Este...Si... nuevo capitulo...

¡Disfrutenlo! O no... xD

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"No quiero decir te lo dije." Comentó Shepard a Tauriel desde su rama de árbol al momento de ver como la cabeza de la banshee cayó al suelo. "¡Pero te lo dije!" Terminó, sosteniendo con más fuerza a la persona que salió volando junto a ella, pues sintió que la extremidad del árbol en la que se encontraba cedía bajo su peso.

La comandante acabó de espaldas contra el suelo, con su compañero de grupo inconsciente sobre ella; un suceso que ella consideró karma por lo que acababa de decir.

El elfo alcanzado en el pecho por la extraña energía se levantaba con pesar. El impacto había sido comparable a ser golpeado por una masa caliente al rojo vivo, y había dejado una sensación de ardor muy intensa en la piel de su torso.

Sin embargo, aquél que fue atacado por el reaper asari no se encontraba nada bien. Se le dificultaba la respiración y en el momento que vio las expresiones de sus compañeros que revisaban los agujeros de su torso, entró en cuenta que no llegarían a tiempo para obtener la atención médica que tanto requerían sus heridas.

El humor de Legolas se encontraba sombrío y Tauriel no se mostraba en un ánimo mejor mientras intentaba detener la hemorragia.

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"Comandante Shepard. El Profesor Solus y Legion solicitan su presencia en la cubierta de atraque." Se escuchó la voz de EDI resonar en el camarote de Jane, quien en esos momentos se encontraba leyendo un datapad con información relevante a las fuerzas armadas que obtuvo de Aria T'Loak. Hackett no había estado del todo contento cuando le comunicó que había puesto las pandillas terroristas más influyentes en manos de la reina pirata asari y había hecho una alianza con ella. Pero al final admitió que necesitaban toda la fuerza bruta posible y dejó las condiciones de la unión en las capaces manos de Jane.

"Voy enseguida, EDI". La pelirroja dejó el datapad que leía, junto a la lámpara de luz en la mesita de noche y salió de su camarote personal a su destino.

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"Shepard, Comandante." La voz neutral perteneciente al ser artificial andante, Legion, la saludó tan pronto sus sensores detectaron la presencia de la espectro en el área. "Estamos agradecidos que haya decidido encontrarse con nosotros".

"De nada, Legion. ¿Todo bien con la cura, Mordin?" Preguntó al viejo salariano después de devolver el saludo al geth, quien se giró para trabajar en unas armas que estaba modificando sobre una mesa iluminada.

"Sí, sí, Shepard. Eve descansa después de largo día de pruebas. Wrex mostró incomodidad después de tomar su muestra." Confirmó el profesor con preocupación, sin levantar la vista de un artefacto compacto en el que se encontraba trabajando con sus seis habilidosos y veloces dedos.

"Wrex sobrevivirá, aunque mencionó algo referente a que los cuchillos no deberían acercarse a ciertas partes de su anatomía." Rió la comandante. "Supongo que me trajeron aquí para algo más que charlar. ¿En qué se ven tan entretenidos?"

"Shepard, Comandante. Nosotros deseamos mostrarle esto." El ser negro metálico se separó de la mesa en la que trabajaba para que la comandante pudiera ver que era lo que había estado haciendo. La pelirroja se rascó la cabeza en confusión al observar los objetos frente a ella.

"¿Mis... armas?" Se giró para ver a Legion al lente luminoso que funcionaba como su ojo.

"Afirmativo. Hemos modificado la cámara del cargador y regresado la estructura a las antiguas cámaras de enfriamiento. La munición es obsoleta ahora." Explicó el geth.

"Legion, eso es ilegal." Respondió la comandante arqueando una ceja y cruzándose de brazos; esperó por una explicación y la obtuvo después de que las placas en la cabeza de Legion se alzaron en sorpresa.

"Consideramos que a las antiguas máquinas les importa poco la ley galáctica teniendo en cuenta que están destruyendo a todos los habitantes de la galaxia con capacidad tecnológica avanzada." Respondió el geth. "Creemos que si el cargador se vacía en un combate es contraproducente. Después de un consenso; hemos concluido que regresar al antiguo modelo de cámaras de enfriamiento resuelve el problema."

"Tienes puntos válidos, Legion." Comentó la ojiverde después de considerarlo unos instantes. "Continúa con tu trabajo."

