HOLA DE NUEVO A TODOS :)

¿Cómo están queridos lectores?

OK, ESTUVE LEYENDO UN POCO LOS CAPÍTULOS ANTERIORES, Y HASTA AHORA ME HE DADO CUENTA CUÁNTAS VECES HE ESCRITO MAL EL NOMBRE DE LA PROFESORA MCGONAGALL ¡DIOSES! En verdad, estaba leyendo y me quedé: Espera así no es. Quizá sólo me equivoqué esta ocasión. PERO SEGUÍ LEYENDO Y LUEGO DIJE : ¡No puedo creer lo idiota que soy! EN CUANTO PUEDA LO CORRIJO, LO SIENTO LO SIENTO !

Ojalá les haya gustado el capítulo anterior y espero que disfruten de este también. No quiero entretenerlos con mi palabrería.

Disfruten del capítulo ;D


15: UN HIGGS Y OJOS DE ODIO

-¿Te has enterado ya?- le preguntó Cassiopeia, que fingía buscar un libro en el otro estante.

-¿De qué?- respondió Albus, sacando el libro que necesitaba.

-Nuestro castigo será con Sprout- la rubia se volvió hacia él.

Albus suspiró.

-No me gusta ensuciarme.

-¿Y crees que a mí sí?- la rubia puso los ojos en blanco-. Bueno, ahora que lo sabes...

-¿Albus ya econtraste...?

Ambos voltearon.

Annie Thomas los veía, con demasiada confusión.

Albus entreabrió los labios varias veces, buscando las palabras.

-Yo sí...- alzó el libro-. En seguida voy.

Annie, aún sin comprender del todo, se fue, sin dejar de mirarlos.

Albus sentía las mejillas calientes.

-¿Thomas, eh?

-E-estamos haciendo tarea y...

-Como sea- Cassiopeia sintió que quizá fue dura en su voz, por alguna razón-. Ya te dije lo que tenía que decirte.

-Claro, gracias.

-Anda ve, no debes dejar esperando a tu chica.

-Ella no es...

Pero Cassiopeia ya se estaba yendo. Albus cerró los ojos y golpeó su frente con el libro. -Odio mi vida-.

Cuando fue a sentarse con su amiga, que lo miró con una pregunta grabada en sus ojos obscuros.

-Me dio las indicaciones de McGonagall para nuestro próximo castigo. Solo eso- se apresuró a decirle.

-Tranquilo Albus- Annie rio, y le tomó la mano-. Sé que no estarías con Malfoy por tu propia voluntad.

Albus, de repente nervioso, sonrió un poco y apartó su mano con cuidado.

-Claro que no- murmuró y volvió la vista al libro-. ¿Continuamos con esto?

Annie compuso una expresión confundida y afligida, pero Albus no se dio cuenta.

-Sí claro- respondió y se puso a leer.

-¡Ah, aquí están!

-¡SHHHH!

Jason ignoró olímpicamente a madame Pince, y se sentó frente a los dos.

-¿Ya han terminado el reporte para Lindemann? Yo solo he puesto el título y mi nombre al final.

-¿Y cómo es que sabes cuánto ocuparás de pergamino?- preguntó Albus.

-Porque nunca hago nada que supere uno- Jason puso los ojos en blanco-. Y sé que mi mejor amigo me lo pasará, y yo lo resumiré.

-Seré idiota. O tú lo serás- Albus comenzó a escribir.

-Un poco sí- concedió el rubio-. Pero tú eres más amable de lo que yo idiota. ¿Me lo pasarás?

-Dame una buena razón y quizá no te mande mucho al demonio- Albus no despegó la vista de su trabajo.

-Auch- exclamó Jason-. Pequeño Albus, te estás volviendo venenoso. Creo que la compañía de Malfoy no te sienta bien compañero.

-Cállate- masculló.

-Bueno, pero te sorprenderá saber que sí tengo una buena razón para pedirte este pequeño favor.

-Y esa es...

-Rosie accedió a salir conmigo.

Tanto Albus como Annie dejaron lo que estaban haciendo y lo miraron.

-¿Qué?- exclamó Albus.

-¿Y eso cuándo pasó?- se alarmó Annie-. Ella no me ha dicho nada, se supone que debería hacerlo, somos mejores amigas y...

-Hace unos 5 minutos- McLaggen se encogió de hombros-. Bajé a la sala común y...

*FLASH BACK*

Vio a Rose sentada en una butaca, pintándose las uñas. Fue directamente hacia ella.

-Rosie. ¿Quieres salir conmigo más tarde?

La pelirroja solo alzó un poco la vista y regresó a su esmalte rosa chillón.

-Ok.

-Cool- dio unas palmadas al sillón donde se recargó y se fue.

*FIN DEL FLASH BACK*

Annie y Albus lo miraron más de la cuenta.

-¿Eso fue todo?- dijo Albus.

-¿Qué esperabas? ¿Una grandísima historia de acción?

-Más romance quizá- opinó Annie, y Albus asintió.

-Da igual. ¿Me ayudarás o no? ¿O es que odias a tu prima y quieres que siga siendo infeliz? ¿Ya olvidaste el plan?

-Sólo lárgate de aquí McLaggen- espetó Albus-. Te lo pasaré cuando vuelvas.

-Albus... Te amo- le tomó la mano y lo miró con seriedad.

