¿Cómo están? Hace mucho que no me reporto por acá. Pues que les puedo decir; he estado ocupado con muchas cosas en el trabajo y por fin tengo tiempo libre.

Este tiempo que no he escrito han pasado muchas cosas tanto en el anime como en los juegos (mugrosos japonesios y sus eventos exclusivos de japon). También se nos fue un grande en esta semana, la partida más importante del año a mi parecer, sino es que de la década y donde quiera que este, mis respetos para usted Señor Satoru Iwata.

Ahora, pasando a la historia, les traigo algo que prometí hace tiempo que haría y que llevaba cocinándose en mi mente desde hace meses, por lo que hoy por fin se los traigo. Quería hacerlo en un solo capítulo, pero mi retorcida mente no me dejó hacerlo y por lo tanto lo hare en 2. Asi que, sin más preámbulo los dejo con esta historia. Disfrútenla.

Ash, me volví un pokémon

Nuestra historia comienza muy temprano al alba. Una jovencita llamada Serena se encontraba en un bosque cercano al centro pokémon buscando ingredientes para preparar pokepuffs. A ella le encantaba prepararlos para ver felices a sus pokémon y a los de sus amigos, pero lo que más le gustaba era preparar unos especiales que también podían consumir los humanos, y en su cabeza estaba la imagen de un entrenador a quien le encantaría comerlos.

Serena: Me pregunto si a Ash le gustará la nueva receta que pensé. – Se preguntaba mientras se detenía un momento a descansar y contemplar los rayos de sol que se filtraban entre las hojas de los árboles. – ¿Tú que piensas Braixen? – Le preguntó a su pokémon.

Braixen asintió y contestó con su sonido característico.

Serena continuó en su recolección un rato más hasta que el sol salió completamente y decidió regresar antes de que todos se preocuparan por su ausencia. Mientras regresaba al centro pokémon escuchó una voz que venía cerca de donde estaba, por lo que decidió investigar en caso de que alguien necesitara ayuda. Al llegar a un claro observó a una chica pelirroja con un corte de cabello parecido al de Ash, que usaba un sombrero extraño color negro, una capa del mismo color abrochada con un pin en forma de estrella y debajo de esta un vestido corto color rosa sin tirantes. Ella llevaba un libro en sus manos y recitaba fragmentos de texto a un caldero humeante.

Chica: Sim slabim… sim sim sim salabim.

Serena se quedó contemplando la escena extrañada.

Serena: ¿Qué es lo que estará haciendo en esta parte del bosque? – Pensó para sí misma.

La curiosidad de la muchacha la hizo querer observar con más detalle. Lentamente se movió, buscando no hacer ningún ruido que la delatase. Rodeando a la misteriosa chica, se ubicó en un arbusto frente a ella, pero aun oculta.

Chica: Bien, es hora de poner los ingredientes. – Se dijo a sí misma y procedió a echar a su caldero varios objetos que a Serena le parecían extraños mientras leía la lista de estos. - Lágrimas de Aipom. – Eran algunas de las cosas que podía oír la entrenadora novata desde su posición. Ella estaba cada vez más cautivada por las acciones de aquella chica extraña. Fue tal su concentración que accidentalmente pisó una rama haciéndola crujir y llamando la atención de la chica misteriosa.

Chica: ¿Quién anda ahí? – Preguntó alarmada.

Serena salió de entre los arbustos, avergonzada y con una sonrisa nerviosa.

Serena: Ho… hola. Este… no intentaba espiar ni nada por el estilo. – Le dijo nerviosa a la joven que la miraba con cara de pocos amigos.

Chica: Y de pura casualidad estabas en el arbusto mientras trabajaba en mi pócima. – Le contestó con sarcasmo.

Serena: Ehh… ehh. – No supo que decir.

Chica: Como sea. – Se relajó. – Será mejor que no te acerques, podría ser peligroso si algo de la pócima te cayera.

Serena: Por cierto, me llamo Serena y esta es Braixen. – Ambas se presentaron.

Chica: Mi nombre es Lily y cómo puedes ver soy una bruja. – Declaró, sorprendiendo a ambas.

Serena: ¿En serio? – preguntó emocionada, a lo que la bruja asintió. - ¿Y en que trabajabas hace un momento?

Lily: Antes de que me interrumpieras, estaba preparando una poción para convertir personas en pokémon.

Tanto Serena como Braixen quedaron asombradas por esa información.

Serena: ¿En serio se puede? – Pregunto aún más emocionada.

Lily: Si. Con ella, el que la beba se transformará en una versión pokémon de sí mismo y podrá comprender su idioma, además conservará la habilidad de hablar el lenguaje humano.

