Britania, que está sola en la sala de casa de Inglaterra leyendo algunos libros de Inglaterra, secretamente riéndose de algunas de las anotaciones que ha hecho Francia (lo ha descubierto con uno y luego ha ido poco a poco sacando otros tomos), levanta las cejas cuando siente la magia, bajando un poco el libro y esperando que aparezcan... Sanos y salvos... Y enteros.

Roma aparece parpadeando sin saber que ha pasado, con los brazos aun en postura del abrazo protector a su hijo.

Britania se tranquiliza al ver que los dos están ahí y nadie parece estar herido... Aunque Inglaterra esta vestido de mujer. El inglés suspira al notar que han vuelto bien y comprueba que esta todo entero mientras Roma aun parpadea descolocado mirando alrededor.

—¿Están bien? ¿Cómo les ha ido?

Asiente el inglés y busca a Francia en automático.

—¿Todo en orden? ¿Ninguna herida? Se han ido por horas, empezaba a estar preocupada—asegura levantándose y mirándoles a uno y luego al otro. Francia no está por ahí.

—Estamos bien —responde Roma aliviándose y se va a abrazar a Britania, que se teeeeensa, pero le deja hacer, con el ceño fruncido—. No estaba seguro del todo pero... espera, y que pasa con Franciae —pregunta sin soltarla, levantando la cabeza hacia Inglaterra que ha ido a sacar la suya al pasillo, buscándole.

—¿Con quién? —pregunta Britania a quien se le ha ocurrido un rato atrás esta maldad, pero Francia estaba demasiado preocupado e histérico como para decirle... Y casualmente han llegado cuando ha salido a fumar por vez treinta... No pudo resistirse la tentación.

—¡¿Cómo que quién!? ¡Mi hijo! —se escandaliza Roma. Inglaterra saca la cabeza del pasillo mirando a su madre.

—¿Tu hijo? ¿Cual? Estará cada uno en su casa…

—¡El que vive aquí! ¡Yo le estaba abrazando! —exclama Roma. Inglaterra levanta las cejas y se queda sin aire con un chillidito de terror al entender. Britania le mira de reojo y luego a Roma.

—Aquí vive mi hijo, Rome... No entiendo.

—¡Aquí no! —aprieta los ojos porque se había olvidado que esto era Londres—. En Paris ¡en Lutecia!

—¡Tenemos que regresar! ¡Hay que arreglarlo! —chilla Inglaterra en pánico tomando a su madre y a Roma de la muñeca.

Britania sonríe un poco... Pero aún no tiene el efecto que esperaría en Roma. Casi quiere darle un golpe en la frente al romano para que entienda más rápido y se apanique.

—¿Arreglar qué?, no entiendo.

—¿Cuándo? ¿Quién lo mató? ¡Hay que ir y protegerlo! ¡Hay que impedirlo! —Inglaterra corre a la enciclopedia británica para leerlo. Sí. Inglaterra es de los que todo está en peligro y grita "¡Rápido! ¡A la biblioteca!"

—¿M-Matarlo? —Roma se gira a él porque aún no concibe la idea.

England, cálmate... —pide Britania.

—¡Como me voy a calmar! MUM! —la apresura nervioso con los ojos humeditos—. ¡Hay que saber cuándo fue!

—Es que... Es que... —balbucea porque quizás se le está yendo un poco de las manos. Oye la puerta cerrarse. Se escucha a lo lejos la voz de Francia que en cuanto entra escucha a Inglaterra gritar.

Britanniaaaa?— viene histérico corriendo.

Inglaterra se mete un susto tirando el libro al suelo de forma muy rara y corre hacia él también. Britania hace los ojos en blanco sonriendo y le pega a Roma un poco en el pecho en reclamo.

—¿Están bien? ¿Están heridos? ¡Llama a una ambulancia! —grita el francés entrando a la sala y seguro topándose de frente con el inglés.

Quid? —protesta Roma con el golpe que aún no acaba de entender qué ha pasado, al ver que Francia está bien. Inglaterra se choca con él y se cae al suelo de culo del golpe.

—Eres un idiota, ¡tú eres el que debía asustarse! —protesta ella un poco recargándosele encima y viendo la escena de los niños igual.

Francia está verde, trastabilla con el golpe en la medida que puede, estabilizándose antes de agacharse y parpadear al ver la ropa de Inglaterra.

