Espero que disfruten

Infimus: del latín infirmus 'débil, endeble', 'impotente'.

Importante.

Los Juegos del Hambre y sus personajes no me pertenecen


Desperté al otro día al sentir a Prim sacudirme, pero yo solo la miré fijamente, sin dar otra señal de que estaba despierta. Podía ver sus ojos preocupados, y de forma lejana la escuchaba preguntarme qué me sucedía, si estaba herida o enferma, pero yo no podía responderle, me sentía igual que aquellos días en los que Peeta estaba secuestrado, o las semanas posteriores a la muerte de mi Patito.

Mi madre intentó hacerme beber uno de sus brebajes medicinales, pero ni mi mente ni mi cuerpo querían estar bien, por lo que los vomitaba apenas terminaba de beberlos, aunque esa no fuera mi intensión.

Cada vez que una de ellas entraba en mi campo de visión, tenía imágenes sobrepuestas de ellas de cómo las recordaba del futuro.

Mi madre muerta en vida, aferrándose a lo último de su corazón y volcándose por completo en la sanación de otros para intentar sobrevivir. Y Prim, mi hermoso patito, la veía en llamas, quemándose y desapareciendo ante mis ojos en medio del fuego abrazador.

A pesar de mi estado letárgico y casi catatónico, no se me escapó la ironía de que fuera a Prim a quien veía "en llamas", aquel apodo maldito que me transformó en un ícono que nunca quise ser, o si quiera merecía.

Creo que pasan un par de días. No tengo manera de saberlo, mi mente entra y sale de la lucidez, y en uno de esos momentos de lucidez escucho a mi madre comentar que mi fiebre no ha bajado.

Así que supongo que estoy realmente enferma, pero no me importa.

Pero al parecer a mi Patito sí, porque cada día viene varias veces a mi habitación, no sé qué hace ni qué me dice, pero siempre puedo sentir su mano apretando la mía, creo que está preocupada. Una parte de mí se siente culpable por la angustia que la estoy haciendo pasar, pero la parte de mí que recuerda que pasaré por un infierno nuevamente, no encuentra la fuerza para salir de este estado.

Necesito a Peeta, no simplemente porque lo extraño, si no que necesito que esté aquí para que vuelva a unirme. Él es la única persona que sabe realmente quién soy y por lo que estoy pasando.

Creo que han pasado algunos días cuando me doy cuenta de algo.

Yo no estoy cazando.

En este tiempo yo era quién proveía de alimento a mi familia, ahora que estoy incapacitada ¿cómo se están alimentando?

Una parte de mí se rebela ante esta noción, no quiero que mi Patito pase hambre, tampoco mi madre, intento mejorarme, intento levantarme, pero la pequeña ola de energía que me llenó al conocer este hecho desapareció al recordar que no importaba, que Prim moriría de todos modos. Así que vuelvo a mi estado letárgico y ausente.

Aunque al parecer el hecho de que por un momento algo me llevara a querer vivir, o sobrevivir, de nuevo, también me lleva a permanecer más consciente de lo que me rodea, al menos ahora sé cuando alguien entra a mi habitación y puedo escuchar y entender las palabras cuando me concentro en ellas.

Este estado de semivigilia me permite saber que Prim ha entrado en mi habitación con una pequeña sonrisa, intento devolvérsela, pero todo lo que logro es mirarla, pero al parecer esto es un gran avance, porque ella sonríe más brillante y parece aliviada.

Supongo que anteriormente mi mirada se veía perdida, al fin y al cabo no estaba aquí, estaba en imágenes del futuro que llenaban mi mente y jugaban con mis sentidos.

—Tienes visita — me dijo suavemente, como siempre que ella o mi madre hablaban conmigo, al parecer creían que hablarme más alto podría hacerme daño, aunque no es como si antes importara, yo realmente no les ponía mucha atención —, ha estado muy preocupado por ti.

Es entonces cuando escucho los pasos de alguien acercándose a donde estoy, unos pasos más pesados que los de mi madre o Prim, y luego la figura y rostro de Gale entra en mi campo de visión.

Esto no puede estar pasando. Siento como mi respiración se acelera y como un sentimiento que no había tenido desde hace tiempo llena mi sistema.

Ira.

Gale, aunque sea de forma indirecta, es en parte responsable de la muerte de mi hermanita, algo que nunca le podré perdonar. Al fin y al cabo su invento cumplió con su objetivo, causar tanto daño como era posible. Aunque supongo que él no creyó que Coin usaría su sui idea contra sus propios aliados.

Deseo pararme y abofetearlo, algo que no pude hacer anteriormente porque estaba demasiado en shock, pero una vez más mi cuerpo no responde, sólo puedo sentir cómo mi respiración y mi pulso se aceleran por la rabia, y sé que estoy teniendo un nuevo ataque, pero esta vez no quiero perder la conciencia, así que lucho contra ella, y duele.