Mientras las chicas conversaban, no se dieron cuenta de que un trio de siluetas se acercaban a ellas y tomándolas desprevenidas, lanzaron una red que atrapo a Braixen.

Serena: ¡BRAIXEN! – Gritó desesperada por su pokémon.

De los arbustos, las tres sombras se mostraron, revelando que eran el equipo rocket.

Jessie: Pero mira lo que tenemos aquí.

James: Parece que la pequeña novia del tarugo esta solita en el bosque.

Meowth: Y nos trajo un buen regalo para nuestro jefecito.

Serena: Ni creas que los dejaré. ¡Ve Pancham! – Lanzó la pokebola de la que emergió el pequeño panda.

Lily: Déjame ayudarte. ¡Murkrow ayúdanos¡ – De igual forma el ave salió de la esfera.

El equipo rocket sacó a Pumpkaboo y a Inkay para pelear.

Serena inició la batalla indicando a Pancham que usara roca afilada, pero no contaba con que Wobufett usaría manto espejo para regresarle el ataque con el doble de potencia y que apenas pudo evadir. Mientras tanto, Murkrow contenía a los otros 2 con viento helado.

Pancham entonces usó pulso obscuro y Wobufett nuevamente lo regresó, pero en esta ocasión el contrataque no le hizo nada a Pancham.

Lily: Buena idea Serena, los pokémon obscuros no son afectados por movimientos psíquicos. – La elogió.

Serena: Emm… gracias. – Contestó, aunque lo que pasó había sido de pura chiripa.

Usando su ventaja, tanto Pancham como Murkrow usaron pulso obscuro sobre Wobufett, dejándolo inconsciente.

Con Wobufett derrotado, el equipo rocket puso su esfuerzos en lastimar a Pancham. Lo que no sabían era que Murkrow se había escabullido y liberó a Braixen.

James: Ay nanita. – Temió por lo que se avecinaba.

Furiosa con sus captores, Braixen les lanzó su poder oculto, con el que generó varias esferas de color verdoso y se las arojó, logrando lanzarlos varios metros. Por la trayectoria a la que fueon lanzados, terminaron por estrellarse sobre el caldero de Lily, derramando su contenido que terminó sobre Serena.

Ahora la jovencita estaba colérica; había quedado empapada y sus ropas quedaron manchadas por aquel brebaje extraño. Sin reparo, ordenó a sus pokémon que usaran lanzallamas y roca afilada a toda potencia.

Meowth: Ya nos llevó la chin… – Fue lo último que pudo decir antes de que una poderosa explosión los sacara volando.

Serena: Bola de tarados, me dejaron asquerosa. – Mascullaba entre dientes.

De pronto un brillo azulado empezó a rodearla por la pócima que le cayó. Los presentes solo miraban la escena enmudecidos, con expresiones de temor.

Serena: ¿Y a ustedes que les pasa? – Preguntaba a sus espantados amigos, inadvertida de lo que le pasaba a su cuerpo.

De repente, el brillo se intensificó, acompañado de un cosquilleo, que hizo que Serena por fin notara lo que le ocurría.

Serena: ¿¡Qué me está pasando!? – Gritó a causa de lo que le ocurría a su cuerpo.

El cosquilleo, pasó a convertirse en un dolor indescriptible que llenó cada rincón de su cuerpo mientas este iba encogiéndose y cambiando de forma. De su piel salió un pelaje café, su cabeza se hizo más redonda, sus orejas se alargaron, sus ojos se volvieron pequeños y obscuros, sus pechos y caderas se empequeñecieron hasta prácticamente desaparecer, en su parte posterior una colita esponjada le salió y sus pies crecieron. Para cuando le luminosidad desapareció Serena se había transformado en un pokémon, específicamente en una Buneary.

Serena: ¿Bun? – Se preguntó a sí misma, para entonces darse cuenta del sonido que había hecho. – BUN, BUN BUN, BUN. – Gritaba desesperada en los sonidos que emitía esa especie.

Lily: Serena, por favor cálmate. – Trataba de razonar con ella, pero era inútil, Serena estaba demasiado alterada. Así que decidió pedir ayuda a Brixen y Pancham – Ustedes son sus pokémon, podrían hablar con ella.

Con cautela, ambos se acarcaron a Serena para no asustarla aún más

Braixen: Se… señorita Serena. – La llamó.

La referida paró en seco al oír aquello y lentamente volteó para encarar a sus pokémon.

Serena: ¿B… B… Bra… Braixen? – Respondió extremadamente nerviosa.

