Gracias a todas las personas que comentaron este fic, que leyeron hasta el final.
Los quiero!
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Hermione caminó sintiendo todas las miradas sobre ella, pero la única en la que se percató fue en la de Harry, quien estaba parado al final de la pasarela con un esmoquin negro que se le veía de maravilla.
Harry la observó con el corazón acelerado, Hermione se veía hermosa con aquel vestido blanco y largo. Sonreía, le sonreía a el. Todavía le costaba asimilar que ella era suya, y que a partir de ese momento, iban a estar mas unidos que nunca.
Cuando su chica llegó a el, Harry tomó su mano con delicadeza y la miró a los ojos.
-Te ves hermosa Hermione -murmuró observando aquellos ojos brillosos que amaba tanto.
Y cuando los minutos pasaron y dijeron los correspondientes "Acepto", se dieron un gran beso, mientras todos sus familiares y amigos aplaudían emocionados.
La fiesta explotó, la música estaba a todo volumen y los invitados se movían con alegría, algunos ya descalzos por el dolor de los zapatos.
Hermione no podía dejar de reírse. El champagne ya había comenzado a hacer efecto.
Nunca se había divertido tanto en su vida. Miró a su reciente marido a los ojos, el también estaba riéndose mientras daban vueltas y vueltas en un baile extraño.
Harry miró a su esposa, verla sonreír así, mas feliz que nunca le daba una gran satisfacción. Se veía realmente hermosa en ese vestido blanco, con los mechones de cabellos salidos de su peinado por haber bailado por horas...
Harry la pegó a su cuerpo en un baile mas íntimo, los ojos marrones de su mujer se enfocaron en los suyos, en una mirada tan pasional que supo que no iban a durar mucho mas en la fiesta.
-Harry... vámonos de aquí -murmuró la chica muy cerca de su boca.
Harry asintió.
Hermione había dejado a James a cargo de sus padres solo por una noche, el pequeño solo tenía cinco años, por lo que, no podía pasar mucho tiempo lejos de sus padres.
Los dos novios salieron de la fiesta sintiendo sobre ellos las miradas curiosas.
-¿Lista? -preguntó el tomándola de la mano.
-Lista.
Ambos se tele transportaron a una pequeña cabaña.
-¿Qué es esto? -preguntó Herms acercándose a una de las ventanas. Estaban en la playa, el mar se veía azul reflejado por la luna.
Hermione miró a Harry con una sonrisa totalmente curiosa.
-Pensé que iríamos a casa...
-¿Qué clase de esposo sería si pasáramos una noche normal en casa? -preguntó abrazándola desde atrás.
Hermione rio.
-Me ha tocado el mejor esposo del mundo -murmuró mientras Harry besaba su mejilla.
-Quiero sacarte este vestido -masculló mientras bajaba sus besos por su cuello.
-Y también un esposo pervertido.
-Yo no soy pervertido -se defendió riendo.
-Claro que sí.
Las manos de Harry se colocaron en el largo vestido de Hermione, y bajaron el cierre lentamente hasta que la prenda cayó al suelo.
Los ojos lujuriosos de Harry se posaron en la suave espalda de su esposa, quien no llevaba sostén, solo unas delicadas braguitas blancas.
Harry se pegó a ella, abrazándola desde atrás, y Hermione dejó soltar un suave gemido, amaba las manos tibias del mago, en especial cuando la acariciaba de esa forma, como si fuera la cosa mas sexy del mundo.
Desde que James había comenzado a tener miedo por la noche y se pasaba a la cama de ellos, los encuentros sexuales entre ellos habían disminuido drásticamente. Ambos estaban deseosos de saciarse y sentirse, por lo que, cada caricia tenía el doble de efecto.
Los dedos de Harry, fueron a los pechos de Hermione y juguetearon con estos suavemente, haciendo que la bruja se removiera deseosa de mas.
-Nunca me cansaré de tocarte... -susurró el chico en su oído mientras una de sus manos bajaban y se metían debajo de sus braguitas.
Herms cerró los ojos y soltó un suspiro de satisfacción. Los dedos de Harry se movieron con urgencia en aquella zona, motivados por la humedad que el le provocaba.
