Wow, lo siento por la demora, tuve algunos inconvenientes para subir el capítulo, sin embargo espero que igual lo disfruten :D

De acuerdo, gente, El Hobbit no me pertenece bla, bla, bla, no gano ni un peso con esto, y bueno todas esas cosas que siempre toca repetir.

Homo fóbicos ¡HUYAN! FilixKili, luego no digan que no se los advertí.

CAPITULO DOS: MAPS (Cover by Our Last Night)

Presurosos pasos resonaron por los pasillos de Erebor. A su paso, los Enanos que transitaban cerca, le abrieron paso para que ambos príncipes pudieran pasar. Nadie quería meterse con la mirada cazadora del heredero al trono. De alguna manera, les recordaba a la oscura expresión de Thorin cuando estaba de mal genio y traía promesas de dolor, hacia el primer idiota que siquiera osara molestarlo.

—¡Wow! —se quejó Kili cuando casi se cae.

Ser llevado de esta manera no es precisamente cómodo. Pero en un momento de descuido donde casi tropieza, Fili sujetó su mano. Se sintió cálido y agradable, pero el arquero estaba algo desorientado como para entender lo que sucedía. No fue sino hasta que fue casi arrojado dentro de una "esponjosa" habitación, que un aura oscura lo rodeó.

Esos endemoniados Elfos y su desabrido gusto por la decoración, lo obligaron a arrugar la nariz. No tenía nada que ver con la monumental cama que debía ser usada por la feliz pareja. En verdad que no es por eso. Es porque si acaso veía un pony saltando un arcoíris, iba a vomitar.

—Ahora dime, hermano, ¿de que estabas hablando?

Con eso, Kili lo miró. Sus manos siguen juntas, así que se soltó despacio. La pregunta sigue en el aire, así que comienza a pasearse por la habitación para intentar pensar lo siguiente que debe decir.

—No soy material de compromiso.

—¿Quién dice que no? —dijo Fili casi ofendido.

—El consejo, algunos Enanos, probablemente los Elfos y los Hombres, y estoy casi seguro que el panadero también lo cree.

—Kili…

Sus bromas no son bienvenidas ahora; aun así el menor sonrió un poco, quizás en un intento por restarle importancia al asunto.

—Tienen razón, tú necesitas alguien a quien querer. No que te obliguen a casarte.

—Yo te quiero —respondió sin pensar, por lo que Kili lo miró.

—No así.

No como hermanos, ¿Por qué Fili no entiende lo que quiere decir? Él necesitaba alguien que no sólo el consejo aprobaría, sino que fuera un amor tan grande que luego escribirían canciones sobre ellos.

—Debes tener a alguien fuerte, valiente, honorable y con una belleza como ninguna otra.

—Tú eres todas esas cosas.

Ambos habían comenzado a alzar un poco la voz. Molestos porque el contrario no pudiera entender lo que querían decir.

Debía ser la frustración de Kili lo que lo arrastró, porque Fili de ninguna manera estaría exponiendo sus sentimientos de otra manera. O tal vez es porque su hermano parecía estar alejándose, como si estuviera a punto de perderlo otra vez.

Con sus palabras, el arquero rueda los ojos un poco exasperado. Desde un principio todo ha sido extraño. El compromiso únicamente lo puso susceptible y mal genio. Quizás porque era un molesto recordatorio de que ambos nunca iban a estar junto. No de esta manera al menos. Y entre todo el caos al que últimamente se ve expuesto, terminó desafiando las decisiones de su hermano cuando lo vio morir en la Batalla de los Cinco Ejércitos.

Sabía que había sido muy diferente hablar de su muerte, en realidad se había escudado en ello durante mucho tiempo. Si bien no le había mentido, parte del motivo por el que no quería hablar era más profundo y complicado. Era un pensamiento que no se permitía tener dos veces, porque Kili no es ingenuo, ni tampoco podía permitirse ser estúpido (al menos no con este tema)

Maldición. Él no podía con esto. Fili no era el único que estaba exaltado (aunque no entendía porque), y en este estado terminaría diciendo algo que no debía. Por ello giró sobre los talones, para darle espacio no sólo a su hermano, sino para buscar la calma que tanto precisaba.

En cuanto el pelinegro le dio la espalda con la clara intención de marcharse, el corazón de Fili comenzó a latir sin control. Incluso su pecho se estrujó de manera dolorosa, mientras una sensación muy parecida al miedo lo invadió.

Sabía que iba a perderlo de una u otra manera. Podía ser hoy o dentro de unos años; iba a hacerlo ya sea porque le diga lo que siente, o no lo haga y se vaya con otra persona. Cuando eso ocurriera no tendría ningún control del asunto, ni podría obligarlo a quedarse. Lo único de lo que tenía control, era de ese breve y pequeño momento al que quería aferrarse con desesperación. Ese donde la esperanza aunque pequeña y distante, todavía existía.