Braixen: Señorita, sé que debe de estar pasando por algo muy perturbador, pero por favor no se asuste. – Le pidió hablando con mucho tacto. – Necesitamos que se relaje para que podemos pensar en una solución.

Serena: Eres tu… y estás hablándome… de verdad que me volví una pokémon. – Se tiró al suelo mientras sostenía su cabeza, tratando de asumir aun la inverosímil realidad.

Lily: Espera un momento. – Sacó una botellita de su capa y bebió su contenido. – Ahora sí, con esto podré entenderte.

Serena: ¿Segura que con eso podrás entenderme? – Preguntó incrédula.

Lily: Tan segura que como que te estoy respondiendo.

Serena: Entonces puedes saber lo que digo. – dijo contenta para luego cambiar su tono por uno furioso. – Entonces dime ahora como regreso a mi cuerpo.

Lily: Si… la verdad es que no sé. – Confesó apenada.

Serena: ¡COMO QUE NO SABES! – Se puso histérica.

Lily: La poción aún no estaba terminada, por lo que no se por cuánto tiempo te quedarás así.

Serena: ¿¡Y ahora que voy a hacer!? – Pasó ahora a la melancolía. – ¿Cómo podré continuar de viaje?, ¿cómo se lo diré a mi madre y amigos? – En ese momento una persona importante apareció en su mente. – ¿Cómo se lo diré a Ash? – Se hiperventilaba entre más y más pensaba.

Lily: Relájate y respira hondo. – Le indicó y Serena obedeció, logrando calmarse. – No voy a dejarte como una poké-chica. Iremos a mi hogar a buscar información sobre tu situación y alguna solución.

Serena: No puedo, viajo con mis amigos y es obvio que ellos notarán mi ausencia. – Sus mejillas se pusieron rojas antes de mencionar lo siguiente. – Además no puedo dejar solo a…

Lily: Ok, entonces déjate a ti y tus pokémon al cuidado de tus amigos. Sólo diles que tuviste una emergencia por la que te tienes que ausentar y a dónde vas no puedes llevarte a los pokémon. – Le propuso.

Serena: Pero si pasa algo ¿qué voy a hacer?

Lily: Tú tranquila que yo tengo la solución. – Dijo inflando el pecho.

A continuación dibujó un círculo con inscripciones extrañas en su interior y puso a Serena en su centro. El círculo brilló, envolviendo a la convertida en una luz azulada. Tras unos breves momentos el brillo cesó.

Serena: Aun sigo convertida. – Le gruñó en típicos sonidos pokémon que, claro, nadie entendía a excepción de los presentes.

Lily: Pues que esperabas, te dije que necesito investigar como devolverte a tu forma. Lo que hice fue ponerte un conjuro de comunicación, así cuando tengas necesidad de hablar conmigo, solo tienes que pensar en mí y podremos hablar telepáticamente. – Explicó.

Lily se despidió de las pokémon y, subiéndose a su escoba, se retiró volando. Por su parte, Serena y Braixen recogieron las prendas y objetos que habían quedado en el suelo y se dirigieron al centro pokémon. Mientras caminaban, la poké-chica pensaba nerviosa como le diría a sus compañeros lo que pasó. En su desesperación imaginó el peor de los escenarios.

En su imaginación, ella explicaba a sus amigos lo ocurrido y esperaba recibir apoyo de parte de estos, pero las reacciones que obtuvo no fueron las esperadas.

Clemont: Así que te convirtieron en pokémon. – Todo parecía normal hasta que hizo brillar sus lentes y se formó una macabra sonrisa en su cara. – Este podría ser un interesante tema de investigación. Quédate quieta mientras te disecciono. – Serena quedó blanca de miedo y huyó despavorida. En su carrera se tropezó con Bonnie.

Bonnie: ¡Que linda! – Se emocionó, cosa normal en la pequeña… y eso era lo malo. – Voy a quedarme contigo, te mimare y te peinare y te maquillaré y te vestiré muy linda para SIEMPRE. – Esas últimas palabras aterrorizaron a Serena quien salió corriendo de nuevo.

Corrió y corrió hasta quedar exhausta. Jadeante por el esfuerzo, alzó la mirada para encontrarse con Ash.

Ash: Serena, sabes, desde que nos volvimos a encontrar me enamoré de ti. – Aquellas palabras emocionaron a la conejita. – Pero ahora que estas de esa forma, no puedo estar contigo. Adiós para siempre. – Le dio la espalda y se marchó dejando a una Serena hundida en la depresión y sin deseos de vivir.

Una sacudida de sus pokémon la sacó de su fantasía. Ambos estaban sumamente preocupados pues ella comenzó a llorar sin motivo perceptible para ellos.

