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Crónica de una tragedia anunciada

por Onmyuji


VII.


No estaba muy segura de dónde se encontraba, pero tenía una jaqueca terrible. Sintió que las arcadas iban y venían, como las olas en el mar cuando la luna estaba llena. Su cabeza daba vueltas sin un patrón coherente visible, al punto en que tuvo que tentar el suelo antes de inclinar su cabeza y vomitar.

Pero no se sintió mucho mejor.

No sabía exactamente qué le había golpeado, pero algo en su entorno olía terriblemente mal. Era la misma peste de la muerte en la guerra tintineando en su nariz sin ningún remordimiento, provocando que se preguntase dónde estaba y por qué nadie había ido a su encuentro.

Para ser totalmente honesta, ni siquiera recordaba nada del último tiempo, su único recuerdo más reciente era el haber llevado a sus pequeños hijos a la cama y despedirse de ellos con un dulce beso antes de acompañar a su rey en la alcoba real.

Y luego estaba ahí.

Sus ojos lo veían todo borroso mientras buscaban algo conocido en su alrededor, pero no tuvo éxito. Y un extraño presentimiento se instaló en el fondo de su estómago.

—¿Qué está pasando?

«¿Acaso no es obvio? Ylisse ha caído.»

El simple pensamiento instalado en su cabeza le sonó desconocido, impropio de ella. Era algo que naturalmente no sabía y no comprendía, pero que la alarmó, incluso más de lo que estaba dispuesta a demostrar. Porque la voz en su cabeza ni siquiera sonaba cercanamente a lo que ella era, como si alguien más estuviese acompañando su línea de pensamientos.

Angustiada por esa extraña sensación en el pecho, titubeó, insegura de cómo proceder ante lo desconocido—. ¿Q-quién eres y qué haces en mi cabeza?

«Tú eres yo. Yo soy tú.», fue la explicación simple y vaga que la voz repitió en su cabeza, con un tono condescendiente y pacífico, como si esperara que esa explicación fuera suficiente para su persona, cuando en lugar de tranquilizarse, se sintió peor.

—Nunca te había escuchado. —Y tenía muy buenos motivos para expresar aquello. Porque la voz en su cabeza parecía tener mente e ideas propias y su razonamiento lógico la llevó a deducir que se trataba de un polizón que a través de algún hechizo mágico se había instalado en su cabeza.

«Eso es porque es la primera vez que consigo reclamar tu cuerpo y meterme en él.», el terror que aquellas palabras instaló en su cabeza, la hizo saltar de su sitio, llevándose las manos a la cabeza con angustia, en un intento tonto y malpensado de alejar aquella voz que seguía hablando como si tuviera voluntad propia.

—¡Eres un intruso! ¡Sal de mi cabeza! ¡Sal de mi cuerpo! ¿Cuánto tiempo has estado usando mi cuerpo? ¡Se acabó! ¡Este cuerpo es mío!

«Niña ilusa y estúpida. Este cuerpo nació para ser el contenedor de mi fuerza. Eres la persona destinada a reclamar la destrucción que el dragón divino evitó para esta maldita tierra hace cientos de años.», entonces sintió que la sangre se le iba a los pies y su rostro palidecía, como si la vida estuviera abandonando su cuerpo; pero no era nada sino el terror subiendo por su cuerpo, en forma de un molesto hormigueo que le provocó lágrimas en los ojos.

Con pánico en el rostro, se llevó una mano a los labios, como si quisiera contener algún sollozo o grito de ayuda, reconociendo el peligro en el que se encontraba en ese preciso instante—. ¡Grima! —Quiso hacerlo sonar como grito desesperado, pero salió como un quejido entrecortado y poco audible—. S-sal de mi cuerpo.

«No te equivoques, niña. Ahora eres mi cuerpo y tu alma me pertenece...», Robin ignoró que la voz en su mente había dejado el hilo de sus pensamientos inconclusos para enfocarse en el asco que sentía de pronto hacia sí misma, encogiéndose de hombros; desolada por la idea de tener al dragón caído en su interior, manipulando sus pensamientos. ¿Cómo había conseguido apoderarse de su cuerpo? ¿Chrom ya lo sabría? Lo que de inmediato la llevó a pensar si acaso su amado esposo ya sabía la situación por la que estaba pasando. ¿Sería que él estaba buscando alguna forma de liberarla de semejante desgracia? «... igual que la de tu amado príncipe.»

Y entonces todo fue demasiado rápido para ella, que en el momento en que mente procesó la idea de que su príncipe perteneciera al dragón caído; sus ojos súbitamente enfocaron todo a la perfección y se abrieron enormes al ver el cuerpo caído de una figura en ropas azules, a un metro de distancia de ella.

