El universo de Harry Potter y sus personajes le pertenecen a J.K., yo solo escribo para sacar esta loca idea de mi mente.

Después de muchas, muuuuuuchas veces tratando de arreglar este capítulo, soy medio lenta aveces y me da un poco de ceguera, por fin he editado bien este texto, creo-espero.

Capitulo Uno

La habían dejado atrás, se fueron durante la noche agazapados, escondidos en medio de la oscuridad, caminaron silenciosamente alejándose de ella apenas Harry cumplió la mayoría de edad.

Apretó fuerte las manos hasta que las uñas se enterraron en su piel, no quería creer lo que la señora Weasley le decía a Ginny. Escondida en el descanso de la escalera escuchaba como le contaba a la menor de los pelirrojos que Harry y Ron se habían ido, solo dejaron una nota en la cual explicaban precariamente la situación. Hermione se quedó de pie ahí escuchando y apretando con fuerza las manos hasta que sintió como alguien le tocaba el hombro en un gesto de apoyo, no quiso girar el rostro,de todos modos ya sabía que era Fred quien trataba de infundir su apoyo, pero no quería delatar su pena ni mucho menos su ira, estaba desconsolada, descolocada. Ron y Harry se habían ido sin ella, sin avisar; habían huido en medio de la noche para no alertar a los demás, la habían dejado sin avisar.

La dejaron atrás cuando le prometieron no hacerlo, ellos eran un equipo, se lo habían prometido.

- Lo siento mucho Hermione, pero no puedes volver.- el profesor Lupin la miró con pena mientras le informaba lo que habían decidido los "adultos" sobre qué debía hacer, ella ya sabía que no podía volver a Hogwarts, el colegio ya no era un lugar seguro para los hijos de Muggles en general y menos aún para ella en específico. En la reunión de la orden, no la dejaron participar, no porque no respetaran su decisión, sencillamente la estaban sobre protegiendo. La señora Weasley la compadece, les había contado lo que le hizo a sus padres y desde ese momento Molly la miro con otra cara, al principio la miró como si hubiera madurado y después la tomo como a una hija más, siempre había sido cariñosa con ella, pero ahora parecía más una hija propia que la amiga de su hijo -"eres muy joven para tener que pasar por este tipo de cosas"- le había dicho, con los ojos anegados de lágrimas.

- Lo entiendo profesor -Él sonrió como cada vez que ella lo llamaba así -Pero no sé qué haré entonces, no puedo quedarme para siempre aquí -No es que le molestara estar en la madriguera, pero los Mortifagos ya habían atacado tras la boda de Bill y Fleur, por poco la secuestran, y si ocurre una vez, nada les aseguraba que no lo hicieran otra.

- Nosotros también creemos que no es propicio que te quedes aquí por mucho más tiempo, hemos pensado en eso, tenemos algunas opciones y serás tú quien decida. no quiero que te sientas incomoda Hermione -El profesor Lupin tenía esa extraña energía rondando, te calmaba con solo mirarte y Hermione agradeció que fuera él quien conversara con ella, ahora se sentía mucho mejor, más segura.

Conversaron de las opciones que tenía la orden y cuando hubieron terminado de hablar el profesor se fue, la dejó en la habitación que compartía con Ginny, analizando cuál sería su elección.

- Entonces ¿ya decidiste qué harás? -Le preguntó Ginny, no pudo distinguir su rostro en la oscuridad, cada una estaba en su respectiva cama, pero aun así sabía que ella moría de la curiosidad y su rostro lo reflejaba.

- No puedo salir del país, no estoy cómoda con esa opción y mucho menos quiero ir a encerrarme a casa de tu tía Muriel con Bill y Fleur, seria muy incomodo -Ginny rió por lo bajo, sabía que Hermione se llevaba bien con Fleur pero esa idea era realmente mala, ir a entrometerse al nido de amor de unos recién casados sería mucho más que incómodo. -La única opción que tiene sentido para mi es vivir con los gemelos, pero a no ser que tomara Multijugos todos los días, no podría salir nunca del apartamento. Y aun así está la posibilidad que los Mortifagos del ministerio allanen el local y me encuentren ahí escondida -No quiso ni imaginar qué pasaría si eso ocurría, su nombre estaba en la lista de indeseables que llegó esa mañana con el profeta.