-Esto es tan gay- murmuró Annie.

-¡Los veo más tarde!

Jason salió corriendo.

-Debes quererlo mucho.

-A ambos, supongo- Albus sujetó el puente de su nariz-. De cualquier forma iba a encontrar mi trabajo y a robarlo.

-Espero que arreglen las cosas- dijo Annie-. Rose ha estado muy triste por lo que pasó. Es decir, sé que Jason igual pero Rose en verdad lo ama. Cree que son almas gemelas, además, se lo dijo su horóscopo.

-Ah claro. Yo le he dicho a Jason que si Rose quiere leer su mano, su té o lo que sea, la deje. Eso le gusta mucho, y si la hace feliz, le he dicho, que la deje fantasear con esas niñerías.

Albus rio, pero no la morena.

-¿No crees en la adivincación?

-No- exclamó Albus, con una expresión burlona-. Quizá tenga algunos aciertos, pero como una vez en un millón.

Annie fruncía el ceño.

-Pues yo sí creo- contestó.

-Pues allá tú- contestó no sin cierta mofa en su voz.

Annie lo miró con los ojos entornados.

-Jason tiene razón, has cambiado.

Albus la miró, alzando una ceja, y se volvió hacia su tarea. -Supongo que sí...


-Qué chica más idiota- pensaba Cassiopeia con enojo-. Es obvio que Potter no está interesada en ella. Más que obvio. Él nunca estaría con una chica tan fea ni boba.

Se detuvo a la mitad del pasillo. Sus puños estaban apretados y el fleco le caía sobre el rostro. -¿A quién engaño? Esa Thomas es bastante guapa. Seguramente le gusta mucho a Potter- caminó hasta la ventana y se recargó sobre sus manos-. Seguro le gusta su cabello, que es tan rizado y no parece una tabla como el mío, ni tan platino ¿por qué mi cabello es casi blanco? ¿Será alguna especie de albinismo? ¿O simplemente todos los Malfoy seremos así? Y hablando de tablas, tan solo hay que mirarme, tan delgada y huesuda. No como Thomas, a ella le sobran...

-¡Cassi!

La chica volteó, para encontrarse con un sonriente Terence Higgs. Compuso su mejor sonrisa.

-Hey- le dijo.

-¿Qué estás haciendo aquí tan sola?- le revolvió el cabello.

-¡Basta!- ella reía-. Nada, solo...

-¿Quieres salir a volar un rato? Justamente iba por mi escoba.

Cassiopeia dudó. Por alguna razón se sentía decaída. Y decir alguna razón no era cierto, pues ella sabía bien por qué, aunque le pesara con toda el alma admitirlo. -Si él puede estar con esa fea de Thomas yo puedo estar con el guapo Higgs cuanto quiera-.

-Claro, no tengo algo qué hacer.

-Cool- le guiñó el ojo y comenzaron a caminar. Tras un rato de silencio el chico habló-. No te he visto mucho últimamente, me refiero a comparado a años pasados.

-Sí yo... he estado un poco ocupada.

-Bueno, cuando tengas tiempo no dudes en venir a charlar un rato conmigo- tenía una sonrisa de verdad encantadora, del tipo confiada y decidida-. ¿O a la princesa le da vergüenza que la vean hablando con un simple campesino?

Cassiopeia rio.

-¡Tú no eres un campesino! Eres la estrella de Quidditch, por favor.

-La estrella eres tú, no seas modesta- le dio un pequeño golpe en el hombro-. Ya me imagino, en unos años en el profeta "MALFOY, LA BUSCADORA MÁS HERMOSA".

-Sabes que no pienso dedicarme al Quidditch.

-¿Entonces a qué? Por que yo sí.

-No lo sé en realidad- se encogió de hombros.

-Bueno aun tienes tiempo de decidirlo. Y estoy seguro de que tú podrías hacer lo que quisieras. Podrías ser maestra, o sanadora, o artista, o ministro. Lo digo en serio- exclamó al ver la sonrisa incrédula de la rubia-. Tú eres la poderosa Cassiopeia Malfoy, no hay nada que no puedas lograr.

Otra vez esa sonrisa que tanto le gustaba a Cassiopeia. Los ojos verdes del muchacho brillaban con entusiasmo.

-¿Una carrera?- dijo Cassi.

-Solo si quieres comerte mi polvo Malfoy.

-Ya quisieras.

Se colocaron en posición, contaron hasta tres y partieron a correr.

Entre risas y provocaciones ambos atraían la atención de los que pasaban cerca.

-¿Otro chico? Esto no es posible- exclamó Draco, que paseaba con Hermione.

-Viene de familia- le contestó la fantasma.

-Esa niña es una...- dejó la frase sin terminar-. ¿Cómo pretende que la ayude si cada semana está con un nuevo muchacho?

-Bueno es guapa, es lista, tiene cabello lindo...

-Ok, tiene muchas cosas buenas- concedió Draco-. Pero después no quiere que se enojen con ella.

-Suenas celoso Draco- dijo Hermione-. ¿A caso será que ya le tomaste cariño a tu hermanita?

-Ya te he dicho que no- espetó entre dientes.

-Claro- Hermione intentaba ocultar su sonrisa-. Anda, vamos a la sala de menesteres.