"Agradecemos su confianza, Shepard, Comandante." El geth se giró y siguió modificando el resto de las armas. "Solus, Profesor, desea mostrarle algo también."

Al escuchar su nombre, el salariano aludido detuvo lo que estaba haciendo y se acercó a la comandante para invitarla a su mesa de trabajo.

"Shepard, observa. Modifiqué los contenedores de medigel para armaduras. Ahora son capaces de crearlo absorbiendo lo necesario del aire." Comentó rápidamente el científico salariano, acercando a la pelirroja a la mesa y mostrándole el dispositivo. "Será útil en batalla. Podría ser la diferencia entre vivir o morir. Sin embargo, en heridas mortales serviría sólo para alcanzar a que llegue el equipo médico..."

"¡Mordin, Mordin!" Intentó frenar al profesor. Era muy difícil entenderle una vez que se emocionaba. "¿Estás diciendo que con este objeto," señaló la mesa del científico, "las reservas de medigel se generan solas?"

"Mientras el contenedor se encuentre intacto, las reservas de medigel se estarán constantemente reponiendo." Afirmó el ilustre salariano. "Pero, dependiendo de las condiciones ambientales y composición del aire, la capacidad para reposición puede variar en tiempo y calidad."

"Igual puede salvar la vida de muchos soldados, Mordin. ¿Por qué a nadie se le ocurrió esto antes?" Se preguntó la comandante, sin darse cuenta que lo había dicho en alto.

"Tenía que ser yo, alguien más pudo haberlo hecho mal." Respondió el profesor. "Me encuentro trabajando con el último dispositivo. Todas las armaduras en Normandía han recibido la mejora. Actualicé programa Unidad en omniherramienta para aplicación a distancia en civiles."

"Estoy de acuerdo, Mordin. Alguien más pudo haberlo hecho mal."

Mordin Solus la miró a los ojos y sonrió orgulloso.

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"¿Tauriel, por qué te has detenido?" Legolas observó como su compañera dejó de vendar el torso del elfo caído y comenzaba a retirarlo, al mismo tiempo que fruncía el ceño en confusión.

"Ha dejado de sangrar…"

"¿Qué?" Legolas se puso de rodillas para ver las heridas de su aliado. Lo que antes habían sido agujeros profundos y sangrantes en la caja toráxica; ahora parecían feos rasguños. "¡Esto no es posible!" Se giró a ver si encontraba a Gandalf en los alrededores, pues eso no podía ser otra cosa más que magia.

Sin embargo, el príncipe solo vió como anomalía a la comandante sentada al lado de un elfo inconsciente. El instrumento luminoso naranja que vió el dia en que casi asesinan a su padre y a Tauriel se encontraba activo en su brazo izquierdo; lo recorría por todo el cuerpo de su compañero. La espectro retiró su brazo de encima del elfo y lo acercó a su rostro para presionar algo que hizo que la luz naranja desapareciera.

"Se golpeó muy duro la cabeza." Explicó Shepard, al ver que el elfo príncipe la observaba con mucha atención, casi cautela. "Solo verificaba que nada estuviera roto, príncipe." Terminó al mismo tiempo que el herido comenzaba a despertarse.

Legolas se puso de pie y se acercó a ella. La tensión se podía sentir en el aire y Shepard pensaba en numerosas rutas de escape si el elfo de la realeza decidía ponerse agresivo.

Dejó salir el aliento que había retenido cuando el príncipe ayudó al recién despertado a ponerse de pie después de ofrecerle la mano.

"¿Estás bien?"

"Sí, mi príncipe." Respondió el soldado, sobándose la cabeza. Legolas asintió y verificó que los otros elfos heridos también estuvieran de pie y andando.

"Elfos, vámonos."

Los dos grupos de exploración se retiraron corriendo del lugar, para reportar lo más pronto posible lo que había sucedido a sus superiores.

Ninguno inquirió a Shepard si se encontraba bien como para seguirles el paso. El medigel podía cerrar heridas y controlar hemorragias, como lo había hecho con el elfo que fue atacado por la banshee; pero nada podía hacer por huesos rotos.

"Nota mental: caer mal de un árbol usando tu armadura puede romperte los tobillos." Murmuró la comandante dejándose caer de espaldas.

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Según su onmiherramienta, habían pasado varias horas desde que los elfos la dejaron atrás; aparentemente no iban a regresar por ella, por lo que decidió ponerse de pie y largarse de ahí. La cabeza decapitada de la banshee comenzaba a perturbarle. Además el orco muerto olía mal.