—¿!En donde!? ¿Qué te he hecho?

El inglés le mira desde el suelo y le cae una lágrima de un ojo, habiéndose asustado mucho.

—¿Estás bien? ¿Estás... Oh, Mon dieu... ¡No llores! —se le echa encima, él lo abraza muy fuerte—. ¿Qué pasa? —pregunta agobiado, abrazándole de vuelta y acariciándole la espalda.

Inglaterra no se mueve demasiado pero ahora sí que va a costar que le suelte. Britania le manda decir a Francia un "de nada".

—¿Que ha pasado? ¿Estás bien? ¿Tan terrible fue? Han tardado muchísimo —se tranquiliza un poco, eso sí, con la actitud de Inglaterra.

Y Britania ya podría dormir hoy con Morning Star, que yo le he dicho que iba a asustar más a Inglaterra que a Roma pero es muy necia. Roma sonríe, aun un poco preocupado por el otro Francia. (El otro Francia agradece la preocupación, hecho bolita en el pasillo).

Inglaterra no se atreve a confesar que pensaba que le había pasado algo horrible, pero sigue abrazado y se puede notar bastante que es así.

—Shhh... Shhh... Todo está bien —le susurra para tranquilizarle notando la angustia, apretándole con fuerza aún, sin saber cuál es el problema, claro está—. Je t'aime... Tooodo está bien.

Lloriquea un poquito como desahogo con el corazón acelerado, empezando a calmarse.

—¿Cómo les ha ido? —pregunta Britania al romano mirándole de reojo.

—Bien —sonríe—. Vimos también a Suizzera, el chico de Germaniae.

—Oh... El de los ojos verdes. ¿Y qué tan mal te has portado? —en general...

—No tanto —sonríe de lado.

—Ya me imagino —frunce el ceño—. Sigues estando muy raro, así no me gustas.

—Pues vuélveme como siempre.

—Así menos me gustas —le toma de los hombros y se le pone enfrente—. Hay partes que voy a dejar como están ahora.

—Pobre de ti —le guiña un ojo.

—Bien, te la haré más pequeña aún —se ríe un poco y le pone una mano en la mejilla. No crean que no estaba preocupada. Sonrojadita. Eso sí...

—Y yo te molestaré y perseguiré hasta que de puro agotamiento me la devuelvas entera.

—Mmm —tentada—, los dioses me libren.

Roma se ríe.

—Cierra los ojos, tonto.

Los tiene cerrados mientras se ríe y ahí va Britania a hacer sus pases mágicos mientras Francia mira a Inglaterra de reojo esperando que se haya calmado ya. Un poquito más, sí.

—¿Que ha pasado, Mon amour? Cuéntame.

—Meheasustadomuchoeresuntontoyteodiopensabaquetehabiapasadoalgohorribleeee.

—¿Algo horrible? ¿A mí? ¿Creíste que tu madre me había arrancado la cabeza?

—No...

—Yo pensé que no volvías... Ya iba a ir por ti.

—Sí que volvía, eras un tonto y te odio —se esconde. Francia le acaricia la espalda con suavidad.

—¿Qué hice tan tonto que me odias? Tú eres más tonto por irte... No sé ni cuánto.

Switzerland... —susurra.

Suisse estaba... No pensé que fueras a... —suspira—. Bueno, Angleterre es que ESA época con Napoleón. Fue fatal.

No contesta nada más, escondido.

—¡No puedes irte y pasar toda una vida quizás allá y no contarme lo que pasó! —protesta.

—No pasé una vida.

—Tu maman me decía que podías pasar años y años y volver sólo un poco de tiempo después —Britania hoy de troll por lo visto.

—Sólo fue una tarde

Le acaricia la mejilla y le interrumpe dándole un besote en los labios.

—Mmm! —pues que va a hacer.

Francia cierra los ojos y lo siente diferente. Le besa con más profundidad. Inglaterra se lo devuelve perdiéndose. Y cuando se siente más tranquilo y satisfecho... Y más normal la situación, el galo se separa un poquito. Inglaterra parpadea sonrojadito ahora.

—Que... ¿Como...? ¿Qué...? —le acaricia la cara y le mira a los ojos. Los aprieta—. Non, Angleterre, los ojos, pareces loco.

Aprieta los ojos porque el otro le ha dicho lo mismo.

—Tengo que preparar un antídoto.