-Promete que te mantendrás en contacto conmigo, se que seria horrible de mi parte decir que me siento sola en estos momentos, pero es así y me preocupas -De pronto Ginny saltó desde su cama a la Hermione, en la oscuridad buscó su mano y la apretó - Promételo! -La pelirroja rogó y ella aceptó mientras la estrechó entre sus brazos.

Era 26 de Julio, Harry y Ron se habían ido de la madriguera a buscar los Horrocrux hace tres semanas. En unas horas mas iría al departamento de Fred y George a vivir, su maleta estaba lista y ella también. Tenía viales con poción multijugos preparados practicamente para vivir un año sin ser ella misma, aun cuando no sería difícil preparar más en la casa de los gemelos, ahí tenían todo un laboratorio para crear sus productos y seria de gran ayuda por si necesitaba más poción. El plan era hacerse pasar por una prima Weasley, la prima en cuestión si existía y había dado su aprobación al plan -aunque no sabía realmente a quien estaba ayudando ni porqué lo hacía; Weasleys, hacen todo lo que les pidas si creen que te están ayudando. Su familia había decidido abandonar el país de manera clandestina, tras lo sufrido en el matrimonio de Bill y Fleur. Después de todo los Weasley eran conocidos como traidores a la sangre y si se quedaban en Inglaterra podían verse envueltos en otra situación parecida, o peor, y Octavius Weasley no era tan valiente como su hermano, era un traidor a la sangre, sí, pero no un hombre que está dispuesto a morir ni mucho menos poner en riesgo a su familia por una guerra para la cual no está preparado; La Orden del Fénix los ayudó a salir del país porque era el hermano de Arthur, después de todo y porque la hija mayor había ayudado a Hermione sin hacer preguntas; gracias a la prima Weasley, Hermione tenía una nueva identidad.

Estaba de pie frente al espejo, la casa estaba silenciosa ya que el señor y la señora Weasley habían llevado a Ginny a comprar la lista de las cosas que necesitaría en Hogwarts, muy a pesar de la oposición de la señora Weasley de mandar a Ginny al colegio este año, ella iría de todas formas, primero porque querían aparentar normalidad y segundo porque Ginny armo tal alboroto que si el señor Weasley tuvo en algún momento la intención de dejar a su hija en casa esta se esfumo por la ventana.

Extrañaría su mata de rizos castaños, no tenía muy claro como era el aspecto de Cedrella Weasley, suponía que era pelirroja, igual que todos los Weasley y debía de tener pecas, eso era algo que venía con el paquete, pero aun así estaba nerviosa, en el espejo estaba su reflejo su pelo, su cara con la pequeña nariz respingona heredada de su madre, sus suaves y delicadas curvas se reflejaban en el cristal. Se tomo un momento mas del que habitualmente se permitía y se miro a conciencia, allí frente a ella estaba ella misma analizándose, su cuerpo agraciado y joven en ropa interior, quizás cuando volvería a tener la oportunidad de mirarse otra vez ya no estaría igual.

Tomo el vial con la poción, ya había puesto uno de los muchos cabellos que le dieron de Cedrella, se preguntó si quizás le habría dolido arrancarse todo ese cabello, era muy probable que quedara calva, nada que una poción crece pelo no pudiera remediar, pero aun así un escalofrío la recorrió, pobre Cedrella; bebió del vial y lo tapo, debería de comprar una petaca como la de Barty Crouch Junior, o encantar una botella para que pareciera que bebía agua de ella mientras lo que tomaba en realidad era poción multijugos, eso si seria útil, no podía estar cada dos horas sacando el vial con la poción frente a ojos indiscretos, se miró en el espejo, el cambio fue de inmediato, se alargó unos cuantos centímetros más y su cabello se volvió rojo fuego y para sorpresa suya los rizos se suavizaron pero no desaparecieron por completo, su piel era clara y unas pocas pecas aparecieron en la nariz que ahora se veía como la de Ginny mientras que los ojos se tornaron celestes casi grises, tal parece que Cedrella se parecía más a su abuela Cedrella Black que a su abuelo Weasley. La ropa le quedaba un poco estrecha, el cuerpo de Cedrella era un poco más robusto que el suyo así que se puso un vestido, en lugar de sus jeans favoritos, tampoco es que pensara ponerse la ropa de Hermione, no podía parecer una chica Muggle, si bien los Weasley usaban jeans y poleras, su ropa era de Hermione no de Cedrella y la ropa que le había dado Remus hace unos días le quedaba bien, tenía la sensación de que algunas prendas eran de Tonks, lo cual le causo gracia, se vería como una bruja rockera; se puso las botas militares que le habían dado, estando ya lista tomó el baúl y dando una ultima mirada a su nuevo reflejo en el espejo se aparecía fuera de la tienda de bromas de los gemelos Weasley.