La indecisión fue tan grande, que durante un breve segundo de incertidumbre, se mordió los labios sin saber qué hacer. Los mil escenarios y respuestas que desfilaron por su mente, no lo hicieron más fácil.

—¡Quizás no necesite a nadie! —exclamó sin pensar— ¡Tal vez sólo te necesite a ti!

Kili se congeló en su puesto, por lo que gira completamente confundido y lo mira.

—¿Qué? —preguntó sin saber exactamente que más decir —¿De que estas hablando?

Fili rodó los ojos e hizo un ademan exasperado, como si la pregunta fuera la cosa más estúpida que hubiera escuchado últimamente. Fue ofensivo para el arquero, ya que sintió que estaba insultando su inteligencia. Por ello frunció el ceño, aunque durante los dos segundos que duró la sensación, se sintió en terreno familiar.

—No seas idiota, de qué otra cosa podría estar hablando —regañó Fili— .Estoy enamorado de ti.

—…

Tan encantador como recibir un golpe.

Esta vez el menor abrió grande los ojos, mientras fue sacudido sin aviso por sus palabras. Su hermano todavía no se había movido, tenía el ceño fruncido y aunque lucia algo tenso, estaba esperando una respuesta. Darse cuenta, le hizo recodar que se había quedado sin hablar durante más tiempo del que podría ser prudente.

Incomodo, sintió un furioso rubor subir por sus mejillas. Fili lo quería. No como hermanos; lo hacía de una manera que nunca creyó posible. Porque siendo honesto, ¿Qué podía tener de interesante él? Fili era el heredero perfecto. Era atractivo, inteligente, amable y comprensivo y Kili…Kili era casi considerando un niño.

Pensar en todo eso lo puso algo nervioso. Su corazón había comenzado a palpitar con fuerza y pronto la incertidumbre lo hizo moverse en su puesto. No iba a retroceder, pero Fili pareció creerlo porque lo miró asustado. Sólo en ese instante se dio cuenta de lo que acababa de hacer. No sólo se confesó, sino que lo insultó en el proceso y ahora le exigía una respuesta. Por un momento se sintió como Thorin. Demandaba cosas como si todos tuvieran que obedecer porque era el rey.

Esto debía ser un mal de familiar.

Sin embargo, apenas pensó que el arquero iba a alejarse intentó detenerlo. No alcanzó a hacerlo porque el otro no fue a ningún lado; por ello dejó caer la mano que alzó y apretó los puños. Cuando sintió el pánico invadirlo, su pecho dolió más que antes y sólo pudo reprenderse mil veces.

—Yotambién/Olvidado…. ¿Qué?

Cuando ambos hablaron al mismo tiempo, se miraron sin comprender.

—Noquieroolvidarlo/¿Quédijiste?

Cuando sus palabras volvieron a mezclarse, Kili frunció el ceño algo molesto, mientras que Fili miró confundido lo que sucedía. ¿Había entendido bien? No lo sabía, pero debió respirar hondo para intentar calmar el rápido palpitar.

—¿Qué dijiste? —repitió, pero el arquero se cruzó de brazos tercamente.

Lo hizo durante un breve instante, porque al final resopló ruidosamente y lo miró con un gracioso mohín de disgusto donde arrugó la nariz. Tal vez el mayor iba a retractarse, pero él ya no tenía salida.

Nervioso se mordió el labio inferior. Podía mentirle, pero entonces ambos serian infelices y él nunca le ha mentido a Fili. No creía saber cómo hacerlo. Y a pesar de lo mucho que quería ayudarlo para que fuera un buen gobernante, si su hermano creía que iba a ser feliz con él a su lado, entonces lo iba a apoyar como siempre lo ha hecho. Sin mirar atrás ni pensar en las consecuencias. Porque confiaba en el rubio y su buen juicio, más de lo que ha confiado nunca en nadie.

—También me gustas —masculló entre dientes, todavía con el ceño fruncido. El llamativo tono carmín que tiñó sus mejillas hizo algo gracioso con Fili, ya que encontró muy conveniente dejar de respirar.

—No tienes que decirlo sino es enserio ¡Auch!

Sin darle tiempo, la mirada del pelinegro relampagueó en cuanto se acercó para darle un puñetazo en el brazo. Con cuidado, Fili se sobó sin entender.

—No dudes de mis sentimientos, yo no he dudado de los tuyos.

Era una advertencia, casi una amenaza. Kili parecía dispuesto a golpearlo otra vez, sin embargo eso logró que Fili sonriera como nunca lo había hecho. Con una emoción que quemaba por saberse correspondido, así que lo abrazó sin pensarlo dos veces. Lo quería cerca, tan cerca como fuera posible, pero apenas el otro sintió el firme cuerpo chocar contra el suyo, lo empujó con la cara roja.