Tenía un largo camino por recorrer saltando en un solo pie. Se recargó en un árbol para descansar unos instantes y sentándose, removió su yelmo para comer un poco de los alimentos que había empacado en la bolsa de cuero atada al cinturón de su armadura.

Sin embargo, la tranquilidad duró poco pues sus sensores detectaron movimiento e inmediatamente activó la cuchilla en su omniherramienta. La misma que usó para acabar con la miserable existencia del maldito bastardo Kai Leng.

"¿También tienes hambre?" Preguntó a la pequeña bestia de patas sucias que salió detrás de un arbusto al mismo tiempo que le ofrecía de lo que comía.

La comandante observó con atención a la criatura mientras comía de su mano. Tenía la apariencia de un cachorro husky, pero su pelaje era completamente plateado. Contaba con una mirada desafiante azul cielo y su nariz era rosada, casi naranja.

"Esos ojos... Grunt." Murmuró con pesar. Recordando al krogan al que alguna vez considero un hijo. El cachorro levantó las orejas al escuchar. "¿Te gusta el nombre Grunt?" Le preguntó, sorprendida por su reacción.

El pequeño y extraño husky ladró y saltó a su regazo para luego lamerle la cara.

"Oye Grunt, antes de darme un beso deberías invitarme a salir primero." Rió la comandante, acariciando al cachorro. "Al diablo los elfos, un cachorro salvaje muestra más interés por mi. Bienvenido al equipo."

~!

"No me había dado cuenta." Comentó el elfo alcanzado en el pecho por el ataque de energía de la banshee mientras mantenía el paso de sus compañeros. "La herida en mi pecho sanó. Es extraño. ¿Acaso fuimos bendecidos por los Valar?" La noche había caído y la piel de los elfos brillaba de manera tenue en la oscuridad.

"Yo no me quejo." Respondió el que soportó la tortura por parte del monstruo de pesadilla. "Hace unas horas estaba agonizando. Me pregunto si habrá mas de esas criaturas vagando por ahí." Su voz sonaba preocupada.

"Esperemos que no, pero si las hay… tenemos a la humana para que nos diga cómo vencerlas." Se giró para ver a dicha humana, pues esperaba verla con el grupo. Pero no la encontró. "No está… ¡capitán, príncipe! ¡La humana escapó!"

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Contrario a la creencia popular, la "humana" se encontraba tratando de librarse de un grupo de cinco orcos que se había encontrado cuando intentaba regresar a la civilización élfica.

"¡Danos a la bestia!"

"¡Las únicas bestias aquí son ustedes!" Exclamó la comandante, estrechando aún más contra su pecho al husky que había bautizado como Grunt.

"¡Es pertenencia de Azog, el profanador!" El orco claramente esperaba una reacción, pero no obtuvo ninguna por parte de la vanguardista. Al menos no la que esperaba.

"Nunca oí hablar de él, ¿debería tener miedo o algo?" La espectro ladeó la cabeza en confusión. "Si es como ustedes, déjenme decirles que he luchado contra seres más temibles y vencido." Respondió. "Además, Grunt no quiere ir con ustedes."

Y como si quisiera ser parte de la conversación, el cachorro gruñó a los orcos desde la seguridad de los brazos que lo sostenían.

Las únicas armas con las que contaba era su cuchilla y bióticos.

El orco que había estado hablando lanzó un grito furioso y se abalanzó por la comandante levantando su arma. Sus compañeros hicieron lo mismo. Shepard lo evadió y rodando a un costado, activó la cuchilla de su omniherramienta, enterrándola en el torso de uno de sus atacantes. La hoja con filo de un átomo de espesor, atravesó metal de armadura, piel, hueso y órganos, como si de mantequilla se trataran. El orco cayó a un lado, muerto y cubrió a la espectro en sangre negra.

"¿Por qué siempre termino con suciedad encima?" Se quejó. Limpió el cristal rojo de su yelmo que le permitía la vista con la palma de su mano, la cual no estaba cubierta en armadura, sino en protección de cuero.

Jane no pudo levantarse a tiempo debido a su tobillo roto y recibió un golpe en la cabeza con una maza. Por suerte su yelmo estaba diseñado para soportar fuerzas equivalentes a cientos de kilogramos; gracias a esto lo peor que sufrió fue salir volando un par de metros por la intensidad del impacto.