Pancham: ¿Jefa, estas bien? – Se preocupó.

Braixen: Señorita no se desespere. Ya verá que Lily volverá con la solución dentro de poco. – La consoló.

Poco tiempo después llegaron al centro pokémon donde se quedaban y para su desgracia, allí estaban todos sus amigos junto a sus pokémon. Ahora tenía que buscar una forma de pasar desapercibida, pues el hecho de ver a Pancham y Braixen solos y sobretodo que esta última trajera las prendas de Serena, era muy sospechoso; así que decidieron colarse por una ventana del segundo piso.

Mientra tanto, con el otro grupo, Pikachu desayunaba plácidamente cuando notó la cola de Braixen que desaparecía tras una esquina del edificio y curioso, se levantó a ver que hacía. Cuando volteó en la esquina ahí estaba Braixen, impulsando a Pancham con sus brazos, quien quería sujetarse del marco de una ventana.

Eso le parecía algo extraño, "tal vez ensayan algún movimiento nuevo" pensó, pero dejo de importarle en cuanto vio quien los acompañaba. Mirando expectante las acciones de los otros dos, estaba una preciosa Buneary. Al verla, su cola se levantó y se puso tiesa y, como si una descarga le recorriese la espina, su pelaje se erizó.

Obviamente no era la primera vez que veía una Buneary, pero si era la primera vez que estaba en presencia de una tan linda. El efecto era claro, estaba atraído por ella. Sin ninguna sutileza se acercó al grupo, haciéndose notar por estos.

Braixen: Ho… holala Pikachu. – Lo saludó nerviosa, tratando de hacer una pose tranquila; acción que le impidió atrapar a Pancham que terminó cayendo de cara al suelo.

El ratón amarillo ignoró categóricamente a la fémina y se acercó a Buneary.

Pikachu: He conocido Bunearys lindas antes, pero tú eres la imagen misma de la belleza. – Quiso ligar al más puro estilo de Brock.

Los otros tres pokémon quedaron atónitos por el lamentable acto que atestiguaban.

Pikachu: Sabes, hay una guardería cerca de aquí ¿qué te parece si vamos allí y platicamos de la vida, NUESTRAS vidas, hasta que se haga de noche? – La tomó de la pata y se dispuso a llevarla, pero Braixen los separo de un manotazo.

Braixen: ¡No molestes a la señorita¡ – Le amenazó enojada.

Pnacham: ¡Ni se te ocurra ponerle tus patas encima a la jefa! – Apoyó a su compañera.

Pikachu: ¿Oigan por qué se molestan? – Preguntó confundido, más le tomó un instante percatarse algo. – Momento, la llamaste jefa. – Señalo a Pancham. – Y tú, señorita. – Ahora apuntó a Braixen. – Ustedes solo llaman así a una persona.

Los pokémon sudaban frio; por una indiscreción habían revelado información comprometedora. Ahora veían aterrados como el pokémon eléctrico unía los puntos.

Pikachu: No puede ser. – Los pokémon de Serena temblaban de la expectación.

Serena: Supongo que no tiene caso ocultárselo. – Se rindió. – Tus suposiciones son ciertas Pikachu, yo soy Serena y me transformé en un pokémon.

Pikachu: Espera ¿¡Tú eres Serena!? – Preguntó en completo shock.

Serena: ¿Qué no ya te lo habías figurado?

Pikachu: Claro que no, yo solo pensaba que eras un pokémon que tenía una personalidad como la suya o tuya, no que en realidad te hubiese convertido en una Buneary; y en una muy linda si me permites agregar. – Tanto Serena como sus pokémon se dieron una palmada en la cara por haberla regado.

Serena: Como sea, ahora tenemos un problema; debemos subir a mi habitación para que pueda encontrar una forma de explicar por qué la Serena que conocen no está allí. – Explicó.

Pikachu: No temas my laidy que acá estoy yo para todo lo que se le ofrezca. – Se arrodilló ante ella, tomándole la pata.

Braixen: ¡Quieres dejar de comportarte como un tarado y ayudarnos de una vez! – Exigió.

Pikachu solo resopló y se puso en acción. Subiendo por un tubo del drenaje llegó hasta la ventana abierta, se metió al cuarto, en donde entrelazó unas sabanas, luego ató un extremo a la pata de una cama y lanzó el otro para que Serena y compañía pudiesen trepar. Ya adentro, la poké-chica se alivió un poco.

Serena: El primer obstáculo fue superado. – Suspiró.

Pikachu: ¿Y no has pensado en quedarte mejor así? Digo, probablemente recibas más atención de otros machos, no sé, amarillos y guapos, que de mi torpe entrenador. – Quiso persuadirla.

