¡Hi, Everyone! Luego de salir de vacaciones me sentí con la necesidad de escribir un fic para relajarme. Esta historia es algo extraña y dramática, no sé porqué últimamente todos mis proyectos hablan sobre el sentido de la vida… ¿Será que estoy buscando el mío?... En fin, vamos a lo que ustedes quieren saber… No sé cuánto durará este fic ni cómo terminará es algo que estoy escribiendo dependiendo de cómo me siento, a pesar de que la idea ya la tenía desde hace mucho tiempo.
Aclaratorias: Semi-AU. Muchas cosas coinciden con la trama original, otras me las inventé yo.
Advertencia: Contenido Shonen-ai, yaoi y violencia. (+18).
Disclaimer: Todos los personajes de Hunter x Hunter pertenecen a Yoshihiro Togashi.
Find
Capítulo 1: Encontrando.
Nada.
Eso es lo que siento.
Los días transcurren lento como si el tiempo fuese un moribundo caminando hacia la horca, lento; arrastrando sus pies queriendo evitar lo inevitable, deseando olvidar que está a punto de morir y que ese trayecto es un paseo cualquiera. Maldigo al tiempo. Por comportarse tan infantil, sin importarle un ápice los problemas de los demás, quisiera que en un parpadeo fuera el final de mis días y acabar con "esto". "Esto" que llaman vida, que para mí no tiene ningún significado. Pero él se empeña en detenerse y alargar más esta condena sin sentido.
Sangre. Veo como sale lentamente de mí, de esa profunda herida hasta perderse en el suelo. ¿Por qué no me importa? Quizás el padecer ese látigo desgarrando tu carne día tras día sea el motivo.
Todos los días es lo mismo, camino desde la cama hasta el cuarto de torturas en modo automático sin siquiera detenerme a pensar "¿Que me prepara el día de hoy?", no hay ganas de eso, no hay deseos de hacer algo tan estúpido como soñar; luego soy desnudado y atado de manos y pies para que no escape… Me bufo ante ellos cuando lo hacen… ¡Qué tontería! Ya ni sentido tiene el que querer librarme; simplemente me quedo ahí, mirándolos a los ojos con burla, viendo como me aplican toda clase de nuevas técnicas en torturas e inmolando mi cuerpo para hacerme inmune a todo. Deben sentirse orgullosos porque lo han logrado.
No siento nada.
Mi cuerpo y mi alma no sienten nada, no hay dolor, no hay angustia ni remordimiento al cometer un asesinato, ni ningún otro sentimiento y por supuesto no hay otro que yo conozca además de esos, porque fui criado en una familia de asesinos y no en una cualquiera. La prestigiosa familia Zoldyck. La élite. Nadie es tan bueno como nosotros, o eso es lo que dicen; ni siquiera el gobierno o la policía se atreven a interponerse en nuestro negocio.
Lo peor de todo ese asunto es que yo; Killua Zoldyck, fui predestinado desde el momento en que nací a ser el heredero, debo llevar las riendas de nuestra familia en un futuro.
" ¡Al diablo con todos! ¡Nadie es quién para decirme que hacer con mi vida!", eso es lo que pienso pero que no me atrevo a decir, tal vez por miedo, o porque simplemente no tengo una mejor excusa que darles.
—Hemos terminado por hoy Killu.
La insensible voz de mi hermano Illumi me despertó del letargo en el que estaba, rompí las esposas de hierro para liberarme, dándole una fría mirada a él, que sostenía en sus manos una especie de alicate que había usado hace unos instantes para arrancarme un par de uñas de los pies. Una nueva idea, el aplicarme castigos medievales, porque ya se les habían acabado los métodos comunes.
Como siempre no dije nada, me coloqué la ropa y salí de la oscura habitación en dirección a mi alcoba. Recorriendo los fríos pasillos hechos de piedras caminé sin fijarme por donde iba dejándome llevar por mis pies a cualquier dirección; hoy me sentía extraño como si mi mente quisiera dar un paseo y desde que desperté estaba así. Nunca hubiese imaginado que tan amplio y oscuro podría ser el sótano de esa mansión. Por un instante creí estar perdido al notar que ya casi no veía nada frente a mí por la falta de luz, aun así no me detuve, continúe; quizás si seguía caminando llegaría a lo profundo de un abismo y podría por fin partir al mismo infierno librándome de esta opresión en el pecho.
Una fría brisa me envolvió cuando aun yo seguía sumergido en mis pensamientos trayendo consigo un eco hasta mis sensibles oídos.
"¿Has oído eso?...~"
"¿Qué es ese sonido?"
"La voz del viento meciéndose en la tierra…~"
"¿Alguien está cantando?"
"Está llamándote a un frío y lejano recuerdo…~"
Embelesado por esa suave melodía, los pies me guiaron hasta una habitación. Esa voz se escuchaba triste y muy melancólica, de nuevo esa presión en el pecho… y un frío que me recorría por las manos. Estaba nervioso. Con la mayor delicadeza moví la perilla y apenas si empujé la puerta para asomarme, no se veía nada.
