Los personajes aquí citados pertenecen a JK. Rowling y a la Warner. Mía es la historia plasmada aquí.
Hola! Estuve mucho tiempo dándole vueltas a una idea que tenía en mente desde que salió "Mamá por un día", ¿qué tal un conjunto de one shots con la temática de la interacción Harry- Hermione- Teddy? Este sería el tercero. No tienen un orden cronológico (en el primero Ted tenía 4, en el segundo 6 y en este apenas va a cumplir un año). Pero intentaré que tengan coherencia en los tiempos y sobre todo para que puedan seguir la evolución de la relación de Harry y Hermione. En "Mamá por un día", por ejemplo, ellos estaban ya en algo (aunque no lo daban a conocer), en "La pesadilla de Teddy" se ve que conviven juntos ya y en esta última pues ¡ya lo verán!
Espero poder publicar pronto otra vez. En serio me ayudarían mucho con reviews sobre todo si tienen alguna idea sobre situaciones que puedan pasar esta pequeña familia, siempre está bien encontrar inspiración de donde venga.
Gracias por aún leerme.
Agnes Moonhallow.
El llanto de Teddy
Teddy no paraba de llorar. Con casi un año de edad, el pequeño Teddy Lupin usualmente solía ser el bebé más sociable y risueño que Harry hubiese conocido jamás y sin embargo ahí se hallaba, con Teddy en brazos preguntándose qué había hecho para que de pronto su ahijado llorara sin consuelo. Había intentado con el biberón, que le rechazaba de lleno; con sus juguetes favoritos, a los cuales ni siquiera regresaba a mirar; hasta lo había sacado a la calle, logrando que sus vecinos lo mandaran a callar. Estaba desesperado.
Era sábado y se suponía que Ginny llegaría a pasar el fin de semana con ellos, pero tuvo que cubrir una nota a última hora y se disculpó prometiendo los compensaría. Se maldijo por dentro, estaba empezando a creer lo que Luna había dicho una vez medio en broma, medio en serio: Ginny huía de los fines de semana "familiares". Ahora se encontraba solo con Teddy que había cambiado los lloriqueos por sollozos cada vez más fuertes.
Se le acababan las ideas. ¿Estaría su ahijado enfermo? En ese caso tenía dos opciones: acudir a San Mungo o rogar a Hermione por auxilio. Cerró los ojos con fuerza mientras mecía a Ted en sus brazos. No debía acudir con Hermione, se habían encontrado en el almuerzo y habían hablado de sus planes. Ella tenía una cita y aunque no le había querido decir con quién, se sentía demasiado egoísta pidiéndole ayuda. Sin embargo, tampoco estaba seguro de acudir a San Mungo ¿y si no era nada y los sanadores terminaban echándolo por alarmista?
Merlín, ¿y si solo llamaba a Hermione a pedirle indicaciones por teléfono? No iba a quitarle más de 5 minutos, trató de convencerse. Eran las 6 con 45 de la tarde, ni siquiera debería estar en la ducha.
Le marcó. A la tercera timbrada estuvo a punto de colgar de arrepentimiento, pero para su pesar su mejor amiga contestó.
-¿Aló?-
- Hermione, qué bien que aún estés en casa, verás-
-Cielos, ¿ese es Teddy? - preguntó alarmada. El llanto del niño se había escuchado a través del fono.
-No se calma desde hace una hora y ya lo he intentado todo, Hermione, le he-
-¿Hambre?-
-Rechaza el biberón-
-¿el pañal?-
-Más seco que el último verano-
-¿Fiebre?-
-No, tiene 36,5°-
-¿Has intentado distraerlo con Copito? – era el juguete favorito de Teddy.
-Me lo ha tirado a la cara-
-Oh, pobre Ted- suspiró preocupada – ¿ha sido de pronto? ¿estás seguro que no se ha golpeado con algo?
-Se levantó de dormir llorando y desde ahí no ha parado- cambió de posición a su ahijado empeorando su llanto. - ¿Crees que deba llevarlo a San Mungo?
-Espérenme un minuto-
-Hermione, solo necesito que- se escuchó un pitido al otro lado de la línea. Le había colgado.
Un plop suave se escuchó en su sala.
