiempo del anime.

Hay capítulos en primera persona. El único narrador en primera persona es Krillin, no se incluirá a nadie más como narrador. El resto de capítulos serán narrados en tercera persona, el cual es más mi estilo.

Dragon Ball Z no me pertenece. La locura es única y exclusivamente de Akira Toriyama y le estoy eternamente agradecida por eso.


Capítulo 1

Krillin consigue amistades galácticas

Mi vida nunca fue normal pero sí fue más normal de lo que es ahora. No sé cómo empezar a contarlo pero desde que estos dos sujetos llegaron a mi vida, y no sé con qué motivo, todo se ha vuelto una odisea. Esto es más difícil que enseñarle a dos niños a comer o a ir al baño, es como tener que explicar todo una y mil veces de manera masticada para que logren comprender sin hacer una sola pregunta. Uno de ellos es un poco más inteligente, se llama Vegeta, bueno ambos son muy inteligentes pero, cómo lo explico… Cualquier persona común que tratase con ellos creerá que son un par de animales salvajes y raros y es porque hay cosas que ellos no logran comprender, y no es que su coeficiente intelectual sea bajo (todo lo contrario, su inteligencia es de otro nivel), pero es como si su naturaleza no estuviese programada para ciertas cosas.

Quizá Vegeta está más informado, a diferencia de Gokú conoce más sobre los humanos y es un mucho más malicioso; trata siempre de estar al tanto de cada acción nuestra como si eso pudiese en algún momento servirle de algo. Por otro lado, Gokú, quien en realidad se llama Kakarotto, vive literalmente en las nubes. A él todo le parece divertido, parece un niño con problemas de hiperactividad, y debo confesar, que aunque a veces quiero estrangularlo porque no se queda quieto y solo pregunta y repregunta, es mucho más amigable que Vegeta. Aunque, eso sí, cuando se enoja entra en una faceta un tanto seria que no le recomiendo a nadie experimentar, tiene un lado malvado menos visible que el de Vegeta pero está ahí y cuando Gokú se enoja da para tener mucho miedo.

Ellos dicen que ser malos es parte de su naturaleza y que aunque estén agradecidos con mi hospedaje, a la larga acabarán matándome porque a eso vinieron a la tierra: a acabar con todo y con todos. De momento me siento bastante orgulloso de mi mismo por ser capaz de domarlos y lograr que no hayan causado destrozos en la ciudadanía, parece que podrán acoplase a vivir aquí.

"¡¿Me estás diciendo que estos dos sujetos que tienes en tu casa son extraterrestres?!" me preguntó número Dieciocho la primera vez que los vio y ellos estaban sentados en el mueble de mi sala comiendo algunas montañas de pizza.

"Krillin ¿estás ingiriendo alguna sustancia alucinógena últimamente?"

"No…" le contesté con un poco de vergüenza. Era la primera vez que la recibía en mi casa y justo tenía a ese par de cerdos invadiéndola "La verdad me gustaría que todo fuese una mentira Dieciocho, pero sí son extraterrestres"

Me torció los ojos incrédula "Aún no es día de los inocentes, Krillin. Simplemente preséntamelos como tus nuevos amigos y listo"

"Dieciocho, no te estoy mintiendo…míralos" los señalé e inmediatamente bajé la voz "Les pedí cien cajas de pizza, CIEN, y ya mismo terminan de comérselas… ¿tú crees que son normales?"

Miró a Gokú de abajo hacia arriba, estaba recostado cómodamente en el mueble con las piernas abiertas "Pues para mí se ven bastante normales…"

"Krillin ¿quién es esta nueva persona que vino?" preguntó Gokú muy curioso en medio de todo el desastre que estaba dejando alrededor de él "Espero que no se acabe nuestra comida"

"A ver, hagan algo" les ordenó ella "Hagan algo para demostrar que no son humanos, porque hasta ahora solo parecen un par de vagos comunes y corrientes"

Vegeta me frunció el ceño más de lo normal y me puso cara de fastidio al momento que terminaba de masticar un pedazo de pizza "¡¿Quiere que la mate o qué?! ¡Porque puedo volarle la cabeza para que se dé cuenta de una vez!"

"¡¿Qué dijiste pedazo de grosero?!" replicó ella con su usual carácter de sargento "¡¿A quién crees que le vas a partir la cabeza?!"