Draco aceptó, aunque siguió refunfuñando entre dientes un buen rato.

Por otro lado pero no lejos de ahí, Lucas y Joshua, que espiaban a unas chicas de séptimo año, voltearon al escuchar el gran alboroto, entonces vieron pasar a Malfoy y a Higgs.

-¿Crees que los de Slytherin estén locos desde que nacen, o su casa los vuelve así?- dijo Joshua.

-Cincuenta cincuenta- respondió Lucas-. Da igual, ven, vamos a hablar con esas chicas.

En el vestíbulo, una niña rubia y solitaria estaba sentada en las escaleras, leyendo un libro e intentando pasar desapercibida.

Dominique odiaba que no la dejaran sola, sobre todo los muchachos, que allí donde ella iba querían estar. De repente escuchó pasos veloces y voces; una femenina y otra masculina. Cuando alzó la vista, Cassiopeia Malfoy y Terence Higgs llegaban corriendo a la entrada de las mazmorras, ambos se detuvieron a recuperar aire, estaban muy rojos lo cual significaba que habían corrido una significativa distancia.

-¡Gané!- exclamó el chico.

-¡Yo gané!- la rubia lo empujó.

-¿Empate?

-¿Y qué... ganaría yo... con eso?- preguntó la chica, resoplando.

-Yo... traeré las escobas- Higgs le sonrió.

-Hecho- accedió Malfoy.

En cuanto el chico se fue Cassiopeia comenzó a caminar un poco, recuperando el aliento.

Dominique pasó la página de su libro, y fue entonces cuando Cassiopeia reparó en su presencia. Dominique la miró y levantó una mano a modo de saludo. A ella realmente le daba igual la disputa familiar o lo que fuese, Malfoy nunca le había hecho algo, quizá porque ella tampoco. Volvió a su libro. No obstante, cuando se dio cuenta Malfoy ya estaba más cerca de ella.

-¿Eres prima de Potter, verdad? ¿Dominique?

Dominique asintió, se hizo hacia atrás el largo cabello desordenado.

-Y tu hermano ¿es el chico lindo que está con ustedes?

-Si ya lo sabes no tiene sentido que lo preguntes- respondió Dominique, no con afán de ser grosera ni nada, solamente ella era así siempre.

-Tienes razón.

Se sorprendió al escuchar esa respuesta. Normalmente las personas se molestaban cuando ella hablaba, pues parecía que carecía de tacto y tenía tendencia a herir susceptibilidades. Ella solo respondía y punto.

-¿Por qué estás sola?- le preguntó Cassiopeia.

-Me gusta estar sola.

-Tus primos parecen diferir mucho de esa idea.

-A ellos les gustan los lame suelas.

Provocó que la otra riera.

-No es chiste, solo soy honesta.

-Lo sé- Cassiopeia entornó los ojos-. ¿Nunca habíamos hablado, o me equivoco?

-Nunca ha habido razón para hacerlo. Si me hubieras hablado ahora o no, me daría igual, justo como todos los años antes.

-No te pareces en nada a los Weasley.

Dominique se encogió de hombros. Entonces se le ocurrió preguntarle algo.

-¿Cómo es que soportas estar con tantos chicos?

-No estoy con tantos...- Cassiopeia se ruborizó.

-No me importa con cuántos ni por qué, solo digo ¿cómo lo soportas? Cuando ellos te siguen y no te dejan sola- de nuevo el cabello le cayó sobre el rostro-. Creo que eres experta en el tema, y quiero saber qué hacer para que me dejen tranquila.

-Ah ya veo- Cassiopeia asintió-. Bueno, es un efecto colateral de ser como eres, ya sabes, muy hermosa.

-¿Es solo por eso?- Dominique torció el gesto.

-En general yo opino que sí, pero quizá...

-¿Y qué hago al respecto?

-Podrías dejar de arreglarte un poco.

-Nunca me arreglo- Dominique nunca usaba maquillaje, apenas se peinaba y siempre usaba ropa holgada.

-Es parte de tu naturaleza ser bella, lo eres en verdad.

-Ya quedó claro. ¿Qué hago al respecto?

-¿Les has dicho que no quieres que te sigan?

-Los mando a la mierda cada vez que puedo.

-Eso debería ser suficiente- murmuró Cassiopeia-. Te diré algo, si no te gusta que te acosen pero no te dejan en paz, al menos intenta sacar provecho cuanto puedas.

-¿Haciendo qué?

-Pidiendo favores- contestó Malfoy con simpleza-. Ya sabes, cosas como que ordenen tus cosas o hagan tus tareas. Sé creativa. Incluso los muchachos podrían ponerse felices de ser útiles para ti, o se cansarán y te dejarán eventualmente en paz.

Dominique suspiró.

-De acuerdo. Inventaré algunas cosas.

-¿No te gusta alguno de ellos?- inquirió Cassiopeia.

-No. En general son estúpidos- miró hacia atrás de la otra rubia-. Ya regresó tu amigo.

Cassiopeia volteó.

-Sí. Nos vemos luego.

Dominique volvió a encoger los hombros.

-Albus no lo sabrá de mí- y señaló con la cabeza a Terence.

Cassiopeia compuso tal cara de confusión y vergüenza que incluso Dominique ladeó una sonrisa misteriosa. Miró a Higgs, que le daba la escoba a Malfoy, lo saludó con una mano y el muchacho le sonrió con toda la confianza del mundo. Luego ambos se fueron. Volvió a su lectura.