—Ugh —protesta mirándole de arriba a abajo... Y levantando una ceja.

— ¿Qué ropa es esa?

—Es tuya...

—Es... Es... A ver, espera un poco —se separa mirándole de arriba abajo. Otra vez. Inglaterra se tapa la cara con las manos tumbado en el suelo.

—Dijiste que era tu favorito.

—¿Eso te dije? —se ríe.

Le mira entre los dedos pensando que está claro que le engañó. Un poco desconsolado porque estas cosas nunca le salen bien.

—Este traje... Es que no puedo creer que te... ¿Te lo regale o me lo robaste?

—Lo compré —aprieta los ojos.

Non, no es verdad... Este traje es inconfundible.

What?

—Lo hice para la coronación y... No lo quise usar.

Why?

—Quería impresionar a alguien en concreto con él... —sonríe

—¿Eh?

—Es... Sentía aprecio y desprecio a la vez por este traje. Aunque si se lo tenía que dar a alguien, tiene gracia que te lo diera a ti.

—¿Y por qué no lo usaste? —se mira.

—No iba a cumplir su propósito. Nunca pude impresionar a la persona apropiada con él, por diversas razones. Terminó quemado.

—¿Cuáles razones?

—Aún no entiendes a quien quería impresionar, ¿verdad? De hecho, creo que tengo en casa un cuadro mío con él... ¡Estoy seguro! Aunque quizás ahora...

Se humedece los labios porque quiere pensar que es a él, pero no quiero decirlo porque también piensa que podía ser para Napoleón, pero murió o algo así.

—Cuéntame... ¿Cómo fui?

—¿Quizás ahora no lo tengas porque me lo llevé?

—Quizás tenga un cuadro con otra cosa... —le sonríe—, quiero saber si fui tan malo o aprendiste algo.

—Fuiste malo y te odio en todas tus versiones pasadas.

—Pero no en esta —sonríe orgulloso.

—En esta te odio más.

—Eso es MENTIRA. Me quieres ahora.

—¡NO!

—¿Ahora no me quieres?

—No...

—¡¿Por qué?! —escandalizado. Inglaterra se sonroja y aparta la cara refunfuñando algo—. Vamos a nuestro cuarto.

—¡NO!

Oui! No es pregunta. Quiero hablar contigo a solas —se levanta.

But... —se incorpora y mira a Roma y a Britania.

—¿Van a pensar que estamos teniendo sexo ardiente? Tienes... ¿Ganas siquiera?

Aprieta los ojos porque además justo ese es el problema. Francia se muerde el labio, porque... Esto no es exceso de suspicacia, esto es conocerse a sí mismo.

Además lo que tiene es hambre, pero recuerda a Francia diciéndole que ahora tiene barriguita. Se sonroja y decide que tiene que ponerse a dieta porque quizás así no le guste. Y al Francia actual va a darle algo si no comes.

O-OK... vamos arriba a hablar —accede. El galo suspira... Sabieeeeendo y tentándose.

—¿Te acostaste con papa?

Niega mirando el suelo. Francia levanta una ceja.

—¿Por qué la cara?

—¿Eh? —le mira.

—La cara... —frunce el ceño—. ¿Te hizo algo?

Who?

—Como que "Who"?

Rome no me hizo nada, apenas si estuvo conmigo. Creo que se acostó con Switzerland.

Se tranquiliza con eso.

Suisse debe... Bueno, me da igual. Tú... Y yo. ¿Sabes? Vamos al cuarto.

Va tras él. Francia se despide de su padre con la mano, guardándose las manos en los bolsillos. Roma le mira porque quisiera hablar con él para compartir sus impresiones... pero bueno, ya lo hará mañana, no hay prisa. El galo le cierra el ojo pensando también que querría hablar con él, pero quiere antes esto con Inglaterra

Roma le sonríe y le saluda con la mano él sí pidiéndole a Britania si tiene hambre y llevándosela a la cocina. Donde hay comida que hizo Francia como para diez personas de los nerviooos. E Inglaterra a dieta... va a odiarle. Francia protesta "¡¿Que dieta?! No va a ponerse a dietaaaaa".

Se sienta en la butaca que tiene Inglaterra en el cuarto en cuanto entran. El inglés se pasa la mano por el pelo y le mira quedándose de pie.

—Y bien. Esto es... El confesionario.

Cambia el peso de pie, jugando nerviosamente con las manos mirando el suelo.