- Miren a quien tenemos acá -Dijo uno de los gemelos desde la tarima de la tienda

- Si no es nuestra querida prima Cedrella -Término el otro desde la caja

La chica sonrió sin saber que decir, hasta responder con un simple -hola.- le parecía extraño, no había ensayado la voz de Cedrella y se puso nerviosa, notando esto George salió a su encuentro para sacarla de la tienda y hacerla pasar a la oficina, donde tendría un poco de privacidad, estando alejada de las miradas de los clientes que a esa hora llenaban la tienda.

- Gracias -Fue lo primero que dijo Hermione mientras George cerraba la puerta. - No se que me paso.

- No te preocupes, es normal estar nerviosa, creo -Sonrió de oreja a oreja - Nunca he estado en tu posición -Como ella no sonrió, se puso serio - No te preocupes Hermione, todo estará bien.

- Cedrella! -Lo corrigió ella. - ¿Y ahora qué hago? se supone que vine a trabajar con ustedes.

- Claro, que tal si te haces cargo de la caja, confío que con ese cerebro tuyo te llevarás bien con los números y no tendrás problemas.

Los señores Weasley junto con Ginny pasaron unas horas más tarde por la tienda para ver como le estaba yendo a la prima Cedrella en su nuevo trabajo Fred y George estaban encantados con ella, atendió la caja impecablemente y era simpática con los clientes. El señor Weasley le dijo que pasaría todas las semanas por si acaso y que les avisarían de las reuniones de La Orden del Fénix, ya eran miembros oficiales, quiso preguntarle si tenía noticias de Harry y Ronald, pero hace días que no veía a la chica sonreír como lo hacía ahora y no quiso entristecer la al mencionarlos.

Tras cerrar la tienda al público ordenaron y cuadraron la caja, para luego subir al apartamento de los gemelos. comieron y platicaron, el baúl de Hermione estaba en la habitación de Fred, los gemelos le dejaron un cuarto y ellos dormirían juntos en el otro, tal y como lo habían hecho hasta que se fueron a vivir ahí, no les molestaba en absoluto.

Con el pasar de los días los tres habitantes del apartamento ubicado sobre la tienda de bromas se adaptaron rápidamente a la rutina, Fred y George siempre consideraron a Hermione como una hermana más, al igual que Harry, no les desagrada en absoluto el tenerla ahí, ya habían convivido con ella en la madriguera y en Hogwarts, no era una extraña para ellos.

La rutina diaria consistía en tomar desayuno juntos, abrir la tienda y turnarse para comer el almuerzo, a veces Lee Jordan se pasa por la tienda a ayudar y Fred Almuerza con Hermione; después de cerrar la tienda la limpian y cuadran la caja tras eso suben a comer y a dormir. Hermione no se aburre de la rutina que se ha instaurado, todos los días pasan cosas distintas, investigan en el laboratorio e incluso la dejan experimentar y aportar ideas, los gemelos hacen "magia extraordinaria" y ella está encantada con participar del proceso.

- Me quede pensando en lo que dijiste el otro día. -Dijo Fred mientras almorzaban, era miércoles y Lee había pasado a verlos, justo ahora se escuchaban sus gritos, suponían que estaba probando las botas anti-gravedad que habían hecho hace unos días

- ¿Que cosa dije? -Respondió ella mientras dejaba de leer el profeta para ponerle atención.

- Eso de los grupos terroristas y activistas que crean los Muggles cuando están bajo un gobierno opresor -Dijo él moviendo las cejas, Hermione se imaginó que le llamaría la atención cuando se lo contó, no era difícil imaginar a Fred con un pasamontañas y un cóctel molotov en la mano.

