Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima.
Advertencia: OoC. AU. Crackshipps.


.

Capítulo III

Si tú deseas

.

Sin embargo, Juvia todavía tenía el tobillo inflamado. No pudo estar de pie ni siquiera por unos segundos, y de inmediato fue a parar a los brazos de Natsu. Happy había desaparecido de la nada.

Él hizo una mueca, aparentemente apenado.

—Es cierto, no estás bien —recordó—. Disculpa, debí acordarme. Mirajane me matará.

Juvia se sintió culpable de la expresión llena de terror del muchacho. ¡No era su culpa! Juvia tampoco recordaba que su tobillo estaba en mal estado. De todas formas nadie podía enterarse, menos la tal Mirajane que al parecer era un persona terrible.

—No te preocupes, no pasa nada —murmuró en respuesta.

Natsu suspiró.

—Venga —la acercó a la cama y la sentó. Ya que esta estaba compuesta por dos grandes baúles era lo suficientemente alta como para que su pie no tocara abajo—. Supongo que tendré que esperar —frunció los labios—. Me hubiera gustado mostrarte el gremio...

—Tal vez cuando pueda estar de pie aunque sea por unos minutos —dijo la chica.

—Pero eso también podría hacerte daño y a menos que puedas levitar o volar como Happy... —entonces lo vio sonreír enormemente— ¡Tengo la solución!

Juvia no se dio ni cuenta cuando se vio obligada a agarrarse del cuello de Natsu, pues sin previo aviso la había tomado como cuando decidieron llevarlos ahí. Se sintió muy avergonzada y sus mejillas se calentaron, era la segunda vez que él la tomaba de esa manera. El cuerpo del chico se sentía muy fuerte y tibio contra la nada abrigadora ropa que llevaba, y sus manos la sujetaban fuerte pero gentil.

—Te llevaré así hasta que puedas caminar por ti misma —dijo sin quitar su sonrisa.

—Pero...

—Te presentaré a cada uno de mis amigos —exclamó con emoción, saliendo de la habitación cuidando que no se golpeara el pie.

[I]

—¡Gray!

El muchacho se giró hacia la enrojecida rubia al ser llamado, y luego una bola hecha de prendas se estrelló en su cara.
Eso fue lo primero que Juvia vió, reconociendo a dos de los que iban con Natsu la primera vez.

—¡Gracias Lucy!

—D-deja de sonreír como un tonto y ponte algo —murmuró pasando por su lado y dirigiéndose hacia donde estaban ellos. Recién a mitad de camino los notó y su expresión cambió, primero a felicidad, luego a enojo.

Con el ceño fruncido se acercó más rápido y le dio una colleja a Natsu, teniendo el cuidado de no pasarla a llevar.

—¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡Debe recuperarse de su tobillo y lo primero que haces es sacarla! —reprendió.

Natsu chasqueó la lengua, incapaz de sobarse el lugar afectado, pues si lo hacía ella podría caer.

—Pero Lucy...

—¿Pero qué, qué tienes que decir? —se cruzó de brazos.

—Podía sentirse sola.

—Mirajane iría a revisarla, y simplemente podías bajar cada vez que quisieras verla.

—Pero no conoce el lugar.

—Es lo de menos si no puede ni caminar.

—Pero debe conocerlo para cuando pueda hacerlo.

Lucy estaba claramente perdiendo la paciencia, y Natsu estaba a punto de perder la cabeza. Respiró hondo y finalmente relajó su expresión.

—Vale —la miró a ella—. Natsu nos comentó que tu nombre es Juvia, como quedaste inconsciente al poco tiempo no pudimos presentarnos. Mi nombre es Lucy Heartfilia, espero que te recuperes pronto —sonrió.

Juvia estaba francamente sorprendida por su capacidad de controlar sus emociones, y feliz de que fuera tan amable con ella. Su sonrisa era muy bonita y cálida, casi como la de Natsu.

—G-gracias señorita Lucy. Es un placer.

Al oirla, inmediatamente se sonrojó.

—N-no me llames así, debemos tener casi la misma edad —rió avergonzada, y miró de reojo un momento al notar movimiento a su lado. Gray había ido hacia ellos, ahora con ropa—. Supongo que te gustaría más estar acá fuera —Juvia simplemente asintió—, bueno, entonces deberías sentarla.

Natsu se percató de que le estaba hablando a él, y al instante enarcó una ceja.

—Pero quiero que conozca el barco, y a todos.

De camino a la salida habían pasado por lugares como la cocina y un baño de los muchos que dijo que había, y entre tanto le había comentado que era un barco (Juvia agradeció la aclaración, pues nunca había estado dentro de un barco. Solía verlos de lejos, muy lejos) construido por el padre del maestro y sus amigos.

Lucy rodó los ojos por las palabras de Natsu.

—Venga, de todas formas harás lo que quieras.

—No sé ni siquiera por qué te molestas —sonrió Gray.

