Bueno pues este es el final. Largo. Así que espero que os guste.
Nos leemos abajo
Kaneki reflejó una gran sonrisa durante todo el día, aunque aún le inquietaba aquel sueño, ¿hacía bien quedándose ahí?
Por fin llegó la noche.
A pesar de las insistencias del jefe y del resto para que el albino no trabajase ese día a causa del impacto le dio lo ocurrido, él decidió trabajar, para sí mismo era un método de distracción, no quería pensar en nada de lo ocurrido, ni en aquel sueño.
Llegó la hora de cerrar, hoy le tocaba a Nishio junto a Koma cerrar el café. Kaneki se cambió y subió hacia la casa donde vivían la ghoul peli-azul y su pequeña hermanita. No necesitó llamar a la puerta, ya que fue dar el último paso para estar en frente de la puerta y ésta abrirse.
- ¡Hermanito! – abrió Hinami la puerta con una gran sonrisa. El albino se sorprendió un poco, sabía que le estarían esperando, pero que abrieran la puerta para recibirlo justo antes de llamar lo dejó en shock.
- Hola Hina- - no le dio tiempo en saludarla, ni siquiera en dar un gesto de afecto, ya que la pequeña ghoul lo empujó por la espalda hacia dentro.
- Venga hermanito, que se va a enfriar la cena. – insistió.
- Ya voy – sonrió. Caminó hacia dentro en donde lo esperaba su querida peli-azul con una gran sonrisa y con la mesa llena de platos. – Buah! ¿y todo esto? – se asombró.
- Una pequeña fiesta entre los tres – explicó la ghoul mayor.
- ¿Y qué celebramos? – se preocupó. – No me digas que es nuestro aniversario y me olvidado. – pensaba- No, lo peor de todo, encima he hecho que fuese atacada y casi llevada a la muerte.
- Nada, solo es, digamos, un gesto por haberme cuidado este par de días y bueno – se aclaró la garganta nerviosa con un ligero rubor en las mejillas – también, digamos, que como hace tiempo que no estamos los tres, e-en fa-familia, pues s-se me ocurrió hacerlo. –
- Menos mal – suspiró aliado el medio ghoul.
- ¡¿Por qué suspiras?! ¡¿Qué estás pensando que era?! – gritó nerviosa.
- Creía que era nuestro aniversario y que se me había olvidado. –
- ¡Idiota! ¿Crees que si fuese nuestro aniversario hubiese hecho esto? – cruzó los brazos.
- Es verdad, si lo fuese Hinami estaría con Itori pasando la noche o varios días. – guiña el ojo a Hinami
- ¡¿Pero qué dices?! ¡Maldito pervertido! – Kaneki y Hinami se ríen, la ghoul peli-azul gruñe. – Maldito engreído, albino, parcheado, desagradecido, te vas a enterar- dijo entre dientes.
La pequeña ghoul de pelo castaño y el medio ghoul albino se sentaron a la mesa sin dejar de reir.
- Venga no te enfades solo era una broma. – La abrazó de lado.
- Lo que tú digas – refunfuñó.
- Bueno empecemos a comer que esto se enfría y tengo hambre – Kaneki cogió un filete del plato más próximo a él. – Veamos qué tal está. –
No eran muchos platos, los suficientes para que los tres acabasen con dolor de barriga, había uno con un par de ojos y unas orejas, otro con unas manos y unos pies, otros 3 contenían un trozo de carne partida en filetes de distintas partes del cuerpo. El albino partió un trozo y lo metió en su boca.
- ¡Qué rico! – exclamó el medio ghoul.
- Me gusta que te guste. – se alegró Touka – Es una carne muy exclusiva. – sonreía de oreja a oreja la peli-azul.
- ¿ah si? – preguntaba Kaneki, mientras se comía otro trozo.
- Pues sí, la ha traído Tsukiyama expresamente para ti, hablé con él esta mañana sobre esta pequeña fiesta y me dio este montón de carne con un condimento especial, especialmente para ti, Kaneki. – sonrió de lado. Kaneki escupió la comida en su boca.