- Nosotros ya somos parte de un grupo subversivo Fred -Murmuró ella acercándose un poco a él, como si le estuviera contando un secreto que alguien pudiera oír - La Orden del Fénix, recuerdas? -Acoto ella sonriendo y él la correspondió

- Ya, pero yo hablo de algo más directo, algo más agresivo y visible que la orden -Ella levantó una ceja y Fred pudo distinguir a la prefecta perfecta en el rostro de su prima - He estado investigando sobre organizaciones de muggles y quiero hacer algo como eso, algo como lo que hicimos con George cuando estaba Umbridge, algo que alerte a la población, están siendo bombardeados por el profeta y la radio con el discurso del ministerio "Todo está bien" si como no, tu y yo sabemos que las cosas están mal y es nuestro deber hacerlo saber a aquellos que viven ajenos a esta realidad, no podemos seguir haciéndonos los tontos, se que la orden decidió que era necesario aparentar normalidad, desligarnos de Harry, pero no estoy contento con ello, debe haber una manera de luchar mientras esperamos que él haga lo que tiene que hacer -Hermione estaba atónita escuchándolo y cuando por fin terminó su discurso se tomó un momento para meditarlo, claro que simpatizaba con su idea, pero no se lo esperaba.

- ¿Estas queriendo decir que quieres que fundemos la juventud de La Orden del Fénix?.

- No se que es eso, pero creo que si -Fred sonrió y luego se puso mortalmente serio. - ¿Me apoyaras?. -Pregunto con un tono frío y calculador. Cedrella lo miró seria también, pensó en lo que él le propuso sin apartar la vista de los ojos de Fred, parecía que ambos estaban practicando Legeremancia.

- Sí. -Respondió ella sin más y la cara de Fred se iluminó, se paró de un salto de la silla y gritó

- Feorge! hay que celebrar, dijo que si. -Vocifero el pelirrojo mientras bajaba las escaleras para llegar a la tienda.

- ¿Qué es lo que quieres hacer entonces, rayar muros o poner bombas? -Cuestione Hermione a Fred, estaban sentados en el sofá, era domingo y la tienda estaba cerrada, Hermione tenía su castaño cabello trenzado, no había tomado la poción esa mañana y aún estaban en pijama, ambos tenían una taza de chocolate en las manos, era como estar sentados en la sala común de Gryffindor, claro que no estaban frente a la chimenea, si no al ventanal hechizado para evitar que se viera el interior del apartamento, y que tenía vista al callejón Diagon, abajo algunas personas paseaban, como el comercio estaba cerrado no eran muchos los transeúntes.

- No soy un extremista, yo quiero salvar vidas, no destruirlas, a no ser que sea un hombre lobo loco como Greyback.

- Claro.

- Estábamos pensando en algo como los rayados o los panfletos, o bromas a gran nivel en el ministerio.

- No creo que debamos arriesgarnos mucho, ya sabes que dijo Remus, pasar desapercibidos para los Mortifagos.

- Está bien, seguiremos las reglas.

- Podríamos inventar algo parecido a las bombas explosivas, pero que en ves de ruido rayen los muros con frases.

- Algo así Como "Voldi maneja al ministro", me gusta esa idea. -Dijo George sentándose entre Hermione y Fred

- Quizás antes de maquinar cosas, deberíamos preguntar a otros si quieren participar. -Sugirio Fred - Un grupo más numeroso ayudaría a difundir mejor, no se me había ocurrido antes, pero creo que seria lo correcto.

- No podemos llevarnos toda la diversión solo nosotros. -Aportó George

- Se que Lee querrá unirse. -Finalizó Fred.

Decidieron que seguirán la estrategia de Hermione cuando crearon el ejército de Dumbledore, invitaron a algunas personas que sabían simpatizaban con la causa y les explicarán el plan, claro está que los harán firmar un documento para resguardarse de que la información allí expuesta no saliera a la luz y mucho menos quienes eran las personas que se reunieron. Fred creía que la idea de hechizar el pergamino con una maldición para aquel que los delatara era una idea perfecta, nunca se lo mencionó a Hermione, pero ella tenía ideas brillantes, claro que esta maldición no sería tan inocua como la que sufrió Marietta, él se encargaría de esto personalmente.

