Yo… quería dibujar una imagen de Hinata como sirenita y Naruto como príncipe pero mi nivel de dibujo aun no es tan bueno, asi que por mero capricho, adapte este fic que yo misma escribi sobre Rin y Len al Naruhina, si no pude hacer el dibujo, me conformare con que lean la historia del dibujo.

Advertencia: Si leen esta historia por favor no la busquen en mi perfil, he decidido extenderla y cambiarle un par de cosas así que no se hagan spoiler.

La sirenita

Capítulo 1

Dicen que si al primer amanecer del mes caminas por el barranco pegado a la playa, a la salida del sol podrás escuchar la hermosa voz de una sirena cantar, es una melodía tan suave y cálida que tu corazón sentirá una desbordante felicidad, pero a medida que la canción llega a su final ese sentimiento que desearías que durara para siempre va desapareciendo hasta perderse tal y como el eco del canto de aquella sirena.

Las personas normales han escuchado de las leyendas de las sirenas, algunos las conocen y saben que existen, pero estas difícilmente son llegadas a ver, hubo una vez una sirenita que se enamoró y se convirtió en humana para estar junto a su amado, pero ese amor no correspondido provocó su muerte y la sirenita termino convertida en espuma de mar, ese cuento es un hecho del dominio público, se extendió por los siete mares comprobando así que las sirenas realmente existían.

Pero hay más que solo la historia de esa sirenita, su muerte desencadeno una segunda historia cuyo inicio se cree que fue con un príncipe arrogante y egoísta que al cumplir 21 se dispuso a buscar una esposa.

-Su majestad ¿Ya ha escogido a una de las doncellas para tomarla como su esposa?-preguntó el joven ministro pelinegro, parecía desinteresado en el asunto por la expresión en su rostro, estaba genuinamente preocupado por el asunto, después de todo, su amigo de la infancia estaba próximo a ser rey y él tenía que ayudarlo a que eso sucediera evitando que él hiciera un par de tonteras.

-Ah Shikamaru, eres tú-musitó con desinterés y aburrimiento.

-Naruto…sama-era algo raro tener que llamarle así al idiota de su amigo y próximo rey, pero no hacerlo sería una falta de respeto hacia el futuro gobernante pese a lo incomodo que se sintiera.

-No me gusta que te refieras a mí con honorifico, Naruto está bien, solo llámame así, te juro que es más extraño para mí que para ti-antes de que el Nara pudiera replicar algo el rubio habló rápidamente-Si no lo haces mandare a que te corten la cabeza-musitó con voz terrorífica dejando en claro que no estaba de humor para escucharlo.

El pelinegro suspiró sonoramente, no tenia opocion.

-Como sea Naruto, sinceramente me preocupa tu situación, hemos traído a princesas, nobles y doncellas que estarían más que felices de casarse contigo para cumplir la tradición de nuestro reino pero usted sigues sin elegir a ninguna, a este paso nunca serás coronado rey tú madre se enojara, tus padres te dieron permiso de elegir con quién quisieras casarte pero creo que esa oferta tiene tiempo de expiración.

El príncipe suspiró con aburrimiento de nuevo, para ser nombrado rey debía casarse con una doncella sin importar que fuera o no de familia real pero no había mujer de esas tierras que le llamara la atención, él era sin lugar a dudas un buen soberano pero en algunos casos, que era raramente, se volvía sumamente egoísta y arrogante, aun así todo el reino lo adoraba y lo quería nadie dudaría en incluso dar su vida por el príncipe.

Recientemente había cumplido la mayoría de edad y su padre había decretado que era hora de que el gobernara y sentara cabeza, sin embargo por más que buscaba a la chica ideal y digna de convertirse en su reina aun no podía encontrarla, pero tenía la sensación de que estaba ahí afuera esperando ser encontrada por él.

-¿No lo entiendes verdad Shikamaru? Quiero que mi reina se la más hermosa que haya tocado la tierra, quiero que sea tan bonita que la misma diosa de la belleza la envidie, tiene que ser la mujer más perfecta que nunca nadie haya visto, sus cabellos deben ser largos y sedosos, con unos ojos hipnotizantes que hagan que me pierda en ellos cada vez que la mire.

-Te hemos traido a todas y cada una de las jóvenes de estas tierras que están solteras y ninguna te ha complacido, alguien como la persona que describes no puede existir, solo elige a una chica antes de que este asunto se vuelva problemático.

-Si no la hemos encontrado es porque no han buscado bien. Yo mismo encontrare a mi futura esposa aun si tengo que mover cielo mar y tierra para eso-dijo poniéndose de pie decidido.