Serena: Deja eso y ayúdame a distraer a Ash para que yo ver como fingir mi ausencia. – Lo cortó

La conejita se puso pensativa, prendiéndosele el foco.

Serena: Provoca una pelea con el Chespin de Clemont. – Lanzó su idea.

Pikachu: Pero Chespin y yo nos llevamos bien, no podría pelearme con él. – Se opuso. - ¿Por qué no mejor se pelea con Pancham? Eso sería más creíble.

Pancham: Porque entonces vendrían a buscar a la jefa.

Braixen: ¿Entonces qué tal si haces que otro de los pokémon de tu entrenador se pelee con Chespin?

Pikachu se fue no muy convencido de la idea y bajo a donde estaban todos. Mientras tanto, Serena se puso a planear como disfrazar su ausencia. Mientras lo hacía, el sonido de golpes acompañados de los gritos de los pokémon y sus entrenadores indicaron a la chica que el plan de mantenerlos ocupados estaba funcionando. Teniendo una idea de lo que podría hacer, sacó una libreta con pluma de entre sus pertenencias y se subió al escritorio de la habitación para escribir algo. Al terminar, lo guardó en un sobre y lo puso sobre la mesa.

Serena: Bien, con eso basta, ahora la parte más dificil. – Se dijo a sí misma y regresó a su cama para buscar entre sus ropas. – Aquí esta. – Y del bolsillo de su saco sacó una pokebola. Regresando al escritorio, se dirigió a sus pokémon. – Escuchen, quiero que bajen y se hagan notar para que Ash y los otros vengan acá. – Les indicó y estos, haciendo una señal militar, se retiraron.

Sola en la habitación, Serena respiro hondo antes de sumirse en una experiencia por la que ningún humano había pasado. Dándole un golpecillo a la esfera, esta se abrió y convirtiendo a la conejita en una masa de energía roja, la introdujo a su interior.

Mientras tanto, Braixen y Pancham se encontraban ya en el jardín viendo a Ash, quien en ese momento estaba parando a Hawlucha de seguir partiéndole la cara a Chespin por cualquier motivo que Pikachu hubiese provocado. Para llamar la atención de los humanos, Braixen y Pancham tiraron un poco de los overoles de Clemont mientras sobaban sus estómagos en señal de hambre.

Clemont: ¿Qué pasa?

Bonnie: Hermano, creo que tiene hambre. – Los referidos solo hicieron una expresión sarcástica de "no ¿en serio?"

Ash: Por cierto ¿dónde está Serena? – Les preguntó.

Bonnie: La vi salir desde muy temprano a buscar bayas, probablemente regresó a su cuarto para dormir. – Comentó.

Ash: Pero es muy raro de Serena no estar para cuidar y cepillar a sus pokémon.

Clemont: A lo mejor se cansó mucho de estar recolectando, mejor déjala dormir. – Intentó persuadirlo.

Ash: Aun sí voy a revisar. – Se preocupó. Clemont y Bonnie le reiteraron que no era una buena idea, pero él los calmó con una señal de manos. – No voy a despertarla; solo me aseguraré de que este bien, eso es todo. – Dicho eso, se retiró.

Clemont: Ese Ash, siempre preocupándose por ella. – Sonrió mientras veía a su amigo entrar al edificio.

Bonnie: Por eso es que la tiene loquita por él y ni lo sabe. – Inmediatamente se tapó la boca por la indiscreción que había cometido.

Clemont: ¿Dijiste algo? – Preguntó, pues estaba distraído alimentando a los pokémon.

Bonnie: Na… nada. – Se apresuró a responder e irse a jugar con Dedenne.

De regreso con Ash, este ya se estaba frente a la habitación de Serena. Despacio giró el picaporte y abrió la puerta.

Ash: Serena. – Susurró. – Solo vine a ver como estabas.

Procurando no hacer ruido entró a la habitación, llevándose la sorpresa de que allí no había nadie.

Ash: ¿Estará en el baño? – Se preguntó y fue a revisar.

Tocó la puerta un par de veces y la llamó, pero no tuvo respuesta. Sin resultados fructíferos, procedía a retirarse cuando notó un sobre sobre el escritorio junto a una pokebola. Tomando el papel, abrió la carta.

Afuera del centro, los pokémon, así como Clemont y Bonnie disfrutaban de sus desayunos cuando…

Ash: ¿¡QUEEEEEEEEEEEEE!? – Su grito fue tan alto que se alcanzó a escuchar desde donde estaban ellos.

