Tainting the Roses Red
Por Child of the Ashes
Capítulo Trece
Algunas veces, tenemos el sueño correcto en el momento equivocado. Algunas veces no hay final feliz. Y algunas veces... sólo tienes que patear al destino donde duele y hacer tu propio camino. Solo no esperes demasiado. Te sorprenderás de cómo incluso mucho tiempo se puede agotar...
Orihime despertó esa mañana con las palabras de despedida de Rangiku en su mente. No había duda de la verdad en esas palabras. Sabiduría como esa era una cosa ganada difícilmente y Orihime sabía que no la desperdiciaría.
Ella había querido preguntar a otra mujer sobre eso; se había preguntado qué había pasado para hacerla decir eso como si ella supiera, pero mientras estaban despidiéndose, no lo había hecho. No era su lugar. No era cortés recoger recuerdos que no eran tuyos y examinarlos.
Había sonreído y dejo que Rangiku bajara por los escalones de su apartamento. De vuelta a otro mundo, de vuelta a su aparente suministro interminable de sake anestésico. Había ayudado a cimentar algo en la mente de Orihime.
Ella no quería estar sola más de lo que tenía que estar.
Se dio vuelta en su cama para ver el libro encuadernado rosa que descansaba en su mesita de noche. Estaba lleno de gatitos y páginas marcadas, porque Orihime era—o había sido—una buena estudiante.
No podía creer lo mucho que no sabía sobre las relaciones; especialmente cuánto trabajo tenías que poner en ellas. Lenguaje corporal, qué decir, cómo actuar... y luego estaba la batalla constante de los sexos...
¿Por qué nadie le había dicho eso antes?
Realmente había fallado en ser una mujer. Había estado defraudando a todos y ni siquiera se había dado cuenta...
Sacudió su cabeza con ferocidad.
No había tiempo para sentarse a llorar cuando había tanto por hacer. Esa era la Orihime de ayer. Hoy ella no tenía el lujo de sentarse sintiendo pena de sí misma. Tenía un hombre que atrapar.
Azotó sus esponjosas cubiertas de vuelta con un meneo. ¡Ella tenía que hacer esto por las mujeres en todas partes! Ahora era el momento de ser fuerte... ¡Ahora era el momento de hacer su movimiento!
Saltó sobre sus pies, motivada, sólo para gritar cuando se encontraron con el suelo helado.
Cierto... pero primero lo primero...
Número uno... calcetines.
Escavó en sus cajones hasta que encontró un par de calcetines blancos y esponjosos y se los puso.
Número dos... salvar el mundo del estereotipo masculino impuesto. No es que ella tuviera alguna idea de cómo iba a hacer eso, pero estaba siendo optimista de que se presentaría la oportunidad adecuada.
El tres era Kurosaki-kun.
Orihime vaciló un momento antes de reprenderse a sí misma.
Era bastante fácil. O al menos, había sonado fácil cuando lo había practicado la noche anterior. Y de verdad, ¿cuán difícil podría ser? Todo lo que se suponía que debía hacer era llamar su atención y luego mantenerla. Asintió con determinación. Todo sonaba bastante simple.
Vagó en su armario y emergió con un atuendo cuidadosamente seleccionado. Arrugó la nariz ante ello. Rangiku lo había escogido anoche y ella no lo entendía. El uniforme escolar de Orihime era más revelador que esto y aun así, ella había insistido que este haría que Ichigo 'se sentara a tomar nota'.
Lo que sea que eso signifique...
La mujer mayor había escogido todo lo que Orihime estaría usando por el próximo mes, incluso aunque ella había tratado de negarse, diciendo que podía arreglárselas. Rangiku había parecido ofendida y había hecho cosquillas a Orihime sin sentido hasta que ella finalmente se había sometido.
Inclinó su cabeza mirando su nuevo armario organizado.