—La peor parte es que estaba... Jugando —se pasa una mano por el pelo largo—. ¿Cuantas veces?

—Nnnnn... —cambia el peso de pie. Sonrojado.

—De hecho, no quiero saber —suspira—. Algo... ¿Relevante que hayas descubierto?

Aprieta los ojos porque no quiere hablar de esto así. Francia le mira fijamente... Y es que no es tan fácil. Decide entonces quitarse la ropa esta ostentosa y ridícula, para ponerse su pijama. Francia suspira pensando que, vale... Él le hizo sexo oral a Egipto. Esto de alguna manera lo compensa.

—Tu madre hace trampas en más cartas como tú… —le mira.

Se pone el pijama y de repente piensa en que quizás él se tiró a su madre. Francia sonríe un poquito intentando quitarle el hierro a la herida. Empezando a quitarse la camisa. Inglaterra le mira y le tiemblan un poco las rodillas.

Quoi? —pregunta ya con suavidad.

—Has... has tú... my mum…

Inclina la cabeza sin entender del todo.

— ¿Qué pasa con tu maman?

—Tú te has... ¿con ella? —le da un poco de nauseas porque sinceramente ha vuelto porque quería que él le abrazara. Él siendo suyo nada más, habiéndoselo ganado de verdad, queriendo ser suyo. Se mete a la cama sin saber si puede confiar de hecho en la respuesta.

Francia parpadea y no crean que no nota que no trae ropa interior, lo cual no le hace feliz en lo absoluto.

—Que si yo... ¿Y tu madre? —levanta las cejas y le mira meterse a la cama... Se levanta bajándose los pantalones.

Él aprieta los ojos porque está tardando mucho en decir que no. Se hace bolita tapándose hasta la cabeza. El galo se acerca a la cama pensando en el concepto nada más... Y es que no. No, no, no.

—Tu madre es mi suegra.

"Eso no te impidió tirarte a mis hermanos" piensa. El francés abre la cama y se mete. Él aprieta más la bolita dándole la espalda.

— ¿Qué haces? —pregunta un poco desconsolado asomándose.

Inglaterra se tapa más, apretando los ojos sin contestar, sintiéndose tonto por querer que nada más lo abrazara y lo besara sin intentar tirárselo y por eso haber vuelto con él pensando que sí le quiere cuando seguro no ha cambiado y se ha tirado a su madre mientras él no estaba.

Angleterre...? ¿Qué es lo que te estas imaginando? Non, no hice nada con tu madre —se sienta un poco en la cama a su lado, metiendo los pies fríos debajo de él, que lloriquea porque no puede estar seguro y aun así se siente miserable y tonto. También se había confiado del otro Francia igual a pesar de conocerlo. Francia suspira porque es que yaaaa sabiiiiiia que esto podiiiiia pasaaaaar—. Me detesto. Me DETESTO. Y no es... No es justo que vayas y vuelvas y...

Le escucha sin moverse.

—... con todo lo que ha costado. Sea lo que sea que te haya dicho o hecho... Es injusto que me hagas caso a mí entonces y no ahora — se le echa un poquito encima. Inglaterra sigue hecho bolita y respira profundamente. Le pasa un dedo por la espalda y tiene un escalofrío y gira un poco la cabeza para mirarle por encima del hombro—. No quiero acostarme con tu madre en lo absoluto.

El inglés suspira.

—Pero fuiste allá, y te acostaste con una versión distinta a mí... Pero una versión que te gusta mucho y que es tan ajena a mí hoy por hoy que es como si te acostaras con alguien más... —traga saliva—, y yo me quedo aquí para ver si vuelves vivo... Y sí que vuelves vivo pero ¿yo además soy el que paga los platos rotos de lo que odias de esa versión mía?

—¡No es como si fuera otra persona y no quería acostarme con él!

—Pues YO no soy. Yo pase la tarde jugando naipes y contando anécdotas con tu madre —se encoge de hombros y abraza las piernas—. Y... Puedo vivir con ello, puedo racionalizar los celos y saber que al final... Son celos a mí mismo... Pero sólo pido que vuelvas y me abraces y me quieras y me digas que sí, de verdad... Me prefieres a mí.

Se gira y le mira desconsolado porque justo eso es lo que quiere él también. Francia suspira y se deja caer medio sobre él, abrazándosele un poco. Inglaterra se le abraza de vuelta también.