Ambas ghouls rieron, el albino dio un trago grande de agua, se levantó y se fue al baño corriendo a limpiarse la boca. Las dos ghouls estaban en el suelo retorciéndose de la risa.
- Por cierto dijo que luego vendría a ver si te había gustado. – continúo hablando la ghoul mayor entre risas – además de que te atáramos y te pusiéramos un lazo, que se lo debía por no haberle regalado nada por su cumple.
Kaneki volvió a la mesa, estaba enfadado, pero aquello solo hizo que aumentaran las risas de ambas ghoul.
- ¡tú cara! – se reía Touka.
- No te lo tomes a mal hermanito, solo era un broma, ¿verdad? – dijo Hinami mirando a su hermana mayor.
- Bueno sinceramente no hubiese sido una broma si le hubiese dicho que si a Tsukiyama, porque es verdad lo que me dijo. –
- ¿Eh? ¿Quieres decir que el hombre de las flores vendrá a por mi hermanito? – miró atónita.
- ¡Qué va! Lo propuso, pero le dejé claramente que no, después se puso melodramático como siempre y se fue, nada más. –
- Ahhhh…- Kaneki se sentó en la mesa en silencio y empezó a comer.
- Ya que aquí el señor pervertido e idiota, no ha aprendido que si me haces una broma, te la devuelvo el doble de mala, pues he aprovechado su gran amor hacia ese maldito psicópata. –
- Ésta bien, muy gracioso. – respondió el albino seco y con la mirada vacía.
- ¿hermanito? – preguntó preocupada la ghoul de cabellos castaños.
- No te pongas así, tampoco es para tanto. – dijo la peli-azul.
- Ya, lo sé, fue muy gracioso, y ahora a comer esto antes de que se enfríe. – La peli-azul se tragó su orgullo y no dijo nada, empezó a comer, Hinami hizo lo mismo.
El ambiente estaba tenso, la pequeña ghoul no dejaba de mirar a Kaneki y a Touka preocupada, ¿se habrían enfadado? ¿Estaría enfado también con ella? Dejó los utensilios sobre el plato.
- Hermanito, no te enfades, sólo ha sido una broma para reírnos un rato, no lo hemos hecho con mala intención. – dijo firme mirándole a los ojos. Éste seguía con su mirada de inexpresión. – Perdónanos, no hemos querido hacerte nada malo, además Hinami solo se rio, quien hizo la broma fue mi hermanita.
- ¡Oye no me vendas! – exclamó Touka.
- No quiero que mi hermanito esté enfadado con Hinami. – suplicó acercándose a él. El albino con una amplia sonrisa acarició la cabeza de la pequeña.
- Tranquila Hinami, si no estoy enfadado -
- ¿Ah no? – pensó la ghoul de cabello azul masticando.
-¿Entonces por qué estás tan serio? –
- No estoy serio, solo estoy pensando en el divertido juego que jugué con Touka, la última vez que me hizo enfadar y en otras reglas que voy a poner, sólo eso – volvió a acariciar el pelo de ghoul castaña. Touka empezó a toser ya que se atragantó con el trozo de carne que estaba masticando al air lo que acaba de decir el medio ghoul.
- ¡¿eh?! E-Esto Kaneki – decía nerviosa – ¿No crees que deberías ir a tu casa a por el pijama o a por ropa de cambio? No querrás dormir así y mañana usar esa misma ropa sudada, ¿verdad? –
- Me da igual, tampoco es que la necesite para dormir, además el jefe me dio la ropa que llevaba el otro día, me dijo que la lavaría y me la ha dado esta tarde, ya que hoy ha hecho calor y se ha secado rápido. – Touka se asustó y se puso más nerviosa, si hubiese sido un gato hubiese saltado y hubiera clavado sus uñas en el techo.
- La que me espera- pensó.
- P-Pero, pero…tendrás que ducharte, ¿por qué no dejamos lo de quedarte a dormir para otro día? – sugirió.