—¿C-Chrom? ¡Chrom! —Al verlo, una pesarosa sensación subió por su garganta en forma de un grito. Quiso levantarse y correr hasta él, pero su cuerpo no le respondía debidamente y optó por arrastrarse hasta él, acercándose tanto como pudo y encogiéndose junto a él al tenerlo a su lado—. ¡Oh, por Naga, Chrom! Reacciona por favor, ¡Chrom!

«Oh, pero qué terrible pena. Tu amado príncipe está muerto.», Las lágrimas se acumularon en sus ojos mientras intentaba despertarlo, moviendo temblorosamente su cuerpo, tratando de hacerlo reaccionar. Su cabello azulado revuelto en la tierra y lleno sangre de alguna herida en la cabeza, en su costado izquierdo, a la altura donde colocaba el fire emblem, una herida sangrante y profunda que comenzaba a oler terriblemente mal.

—¡Calla! —Bramó ella, desesperada al no recibir ninguna respuesta favorable de su amado esposo. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras inclinaba su cabeza contra el torso frío del príncipe de Ylisse y sollozó, sin poder contenerlo más—. Por todos los Dioses, Chrom... ¿Quién te hizo esto?

«Oh. ¿Pero es que no lo recuerdas?», apretó los ojos furiosa como si con ello quisiera evitar cualquier palabra que pudiera lastimarla más de lo que se encontraba en esos momentos. «Pero si el hijo de Naga murió bajo tu mano.»

—N-no... ¡No! ¡Esto tiene qué ser mentira! —Gimoteó furiosa mientras abrazaba el cuerpo inerte de Chrom bajo su cuerpo, aún tibio. Los sollozos se intensificaron y ella tembló, mientras veía el rostro pálido y falto de vida de su amado esposo, haciéndola sentir más miserable qué nunca—. ¿En qué demonios me has convertido?

«En lo que siempre has sido, querida Robin.»

La joven estratega se sentía más débil y desolada que nunca. A su mente llegaron recuerdos de una vida que hasta ese momento, no sabía que había pasado ante sus ojos. Recuerdos de la madre que no recordaba y las lágrimas de desolación mientras moría a manos de un soldado de Plegia, luego de suplicar que huyera y se ocultara.

Recuerdos de una vida donde se le enseñaba a seguir el camino que su corazón añoraba, un camino que le suplicaba no la llevara de vuelta al dragón caído que ahora tomaba posesión de su cuerpo.

Pero ahora era demasiado tarde para ella. Sacudió esas innecesarias memorias de su cabeza y se incorporó un poco en su lugar, mientras luchaba en vano contra el cuerpo sin vida de su exalt en un infructuoso esfuerzo por reanimarlo y despertar la vida en su cuerpo—. ¡Chrom! Por favor, regresa a mí, amor mío. Te Amo. —Pero los esfuerzos menguaron en intensidad y sus ojos comenzaron a nublarse a causa de las lágrimas, provocándole más tristeza y soledad.

«Eso, Robin. Recuerda la muerte de tu amado príncipe y deja que yo me haga cargo.», poco a poco, la voz en su cabeza fue mermando en intensidad, hasta que su cabeza se llenó por completo de Chrom y de la vida que había formado con él; con la guerra, con la reconstrucción de un reino del que ya nada quedaba; con su vida llena de amor a su lado, con su familia.

—Por favor Chrom, tienes qué volver, —gimoteó—, recuerda a Morgan y a Lucina... nuestros hijos... nuestros preciosos hijos... están esperando por nosotros... deben esperar ansiosos nuestro regreso... —De pronto, sintió que el hormigueo en su cuerpo se extendía y se volvía más liviana. Sus ojos comenzaban a perder la visión de nuevo y lo último de lo que fue consciente fue del canturreo débil de la voz en su cabeza, ahora convertido en un murmullo suave, que terminó por apagar sus sentidos por completo.

«Pero no despertarás de nuevo...»


Fin del capítulo VI.

Fin de Crónica de una tragedia anunciada.


PS. Bueno, quiero decirles que este es el fin. Aún me estoy pensando si haré un episodio extra, pero por el momento, me voy a quedar así. La idea siempre fue escribir sobre lo que provocó que Lucina viajara al pasado para corregir lo que le ocurrió a Grima... por eso aún no sé si escribiré algo extra sobre este fanfic, ya que además me gusta la idea de mantenerlo corto.

En fin. Muchas gracias por seguirme. Espero leerles en otro fanfic de esta preciosa saga de videojuegos.

Onmi.