- Entonces ¿Cómo les ha ido en la tienda? -Preguntó la señora Weasley mientras le servía una enorme porción de puré de papas, no se veía capaz de comer todo lo que había en el plato, la señora Weasley se había esmerado en esta comida, después del almuerzo llegarían los miembros de la orden y tendrían una reunión, Fred y George le dijeron que no hablara sobre la nueva organización, les dirían cuando fuera necesario, por ahora sería un secreto entre los involucrados.

- Estupendo, hemos vendido...

- ...Más de lo esperado

- Con la ayuda de la prima -George le guiño un ojo

- Nos ha ido genial. -Dijeron los gemelos y ella se sonrojo.

- Me alegra que todo esté bien. - dijo la señora Weasley manifestando su aprobación con sonrisa que duro poco, pues cambio bruscamente el tema de conversación. - Ginny me escribió el otro día, dice que hay nuevos profesores en Hogwarts, los hermanos Carrow son reconocidos Mortifagos, no debimos haberla dejado ir, no dio detalles de lo que ocurre en el colegio; me preocupa que pueda estar pasando ahí dentro con Snape como director.

- No te preocupes mamá

- Seguro que la enana puede con cualquier cosa. -Aseveraron los Gemelos.

Hermione no quiso decir nada, ella también había recibido carta de Ginny, en el colegio estaban pasando cosas feas, no sabia que había hecho Ginny para poder enviar esa carta sin que fuera censurada por los nuevos profesores Carrow. La pelirroja hablaba de torturas en clase y castigos, el colegio estaba tomado por Voldemort y sus secuaces, los niños estaban padeciendo horrores ahí dentro y nadie en el exterior lo sabía, Ginny no quería alarmar a sus padres ni a sus hermanos, le contó a Hermione porque confiaba en que ella no la delataría, si se enteraban la sacarían de ahí, pero ella en su carta le dejó muy claro que no pensaba irse; Ginny, Neville y Luna estaban resistiendo en Hogwarts, estaban batallando día a día en el ejército de Dumbledore y Hermione confiaba en que si las cosas se ponían realmente peligrosas para ella Ginny podría escapar, además claro de que la entendía completamente, no eran niñas pequeñas, podían cuidar perfectamente de sí mismas.

- Confiemos un poco más en el juicio de Ginny, ella es una mujer fuerte e inteligente, sabe lo que hace. -Declaro Hermione en voz alta, no se dio cuenta que los demás la habían odio hasta que la Señora Weasley la miro sorprendida. La mujer estaba apunto de abrir la boca para responderla, pero la suerte estaba del lado de Hermione y justo en ese preciso momento, en el que se veía venir un discurso de aquellos que te dejan sin ganas de replicar y te hacen avergonzarte de tus palabras por parte de la matriarca Weasley, aparecieron los demás miembros de la Orden y toda la conversación anterior quedo en el olvido.

- Kingsley no puede venir, las cosas en las oficina de Aurores están mal y no quiere salir de ahí por periodos prolongados ni mucho menos levantar sospechas entre sus colegas. -Dijo el Señor Weasley

- Las constantes auditorias que están haciendo a los funcionarios tienen el clima laboral del ministerio enrarecido, todos se miran con desconfianza. Incluso hay quienes dan pistas sobre posibles traidores a la sangre e hijos de Muggles. -Manifestó Sturgis Podmore con tono de derrota. se hizo un silencio en torno a la mesa en la que estaban reunidos los actuales miembros de la Orden del Fénix, nadie quería creer en que las cosas estuvieran tan mal, la sociedad se estaba dividiendo, Voldemort estaba dejando huella.

- Hay algo importante que debo decir. -Anuncio repentinamente Lupin, sacando a todos los presentes de su ensimismamiento. - Hace unos días fui a Grimmauld Place y allí encontré a Harry y Ronald. - Todos le miraron atónitos, Hermione apretó fuerte su mano bajo la mesa, sus ojos se anegaron de lagrimas. - Están bien, les ofrecí mi ayuda en lo que fuera que Dumbledore les encomendó y ellos no aceptaron, les dije que no era necesario que me informaran sobre lo que estaban haciendo y aun así no accedieron. -Remus Lupin miro fijamente a Hermione mientras informaba a sus compañeros lo que había pasado en la mansión Black, él esperaba alguna reacción por parte de la chica, pero el brillo que vio en su mirada, producto de sus lagrimas en un primer momento desapareció y ninguna gota salio de sus ojos. Solo Fred supo que la chica estuvo tensa el resto de la reunión, pues él tomo su mano entre las suyas y la acaricio, debajo de la mesa, no permitiendo que los demás vieran.

