Sentimientos encontrados

¿Qué está pasando? ¿Qué ME está pasando?

Todo esto es un desastre y es por su culpa, solo ella puede tener la culpa de lo que está pasando. De lo que me está sucediendo.

Ella me citó a una maldita cita con esta intrépida reportera. Que si no me equivoco la vi varias veces con Naruto. ¿Él tendrá algo que ver en esto? Ya no importa, nada importa. Hinata acaba de descubrir que la estuve engañando. Esta farsa llegó a su fin y de la peor manera posible.

Ahora solo me queda aguardar a sus gritos o, mejor dicho, sus lloriqueos de su orgullo herido de esposa. Pero debo decir que nunca esperé lo que salió de su boca en ese instante.

- (…) No sé por qué no eres más como tu hermano Itachi.

Algo se estremeció dentro de mí y mis manos temblaron para posarse en su cuello y dejarla sin respiración por unos severos segundos. Pero me abstengo de mis instintos y ella prosigue.

-Debí haberme casado con Itachi y no contigo.

Era suficiente. Eso había sobrepasado el límite, y nadie lo había hecho hasta ahora.

Quería mandar todo al demonio, pero tenía que seguir con el espectáculo. Si no, no sé de qué sería capaz esta reportera con sed de una primicia. Me retiro y los saludo como se debe y salgo de esas malditas cuatro paredes donde estaba la incoherente de mi maldita esposa.

Deseaba que se fuera caminando al departamento, pero afuera del edificio había más fotógrafos y no podía arriesgarme. La esperé y nos fuimos del lugar. El silencio reinó en el trayecto.

¿Por qué lo había dicho? Y más importante ¿por qué me afectaba más de lo que quisiera?

No estaba dispuesto a responder tales preguntas por lo que unas noches estuve fuera del alcance de su plateada vista.

No la podía tener cerca, porque la mataría o la volvería hacer mía, aunque ella no quisiese. Y no estaba dispuesto a rebajarme a forzar a una persona a hacer algo que no quería cuando hay mujeres que se mueren por tenerme. Es por ese estúpido motivo que me estuve acostando con diferentes mujeres después de la primera vez que nos acostamos. Sabía que ella no iba a querer que la volviera a tocar y tampoco me arriesgaría a tocarla cuando escuché aquella frase que me da escalofríos cada vez que la recuerdo: te quiero. No, definitivamente no me arriesgaría y ahora sale con esto.

Sí, estoy totalmente de acuerdo con tu comentario. Debiste haberte casado y revolcado con mi hermano. Pero por qué demonios me da punzadas en el estómago al imaginarlos a ellos dos juntos.

¿Qué diablos me está ocurriendo con ella?

Y para colmo, no sé qué les sucede a las mujeres de ahora. La disponibilidad de mujeres está disminuyendo, cada vez son menos las mujeres que hacen fila por mí.

Actualmente, ya no hay ninguna fila que formar. No hay ninguna mujer que salga conmigo de los bares. A este paso me quedare de nuevo en la oscura y desesperante abstinencia. No lo podría soportar, no de nuevo.

¿Qué sucede con las mujeres? ¿Perdí el toque? No, imposible

Pero con Hinata es diferente ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella?

Ahogo mis interrogaciones en alcohol. Ese amigo nuevo que me hice, me lava el cerebro hasta dejarlo en blanco. No me importan mis dudas, no me importan nada en absoluto. Pero, este preciado amigo, me ofrece algo a cambio y me quita otra. Sí, me olvido de todos los problemas, pero también me olvido de resolverlos. Así que siguen estando ahí y mi desempeño en el trabajo está por los suelos.

¡Gracias alcohol, por hacer que me importe una mierda mi vida! Que ya era una porquería.

Además de sus pros y sus contras de este nuevo amigo, (debí haber desposado a esta delicada botella de whisky) me vino como anillo al dedo ya que, repentinamente a Hinata le empezó a gustar las prendas reveladoras. Suerte que tengo a mi amigo para que me deje inhabilitado para sentir una erección cuando la veo. Y es por eso que mis ojos solo ven un borrón de piel blanca y diminutas prendas.