Natsu frunció el ceño y los labios, comprendiendo la burla en las palabras del de cabello negro.

—Cierra la boca.

—Oblígame, estúpido.

—Gray, basta —Lucy puso una mano en el pecho de Gray, deteniendo su movimiento hacia adelante y de paso evitando que pudiera siquiera rozar el pie de Juvia. Cuando se dio cuenta de que había estado a punto de probablemente provocarle un fuerte dolor, cedió, obedeciendo a su compañera—. Mirajane estaba en su habitación, probablemente suba en unos minutos. Regresa antes de que ella tenga razones para llenarte los cortes de alcohol cuando estés herido —suspiró.

—Sí, mi señora.

Gray y Lucy desaparecieron de su vista cuando Natsu giró y comenzó a caminar a lo que parecía un pasillo por los costados del barco. Miró por sobre el hombro de él, y se encontró con Lucy que golpeaba ligeramente el brazo de Gray mientras éste reía.

El ambiente entre esos tres era muy agradable a pesar de que Lucy se notaba bastante airada o preocupada en un principio con la idea de Natsu de sacarla. Pero ahora volvía a reír. Juvia pensaba que ella era muy bonita, con su cabello liso y sus grandes ojos café.
A pesar de que Gray no había hablado casi, parecía bastante considerado. Esperaba que todos fueran como ellos y Natsu.

—En los costados tenemos las armas, sólo las usamos en caso de tener que luchar o para salir a completar una misión —habló—. En general todo es muy seguro, pueden quedarse aquí si lo desean, o si no tienen dónde ir en tierra —la mirada que le dirigió le indicó que no hacía falta que le comentara sobre la forma en que ella y Gajeel estaban viviendo, él se hacía una idea muy acertada sobre eso.

—Pero... No tenemos dinero...

Natsu soltó una risa, encontrando adorable su aclaración. No se habrían arriesgado a robar si lo tuvieran, y eso era lo de menos.

—¿Conoces el funcionamiento de los gremios?

Juvia negó con la cabeza.

—Verás... —Natsu dirigió su mirada a una pequeña saliente a una orilla que bien podía funcionar de asiento. Dejó a Juvia ahí y se sentó a un lado para poder explicarle mejor— En un principio, hay diferentes tipos de gremio. Están los terrestres, los navales, y los aéreos. Muchas veces el gremio es una forma de vivir sin que te falte nada, puesto que es tan simple como completar misiones y con ello ganar tu comida, cama, y algo de dinero para vestimenta. Otros se unen por diversión, en busca de aventuras y peleas. Y un sinfín de razones, en realidad —se tomó un momento para pensar—. Nosotros somos el primer tipo, para personas que no tienen dónde ir y buscan algo.

—¿Qué busca usted, Natsu?

Se sintió descolocado por la forma de hablarle que tuvo, pero le restó importancia. Natsu le dedicó una sonrisa, le respondería con gusto, puesto que aunque muchos solían pensar que bromeaba sobre ese tema; él se sentía muy orgulloso al mencionarlo.

—Busco a mi padre —dijo—. Él es... Uno de los siete primeros piratas, quienes crearon el Heptágono de Leviatán.

Juvia sí sabía qué era el Heptágono, así era llamada la organización de los piratas. Era, como su nombre indicaba, comandada por siete personas de grandes cualidades. Y su más importante principio era la hermandad y lealtad. Por el mundo corría el rumor de que los siete se habían vuelto inmortales y escondido en un lugar al que nadie podía llegar, luego de conseguir el agua de la vida eterna.

Más allá de eso Juvia no tenía idea.
Pero estaba perfectamente consciente de que, probablemente era una locura. Hasta donde todos sabían eso eran puros cuentos, y la única realidad era que alguna vez aquellos siete hombres existieron, dando origen a la hermandad.

—¿Hay algo que tú busques, Juvia?

Apartó la mirada, no segura de contarlo. Era importante y a la vez un tanto vergonzoso para ella, aunque si Natsu le había respondido, contestar era lo mínimo que podía hacer.

—Un hogar, a quienes poder llamar familia.

Natsu la vio taparse el rostro ligeramente con la mano, aunque no sabía por qué. Le parecía una meta o un deseo bastante bueno y lindo. Y si ella así lo quería, eso podía arreglarse.

—Ven acá —dijo poniéndose de pie y tomándola una vez más entre sus brazos. Ni siquiera le dio tiempo a preguntar a dónde iban (muy lejos no, considerando que estaban navegando), pero la sonrisa en el rostro de Natsu no se quitaba y eso le daba un poco de tranquilidad. Parecía bastante seguro en lo que hacía—. Te llevaré frente al maestro.

La miró fijamente un momento, hasta que tuvo que subir las escaleras al final del corredor. Antes de comenzar a subir su sonrisa menguó, pero no dejó de transmitir el mismo sentimiento.

—Si tú quieres podrías unirte a Fairy Tail, Juvia.