El resto de la reunión fue extraño para Hermione, solo escuchaba el murmullo de lo que se habló, no podía dejar de pensar en Harry y Ron. Al volver al departamento de los gemelos se fue a su habitación sin decir una palabra y se dejó caer sobre la cama y lloró de rabia y pena, lloro por sus padres y por sus amigos, lloró silenciosamente quizás horas hasta que se quedó dormida sin darse cuenta. George, que era más empático que Fred quiso ir a ver si ella estaba bien, pero su hermano gemelo no se lo permitió, le dijo que la dejara sola, que ella estaría bien, solo necesitaba un momento de tranquilidad con ella misma. Fred a duras penas convenció a George de no molestar a Hermione esa noche, pero a primera hora de la mañana el Gemelo adoloido se paró frente a la puerta del antiguo cuarto de Fred y dio dos golpes, no escuchó ninguna respuesta ni positiva ni negativa y como el tiempo es dinero abrió sin más, adentro encontró a Hermione, en el cuerpo de Hermione, durmiendo sobre las colchas..

- ¿Hermione? ¿estas bien? -pregunto mientras se acercaba a la cama, por toda respuesta la chica se acomodo - ¿Hermione -Repitio más alto, se acercó a ella y la movió un poco, la chica de cabello indómito al fin abrió los ojos y sonrió con una mueca

- Me siento mal. -Fue lo único que dijo antes de cerrar los ojos nuevamente. George tocó su frente y no se sorprendió al sentirla caliente

- Fred, Hermione está enferma ¿deberíamos avisar a mamá? -Cuestiono cuando se dio cuenta de que su hermano lo miraba desde el dintel de la puerta

- Debe ser solo un resfriado, pero no te preocupes yo iré ahora a la madriguera y le diré, haz que ella se tape con la colcha. traeré a mamá. -dijo Fred desde el dintel de la puerta antes de salir rumbo a la Madriguera.

La Señora Weasley tomó unas cuantas pociones y se fue al apartamento de los gemelos junto a su hijo, tal y como había dicho Fred, Hermione solo tenía un pequeño resfriado, nada grave. La Señora Weasley le dejó varias pociones pimienta y cocino una olla con sopa para que tuviera algo caliente que comer durante el día, le hizo prometer que pasaría el día en la cama y ella aceptó, aunque después de beber la primera dosis de poción se sentía bien.

- Feorge y Gred mis más queridos amigos! -Exclamo Lee Jordan al entrar a la tienda esa mañana - ¿Dónde está la preciosa prima Cedrella? -Pregunto - Le traje un regalo, lo vi en la tienda de chatarra, pero no me pareció chatarra en lo absoluto. -Dijo mientras les mostraba un precioso guardapelo de oro.

- ¿Estas acaso tratando de cortejar...

- A nuestra querida prima? -término George la frase de Fred, aunque en un tono mucho más relajado y jocoso, a él no le había pasado por alto el enfado de Fred al darse cuenta de las intenciones de Lee, su desconcierto estaba en que no sabía si era por proteger a su prima Cedrella del baboso de Jordan o por proteger a Hermione, la casi novia de Ron, de las garras de su baboso amigo. La mirada de Fred no auguraba nada bueno y George era consciente del brillo asesino en los ojos de su gemelo, lo conocía mejor que nadie, Fred estaba prendado de la niña que ahora estaba enferma en el segundo piso y eso no era bueno, ella quería a Ron, era de Ronald. Fred no podía entrometerse, le romperían el corazón. Se sintió estúpido por no darse cuenta antes, pero lo cierto es que siempre vio una misteriosa predilección de Fred hacia Hermione, ella siempre fue tratada con respeto y muy pocas veces fue objeto de burlas por parte de su gemelo, y ahora, con ella aquí a todas horas a su completa disposición Fred se había dejado llevar por ese incipiente sentimiento; George ahora lo veía con total claridad.