-¿Cuándo será nuestro primer partido?- preguntó Cassiopeia poniéndose los guantes.

-En una semana.

-¿QUÉ?

-Descuida lo harás bien- Terence le sonrió-. Eres la mejor. Y es una excusa más para que estés aquí conmigo.

Cassiopeia no pudo evitar sonrojarse.

-Traje una quaffle y bocadillos.

-¿Lanzaremos comida ahora?

-Son para más tarde. Ahora- sacó la pelota de su mochila-, a volar rubia.

Y lanzó la pelota al aire, para que Cassi lo atrapara. Ella se montó en la escoba y se elevó cuan rápido pudo. La atrapó en unos segundos.

-¿Es lo mejor que tienes Higgs?- le gritó.

-¡Solo espéralo!- el chico se subió a su escoba y fue directo a Cassiopeia. Ella, con mirada decidida y bien agarrada del mango, salió a toda velocidad.


-Te ves muy bien Rosie- le dijo McLaggen cuando la encontró en la sala común.

La pelirroja aceptó el cumplido, aunque realmente no se había arreglado nada.

-¿Qué quieres hacer?- le preguntó el rubio.

-Pensé que ya lo habías planeado.

-Es solo una cortesía- sonrió y se encogió de hombros-. Ven.

Le tomó la mano, y ella le dio un golpe.

-No creas que será tan sencillo McLaggen.

-Nunca lo creí. Pero valía la pena intentar.

Se adelantó al cuadro de la dama gorda. Rose lo vio. Era un buen esfuerzo el que hacía el chico; es decir, muchos seguro se habían rendido después de todo lo que ella ya había rechazado, entre tarjetas, dulces y demás obsequios, Jason seguía luchando.

-¿No vienes rojita?

Rose no pudo evitar sonreír, y lo siguió.


Albus alzó la cabeza cuando escuchó a dos individuos no muy silenciosos entrar a la biblioteca.

-No puedo descuidarla un minuto sin que llegue un apestoso galancete a cortejarla.

-No la está cortejando. Además ni debería importarte, ella y tú...

-¡SHHHH!- esa fue Madame Pince.

-Shhh usted- respondió el chico.

-Ella y tú acordaron ser amigos.

-Por el momento.

-Pues aun es el momento. Y si te vas a poner así ella se va a poner de un humor de mil demonios. No le digas nada. Si ella quiere salir con el ardiente Higgs que lo haga. Mira, ahí está Goyle.

Zabini y Nott pasaron junto a su mesa. Nott le dirigió una mirada de repudio a Albus, quien solo se mordió el labio y bajó la vista al trabajo.

-¿Qué se trae Nott contigo últimamente?- le dijo Annie-. Te mira horrible.

-No lo sé- comenzó a recoger sus cosas a toda velocidad. Aunque sí que tenía la idea. Y no sabría si podría soportar los gélidos ojos azules de Nott sobre él, cada vez que se lo encontraba, lo cual, para su mala suerte, era muy seguido. Y Nott no parecía cansarse de mirarlo con odio.

-Aguarda ¿ya te vas?

-Sí, debo ir a... un lado.

-Te acompaño.

-¡No!- con su tono atrajo la atención de los 3 Slytherin y de otros alumnos-. Quiero hacer eso solo.

-¿Qué harás?

-Cosas. Privadas- se le atoraban las palabras y sentía las manos sudadas-. Pero fue bueno estar aquí. Contigo quiero decir.

-Oh, claro, yo...

-¡Adiós!- y se fue corriendo.

-...pienso lo mismo- dijo Annie y puso los ojos en blanco. ¿Qué mosca le había picado a Albus?

Debía charlar con Rose, y pronto. Pues cada vez veía muy lejano un futuro donde ella y Albus terminaran juntos. Suspiró y se recargó en la mesa. ¿Qué demonios pasaba con Albus? Antes creía conocerlo bien, después de todo siempre fueron amigos cercanos. El chico comenzó a gustarle hacía unos años, pero Albus casi siempre estaba de novio con alguna chica, y cuando terminaba no pasaba mucho para que consiguiera otra. No era que fuese un mujeriego ni nada, de hecho se llevaba bien con sus ex, solamente decía que no eran las "indicadas". Tras un tiempo, Annie creyó que ella podría ser la indicada para Albus, pero últimamente Albus tenía modos y decía cosas que la ponían a pensar que quizá realmente nunca lo conoció bien, no del todo al menos.

-¿Te han dejado botada Thomas?- dijo la chica Zabini, con una sonrisita malvada. El grandote, Goyle, reía por lo bajo.

Annie frunció el ceño y le mostró su dedo medio.


Por la tarde todo Hogwarts experimentó un extraño efecto. Cada quien estaba en sus labores: alumnos jugando y haciendo tarea, profesores charlando en la sala de maestros, elfos cocinando la cena. Y entonces se escuchó. Un sonido, un extraño pero distinguible sonido. Muy fuerte en realidad. Era como el sonido de un enorme vidrio quebrándose, o de miles de cosas pequeñas de cristal haciéndose trizas.

¡CRAAAC!