El rubio no entendió, se mostró tan aturdido como él, pues el rechazo además de confundirlo, lo hizo sentir inseguro.

—Lo siento —dijo Fili con las manos en alto.

—N-no, yo lo siento —dijo antes de mirarlo con una pequeña sonrisa avergonzada— .Sólo me asustaste. No estoy acostumbrado a que me toquen.

Al menos no con esas intenciones. Y aunque Fili lo sabía, una extraña mezcla lo invadió; por un lado su mirada oscureció ante la idea de marcarlo como suyo, por otro sintió un pinchazo de celos al pensar que tanto sabía y quien le enseño. Pero sobre todas las cosas, se sintió indeciso sobre lo que debía hacer.

Si era honesto, no imagino llegar tan lejos. Mucho menos encontrarse en un escenario donde el otro sintiera lo mismo. Esto era real ¿cierto?

—Uh…entonces…—divagó— ¿Estaría bien si no te sorprendo?

—Si…e-eso creo.

—¿Puedo besarte? —soltó de la nada, por lo que el menor abrió cómicamente los ojos por la sorpresa.

—¿Eh?

Sin aviso, sintió el rostro tan caliente que debió agachar la mirada y fruncir el ceño, por las emociones que no estaba acostumbrado a sentir. Casi odio a su hermano por hacerlo sentir tan emocional.

—No tienes por qué sentirte nervioso —dijo Fili con calma, tras arriesgarse a dar un paso más cerca— .Soy sólo yo.

Si acaso veía que en realidad no quería ser tocado, entonces iba a retroceder. Pero debía saberlo ahora para no dejarse arrastrar demasiado lejos. Después de todo, estaba a un paso de ser devorado por las sensaciones. Por eso, cuando Kili se mordió los labios su atención recayó de inmediato a ellos.

—Sólo uno —musitó Fili tan bajito que su voz sonó grave y tan profunda, que el arquero se erizó. Aun así se negó a mirarlo, aun cuando el rubio se movió para entrar en su campo de visión.

Al final, un par de manos acunaron su rostro en las manos y lo obligaron a alzar la mirada. Con cuidado, Fili se acercó lentamente para hablarle sobre sus labios. El leve espacio y el aire que respiraron, hizo que un agradable calor los envolviera. Cuando Kili asiente, Fili siente como si hubiera vuelto a respirar, por lo que vagamente se preguntó cuándo dejó de hacerlo.

Al principio, el roce fue incierto e inseguro, pero apenas se tocan es como un rayo les hubiera caído encima. La sensación fue casi violenta, ya que todas sus emociones se sacuden y cada terminación nerviosa se activa. Por ello, Fili suspira antes de acercarse más.

Cuando Kili deslizó los brazos alrededor de su cuello, el rubio muerde su labio inferior antes de lamerlo a modo de disculpa. Durante un breve y posesivo momento, piensa que esos suaves y cálidos labios están hechos para los suyo. Lo único que tiene que hacer, es marcarlo hasta que el arquero no piense nunca en nadie más.

Impulsado por ello, envolvió su cintura de manera demandante y lo jaló hasta que no hay espacio.

—Fi…Nhhh —intentó Kili algo nervioso cuando trata de ajearse.

No fue muy lejos, ni tampoco pudo decir nada más, porque Fili colocó una mano en su nuca y lo jaló de vuelta. La diferencia quizás, fue la húmeda intrusa que se deslizó entre sus labios entreabiertos. No pidió permiso ni tampoco lamentó haberlo atrapado con la guardia baja. En realidad, adoró sentirlo temblar en sus brazos apenas rozó su lengua.

Kili tal vez es un poco inexperto, pero hizo algo en medio del beso que puso a su hermano a mil. En realidad la manera como intenta seguirle el paso es linda. Por eso lo jaló un poco más cerca y se perdió en su boca. Fue increíble como todo se descontrolo de esta manera.

No obstante, apenas el rubio bajó las manos y le apretó el trasero, Kili soltó un gritico estrangulado cuando lo empujó por los hombros. Un sonido húmedo los separó, mientras un camino de saliva se deslizó por la comisura de sus labios. Fue algo erótico, y una de las visiones más calientes que Fili había visto en su vida. El arquero estaba sonrojado, respiraba con pesadez y sus labios estaban algo rojos por la presión.

El hijo mayor de Dis fácilmente podía quedar hipnotizado por ello, pero Kili mantuvo un agarre fiero en sus hombros para evitar que se acercara, así que se quedó quieto.

—Di-dijiste que sólo uno —acusó con un pequeño mohín de reproche.

Tal vez Fili lo presionó demasiado. Con cuidado, colocó las manos en su cadera y le dio suficiente espacio para que se sintiera más cómodo, aunque no lo dejó ir demasiado lejos.