El cuerpo de la comandante se iluminó azul-violeta en precedencia a sus ataques bióticos. Sin ponerse de pie y con un campo de efecto en masa hizo flotar a uno de sus agresores, guiándolo rápidamente con su mente contra un árbol cercano. La fuerza con la que el orco impactó produjo un chasquido enfermizo de huesos y madera rotos.

"¡Dos menos!" Exclamó poniéndose de pie con un poco de dificultad. No podía usar sus bióticos muy a menudo, ya que consumían muchos recursos. Su ingesta de calorías diaria era de tres a cuatro veces más grande que la del humano promedio y, si no obtenía las necesarias de sus alimentos, su cuerpo empezaba a buscar lo que necesitaba para funcionar bien de otras partes; músculos precisamente.

Los elfos llevaban una dieta más vegetariana que la de las vacas; y no era precisamente la mejor fuente de calorías. Pero no había comido nada decente desde la guerra y no estaba en condiciones de rechazar los alimentos que tan gentilmente le proporcionaban.

Por ende nunca había utilizado sus bióticos hasta ese momento. Y ya sentía las repercusiones después de usar un sencillo halar. Utilizar las combinaciones explosivas sería un acto de sadomasoquismo.

Un orco la embistió; ella mantuvo su posición, deteniendolo con un brazo, mientras con el otro seguía sosteniendo al cachorro que ladraba y gruñía a los agresores.

Otro llegó por un costado con una espada en mano, con la intención de rebanarla. Jane Shepard nunca se sintió más krogan. Dio un tremendo cabezazo al orco que tenía encima, noqueándolo, y lo lanzó al que se acercaba. El acto ocasionó que su enemigo fuera atravesado por la espada de su aliado.

Shepard decidió usar su carga biótica contra el orco que estaba apunto de disparar una flecha contra ella. Su cuerpo en armadura se iluminó y salió disparado contra el arquero a gran velocidad. El orco, quien al no tener protecciones fuera de cuero y la ocasional bisagra de metal, fue víctima de severas fracturas y Jane terminó con su vida en un fuerte golpe que combinaba fuerza bruta y energía bióticas.

"¡Istari!" El orco restante huyó despavorido, gritando que no tenían oportunidad contra un Istari guerrero en su retirada.

"¿Sabes, Grunt?" Llamó la comandante al husky, un poco sorprendida. "Me han llamado muchas cosas, pero eso es algo nuevo."

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"Es desconcertante." Murmuró Samout, mientras examinaba al elfo que había sufrido los horrores de ser víctima de una banshee. "Me dices que la criatura le mantuvo paralizado en el aire y perforó su torso con sus garras. Pero lo único que veo son unos arañazos a medio curar." Señaló ambos costados, cada uno contaba con cuatro marcas rojas de tamaño similar al de una moneda.

"¿Dudas de mi palabra, curandero?" Respondió con enojo Legolas. "Yo mismo ví como se desangraba en el suelo del bosque. Las ropas empapadas en sangre deberían ser suficiente prueba".

"Nunca dije que dudara de usted mi Príncipe, solo decía que es desconcertante que heridas tan graves sanaran de ésta manera. Algo o alguien estuvo involucrado en esta mágica recuperación." Confirmó el médico. "Si yo fuera ustedes, estaría buscando qué o quién es el causante de esto para darle las gracias."

El elfo herido se levantó de la mesa de examinación cuando el médico le dio la señal de que sería todo por el momento.

"Me disculpo, Samout, no estuviste ahí. Ese ser era abominable. Sus gritos, desalentadores. Su aspecto, horroroso. Su mirada, vacía y su andar era espeluznante. Atacó con una magia extraña. Parecía casi invencible."

"Casi, es la palabra clave. Le derrotaron."

"Los primeros ataques fueron nulos. De no ser por la humana que sabía el momento en que aquel ser estaba vulnerable, todos hubiéramos muerto." Respondió Legolas, sombrío.

"Fue sabio escuchar a Jane mi Príncipe, al fin y al cabo, ella fue entrenada para vencer a ese tipo de criaturas en su mundo." Comentó el curandero pelinegro con tono de desaprobación mientras veía a Tauriel y al grupo de elfos que la acompañaron. "Esos seres... según ella me comentó mientras sanaba, fueron diseñados para acabar con su gente. Gente mucho más poderosa que nosotros: hemos visto sus armas y el daño que éstas hacen. Su armadura es prácticamente indestructible por fuerzas de nuestro alcance. Y esas criaturas y sus malvados creadores llevaron a su gente al borde de la extinción." Pausó por unos instantes. "Fue poco sabio ignorar sus recomendaciones."