"¿Recuerdas? ¿El aroma de las primeras violetas azules?"
Al oír de nuevo su melodioso canto no pude aguantar más las ganas de saber quién era, no es nadie de la familia y eso estaba claro. No sabía porqué pero un fuerte palpitar de mi corazón me obligó abrir por completo la puerta y entrar con sigilo.
Todo estaba oscuro; solo podía ver a unos cuantos centímetros de distancia y frente del umbral no había nada, solo una pared. ¿Ha sido una jugada de mi imaginación? Rodeé con la vista el lugar; del lado derecho se encontraba una pared que colindaba con otra habitación y del lado derecho había otro muro pero al acercarme hasta el lugar noté que tenía una abertura en forma de arco bastante grande.
"Está tan oscuro que no me di cuenta de esto antes". Entré por el agujero ayudándome con las manos y me detuve en seco al ver lo que se encontraba allí.
"Tu vida está comenzan-~"
Al notar mi presencia guardó silencio.
En el centro del lugar se encontraba una jaula de metal donde había un dentro un chico desnudo en todo el medio, atado de sus manos de la parte superior del armazón; su cuerpo quedaba medio suspendido no podía sentarse y difícilmente podía apoyarse en sus rodillas por lo que su cuerpo era sostenido por la presión de sus muñecas.
Desde mi ángulo no conseguía ver su rostro a pesar de que allí había una pequeña rendija por donde entraba la luz tenuemente permitiéndome ahora distinguir con más claridad lo que se encontraba frente a mí.
Su piel morena era bañada por la luz del mediodía que hacía que se viese resplandeciente y sus cabellos eran de color azabache algo levantados pero desordenados al mismo tiempo.
En ese instante movió con lentitud la cabeza brindándome el placer de ver esos ojos color miel que destellaban en contra de la oscuridad y en un segundo sus pequeños labios se movieron temerosos tratando de pronunciar algo.
Aun no entendía porque mi corazón no paraba de latir, era la primera vez que experimentaba este tipo de emociones. Era como si mi alma me dijera que ese chico era alguien o algo importante y que si me acercaba a él pasaría algo desconocido para mí. Asustado; salí rápido por donde entré y me apoyé a la pequeña pared que dividía la habitación. Suavemente mi cuerpo fue cediendo hasta caer al suelo y respirando con dificultad tratando de comprender lo que sucedía.
"¿Es un prisionero?". Eso era imposible, los Zoldyck nunca dejaban prisioneros, su trabajo es el asesinato frío y despiadado, tan rápido y perfecto que la víctima no se da cuenta que ha muerto sino hasta cuando todo se vuelve oscuro.
"¿Es un mayordomo castigado?". Eso parecía más poco creíble aún, cuando un sirviente rompía las reglas solo había dos formas de ser castigado: un llamado de atención o la muerte, no hay castigos corporales para ellos, ningún empleado puede cometer un error fatal en esta casa o sería asesinado y ellos lo sabían.
"Entonces… ¿Quién demonios es? ¿Por qué está encerrado en este lugar tan alejado de todo?"
—Etto… Señor…
"¿Eh?"
—¿Quién es usted?...
Tragué grueso, es cierto; he sido descubierto. Con nerviosismo me acerco al surco del agujero y observo desde ahí, sus ojos me miran con intensidad sin siquiera parpadear. De nuevo fue el quién rompió con el silencio que inundaba el lugar.
—¿También te han capturado?
Yo no pronuncié palabra alguna simplemente me quede ahí sin perderlo de vista.
—Ohhh… Pareces ser de mi misma edad… ¿Has escapado?— Al ver que yo no respondía siguió hablando como intentando averiguar algo. ¿Qué quería saber? Ni idea, pero no dejaba de preguntar cosas.
—Me imagino que estas asustado… bueno… ¡Cualquiera lo estaría!... Jeje… No tengas miedo, acompañémonos hasta que encontremos como escapar de aquí ¿Si?...
No sé porqué, pero asentí a su pregunta y aun sin avanzar un centímetro me senté en el umbral del arco mirándolo por la espalda.
—¡Wow! ¡Estoy un poco aliviado! No tenía nadie con quién hablar y el señor que me trae la comida no dice ni una sola palabra y se va enseguida.
"Eso quiere decir que ha estado aquí por días… Seguramente algún mayordomo lo ha estado cuidando…"
— ¿Michu no estás feliz?
"¿Michu?"
—Tenemos un nuevo amigo—. Un pequeño ratón se asomó por una de las ranuras de las paredes con timidez, al ver que era seguro salir, corrió rápidamente y entró por los barrotes hasta subirse a su hombro. El animal estaba feliz y a él no parecía incomodarle tener una inmunda rata sobre su cuerpo.
Este chico cada vez era más extraño. Sobre todo porque no paraba de sonreír, al principio me dio la impresión de que estaba triste pero tal vez fue la confusión del momento. ¿Cómo alguien podía estar tan contento en una situación como esta?