—Eso dije —señaló en aceptación— .Lo siento.

—Está bien —dijo Kili algo avergonzado. Tenía el ceño fruncido por encontrarse en una situación que no sabe manejar, en especial porque su corazón palpita como loco. La cabeza también le da vueltas y se siente extrañamente entumido.

Cualquier cosa que su hermano hiciera, hacía que su pecho se oprimiera con una emoción difícil de soportar. No sabía que él tuviera ese tipo de control sobre su cuerpo; aunque el descubrimiento lo hizo arrugar la nariz en falso enojo.

—Esa es una graciosa expresión —señaló Fili para aligerar el ambiente. Su voz intentó sonar fácil y despreocupada, pero su mirada decía otra cosa. Estaba tan pendiente de sus reacciones, que incluso se sintió inquieto.

—Cállate —sonrió Kili sin poderlo evitar.

Este era su hermano, no podía olvidarlo. No debía sentirse incómodo con la persona que mejor lo conocía en el mundo, mucho menos con quien producía esa cálida sensación que se propagaba por todas partes. Era incomodo lo cómodo que se sentía (por mas contradictorio que sonara)

—Lo haría si no pareciera que acabo de patear a un cachorro —tanteó Fili con una expresión divertida.

—¿Un cachorro? —repitió el arquero tras enarcar una ceja— .Tú sí que sabes cómo conquistar a alguien.

Se veía tan lindo, que fue imposible no pensar en ello. Pero Fili se mordió los labios para no mencionarlo. Todavía no al menos. No ahora que el pelinegro parecía más relajado.

—De acuerdo, ¿qué tal un hámster?

Esta vez Kili se rio.

—Eso es peor —comentó mientras sintió un par de manos deslizarse lentamente alrededor de su cintura. El leve tirón que le sucedió, dejó un leve espacio entre ambos cuerpos. El roce fue un detalle que se encargó de hacerlo sonrojar.

—¿Un conejo? También puedes ser una ardilla, un gato o un oso.

—¿Esas son mis únicas opciones? —dijo Kili con una sonrisa algo insolente, que el otro imito.

—Si.

—¿Puedo ser yo?

—Esa es mi favorita —admitió Fili. En algún punto habían comenzado a mecerse con suavidad, como si estuvieran bailando. Era un movimiento suave y agradable, pero fue suficiente para que el menor se riera por lo bajo. Le encantaba el sonido de su risa. Aunque probablemente es algo que cualquier idiota enamorado diría. No porque le importara, obviamente. Haría cualquier cosa para hacerlo reír.

—Eres tan idiota —señaló con buen humor— ¿Planeas soltarme en un futuro próximo? Necesito mi cuerpo de vuelta.

Kili no estaba seguro si de verdad quería que lo soltara, ya que resulto obvio que Fili lo jalara más cerca. En realidad, una parte lejana de su mente sabía que iba a hacerlo. Se podría decir que lo incito a ello, así que se sonrojó con fuerza.

—¿Para qué lo quieres?

—Uh…—divagó— .No sabía que tenía que negociar su liberación.

Este fue el turno de Fili de reírse. Si estaba intentando coquetear con él, se iba a meter en un problema. Incluso su mirada relampagueo y Kili se encontró mirando con interés, como había un fuego intenso que prometía salirse de control si no tenía cuidado. Aunque, antes de poder agregar algo más, un par de suaves labios sellaron los suyos.

Fili lo hizo quizás en un desliz porque necesitaba sus labios con tantas ganas, que sencillamente no pensó demasiado en ello. Cuando mordió su labio inferior Kili se quejó, pero cuando los delineó con la lengua, lo sintió temblar contra su cuerpo.

Sinceramente, no necesito ningún otro incentivo para adentrarse en esa deliciosa boca; sólo presionó un poco y el otro entreabrió los labios para dejarlo entrar. El menor comenzaba a dejarse llevar con más facilidad, por lo que fue su turno de erizarse cuando ambas lenguas se frotaron. El pequeño gemido que escapó de su garganta atrajo a Kili más cerca, así que deslizó una pierna entre las suyas.

Necesitaba más de ese llamativo calor que se estaba acumulando lentamente, y traía promesas de algo grande. La idea de marcar al arquero lo hizo jadear, mientras un placer perverso lo invadió. Pensar en manchar la nívea piel con algo lujurioso sonaba delicioso.

—¡Wow!

…sin embargo, Fili tal vez estaba presionando demasiado, porque cuando Kili quiso retroceder por segunda vez, lo siguió sin dudar. Estaban tan cerca, que su hermano se fue hacia atrás. Ellos no eran particularmente torpes, no de verdad, pero el rubio no pudo evitar derribarlo. Fue sin culpa ni intención alguna, pero mientras el menor se quejaba, se movió un poco para no aplastarlo con su peso.