Algunas veces, Rangiku era una invasiva. (1)
Inoue tiró de las ropas y se miró en el espejo. Y todavía no lo entendía. No es que no se hubiera sentido aliviada ante la modesta elección, pero había pensado que Rangiku habría sido más frívola. En su lugar, se puso un suéter azul brillante y un par de capris. Perfectamente decente.
Suspiró, resignándose a que esto sería una de esas cosas que ella simplemente no entendía.
Volviéndose hacia su aparador agarró un cepillo y lo pasó a través de su cabello antes de mojarlo ligeramente en algún perfume que Rangiku había encontrado alojado en una caja en el fondo de su armario. Honestamente Orihime había olvidado que estaba allí, normalmente no usaba esencias, pero una vez más, Rangiku estaba indignada.
Ella suspiró. Había habido mucho de eso la noche anterior...
Mirando el reloj, Orihime jadeó. Llegaría tarde. Girando localizó sus zapatos y se los puso saltando de pie en pie y salió por la puerta.
Ichigo caminó por la puerta de la Urahara Shouten. Había estado esperando alcanzar a Orihime antes de la reunión, pero parecía que ella estaba llegando tarde. Resistió el impulso de revisar su reloj de nuevo. No haría ningún bien. Hace tiempo que había decidido concentrarse en su presión espiritual e incluso si no era el mejor en ello, sabía que ella estaba en camino. Se dio vuelta ante el leve sonido de pisadas corriendo a través de la puerta y perdió su ceño fruncido.
Subiendo el sendero estaba Inoue, sólo que no exactamente como estaba acostumbrado a verla. Su mente se centró en la diferencia sin su permiso consciente.
Su ropa era un poco más apretada de lo que ella normalmente usaba.
Él parpadeó notando que su suéter ligero parecía adherirse a su ahora evidente forma curvilínea, y cuando ella surgió por el camino, sus ojos cayeron en el fascinante rebote de sus—
Ichigo volvió sus ojos de vuelta a su cara y cerró su mandíbula; seguro que estaba ruborizándose hasta la punta de su cabello. En algún lugar dentro de él, sintió a su hollow animándose, finalmente interesado en algo que Ichigo estaba haciendo. Aclaró su garganta tratando de encontrar su voz, todos los pensamientos de la conversación privada hechos a un lado. Escuchó, más de lo que vio, que se detuvo delante de él, porque él no había estado mirando.
"¿Kurosaki-kun...?"
Notando la pregunta en su tono, se atrevió a echar un vistazo.
Ella se movió de donde esta, y él se dio cuenta de que sus extrañas acciones la habían puesto nerviosa. Pateándose mentalmente, se dispuso a ponerla de vuelta a gusto. Todo este asunto había sido su culpa de todas maneras. No había razón para que ella se sintiera más incomoda de lo que ya la había hecho sentir.
"Inoue. Uh, estás aquí..." Gruñó mentalmente. Tan patético...
Ella le respondió de todas maneras.
"Sí... lamento llegar tarde. ¿Has estado esperando mucho tiempo?" Ella lo miró con timidez, mientras alizaba su falda por encima de sus caderas. Él era vagamente consciente de que sus ojos estaban siguiendo el camino de sus manos.
Ante su nerviosa inquietud, se sintió como un imbécil de nuevo. Ichigo sacudió su cabeza, tratando de aclarar los pensamientos inesperados.
¿Cómo había logrado que esto funcionara...?
Ella ni siquiera estaba haciendo nada y aquí él estaba comiéndosela con los ojos como algún tipo de pervertido. No estaba bien... especialmente, después de que él la había echado así. Él no tenía que tener ese tipo de pensamientos. No era justo para ella. Pero entonces otra vez... nada de esto había sido justo para ella.
Dejó escapar un suspiro. No importa si todos estaban esperándolos. Era hora de arreglar esto.
Él la miró, enfocando sus ojos con cuidado en su rostro y sólo su rostro. "Mira... sobre el otro día, Inoue. Realmente lo—"
"No tienes que hacer eso." Dijo ella interrumpiéndolo, causándole detenerse en seco.