- Touka, ¿de qué tienes miedo?-
- No puedes echarle ahora hermanita, ya es tarde. –dijo Hinami. Se había metido de cabeza en la boca del lobo. Kaneki la miró por rabillo del ojo con una sonrisa demoniaca. Era su culpa, ahora Kaneki, aunque en parte un tanto debilucho, ya no era nada inocente, ya no tenía esa cara de tonto, ni lo era, por desgracia tenía que aprenderlo a base de mordiscos en su cuello, rasguños en su piel y dolor en sus caderas.
Acabaron de cenar entre risas y anécdotas. Kaneki se ofreció para recoger la mesa y fregar los platos.
- Déjalo Kaneki, ya lo hago yo – se ofrecía la ghoul mayor.
-No, déjame, entre Hinami y yo acabamos en un segundo, ¿verdad Hinami? –
- Sí, hermanito. – cogió un plato un lo frotaba con el estropajo.
- Además tú debes de descansar para el juego de después. – aclaró el plato que Hinami acaba de enjabonar. Un gran escalofrío pasó por la espalda de la peli-azul.
- E-Esto…está bien, me voy a lavar los dientes entonces. – entró en el baño y atrancó la puerta. – Maldición – decía para sí misma – no creía que se pusiera así.
Se dirigió al lavabo, untó con pasta de dientes el cepillo y se lo metió en la boca. – Idiota…más que idiota, antes de que lo secuestrasen era un persona bastante inocente, y ahora hace que la inocente sea yo – pensaba mientras dibujaba una sonrisa – bueno, sinceramente, me gustaba el Kaneki inocente y me gusta este nuevo que me hace serlo a mí, aunque siga siendo un idiota, aunque ahora sea albino y sea más serio, me sigue gustando Kaneki. – suspiró feliz. – Jeje- dijo para sí misma.
Ella morirá
-¿eh?- giró la cabeza el albino en busca de aquella voz.
- ¿Qué pasa hermanito? – preguntó la pequeña ghoul.
- No, nada. –
Ella al final morirá, y el resto también.
Una voz resonaba en la cabeza de Kaneki. Cerró los ojos y cogió aire.
- cada día estoy más loco – dijo con una sonrisa. Touka salió del baño y se fue a su cuarto a cambiarse y a coger la misma ropa que le dio a Kaneki aquel día que también se quedó a dormir. Cuando salió Hinami y Kaneki habían terminado de fregar los platos y la joven ghoul era la que ahora se estaba lavando los dientes.
- Toma Kaneki – le dio la ropa al albino.
- Touka, ¿me has escuchado? –
-¡¿eh?! –
- Te dije que no iba necesitar ropa – se acercó a la ghoul y la beso. Touka lo separó.
- ¿No dijiste que hasta que no estuviese al 100% no harías nada? – Kaneki empezó a besar su cuello.
- Lo sé, pero digamos que ambos sabíamos que eso no iba a pasar, sabes que no me puedo resistir a ti, ¿verdad? – muerde su cuello dejándola marca.
- ¡Idiota! – intenta empujarlo, pero él se junta más a ella mordiéndola suavemente su mejilla.
- Ka-Kaneki…-
- Tengo que castigarte por lo que me has hecho. Ya sabes lo que pienso de las bromas que llevan el nombre de Tsukiyama, discúlpate. –
- No, ya sabes que no lo voy a hacer. –
- Pues si no lo haces por las buenas, haré que lo grites. – mordió el lóbulo de su oreja.
- K-Kaneki…fuera…– lo separó.
- No, te voy a dejar escapar. – Puso sus manos en sus caderas y la llevó hacia él de nuevo, ésta la volvió a separar. – Da igual que te resistas, no vas a salir de aquí.
- ¡idiota! – movió su cabeza hacia un lado. Hinami estaba ahí de pie con una sonrisa.
-Hi-Hinami. –se sorprendió.
- Toma, idiota. – le dio la ropa, si quieres ducharte aprovecha. Cogió la ropa y se fue al baño.
- Venga Hinami abramos la cama – dijo la peli-azul.