Y para finalizar con esta hermosa y frenética montaña rusa de mentiras, mi glorioso suegro nos cita para "darnos una reprimenda" por nuestra conducta y blablá. Al final, dice para lo que en verdad vino: Dos semanas de vacaciones y una casa que habitar. El nuevo hogar lo llama él.

Estúpida mansión. Estúpida esposa. Estúpida botella de whisky.

La manía de mi esposa por las prendas que acentúan su figura se hace cada vez más cotidiana. Al parecer a ella ya no le incomoda más y a mí me empezó a desinteresar.

Hermosos efectos del alcohol. Seguro que, si mi familia me viera, soltarían un decepcionado suspiro y dirían algo como: Este es Sasuke Uchiha.

Si, mamá, este soy yo. Este miserable hombre que reposa todas las noches en el sillón del GRAN despacho de esta ridícula mansión de familia feliz. Si, padre, soy un inútil, no sirvo para nada en la empresa. Si, hermano, eres mejor que yo que hasta mi esposa te desea.

¡Maldita sea! ¡Maldito seas, Sasuke!

Estrelló la botella de alcohol en un arranque de ira. Y luego me percato de que era la última que poseía el bar. Por suerte, ¿el destino? Había una de coñac bien escondida en la alacena, pero solo había suficiente para un trago. Muy propio de mí.

Sin alcohol no sé cuánto voy a durar sin matarla.

Hablando del diablo, mi esposa sale de su encierro y puedo decir que aquel diminuto short no dejaba mucho que imaginar y su amplia remera que caía a los costados de sus brazos, le daba una apariencia angelical y sensual. Debía aceptar que mi esposa podía encenderme sí lo intentaba.

Sin que mi cuerpo esté inundado del sedante que tanto lo dominó por meses podía apreciar mi alrededor. Estaba lloviendo a torrenciales, Hinata estaba jodidamente hermosa y mi sed por ella resonó en mi interior como un rugido.

Era hora de comer, y el menú del día era mi esposa. Yumi yumi.

En un parpadeo me coloco detrás de ella, y en unos minutos después la estoy embistiendo bestialmente. Me desahogo con ella al hacerla mía una y otra vez.

No me canso de besar sus labios y verla enloquecer por mí. Al principio me sorprendió no ver resistencia por parte de ella, pero no pudo dejar de importarme menos después de llegar al majestoso instante en que puedo sentir el cielo bajo mis pies.

Creí que esa vez sería la única en que la volvería a ver enloquecer por mí y lamentaba eso ¿Quién no lo haría? Estar dentro de ella, ver sus expresiones y verla suplicar por más era indescriptible. Con solo pensarlo me volvían las ganas de hacerla mía. Una y otra vez.

Al pasar el tiempo. Descubrí que ella me correspondía en este deseo. El alcohol desapareció de mi sistema y ella apareció a mi lado todas las noches después de esa. TODAS.

Tenía que recuperar el tiempo perdido. Y las noches me empezaron a parecer desconsideradamente cortas estando a su lado. Poseyendo su frágil cuerpo sudoroso incontables veces.

Tengo que reconocer, que a veces el problema es la solución. Hinata Hyuga, mi esposa es la solución a mi miserable vida matrimonial y familiar. Estar con ella se siente bien.

Mierda, se siente más que bien.

Los días como las noches pasaron y siguieron el transcurso del tiempo. Las reuniones de farsa nunca faltaban, pero ahora las podíamos manejar mejor que antes.

Cuando estaba desorientado o frustrado o por cualquier excusa la poseía las veces que fueran necesarias para tranquilizarme. Y siempre funcionaba con la primera vez, pero para un Uchiha nunca es suficiente. Pobre de mí Hinata. Ella no soporta mi ritmo, casi siempre termina desmayada del cansancio.

El tiempo pasaba volando para nosotros, además que empezamos a entablar conversaciones con más de una frase. No era algo que necesitaba, pero no me puedo quejar tampoco. No está mal nuestra relación de esposos. De hecho, está mejorando… aunque no es algo que me interese. Hmpf.

Pero, Sasuke Uchiha no puede estar bien ¿O sí?

El anuncio de la ceremonia de casamiento de mi hermano hizo colapsar mis neuronas por un milisegundo.

-… ¿En una semana?