¿Huh? ¿Ella no quería que se disculpara? Pero... él había sido un idiota...
Ella le dio otra sonrisa y él pensó que se veía vagamente misteriosa. Ichigo tragó saliva. Aunque, si ella estaba ofreciéndole algún tipo de indulto, tal vez él no debería estar cuestionandola. Tal vez, debería estar agradecido de que ella fuera una persona tan tolerante.
Aún así... Sintió como si le debiera algo.
Pero ella no estaba esperándolo.
Parpadeó dándose cuenta de que ella ya había entrado a la tienda, dejándolo caminar tras ella. Frunció el ceño a su espalda, preguntándose si estaba siendo ignorado o sólo estaba imaginándolo. Una vez más sus ojos cayeron al suave balanceo de sus caderas antes de que pusiera pensar en detenerlos.
Se golpeó una mano sobre sus ojos y soltó un suspiro frustrado, tratando de bloquear los comentarios apreciativos en el fondo de su cabeza.
¿Qué pasaba con él hoy?
Él no iba a comenzar caerse por todas partes cada vez que ella estaba cerca sólo porque habían tenido un beso, ¿o sí? De ninguna manera. Él no pasaba su tiempo mirando lascivamente a las mujeres, maldita sea.
Respiró profundamente antes de ir tras ella en la Shouten.
Urahara Kisuke daba vueltas a su abanico, observando a Ichigo echando miradas furtivas a Orihime a través de la mesa, mientras que ella estaba sentada aparentemente ajena al otro lado.
Vaya, vaya... ¿no suele ir esto al revés?
Observó al grupo de sus jóvenes compañeros sentados alrededor de la mesa. Habían estado teniendo un par de meses difíciles por el sonido de ello, e incluso la apariencia generalmente severa del quincy estaba algo afectada.
Haciendo un mueca, observó a Rukia acariciando ligeramente la cubierta de su amado buscador. Ese tipo de obsesión no podía terminar bien... Anteriormente él había cometido el error de calculo al sugerir que simplemente lo reemplazara. Ella había respondido que la única manera en que renunciaría a su buscador sería metiendolo en su—lugar... que él necesitaría a toda la cuarta división y al escuadrón de kido para sacarlo...
Ella levantó la mirada y él captó la letal y ligera mirada maníaca en sus ojos. Sintiendo un escalofrió por su espina dorsal, rápidamente se movió.
Yatsutora estaba acariciando una pequeña criatura blanca, sólo que la suya pasaba a estar en la forma de un pequeño, esponjoso y manchado gatito. Pendía de sus garras de una enorme mano, hasta que Chad lo recogió en la otra y lo sostuvo cómodamente cerca de su pecho. Él negó con su cabeza mientras observaba al gigante acariciar su cabeza con un enorme dedo.
Después estaba Ichigo, quien parecía estar prestando poca atención a la conversación como todos los demás, a parte de Uryu, quien de alguna manera se las arreglo para llevar todo el intercambio con una sola mano. En el momento, los ojos ámbar miraron por encima a una perfectamente compuesta Orihime Inoue. Kisuke lo miró moverse incómodamente antes, apartó deliberadamente la mirada de ella de nuevo.
Arqueó una ceja, preguntándose qué podría haber provocado su pequeña inversión de papeles.
Parecía que estaba desinformado.
Frunció el ceño confundido. Odiaba estar desinformado.
Suspiró e inclinó su cabeza hacia un lado, porque de verdad, sólo había una cosa que podía hacer cuando se enfrentaba a una situación potencialmente entretenida como ésta.
Resistió el impulso de cacarear y tamborilear sus dedos; en lugar de eso, tomó su abanico y lo abrió delante de su cara, escondiendo una sonrisa amplia. Como con cualquier experimento, el primer paso era construir una teoría; luego probar esa teoría y analizar los resultados... y si eso no funciona, por lo general algunos golpes bien colocados con un gran palo siempre tiene algún tipo de reacción.