- lo siento hermanita, pero yo voy a dormir en mi cuarto. –
- ¿pero no ibas a dormir con nosotros? –
- Por lo que acabo de ver, creo que sería una molestia. –
- Cierto – rio. – Aunque no estés no le dejaré.
- Ya, ya. Buenas noches hermanita – se metió en su cuarto.
- ¡Por supuesto que sí! – bufó y se metió en su habitación, abrió la cama y se metió dentro. Dirigió su mirada hacia el techo, quitó la colcha de encima suya, se levantó la camiseta y con la yema de sus dedos rozó las cicatrices en sus caderas.
- Chss…- se quejó. No estaba recuperada del todo, aún le dolía aquellas heridas. La puerta de la habitación se abrió.
- La próxima vez atranco la puerta, no me ha gustado nada que Hinami nos haya visto. –
- Eso te pasa por pervertido – El albino se sienta al borde de la cama.
- Contigo a mi lado no me extraña – sonríe.
- Ni que yo fuese una pervertida. – el medio ghoul miró el cuerpo de Touka y luego la volvió a mira a los ojos con la ceja subida.
Rápidamente baja su camiseta y se tapa con la colcha.
- Puede que no seas una pervertida pero me provocas y mucho. – se acercó a ella y le dio un beso tierno en los labios. Kaneki levantó la colcha y se metió dentro poniendo su mano encima de su vientre, por debajo de su camiseta. Paso la yema de sus dedos por el vientre de la ghoul recorriendo cada centímetro de su cuerpo.
- Auch...chss...- se quejó la ghoul.
- ¿Te sigue doliendo? –
- Sí, pero no mucho. Chss…-se volvió a quejar.
- Mentirosa – Juntó su frente con la de él.
- Lo digo en serio. –
- Lo sé. – Besó su frente. – Pero voy a cumplir lo que dije. No haré nada hasta que no estés al 100%
- Vale…-suspiró refunfuñando. El albino se acercó a ella despacio y le dio un intesto pero delicado beso en los labios, quitó la mano de dentro de su camisa y la puso encima de esta, con delicadeza. Touka puso una de sus manos en la mejilla del medio ghoul mientras sus labios devoraban los de Kaneki. La mano del albino que antes estaba sobre el vientre de la ghoul ahora se encontraba en la cara de ésta, metiendo sus dedos en su pelo, y sujetándola como si fuera delicada, como si se fuera a romper. Separaron sus labios por falta de oxígeno, aunque sus ojos seguían mirando a los del otro.
- Touka… - ambos estaban perdidos en la mirada del otro.
- ¿Si? –
- Te quiero. –
- Yo a ti también.- Touka hundió su cabeza en el pecho de Kaneki.
- Buenas noches Touka. –
- Buenas noches Kaneki. – cerró los ojos, a continuación la siguió el albino.
- Eres un completo idiota. Va a morir como sigas aquí. – decía una voz claramente reconocible.
- No lo hará, ni ella, ni nadie va morir. – Rize rio.
- ¿Eso crees? – chasqueó los dedos.
Una imagen apareció, era Anteiku en llamas.
- Todo se va a perder Kaneki. –
- ¡Mentira! – Rize volvió a chasquear los dedos. En la siguiente imagen aparecían un montón de cadáveres de diferentes ghouls, pero se veía que eran de dos bandos, unos con máscara de mono y otro con máscara de perro, entre aquellos cadáveres había dos alejados del montón.
- ¡Irimi! ¡Koma! – gritó Kaneki.
- No son los únicos. – ahora se encontraba encima de un edificio, todo estaba lleno de sangre, junto a esa sangre había un cadáver, de un ghoul anciano.
- ¡Jefe! ¿Pero qué?-
- ¡Bien! ¡Hemos eliminado al Búho! – se oían unos gritos de celebración. Era un grupo de investigadores celebrando la muerte del Búho.
- ¿Crees que debes crear un mundo donde los humanos y los ghouls convivan? Eso es una patraña. Son cuentos de viejos. – gruñía Rize.