-Sí, Sasuke. En unos siete días Konan será en definitiva tu hermana legal. Tu padre y yo no podemos estar más que contentos. Nuestros dos hijos casados y felices. Espero verte allá. – escucho a mi madre suspirar pesadamente – Necesito verte ahí ¿Está bien?

No podía formular palabra alguna y estúpidamente asentí como si ella fuera a verme. Recupero las pocas neuronas que siguen funcionando.

-Estaré presente en su casamiento. No te preocupes. Mi esposa y yo haremos nuestra mejor actuación. – lo suelto con asco y rencor.

Estaba a punto de colgar cuando escucho algo que era innecesario como inútil.

- ¿Sasuke? Sabes que te quiero ¿no?

Corté. Mi madre no volvería a manipularme.

Sin rodeos advertí a mi esposa de la desmesurada actuación que nos aguardaba el 14 de febrero. El día en que presenciaremos verdaderas sonrisas, en donde los únicos actores seremos nosotros.

-Hinata- ella hace ademán de oírme mientras sigue concentrada en cocinar la cena. Hay veces en que no me canso de verla.

- ¿Si? - sin contenerme, me posiciono detrás suyo y ella detiene sus movimientos. - ¿Sasuke-kun?

Me sorprendí al escuchar mi nombre acompañado del honorifico, pero luego una rebelde sonrisa se formó en mi rostro. Una que nunca dejaré que ella la vea.

-Konan e Itachi tendrán su ceremonia de casamiento… en una semana. – siento como su pequeño cuerpo se tensa. No quiero verla llorar.

Descubrí que no me gusta verla llorar.

Ella siguió sin decir nada y mis brazos se movieron por si solos, abrazándola fuertemente. Y mi mentón se apoya en su cabeza. Y mis labios sueltan una gigantesca mentira.

-Todo estará bien, Hinata. – su cuerpo empieza a temblar. No, no lo hagas. No vuelvas al pasado. – No dejaré que nada salga mal, Hina.

Ella se da la vuelta y me abraza. Sus débiles brazos se aferran a mi camisa con todas sus fuerzas y esconde su rostro en mi pecho. Parecía una niña perdida.

- ¿Lo prometes? – levanta su rostro un poco y me mira con sus cristalizados ojos grises. Esos extraños ojos que no puedo dejar de mirar, aunque lo intente.

- Si, lo prometo. – le vuelvo a mentir, porque lo que llegué a ocurrir en esa maldita ceremonia no está en mis manos,

Hay cosas que ni un Uchiha puede controlar. O predecir.

A diferencia del tiempo transcurrido, estos últimos días parecían eternos. Las horas en el trabajo con Itachi cerca con una cara de tonto me enardecía la sangre. Tenerlo cerca no era lo mejor para mi ene esos momentos, pero no podía hacer nada. Él era el futuro presidente de Uchiha Enterprise. Por suerte, mi medicina seguía haciendo efecto en mí. La tenía a ella para tranquilizarme.

Nunca pensé que me agradaría ver el rostro de mi esposa hasta aquellos días. Esos siete días donde verla me daba energía para vencer a mi hermano. Porque el futuro no estaba decidido. Mi padre podía cambiar de opinión.

Los días pasaron como las hojas al caer. Ya era el día de la ceremonia y no podía evitar tomar de vez en cuando un poco de cerveza de raíz a escondidas mientras esperaban a Hinata que se alistara.

Vestirme para ese día fue monótono. No sé cómo lo había hecho sin estresarme por el nudo de la corbata. Todo se sentía fuera de sí.

No sabía por qué sentía un escalofrío en mi columna. La cabeza estaba a mil y sentía que rompería todo hasta que, de nuevo, su rostro logró tranquilizarme.

Hinata abrió la puerta de la habitación y dejó ver su esbelta silueta. Aquel sencillo vestido azul que le llegaba hasta los pies, dejaba descubierto sus brazos y unos delicados y finos tirantes decoraban sus hombros. El color azul marino acompañaba su piel a la perfección. Parecía el reflejo de la luna en el océano al anochecer. Además, su melena suelta le daba un toque inocente pero salvaje.

Sí, yo tenía a la mujer más hermosa y sensual que cualquiera desearía. Tal vez no haya sido la mujer que yo hubiera elegido, pero, en definitiva, es la que merezco.