Sin perder tiempo corrieron a la habitación y al cruzar la puerta, ahí estaba Ash, sosteniendo la carta, con la boca bien abierta en una mueca entre horror, preocupación, incertidumbre y asombro.

Ash: Se… Serena se ha ido. – Dijo incrédulo.

Extrañado por lo que dijo su amigo, Clemont le quitó la carta para leerla en voz alta.

"Queridos amigos."

"Estoy segura de que se preguntarán dónde estoy. Les aviso que me encuentro bien, así que no tienen que preocuparse. Tuve que irme debido a un accidente que tuvo mi mamá. Apenas me enteré y por eso me fui sin poderles decir nada."

Bonnie: Pobre de la mamá de Serena. – Le lagrimearon los ojos.

Ash: Llamemos a su casa para ver que pasó. – Se encaminó a la puerta.

Clemont: Espera Ash. – Lo detuvo. – Aun continúa la carta. Terminemos de leerla antes de hacer cualquier cosa.

"Les informo que mi mamá está en un hospital privado, por lo que no podrán llamarle a mi casa."

Aquello los decepcionó.

"Además, como en el hospital no admiten pokémon, Ash, te encargo que cuides de los míos en lo que regreso, sé que los protegerás. Bonnie cuídalos bien, no hagas nada que yo no haría. Por último Clemont, por favor mantenlos bien nutridos."

"PD. Antes de irme capturé a una nueva pokémon. Ash, te pido que tengas especial cuidado con ella."

Clemont cerró la carta y la metió en el sobre, luego dio un largo suspiro.

Clemont: Por lo visto no centraremos con Serena durante un tiempo.

Bonnie: Debió ser algo muy grave, incluso dejó sus cosas. – Señaló a la pila de ropas que estaban en la cama.

Ash: Si ella nos confió a sus pokémon, entonces cumpliré con su voluntad.

Bonnie: ¡Es tan linda! – Exclamó extasiada para luego lanzarse a abrazarla.

Serena temía que su pesadilla se volviera realidad cuando un par de manos salvadoras la retiraron antes de ser alcanzada por la pequeña rubia.

Ash: Bonnie, serena dijo que tuviéramos mucho cuidado con ella. – La reprendió.

Clemont: Es cierto, solo mírala. – Señaló hacia la poké-chica, quien se notaba aterrada. – Estoy seguro de que salir de la pokebola y estar en sin tu entrenador con un montón de desconocidos debe ser una experiencia muy fuerte.

La hermanita bajó su cabeza e hizo pucheros.

Ash: Vamos pequeña. – Le habló a la convertida Serena. – Estoy seguro de que no has desayunado. – La abrazó con delicadeza y la llevó a donde estaba el resto de los pokémon para que comieran.

Nuevamente en el exterior, el desayuno de los humanos estaba listo y todos estaban en la mesa degustando la comida preparada por Clemont. Lo más interesante era que Serena estaba sobre las piernas de Ash mientras este la alimentaba.

Ash: Vamos pequeña, es comida pokémon, te va a gustar. – Trataba de alimentarla y la poké-chica se resistía cual bebé que no quiere comer lo que le dan.

Bonnie: Tal vez no le guste la comida pokémon. – Comentó.

Haciendo caso al acertado comentario de la menor, Ash desistió en su intento de darle comida pokémon y en cambio le acercó su plato de pan con mermelada. Teniendo comida más normal frente a ella, Serena tomó uno de los panes y procedió a comerlo.

Ash: Tenias razón Bonnie. Te gusta mucho pequeña. – Le dijo a la conejita.

Al terminar su degustación, restos de mermelada quedaron alrededor de su boca.

Ash: He he, deja que te limpie. – Dicho eso, tomó un palíelo y removió la mermelada. – Listo, quedaste tan linda como antes. – Mencionó a la pequeña y muy sonrojada Serena.

Bonnie: Mira, parece que está un poco roja. – Señaló.

Clemont: ¿Le estará dando fiebre?

Ash: No sé, déjame ver. – Tomó a Serena y puso su frente con la de ella.

Teniendo sus rostros tan cerca, la poké-chica no pudo evitar que sus colores y temperatura aumentaran a tal grado que de sus orejas comenzó a salir vapor.

Bonnie: Oh no, se puso peor. – Se preocupó.

Con la misma emoción que la rubia, Ash tomó a Serena entre sus brazos, acción que la puso aún más roja, y la llevó con la enfermera. Pasado un rato, la conejita les fue devuelta, declarando la encargada que no tenía absolutamente nada malo.