"¡No, no, no! ¡No te enojes Dieciocho!" intervine preocupado "No le hables así, así es su forma de hablar, ellos son seres un poco agresivos ¡Relájate!"

"¡Pues yo también puedo demostrarles que soy bastante agresiva!"

"Perfecto" respondió el malvado Vegeta y volvió su mirada a Gokú "¿La matas tú o la mato yo?"

"¡No, no, no, no, no!" imploré "¡Ni pienses en eso, por favor, cómo se te ocurre! Lo que pasa es que aún no te he explicado que las mujeres en la tierra son muy difíciles… debes acoplarte"

"¿Todas son así como ella?" preguntó Vegeta con un gesto asquiento y señalándola.

"Bueno, pues…" tragué saliva "La mayoría"

"Bien, tenemos una excusa más para acabar con la raza humana" le dijo a Gokú.

"¡No digas esas cosas!" supliqué. Me asustaba cuando Vegeta hablaba de esa manera, siempre parecía que en ese mismo instante se pondría de pie y vapulearía a todos.

"¡Bueno, ya me harté de esta broma!" volvió a exclamar Dieciocho "A ver, me gustará ver hasta dónde llega esta mentira… si tanto dicen que son extraterrestres, cuéntenme, ¿De qué planeta son?"

"Del planeta Vegita" contestó Gokú con tono feliz.

"¿Cómo se llaman?"

"Yo me llamo Kakarotto…" Gokú le sonrió y se chupó los dedos "Pero desde que llegué a la tierra me llamo Gokú porque le dije a Krillin que quería un nombre nuevo para iniciar una vida nueva, y él se llama Vegeta. Vegeta es el príncipe de los saiyajin, es decir él es de clase alta y yo de clase baja, pero aunque yo soy de clase baja soy más fuerte que él y…"

"¡¿Qué dijiste insecto?!"

"¡Bueno, ya, ya!" interrumpió Dieciocho con fastidio y con cara de quien no cree absolutamente nada "Digamos que no son nombres tan normales pero…"

"¿Y tú cómo te llamas?" le preguntó Gokú.

"Mi nombre real es Lazuli pero me dicen Dieciocho porque… bueno, eh… ¡eso que importa, Dieciocho es prácticamente mi nombre! ¡Olvídenlo!"

"Pues el nombre más imbécil que alguna vez oí" opinó Vegeta

"Y si ustedes son del planeta Vegita eso quiere decir que son Vegitos ¿verdad?"

"No idiota, somos saiyajines" respondió groseramente el príncipe.

¿Bueno, y por qué no se ven como alienígenas?"

"¿Y cómo se ven los alienígenas según tú, chiquilla?" gruño él de vuelta.

"¡¿No deberían ser deformes y verdes?!"

"Ah no, los verdes son los namekus" aclaró Gokú con simpleza.

"¡¿Los qué?!"

"Los namekuseis…Los que vienen del planeta Namekusei"

"¡¿Qué?! ¿Namekusei? ¡Eso ni siquiera es un planeta!"

Vegeta se puse de pie irritado "¡O sea que aparte de incrédula es una ignorante!"

Cuando conocí a Gokú y a Vegeta estaba solo en el campo, sucedió un día en el que había decidido entrenar a solas en medio de las montañas. Justo cuando estaba pasando por un momento de máxima concentración en el que incluso había cerrado mis ojos para expulsar todo mi ki y elevarlo a su máxima potencia, a cientos de kilómetros escuché algo similar a una explosión. Mi mayor pecado es quizá ser curioso al extremo y no pude quedarme quieto sin averiguar de qué se trataba.

Entonces allí los encontré, eran dos sujetos extremadamente musculosos y con trajes casi de metal, con un aspecto muy serio. A su costado se encontraba una nave, la vi e inmediatamente asumí que ellos habían salido de allí. No me equivoqué.

Todo sucedió muy rápido, no sé cómo me atreví, pero luego de espiarlos detrás de una roca, me acerqué a ellos, les pregunté quiénes eran y no me contestaron; lo primero que vi fue a Vegeta levantar su mano hacía mí, formar un rayo de luz blanca y reír malévolamente. Iba a matarme pero Gokú lo detuvo, pensó que lo mejor era sacarme información básica sobre los humanos y luego proceder a ejecutarme. En conclusión, accedieron a no acabar conmigo al considerar pertinente estudiarme dado que yo fui el primer humano que vieron en su vida. "No seas tan malo con el calvito", le dijo Gokú, y Vegeta le hizo caso de milagro.