Aunque, si él estaba siendo honesto consigo mismo, ya sabía que dado que se trataba de Kurosaki, probablemente debería comenzar con el palo. Su sonrisa se amplió detrás de su abanico antes de que lo cerrara, atrayendo la atención de vuelta a él mismo.
Cinco pares de ojos parpadeantes se volvieron hacia él, y sólo por un segundo sus miradas de inocente curiosidad picó en su consciencia...
Entonces, recordó que estaría vivo por mucho, mucho tiempo y que también era muy propenso al aburrimiento. Siempre era mejor tomar su diversión de donde pudiera obtenerla.
Ichigo se sentó frente a la mesa de Urahara y se preguntó, no por primera vez, cómo era que el hombre siempre lo dejaba sintiéndose como si acabara de realizar una serie de pequeñas respuestas pre-condicionadas. No era que no confiara en él, en realidad confiaba en él más de lo que era comúnmente considerado sabio, pero de vez en cuando el hombre podía ser absolutamente sospechoso.
Como ahora, por ejemplo...
"Y déjenme adivinar... Todos ustedes quieren saber si yo tengo algo que ver con todos esos ataques de hollow." Golpeó su abanico en su barbilla y luego les dio una sonrisa inocente, imperturbable cuando sus miradas se volvieron sin expresión. "Seguramente, saben que tengo mejores cosas que hacer todo el día, que espiarlos a ustedes... Simplemente soy un respetable y simple—"
"Semi-respetable" Interpuso Rukia.
"—semi-respetable, atractivo, y humilde tendero. Me temo que mi tiempo no me permite—"
Ichigo sintió que estaban en peligro de perder el control de la situación.
"Muy bien, ya." Él interrumpió. "¿Tienes algunas ideas?"
Kisuke lo observó pensativamente. "Tal vez."
Fue Rukia quien respondió, la impaciencia escapando de su voz. "¿Y te importaría compartirlas...?"
Ichigo observó el intercambio con solo medio interés. Si Urahara dice que no estaba detrás de esto, entonces probablemente estaba diciendo la verdad. Pero, maldita sea... eso significa que todavía había algún tipo de psicópata trastornado en algún sitio.
El mismo psicópata que había golpeado a Inoue.
Apretó sus dientes, determinado a no pensar en ello. Incluso semanas más tarde su hollow todavía terminaba en ataques; todavía derrumbaba las barreras cuidadosamente colocadas.
Sintió el más leve roce de una mano en su pierna, antes de que pequeños dedos se envolvieran alrededor de su rodilla y apretara.
Ichigo saltó violentamente, golpeando sus rodillas en la mesa, mientras los dedos golpeaban un sitio en su cuerpo que era innegablemente cosquilloso. Sintió algo que sonaba angustiosamente como un cruce entre un grito y una risa nerviosa que salía del fondo de su garganta.
Todos se volvieron ante su reacción.
Se sonrojó y apenas luchó con la intensa necesidad de mirar a la chica junto a él.
Uryu fue el primero en recuperarse. Presionando sus gafas hacia arriba en su nariz, torció su boca. "¿Tienes algo que decir, Kurosaki?"
Habiéndose desconectado de la conversación hace algún tiempo, Ichigo no estaba muy seguro de lo que estaban hablando. "Cállate, bastardo."
Se dio vuelta para ver al tendero rubio siguiendo sus movimientos con interés y trató de aplastar el deseo de moverse nerviosamente bajo la mirada calculadora, pero Urahara se volvió hacia Orihime. "Creo que me gustaría conocer a esta pequeña tutora tuya, Inoue-san."
La chica junto a él pareció sacudirse. "...¿Yuri-chan? ¿Por qué?"
"Sólo curiosidad... En cuanto a los otros incidentes, los ataques de hollows y esas pequeñas diversiones, sin mencionar el asalto a tu amiga, es muy probable que descubramos que esas cosas están conectadas."
Uryu se inclinó hacia adelante. "Eso es un gran salto, ¿no crees?"