—Lo siento —dijo con una suave risita. Era difícil no reírse, quizás porque la alegría que estaba experimentando podía ser aterradora. Nunca se había sentido así de feliz, ni había alcanzado ese nivel de perfección.

Maldición, Kili también lo quería.

—¿Sabes? La cama está del otro lado.

—…

¿Uh?

Al principio Fili lo miró sin entender, pero la sorpresa inicial se perdió cuando sonrió. Fue un gesto predador, que encendió todas las alertas en la cabeza de Kili. Darse cuenta de su error no sólo resulto obvio sino también estúpido. No había querido implicar "eso", pero debía recordar que ya no era sólo su hermano, sino la persona que quería, por lo que obviamente iba a malinterpretar lo que digiera. Mentalmente se pateó, mientras sintió que su rostro enrojeció violentamente.

—¿La cama, uh? —dijo Fili con una mirada intensa y una condenada sonrisa arrogante, que el menor quería borrar.

—Me retracto inmediatamente de lo que dije —señaló el arquero al intentar empujarlo— .Olvídalo.

—No voy a olvidarlo —se rio el rubio una vez atrapó una de sus manos y la colocó a un lado de su cabeza.

El menor tenía una expresión que decía que no sabía muy bien que hacer, o que estaba sucediendo y aunque Fili sabía que debía alejarse, se encontró mirando el cuerpo que tenía encerrado. Kili no lo sabía, pero podía embrujarlo sin siquiera proponérselo. Era algo que a lo que había conseguido acostumbrarse, incluso era capaz de controlarse. Pero no podía hacerlo ahora que sabía que era correspondido

—"¿Escuchaste algo?"

Los herederos de Thorin se congelaron apenas escucharon una voz provenir del pasillo. Probablemente eran guardias en sus rondas, pero fue un golpe con la realidad. A cambio el pelinegro se tensó sintiéndose avergonzado, mientras Fili lo observó con cuidado; el mayor sentía su pecho burbujear con una emoción difícil de describir. Aunque no pensó mucho en ello, en realidad no pensó en nada ya que se inclinó y lo beso.

—Fi-li —dijo cuándo colocó las manos en su pecho y lo empujó un poco.

Fue lo único que alcanzó a decir, ya que algo húmedo se deslizó por sus labios. Esta vez se sintió diferente, más intenso y caliente. Pero, aun cuando apretó su camisa para soportar la sensación, trató de seguir el ritmo. A cambio, Fili bajó un poco, lo suficiente como para rozar su cuerpo mientras acomodó las piernas entre las suyas.

El rubio creía que se caía por una saliente y no hay forma de detener el golpe final. En realidad no sabe muy bien qué hace, o mejor dicho, se dice que no sabe lo que hace, que es inercia. Que si se inclina hacia Kili es porque pierde el equilibrio.

Por ello lo empuja de forma torpe; es brusco y le clava los dientes en el cuello. Kili gruñe y cierra los puños alrededor de la ropa, en todo lo que puede encontrar cuando la lengua de Fili se enreda con la suya.

Hay voces de fondo, los guardias siguen afuera, sin embargo cuando el mayor deja escapar un sonido desde el fondo de la garganta. Un "mmmh" corto y casi tímido. Kili se deshace, se vuelve líquido y el corazón de Fili intenta salírsele del pecho.

—Kili —dice cuando se separa. Lo hace entre jadeos y los labios contrarios— .Demonios.

Fili siente que le hierve la sangre y le pesa el cuerpo, que respirar es imposible. Sin embargo, de alguna manera logra encontrar su mirada. El arquero está sonrojado y tiene una mirada vidriosa y entrecerrada, que lo hace lucir como la cosa más deliciosa que nunca ha visto. También tiene los labios rojos e hinchados. Además, cuando mueve las piernas, la fricción se vuelve tan intensa que es casi demasiado.

Sin pensarlo, Fili se lame los labios al sentirlos secos mientras ve lo que ha hecho. La forma en que lo tiene hace más fácil acomodar las piernas, las afianza contra el suelo y se mueve contra él. La respiración de Kili se entrecorta sin su permiso, pero pone algo de control en su desecha mente.

—F-ili —jadea. Es difícil pensar, es imposible si su hermano se mueve contra su cuerpo— .Afuera hay…

—No pueden…escucharnos —interrumpe al meter las manos bajo su camisa, mientras ataca su cuello con suaves besos y pequeñas mordidas.