— ¿Estás bien, Katnip? — pregunta él, y su voz desata malos recuerdos, de él intentando justificarse por la muerte de Prim y de otro montón de cosas que me tienen en este estado.

Veo como Prim me mira muy preocupada, más que antes, y puedo reconocer el mismo sentimiento en el rostro y mirada de Gale. Pero cuando él comienza a acercarse a mí, mi cuerpo reacciona y me alejo de él, me arrastro en mi cama lo más lejos que puedo, y sé, por su mirada desconcertada y dolida, que lo estos mirando con desagrado, cuando intenta acercarse más Prim lo detiene.

—Creo que no es un buen momento — le dice suavemente, poniendo una de sus manos en el brazo de él para detenerlo.

Gale la mira como si lo hubiera traicionado, pero él no entiende que la primera prioridad para Prim en este momento soy yo, como ella lo es para mí, así es como somos hermanas.

—Volveré más tarde — dice él rígidamente, y sé que está dolido y confundido, que no entiende mi reacción hacia él, pero no puedo encontrar en mí la empatía suficiente como para que me importe el cómo se siente. Ni tampoco la fuerza para decirle que no quiero que vuelva.

— ¿Estás bien? —Prim me miró preocupada, pero también desconcertada. Ella sabía que Gale era mi mejor amigo, y lo más probable es que no entendiera qué me estaba sucediendo.

La miré a los ojos, tratando de transmitirle que sí, que estaba bien, pero no podía hablar.

Sé que necesito algo que me impulse a seguir, pero hasta ahora no lo he encontrado. Prim siempre había sido mi impulso, pero en este momento ella no podía serlo. ¿De qué me serviría seguir adelante por y para Prim si sé que en poco más de un año ella desaparecerá para siempre?

Prim se queda conmigo un rato más, me toma la mano y me cuenta lo que le hay pasado durante el día en la escuela, la escucho atentamente aunque no le pueda contestar. También me hace comer una sopa y beber agua. Ella está realmente feliz de que ya la mantengo en el estómago y no la vomito, aunque la escucho comentar que mi fiebre no mejora demasiado.

Creo que las emociones del día me agotaron, no pasa mucho tiempo para que caiga dormida, y nuevamente empiezo a entrar y salir de los sueños y pesadillas.

La siguiente vez que estuve consciente y lúcida, escucho a alguien discutir abajo, pero no es como si me importara, lo más probable es que sea algún paciente al que mi madre está tratando, por lo que rápidamente lo ignoré, no es algo que sea relevante para mí.

—… nadie para ella —alcanzo a escuchar claramente.

Las palabras no me dicen nada, pero la voz la reconozco, al parecer Gale ha vuelto.

Lo que no entiendo es con quién discute tan acalorado, no es como si pudiese hablarle así a mi madre o a Prim.

—Quizás Katnis quiera verlo — escuché la voz de mi hermana, lo que me desconcertó aún más. ¿A quién querría ver yo?

—¿Por qué querría verlo a él? — Gale se hizo eco de mis pensamientos, y yo hice una mueca, no muy feliz de pensar como él. Pero al menos sé que es un "él" con quien está discutiendo.

—Solo quiero asegurarme de que está bien, Hawthorne — la voz que respondió sonó preocupada y, muy escondido, un poco irritada.

El escuchar esa voz hizo que mi corazón se saltara un latido y luego corriera a toda marcha.

Era Peeta, reconocería su voz en cualquier lugar.

Había veniso a verme, y Gale lo estaba deteniendo. No podía permitir eso.

Al escuchar la voz de mi chico del pan fue la primera vez en días que sentía vida correr dentro de mí. Sólo necesitaba verlo, saber que una de las personas más importantes en mi vida seguía siendo constante y presente, sin importar dónde o cuándo estuvieramos.

Por primera vez en días odie la debilidad que mi mente había inducido a mi cuerpo, pues estaba luchando por encontrar la fuerza para ponerme de pie e ir hacia él.

Reuniendo toda mi fuerza de voluntad logré sentarme temblorosamente en mi cama, y entonces me di cuenta de que las voces habían continuado discutiendo, y que también se estaban acercando.

Mi respiración seenganchó en mis pulmones, podía escucharlos discutiendo a los tres, creo que mi madre salio de casa, por lo que no estaba presente, pero escucho claramente la voz de Prim diciéndole a Gale que quizás yo quiera ver a Peeta, pero Gale no escuchaba.

—Recuerda cómo se puso cuando me vio, Prim — la voz de Gale sonaba tensa, aunque se notaba que intentaba ser lo más amable posible con mi hermana —. Lo más probable es que en este momento Katniss reaccione mal a cualquiera que no sean tú o tu madre.