—Estas aquí... —susurra apretándole.

—Eres tú —responde igual en el mismo tono que él.

Je t'aime.

I... loveyou —susurra de forma casi inaudible.

Francia le da un beso en el cuello y no sé si realmente lo escucha, pero sí que se siente querido. Relaja los músculos. E Inglaterra se va a quedar ahí hecho un nudo con él sin soltarle ni un poquito

—No entendías nada —susurra. Se humedece los labios y aprieta los ojos.

— ¿Cuánto tardaste?

— ¿En qué?

—En... Hacer que bajara la guardia.

—No lo hiciste.

Non?

Niega

— ¿Ni siquiera estando tú así? Qué... —suspira —, tonto.

—Nada más querías acostarte conmigo todo el tiempo y no... No entendías nada y...

—Era un niñato tonto y sexy.

Asiente

—Y el dueño del mundo.

Se esconde.

— ¿Cómo...? ¿Cómo me dejaste?

My, my... at Waterloo Napoleon did surrender —empieza a cantarle suavecito sonriendo un poquito para molestarle.

—Ehh! —protesta sonriendo un poco y apretando los ojos —. Paso tiempo y cosas y...

Se ríe traviesillo. El galo le da un apretón recriminatorio y él sigue "mijijiji".

—Aún asiiiii... ¡Entonces era el más poderoso y el más fuerte!

Waterloo —sigue cantando.

— ¡Callaaaaa! —le pica la costilla y el inglés se muere de risa.

Waterloo, I Was Defeated, You Won The War. Waterloo, Promise To Love You For Ever More— sigue entre risas.

Promise to love me... —repite Francia y sonríe picándole más las costillas

— ¿Eh? —pregunta y se ríe saltando con las cosquillas.

— ¡Que me quiereeeees! —se le acuesta encima. Él respira aun un poco agitado y sonrojadito, mirándole a los ojos—. Deja de cantar cosas feas —le sonríe echándole todo el pelo en la cara.

Inglaterra se ríe y se cubre la cara con las manos.

Can you hear the people sing singing the song of angry men!

It is the music of the people who will not be slaves again —canta con su acento francés inconfundible. Inglaterra sonríe. Él le quita las manos de la cara y sonriiiieeeeee.

—Me haces muy feliz.

—Tonto.

—Y un poco tonto... Y en Waterloo hiciste trampa.

—No la hice.

—Siempre la haces —beso en la nariz.

—No es verdad —manos a la cara, sonriendo.

—Sí que lo es, y aun así te quiero —un beso en cada mano. Se destapa la cara y el galo sonríe una de esas sonrisas.

—Nnnn —se vuelve a tapar porque le gusta mucho y Francia se ríe pensando que...

—Eres tan mooooonooooo.

—No soy monoooo.

—Eres el MÁS mono —le llena de besos.

—Noooooooo.

Ouiiiiiiiii! —risas.

—Waaaaaah

Francia el pulpo le ataca hasta que no queda casi un centímetro sin que le dé un beso y cuando le besa lo bastante cerca de los labios Inglaterra le atrapa para que pare y le bese en la boca nada más. Y pues que va a hacer más que besarle con ganas, suaveciiiito y seguro siguen en eso hasta dormirse. Love is in the airrrrr.

xoOXOox

Francia entra vestido, arreglado y peinado, ya bien entrada la media mañana... Para entonces Roma y Britania deben estar devorando la comida de ayer.

—Ah! Buenos días —sonríe nada más verles.

De hecho, no. Sospecho que deben estar devorando lo que queda de comida porque me imagino a Inglaterra MUERTO de hambre a eso de las siete de la mañana, yendo a la cocina, encontrando comida de Francia y comieeeendo al menos un pooooco que está a dietaaaa, pero no puede morir de hambre.

Francia heartbroken. Si le dice que está a dieta va a ponerse a dieta con él, siempre y cuando... No haya ejercicio incluido, a menos que sea ejercicio en la cama. Podría considerar incluso divertido los dos a dieta, ya hasta está pensando en recetas de palitos de pepino con. Vinagreta blablablá. Inglaterra le manda decir que no se va a morir de hambre, que no sea drama.

Se acerca a su padre y le abraza por la espalda, sonriendo un poco y dándole un beso en la mejilla.

—¿Cómo estáaaaaan?