- ¡No! ¡Esto es solo un sueño! No es real. –
- Bueno…de momento no, sí, es un sueño, pero los sueños de los locos son los que primero se cumplen, ¿no? Las llamamos premoniciones o corazonadas. Normalmente las seguimos, pero también hay muchas veces que las ignoramos por un ego interior. Eso o somos tan ilusos que no creemos nada de lo que sentimos. –
- Juré protegerlos. Si esto es lo que pasa por quedarme, ¿entonces donde estoy yo? ¿Dónde está el resto? – Apretó los puños.
Rize chasqueó los dedos.
La siguiente imagen era una calle larga y no muy ancha, el suelo estaba helado, pequeñas montañas de nieve empezaban a acumularse, se podía ver como un trío de ghouls jóvenes luchaban contra unos investigadores, junto a aquel trío de ghouls había un cuerpo en el suelo, sin movimiento. Kaneki se acercó a aquel trío de ghouls.
- ¡Touka! ¡Hinami! ¡¿Ayato?! – no podía moverse.
- Están luchando…están luchado por proteger al que se encuentra ahí, en el suelo, sin vida. – El albino se acerca al ghoul en el suelo, al ver quien era su sangre se heló.
- ¡Hide! – Cayó al suelo de rodillas – Hide - lágrimas empezaron a derramar.- ¿Por qué está muerto?
- Fue atacado por un ghoul y se desangró. –
- ¿Por qué no estoy con él? –
- Porque moriste. Fuiste el primero en morir, nada más empezar la batalla. Ellos te intentaron salvar, pero tuvieron que dejarte atrás a pesar de todo, debían sobrevivir.-
-¡Ahhhh! – gritaba mientras era atravesada con un quinque.
- ¡Hinami! – gritó el albino
- ¡Hinami! – gritaba la ghoul peli-azul.
- Ahora solo quedamos tú y yo hermanita. – argumentó Ayato.
- Chhss…- dirigió un ataque contra uno de los investigadores pero, falló, tropezando y cayendo al suelo.
- ¡Touka no! – gritaba Kaneki con cataratas de lágrimas sobre sus mejillas. Justo cuando la peli-azul iba recibir el golpe final, Ayato se puso en medio y fue él el que lo recibió.
- ¡Ayato! ¿Por qué? – agarró a su hermano quien escupía sangre por la boca y tenía un quinque atravesándole el corazón.
- Siempre cumplí la promesa de papa y no iba a dejar de hacerlo al final, hermana idiota. – escupió sangre y murió.
- ¡Ayato! ¡Malditos bastardos! – Activó su kagune y volvió a atacar, pero esta vez su garganta fue rebanada separando su cabeza de su cuerpo.
- ¡TOUKA! ¡NO! – fue hasta su cuerpo, pero la imagen se desvaneció. - ¡NO!
- Eres un debilucho y siempre lo será si no empiezas a tomar tus propias decisiones importantes, si no dejas este lugar, las personas que quieres morirán. –
- ¡No! ¡NO! ¡NO! ¡NO!- se despertó sudando. Jadeaba, se sentó de nuevo en el borde de la cama. Con sus manos se quitó el sudor de su cara y dio un gran suspiro. Giró su rostro hacia donde estaba la ghoul, seguí dormida con la cara mirando hacia la venta, pero se movió y acabó en dirección hacia Kaneki. – Touka… - puso su mano en su cara y acaricio su mejilla. – se levantó de la cama, se dirigió hacia el baño, abrió el grifo y se lavó la cara-
- agggg – medio gritó y apretó los puños. – Quiero quedarme, pero si es verdad que si me quedo ellos morirán… - metió los dedos en su pelo y lo removió. - ¿Qué debo hacer? – apoyó la cabeza en el frío espejo. Volvió a la habitación, la peli-azul seguía dormida con la camiseta un tanto subida y sin la colcha encima suya, el albino observó sus heridas. Imágenes de lo sucedido con aquel ghoul volvieron a su mente, volvían a ser imágenes a cámara lenta. – Creo que ya tengo la respuesta. – suspiró.