Parecía un ángel.

-Ya estoy lista. Creo que deberíamos ir yendo. – pasa unos delgados dedos para acomodar unos mechones detrás de su oreja - ¿Sasuke?

- Te ves…- estaba a punto de decir algo que no diría nunca cuando me percaté de la situación – Te ves normal.

Su rostro expresó confusión para luego sonreírme. Ya era tiempo de marcharnos y así lo hicimos.

Primero llegamos a la iglesia. La misma donde fue la primera vez que vi a mi Hinata Hyuga.

La primera vez que conocía a la persona que odiaba desde que me enteré que sería mi esposa. Hoy en día, ¿Llegó a ser diferente? ¿Quiero que sea diferente? No estoy preparado para responder mis dudas… por ahora.

Todos se levantan y fijo mis ojos en mi hermano mientras los demás lo hacen en la novia. Hinata gira para ver a Konan entrar con su vestido clásico de novia, pero yo no puedo dejar de ver la cara de felicidad que expresa mi hermano al verla.

-Con que esa debió haber sido mi rostro – es un comentario que dije sin pensar. Provocó que Hinata dirigiera su mirada hacia mi hermano y su mirada se apagara por unos segundos.

¿Ella quiere que la mire como él mira a Konan? ¿Soy capaz de hacer esa estúpida expresión?

La ceremonia fue "ordinaria". No hubo ningún intruso ni nada. No hubo comentarios fuera de lugar. No hubo mentiras. Terminó en un feliz acepto y en un alegre beso entre lágrimas. Un típico y feliz comienzo de un matrimonio.

No sabía si sentir alegría o lástima por mi hermano. Él nunca pasará por la interesante vida matrimonial por la que yo pasé. Pero eso es algo bueno ¿O no?

A los minutos, pasamos a la fiesta. Todos riendo y festejando. Todos felices.

-Qué suertudo es tu hermano, teme.

¿Naruto? ¿Y este de donde apareció?

- ¿Qué haces aquí, dobe? - soy un hombre que va directo al punto. - ¿Por qué te invitaron?

- ¡JAJAJA! Qué gracioso eres, teme – parecía que una vena estaba a punto de explotar de su sien - ¿Qué mierda de pregunta es esa? Obviamente, tu hermano me invitó para acompañarlo en su gran día. – se empezó a arreglar su corbata y respira profundo.

Ver a Naruto comportarse como un niño y luego tratar de ser un hombre, siempre es gracioso.

-No te creo, pero sí tú lo dices – otra vez, estaba punto de gritar, pero Hinata hace su aparición y él se queda todo embobado viéndola. – límpiate la baba antes que yo lo haga por ti.

Estaba a unos segundos de golpearlo cuando me doy cuenta que no la miraba a ella, sino a la rubia de ojos verdes con una bandeja de aperitivos en la mano. Este Naruto no camba más. Una diminuta carcajada escapa de mi boca. Hinata logra escucharla y me enfurece que lo haya hecho.

-Debería sonreír más, Sasuke. Eres muy lindo cuando lo haces. – su comentario me descoloca por una pequeña fracción de tiempo y vuelvo en mi después.

- Entonces lo haré cada vez que te haga mía, Hina-chan – su boca se entreabrió un poco y su sonrojo se apoderó de rostro y sin querer otra mini carcajada escapa de mi boca.

Necesito que esto se olvide y rápido. Y logro percatarme que la rubia con la bandeja de aperitivos era la reportera que nos entrevistó.

-Hinata, esa es la periodista. - suena como una duda, pero estoy seguro que es ella - Sí, es ella.

Mi esposa me mira por unos segundos y luego decide hablar.

-Ella es Ino Yamanaka, la acompañante de Naruto. – noté que su voz estaba temblorosa – Y-Y si es la periodista que nos entrevistó. – la observo y empieza a sobar sus manos y mover sus brazos de arriba hacia abajo, que estaban pegados a su cuerpo, logrando así que sus pechos subieran y bajaran. Se ve excesivamente sensual pero no puedo dejar que otros la vean de este modo. Así que la calmo.