"No pude haberlo dicho mejor, doctor Samout." El rey acababa de entrar en el ala médica. "La misión fue un éxito debido a que decidí enviar un pequeño grupo extra como apoyo. De no haber sido así, quince elfos y probablemente una humana hubieran perecido hoy." Comentó con desaprobación. "No puedo culparlos del todo ya que las habilidades de dicha criatura hubieran tomado por sorpresa hasta al guerrero más experimentado." Terminó.

"A todo esto..." Dijo Ocram después de quedarse en silencio durante todo el sermón. Había estado ocupado atendiendo al soldado con las quemaduras en el pecho. "¿Dónde está Jane?"

"Ella ha escapado." Respondió Tauriel desde la camilla en la que se encontraba sentada.

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Jane Shepard estuvo casi aliviada de ser ella la que estuviera metida en problemas y no Tali Zora Vas'Normandy. La quariana sufría de una fobia inexplicable a los arácnidos y hubiese encendido todo el Bosque Verde en llamas como reacción a lo que la comandante estaba enfrentando. Y ella no podría culpar a Tali de eso, pues también sentía la necesidad de quemar todo a su alrededor y salir huyendo del lugar como si el mismo demonio la persiguiera.

"Tienes que estar bromeando…" se encontraba luchando contra las arañas más grandes que hubiera visto en su vida. "¡Sólo falta que arrojen ácido como si fueran racchini!" Exclamó mientras enterraba su cuchilla en el abdomen de uno de los arácnidos cuando éste le saltó encima.

Esta vez el husky plateado no se quedó inerte en los brazos de la comandante y se liberó de ellos, saltando en el torso de una de las bestias de ocho patas. Procedió entonces, a morder lo que podía alcanzar, ganándose chillidos de dolor por parte del arácnido en su actuar. Shepard entonces, con un golpe reforzado por sus bióticos, atravesó la cabeza del gigantesco ser con su puño y éste cesó todo movimiento.

"Eres el mejor compañero de equipo que he tenido hasta ahora en este mundo, Grunt." El aludido ladró felizmente. "Pero seguimos superados en números." Comentó la comandante, esquivando, aún con el dolor de su tobillo, al arácnido que había emprendido una embestida contra ella.

Había una manera de dañar gravemente e incluso matar a todas las arañas que se encontraban a su alrededor. Normalmente no iría por esta opción, por lo desprotegida que la dejaba temporalmente. Pero en realidad no tenía ninguna otra, aparte de matar a las bestias de una por una.

"¡Grunt, ven acá!" Llamó la vanguardista, tomando al cachorro entre sus brazos e hincándose en el suelo. Esperó a que la mayoría de las gigantescas arañas estuvieran lo suficientemente cerca para actuar.

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Beorn patrullaba las orillas del bosque, buscando amenazas. Los animales nativos siempre le advertían en dónde se encontraban los orcos y las arañas.

Esa mañana no había sido distinto. Un pajarillo le contó que un guerrero solitario estaba luchando contra un grupo de orcos en una disputa que incluía un cachorro de huargo. Los orcos lo querían y el guerrero se negaba a entregarlo.

El cambiapieles pidió entonces ser escoltado al lugar después de transformarse en su forma de oso. Tenía curiosidad; nunca había escuchado de cachorros de huargo.

En el camino se encontró con los restos de un orco muerto y de otra criatura decapitada que jamás había visto en su vida, pero no por eso dejaba de ser intimidante. El lugar olía a grandes cantidades de sangre élfica. Los elfos habían estado ahí. ¿Acaso era el guerrero un elfo? Lo dudaba. Los elfos eran una raza muy orgullosa y casi incapaz de ver más allá del aspecto físico. Si el guerrero fuera un elfo no protegería al cachorro de huargo de los orcos. Lo más seguro era que lo hubiera abandonado o matado.

Siguió a su pequeña escolta voladora por algunos minutos más. Llegó a lo que parecía el lugar que su informante le había dicho. No olía a elfo, lo que confirmaba su teoría. Pero sólo había rastros de orcos y del pequeño huargo. Los orcos no eran difíciles de identificar; había cuatro cadáveres con distintos tipos de heridas. Uno tenía un gran corte en el costado, otro estrellado contra un árbol, el tercero tenía una espada que lo atravesaba por completo en el pecho y el último parecía tener severas fracturas en el cuerpo y la cabeza destrozada. Aun así, no lograba encontrar el rastro del guerrero, sólo el del cachorro. Lo siguió.