—Buenos días, mi vida —le sonríe Roma poniéndole una mano sobre la suya y riéndose un poco.

Francia le cierra un ojo a Britania sin pensar y ella se sonroja y se gira a su plato. Él aprieta un poco los ojos porque siempre se le olvida que obtiene esa respuesta. Se ríe también.

— ¿Cómo durmieron? ¿Cómo les fue?

—Muy bien, apenas si nos despertaron los gritos de Angliterra esta mañana —asegura Roma con complicidad.

Rome! —protesta Britania sonrojada. Francia se ríe un poco acariciándole el pelo a su papá.

—No me quejo... Ha sido una mañana espléndida.

— ¡Ahora me dirás que no es verdad! —se vuelve Roma a Britania, dejando hacer a Francia.

—No es verdad, yo no escuche nada.

—Estabas demasiado ocupada gritando también —risas.

— ¡Eso no es cierto! —protesta fulminándole sonrojada.

—No te preocupes, Britannia... Nosotros no escuchamos nada casi.

Máaaaas risas. Francia se ríe un poco también, sentándose junto a su padre.

— ¿Y qué? ¿Ya se te pasó la angustia? —pregunta Roma volviéndose a él y tomándole una mano.

—Pues... Tardaron un montón, ni creas que sólo yo estaba angustiado —le aprieta la mano —. ¡Pero volvieron sanos y salvos! Cuéntame todo.

—¡Yo no lo estaba! — aclara Britania por si las dudas.

— ¡Ah! Fue precioso. Estábamos en casa de Austriche en un palacio enooooorme.

Levanta las cejas porque eso no se lo contó Inglaterra.

—Y Suizzera estaba ahí. Pero nada más llegamos enseguida reconociste a Angliterra a pesar de su disfraz.

—No pensé que hubieran ido en esa época. Ja! Le robe su palacio... Debí estar particularmente de buen humor —se pasa una mano por el pelo —. Y no me extraña, sinceramente, que le reconociera. ¿A ti te reconocí?

Non, a mí no... Aunque nada más llegar tuvimos un montón de problemas con la guardia, saltamos por una ventana los tres y tratamos de escapar a caballo por los jardines.

— ¿Los tres? Y... —Francia parpadea incrédulo —. ¿Yo? Si yo era...

—Bueno, contigo fue un poco a la fuerza —risas.

— ¿Tú, problemas con la guardia? Eso no es novedad... —se burla Britania.

—No había tenido tiempo aun de encandilarlos —le guiña un ojo a la británica. Ella se sonroja y le saca la lengua.

—Ni tenías con qué.

—El encanto natural no se quita con magia o hace tiempo que me habrías despojado de él.

Se sonroja nuevamente, porque no crean que no lo ha intentado. Mira el plato de nuevo.

—Y... ¿Cómo me viste? ¿Viste el imperio? ¿Conociste a le General? —interrumpe Francia que ya les conoce.

—Vi el palacio, hablé con los guardias, con Suizzera y hablé contigo.

—Cuéntame todo —le sonríe ilusionado—. El palacio... Bueno, es una pena que no fuera Versalles... Pero... ¿Qué piensas? ¿Te ha gustado?

Sic. Aunque no entiendo muy bien la moda de la época, pero todo eso taaaan dorado y taaaan bonito.

—¿No la entiendes? ¡Era preciosa! Si quieres puedo probarte el traje que trajo Angleterre... ¿Lo viste bien? Trae bordados en oro.

—No del todo, cuando os encontré estabas destrozado y no me dio tiempo a verlo... y luego desaparecimos.

—¿Destrozado?

—Pues sí... no sé del todo por qué.

—¿Cuándo hablaste conmigo estaba mal?

Sic, pero luego estabas peor.

—¿Disculpa?

Sonríe un poco.

—¡Pero si fuiste a mi mejor época!

Non, no lo creo.

—¿Como que no?

—Creo que ESTA —señala el cuarto—. Es tu mejor época.

—¿Esta? Es... —se ríe —. ¡Eso no vale! Sí, en alguna medida es esta, claro... Es mucho más tranquila.

—Eres feliz ahora. Antes sólo lo parecías.

Suspira.

—Nah... Había momentos y momentos. No es que toooodo el tiempo estuviera feliz o infeliz. Pero si, creo que... Es que era cansado.