- Bien, entonces debemos comportarnos y nadie se dará cuenta de nada ¿Bien? Como lo dije antes, nada saldrá mal. Confía en mi Hinata. – ella me mira confundida – Ino no va sospechar de nada. Tranquilízate. – veo que sus ojos vuelven apagarse por unos instantes y vuelven a iluminarse y sus mejillas se sonrojan cuando paso una mano en su cadera y la apego a mí. Pero ella no sabe que lo hago porque la pareja de rubios viene hacia nosotros.

- Sasuke, déjame presentarte a Ino, mi novia – termina diciendo lo último en un susurro y un leve sonrojo. Este chico no cambia más.

- Debo decir que ya tuve el placer de conocerla – la miro fijamente y ella me sonríe como si nada hubiera pasado. Maldita intrépida.

El dobe nos mira ambos en asombro y no deja de preguntarnos donde nos conocimos. Nosotros nos dedicamos a reírnos mientras Naruto se desespera por saber.

Nos quedamos así por varios minutos. Divirtiéndonos entre nuestro pequeño grupo, que se fue agrandando, para mí mal gusto, con otros amigos de Naruto: Lee con su prometida Tenten, un tal Shikamaru con su esposa Temari, el hermano menor de esta, un tal Gaara y por último un desalineado llamado Suigetsu que no dejaba de lanzar miraditas a mi esposa. Me estaba hirviendo las ganas de romperle la cara. Pero antes todo estaban las apariencias. Mi puño se encargaría de él después.

Luego, llegó la novia con toda su euforia ya arrastró a Hinata con ella hacía la pista del baile y se pasó casi toda la noche a su lado. Fue algo que no me agradó, pero prefería que estuviera con ella que con cualquier otra persona del sexo masculino. Las estuve observando toda la noche. Saludé algunos familiares, felicité a mi hermano. Traté con todas mis fuerzas que no se notara mis ganas de asesinar a alguien, que no se notara que la familia Uchiha se cae a pedazos. Para ese entonces, no me había percatado que las perdí de vista a mi esposa y a mi cuñada. Las busqué con la mirada, pero no las encontré.

Seguí estando rodeado de personas que detestaba y les seguía el juego estúpido de cordialidad y reírme de sus chistes sin sentido, pero no podía dejar de pensar donde demonios se había metido Hinata y Konan.

Al cabo de unas horas, aparece Hinata vuelve a mi lado y ¿Cómo es la expresión? ¿Mi alma me vuelve al cuerpo? Pero, algo está diferente en ella. Se aferra a mi brazo derecho como si colgara de un abismo y mi brazo es lo único que evitara que cayera a la oscuridad. Poso mi mano izquierda en su cabeza y ella cierra sus ojos para sentir mi caricia en su suave y sedosa cabellera. Nos quedamos ensimismados por unos segundos o tal vez más hasta que una voz nos saca de sí.

- ¿Hinata? - al mirar de donde proviene aquella voz. Veo a una jovencita que me mira con rencor y superioridad. Tienen los mismos ojos, pero expresan diferentes emociones – Quiero hablar contigo.

Otra vez, vuelven a quitarme a Hinata de mi lado. Y no sé por qué me molesta tanto.

A los pocos minutos, la vuelvo a ver a mi lado. ¿cómo hace eso? Aparece de la nada.

Y esta vez, ella vuelve a estar diferente. Ya no se vuelve a aferrar a mi brazo, en cambio, me rodea con sus pálidos brazos y esconde su rostro en mi pecho. Qué extraño, esto mismo lo hizo en la mansión y no me molestó, pero ahora, estando rodeados de gente, no puedo evitar que mi rostro arda un poco. Bajo mi rostro hasta que mi nariz toque su cabeza y huelo su aroma a lirios que tanto me gusta para que todo vuelva a quedar en silencio ¿Qué es esto?

¿Qué me está pasando? ¿por qué me siento así solo con ella?

Nuevamente una voz perturba nuestro ensimismamiento, esta vez lo hace ella.

-Quiero ir a casa, Sasuke – siguió presionando su rostro contra mi pecho y afianzó más su agarre a mi cintura – Quiero que nos vayamos ahora.

Entonces, nos fuimos. Nos despedimos de algunos familiares. De los novios, y demás.