Con calma traza un húmedo camino, seguido de pequeñas mordías que hacen temblar al otro. Sin embargo, una sonrisa posesiva curva sus labios cuando la piel de Kili adopta un bonito tono rojizo. Adora sentir el pulso acelerado contra los labios, y la respiración pesada que compite con la suya. No obstante, es cuando la camisa no puede subir más, que se va un poco hacia atrás y lo mira. El pelinegro tiene la ropa medio puesta, está algo despeinado y esa endemoniada expresión hace que su hombría reaccione. Siente que puede morir, que se va a quemar vivo, pero no le importa.

—Ven —dice con la voz ronca al irse hacia atrás. Kili no entiende, pero lo sigue cuando el rubio lo jala de la mano y lo obliga a ponerse de pie.

Fili lo empuja hacia atrás mientras lo besa. Trastabillan porque no tienen ni idea de lo que están haciendo, porque van a ciegas y quieren tocarlo todo al mismo tiempo. Cuando Kili golpea el borde de la cama, arrastra al mayor con él. Ambos caen sin gracia sobre pieles y mantas.

—Quítate la camisa —gruñe Fili casi sin pensar.

—¿Qué? —pregunta desorientado; en cuanto siente las manos tironeando de la prenda, no opone resistencia.

El rubio lo imita casi de inmediato, pero se enreda un poco cuando la visión de su pecho desnudo aparece. Con ambas camisas y las capas en alguna parte, Fili lo toca con suavidad, dibuja caminos imaginaros hasta que se inclina y lame la clavícula. El instinto le dice que deben estar más cerca, que lo necesita. Por eso lo empuja contra la cama y muerde su cuello. Kili gruñe entre dientes y enreda una mano en el cabello de su hermano, mientras la otra extremidad aruña su espalda.

El arquero murmura algo entre jadeos y besos, algo que se parece a un "Maldición" Es un sonido tan invitante, que Fili no piensa en nada cuando desliza una mano por sus piernas. Traza un camino por los muslos y acaba en la entrepierna. Kili se detiene un segundo, sólo un segundo, jadeando en su oreja con los labios húmedos y rojos.

Fili se atreve a tocarlo sólo para oír como la respiración se le entrecorta sin su permiso.

—N-no— gimotea— .Fili, espera.

Pero él no espera, lo muerde de nuevo y lo acaricia por encima de la ropa, sintiendo algo rígido y duro crecer bajo su toque. Kili parece avergonzado, pero también tiene una bonita expresión de profundo desconcierto y un deseo que no sabe cómo expresar del todo bien. Aun así no opone resistencia cuando su hermano lo jala para un nuevo beso.

Fili sonríe contra sus labios. No sabe muy bien cómo manejar esta alegría, porque su pecho se oprime como si quisiera cortarle la respiración y su corazón palpita en un intento desesperado por fundirse con el del otro. Es como si pudiera morir de nuevo. Por ello debe calmarse, respirar hondo para pensar un poco, o iba a tomarlo sin pensarlo demasiado.

Sin embargo, todo es difícil cuando Kili se arquea bajo su cuerpo, le enreda los dedos en el cabello y respira de forma quebradiza. Los besos son húmedos, calientes y tan embriagantes que Fili lame su boca y muele sus caderas juntas. A cambio, Kili aruña su espalda mientras se mueve, y el mayor siente que su hombría aprieta en sus pantalones

Cuando el hijo mayor de Dis desabrocha sus pantalones, Kili abre grandes los ojos. Intenta decir algo, pero Fili no lo deja. Lo besa demandante y posesivo; es como si violara su boca y el arquero se siente mareado. Él de alguna manera podía descontrolarlo sin poner mucho esfuerzo y casi se pierde en ello, pero de alguna manera logra empujarlo.

Ambos respiran sobre los labios contrarios, con suaves suspiros y gemidos entrecortados que llenan la habitación, junto con el leve crujir de la cama cada vez que se mueven.

Kili tiene los ojos entreabiertos, los labios separados para ayudarse a respirar y un precioso rubor en las mejillas. También está sudando, lleva el cabello desordenado y una mirada caliente que cortó su respiración. En el fondo de su mente, el rubio piensa que debería detenerse, que está llevando esto demasiado lejos pero no se hace caso. Todo se fue al diablo tan rápido, que ese endemoniado vaivén lo tiene casi al límite.

En este punto Kili tiene una serie de pequeñas marcas en el cuello. Además, cuando flexiona ligeramente las piernas, la fricción se vuelve tan intensa que pensar ha dejado de ser una opción.

Fili siente que sus brazos van perdiendo fuerza, por ello deja caer los codos a ambos lados de la cabeza de su hermano. Siguen mirándose, aun mientras le desata torpemente los pantalones y desliza una mano dentro de su ropa interior. Por ello Kili abre grandes los ojos por la sorpresa, mientras un gemido desigual escapa de sus labios.