Kisuke lo miró parpadeando luego continuó en un diferente tramo. "Por ahora sin embargo, parece que debes tener cuidado, Inoue-san. Si de hecho has atraído la atención de esta criatura o criaturas, tal vez ya sepa dónde estás..."
Ichigo levantó la cabeza de golpe.
"¿Qué?... ¿Ten cuidado?" él entrecerró sus ojos peligrosamente. "¿Ese es tu concejo...?"
Los ojos de Kisuke brillaron con malicia. "Supongo..." Arrastró las palabras. "... ella podría ser vigilada—"
Orihime agitó sus manos. "No quiero ser ningún problema."
"No seas ridícula." respondió Ichigo. "¿Qué vas a hacer si ellos vuelven?"
Ella metió un dedo bajo su barbilla.
Kisuke se precipito.
"¡Qué generoso voluntario eres, Kurosaki-san!"
"¿Huh?" Ichigo frunció el ceño. Él no había aceptado eso.
junto a él Inoue estaba tartamudeando sin palabras.
Maldita sea... Ese diabólico rubio escurridizo estaba emboscandolo.
Su ceño se profundizo. No había manera de que les dijera que ella en realidad estaba menos segura con él. ¿Pero cuáles eran las otras opciones?
Levantó la mirada para ver a Chad y Uryu observándolo, y luego suspiró. Algunas veces... sólo algunas veces, se preguntaba si podía encargarse de Urahara si él de verdad, de verdad quisiera.
Luego su mente golpeó un pensamiento y se aferró a él, tratando de alejarse de la situación potencialmente peligrosa.
"N-no puedo quedarme en casa de Inoue. ¡Es completamente irresponsable!"
La chica junto a él comenzó a ahogarse en el aire. Rukia atacó su espalda.
"Estoy seguro de que no sé qué quieres decir..." Kisuke sacudió su abanico sin preocupación. "Simplemente te sugerí vigilarla, no quedarte a pasar la noche."
Ichigo chilló con indignación antes de ponerse de pie y señalar con un dedo acusatorio. "¡Eso no es lo que quise decir, pervertido!"
Uryu se levantó. "Parece que cualquier conversación seria se acabo."
"Mmm..." Chad respondió.
Uno a uno comenzó a salir. Ichigo, todavía echando humo, esperó a Inoue, resistiendo el impulso de tomarla bruscamente por el brazo y arrastrarla afuera.
"Oh, ¿Inoue-san? ¿Puedes quedarte un minuto?"
Orihime se dio vuelta y en la puerta Ichigo se detuvo, los ojos pasando entre Inoue y Urahara.
"Sola, Kurosaki-san."
Orihime observó a Ichigo salir del salón, frunciendo el ceño. Ella sintió las esquinas de sus labios levantarse, antes de recordar a su anfitrión. Se dio vuelta. "Umm... ¿si?"
Él levantó una mano y se quitó el sombrero antes de responderle, colocandolo delante de él. Ella arrastró los pies.
"¿Cómo has estado, Inoue-san?"
Aunque la pregunta fue dicha a la ligera, sonó siniestra. Ella metió un mechón de cabello imaginario detrás de su oreja, insegura de cómo responder. Sabía que en realidad eso no era lo que él estaba preguntando. "Yo... he estado bien."
Él la estudio. "¿Cansada?"
Ella lo miró, y luego recordó sonreír.
"Debo parecer un desastre para que todos sigan preguntándome eso..." Rascó su cabeza. "Aunque es raro, estoy durmiendo ahora más que de costumbre..."
Él asintió. "No pude evitar notar, que había una presión espiritual inusual la otra noche."
Ella se puso rígida. Así que lo había sentido. Ella frunció el ceño, tratando de sacudir la sensación de que tenía que tener cuidado con lo que decía. Urahara-san no era el enemigo. Ella sabía eso. Él sólo los había ayudado. Entonces. ¿por qué no podía librarse de la sensación de que tenía que esconder esto?
"Fue cerca del área donde fuiste atacada." De nuevo, midió su respuesta antes de continuar. "No viste nada fuera de lo ordinario, ¿o sí?"