Justo cuando Vegeta avanzó hacia su nave para comunicar a sus hermanos saiyajines que habían arribado sanos y salvos a la tierra, descubrieron que el vehículo aéreo se había dañado gravemente al aterrizar, tanto así que su motor ya no funcionaba, al parecer el golpe fue bastante brusco y partes de la máquina gigantesca terminaron destrozadas. Ahora la gran nave parecía únicamente un juguete sin baterías.

Lo único que funcionaba a la perfección era una tele comunicadora, una especie de radio bastante avanzada con la cual podían llamar a su planeta y reportarse. Aprovecharon la ocasión para informar el problema con el motor y entraron en shock cuando uno de sus secuaces les comunicó desde el planeta Vegita que enviarles una nueva nave a la tierra les tomaría aproximadamente seis meses, y aunque Gokú y Vegeta reparasen la nave en ese momento, de todas formas era imposible que se marcharan, ya que la gasolina utilizada por los saiyajines no existe en ningún sitio de este planeta. Eso significaba que no podían destruir la tierra en un día e irse, debían vivir aquí, esperar a que les envíen una nueva aeronave, recién luego de seis meses destruir la tierra por el completo, salir de aquí y así poder trasladarse a otras galaxias, a seguir destruyendo todo, claro está.

Perdidos y sin saber qué hacer, aprovecharon la ocasión para intentar someterme a un secuestro. Me ordenaron que debiera vivir durante toda su estadía con ellos para así examinar detalladamente mi conducta, o de lo contrario mi destino sería la muerte. Por supuesto que me rehusé, soy profesor de artes marciales en la ciudad, tengo que trabajar, no puedo quedarme a vivir en el bosque con dos anormales sin saber cuál sería mi destino, además si se les ocurría hacerme algo en medio de la jungla –no sé, comerme vivo o algo así- no tendría a donde huir ni cómo pedir ayuda. Les indiqué que no podía hacer lo que me pedían, y aunque traté de ser lo más sutil posible con mi explicación, Vegeta de todas maneras intentó matarme.

Finalmente, para salvar mi pellejo, se me ocurrió la grandiosa-aunque ahora que lo pienso, nefasta-idea de convencerlos de vivir en mi departamento. Era la única manera de seguir con vida y darles el gusto de convivir para que estudien la raza humana por medio de mí. Ahora llevan unos cuantos días en mi casa y son un verdadero problema pero asumo que es mejor esto a vivir en el páramo, pasar noches de eterno frío o en su defecto soportar mosquitos, prender fogatas y comer insectos y nunca jamás cambiarme de ropa. Jamás lo hubiese soportado. Los saiyajines son una raza superior, pueden sobrevivir donde sea, pero yo no.

Vivir con ambos ha resultado una tortura, debo decir que las charlas con ellos me resultan interesantes, las anécdotas de los saiyajines no son nada aburridas, lo juro; sin embargo, son un dolor de cabeza porque se comen toda mi comida y no les abastece, desbaratan algo y no lo arreglan, solo quieren entrenar en el patio (ya partieron una de mis paredes), quebraron algunos de mis muebles por culpa de su incontrolable fuerza y en fin… esas son unas de las tantas cosas que no logro soportar, y eso que aún faltan seis meses. Al menos ya accedieron a que les compre otro tipo de ropa para no verse tan ridículos.

"A ver ¿Y tienen un platillo volador?" les volvió a preguntar Dieciocho esa misma tarde en que los conoció.

"¿Qué es eso?" Gokú se rascó la cabeza.

"¡¿Dónde está su súper nave espacial?!"

"¡Se dañó por eso estamos aquí en la casa de Krillin!" exclamó Gokú con un tono de lastima.

Ella no pudo evitar partirse en risa, pero era una risa ante todo sarcástica y con mucho enojo.

"¡Ay, no puede ser! ¡No puede ser! ¿De dónde sacaste a este amigo Gokú, Krillin? ¿Siempre habla así, como estúpido?"

"Emmm… pues…"

Me puse extremadamente nervioso porque vi a Gokú fruncir furioso y dejar a un lado uno de sus pedazos de comida para mirar fijamente a Dieciocho.

"Pues no, no siempre es así… emm…emm… trata de no insultarlo por favor, je…je…je…"

"¿A quién le dijiste estúpido?" Gokú preguntó en un tono serio y escalofriante luego de un breve silencio, parecía que le iba a salir fuego de los ojos "Discúlpate en este instante"

"¡¿Qué?! ¡¿También me vas a matar?!"