—¿Sabes qué me dijiste? Que habías cambiado la cocina por la espada. ¡Tú!

—Pues... —sonríe de lado —, yo estaba convencido.

Sic! Justo eso fue lo más impactante.

—Por AÑOS renuncié a cocinar... No me metía casi nunca a la cocina.

—No te pega nada —niega con la cabeza sonriendo.

—No me digas eso... —le mira desconsolado.

—Pues es verdad, me supo muy mal, siempre te ves muy feliz en la cocina.

—Pero si yo... Yo siempre quise que tú estuvieras orgulloso de que yo lo dejara todo por la espada.

—Oh, de hecho... —suspira—. Lo que yo quería es que supieras defenderte para que no te hicieran daño y así pudieras dedicarte a las cosas que te hacían feliz.

—Pero... Pero...

—Aun así, que pasaras por todo eso me hace pensar que te hizo ser quien eres ahora... y seguramente puedes comprender mejor de lo que pensaba como fue mi vida.

—Sin duda alguna, no sería quien soy sin haber sido el dueño del mundo... Me hiciste mucha falta entonces —le da un beso en la mejilla.

—Aún estoy preocupado, estaba abrazándote cuando te dejé ahí y tú llorabas... vas a estar bien, ¿verdad?

—Nunca en mi vida he estado más sólo que entonces... Suisse hizo muchas cosas por mí. También es verdad que nunca he sido tan fuerte.

—Oh... Suis... —cejas-cejas.

—Oh! Cuéntame eso —cambio total de actitud.

—Me diste permiso —levanta las manos—. Lo llevé al jardín, tras unos setos.

Francia sonríe.

Suisse... ¿Qué tal? — risitas.

—Oh, bastante metódico... y REALMENTE vocal. Las manos son lo mejor que tiene.

—Complemente metódico y preciso. Es capaz de hacer TODO lo que le pidas. Muy entregado... Y cuando te QUIERE, lo sabes. Estaba enamorado de mí.

Sonríe el romano.

—Me dio muchas alegrías —confiesa Francia abrazándole un poco y Britania carraspea incooooomoda con toda esta conversación desvergonzada.

—Ya me imagino, parecía tener tu marca en todos sus movimientos.

—En realidad... —se ríe jijiji, maligno—, me pregunto si la sigue teniendo.

Eh, eh... Paren ya.

—Es un misterio —risas—. Pregúntale a Austriche.

— ¿Tú quieres una tercera guerra mundial? —se ríe también y luego le mira —. ¿Te gusto ir a verme?

—Mucho —asegura.

—¿Supe quien eras?

—Al final creo que sí

—Debes haberme dado muchas fuerzas, papa... —le abraza. Él le abraza de vuelta porque aún está preocupado. (Todos, en realidad. *Pat pat al joven francia*)

xoOXOox

Suiza suspira y se acerca a Austria con seriedad.

—Esto ni siquiera pasó, ¡hace más de doscientos años! ¡Y tú ni siquiera estabas ahí!

Austria le mira por encima de las gafas y del periódico

—Tú seguro estabas... A saber qué demonios, lo que fuera. Planeando matar a France. ¡Yo sólo quería ir a casa! —aprieta los ojos.

—Y en vez de eso te fuiste a jugar —le acusa, el suizo aprieta más los ojos.

—Ni ocurrió, y... Si te sirve de consuelo, seguramente lejos de sentirme mejor al final, me sentí peor y más patético aún después de ello.

El austriaco levanta una ceja

—Vivía con alguien que no me quería y era capaz de engañarme con cualquiera... Y estabas tú, que... no te importaba un pimiento. Y yo además le presté mi cuerpo a alguien para entretenerse, a ver si con suerte olvidaba.

—¿Ahora es mi culpa?

—Nein. Sólo digo que a ahora ni siquiera puedo decir "yo no me he acostado contigo" en paz, aun cuando yo NO quiero acostarme con él. ¡Y tú te enfadas y me odias!

—Pobre victima

Suiza suspira.

—¿Por qué estas enfadado? Si en el aquí aquí y en el ahora lo he mandado a la mierda... —aprieta los ojos—. Lo que sea que hice entonces es entonces, una época por cierto completamente despreciable de mi historia, parte de mi historia que YO mismo odio ¡y a mí mismo me da vergüenza!

—Insisto en la pobre víctima.

—Lo siento—suspira otra vez y le mira a los ojos.

