"Inuyasha, tal vez ésta no sea la respuesta que esperas escuchar, pero estoy segura de que es la más acertada que puedo darte.

Hablé con Kagome como me lo pediste. Sus acciones y palabras no hicieron otra cosa más que revalidar mi punto.

Si decides quedarte...inevitablemente quedarás sujeto a un futuro infeliz. Abandona las esperanzas que te mantienen prisionero en este lugar y vete. La Kagome que ambos conocimos ya no existe, es un tibio recuerdo de una mujer fría y peligrosa.

Decidí marcharme antes de que vuelvas, porque entendí que no hay nada más que pueda hacer para ayudarte a ti o a ella.

Deja de lastimarte, y decide sabiamente. Mi último consejo, si concluyes escuchar mis palabras... es que antes de marcharte hables con Koga.

Él también merece conocer el engaño y la mentira de la que es parte. No eres el único que tiene mucho que perder si sales lastimado."

Kikyo

Septiembre de 2017

POV Inuyasha.

Después de aquella carta ya no había dudas en mi corazón, aunque irme era morir, quedarme sería vivir sufriendo. En los días siguientes vendí todo lo que quedaba en el departamento, compré un pasaje y me marché del país. Comencé por recorrer los países cercanos de Europa, iba de mochilero sin mucho mas, conocí gente agradable y otra no tanto. Varias veces me replanteé qué diablos era lo que estaba haciendo allí y sobre la posibilidad de regresar a mi hogar. El problema es que no había ningún hogar al cual volver.

Cambié mi teléfono, y ya no volví a saber de ella...durante las noches, en las cuales la nostalgia le ganaba a mis ganas de aventura, la recordaba. Su deslumbrante sonrisa, el aroma de su cabello y la suavidad de su piel. Me preguntaba que estaría haciendo, si me había reemplazado, si había encontrado a alguien que la amara tanto como yo... si era feliz.

Diciembre de 2017

La casualidad nos llevó a coincidir en España, aunque ella jamás lo supo. Era la tercera función de su gira. No debí ir, sabía que no debía, pero no pude resistir. Compré la entrada y aquella noche, después de varios meses... nuevamente escuché su voz. Parecía una persona completamente diferente. El escenario, la música, las luces... ella y toda su personalidad reluciendo como cada vez que cantaba.

No aparté la mirada ni un segundo. Estaba hipnotizado. Fue hasta que tambaleó y cayó al suelo que desperté de aquel dulce sueño. Miroku intentó atraparla pero no llegó a tiempo. De la adrenalina casi salto la valla de seguridad y corro a su lado. Supe en ese momento que era tiempo de irme. "Quien regresa una vez...lo hará siempre", recordé aquel viejo refrán. Di la vuelta y caminé entre la gente en dirección a la salida.

Enero de 2018

Mi travesía me llevó hasta la India. El choque cultural era tan inmenso que me sentí abrumado. Dejé crecer mi barba y por el contrario, corté mi cabello a la altura de mis hombros. Admito que no fue mi mejor idea, pero me gustaba.

Desde que me fui de Italia, llevaba conmigo un diario donde registraba cada día de mi viaje. Me servía para distraerme, además de recorrer lugares nuevos, paisajes inigualables y bares oscuros... no había otras actividades en mí día a día. Jamás sentí ansiedad por marcharme de donde sea que estuviera, dejé que el destino y el azar decidieran por mí.

Marzo de 2018

Sin darme cuenta, había llegado a la última hoja de mi diario. Sentí que había un solo lugar donde quería completarlo, allí donde todo había comenzado. Junto a un grupo de comerciantes, abordé un avión con destino a Estado Unidos. El Central Park fue el último paraje de mi gastado y maltratado cuaderno de viajes.

Contacté con mi hermano para decirle de mi visita a Nueva York y sin pensárselo me ofreció hospedaje en su hogar. Me pareció una buena oportunidad para compartir tiempo con él y mi cuñada.

Pasó a buscarme por el parque y condujo hasta las afueras de la ciudad. Llegamos a una casa gigantesca, demasiado extravagante diría. Me recordó a la mansión de...

— ¡Inuyasha! —Rin me recibió con un caluroso abrazo en la puerta de su hogar. — ¡Que gusto verte! Dios, han pasado tantos años. —Me sonrió dulcemente. —Te ves tan delgado. —me regañó frunciendo la mirada. —Qué bueno que ya prepararé el almuerzo. —Nos hizo un gesto para que entrásemos.

— Lo agobiarás mujer. —Dijo Sesshomaru en broma.

— Tonterías. —Lo recibió con un beso.