El aroma se intensificó conforme avanzó por el bosque. Hasta que una luz azul-violeta se observó entre los árboles, seguido de chillidos de dolor que inmediatamente reconoció como de arañas gigantes.

Avanzó inmediatamente al lugar, después del destello. Varias arañas se encontraban despedazadas y agonizando. Y el susodicho guerrero cayó al suelo agotado. Su armadura extraña de cuerpo completo se encontraba cubierta en sangre negra de orco y fluidos pertenecientes a los arácnidos. El cachorro intentaba reanimarlo inútilmente empujando el rostro cubierto con sus patas peludas.

Se acercó a ellos y recibió un gruñido de amenaza por parte de la pequeña bestia. Estaba dispuesto a proteger al guerrero aun a costa de su bienestar.

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Jane Shepard creyó estar loca una vez que despertó después de haber quedado rendida por usar su habilidad biótica nova.

Grunt, su Grunt, estaba completamente inmerso en una conversación de gruñidos y sonidos extraños con un oso gigante. Y cuando decía oso gigante era porque tal oso podría llevar un krogan en la espalda y caminar como si nada.

"Hola, gran oso. ¿no nos vas a comer verdad?" No había nadie en los alrededores para juzgarla. Por lo que intentó comunicarse con la enorme bestia por más descabellado que eso fuera.

El oso giró a verla y Grunt también, éste último se mostró feliz de saber que estaba bien. La gran bestia negó con la cabeza.

"¿Me entiendes?" Un movimiento afirmativo. Shepard decidió entonces que su sanidad mental se había ido por la borda desde que bebió alcohol con los krogan aquella vez en el planeta Tuchanka. "En ese caso, ¿no sabrás qué camino tomar para llegar a las cuevas de los elfos? Intenté seguirles el paso pero me fue imposible porque me rompí el tobillo."

El oso gigante pareció fruncir el ceño momentáneamente y volvió afirmar con la cabeza. Se puso de pie y se colocó al costado de la comandante, inclinándose.

"Creo que puedo tachar 'Viaje en oso gigante' de mi lista de cosas ridículas y extremas por hacer, junto con 'luchar con arañas gigantes' y 'volver de la muerte por segunda vez'. Ven aquí Grunt." Cachorro y humana montaron al gran oso y éste salió corriendo en la dirección correcta hacia el reino de los elfos del Bosque Verde.

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"¿Cómo que escapó?" Preguntó Thranduil a los líderes del patrullaje. "¿Los incapacitó para poder huir?" Se encontraba muy enojado, le costaba creer que la humana hubiera superado en habilidad a sus elfos, quienes habían entrenado por siglos.

"No, mi Rey..." Respondió Tauriel un poco intimidada por el aura furiosa que Thranduil desprendía. "Cuando la horrorosa criatura cayó muerta y sucedió la milagrosa recuperación de nuestros compañeros, el Príncipe Legolas decidió que nos retirarámos inmediatamente. Un par de horas después nos dimos cuenta que no venía con ninguno de los grupos." Terminó de explicar.

"Entonces, es probable que en algún momento se separara de ustedes o que cayera en alguna brecha. Los humanos no son las criaturas más agraciadas que existan." Ofreció el rey.

"Nunca escuchamos ningún sonido perteneciente a una caída o similar, padre." Legolas abrió entonces los ojos en grande. "De hecho, nunca escuché que nos siguiera." Se giró a ver a Tauriel quien se había llevado una mano a la boca.

"Yo… yo tampoco la escuché." La elfa pelirroja no sabía qué pensar. "Lo último que supimos de ella, fue que examinaba con un objeto extraño que aparece y desaparece a voluntad de su brazo a Tellon, quien se encontraba inconsciente en esos momentos."

"¿Por que estaba desmayado?" Inquirió el rey con curiosidad.

"Cuando la criatura hizo esa habilidad mágica, mandó a volar a todos, padre. Tellon chocó contra la armadura de la mujer, no sabemos si se desmayó ahí, o al caer del árbol en el que terminaron."

"Interesante, entonces después de que te aseguraste que Tellon estaba bien, se retiraron y no supieron de ella." Murmuró. "La humana no escapó. Fue abandonada por ustedes. También fue alcanzada por el ataque de la criatura, pudo haber sido..."