El virginal semblante hace que el rubio se lama los labios. Kili está temblando ligeramente, se ha quedado quieto con las mejillas bellamente coloreadas y los labios rojos. Apenas y mueve la mano contra su hombría, lo escucha sollozar, por lo que el arquero termina llevándose una mano a la boca para aplacar el sonido. También intenta cerrar las piernas, pero con Fili en medio de ellas no es posible.

—Ah —jadea y Fili muerde su garganta, mientras su lengua intenta aliviar las pequeñas marcas que dejó espaciadas.

Kili se mueve un poco para crear más fricción. Intenta seducirlo cuando sus dedos bajan por su pecho, arañan la piel y dibuja pequeños caminos a través de su abdomen. El problema quizás, es cuando desliza sus manos temblorosas hacia sus pantalones.

Es el turno de Fili de mirar lo que hace, porque tiene el corazón golpeando salvaje en sus oídos. En el instante en que la extremidad se pierde dentro de su ropa interior, busca esos bonitos sólo para darse cuenta que nada existe, salvo ese muchacho que tiene encerrado entre su cuerpo y el colchón.

Los dedos de Kili están tibios cuando se cierran alrededor de su hombría, y Fili se eriza cuando le acaricia la punta. Lo tocaba de una manera que no creía que sería posible, y en una situación que sólo había soñado desde que descubrió que lo quería de esta forma, que lo quería de todas las formas posibles, que de hecho quería ser dueño de cada una de sus partes. Tal vez por eso no dejan de mirarse ni siquiera cuando el rubio se inclina para robar otro beso mientras desliza su lengua dentro. Es incomodo, pero no le importa porque el menor tiene una expresión de éxtasis plasmada en el rostro.

—Nh.

Cuando se separan, Fili apoya la frente contra la suya mientras bombea un poco más fuerte. Casi sonríe complacido por los gemiditos que se le escapan al otro.

—Espera —intenta Kili, pero él no va a escuchar nada de eso. No es como si pudiera de todas maneras— .Fili.

Mientras el corazón les palpitaba con fuerza, Kili abre grandes los ojos cuando el mayor coloca ambas erecciones juntas. La sorpresa que lo invade hace que abra la boca sin que las palabras puedan salir. Atontado por la situación, gimotea una vez Fili se mueve. Él no ha dejado de mirarlo, sigue pendiente de cada una de sus expresiones en caso que quisiera detenerse. Pero cuando un sensual sonido escapa de sus labios, una sonrisa cazadora curva sus labios.

Ninguno puede pensar en nada. Estaban mojados, duros y tan cerca, que Fili busca esos adictivos labios y los besa con fuerza, y hambre apenas contenida. A cambio, Kili jadea en su boca y responde con torpeza mientras tiembla.

—Te quiero —murmura Kili sobre sus labios.

Tan lindo.

Fili gruñó en un gesto estrangulado, mientras su hermano lo abraza. No es una posición cómoda, pero no lo menciona, no es como si pudiera de todas maneras. La sensación de estarse tocando de esta manera lo estaba poniendo dolorosamente excitado. Sin embargo, cuando esos penetrantes ojos lo aplastan con su intensidad, sólo puede sentir que un incierto pero excitante cosquilleo lo invade.

—Te quiero— jadea Fili en sus labios, apenas en un hilo de voz.

Él mismo no podía soportar mucho más. Un segundo después, Kili arquea la espalda y se le dibuja la expresión de desesperación más bonita en el rostro. Fili se pierde en ella, en la forma en la que la respiración se le entrecorta y le tiembla al escaparse de los labios, pero sobre todo, se pierde cuando el menor lo mira una vez más luciendo preciosamente derrotado.

Mirar a Kili mientras se corre lo hace sentir que no da más, que eso es todo lo que puede soportar. Hunde los dientes en el lóbulo de la oreja de su hermano, le lame la base de la mandíbula y siente cómo la mano contraria lo hace ver blanco durante un rato que parece alargarse al infinito.

El orgasmo es como si el mundo se desdibujara, por lo que pronto lo único que existe es ese delicioso mundo del éxtasis, son los jadeos y suaves suspiros que los devolvieron a la realidad. El calor del cuerpo contrario nunca lo abandona. Pero el rubio prácticamente lo está aplastando, así que se mueve apenas un poco para mirarlo a los ojos. Algo tímidos en un principio, se sonríen hasta que vuelven a besarse en un gesto perezoso.

Cuando Kili acaricia con suavidad su cabello, Fili se ríe por lo bajo, completamente eufórico. No le importa estar agitado, porque de todas maneras lo besa hasta que ambos pelean por aire. Es maravilloso como todas las piezas parecen encajar cuando toca sus labios.

Le hubiera preocupado que sus avances no fueran aceptados, pero si es sincero tuvo muy poco tiempo para pensar en ello. En realidad, pensar es difícil cuando lo toca o cuando lo mira, en especial ahora. Fili no sólo perdió las palabras al ver a Kili, sino que algo en su interior se sacudió con tanta fuerza, que no supo qué tipo de expresión estaba haciendo.