O al menos eso imaginó Albus, cuando se asomó por una ventana con vista hacia el campo de Quidditch, y vio a la mujer de sus sueños volando codo a codo con uno de sus guapos amigos; y su corazón se rompió.

Albus dejó caer sus cosas al piso y poco a poco se dejó caer él mismo.

-¿Por qué nunca me elige a mí?- se lamentaba, sin temor de que alguien pasara y lo viera tirado bajo una ventana, llorando y moqueando-. ¿Por qué nunca soy yo?

Albus quería saltar por la ventana. Pero se sentía tan desanimado que no tuvo fuerzas ni para levantarse.


-¡LA TENGO!- gritó Cassiopeia.

-¡BUENA ATRAPADA!- le respondió Higgs, que se acercaba.

Los dos estaban sudorosos y cansados.

-Fue una buena práctica, eh.

-Claro. Creo que ya estoy lista para el partido.

-Excelente. ¿Quieres comer algo? Ven, vamos a las gradas.

Cassiopeia no se sentía como una dama comiendo sandwiches mientras se limpiaba el sudor de la frente con su ropa, pero daba igual, pues con Terence tenía mucha confianza. Rio un poco.

-¿Qué?- preguntó Higgs, con la boca llena de sandwich.

-Nada. Solo me preguntaba qué diría mi madre si me viera así.

-¿Así cómo?

-Empapada en sudor, limpiándome con la manga y comiendo cuando no es hora- tomó el termo de Higgs, lleno de fría cerveza de mantequilla-. Ella es toda una dama, y espera que me porte igual. Cielos, cuando le dije que quería jugar Quidditch casi se muere. Fue algo como: ¡Cassiopeia Andrómeda Malfoy yo he educado a una señorita no a una orate campirana!

Higgs, que en ese momento acababa de beber, soltó tal risa que escupió todo el contenido de su boca hacia el frente.

Cassiopeia también comenzó a reír.

-¡Eres un asco!- exclamó.

-¿Qué diría tu madre de mí ahora?

-Lo mismo que yo pero con menos amabilidad. Y te miraría con sus ojos de desaprobación marca Narcissa Malfoy.

-Será mejor que nunca la conozca entonces.

-Puede que sí.

Los dos volvieron a reír, y luego se miraron... quizá por demasiado tiempo. Terence soltó una risita.

-¿Qué?- exclamó Cassiopeia.

-Recordaba la primera vez que te vi. Eras una niña escuálida y pequeña.

-No estaba en la mejor forma, lo admito- Cassiopeia también rio-. Pero...

-Pero aun así pensé que eras la niña más bonita que había visto. Con tus coletitas rubias y tus enormes ojos, eras como una muñequita- miró al frente y bebió del termo-. ¿Recuerdas la primera vez que hablamos?

-Fue en el primer partido de Slytherin de ese año- respondió la rubia.

*FLASH BACK*

Slytherin perdía por 20 puntos, pero apenas estaban comenzando. Sin embargo Cassiopeia notaba que el equipo de Hufflepuff era bastante bueno, con excelente coordinación entre los jugadores.

A su izquierda Vittoria agitaba unas banderitas de Slytherin, y Christian hacía sonar una trompetita, él era el menos entusiasta del grupo, pero la verdad es que él no disfrutaba tanto del Quidditch como ellas dos; su mejor amigo prefería coleccionar cosas de Quidditch a jugarlo. A su otro lado había un grupo de niños especialmente escandalosos, eran de segundo año y parecían ser de los fanáticos extremos del deporte. Un niño alto y de cabello castaño rojizo, en particular, gritaba como loco cuando anotaban.

En un pase especialmente formidable, el chico enloqueció tanto que saltó en la espalda de uno de sus amigos y, cuando finalmente bajó, volteó hacia su lado y se quedó casi paralizado.

Cassiopeia miró al niño como si de un fenómeno se tratara. Sus padres reprobarían por completo un comportamiento así.

El niño le sonrió y señaló al campo.

-Yo seré mejor que ellos. Ya lo verás.

Cassiopeia asintió y compuso una mueca sonrisa.

-Seré el mejor cazador del mundo. Y te invitaré a mis partidos cuando juegue con la selección de Inglaterra.

-Ni siquiera me conoces- dijo Cassi.

-Pues mucho gusto- extendió su mano y estrechó la manita de la niña-. Soy Terence Higgs, y tú eres Cassiopeia Malfoy. Encantado de conocerte.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Te vi en la selección- soltó su mano-. ¿Entonces?

-¿Entonces qué?

-¿Me verás jugar en el mundial de Quidditch? Te daré un boleto de primera fila.

-Claro niño, sigue soñando- respondió la rubia.

-Lo haré- dijo Terence como si tomara un excelente consejo-. Y cuando gane, me darás un beso.

-¿UN QUÉ?

Pero Terence ya no escuchaba, pues nuevamente comenzaba a animar al equipo.

*FIN DEL FLASH BACK*

-La verdad es que me dio mucha vergüenza que me escucharas gritar como desquiciado.

-Pero seguiste haciéndolo después, entonces no debió darte tanta. Aunque admito que fue una suerte que te eligieran cazador al año siguiente, y a mi buscadora, así no tendría que escucharte más.

-Yo tampoco quisiera escucharme más.

Los dos rieron.