"¡Oye guardia, te digo que yo puedo sola!" Se escuchó un reclamo en las afueras del ala médica que llamó la atención de ambos curanderos y de los ocupantes de la sala.

"Esa voz…" Murmuró Samout, acomodando sus negros cabellos mientras se acercaba a abrir la puerta.

"¡Jane!" Ocram corrió tras él y la puerta dio paso a un ajetreado guardia cargando a medias a Jane Shepard.

"¡Pero qué te pasó, mujer!" Samout se llevó ambas manos a la cara al ver el estado de la armadura: Estaba cubierta en lo que parecían ser ramas, hojas, sangre de orco y fluidos pertenecientes a los arácnidos gigantes que acechaban en el bosque.

"Déjala en esta camilla, por favor." Indicó el médico rubio. El guardia lo hizo, a pesar de las protestas pertenecientes a la comandante, quien insistía en que podía hacerlo sola.

"Mi Rey, llegó en la espalda de Beorn el cambiapieles, Gandalf se quedó con el charlando y me pidió que la ayudara a llegar al ala médica." Explicó el guardia.

"Ya conozco muy bien el camino al ala médica, pude haber llegado sola." Refunfuñó la espectro, quitándose el yelmo y dejándolo a su lado. Grunt saltó a la camilla y se recostó en su regazo lanzando un bostezo.

"Con todo respeto, señorita, ningún guardia con honor dejaría sola a una dama con el tobillo roto." Respondió con irritación en su voz y se retiró a su puesto dando pasos enojados en su andar, después de dar una respetuosa reverencia a su rey. Shepard rodó sus ojos en fastidio.

"Jane, ¿Qué te pasó?" Repitió el médico pelinegro con urgencia. Veía como el rey observaba con el ceño fruncido a la peluda criatura que se encontraba durmiendo en el regazo de la comandante.

"Veamos, vamos por orden. Una banshee nos ataca con su nova y nos manda a volar a todos, terminé en la rama de un árbol junto a un compañero que se desmaya por el fuerte golpe que sufrió. La banshee es derrotada y por bromas del destino caigo del árbol con el elfo encima. Por la posición mi tobillo se rompe. Nada grave. He luchado con peores fracturas por horas. Pero esto me impidió seguirle el paso al resto del equipo y para cuando me percaté, se habían esfumado." Legolas y Tauriel sintieron una pizca de remordimiento.

"Está bien, entiendo que te rompiste el tobillo al caer. Pero eso no explica el resto de la suciedad, en tu usualmente pulcra armadura." Comentó el pelinegro ayudando a la comandante con las bisagras de las placas en sus piernas, ensuciandose las manos en el acto.

"¡Me halagas, Samout!" Exclamó la vanguardista con una ligera risa que hizo sonreír al médico. El rey frunció aún más el ceño y se cruzó de brazos. "Bueno, estuve ahí esperando un par de horas y al final me levanté y anduve un buen rato, tratando de regresar por mi cuenta. No llegué muy lejos antes de sentir la necesidad de descansar y comer un poco, fue entonces donde el mejor compañero de equipo que he tenido hasta ahora apareció y me pidió un poco de lo que estaba comiendo." La comandante hizo una cara que demostraba ternura y suavidad mientras señalaba a la criatura que estaba en su regazo. "No se separó de mí cuando atacaron los orcos, uno escapó, por cierto y cuando nos topamos con las arañas participó activamente, mordiendo lo que podía alcanzar. Tiene mejor sentido del trabajo en equipo que muchas otras personas que he tenido la desgracia de conocer."

Recordó a Udina e hizo una cara de desagrado. No le gustaban los políticos pero odiaba a ese político por su alianza con Cerberus y su traición a toda la galaxia al conspirar y tratar de asesinar a los concejales, casi lográndolo con el concejal salariano y costandole la vida a Thane Krios, compañero de equipo y amigo. Estaba casi segura de que si Garrus no se hubiera adelantado con su propuesta, Thane le hubiera sugerido ser algo más que amigos.

"Espera un momento…" Samout se llevó una mano al entrecejo intentando procesar la información. Había terminado de auxiliar a la comandante a retirar su armadura. "Fuiste atacada por orcos, los venciste. Y después por arañas y las venciste igual. Teniendo una pierna rota." Jane salió de sus amargos recuerdos y se enfocó de nuevo en la conversación con un poco de dificultad.