Acaba de correrse sobre su hermano.

Mahala ten piedad.

—Hn.

El arquero debió darse cuenta de esa mirada oscurecida, porque lo empujó. Por ello, Fili rodó fuera de su cuerpo y se quejó de mala gana con la perdida de calor. Sin embargo, no tuvo tiempo de decir algo, ya que una almohada se estrelló contra su rostro.

—¡Ay, ya basta! —se quejó cuando otra almohada golpeó su rostro— ¿Por qué me golpeas?

—Por idiota —señala Kili luego de limpiarse un poco con las sabanas (que luego tendría que lavar) El rubor en las mejillas nunca iba a desaparecer, así que arrugó la nariz en fastidio.

—Vas a tener que ser más específico hermano.

—Si no lo sabes no te lo diré.

Con el ceño ligeramente fruncido, Fili lo ve ponerse de pie. El otro no se ve particularmente enojado, pero si esta algo sonrojado e incluso avergonzado, así que sonríe divertido. A cambio, Kili lo fulmina con la mirada al reconocer el gesto. Se conocen tanto y tan bien, que sabe que debe estar prevenido o iba a recibir otro "ataque".

De todas maneras intenta no sonrojarse más de lo que ya está, debido al salvaje gesto del mayor y lo terriblemente atractivo que luce. No había que olvidar que heredero al trono o no, Fili podía ser un idiota cuando quería.

—Deberías cubrirte eso —dijo el rubio al señalar su propio cuello, donde el arquero tenía un chupado particularmente grande.

Su cara se puso increíblemente roja. Fue adorable. Así que Fili se rio, sin importarle el par de cojines que le fueron lanzados.

—No puedes tocarme hasta que esto desaparezca —gruñó Kili al cubrir la marca con su mano.

—¿Qué?

De la nada el mayor deja de reírse. Francamente resulto curioso. Kili no creía tener tanto poder en su hermano, como para que le importe estar un par de días quieto. Aunque, obviamente no puede pensar demasiado en ello, ya que el rubio intenta acercarse. Alarmado, el arquero retrocede por instinto.

—Eso no es justo —se quejó.

—¿Prefieres que sea hasta la boda? —amenazó al enarcar una ceja.

—¡Eso es peor! —reclamó Fili hasta que lo mira sorprendido— ¿Boda? ¿Va a haber boda?

Kili se erizó como un gato, pero no dice nada cuando le da la espalda y recoge su ropa. Por ello, el otro lo mira alarmado.

—Kili…—llamó. Una vez el pelinegro gira y le saca la lengua en un gesto juguetón, siente que el aire vuelve a sus pulmones.

—Quizás —dijo al abrir la puerta.

—¿Quizás? —repitió Fili con una sonrisa, sabiendo que era lo más parecido a una respuesta que iba a recibir por el momento.

—Quizás —concedió Kili con una pequeña sonrisa. No le sorprendió mucho cuando fue jalado por una mano, para terminar envuelto en un apretado abrazo. En realidad, sólo se rio.

Fili sonrió en respuesta, mientras rodeó su cintura. No le importa si alguien los veía, después de todo Kili es suyo. Mataría al primero que intentara llevárselo lejos o al que siquiera quisiera cortejarlo. Su hermano estaba hecho para quedarse a su lado, lo tenía sin cuidado lo que tuviera que hacer para que incluso el menor pensara de esa manera.

Incluso se enfrentaría al consejo o a Thorin. Aunque ese momento no era de ellos, era del muchacho que tenía encerrado en sus brazos y que alzó las manos lentamente para envolver su cuello y besarlo. Kili lo provocaba con sólo una sonrisa, por lo que sus besos tenían un gesto devastador en su sistema.

Era tan lindo. Tan suyo.

Ya tendría tiempo para pensar en todo el problema que su compromiso acarrearía. Aunque Fili no puede pensar tanto que es un problema, ya que una boba sonrisa siempre curva sus labios cuando piensa en ello.

Así es como debe ser, como se debe sentir al mirar a la persona que amas y pensar "Moriría por él, mataría por él, lo que sea que él prefiera" Era aterrador, de la manera más perfecta que pudiera existir.

FIN.

¡Wiiiii FilixKili Rulez!

Siempre me emociono cuando escribo sobre ellos. ¡Sencillamente los adoro!Por eso agradezco mucho el apoyo de las personas que me escribieron. En realidad significa mucho para mi :D

El título del fic, en realidad surgió cuando estaba escuchando "Childhood Blue" de Gumi, si es que alguien se preguntó que tenía que ver con la historia n¬nUU.

Ok, en verdad espero que hayan disfrutado del la historia :D.