-¿Harry?- de pronto escuchar su voz lo alivió sobremanera. Salió de la cocina con su ahijado en brazos para toparse con una Hermione ataviada en un hermoso vestido azul noche, corto, sin mangas. Llevaba el cabello recogido en una coleta. Estaba muy bonita. Por un par de segundos se quedó congelado en su sitio. Ya no escuchaba a su ahijado llorar. – Harry – la escuchó repetir llamándolo, esta vez más cerca de él. Se apresuró a entregarle a Teddy en sus brazos tal como se lo pedía. Se sintió idiota de pronto. Sacudió su cabeza para despejarse, provocando una risa cantarina en Hermione.
- No me mires así, ¿en verdad estoy tan distinta? Consideraré emplear 15 minutos de mi tiempo en las mañanas para arreglarme de ahora en adelante- puso los ojos en blanco cuando Harry apenas abría y cerraba la boca como un pez. Tenía casi su altura con esos tacos altos, que estilizaban sus piernas y las hacían interminables…-
- Estás muy guapa – dijo balbuceando. Ella rió y él la acompañó con una sonrisa. Había sonado como un adolescente flirteando por primera vez a una chica- Perdóname, Hermione. En verdad lamento haberte hecho venir, yo-
Pero Hermione ya le había dado la espalda, tenía a Teddy en posición horizontal, con la barriga hacia abajo y lo mecía con cuidado mientras caminaba de un lado a otro. Había calmado el llanto, aunque aún tenía sollozos residuales. La miró sorprendido mientras ella volvía a sonreírle, condescendiente.
-Tiene un cólico de gases- le dijo simplemente – ¿Tienes simeticona en gotas?
- Creo que sí, déjame buscar- no tardó en salir disparado hacia la habitación de Ted. Cuando las consiguió bajó de inmediato, entregándoselas.
- Solo necesitaremos 20 gotitas de éstas – dijo mientras le indicaba a Harry que las colocara sobre una cuchara- Ven, dáselas mientras lo sostengo.
Y así lo hizo. Su ahijado frunció los labios pero logró pasarlas. Hermione volvió a colocarlo boca abajo mientras seguía caminando por la sala tarareando "una calabaza y un regaliz" la canción favorita de Teddy. Harry estaba parado recostado en una de las columnas con los brazos cruzados. Ahora sí se sentía más idiota y también avergonzado. Había llamado a Hermione solo por un cólico de gases y su ahijado no ayudaba, parecía estar en su propio cielo gorjeando su propio lenguaje de felicidad en los brazos de su mejor amiga.
-¿Y Ginny? – le preguntó sacándolo de sus pensamientos.- Creí que pasaría el fin de semana con ustedes.
-Una nota de último minuto- dijo encogiéndose de hombros- Salió esta tarde para Escocia. No llega hasta el lunes.
Hermione asintió pensativa mirándolo con compasión. Él suspiró.
-¿También piensas lo mismo que Luna?- dijo un tanto fastidiado. Ella lo miró alarmada.
-¿Qué? No, digo, hay deberes impostergables, Harry. Es reportera, su trabajo es…
- Vamos, Hermione. Ginny escribe solo columnas de opinión desde hace un par de meses. No necesita "perseguir la noticia", tiene reporteros a su cargo para hacer ese trabajo-
- Ya, claro- frunció el ceño- Pero supongo que hay cosas de las que prefiere ocuparse ella misma.
- Casualmente cuando me toca hacerme cargo de Ted…-le respondió esta vez enojado.
-Oh, Harry – dijo compungida – Sabes que no puedes obligar a Ginny a asumir roles para los que no se siente preparada-
-Jamás le he pedido que actúe como una madre para Ted- dijo tajante- No se lo pediría nunca- se removió el cabello- Solo intento que se lleve bien con él. Merlín, Ted es mi ahijado. En algún momento Andrómeda no estará más aquí y yo…-
Hermione se acercó hasta él. Su ahijado estaba más calmado, había reposado su cabecita en el hombro de Hermione y bostezaba agotado.
-Seguro está asustada. Harry. Dale tiempo- le tomó la mejilla acariciándolo con su mano libre. Él tomó su mano con la suya, mirándola agradecido. Con Hermione era todo más fácil, adoraba a Teddy tanto como él. Y ni qué decir de su ahijado- Teddy es un bebé maravilloso, estoy segura que en cuanto Ginny empiece a frecuentarlo, lo amará tanto como nosotros. ¿verdad, mi amor? ¿verdad que eres una cosita llena de amor? - Hermione apachurró a Ted hasta hacerlo soltar carcajadas. Se quedó mirándolos embobado. Era increíble todo lo que su mejor amiga hacía por un niño al cual no la unía ningún vínculo. No era la primera vez que Hermione lo auxiliaba de esa manera, acudiendo a él de inmediato, sacrificando actividades-
-Maldición, Hermione. ¡Tu cita! - dijo alarmado mientras su amiga saltaba asustada, Teddy soltó un sollozo. – Lo siento, lo siento – dijo disculpándose por haberlos asustado.
