Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! Pertenecen a la mente y mano maestra de Akira Amano, la autora de este fanfic no tiene derecho sobre ninguno de los personajes mencionados, solo de la trama del fanfic.


OMAKE I

Cálidas manos acariciaban su cintura, subiendo y bajando lentamente por los costados de su torso, dedos largos y palmas amplias se deleitaban con la tersa piel con la que contactaban causando suspiros hambrientos y ansiosos. Una boca, pequeña y enmarcada por semi-gruesos labios de un adorable tono rosado, ligeramente abierta en éxtasis, ojos con largas, rizadas y oscuras pestañas cerrados en disfrute de las caricias.

Los suspiros que emanaban de los adorables labios eran como un manantial de miel que incitaba al que repartía las caricias, la oscuridad de la habitación manteniendo la identidad de los amantes resguardada de los ojos del otro. Las manos que repartían las caricias se movieron, una hacia arriba, ajustándose alrededor de la mandíbula, el pulgar acariciando el labio inferior, la punta entrando en el interior de la boca, invitando a la victima de las caricias a chupar y lamer y morder. La mano que fue hacia abajo pasó por la sensual curva que unía la espalda y la cadera, masajeo las suaves montañas de su trasero y lentamente se movió hacia el frente, acariciando las paredes internas de los muslos, subiendo hasta enredarse alrededor de la hombría semi-erecta del amante más joven, frotando suavemente, lento, amasando un calor indomable que carcomía por dentro y que hacía que los suspiros se convirtieran en gemidos necesitados e implorantes.

El mayor de los amantes se sentía explotar con solo mirar a su compañero mientras lo satisfacía con caricias, su hombría creciendo con cada segundo de mirar, con cada suspiro y gemido que llegaba a sus oídos, con cada pequeño respingo que el cuerpo acomodado sobre el suyo daba. Una sonrisa torcida se acomodó en sus labios y sin detener sus calientes servicios se inclinó sobre el cuerpo de su joven compañero, alejo la mano que acariciaba los labios y la cambio por los propios, irrumpiendo en la entrada y reclamando la lengua de su amante con la suya, mordiendo, chupando, gimiendo en ardiente placer y bebiendo el dulce elixir que era la saliva de su joven amante. Las manos que repartían caricias volvieron a moverse, esta vez ambas en la misma dirección, asentándose en la redonda y firme y suave retaguardia del más joven, estrujando y masajeando, enterrando sus uñas, separando las nalgas y deliberadamente acariciando la expuesta entrada, extendiéndola distraídamente hasta que logro insertar el primero de sus dígitos, su recompensa fue el suspiro/quejido más caliente y endurecedor que ha escuchado en su vida.

Adentro y afuera, adentro y afuera, el dedo danzaba de un lado a otro mientras entraba y salía con un vaivén quedo, cuando el segundo dígito entro el más joven suspiro deleitado, los dos dedos se comenzaron a mover con un compás lento, abriendo mientras se movían hacia afuera, extendiendo la entrada, preparándola para algo más grueso y largo. Las caderas del más joven se movían como las olas del mar, moviéndose al ritmo de los dedos que entraban y salían de él, su hombría erecta, el líquido lubricante que fluía de la punta a la base expandiéndose hasta su entrada, la estimulación mojándolo por completo, estaba listo.

El mayor saco sus dedos de la entrada del menor y lo sujeto por la cadera, el menor acomodo sus brazos alrededor del cuello del mayor, sujetándose lo mejor posible, el mayor alzo la caderas del menor, acomodando la entrada justo sobre la punta de su palpitante y sobre estimulado miembro, el menor dejo escapar un suspiro tembloroso cuando sintió la punta del miembro de su amante tocar su entrada y lentamente comenzó a descender y…

- ¡Hieeeeee! – chillo Tsuna al tiempo que se sentaba de sopetón en su cama, un sudor frío recorriendo su sien, su cuello y su espalda, un poderoso sonrojo esparciéndose por todo su cuerpo.

La rosácea luz del sol irrumpía en la habitación por la ventana, la mañana del día de la fiesta de compromiso estaba ahí y el castaño había tenido por primera vez en su vida un sueño húmedo, la tienda de acampar que provocaba erección manchando las blancas sabanas de su cama.

- ¡Ugh! – dejo escapar Tsuna de su garganta mientras se dejaban caer de espaldas sobre la cama una vez más – Genial… que maravillosa forma de empezar el día. – comento lleno de sarcasmo y amargura Tsuna mirando el techo de su habitación.

"¿Cómo rayos se supone que me desharé de… esto?" Se cuestionó Tsuna en su interior mientras miraba acusadoramente su erección.


Reborn estiraba sus brazos mientras recostado en la cama, había tenido un adorable sueño y se sentía más tranquilo con respecto a la fiesta de ese día.