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A ella le gustaba ver el amanecer, por eso ella siempre se sentaba en el mismo lugar y cantaba con la llegada del sol cada vez que regresaba a aquellas tierras, hacer eso la tranquiliza, la hacía sentirse conectada con el mundo y solo en esos momentos era capaz de sonreír con naturalidad de una forma que nadie nunca había visto.

Las calles de la ciudad submarina que habitaba estaban vacías, era obvio que todos se encontraban durmiendo, la sirenita aprovecho ese momento para ir a su lugar favorito sin que nadie la viera, todas las sirenas y tritones tenían prohibido acercarse a las costas de los humanos e incluso dejarse ver por algunos pero a Hinata no le importaba.

Ella anhelaba poder caminar en la tierra para poder admirar el mundo de los humanos, pero sabía que no había forma en la que eso sucediera, aun así ella se escapaba todos los días a ver el amanecer cerca de la playa de aquel reino y siempre se percataba de que nadie la viera, excepto ese día.

-¿Vas a algún lado en especial Hinata?-preguntó una voz que no tardo en reconocer.

-¡Toneri-sama!-exclamó sorprendida de comprobar que se trataba de él.

-Así que regresaste ¿Cómo te fue en tu viaje? ¿No habrás planeado viajar de nuevo sin despedirte, cierto?-interrogó hábilmente.

-No… yo solo iba a dar un paseo matutino-dijo con una sonrisa un poco nerviosa.

-Supe que volviste desde antier y no pude ir a verte, lo lamento-dijo con cierta tristeza-Hoy en día te veo muy poco, la última vez que platicamos fue hace un mes antes de que salieras de viaje nuevamente ¿Algún día pensaras en quedarte en la ciudad definitivamente?

Por un momento la peliazul no supo que responder, sabía que al albino no le gustaría su respuesta pero ella no estaba dispuesta a mentir.

-Viajar es muy divertido, aprendo cosas nuevas sobre el mar… esta ciudad no es un lugar al que quisiera regresar después de mis viajes Toneri-sama y usted sabe porque-dijo ella con cierto toque de tristeza.

-Ignora a las demás sirenas, ellas están celosas de que eres mucho más bonita que ellas-sonrió el ojiazul-De hecho, estoy seguro de que eres la más hermosa de todas las mujeres que existen-murmuró acariciando su mejilla y haciendo que se sonrojara.

-Muchas gracias Toneri-sa…

Los dedos de aquel príncipe se posaron suavemente sobre los labios de la sirena acallándola, con una tierna y cálida caricia que la hizo estremecer.

-Cuando no hay nadie cerca puedes llamarme simplemente Toneri-sus ojos la miraban con un sentimiento que no supo descifrar.

-Entonces… Toneri-susurró un poco nerviosamente-¿Qué haces por aquí tan temprano?-le pregunto.

-Me dirigía a visitarte-sonrió él-Quería verte ya que con todas las lecciones reales apenas y puedo toparme contigo además quería saber si volverías a salir de viaje, sé que no te gusta mucho estar en esta ciudad pero quería pasar un tiempo contigo antes que decidieras irte de nuevo.

-Si volveré a salir de viaje, mañana mismo iré a visitar las aguas del sur pero regresare lo más pronto posible, por cierto Toneri-sama ¿No debería volver al palacio ya? Si hace el cambio de guardia y descubren que no está en su habitación se meterá en problemas.

-¡Oh, es cierto! Entonces regresaré ya, por cierto Hinata, ten cuidado y no te acerques a las costas, hay una gran tormenta y podrías ser arrastrada hasta la playa así que ten cuidado.

-Gracias por preocuparse Toneri-sama, tendré cuidado-le dijo al verlo alejase nadando a toda velocidad y reanudo su camino.

Hinata odiaba esa ciudad por que las sirenas solían ser muy groseras con ella, al principio no podía entenderlo y solo una sirena le explicó la razón del desprecio hacia ella, su maldición.

La sirena que cuido de ella, Kurenai, había muerto hace ya tiempo, ella era la única razón por la que Hinata regresaba continuamente a la ciudad, solo para visitar su tumba, al no soportar el trato que le daban en ese lugar decidía viajar continuamente a visitar otras partes del mar, a nadie la importaba su desaparición excepto al príncipe Toneri quien siempre intentaba estar al pendiente de lo que le sucedía.

De todas las sirenas y tritones Toneri era el único que la trataba amablemente sin importarle su linaje familiar que provocó que los mismos reyes del mar la maldijeran. Hinata viajaba y regresaba a esas tierras cada fin de mes para visitar la tumba de su cuidadora.