- No te preocupes- dijo restándole importancia – Aún tengo un par de horas para terminar de alistarme.
-Oh- por alguna razón se decepcionó un poco. Muy en el fondo de su corazón, ahí donde reservaba los sentimientos egoístas, esperaba que hubiese cancelado su cita- pero es bastante tarde ¿no? ¿Estás segura que encontrarás restaurantes a esta hora? – miró su reloj para evitar mirarla. ¿A dónde había ido el amigo avergonzado de hacer perder una cita a su amiga?
La escuchó reír. – No iremos a cenar, Harry – le dijo simplemente. Había acomodado a Teddy en posición de dormir.
- ¿Ah no? ¿Entonces? - preguntó extrañado.
-Iremos a una disco. Vamos a bailar- dijo restándole importancia. La notó sonrojarse. De inmediato se arrepintió de haber preguntado cuál era su plan nocturno.
-Ya veo- dijo intentando no sonar interesado- Venga, Hermione. Déjame cargar a Ted, ayer me dijo Andrómeda que estaba casi en diez kilos y tú estás con esos tacos que- carraspeó mientras sin poder evitarlo volvía a mirar sus pantorrillas. Alzó la vista de inmediato topándose con su mirada inquisitiva.
-Tranquilo, los hechicé para hacerlos más cómodos- le guiño un ojo. Harry retrocedió un poco. Le sudaban un poco las manos. Ella tenía una sonrisa de oreja a oreja, brillante- Además, tengo muy pocas oportunidades en las que puedo hacer dormir a Ted-
-¿Quieres subir a su habitación? Estoy seguro que se dormirá más rápido - dijo avergonzado.
Cuando estuvieron en la habitación que él había acondicionado para su ahijado, éste aún se encontraba despierto. Como si las gotas hubiesen sido mágicas, Teddy se hallaba entretenido en los pendientes brillantes que Hermione llevaba esa noche y de llanto ni la sombra. Ella lo seguía meciendo en sus brazos con toda su atención puesta en él mientras Harry desocupaba la cuna que segundos antes había estado llena de juguetes.
-Creo que estamos mal acostumbrados a tenerte apenas estamos en apuros- le dijo con culpabilidad.
- No es una mala costumbre, Harry. Me encanta venir a visitarlos- tomó asiento en la mecedora y puso a Teddy en sus faldas – Además, no quiero que pienses que estás solo en esto- él se acercó y se puso de cuclillas delante de ellos. Hermione sostenía las manitas del niño entre sus manos y él las acunó entre las suyas también- Estaremos juntos en esto, ¿de acuerdo? - Hermione tenía los ojos vidriosos- Tonks era mi amiga y nos cubrió la espalda incontables veces, lo menos que podría hacer es asegurarme que su hijo sea feliz-escondió su rostro detrás de Teddy- Y Remus – se limpió una lágrima que corría libre por su mejilla- Jamás le dije que fue mi profesor favorito- sonrió apesadumbrada.
- Procura no decirlo en voz alta delante de McGonagall- bromeó Harry intentando cambiar el ambiente. Él también se deprimía recordándolos.
-Además, ¡jamás dejaría que Teddy crezca pensando que el Quidditch es lo único a lo que podría dedicarse! – Dijo más animada levantándose de la mecedora y haciendo que él casi se vaya para atrás.
- ¡Claro que no! – le rebatió fingiendo estar ofendido – O auror o quidditch, no hay de otra- Hermione soltó una carcajada y él la siguió feliz. De pronto, Hermione paró en seco husmeando el aire.
- ¿Hueles eso? - arrugó la nariz.
- Ugh. Creo que Teddy ya está empezando a exteriorizar la causa de su llanto- se cubrió la nariz mirando con sorna a su mejor amiga- ¿Sabes que en esta casa hay reglas de oro no? El que ensucia, limpia.