Los puse al tanto de todo lo que había hecho en los últimos años. Por supuesto que Kagome fue tema de discusión, después de todo, era la amiga de Rin. Evitaron hacer preguntas incómodas y yo contar detalles innecesarios.

— Creía que para este momento ya tendría un sobrino o sobrina con quien jugar. —Dije bromeando, pero la mirada de Rin se entristeció inmediatamente. Sesshomaru, que estaba sentado a su lado, la abrazó.

— Hemos tenido algunos problemas con eso. —Me explicó finalmente Rin. Genial, había metido la mata, me regañé mentalmente.

— Lo siento, no quise ser grosero.

— No pasa nada. —Rin intentó regalarme una sonrisa tímida.

— Mientras tanto nos divertimos intentando. —Confesó mi hermano para distender el ambiente. Ella se ruborizó al instante y se marchó con la excusa de preparar café. — ¿Qué piensas hacer ahora que estás de regreso? —Me interrogó.

— Aun no he pensado en ello.

— ¿Seguirás viajando?

— No lo creo. Fue bueno, pero ya estoy un poco cansado de tanto viaje sin pausa.

— Eres bienvenido aquí todo el tiempo que quieres, es más... hace un tiempo adquirí una pequeña propiedad cerca del centro de la ciudad. Solemos quedarnos allí con Rin de vez en cuando. Si la quieres... es tuya.

— No podría aceptar una cosa así.

— Eres mi hermano, claro que puedes.

— ¡Es una locura! Debió costar una fortuna.

— No sé si te has dado cuenta hermanito, pero el dinero no es algo que me preocupe en lo más mínimo. Considéralo un obsequio por todo lo que hiciste por Rin y por mí, en aquel entonces. —Me guiñó un ojo mientras sacaba del bolsillo interior de su traje, un juego de llaves y me las extendía.

Me quedé estático por unos minutos. Finalmente Sesshomaru sujetó mi mano y puso las llaves en ella. — ¡Te la pagaré! —Insistí.

— Me ofendería que hicieras eso. Eres mi hermano menor, es mi deber cuidarte. —Me dio un par de palmadas en la espalda. —Ahora haznos un favor a todos...rasúrate esa barba y date un baño, hermano. Pareces un rabino indigente.

Me quedé una semana en casa de Sesshomaru y Rin, luego de eso, me ayudaron a mudarme a la que sería mi nueva casa. Comencé a trabajar por las noches como seguridad en una construcción, en la cual Sesshomaru me recomendó. Era el ingeniero en jefe de la obra, no tuvo dificultades para conseguirme un puesto allí.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

La extrañaba. No mentiré, aun guardaba una foto nuestra en el cajón sobre la mesa de luz de la habitación. Me torturaba a mi mismo recordando lo que tuvimos e imaginando todo lo que pudimos tener de haber sido otra nuestra fortuna.

Abril de 2018

Fue la noche siguiente al cumpleaños de Rin. Los tres nos reunimos en un karaoke a beber y cantar. Era el obsequio que Rin había pedido para su cumpleaños. Nos preparábamos para ordenar la comida cuando la televisión que había en frente nuestro emitió la noticia.

"Recordemos que el representante de la cantante Higurashi canceló oficialmente la gira hace un mes. Supuestamente debido a lo avanzado de su embarazo. También recibimos la premisa de que se habrían mudado de Italia, aunque desconocemos la nueva residencia. De hecho, fue lo último que supimos de la joven cantante con siete meses de embarazo." La mujer que encabeza el programa de chimentos se dirigió a su panel de invitados "¿Ustedes que opinan? Yo creo que hay demasiado misterio detrás de todo esto. Termina su relación con el actor Italiano, meses después anuncia su embarazo, no hay declaración de parte de Koga y finalmente decide irse de Italia. Mmmm sospechoso, señorita Kagome. ¿Tendrá una aventura a caso con su representante? " Los invitados del programa rieron y expresaron estar de acuerdo con la conductora. "Además ella no ha dado declaraciones sobre el padre de su hijo..." Dijo una de las invitadas. "...si fuera del italiano, no habría razón para tanto silencio. Quizás ella lo engañó." Finalizó, como si fuera la mismísima Sherlock Holmes y hubiera descubierto un gran misterio.

Los comentarios continuaron hasta que Rin pidió que apagaran la televisión. Ni mi hermano ni ella dijeron nada al respecto, pero pude sentir su lástima y compasión hacia mí.