De la nada comenzó a explicarme por qué los ratones eran unos animales muy nobles y que eran incomprendidos, también me contó que "Michu" fue su único amigo desde que estaba aquí. Todo aquello me lo decía con una voz llena de vida como si está tonta conversación fuese lo más entretenido del mundo.
Con el transcurso de las horas, me percaté que la poca claridad había desaparecido, el chico no hacía nada más que hablar y hablar, no comprendía cómo alguien lograba pasar seis horas hablando de temas sin sentido alguno y más si yo ni siquiera abrí mi boca para comentar algo al respecto. Caí en cuenta que era hora de volver a mi habitación; por lo regular nadie me visitaba durante el día, solo mi mayordomo personal Gotoh y él venía sólo cuando yo le llamaba; pero últimamente mi apetito no era muy bueno por lo que no sería extraño que no lo hubiese llamado. Eso me tranquilizaba, si alguien se enterase que estuve aquí, eso no sería bueno para mí ni para este muchacho tan peculiar.
Me levanté con suavidad apoyándome contra el umbral, él se dio cuenta de que por fin me movía de mi asiento y posó su mirada sobre mí. Sus ojos se abrieron sorprendidos al adivinar que me iría y su cuerpo comenzó a temblar con nerviosismo. En ese momento no logré entender porqué, pero cuando volteé para marcharme escuché detrás de mí de nuevo esa voz llena de tristeza, al instante me paralice y en mi interior algo se agitó.
—P-Por favor…. N-No te vayas…— Susurró entrecortado.
Le miré y sus ojos estaban llenos de lágrimas.
"¿Este es el mismo chico que me sonrió todo el día?"
—N-No te vayas….
Algo se quebró dentro de mí. Ignoraba por completo el sentimiento que sentí en ese momento, no sabía cómo describirlo pero hizo que yo hablara pesar de que no quería hacerlo.
—Mañana volveré—, dije en un tono seco dando media vuelta para irme. Aunque salí rápido noté por el rabillo del ojo como una enorme sonrisa se dibujó en su rostro tranquilizándome y antes de cerrar la gran y pesada puerta de madera logré escuchar un "¡Sí!" dicho a todo pulmón.
Sonreí y no recordé el haberlo hecho nunca, quizás el conocer a alguien diferente a todos en esta mansión abría para mí una ventana a un mundo desconocido y eso me emocionaba. Corrí por el pasillo a toda velocidad subiendo las escaleras hasta llegar al tercer piso donde se encontraba mi habitación. Al entrar me lancé en la cama y abrace una almohada, tenía muchas ganas que el día de mañana llegara.
Hoy había descubierto que aun existían cosas que me emocionaban y que yo sabía como sonreír. Este hallazgo me permitió conocerme un poco más, yo no era un simple robot, no era un muñeco como me decía Illumi. Si yo podía sonreír eso significaba que no era como los demás de la familia y que esos temores que estuvieron oculto y sellados dentro de mí eran verdad: Yo no había nacido para ser un asesino.
Eso explicaba por qué desde que era muy pequeño nunca me importó su entrenamiento o aprender nuevas formas de asesinato, cosa que mis otros hermanos si disfrutaban; hasta las dos más pequeñas por alguna extraña razón se divertían mucho.
Pero debía controlarme, la identidad de ese joven era desconocida, podría ser alguien totalmente diferente a lo que me imaginaba, solo fue la impresión de unas cuantas horas donde me la pasé escuchándolo.
—¿Quién será ese muchacho?...—, dije suspirando.
Recordé todas las palabras que dijo durante la tarde, es increíble que me acordara, después de todo eran cosas sin importancia, pero su voz retumbaba en mi cabeza una y otra vez, sacando de nuevo una sonrisa de mi labios.
Yo deseaba saber más de él, quería pasar más tiempo con él.
Al darme cuenta que cada vez que pensaba en ese joven sonreía agité la cabeza. Esto era muy extraño.
—¿Qué ocurre contigo Killua?—, me pregunte a mí mismo. Me sentía como un niño que era soltado en un gran jardín por primera vez, queriendo explorar y descubrir nuevas cosas. Como un niño que no entiende nada y no sabe nada. Hoy me siento como un niño que acaba de nacer.
¿Será que el tiempo está jugando conmigo de nuevo? Primero me hace sufrir deteniéndose y ¿ahora regresa para que yo pueda experimentar mi niñez de nuevo? Te maldigo Señor Tiempo. Decídete de una vez.
— Aunque… esta nueva jugarreta tuya no me desagrada para nada…
A pesar de todo, yo decidí mantener la compostura y recapacitar, antes que nada debía descubrir quién era y que hacia allí y eso lo averiguaría mañana.
Pasaron algunas horas mientras yo estaba sumergido en mis pensamientos, agotado por el cansancio no tardé mucho en cerrar los ojos y conciliar el sueño.
Wow…. Primera vez que hago un capítulo tan corto :3! Pero esto fue lo que salió… Espero que les haya gustado y que queden con la intriga :D!
Nos leemos!
Byebye!