Me di cuenta de que estaban justo al otro lado de la puerta, y que lo más probable es que Gale estuviera sirviendo de escudo humano para que Peeta no entrara en mi habitación.

La parte más racional de mi mente me decía que en otras cirscunstancias Gale tendría razón, hasta antes de mis primeros juegos Gale era con la única persona fuera de mi familia con la que me sentía cómoda, y si no quería verlo a él, es porque no quería ver a nadie. Pero la mayor parte de mi mente estaba fúrica con él por impedir que Peeta me viera.

Creo que fue una combinación de mi enojo y angustia, junto con mis deseos de ver a Peeta lo que me permitió ponerme en pie e ir hacia la puerta.

Mis paso fueron tambaleantes y mi cabeza se sentía pesada, pero me obligué a seguir adelante y abrir la puerta, lo primero que vi cuando lo hice fue la espalda de Gale. Una parte de mi mente se sorprendió momentaneamente al darme cuenta de que, a pesar de ser ancho de espalda, Peeta lo era aún más.

Tres pares de ojos asombrados se volvieron hacia mí. Creo que debía verme como algo cercano a un muerto andante, si no recuerdo mal, no me he bañado en días, he comido poco y mis ojos deben parecer los de un panda. Prim me mira con preocupación, pude darme cuenta de que la discución de los dos chicos la había angustiado, a ella nunca le gustaron los conflictos.

Gale me mira desconsertados, pero en el fondo de su mirada puedo reconocer el enojo, si es contra Peeta o contra mí, no estoy segura ni me importa.

Los dos segundos que tarde en recorrer los rostros de mi hermanita y de Gale, es lo que tardo en ver esos asombrosos ojos azules que estaba deseando ver. Peeta se ve preocupado y claramente tenso, supongo que por la discución con Gale. Cuando nuestros ojos se encuentran casi puedo ver como gran parte de la tensión lo abandona, también veo aquel brillo al que estaba tan acostumbrada, aquella mirada me habla de pertenencia y amor.

—Katniss ¿qué…? —Gale comienza a girarse mientras me dice algo, pero yo no le pongo atención, siemplemente paso por su lado, directo a Peeta y lo abrazo con todas mis fuerzas, Me doy cuenta de que estoy temblando cuando siento que los firmes brazos de mi chico del pan me rodean, pero sé que no es de frío o por la fiebre, es por el alivio de saber que él, mi ancla y mi roca, sigue aquí conmigo, que incluso en esta situación inverosimil e imposible, él sigue estando a mi lado.

Puedo escuchar a mi espalda el sonido que hacen los dientes de Gale al cerrarse con brusquedad, también escucho la suave risa de Prim, que claramente trata de reprimir, pero ella también deja escapar un suspiro de alivio.

—Estás aquí — me escucho susurrar una y otra vez contra él, siento deseos de llorar, péro me niego rotundamente, no lloraré en este momento, lo que importa es que Pereta está aquí.

—Siempre — me susurra él de vuelta cada vez que mi letanía se detiene un momento para tomar aire.

—¿Katniss? — la voz de la única persona que me puede hacer soltar a Peeta en este momento llega a mis oidos. Prim nos sigue mirando, una suave sonrisa en sus labios, pera puedo distinguir claramente la preocupación en sus ojos—¿Estás bien?

Estaba a punto de contestar que sí, que no se preocupara, pero justo en ese momento una oleada de mareo me superó y ai no fuera por Peeta habría caido al suelo.

Él me cogió en brazos y, mientras Prim hacía suave pero firmemente a un lado a Gale y abría la puerta, me llevó de vuelta a la cama.

—Es mejor que descances, te ves horrible — sonrío ante eso, solo Peeta puede decirme algo así y hacerme sentir mejor.

Es entonces cuando realmente veo su rostro. Las ojeras se remarcan contra su pálida piel. Mi mano se alza para acariciar su mejilla, y él se recarga suavemente en mi palma ante el contacto.

—¿Estás bien?— Pregunto preocupada.

—Sólo estaba preocupado, eso es todo— finalmente me deja en la cama y hace un amago de alejarse de mí, pero yo me aferro a su mano e impido que se vaya —. Has estado dos semanas desaparecida, pensé que te estabas ocultando de mí — eso último lo dice en tono de broma, pero puedo ver en las profundidades de sus ojos que una parte de él de verdad creía eso y que lo había herido.

—Nunca — digo suavemente.

—Le dije que estabas enferma — me dijo Prim suavemente, la miro y por primera vez en semanas logro darle una sonrisa.

—¿Qué está pasando aquí? — escuchó la voz de Gale y al girar la cabeza en su dirección lo veo mirandonos a los tres con ojos enojados y una postura tensa.

Yo también me tenso, inconscientemente preparándome para la batalla.