- He aquí, sopa de pollo a la Weasley -dijo el pelirrojo mientras se sentaba en la cama al lado de Hermione, ella tomó uno de los platos que había en la bandeja y comenzó a comer

- ¿Hoy te toca a ti hacerme compañía en el almuerzo? -Preguntó ella dejando sorprendido a George, es verdad que el ya no tenía la oreja, eso ayudaba mucho a la hora de diferenciarlos, pero se habían dejado crecer el pelo y las orejas ya no se les veían, y aún así ella siempre sabía con quién hablaba.

- Lee esta abajo con Fred, como no tomaste la poción multijugos hoy no queremos que suba a visitarte, y Fred puede ser más persuasivo con él -Fred siempre supo cómo convencer a Lee, y a todos en realidad, incluso con el mismo George tenía una asombroso poder de convencimiento.

- Fue una estupidez dormir sin abrigarme. -aseguro ella con tono de auto reproche

- Tuviste un mal día, todos los tenemos, así como todos tomamos decisiones estúpidas.

- Un mal año sería más apropiado decir.

- Bueno, si tu lo ves así. Aunque me gusta pensar que cuando llegaste aquí mejoro muchísimo. -Ella rió con ganas y afirmó con un gesto de cabeza.

- Si mejoro. - Afirmo Hermione sin dejar de sonreir.

- No quieres ir a verlos, ¿ahora que sabes donde están? -pregunto George luego de un momento en silencio. Nunca hablaron de lo que ella sintió cuando Harry y Ron se fueron, quizás hablar de ello o con ellos ayudaría a la chica a dejar esa pena que la estaba consumiendo.

- No quiero, pero siento que debería querer. - Dudo un momento ella. - No se que debería decirles, cada vez que imagino la escena me veo a mi llorando y no es eso lo quiero que ocurra; ellos me dejaron atrás, no tengo porque ir tras ellos, no quiero hacerlo.

- Te entiendo, solo piénsalo, no creo que se queden mucho más tiempo ahí.

El martes por la mañana transcurrió normal, la prima Cedrella hizo su aparición en la tienda y cumplió con su trabajo. A la hora de comer Lee Jordan se dejó caer por la tienda para ver cómo seguía la salud de la chica Weasley, le entregó el regalo que había comprado para ella el día anterior, todo bajo la atenta mirada de los gemelos.

George recibió carta de Angelina Johnson, el la invito a tomar helados esa tarde, les dijo que lo hacía para invitarla personalmente a la reunión que tenían programada para el jueves en la noche, con la excusa de que sería el cumpleaños de Oliver Wood, había inventado una celebración para así reunir a los adeptos a la causa que ellos pretendían reclutar, pero ninguno le creyó realmente, nadie se perfumaba tanto para salir con una "solo amiga" le había dicho, a él no le importo y tras ponerse sus botas de cuero de dragón nuevas, salio de la tienda rumbo a Florean Fortescue.

- ¿Y? ¿Como estuvo tu cita anoche? -pregunto apenas salió de la habitación que compartía con su hermano.

- Genial.

- Entonces admites que fue una cita. -dijo Fred moviendo las cejas.

- No, y - dudo antes de preguntar. - ¿no te molesta que salga con Angelina? -preguntó George un poco indeciso.

- Claro que no, eres mi hermano, siempre hemos compartido todo.

- Eres un asqueroso -gritó George, mientras le tiraba una tostada a Fred, proyectil que no fue capaz de evadir y que le dio de lleno en la cara porque como cada mañana se quedo embobado viendo como Hermione salió de su habitación vistiendo nada mas que su pijama, tenia el indomable cabello en una larga trenza, como tenía ganas de tocarla, abrazarla y besarle. - Ah, ha eso venía el comentario, claro, los hermanos comparten. -dijo George sacándolo de su trance, Fred lo miró escandalizado de que su hermano dijera algo así frente a ella, y más aún de que él se hubiera dado cuenta de lo que sentía por la chica, pero George ya no le ponía atención.

- Mira George, cierra los ojos y extiende la mano.

- ¿Es una broma?

- No te veía capaz de ese tipo de guarradas pequeña prefecta perfecta.

- haz lo que te digo y calla -ordenó la chica con tono serio.