Terence acomodó su sudoroso cabello castaño. Cassiopeia se dio cuenta de que lo estaba mirando más de lo apropiado, y se apenó consigo misma. -Contrólate Cassiopeia, es solo un lindo chico más. Al que evidentemente sigues gustándole. Pero a ti ya no te gusta. Ahora te gusta...-.

-¿Quieres el último trago?

Cassiopeia dio un respingo.

-Hahahaha, es tan genial cuando te pierdes en tu mundo.

-No creo que yo...

-Descuida. Creo que tienes muchas cosas en la cabeza- le dio un toquecito en la frente-. Cosas buenas.

Cassiopeia sonrió. Pensó que, por cada cosa buena en su cabeza, tenía 3 que eran terribles. Le dio el termo a Terence, que lo guardó en su mochila.

-¿Quieres volver al castillo?- le preguntó el muchacho.

-Sí- se dio cuenta de que quizá su respuesta fue muy apresurada-. E-estoy sudando horriblemente. Necesito tomar un baño.

-Vamos.

En el camino se encontraron con una pareja de Gryffindors que al verlos Cassiopeia casi suelta una carcajada.

McLaggen apartó la mirada y la enorme sonrisa que esbozaba se transformó en una mueca de vergüenza, a la vez que su lindo rostro se puso rojo. Y hablando de rojo, la pelirroja Weasley miró a Cassiopeia con todo el odio del mundo acumulado en sus ojos azules, y su cara se puso del color de un tomate. Fueron unos tensos segundos hasta que ambas parejas se dieron las espaldas. Sin embargo Cassi y Rose voltearon. Mientras la rubia esbozaba una sonrisita inocente y le daba una mirada llena de malicia, la otra la miraba con rabia contenida.

-Ok. Esto es más raro de lo usual- le dijo Higgs, que llevaba las escobas como buen caballero-. ¿Qué sucedió?

Cassiopeia pudo reír y procedió a contarle todo.

-¿Entonces ellos terminaron?- le preguntó Terence al dejar de reírse.

-No sé si estaban juntos. Pero Weasley incluso le pegó a McLaggen.

-Los Gryffindors son unos dementes.

Cuando llegaron a la Sala Común se quedaron parados uno frente a otro.

-Iré a bañarme- dijo Terence-. Me divertí mucho Cassi. Y creo que ha sido un buen entrenamiento para ti.

-Definitivamente- esta tomó su escoba-. Muchas gracias por ayudarme.

-Cuando quieras rubia- le alborotó el cabello-. Bueno, será mejor que te bañes. Hueles horrible.

-¡HEY!

Pero Terence ya había corrido hacia los dormitorios de los chicos, dejando a Cassiopeia con un puño al aire. La rubia seguía sonriendo. Miró el reloj; era temprano, le quedaba tiempo para visitar a un amigo.


Dominique lo había encontrado hacía una hora más o menos, se sentó a su lado y sacó su libro para continuar con su lectura. Pasó una parejita de cuarto año y la rubia les hizo una seña de silencio.

Albus no estaba durmiendo, solo mantenía la vista fija hacia la pared; esa escena le causó cierta incomodidad a Dominique y, como no podía leer con su primo así, le puso su suéter sobre el rostro.

Al cabo de un rato, mientras comía una manzana, el chico McLaggen y su prima Rose pasaron por ahí.

-¡Hey!- saludó Rose-. ¿Ese es Albus?

Dominique miró parsimoniosamente a Albus y luego a Rose.

-Depende- y se encogió de hombros.

-¿De qué?- inquirió la pelirroja. Pero Dominique no le contestó, como era usual en ella.

-¿Está durmiendo?- Jason le dio un ligero puntapié al bulto que era Albus en el piso.

Dominique hizo un ruido que bien podía ser unja afirmación o bien un gruñido.

-¿Qué hacen aquí, por cierto?- preguntó Rose-. La cena está por comenzar.

-Estoy cenando- le mostró su manzana.

-Una manzana no es cena- dijo Rose.

-Lo es porque la estoy comiendo ahora- contestó sin alzar la vista de su libro.

Rose no le tenía mucha paciencia a su prima. Rodó los ojos y se volteó, intentando no mandarla al diablo.

-¿Quieres que me lo lleve?- preguntó Jason-. No sería la primera vez que cargo a Albus.

-Como quieras- Dominique terminó su manzana y la arrojó por la ventana, hacia los jardines del castillo-. Pero se perderán la cena.

Al final se fueron. Dominique se recostó en su primo y continuó leyendo.

Estaba cerrando los ojos, bastante cómoda cuando alguien más se acercó a donde estaban. Maldijo en su mente.

-¿Ese es Potter?

Dominique abrió los ojos, para encontrarse con Cassiopeia Malfoy.

-Depende.

-¿Está muerto? ¿O lo has matado tú?

-Más bien fue suicidio- respondió Dominique.

-Bueno se veía venir- masculló Malfoy-. Bueno quizá si revive puedas decirle que...

-¡ESTOY VIVO!

El indigente del piso se irguió, tirando a Dominique a un lado. Cassiopeia retrocedió un poco por la impresión.

-Me doy cuenta- dijo la rubia-. Por Merlín, deberías ver tu cara- se burló-. ¿Cuánto tiempo dormiste Potter?

Albus se encogió de hombros.