Kurenia fue la madre que la peliazul nunca tuvo, cuidaba de ella y la trataba con cariño pese a lo que las demás sirenas dijeran, a la pelinegra le gustaba cantar juntas y fue ella quien le enseño a la ojiperla el lugar perfecto donde cada primero del mes podía ver el amanecer, desde su muerte a Hinata se le hizo costumbre salir del viaje y regresar un día antes de que acabara el mes para cada primero dedicarle a ella la canción que cantaba cerca de la playa al salir el sol, después de eso ella volvía a viajar por el mar y repetía el ciclo constantemente.

La tumba de Kurenai estaba cerca de las costas por lo que al dirigirse hacia allá fue capturada por una corriente de agua contra la cual no pudo nadar, la tormenta que azotaba los mares era casi como un huracán arrasando con todo a su paso y mientras intentaba escapar de las corrientes perdió la conciencia cuando se golpeó contra una roca, todo se volvió negro.

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El príncipe Naruto estaba algo preocupado, la tormenta de la noche anterior había cobrado un barco que iba de regreso al reino tras una visita al país vecino, según los informes el barco termino destrozado cerca de las costas y se rescataron varios sobrevivientes pero hubo algunos desaparecidos.

El rubio caminaba solo por las playas reflexionando, el problema de los sobrevivientes ya había sido resuelto rápidamente cuando el ordeno que se les diera apoyo económico a los heridos y que fueran atendidos de inmediato, su único problema ahora era encontrar a una esposa, le quedaba poco tiempo para hacerlo ya que los concejales comenzaban a presionar a sus padres y ellos a él.

-"¡¿Cómo es posible que aun no decidas con quien casarte jovencito?! ¡Tienes hasta el fin de semana para elegir una esposa-ttebane!"-le habia gritado su madre la noche anterior.

Ante todo lo más importante era la estabilidad de su reino frente a los demás países y eso era algo de lo que su gobierno carecía sin una reina a su lado.

Realmente no era necesario que se casara para heredar el trono pero estas eran las tradiciones de sus tierras y como el heredero no podía romperlas, además de que todos ansiaban el día de ver a su amado rey casado con una mujer y que fuera formando una familia para que su linaje siguiera vivo y los siguientes herederos fueran tan buenos gobernantes como su príncipe.

Técnicamente no importaba con quien se casara mientras su futura reina fuera perfecta para él y sirviera como su adorno para que más tarde diera a luz a sus hijos, lo cual todos estaban ansiando ya que el apuesto príncipe contaba con 21 años de edad, una muy buena edad para tener hijos.

¿Cómo encontraría a su esposa ideal? Esta definitivamente no iba a aparecer de la nada ¿cierto?

A lo lejos el príncipe pudo vislumbrar una cabellera larga y oscura, definitivamente una mujer ¿Podría ser una sobreviviente de aquel barco? Algo preocupado de inmediato se metió al agua intentando llegar aquella roca lejana sobre la cual reposaba la mitad del cuerpo de aquella chica y al acercarse pudo darse cuenta que al parecer estaba desnuda.

-¡Señorita!-nado hacia ella y extendió su mano para alcanzarla, lo primero que notó al mover uno de sus mechones de cabello fue su bello rostro.

Se quedó hipnotizado viendo su piel perfecta y su cara similar a la de un ángel, probablemente la mujer más hermosa de la tierra y eso tal vez se debía a que no era humana, tenía ante sus ojos a una verdadera sirena, nunca había creído que esas bellas criaturas mitológicas existían pero ahí estaba en todo su esplendor la chica más bonita que sus ojos hubieran visto.

La movió con delicadeza apoyándola contra su cuerpo y ella respondió abriendo lentamente sus ojos.

Increíblemente hipnotizantes, como 2 hermosas perlas y tan precioso como la luna llena, la expresión de confusión en aquel bello rostro no tenía preció, al parecer aún estaba un tanto desconcertada.

-Sumamente hermosa-susurró acariciando su mejilla el príncipe-Tus ojos, tu cabello, tu piel-dijo haciendo que la peliazul se estremeciera ante su toque, aun no estaba plenamente consciente de lo que estaba sucediendo-Y esos labios…

Sin previo aviso los labios de Hinata fueron tomados por los del apuesto príncipe que paso una mano sobre su cintura para cerrar el espacio entre ellos y devoró su boca con avidez tornando el beso más intenso, la peliazul reaccionó algo asustada intentando liberarse pero en cuanto Naruto vio sus intenciones con su mano libre presionó su nuca para que no pudiera romper el beso, ante esto el corazón de la sirena latió desbocado, gimió suavemente cuando el príncipe mordió su labio inferior adentrándose en su boca sin contemplaciones ni miramientos, lo unicò que quería era devorarla por completo.