- Eso no aplica para un niño, Harry – Hermione achicó los ojos en su dirección, mirándolo con advertencia.
-Si no se vale por sí mismo, pues lamentablemente sí aplica- dijo poniendo las manos en la cintura – El que lo nota sucio, lo limpia – sonrió triunfal.
- ¿Ah sí? Pues hasta donde escuché, fuiste tú el que lo notó sucio ¿verdad, Ted?- Hermione sostuvo al niño en el aire en dirección a Harry – Ted está encantado de ir con su padrino ¿a que sí, cariño?- Harry retrocedió un paso, moviendo la cabeza de un lado a otro.
-Hermione…-le dijo en una queja, mientras veía decepcionado como su ahijado levantaba instintivamente los brazos hacia él. No tuvo otra opción más que tomarlo, mientras su amiga sonreía satisfecha.
- Estoy segura que estás dispuesto a sacrificarte con tal de que tu mejor amiga no asista a su cita con alguna mancha poco agradable a la vista…-le revolvió su cabello divertida mientras lo escuchaba emitir un bufido.
-No creo que necesites darle de nuevo las gotas, pero si se levanta llorando de nuevo lo más probable es que lo haga de hambre. De todas formas, no olvides que son 20 gotas que-
- Hermione, en serio, estoy seguro que puedo manejarlo- terminaron de bajar las escaleras y Harry la dirigió hasta su puerta.
- Pues hace un par de horas no sonabas tan seguro- alzó una de sus cejas con autosuficiencia, haciendo que él sonriera divertido.
- Bueno, es que el llanto de Ted suele ponerme en modo lapsus operandi- se encogió de hombros.
- Ya lo creo- Hermione miró el reloj – Mira la hora que es…debo irme ya.- él asintió pensativo.
- ¿Es alguien que …conocemos? - Ya estaba, no había podido con la curiosidad, Hermione no solía ser tan reservada con él, pero en cuestión de citas solía guardarse la información con total hermetismo. Ella lo miró con curiosidad primero y luego un tanto ofendida.
- ¿Ron te ha pedido que lo averigües por él? - Hermione cruzó los brazos sobre su pecho. Uff. Mala señal.
- ¿Qué? No, no. Yo solo- tragó en seco-Entonces ¿no es Ron con quien saldrás? - dijo nervioso- pensé que tal vez lo habían retomado.
- No, no lo hemos hecho – Hermione suspiró. No parecía triste, sino un tanto ¿aliviada?- De hecho no he hablado con él desde hace un par de semanas- lo miró suspicaz- Escucha, Harry, sé que ustedes son amigos y bueno él y yo acabamos de salir de algo- cruzó sus labios – aún no sé cómo vamos a volver a ser amigos- agachó la cabeza y él tomó su barbilla para mirarla a los ojos.
- Descuida Hermione, no se me pasó por la cabeza decirle algo- ella lo miró agradecida- Ahora bien, ¿al menos es alguien en el cual confiar? No me gustaría tener que-
-Oh, Harry- Hermione rodó los ojos antes de tomarlo por sorpresa y besarle la mejilla- Deja de preocuparte ¿sí? - Harry abrió los ojos sorprendido, mientras su amiga le limpiaba la mejilla- Te contaré cómo me fue apenas te vea- lo soltó dándose la vuelta dispuesta a salir, pero Harry la tomó de la muñeca y antes de que se diera cuenta estaba envuelta en sus brazos. Se quedó congelada en su sitio con las manos sobre su pecho. Harry nunca tomaba la iniciativa para las muestras de cariño entre ellos.
-Muchas gracias, Hermione- le dijo bajito, para los dos. Y la soltó. Vio su rostro enrojecido y su mirada evitaba la suya con esfuerzo. Ella sonrió enternecida.
-No tienes que agradecerme, Harry-
- ¿Quieres venir a almorzar con nosotros mañana? - le dijo avergonzado- Teddy estará encantado y yo- se acomodó las gafas redondas nervioso. Usualmente no era tan expresivo- Puedo cocinar una buena pasta- dijo sonriéndole por fin.
- Estaré encantada- le sonrió – Yo traigo el vino-
- Estupendo –
Hermione le guiñó un ojo antes de desaparecer con un ligero plop en el hall de entrada. Otra vez ese guiño. Harry suspiró mareado. Sería mejor que fuese a preparar algo de comer para calmar esas cosas raras que sentía en el estómago.