La chica giró quedando frente a frente con el, sus manos rápidas le arrancaron la camisa con fuerza, para poder sentir su piel contra la suya.
Harry se deshizo de toda su ropa en un parpadear, y cuando sintió los pezones de su esposa contra su pecho, no pudo entender como ese simple contacto lo excitara tanto.
Hermione tomó su rostro, mirándolo fijamente a los ojos, y lentamente se acercó, iniciando el fogoso besuqueo.
La chica se apretó contra Harry, moviendo su feminidad contra su erección. Harry gruñó y colocó sus manos en sus braguitas.
-Sácate esto -le ordenó.
-No, te haré sufrir un poco mas -murmuró ella volviéndolo a besar sin dejar de lado aquellos movimientos que volverían loco a cualquier hombre en la tierra.
Poco tiempo después, ambos estaban en la habitación, en la cama, Hermione sobre el, dominando la situación, deleitándose con los jadeos constantes de Harry, quien la miraba con tanto deseo como en la primera vez. La bruja siguió moviéndose a pesar de las quejas de su esposo, mordisqueando sus labios, lamiéndolos suavemente, mientras sus falsas embestidas lo hacían poner mas duro.
-Hermione... basta -gruñó el chico rodando hasta quedar sobre ella.
Hermione no pudo evitar una sonrisa.
Harry le sacó las braguitas rápidamente y se colocó entre sus piernas sintiendo esa presión incómoda que parecía que en cualquier momento iba a explotar.
Hacía tanto que no podían hacer el amor en paz como ambos tanto querían, por lo que, Harry no lo pudo soportar mucho y la penetró con fuerza, mientras Hermione se aferraba a la sabana inmersa en un placer delirante.
-Muévete Harry -le pidió ella.
Harry comenzó a moverse como tanto quería, sus embestidas cada vez fueron mas rápidas y con mas fuerza, mirándola con deleite, viendo como se movía debajo de el, como sus pezones se hinchaban, como gemía con esos labios entre abiertos...
Hermione estaba tan mojada, la sensación era gloriosa, la mente de Harry divagó siendo solo capaz de sentir, eliminando cualquier pensamiento coherente de su cabeza.
Hermione enredó a Harry con sus piernas mientras este volvía a besarla en la boca con fervor. Las manos del mago se colocaron en el trasero de la chica para penetrarla mas profundamente, provocando gemidos mas intensos de parte de ella.
Hermione no tardó mucho en liberarse, Harry la observó totalmente sumergido en ella, observó su expresión sexy, su suspiro aliviado, su cabello despeinado y eso fue suficiente para dejarse colapsar el también.
Ambos cayeron en la cama jadeantes. Cuando sus miradas se encontraron comenzaron a reír, sin tener ninguna razón, simplemente estaban demasiado felices.
-Te extrañaba -murmuró Hermione llevando una mano a la mejilla de Harry, este sonrió -Hoy fue un día maravilloso... te amo tanto... -suspiró.
-¿Te gustó?
-Me encantó.
-Compré esta casa para que podamos tener un tiempo a solas aunque sea una vez a la semana... -dijo pícaro, disfrutando de la expresión atónita de Herms.
-¿Compraste esta cabaña?
-Si...
-No lo puedo creer Harry, ¡debe haber salido una fortuna!
-No fue para tanto, nos merecemos esto.
Hermione sonrió.
-¿Una vez a la semana quieres venir aquí? -preguntó dudosa -¿y James?
-Ya hablé con George, el también quiere tiempo con Angelina a solas, asique quedamos en que el fin de semana nos turnaremos, el pequeño Fred vendrá a casa los viernes a la noche, y James irá a dormir a la casa de Fred los sábados por la noche.
-¿Crees que James esté a gusto?
Harry rio.
-Claro que si, ¿todavía no has visto como se comportan Fred y James cuando están juntos? Realmente me da miedo lo que podrían llegar a hacer en Hogwarts.
Hermione rio.
-Por Merlín, estoy segura que James se meterá en muchos problemas. Dime que escondiste bien la capa y el mapa del merodeador Harry.