La sirena aleteo intentando hacer que la soltara pero podía sentir como su fuerza se desvanecía y los latidos de su corazón se aceleraban a un ritmo alarmante, su boca estaba siendo invadida por la de ese humano cuya lengua jugueteaba con la suya haciendo que se estremeciera y más al sentir ambos cuerpos pegados, su largo cabello cubría sus pechos pero aun así podía sentir la ropa mojada del joven contra ella.

Finalmente aquel hombre rompió el beso sonriendo satisfactoriamente dejándola algo mareada.

-Sí, eres perfecta para ser mi esposa-le susurró al oído.

La peliazul abrió los ojos ampliamente y empujo al príncipe en un intento desesperado por librarse.

-¡Eso no va a pasar!-le gritó nadando lejos con rapidez, no podía creer lo que acababa de suceder.

-¡Recuerda mis palabras sirena! ¡Te juro que tú vas a ser mía!-le gritó el príncipe al ver su rostro por última vez cuando ella le dio una última mirada, luego la miró sumergirse viendo su aleta desaparecer en el agua.

Hinata nadó con una mano en su corazón latiendo a mil por hora y luego se llevó la mano a sus labios, ese humano le había robado su primer beso, había profanado sus virginales labios satisfaciéndose de su boca vorazmente de una forma que la había hecho temblar por completo y recordó lo que él acababa de gritarle, se tensó un poco pero recordó que no había forma de que eso pudiera pasar, ese humano no tenía forma de encontrarla o saber de ella, por dios, era una sirena y la única forma era que ese humano se convirtiera en un tritón o algo así si quería encontrarla, eso la hizo sentirse un poco segura.

No debía prestarle atención a ese humano caprichoso, estaba segura de que de ninguna manera se volverían a encontrar, después de cantarle al sol el día siguiente, ella se iría nuevamente y no tendría que preocuparse más hasta que volviera a regresar pero aun así no había forma de que se volvieran a ver, estaba a salvo de él… o eso creía.

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-Naruto ¿Está bien? ¿Por qué diablos estas mojado? Tienes una junta con el consejo en menos de 10 minutos, maldición-gruñó su ministro preocupado, Naruto en ocasiones era muy problemático.

-Cancela la junta Shikamaru, tenemos un asunto más importante que tratar, encontré a mi futura esposa-dijo con una sonrisa satisfecha.

-¿En serio?-dijo él sorprendido pues comenzaba a pensar que ninguna mujer satisfacería al rubio.

-Oh, sí, es verdaderamente hermosa, sus largos cabellos de extravagante azul marino, sus ojos color perla con leves toque lilas y sus deliciosos labios, definitivamente tengo que hacerla mi esposa.

-¿Y quién es la afortunada?-preguntó con curiosidad, era muy inusual que él se expresara asi de alguna persona, describiéndola con tanto detalle y devoción.

-Eso es lo que la hace más especial, es una sirena-confesó como si no fuera nada del otro mundo dejando a su ministro perplejo.

-¡Una sirena! ¡Pero su Naruto…!-intentó objetar su decisión pero fue interrumpido por el rubio.

-Llama a todos los marinos, ofrécele una jugosa recompensa a quien capture a la sirena, si tengo razón por su bella voz debe ser la misma sirena que canta al amanecer y si mis sospechas son correctas aparecerá mañana en el lugar donde dicen escucharla.

-¡Pero…!

-Llama también a la bruja, necesitare de sus servicios ¿Quién mejor para tratar con una sirena que la bruja del viento?

-Naruto…

-¡Shikamaru no hay tiempo que perder! ¡Quiero a esa sirena en mi poder cuanto antes y no aceptare excusas! ¡Informa a los marinos de inmediato para que se preparen para capturarla!-le gritò algo irritado.

-Que problemático, bien, lo que ordenes-dijo dirigiéndose a la salida de aquel salón y dejando solo al príncipe que tomo asiento en un sillón.

-Pronto serás mía querida-dijo llevándose las yemas de los dedos a los labios y recordando el beso forzado que le había dado a aquella peliazul de encantadora belleza, sonrió malignamente-Que empiece la cacería de la sirenita.

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Juju, esta historia me encanta, y espero que a ustedes también asi que dejen sus comentarios, veamos que historia Naruhina tiene más comentarios, si esta o la de "Porque eres mia" y la que gane con más comentarios será la primera en ser actualizada el próximo jueves.

Hasta pronto muajajaja.