"Si no te retractas… lo haré" dijo Gokú entre dientes. Me entró un pavor, no sabía cómo defender a Dieciocho si es que esos dos le caían encima.

"¡Bien, ya tuve suficiente!" exclamó ella muy fastidiada y dio media vuelta "¡Me voy a casa, Krillin, no puedo creer que me hayas llamado para hacerme perder el tiempo!"

"¡No, no te vayas por favor!" le rogué con desespero y la detuve agarrándola del brazo "¡Te lo suplico, te lo suplico, estoy diciéndote toda la verdad!"

"Pues si quiere seguir con vida lo mejor es que se vaya" dijo Vegeta con los brazos cruzados.

"¡Dieciocho, si te hice venir es porque quería que veas esto con tus propios ojos!" continué "¡Jamás te mentiría con algo tan serio!"

"Krillin, insisto, deja de fumar lo que estés fumando, dedícate a escribir guiones, ten amigos imaginarios o no sé… hazte ver de la cabeza ¡Porque no estás bien!"

"¡Cuando yo los conocí también pensé que estaba loco pero ellos son reales!"

"¡Pero claro que son reales! ¡Solo que no son extraterrestres, son un par de mequetrefes, uno de ellos es un enano rebelde con la frente extremadamente grande y el otro es un trastornado bipolar que en un segundo es amigable y al otro segundo se pone hecho una fiera!"

"Vegeta, ¿Qué significa bipolar?" preguntó Gokú con inocencia.

"¡YA TUVE SUFICIENTE DE ESTA CHIQUILLA, LA HARÉ PEDAZOS!" amenazó Vegeta

"¡Está bien, es su última oportunidad!" dijo Dieciocho con impaciencia "¡Si son extraterrestres deberían tener algún poder especial! ¡Demuéstrenlo!

"¡Me convertiré en Super Saiyajin!" Gokú brincó con entusiasmo.

"¡Nooooooo! ¡No, no, no, no!" grité aterrorizado "¡Por favor destruyas mi casa mi casa te lo pido!"

"¿Pueden mover objetos con la mirada?"

"No somos psíquicos, niña tonta" Vegeta continuaba cruzado de brazos.

"¿Pueden hablar alguna lengua extraña?"

"Hablamos el mismo idioma que los humanos"

"¿Saben desaparecer objetos?"

"¡No somos magos, estúpida!"

"¡PUES ENTONCES SON UNOS IDIOTAS, NO EXTRATERRESTRES!"

"Pero yo sé hacer la tele transportación" dijo Gokú amigablemente.

Ella le torció los ojos y mostró un gesto de cansancio "A ver, hazla entonces"

En ese momento Gokú juntó dos dedos de una de sus manos y se los llevo a la frente, desapareció sin avisar e hizo que Dieciocho y yo pegáramos un brinco. No lo vimos volver sino hasta después de unos quince segundos aproximadamente, volvió a aparecer con su cara sonriente, como si nada, intacto; pero para nuestra sorpresa había vuelto con un pancake en su mano, era de chocolate con almendras.

"Miren lo que traje" nos sonrió a Dieciocho y a mí, nosotros no hicimos más que temblar.

Ella lo observó fijamente con una indescriptible sorpresa, lo observó de pies a cabeza, lo miró a la cara y luego regresó la mirada al dulce sujetado por su mano "… ¿De dónde sacaste eso?"

"Pues traté de sentir el ki más cercano a este lugar y me trasladé a una pastelería que queda cerca" volvió a sonreír con un poco de dulzura "Una señora vende estos pancakes deliciosos a una cuadra de aquí y me robé uno de ellos"

Dieciocho permaneció en silencio, un silencio que no sabía cómo romper.

"¿Ya viste que no es mentira?" le dije.

"No, no, no… espera… Necesito otra prueba" estaba dudosa pero ya no tan incrédula como antes.

"¿Y ahora qué quieres?" preguntó con impaciencia Vegeta "¡Ya te dije que te mato y te lo demuestro!"

"¡¿Qué es eso que tienes ahí?!" le preguntó Dieciocho a Gokú al percatarse de una cosa peluda detrás de sus piernas "¡¿Qué es eso?! ¡¿Qué es eso?! ¡Es horrible!"