Orihime sintió sus manos temblando a sus costados y vagamente deseando haberse puesto una de sus faldas para así poder esconderlas. ¿Qué debía decir? Si le decía que el hollow de Kurosaki-kun se había liberado, ¿qué pasaría? ¿Lo metería en problemas? ¿Lo encerrarían? ¿Diría que era peligroso?
Respiró profundo y trató de calmar sus pensamientos. Se estaba dejando llevar. Urahara nunca había sido nada más que su amigo. Él no haría algo tan terrible. Él los había ayudado. Él la había ayudado.
Pero aun así... no era su secreto que pudiera contar.
Se concentró en una cuerda floja en la alfombra, sintiéndose tortuosamente culpable y la culpa arrastrándose en la boca del estómago.
Cuando su voz salió era pequeña, apenas por encima de un susurro. "No."
Orihime no pudo verlo a los ojos. Tenía una sensación de qué es lo que vería. No había manera de que él creyera una mentira tan evidente, todo lo que podía hacer era esperar para ver si lo dejaba pasar. Trató de mantener su respiración estable. En su estómago, la culpa se enrosco más fuerte.
"Ya veo..." Entonces él era todo sonrisas y su sombrero estaba de vuelta en su lugar. "¡Bueno, eso es un alivio! Por un minuto estaba preocupado, pero claramente por nada! ¡Gracias por tu tiempo, Inoue-san!"
Ella dio una reverencia apresurada y salió rápidamente de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella; las manos todavía temblando.
Soltó el aliento que había estado conteniendo y se dio vuelta para ver a Ichigo.
La sorpresa inmovilizó su cuerpo. Él estaba mirándola directamente. ¿Cuánto tiempo había sido desde que la había mirado a los ojos tan directamente? No necesitaba preguntar para saber que él había escuchado todo.
Su mandíbula estaba apretada, los ojos hundidos y llenos de emociones complicadas. Él apartó la mirada. Orihime trató de recordar cómo respirar. Luego él estaba tomando su mano, y la llevo fuera de la tienda.
Ella parpadeó ante la luz del sol de la tarde, sin saber cómo había salido cuando ella ni siquiera podía sentir sus piernas. Él liberó su mano y sintió el mundo volver a ella. Cruzó los brazos alrededor de sí misma, sintiéndose desprovista de calor.
Debería decir algo. Disculparse por mentir, tal vez. Envolvió sus brazos más fuerte.
Sí... realmente debería disculparse.
Estaba contenta de que él no estuviera mirando cuando ella lo intento. "Kurosaki-kun..."
"Te llevaré a casa." Él interrumpió, dándose vuelta para mirarla.
Ella asintió, completamente incapaz de leer sus ojos. Ella no sabía por qué, pero estaba a la vez triste y complacida de que la brecha entre ellos durante los últimos días parecía estar cerrándose. Se le ocurrió que él estaba esperándola para comenzar a moverse.
Ella caminó por el sendero. Él la siguió; con las manos en los bolsillos, todavía dándole su extraña mirada. Estaban a medio camino de su apartamento antes de que él rompiera el silencio.
"Lo siento..."
"¿Qué?" Orihime lo miró sorprendida.
Él aclaró su garganta, mirándola, luego desviando la mirada de nuevo. "Es mi culpa que estés en esta situación después de todo... realmente la he jodido."
"N-no... no digas eso." Ella no tenía pensamientos previos de hablar, antes de que las palabras salieran de su boca. "No lo sabías." Él hizo una mueca ante eso, pero ella siguió adelante. "...Y algunas veces, las cosas pasan y no es culpa de uno, así que no debes atormentarte por ello y..."
Él cerró sus ojos, ahogándose en sus palabras, porque él lo había sabido. Lo había sabido todo. Había sabido y la había puesto en peligro de todos modos.
Y ella estaba defendiéndolo. De nuevo.
Sus palabras eran repentinamente sofocantes; derribandolo, enterrándolo vivo.