La tarde transcurrió normal; Ash entrenaba con sus pokémon, Clemont le servía como pareja en su entrenamiento y Bonnie se dedicaba a cepillar y mimar a los pokémon de Serena. Todo lucia normal salvo una cosita, y eso era que el entrenador mantenía a la mencionada junto a él todo el tiempo, ocupando el lugar de su siempre fiel compañero en su hombro.

Cuando terminó la sesión, Pikachu se subió al hombro vacío de su entrenador.

Pikachu: Hola, parece que nos subimos al mismo transporte. – Nuevamente se hizo el galán.

Serena: Oh por el amor a Arceus. – Se sobo las sienes, exasperada. – Por qué no te pierdes y me dejas en paz. – Se bajó del hombro y se retiró.

Pikachu: ¿Y si nos perdemos juntos por el camino de la pasión? – La siguió.

Ambas criaturas protagonizaron una cómica cacería alrededor del joven, e incluso subiendo y bajando de él constantemente.

Ash: Por alguna razón esto de Pikachu y Buneary me resulta familiar. – Pensó.

Mientras tanto, los pokémon observaban atentos la inverosímil situación.

Hawlucha: Oye Braixen ¿Sabes que se trae Pikachu y de donde salió esa Buneary? – Se acercó a ella para preguntarle en voz baja.

Braixen: Ella es la nueva captura de Serena y en cuanto a Pikachu, ese idiota se puso así por una cara bonita. – Giró la cabeza enfadada.

Pancham: Más le vale no hacerle algo a la je… – No pudo terminar, pues Braixen le tapó la boca antes de que soltara algo.

Hawlucha: ¿Qué dijo? – Inquirió.

Braixen: Dijo que… emm… que ojalá se le pase pronto su flechazo… si, eso dijo. – Mintió.

De regreso con nuestro entrenador, este ya se había hartado del juego de persecución en el cual él era parte del paisaje.

Ash: ¡Suficiente! – Llamó la atención de los protagonistas del juego. – Pikachu, ve a reunir a los chicos para que entren a sus pokebolas. – Ordenó y el roedor se fue corriendo antes de que su entrenador se enojase más. – Y en cuanto a ti. – Se agachó para quedar más o menos a la altura de Serena. – Discúlpalo, no sé por qué se puso así. – Le dijo suavemente mientras la acariciaba.

Pasada la tarde, fue hora de la cena. Todos se fueron directo a la cafetería en el interior del centro médico. Nuevamente Serena se sentó junto a Ash quien le compartía de su comida, Bonnie cenaba un plato de espagueti con salsa y Clemont trabajaba en una pequeña caja de metal.

Clemont: ¡Listo! – Exclamó satisfecho.

Bonnie: ¿Qué tienes ahí hermanito?

Clemont: Esto mi querida hermana es una pokebola. – Hizo brillar sus lentes al decirlo.

Ash: ¿Una pokebola? –Se extrañó.

Bonnie: Pero es cuadrada. – Compartió el sentimiento.

Clemont: Es hora de que la ciencia le abra paso al futuro ¡Citronic Gear ON! (me gusta más esa frase que en latino). – Presionó el borrón central de su invento y un rayo de luz tocó al desprevenido Dedenne, introduciéndolo al invento. – Con esta pokebola podremos ver lo que piensa Dedenne.

Del cubo sobre la mesa se proyectó una imagen de Dedenne jugando con Bonnie, dejando a todos impresionados.

Ash: El poder de la ciencia es increíble. – Se emocionó como siempre.

Clemont: si quieres puedo hacer una para Buneary. Estoy seguro de que a Serena le gustará. – Se ofreció.

Serena se alarmó por la propuesta; si Clemont investigaba en sus pensamientos era probable que descubrieran aquellos prohibidos que tenía sobre cierto entrenador y se descubriría su identidad. Tenía que hacer algo antes de que la descubrieran, así que mientras Clemont explicaba a todos el funcionamiento de su invento, ella tomó el destornillador de la mesa, con el que desatornilló algunas partes de la pokebola haciendo que esta se sacudiera violentamente para, finalmente, explotar como era costumbre.

Todo habia sido un éxito salvo por cierto acontecimiento. Cuando la pokebola cuadrada explotó, la espantada de Bonnie no pudo evitar golpear su plato con el codo y lanzar el espagueti directamente a sonde estaban Ash y Serena. SPLAT sonó por el lugar e inmediatamente todas las miradas se fueron hacia el entrenador y la poke-chica que estaban cubiertos de salsa.

Clemont/Bonnie: Lo sentimos Ash. – Avergonzados se disculparon.

Ash: No pasa nada. – Los disculpó y volteó hacia Serena. – Parece que tendremos que tomar un baño. – Esa frase petrificó a Serena.