"Emm… ¿esto?" Gokú lo sujeto y casi se la pone en la cara "Ah, es mi cola"

"¡AAAAHHHHH!" gritó ella con asco y espanto "¡¿Tienes una cola?!"

"Sí, tengo una cola…" asintió él como si se tratase de la cosa más normal del mundo.

"¡Tiene que ser una broma!" volvió a gritar.

Sin avisar a nadie, se paró detrás de Gokú, le tomó la cola y la haló con todas su fuerzas.

"¡Tiene que ser un disfraz, no es posible que tenga una cola!"

"¡AAAAAAHHHHH!" gritó él de dolor, del susto se le calló el pancake de la mano y se apartó lo más que pudo de ella "¡Mujer loca, aléjate de mí, vuelves a tocarme la cola y te haré añicos!"

"¡NO PUEDO CREERLO, QUE ASCO!"

¡No vuelvas a hacer eso nunca más en tu vida! ¡Mi cola es sagrada!"

"¡Pero cómo puede ser! ¡Ay qué asco, tiene una cola, tiene una cola y ES DE VERDAD!"

"¡Nunca más te acerques a mi cola, maldita mujer!" chilló el otro mientras se la apretaba "¡La próxima vez te juro que te mataré! ¡Ay, ay, ay! ¡ME DUEEELEEEEE!"

Dieciocho me miró atónita sin disimular su gesto asquiento "Por Dios… por Dios… tiene una cola…Krillin, tiene una cola… ¡Y se la toqué, es de verdad, no es un disfraz!"

"Te lo dije…" puse cara de rendición "¿Ahora ya me crees?"

"¡Me voy de aquí, tengo que estar volviéndome loca!" Alterada como estaba se dirigió a la puerta y salió corriendo como quien ha visto un fantasma y no podrá volver a dormir en días.

Lo de la cola peluda realmente costaba creer, yo aún no me acostumbro a la idea de que la hayan tenido. Y eso que aún no le contaba a Dieciocho que según lo que me contaron, cuando veían la luna llena se transforman en simios gigantes.

"¡Krillin no sé qué está pasando aquí pero no vuelvas a llamarme hasta que cambies de amistades!", eso fue lo último que la escuché decir antes de que se marchara.

Observé a Dieciocho abandonar mi departamento esperando que con los días se calme y me ayude a guardar este secreto. Detrás de mí, escuché a Gokú quejarse de dolor y Vegeta reír con cierta malicia.

"Kakarotto… ¿Sentiste el ki de esa mujer?"

Demonios, pareciera que percibieron algo sobrenatural en Dieciocho.

"Sí… desde que entró me di cuenta de que no era normal" respondió el otro con un gemido y aún con expresión de dolor "Y cuando haló de mi cola lo confirmé. No tiene el mismo ki que el resto de los humanos…"

Iba a ser un largo día, ahora me tocaba explicarles a mis huéspedes que Dieciocho era humana pero con poderes especiales a causa de un pasado turbio.

"Krillin ¿no crees que deberías contarnos algo importante sobre tu amiguita?" me cuestionó Vegeta con seriedad.

Después de esto muchas cosas ocurrieron.

Fin del Capítulo 1


Ha pasado mucho tiempo desde la única vez que publiqué un fanfic y esta es una historia que vengo pensando y escribiendo desde hace algún tiempo.

Aunque después de este inicio no lo parezca, este es un fanfic en el que Gokú es el personaje principal, pero eso no quiere decir que no sucedan cosas importantes con los personajes secundarios.

Debo decir que sin saber explicar por qué, decidí poner que Krillin, como "secuestrado" de los saijayines, también participe como un ocasional narrador. Obviamente Krillin no será narrador en todos los capítulos porque no podrá observar todos los momentos pero estén atentos a eso, habrá uno que otro capítulo con narraciones en primera persona, pero el resto todos en tercera persona.

Lógicamente esta historia incluirá romance poco a poco porque como parte de su acoplamiento a la vida en la tierra, Gokú experimenta cosas extrañas y allí es donde entra Chi Chi. Bueno, no les cuento más… Generalmente no suelo dar muchas explicaciones cuando recién inicio un fic pero considerando que voy a utilizar dos tipos de narraciones, lo considero prudente =)

PS. Chi Chi y Bulma tendrán sus apariciones a partir del próximo episodio. Hay muchas cosas aún por suceder =) Ojalá les guste y la sigan.

AP.