— Es lo que cada uno decidió. —Hablé, porque sentí que estaban esperando mi reacción. —Admito que parece que fue más fácil avanzar para ella que para mí. —Bajé la mirada y suspiré. —En fin... ¿Qué comeremos tengo mucha hambre?

— Inu...ya...sha... —Rin intentó consolarme, pero Sesshomaru al irrumpió.

— ¿Pollo frito? Rin no me deja comer esas cosas en casa. —Bromeó. Mi hermano entendió que no quería hablar más al respecto.

— Me encanta. —Respondí, e intentamos terminar la noche de la mejor manera posible.

Ni por un segundo se cruzó por mi cabeza la idea. Jamás una sospecha, un indicio. Continué como si nada hubiera pasado, como si todo estuviera bien. Me acosté con mujeres cuyo nombre olvidé a la mañana siguiente. Bebí, me emborraché, discutí con un par de idiotas a la salida de un bar y finalmente, cuando nada llenó el vacío que me comía por dentro...lloré. Lloré durante noches y noches, deseando jamás haberte conocido Kagome. Deseando por primera vez que no fueras feliz, si no era a mi lado. Mierda. Soy un maldito egoísta idiota.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Octubre de 2018

Rin y Sesshomaru me invitaron a su casa para decirme, según ellos, "algo sumamente importante". Conduje en mi nuevo chevy hasta el "castillo", como yo le decía a su casa. Tenía temor de lo que fueran a decirme. Jamás podía imaginar una buena noticia en estos casos. Mi error. Fue lo más maravilloso que pude oír esa tarde lluviosa. Iba a ser tío. Rin estaba embarazada de dos meses. Procuré visitarlos más seguido y llenar de regalos a mi sobrina o sobrino que estaba en camino.

Febrero de 2019

En una ocasión, mientras mi hermano se hallaba de viaje por trabajo, Rin me pidió que la acompañara a su ecografía mensual. Con gusto acepté, me sentía extrañamente nervioso, todo aquello era nuevo para mí. Reí al imaginar a mi hermano aun más nervioso que yo la primera vez que vio a su hijo por la pantalla del ultrasonido.

El médico le indicó a Rin que se recostara en la camilla y que levantara su blusa. Seguidamente puso un gel sobre su abultado vientre de 6 meses. Ella hizo un gesto fugaz debido al frío del líquido y luego me sonrió. La imagen era oscura pero podía distinguirse perfectamente el pequeño cuerpecito del bebé. El doctor nos indicó algunos detalles y luego nos hizo escuchar su corazón. Rin se conmovió y unas lágrimas rebeldes escaparon de sus ojos. La ecografía terminó y el doctor nos dejó a solas mientras mi cuñada terminaba de acomodar su ropa.

La llevé nuevamente hasta su casa y ambos nos quedamos en la sala comiendo frutillas con chocolate, que habíamos comprado en el trayecto a casa, gracias a uno de sus antojos.

— El bebé se está moviendo. —Dijo emocionada mientras levantaba su ropa para mostrarse. Era como si su vientre bailara.

— ¡Es maravilloso! —No pude evitar pensar en Kagome. ¿Acaso ella también se emocionaría tanto con su bebé en brazos?

Rin debió notar en mi mirada lo que pensaba. — ¿La extrañas? Sessh no me deja nombrar a Kagome cuando tú estás con nosotros. Dice que te lastimaría, pero yo pienso que está bien recordar aquellas cosas que nos hicieron felices. Aunque hayan terminado.

— La extraño mucho. —Confesé. —Algunos días más que otros. —Jugaba con mis manos ansioso.

— ¿Crees que ya haya tenido a su bebé?

— Quizás. Nunca supe cuantos meses de embarazo tenía.

— ¿Cuándo fue la última vez que la viste?

— Casi dos años. Septiembre del 2017. Acababa de comenzar el otoño en Italia.

— Ya veo. Pensemos...en abril de 2018, luego de mi cumpleaños escuchamos la noticia de su embarazo, en el karaoke ¿te acuerdas? Creo que dijeron que tenía 7 meses o más para ese entonces. Entonces...—Contó con sus dedos. —Creo que debió haber tenido a su bebé en junio de ese año, aproximadamente.

— Julio (1), agosto (2), setiembre (3), octubre (4), noviembre (5), diciembre (6), enero (7), febrero (8). Ocho meses han pasado desde entonces. —Dije con una sonrisa. — ¿Será niña o niño? No he vuelto a oír nada de ella en la televisión o las redes.

— Inuyasha...—Rin continuaba haciendo cálculos.

— Seguramente una niña. —Debe ser la viva imagen de Kagome, pensé.

— Inu...