Ichigo extendió las manos y sacudió sus hombros, lo más suavemente posible, hasta que ella estaba en silencio de nuevo. Él le dio una mirada que esperaba no dejara espacio a discusión. "Inoue, realmente lo siento."
Le habló como si ella fuera un niño pequeño, como si no entendiera si no le hablaba muy lentamente. Pero en lugar de sentirse ofendida, todo lo que ella podía pensar era que sus manos se sentían firmes y cálidas sobre sus hombros. Él estaba mirándola a los ojos y tocándola, y ella no estaba segura de por qué debería sentirse sorprendida por eso. Kurosaki-kun podría ser intocable, pero ella lo había visto iniciar el contacto a menudo. Así que en realidad no debería estar sorprendida de que él todavía estaba sosteniéndola y todavía mirándola a los ojos.
Sin embargo, era extraño, algo sobre él siempre parecía decir 'Esas son las líneas. No las cruces'.
Aun así, aquí estaban... y ella estaba segura de que estaban cruzando todo tipo de líneas.
Tragó saliva.
Un transeúnte tropezó con ella, empujando su mundo tranquilo de vuelta a la realidad. Él retrocedió, dejando caer sus manos.
"Deberíamos llevarte a casa."
La chica corrió alrededor de la puerta forjada de hierro del parque oscurecido, determinada a llegar al corazón de la ciudad y las muchas personas que caminaban en las calles por la noche. Con el cabello rubio pálido volando, saltó sobre una pared de cemento de cinco pies sin dificultad, nunca frenando.
Miró sobre su hombro, entrecerrando sus ojos marrón rojizo. A ellos no les gustaba perseguir. Incremento su velocidad.
Orihime trató de no inquietarse demasiado bajo el interesado escrutinio de Rukia. Las chicas sentadas en su sitio favorito, bajo los árboles comiendo el almuerzo.
La chica de cabello rojizo se puso rígida de nuevo.
Los ojos de Rukia se estrecharon. "¿Él no dijo nada sobre ello? ¿Estás segura?"
Ella trago el gran mordisco en el que había estado trabajando. "Estoy muy segura. Creo que lo olvido."
Los ojos purpura estaban amplios e indignados. "Finalmente haces un movimiento... ¿y él lo olvida?" Ella miró alrededor, antes de volver a Inoue. "¡Bueno, eso es inaceptable!" Rukia apretó un pequeño puño y lo blandió hacia un chico de cabello naranja que no estaba a la vista. "¡B-bueno, tienes que ir a lo más grande! agarra su trasero o abordarlo o..." Ella lanzó sus manos hacia arriba. "No sé. ¡Usa tu imaginación!"
Orihime parpadeó.
"¡Wow, Kuchiki-san! ¡Esa es la mejor imitación de Rangiku-san que he visto!"
Ella miró a la otra chica estremecerse.
"Eh... gracias." Suspiró frotando su barbilla. "¿Qué clase de idiota es él? No es humano ser tan tonto..."
Orihime se puso nerviosa. "Creo que Kurosaki-kun es muy inteligente."
Rukia estalló en carcajadas, sólo para sofocarlas ante el ceño fruncido de la otra chica. "No estás bromeando, ¿verdad?"
La pequeña shinigami reunió su ingenio. "Muy bien, no temas. Te ayudaré..." Ella sonrió, extendiendo su mano en un gesto apropiado a su benevolente actitud. "...a capturar a ese idiota—" Rukia rápidamente se corrigió. "Uh... ese... ese..."
Ella no pareció capaz de llegar a algo no despectivo.
"Kurosaki-kun." Suministró Orihime.
Rukia se encogió de hombros. "Seguro."
(1)Aquí, Orihime describe a Rangiku como alguien "steamroller", esta palabra significa "apisonadora", según el diccionario: es una persona que trata de conseguir algo aunque tenga que vencer muchas opciones. Busque muchos sinónimos, y lo único que se me ocurrió poner fue invasiva.