-Bien quería decirte que espero que estén listos para ser humillados este año- declaró Malfoy, llena de orgullo-. Estuve practicando toda la tarde para el próximo partido. Derrotaremos a todos.

-¿Practicando?- murmuró Albus-. S-sí yo... te vi. Con Higgs.

-Ah sí- de repente Cassiopeia tenía las mejillas sonrosadas-. Solo practicábamos. E-es decir, me ayudó a prepararme.

-Sí, sí. Entiendo. Yo... no dejaré que me ganes.

-Ya lo veremos.

Se dio la vuelta y se fue en dirección contraria de la que llegó.

Dominique se puso de pie.

-Ya estás feliz- dijo, no preguntó.

Albus sonreía.

-La vida está llena de alegría Dom- exclamó levantándose-. Deberías intentar verla.

-Lo hago- contestó su prima-. Estoy radiante de felicidad en este momento.

Albus le creyó, aunque la expresión de Dominique era el mismo gesto gélido de siempre.


-¿Hola?

-Ah hola- le contestó Draco sin prestarle mucha atención.

-No es la clase de saludo que uno esperaría, pero bueno- le contestó, esperando hacerlo reír; pero el fantasma no sonrió, solo la veía de una forma muy indiferente-. Ok, siento que algo anda mal.

-No.

-Es obvio que sí. Eh... ¿te encuentras bien?- no es algo que solía hacer, preguntarle a las personas por su estado de ánimo, pero supuso que debía hacerlo en ese momento.

-Claro. ¿Y tú? ¿Te divertiste en tu cita?- su voz no carecía de resentimiento.

-¿Cita?- masculló Cassioepeia y frunció el ceño-. No sé a qué te refieres.

-Ah entonces la que estuvo toda la tarde volando y riendo con ese chico en el campo era otra rubia presuntuosa. Debí imaginarlo.

Ella no podía creerlo.

-Bien, en primer lugar no entiendo por qué me reclamas por...

-No te estoy reclamando...

-¡No me gusta que me interrumpan así que cállate y escucha!- ella apretó los puños y dio un pisotón al frente. Draco arqueó una ceja.

-Pues a mí no me gusta que me manden ni me griten, si no quiero no te escucharé- se volteó.

-Actúas como un bebé.

-Mira quién habla.

-Pues tú maldita sea. Ahora sí déjame hablar, carajo.

Draco, tras un lapso de silencio, asintió.

-En segundo lugar no era un cita- siguió Cassiopeia-. Terence solo me estaba ayudando a practicar para el próximo partido. Por si no lo recuerdas son buscadora, y gracias al maldito castigo no he podido practicar con mi equipo. Tercero, ¿por qué te pones celoso?

-¡No estoy celoso!- Draco al fin la miró-. Solo que no logro comprender cómo es que de repente estás llorando por un chico y luego por otro, y luego simplemente sales con el primero que te parezca lindo. Si Albus te vio...

-Si lo hizo- respondió-. Pero a él no debería interesarle lo que hago o con quién salgo- inconscientemente sus puños se cerraron con más fuerza-. Además él estaba con esa chica Thomas. Y ella está loca por él. Y él quizá por ella- apretó los labios-. Si él puede verla yo puedo ver a Terence. No es como si fuéramos novios, ni siquiera somos amigos.

Cassiopeia suspiró.

-Creo que mejor me voy.

-No puedes irte- Draco se adelantó hacia ella-. No puedo dejar que te marches así de furiosa. Puedes hacer una estupidez.

-¿Entonces que quieres que haga?

-Siéntate- señaló al piso-. Solo quiero que te calmes.

La rubia asintió y se fue a sentar.

-Lamento haberte gritado- le dijo.

-No importa. Yo... me desespero conmigo mismo continuamente- sonrió de lado-. Y te ofrezco una disculpa por haberme molestado. No tengo derecho a hacerlo.

-Está bien. No importa.

Ambos sonrieron.


-¿Cómo te fue en tu cita?- preguntó Albus a Jason, mientras ambos se ponían el pijama.

-No menciones la palabra "cita" frente a tu prima. Me mataría.

-Claro. ¿Cómo te fue en tu no cita?

-Excelente, en realidad. No diría que fue algo romántico ni nada por el estilo, ni siquiera pienso que hubiera un poco de coqueteo, simplemente charlamos y bromeamos un poco. Bastante de hecho.

Jason rio, recordando alguna broma seguramente. Terminó de ponerse la camisa y fue al baño. Albus abrió su baúl y revolvió en sus cosas hasta dar con un frasquito de cristal, que escondió en su mano y luego, tras subirse a la cama, puso bajo su almohada. Sus demás compañeros aún no llegaban. Comenzó a taparse con los edredones y Jason salió del baño.

-Ya en serio Albus.

-¿En serio qué? No he dicho algo.

-¿Qué piensan los padres de la rojita sobre mí?- Jason se echó boca abajo en su cama, mirando a Albus-. Dime. Dime.

-No sé, Rose habla sobre chismes en casa, pero no sobre sus cosas. No al menos sobre sus ligues.

-¿Soy uno de sus ligues?

-Sabes a lo que me refiero. No quiere que su padre se entere sobre los chicos con los que sale, el tío Ron puede ser algo...- Albus buscaba las palabras correctas-. Sobreprotector. No le gusta que toquen a su "rojita". Pero creo que le caerías bien, eres un Mclaggen, tu apellido es respetable.