— Si tiene los ojos de su madre, será la mujer más hermosa de la tierra.

— ¡Inuyasha! —Dijo Rin poniendo su mano sobre mi hombro. — Quiero que escuches bien lo que voy a decirte, tal vez sea una idea estúpida, pero... ¿has pensado en la mínima posibilidad de que seas el padre del hijo de Kagome? Tú nos dijiste que su relación era extraoficial y que luego de que te fuiste de Italia ya no supiste nada de ella. —Al verme completamente mudo continuó. — ¿Qué tal si Kagome intentó contactarse contigo y no pudo? Además, eso explicaría porque terminó su relación con Koga y se fue se Italia. Mira... desde septiembre de 2017 a abril de 2018 hay 7 meses. Es el tiempo de embarazo que ella tenía cuando vimos la noticia. No me gustaría abrumarte, pero...

— Tengo que irme. — Las palabras habían calado profundo en mi. ¿Era posible? ¿Por qué nunca había pensado en la posibilidad? Tomé mis llaves y salí corriendo de allí. Al llegar a la entrada me crucé con Sesshomaru. No me detuve saludar, simplemente corrí por su lado.

— ¿Estás bien? —Interrogó él a Rin cuando se encontraron. —Vi a Inuyasha irse a toda prisa. ¿Qué ocurrió?

— Creo que acabo de desatar un incendio. —Dijo preocupada.

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Los meses siguientes...me dediqué única y exclusamente a intentar encontrar alguna pista de ella. Teléfonos, noticias, registros... Nada sirvió. Era como si se la hubiera tragado la tierra. Sin embargo tenía una última idea. Quizás en las oficinas de mi antiguo trabajo podrían ayudarme. Si alguien conocía los secretos mejor guardados de la nación, eran la CIA y el FBI.

13 de Mayo de 2019

Un antiguo compañero me ayudó a encontrar un número que podría servirme. No había muchas esperanzas de que funcionara pero era lo único que tenía. Marqué, el pulso me temblaba. ¿Quién contestaría? ¿Kagome? ¿Miroku? Llamé varias veces pero no hubo respuesta. Comencé a pensar que no funcionaria. Estuve a punto de desistir cuando alguien del otro lado de la línea habló.

— ¿Hola? —Era una mujer, pero no era Kagome.

— ¡Hola...si! Necesito saber si este número pertenece a Miroku o...

— Sí —Me interrumpió ella. —Es su número, él no se encuentra en este momento. ¿Quién lo llama?

— Dígale que necesito hablar con él. ¡Volveré a llamar en unas horas! ¡Gracias! —Me sentía emocionado. Los había encontrado. Realmente lo había logrado.

La ansiedad y la euforia me consumían. ¿Qué diría? ¿Cómo lo diría? "Hola, quería saber si Kagome y yo tuvimos un hijo juntos..." Obviamente no. Esperé un tiempo prudente, y nuevamente cogí el teléfono. Ésta vez contestaron a la primera llamada.

— ¿Diga? —Era él. Era la voz de Miroku.

— ¿¡Miroku!? —Me sentía tan feliz. —¡Soy Inuyasha!

— ¿Cómo conseguiste este número? —Me interrogó tajante.

— No fue fácil... pero realmente necesitaba dar con ustedes. —Seguía sin saber que decir. Respiré hondo y continué. —Intentaré ser directo, desde hace meses que me atormenta la misma pregunta. Vi en las redes y en algunos programas de televisión que Kagome estaba embaraza... Ella misma lo confirmó.

— Solo di lo que quieres saber...—Me interrumpió.

— Miroku... ella terminó con Koga hace mucho tiempo y él no ha hecho ningún comentario al respecto sobre un hijo. Necesito saber si...

— No, Inuyasha. —Me interrumpió. — Puedes estar tranquilo, no hay nada que tú debas hacer aquí. Cualquier cosa que hubiera pasado entre ustedes...quedó en el pasado. Ella continuó con su vida, tú deberías hacer lo mismo.

Por un segundo perdí el habla. —... Miroku...

— Te deseo mucha suerte, viejo amigo. —Colgó.

No lo podía creer. Me quedé en silencio repasando en mi cabeza cada palabra de aquella vaga conversación. Quizá era el mundo de ilusiones que había construido al imaginar que podría ser mi hijo, pero necesitaba una respuesta más contundente. En realidad, quería escucharlo de los labios de ella...no de Miroku. Las fechas coincidían, no podía equivocarme. Repasé todo una y otra vez. Volví a sujetar el teléfono entre mis manos, dispuesto a morir en ello y marqué el número una vez más.

Continuará...