Ya en el baño, la conejita estaba sola esperando a Ash, quien se quitaba las ropas en la habitación. Los nerviosismos y la expectación se hicieron presentes en ella.

Serena: ¿Qué voy a hacer? Voy a ver a Ash. – Pensaba para sí misma mientras cubría su avergonzado rostro con su pelaje.

Mientras cubría su rostro, recordó toda la atención que había recibido ese día, llegando a una conclusión.

Serena: ¿¡Por qué tengo que ser un pokémon para que Ash sea así conmigo!? – Se quejó y armó una rabieta.

Ash: Veo que estas impaciente por bañarte. – Serena destapó su cara para ver a un Ash completamente desnudo, salvo por una toalla que cubría sus partes. – Ese deseo de estar linda y aseada, de veras que te pareces a Serena.

La jovencita no podía creer lo que oía y sobretodo menos podía creer la naturalidad con que lo decía.

Ash: Y eso no es todo. – La levantó para ponerla a la altura de su cara muy cerca una del otro. – También tienes unos bonitos ojos azules justo como ella. – Le sonrió.

Esas palabras hacían que Serena se sintiera como en el cielo y el infierno al mismo tiempo. Estando tan cerca sentía un extraño y gran impulso de lanzarse sobre él y hacer lo que su instinto le dijera.

Ignorante de lo que pensaba la poké-chica, Ash la bajó y llenó una jícara con agua que vacío sobre ella. A continuación, echó algo de jabón en sus manos y empezó a lavarle la cabeza; todo era normal hasta que algo inasperado ocurrió cuando el moreno pasó le tocó las orejas.

Serena: B-buuahhh. – Gimió, pero este no fue uno de dolor sino de placer.

Al darse cuenta de lo que había hecho, inmediatamente su coloración pasó a un rojo intenso y se cubrió la boca con sus patas.

Ash: Oh lo siento, ¿te lastimé? – Se preocupó el morenos, más en un momento se dio cuenta de algo. – Debe ser que tus orejas son muy sensibles.

Ash entonces, fue más cuidadoso y lavó las orejas de la poké-chica con suma delicadeza. Serena, por su lado, sentía una oleada de sensaciones placenteras cada vez que las manos del moreno pasaban por ellas. Poco a poco su temperatura fue en aumento mientras pasaba por algo nunca antes experimentado. Su mente ni siquiera le permitía maldecir el hecho de que solo siendo un pokémon pudiese tener aquellas atenciones.

A continuación, el moreno pasó a lavar los brazos y el pecho de la conejita. Mientras contenia sus gemidos, Serena solo podía imaginar cómo sentiría el tacto del muchacho sobre su cuerpo humano, recorriendo cada rincón minuciosamente lo que hizo que se calentara aún más.

La situación solo empeoró cuando nuestro héroe, inocentemente, pasó a lavar la región baja de la niña. En cuanto Serena percibió el roce de su objeto de deseo sobre su área más privada no pudo contenerse y comenzó a tener ligeros espasmos. Ash, ignorante de lo que pasaba, siguió con lo que hacía; ahora la pequeña tenía que cubrir su boca para no lanzar gritos. Pero lo peor vino cuando, al final, terminó estimulando su punto más sensible. Fue ahí donde la poké-chica no pudo aguantar más; su psique dejó de ser suya para ser dominada por un incontrolable instinto que nació de no sabía dónde. Dominada por su deseo, se zafó de las manos del joven para acto seguido, derribarlo y ponerse justo sobre de él.

Ash miraba extrañado a la conejita que tenía el rostro muy sonrojado, además de una respiración errática y agitada.

Ash: Bu… Bunneary ¿qué pasa contigo? – Preguntó preocupado y algo nervioso por la mirada perdida que tenía ella.

Pero no tuvo respuesta. Ella solo tenía una idea en su cabeza y era la de hacerle cosas, MUCHAS cosas. Sin escuchar los llamados de Ash ella se abalanzó sobre él y…

Bueno, hasta aquí llegaremos con el primero de dos capítulos, espero que les haya gustado esta tierna y rosa historia.

Para los que no me conocen y se tomaron el tiempo de leer mi trabajo, se los agradezco e invito a que lean mis otras dos historias. "Desafío en el parque de la luna" y "El viaje de Ash y las novatas de Unova" que espero sean de su agrado.

Para los que me siguen, les informo que el nuevo capítulo de la serie antes mencionada lo publicaré pronto, así que no coman ansias.

Sin más que decir, me despido como siempre recordándoles que todas las quejas, sugerencias, críticas y demás serán bien recibidas y leídas.