-¿Desde cuándo te preocupas por los apellidos?

-No es eso solo... No me hagas caso- Albus se encogió de hombros-. Todo saldrá bien. No es como si estuvieran comprometidos.

-Aún.

-Ya- Albus se dejó caer sobre las almohadas, y entre unos leones de felpa-. Ella te quiere, eso no lo dudes.

-Bueno espero que no olvides mencionarme entre tu familia y decir cuánto la quiero y los miles de sacrificios que estoy haciendo por ella.

-No mencionaré que los miles de sacrificios son las chicas con las que no estás teniendo sexo.

-Eres un amor Potter- Jason se acomodó en su cama-. Bueno, ya es muy tarde, hora de dormir pues esta cara no es así por desvelarse. Oye, ¿me prestas un león? ¿O algo? Me siento solo ahora que no estoy con Rose- dramatizó Jason.

-Solo... no hagas nada raro- le advirtió Albus con voz grave.

-Qué miedo. Anda.

Albus le arrojó a su león de la derecha,Mclaggen lo atrapó y se recostó su cabeza sobre él.

-Hasta mañana Potter.

-Hasta mañana Mclaggen.

Ambos bajaron las cortinas del dosel con magia. Albus, sin embargo, no cerró los ojos unos minutos hasta que escuchó los casi imperceptibles ronquidos de Mclaggen. Le gustaba eso de el rubio, pues no era ruidoso al dormir; cuando estaba despierto claro que sí. Una vez seguro de que Jason estaba dormido, Albus sacó su frasquito y le quitó el corcho, lo llevó hacia su nariz y respiró profundamente.

-Nada más relajante que el perfume de Cassiopeia- pensó el romántico chico-. Eso y saber que Higgs no anda tras de ti. Hasta mañana Cassi.


-¿El guapo Higgs otra vez Cassi?- exclamó Vittoria, preparándose para dormir.

-No. Solo entrenamos.

-Pues díselo a Nott porque estaba furioso.

-Bueno él no puede ayudarme a entrenar- Cassiopeia torció el gesto-. Podría ser buen jugador si quisiera pero el señorito odia sudar.

-Es parte de la imagen.

-Lo sé. Pero Higgs se ofreció y bueno...

-Tuviste que aceptar pasar todo el día con él. Pobrecita- Vittoria hizo un falso puchero-. Como no es alto y musculoso, con esa hermosa sonrisa. Debió ser horrible- recibió una almohada en la cara-. ¡Solo bromeo! Contrólate rubia.

-Pues tú me sacas de quicio.

-Por nada.

-Además nunca fuimos la gran cosa.

-No, solo fue tu primer novio y tu primer beso. No es nada.

-¡Teníamos 14 años!

-Con pasión de alguien de 18- y otra almohada-. Oye me las voy a quedar y no tendrás sobre qué dormir- la amenazó su amiga-. A menos que el guapo Higgs cuente.

-Lo próximo que sentirás será mi puño en tu cara.

-Adelante Malfoy, pagaría por ver eso.

Era Miranda, seguida de las Burke, que rieron levemente.

-Yo pagaría para que te callara para siempre Fawley.

-Bueno inténtalo, ya que siempre presumes de tooodo tu dinero, estoy lista para recibir ofertas.

-¿Escuchaste eso Vittoria? Miranda está mendigando algunos galeones. Parece que ya se ha acabado toda la poca herencia que les quedaba a su familia.

Las mejillas de Miranda enrojecieron, miró con odio a Cassiopeia.

-Quizá no tenga tanto dinero, pero al menos yo no mendigo atención como tú, rubia.

-Ni yo revolcones roja.

-No quieres meterte conmigo Malfoy. O pagarás las consecuencias.

-Claro, me daría alguna enfermedad venérea.

Ambas ya se habían acercado tanto que poco les faltaba para tocar sus narices.

-Creo que ya ha sido suficiente- dijo Vittoria parándose a separarlas-. Cassi, no te rebajes.

-No te metas en esto Zabini. Bueno supongo que es mucho pedir, después de todo los perros siempre saltan a defender a su dueño.

-¡Hasta aquí!

Las Burke intercambiaron una mirada que decía ¿Qué hacemos?

En el suelo, dos chicas rodaban, tomadas de los cabellos, de la ropa, de donde pudieran. Otra estaba en el piso, pues cuando su mejor amiga se lanzó a defenderla la arrojó hacia un lado.

-Carajo- masculló Vittoria antes de ponerse de pie de un salto-. ¡Dale más fuerte Cassi! ¡Es decir ya suéltala!

-¿ESO ES SANGRE?- gritó una de las Burke.

Vittoria se lanzó a agarrar a Cassi... o a la que pudiera.


Y aquí otro capítulo.

Ya veremos cómo les va a las chicas jejeje. ¿Habrá un segundo castigo?

¿Les ha gustado la participación de Dominique? La verdad es que me gustó escribir sus partes, tan cínica :'D

Higgs fue el primer novio de Cassiopeia, ¿será parte de la competencia por el amor de la rubia?

Y ya veremos cómo reacciona Draco al saber sobre la pelea de su hermana menor. Más de su historia en el siguiente capítulo.

XOXO