En el camino ella no dijo nada, lo cual fue extraño porque hace poco, Hinata empezó a tomar la manía de hablar sin parar cada vez que salíamos juntos en auto, es por eso que a veces evito salir con ella. Es muy raro verla silenciosa e ida, es como si regresara en el tiempo y nada hubiera cambiado, pero ¿Es que algo había cambiado? No estoy muy seguro que la respuesta sea afirmativa.

Pisamos el suelo de la mansión. Ella fue directo a la habitación y yo me fui a la heladera del bar para tomar unos sorbos de cerveza. Había dejado de tomar alcohol puro porque no sé si sería capaz de dejarlo de nuevo, no después de esta noche.

Tomaba cada sorbo con lentitud, saboreando la cerveza y examinaba el jardín cuando me puse a pensar si hoy nos acostaríamos juntos, y por como pintaban las cosas parecía que no. Unas punzadas en el estómago aparecieron a tal pensamiento. Ya me había acostumbrado a que todas las noches ella fuera mía y oírla gritar mi nombre entre gemidos.

Dejo la lata de cerveza por la mitad y me dirijo a la habitación, en el trayecto voy deshaciéndome de mi ropa, hasta llegar a la puerta con la camisa desabrochada y el pantalón desabotonado.

Me sorprendo al verla sentada en el borde de la cama y usando un camisón de seda rosa sandía. Pensé que estaría durmiendo o peor aún, llorando. Me encamino hacía ella, y me siento a su lado. Ella ni se inmuta con mi presencia. Solo se mantiene mirando sus pálidas manos y luego posa una de ella en mi rodilla, provocando un escalofrío en la parte bajo de mi columna. Algo extraño para mí. Pero sujeto su mano y ella me dedica una dulce mirada. Una que logra hacerme pensar que haberme casado con ella no es tan malo como lo quiero creer.

Un brillo se enciende en sus grisáceos ojos, uno que se refleja en sus toques violáceos y cuanto más se acerca, más brillo encuentro. Al final sus carnosos labios tocan los míos y siento como su mano se aferra a la mía. Ella se levanta y se posiciona encima de mis piernas.

Al final, no sé cómo paso, pero es ella quien termina llevando el ritmo de nuestro encentro carnal. Se mueve en círculos y gime mi nombre de vez en cuando. No lo hace de una manera bruta y certera como yo. Ella se toma su tiempo y lo hace con delicadeza. Verla tal imagen de ella me desborda de algo que no puedo explicar. Mi corazón no deja de latir velozmente y mi rostro arde como si me quemara ¿Qué son estas reacciones?

Pero en medio de toda esta ternura que resplandece, unas brillantes gotas resbalan sus mejillas. Me quedo estupefacto al ver como unas lágrimas derrapan de sus ojos acompañada de la sonrisa más cálida y real que haya podido presenciar en mi vida. Mientras ella sigue moviéndose y yo sigo deleitándome de su estrechez, mi atrevido brazo se acerca su rostro y con unas caricias voy limpiando sus hermosas lágrimas que intentan opacar aquella sublime sonrisa.

Me acomodo para sentarme y tenerla a ella encima de mí con sus brazos alrededor de mi cuello y los míos en su amplia cadera.

Y en ese raro y mágico momento ella dice algo que me dolió. Sí, me dolió escucharla decir lo siguiente.

-Desearía volver el tiempo atrás y no haberme enamorado de ti. – su voz se quebró y yo empecé a embestirla a mi ritmo – p-porque, t-te amo, Sasuke.

Y otra vez me quede sin palabras.

Muy propio de mí.

… Solo que esta vez, ella no me pareció patética.


Hola a todos y todas,no saben cómo los extrañe ;´)

Bueno, no sé que decir. Mis ojos están como pasas de uvas. Estuve casi toda la noche escribiendo sin parar, claro está después de meditar cómo lo comenzaría y terminaría.

Y si no saqué mal la cuenta, como que en el capitulo 23 esta historia estaría encontrando su reluciente o desastroso final. Eso ya se verá.

Bueno, tengo que decir que este capitulo me costó bastante pero lo valió, me gustó mucho como quedó. Espero que ustedes piensen los mismo.

De verdad, gracias por sus reviews, es lo que mantiene vivo a cualquier escritor de esta grandiosa plataforma.

Esta historia está inspirada en mi imaginación y los personajes les pertenecen al hermoso de Masashi Kishi. :3