- Doña marisabidilla hablo. -dijo George antes de hacer lo que le habían ordenado, Hermione puso el guardapelo sobre la mano de George.

- ¿Lo sientes? -preguntó tras un momento

- ¿El frío del metal? ¿Lo que pesan los quilates? o ¿ Ese pequeño latido? -Hermione le arrebató el guardapelo y entró corriendo a su habitación, en menos de cinco minutos estaba vestida y con una capa que escondía la mitad de su rostro.

- Iré a la mansión Black, volveré. -dijo mirando a nadie en particular y sin más desapareció de la sala.

- Eso fue...

- Extraño. -Dijo Fred mirando perplejo a su gemelo

- Bueno, y ahora que estamos tu y yo solos, explícame eso de compartir. - increpo George con tono serio a u hermano gemelo.

- No se de que hablas. - Respondio Fred sin mas.

- Escúchame Fred, ella es de Ron - dijo ya mas alterado George.

- Él no se la merece, la dejó atrás, yo nunca haría eso con ella, la subvalora, no es una chiquilla, es la bruja más brillante que he conocido y Ronald no se la merece, hasta hace unos meses le rompió el corazón y se puso a salir con Brown. - manifestó encolerizado Fred.

- Ella lo quiere a él, te romperán el corazón. - George bajo el tono de la conversación.

- No lo quiere, ya no. - respondió Fred también calmando su tono al hablar.

- ¿Cómo lo sabes siquiera?

- Solo lo sé George - Fred volvía responder de manera tajante y ruda- Deja de hacer como si fueras mi padre, no eres responsable por lo que me pase, si ella lo quiere a él o a cualquier otro que no sea yo, esta bien, pero no me daré por vencido sin antes luchar. -dijo Fred y tras eso se metió en el baño y azoto la puerta.

- Hermione! -Exclamo Ron apenas la vio entrar en la cocina

- te traje esto Harry -dijo dejando el guardapelo sobre la mesa - Es un horrocrux al parecer

- Hermione, yo… ¿como lo conseguiste? -preguntó Harry mientras tomaba el objeto

- Me lo regalaron, tengo esto también para ti. -dijo mientras metía la mano en su bolso de cuentas, sacó varios tomos de libros sobre los horrocrux que había tomado prestados del despacho del director - Los leí todos, dice que no puedes destruirlo con cualquier hechizo, he pensado que el diente de basilisco que usaste para destruir el diario de Riddle sería de utilidad, pero no se donde puedas conseguir un diente con veneno en este momento -ambos chicos rieron nerviosamente, ella seguía mortalmente seria - Adiós. -dijo sin más y salio de la cocina de Grimmauld Place, Ronald corrió primero tras ella, seguido de cerca de Harry

- Espera, Hermione, no te vayas así -dijo el pelirrojo cuando la tuvo a su alcance. ella se detuvo pero no se giró a mirarlo

- Podrías quedarte con nosotros, fue un error habernos ido sin ti. - rogó el pelirrojo.

- Por supuesto que fue un error, pero no seré yo quien lo remedie. Tú, corrijo, ustedes ya tomaron su decisión, yo estoy viendo donde estoy. suerte con su misión.

- Hermione, escucha -dijo Ron tomándola del brazo. la chica lo miro a los ojos y negó moviendo la cabeza

- He terminado con ustedes. -declaro antes de salir de la mansión y desaparecerse, no fue inmediatamente al departamento de los gemelos, frente a ella estaba el bosque de Dean, no supo porque se apareció ahí exactamente, pensó en su familia y ahí fue donde la llevaron sus pensamientos, necesitaba estar sola, aclarar su cabeza y darse un respiro de toda esa maldita guerra, del recuerdo de sus padres, de Harry y Ron, del puto Voldemort, de la Orden del Fénix, lo que estaba ocurriendo en Hogwarts, los Horrocrux... y más que nada de lo que significaban las miradas de Fred y esa nueva necesidad que sentía de que él la observará; Necesitaba un momento a solas.


Aquí a nadie se le castiga por decir lo que piense de este capítulo, si usted cree que necesito mejorar algo dígalo sin remordimiento. Si usted cree soy la revelación del año, que mi historia es genial, no se corte, que no le de vergüenza puede explayarse en un comentario.