"Sí … pero un orco escapó." Gimió un poco en dolor cuando Ocram levantó su pantalón y uniforme de la alianza para dejar a la vista un tobillo hinchado y amoratado. "Las arañas murieron o quedaron gravemente mutiladas después de la nova más intensa que he hecho desde mi graduación del entrenamiento Vanguardista"

"¡Eso es imposible para una simple humana!" Exclamó el elfo que había sido víctima de la banshee.

"¡Oh, vamos, cara bonita!" Respondió con frustración a la acusación del elfo castaño, volteando a verlo. "También es imposible que haya llegado de otro mundo y aquí estoy, imbécil."

"¡Tu y esas criaturas infernales! ¡Nuestro Rey casi fue asesinado y yo fui torturado en manos de ese monstruo!"

"¡Por favor! ¡¿Ahora eso es mi culpa?! ¡Yo estaba feliz dando la vida por mi gente!" Respondió Shepard con amargura. "¡Todos y cada uno de esos cientos de miles de soldados que murieron en la guerra contra los reapers eran mucho mejores personas que tú en tú inmortalidad alcanzarás a ser!" Enfurecía poco a poco, su ritmo cardíaco aumentaba y su visión se nublaba. Estaba en su límite. "¡Si quieres culpar a alguien de esas tragedias, culpa a los estúpidos magos que se metieron con lo que no sabían en búsqueda de más poder!" Dejó caer la cabeza y cerró los ojos cubriendolos con sus manos. "Yo debería haber muerto con mi gente. No estar escuchando las quejas y lloriqueos de niños mimados."

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Despertó, no supo cuando se quedó dormida. Su tobillo se encontraba firmemente vendado y entablillado. Grunt dormía en su abdomen.

"¿Sabes qué es eso?" Preguntó Thranduil desde las sombras a la comandante.

"Es un husky siberiano." Jane Shepard contestó con seguridad. "En mi mundo son usados como animales de compañía y guardianes. Bien entrenados, son el mejor protector que podrías desear."

"Coincido en que es un fiero protector, no se ha separado de tu lado en ningún momento." El rubio concedió, pero no podía dejar de sentir curiosidad por el huargo en miniatura. "¿Qué hiciste para ganar su lealtad?"

Jane lo miró con incredulidad. Grunt despertó de su siesta y procedió a ladrar y lamer el rostro de la comandante en respuesta.

"Lo mismo que se hace con cualquier animal, supongo. Un buen trato y comida." La espectro abrazo al husky. "Este es mi primer abrazo desde Garrus, Grunt. Hubieras puesto muy celoso al turiano Arcángel."

Thranduil se levantó de donde se encontraba sentado y procedió a retirarse del lugar. No estaba seguro cómo proceder con el huargo, ya que era muy diferente a los que había visto. Para empezar éste tenía cola. Los que los orcos usaban no. Lucía un pelaje completamente plateado, mientras que los que siempre había encontrado contaban con una coloración oscura o marrón. Y por último pero no menos importante, ese pequeño ser desprendía luz, no oscuridad como sus contrapartes lo hacían. Quizás y sí era un husky como ella decía.

"Entiendo. Tengo otra inquietud. Las heridas del equipo de exploración fueron curadas, inclusive las más graves. ¿Tienes alguna teoría?"

"Yo las curé." Respondió la pelirroja.

"Gracias, me comentaron que de no haber sido por eso uno de los miembros del equipo no hubiera sobrevivido."

"Agradecele al fallecido en acción Mordin Solus, él diseñó el sistema que salvó las vidas de tus soldados." Comentó la comandante, restándole importancia. "Yo solo presioné el botón, Rey."

Thranduil asintió con la cabeza, serio y añadió antes de cerrar la puerta: "Solo para que lo sepas, ambos equipos fueron reprendidos por dejarte atrás estando herida y ten por seguro que serán informados de tu intervención para salvar sus vidas."

Jane Shepard no pudo protestar. Quería quedar en el anonimato respecto a las heridas sanadas, pero por alguna razón no podía mentirle al rey. Nunca les pudo mentir a las figuras de autoridad superiores a ella. Ni siquiera a Aria T'Loak, la reina pirata y monarca de lo ilegal.

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Y esto ha sido todo. Si te gusto el capitulo dejame un review y toma una galleta. Y si no, no hagas nada. ¡Pero esas galletas me las dejas en paz!