—No lo creo. En fin...

—¿Qué es lo que no crees? ¿No crees que lo sienta? Crees que hoy digo... ¡Bien! ¡Logré acostarme con Roma y salirme con la mía? —niega con la cabeza derrotado—. Si crees que una tarde de sexo idiota, con alguien que no quería ninguna relación afectiva conmigo cuenta como "salirme con la mía" y una estrella en mi currículum de "personas fantásticas con las que me he acostado", y que algo de todo eso me resuelve una sola cosa... Veo que no tienes idea de nada. ¿Sabes qué es lo que siento? Que algo tan estúpido y tan aleatorio y tan poco significativo, ahora mismo, te esté fastidiando.

Austria pone los ojos en blanco. Suiza le sigue mirando y es que... . es que no es justa la implantación de un recuerdo de algo que uno no quiere en el presente, no busca en lo absoluto, y que no ha permitido que pase.

—La relación que realmente me importa es esta. Y tú... No tienes nada de qué preocuparte —le toma de la mano—. Nada. Nada de nada.

Al final el moreno sonríe un poquito con eso

—Seguí igual de obsesionado contigo, soñando igual de idiotamente contigo, seguí sin entender cómo es que a ellos no les parecía algo importante e íntimo y especial, seguí echándote de menos y nada cambió por una tarde de sexo idiota con alguien —susurra sonrojadito.

—Así que admites haber estado enamorado de mi —sonríe de lado. El helvético abre la boca impresionado y se sonroja. Austria sonríe más.

—N-Nein, yo... N-Nein, Nein es... Esto es trampa y es injusto —se lleva las manos a la cara y se la tapa, sonrojadooooo—. Yo tenía... Yo...

—Te estas contradiciendo, Schweiz... —ese tono de voz de maestro de escuela.

—Admito que... Estaba un poquito... —aprieta los ojos.

—Obsesionado y soñando conmigo

—¡No es verdad! —toma el gorro de la sudadera que trae y se lo pone en la cabeza escondiéndose—. ¡Sólo lo admití porque estabas enfadado!

—Si lo admites es que es verdad

—Te detesto... —susurra.

—No es lo que has dicho —tan tranquilo se vuelve al periódico—. Sigues contradiciéndote.

—Pues tú pensabas en mí también —le acusa mirándole de reojo, aunque luego se sonroja pensando que de eso no sólo no está seguro, sino que no lo cree, y de hecho le jode. Pero es que Inglaterra dijo...

—¿Lo hacía?

—Dame la parte de deportes del periódico, bitte —pide cambiando radicalmente el tema, desviando la mirada y tragando saliva. Austria se ríe, él parpadea descolocado.

—La estoy leyendo —responde solo por molestar, sonriendo.

—¡Que vas a estar leyendo tú la parte de deportes! —protesta acercándose a mirar y claro que no está leyéndola, esta con sociedad—. ¿Ves? ¿Esto no es deportes! —protesta mirándole de reojo—, aunque para ti el esfuerzo de... —se gira a mirar lo que dice—, "¿Colonia recibe huesos sagrados o profanos? "... sería un deporte de alto riesgo. Imagina, moverte para recibir algo.

—Por supuesto —sonríe yendo a leer la sección de deporte ahora, tan cínico

—¡Ni siquiera entiendes lo que vas a leer! —protesta otra vez aun mirando el periódico con el ceño fruncido.

—¿Crees que no seré capaz de entender un puñado de palabras que conforman un artículo?

—Ja, en efecto. Dudo que entiendas realmente a que se refieren con la ventana de transferencia —señala la hoja.

—A ver, ven —levanta el codo con la intención de que se le eche un poco encima y lo lean juntos—. Explícame.

Suiza le mira un segundo, se sonroja un poco, pero idiota tampoco es, claro que se le recarga encima con suavidad, poniéndole una mano en la pierna.

—E-Es la transferencia de jugadores de fútbol en todas las ligas… —carraspeito—, m-mira, cada fin de año calendario...

Austria se acomoda y le escucha tranquilamente y lo han logrado ¡contacto físico! Bendito contacto físicooooo.


Ahora sí, se acabó esta historia. Alguien pidió que publicara muy temprano así que no puedo hacer lo de poner los nombres de quienes nos han dejado reviews, pero igual sabeis que os queremos.

¡No olvides agradecer a Holly su beteo y edición!