A la mañana siguiente…
Los primeros rayos de sol entraban por la ventana dando en los ojos de cierta ghoul peli-azul, cosa que la molestaba. Pesadamente los abrió acompañándolos con un bostezo y estirando sus brazos. Giró su cabeza para ver al ghoul albino que tenía a su lado.
- Bueno días Kane…¿ki?- No había nadie a su lado. - ¿Kaneki? – se frotó los ojos. – ¿Este idiota habrá madrugado? Se va a enterar. – Se levantó de la cama y se fue hasta el salón. Tampoco había nadie. Hinami abrió la puerta de su cuarto.
- Buenos días hermanita – saludó la pequeña. - ¿dónde está mi hermanito?
- No lo sé, seguro que ese idiota habrá ido a Anteiku a buscar algo. – Hinami dirigió la mirada hacia la mesa.
- ¿Qué es eso? – señaló un pequeño papel encima de la mesa. Touka lo cogió. Era una carta. – Parece la letra de Kaneki. – Touka leyó la carta.
Querida Touka
Lo siento, lo siento mucho, pido perdón al resto, pero sobre todo a ti porque sé que después de esto nunca me vas a perdonar.
Me voy. Me voy de Anteiku, me voy porque no creo que estando aquí pueda protegeros. Tengo la corazonada de que mientras esté fuera de Anteiku podré protegeros, por eso he decidido unirme a Aogiri.
No sé cuándo volveré o si volveré, pero sé que siempre estaréis protegidos.
Lo que más espero es que algún día me perdones por lo que he hecho, porque aún recuerdo tus lágrimas cuando me quería ir aquella vez. Lo siento, lo siento mucho.
Hinami espero que cuides de tu hermana, no quiero que me encuentre, porque estoy seguro que lo hará.
Te quiero.
Kaneki.
Lágrimas habían mojado el papel.
- No… ¡No! – arrugó la carta.
- ¿Hermanita? – Hinami la abrazó con un charco de lágrimas a punto de estallar, la peli-azul correspondió el abrazo.
- ¡maldito bastardo! –
Los días pasaron, las semanas, los meses...Kaneki volvió a Anteiku, pero no para quedarse, iba a hablar con el jefe, evitó encontrarse con la peli-azul, pero para su desgracia ella lo encontró y le demostró el odio que sentía hacía, todo lo que aguardó durante esos meses.
Las semanas volvieron a pasar y al final la peor pesadilla de Kaneki se cumplió, por lo menos parte de ese sueño. Hide murió, Koma murió, Itori murió y el jefe se dice que también murió aunque su cuerpo no apareció, aunque los rumores decían que fue el verdadero Búho quién se lo llevó. Touka fue llevada con Yomo, Hinami se unió a la pequeña banda que Tsukiyama había hecho junto a Banjoo y a sus secuaces, aunque ahora está en Aogiri.
Los meses volvieron a pasar y esta vez fueron años, fueron tres largos años de cambios, de olvidar lo ocurrido y a la vez recordarlo.
Un nuevo café se abrió en algún distrito, tenía una aroma antiguo cargado de recuerdos aunque pareciera joven.
¿Cómo era posible? ¿Cómo después de tanto tiempo, todo había quedado en un olvidado futuro? Eran preguntas que se hacía una joven camarera de una cafetería, al saber que aquella persona, que había amado y había perdido, se encontraba frente a ella, más mayor y con el pelo de los dos colores con el que le vio, negro y blanco. ¿Cómo podría el destino de jugársela de aquella forma? No entendía nada, pero lo que menos entendía como aquella persona era ahora su enemigo, trabajaba para el otro bando, la CCG, aquella organización que había acabado con tantos de los suyos, de su familia. Estaba confusa. Pero debía de responder rápido a la petición del joven.
- Tres cafés por favor – dijo aquel joven con sorpresa ya que nada más verla su corazón sufrió un vuelco de 180º.
Y hasta aquí el capítulo de hoy. Muchas gracias por leerlo. Si queréis preguntar algo, hacerlo.
adios XD