-Están en un lugar seguro, lo prometo -dijo con una sonrisa atrayendo a su esposa divertido.
-Eso espero Potter, porque si James llega a encontrar el mapa de su abuelo te mataré, ¿entendiste?
-Si, si, si.
Años después...
-¡James! -gritó una pequeña niña de cabello castaño y despeinado mientras perseguía a su hermano en el jardín inútilmente -¡Dame mi muñeca!
James observó la muñeca con una mueca.
-Creo que la usaré para un experimento -dijo con una sonrisa maliciosa.
-¡No! ¡Mami!
Hermione levantó la mirada de su preciado libro y fulminó a James con la mirada.
Harry miró a su esposa con una sonrisa, amaba verla enojada.
-¡James Potter! -gritó -¡Devuélvele la muñeca a tu hermana!
James suspiró y le entregó la muñeca a su hermana.
-Estoy aburrido... -se quejó.
-En tres días entrarás a Hogwarts James, asique tranquilízate -dijo su padre observando un diario.
-¡No puedo esperar tanto! ¡¿Por qué no empieza antes?!
Harry sonrió. Entendía perfectamente esas ansias por experimentar Hogwarts.
-Falta poco hijo, todo a su tiempo...
-Yo también quiero ir a Hogwarts -se quejó la pequeña Lily con los brazos cruzados.
-A ti te faltan cinco años todavía -dijo James con una sonrisa burlona.
-¡Papi yo quiero empezar ahora!
-No se puede hija, eres muy pequeña -dijo su padre con ternura.
-¡No soy pequeña!
Harry dejó el diario y se levantó, caminó hasta su dulce hija y la tomó entre sus brazos, la levantó y la lanzó al aire haciéndola reír a carcajadas.
-Eres la pequeñita de tu padre, ¿entendiste? -le preguntó con una sonrisa.
James miraba la escena como si fuera ridícula. Harry dejó a Lily en el suelo y tomó a James para jugar de la misma manera, al principio su hijo se quejó diciendo que era mayor para esas tonterías, pero no tardó mucho en inundar el aire con su risa.
Hermione miraba la escena conmovida, sintiendo que tenía la mejor familia del mundo.
No podía pedir mas. Tenía todo.
-¡Los Weasley han llegado! -se escuchó la voz alegre de Ron desde afuera.
Harry caminó con una sonrisa hacia la reja, y le abrió a sus amigos.
Ron y su esposa entraron, seguidos por sus tres hijos, Thomas, Margaret y Dave; y luego George y Angelina con su hijo Fred.
Los niños mas pequeños rápidamente se reunieron y comenzaron a jugar. Por su parte, Fred y James comenzaron a conversar, y por un momento se perdieron de vista.
Hermione y Harry colocaron una mesa en el jardín con mucha comida. Los Weasley se sentaron junto a los pequeños y comenzaron a disfrutar las delicias preparadas por el matrimonio.
Hermione abrazó a Harry, mientras veía a la familia conversar animadamente, había un gran bullicio, griterío, risas, el almuerzo era un desorden, pero eso no le importaba, Hermione sonrió apoyando su mejilla en el pecho de su esposo.
-Soy demasiado feliz...
Harry sonrió.
-Yo también... hemos formado una gran familia, ¿no te parece?
Hermione rio, y luego le dio un corto beso en los labios. Al mirar otra vez hacia la mesa, se dio cuenta de dos ausencias.
-Harry... ¿has visto a James y a Fred?
-No...
-¿Dónde se habrán metido ahora estos dos?
-¡Te digo que es verdad! -exclamó James perdiendo la paciencia mientras Fred lo seguía por las escaleras -Ya lo verás.
Fred y James entraron a la oficina de Harry, el niño buscó una llave que estaba escondida debajo de una planta y abrió el cajón del escritorio de su padre.
-¿Ves? Te lo dije -dijo James triunfante.
En el viejo cajón se veía un viejo pergamino y la capa de invisibilidad.
James tomó la varita de su padre y dijo con una gran sonrisa:
-Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.